viernes, 2 de abril de 2010

Día 15º. MIÉRCOLES SEGUNDO (3 de Marzo): Jesús anuncia su Pasión. Con su amor y humildad nos sirve de ejemplo, del camino a seguir.

Los malvados dijeron: "¡Vengan, tramemos un plan contra Jeremías…
inventemos alguna mentira contra él…". El pobre estaba desconcertado y
reza así: "¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado
una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en
favor de ellos, para apartar de ellos tu furor". Jeremías que se porta
bien y sufre los ataques de los demás que les fastidia el profeta es
una figura de Cristo, que precisamente hoy anuncia su Pasión. Jeremías
es un alma sensible, que sufre mucho cuando le atacan injustamente: Te
ruego, Señor, por todos los perseguidos, criticados, marginados a
causa de lo que hacen o de lo que dicen. Qué poder más grande el de la
lengua: puede hacer mucho bien o destruir a alguien. Es a veces mucho
peor que un puñetazo o una herida profunda. También ahora la Iglesia
estorba a los que quieren portarse mal, y el Papa es criticado porque
defiende la verdad de la vida, de la familia, de Dios. Dicen que
mientras Sócrates meditaba, un discípulo se acercó diciéndole:
"Maestro, quiero contarle algo, un amigo suyo habló de usted en mal
plan". El gran filósofo de Grecia lo interrumpe preguntando:
"-¿Ya hiciste pasar por las tres cribas lo que me vas a contar?"
"-¿Cuáles?" le responde el otro.
"-La primera, la verdad: ¿ya examinaste si lo que quieres decirme es
verdadero en todos sus puntos?"
El sorprendido discípulo contestó: "-No, lo he oído decir a unos vecinos".
Sócrates replicó: "-al menos habrás hecho pasar por la criba de la
bondad; lo que me quieres contar, ¿es bueno por lo menos?"
El discípulo dijo: "-No, en realidad es todo lo contrario".
-"Ahhh... -interrumpió Sócrates-. Entonces, vamos a la tercera criba:
-¿Es necesario que me cuentes eso?"
-"Para ser sincero no, necesario no es", dijo el intrigante.
Entonces Sócrates le respondió: "-Si no es verdadero, ni bueno, ni
necesario... no merece ser conocido por nadie, sepultémoslo en el
olvido".
¡Cuánto daño, por esparcir maledicencias! ¡Cuántos sufrimientos se
podrían evitar callando, o pensando un poco, antes de dejar ir aquello
en un momento de mal genio! Hay personas que primero hablan, sin
pensar lo que dicen y pierden amigos... A ver si entendemos qué
significa que "somos dueños de nuestro silencio, y esclavos de
nuestras palabras". Jesús en la Cruz pedirá por sus verdugos:
«Perdónalos, porque no saben lo que hacen».
No es fácil rezar por los que nos hacen daño… vamos a pedirlo al
Espíritu Santo, que transforme nuestro corazón… y que nos dé la fe que
reza el Salmo: "Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi
refugio. Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios
fiel. Oigo los rumores de la gente y amenazas por todas partes,
mientras se confabulan contra mí y traman quitarme la vida. Pero yo
confío en ti, Señor, y te digo: "Tú eres mi Dios, mi destino está en
tus manos". Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me
persiguen". Tranquilos, porque si Dios está de nuestra parte, ¿quién
se atreverá a ponerse en contra nuestra? La última palabra la tendrá
siempre la Vida. Confiemos nuestra vida en manos de Dios y Él nos
llevará consigo a la Gloria que les espera a los que viven siéndole
fieles. Jesús ha hecho primero el camino. Él ha dicho: "El buen pastor
da su vida por sus ovejas." Y su vida nueva surge de la muerte.
Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por
el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será
entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y
le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y
crucificarle, y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,
y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?».
Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu
derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis
lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». (La copa es
la amargura, el dolor) Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí
la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía
el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas
Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las
dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su
poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar
a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera
ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma
manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar su vida como rescate por muchos». Van aprendiendo que
no quien sigue a Jesús no ha de seguir el poder, el prestigio, el
éxito y quedar bien. Cristo se entrega, es servidor de los demás, no
busca los puestos de honor, y es el modelo para nosotros: «No he
venido a ser servido, sino a servir, a dar mi vida por los demás».
Como decía la Madre Teresa de Calcuta: "El hombre que no vive para
servir no sirve para vivir". Y san Josemaría: "para servir, servir". Y
al Papa se le llama "el siervo de los siervos de Dios". Y a los que se
les reza porque podrían ser santos, "siervo de Dios".
Escribía J. Urteaga: "Ocurrió en un pueblo español. Intervienen como
protagonistas: un muchacho enfermo, su familia, una ermita dedicada a
Santa María y muchas súplicas.
El chico tiene 14 años, era alegre, dinámico, cicharachero, incapaz de
estarse quieto un instante, deportista...; en muy poco tiempo el
muchacho ha sufrido un cambio espectacular. Una parálisis progresiva
le tiene inmovilizado en un sillón de ruedas. Toda aquella alegría
contagiosa se ha transformado en un infierno, especialmente para la
familia; en lo humano es inútil, en lo espiritual un pequeño monstruo
egoísta. Todos deben servirle, cuidarle, atenderle, desvivirse por él.
Todo es poco.
Una luz se ha encendido en el alma de su madre. Le llevaran a la
ermita. Rezarán a la Virgen. Le pedirán su curación. Se hará el
milagro.
Llegó el día. Ante la reja hay una madre que habla en voz alta con la
Virgen, sin que le importe ni poco ni mucho que haya gente en su
entorno.
¡María, tienes que cuidar a mi hija! ¡Es mi pequeña! Cúrala María. Que
fallen los diagnósticos. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es todo lo que
tengo en mi vida. ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea cáncer!
Ella también te lo pide. Me ha dicho que venga a rezarte a la ermita.
¡Anda, María, que no sea cáncer!
Poco después, aquella madre angustiada, santiguándose, abandonó la
reja de la ermita.
Es ahora cuando la otra madre, la de nuestro muchacho, se acerca para
decirle, al tiempo, con miedo y con dulzura:
¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen... ? Y se realiza el portento.
-Sí, mamá. He pedido la curación... He pedido a la Virgen que no sea cáncer".
Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por el egoísmo. Si
ser cristiano es parecerse a Ti... me tienes que cambiar. ¡Qué piense
en los demás! ¡que haga más por los demás que por mi! ¡que ayude, que
haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría
alegrarles! ¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! Gracias
(cit. por José Pedro Manglano). Continúa hablándole a Dios con tus
palabras.

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