jueves, 30 de noviembre de 2023

Viernes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Jesús, Rey, anuncia su venida al final de los tiempos: “Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”.

Viernes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar).

Jesús, Rey, anuncia su venida al final de los tiempos: "Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios".

 

A. Lecturas:

   1. Daniel 7,2-14. Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: -«¡Arriba! Come carne en abundancia.» Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, eón los que corma y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguia mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

  2.
Salmo Dn 3,75.76.77.78.79.80.81.

 
Montes y cumbres, bendecid al Señor.

 
Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

 
Manantiales, bendecid al Señor.

 
Mares y ríos, bendecid al Señor.

 
Cetáceos y peces, bendecid al Señor.

 
Aves del cielo, bendecid al Señor.

 
Fieras y ganados, bendecid al Señor.

   3. Lucas 21,29-33. "En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: -«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán»".

 

B. Comentario:

   1. Ahora es Daniel quien tiene una "visión nocturna", llena de simbolismos extraños: "La noche... Tuve una visión: cuatro vientos del cielo... El gran mar... Cuatro bestias enormes: un león... un oso... un leopardo... una bestia con diez cuernos y con dientes de hierro"...  Se expresa en esas imágenes una profunda filosofía de la Historia: cuatro animales -como hace unos días eran cuatro materiales de construcción de una estatua- son los que describen los cuatro imperios sucesivos opresores: el babilonio, el de los medos, el de los persas y el griego, de Alejandro y sus sucesores seléucidas, con sus "diez cuernos", tantos como reyes de aquella dinastía. La tentación de «dominar», de «aplastar», de "doblegar", de «imponer», de «asustar», de "usar la fuerza"... ¿se encuentra también de algún modo en mí?  En la vida conyugal, en la vida profesional, en las discusiones y conversaciones, en las tomas de posición, en las relaciones humanas... ¿Cómo me comporto? ¿Amor o fuerza? ¿Diálogo o certidumbre sectaria? ¿Búsqueda paciente con los demás... o imposición de mi punto de vista? La tentación del «poder», la dialéctica del «amo y del esclavo» llega hasta aquí. ¡Que distinto es el autoritarismo, de tener "autoridad"! El autoritarismo se impone y da miedo, pero la autoridad se gana y produce confiabilidad. Todo eso sirve para la familia, sociedad, economía, trabajo… está enraizado «en el corazón del hombre». Cambia, Señor, nuestros corazones y mentalidades. 

   -"Continué mirando y vi unos tronos dispuestos y «un Anciano» se sentó... El tribunal se sentó también y se abrieron los libros: la «bestia» fue muerta... Y a las otras bestias se les quitó el dominio"...  Es el Juicio de Dios sobre la Historia. Daniel anuncia el próximo fin de los «grandes Imperios» terrestres, el último de los cuales tiraniza al pueblo de Dios. Hay un Juicio ante las injusticias de la historia… Cambia nuestros corazones, Señor. 

   -"Yo seguía mirando y vi venir sobre las nubes del cielo, como un Hijo de hombre". ¡He ahí la verdadera «esperanza»! No solamente una liberación política o económica, por necesaria que ésta sea... sino una liberación interior, el "reino de Dios" mediante de un «Hijo del hombre". 

   -"A El se le dio "el imperio, el honor y el reino": todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno y nunca pasará". De aquí viene el nombre de "Hijo del Hombre" referido en lo sucesivo al futuro Mesías, y que al mismo Jesús le gustaba aplicarse. "Una especie de hombre", "uno con la apariencia de hombre". "un hijo de hombre". Es un nombre que los evangelios dan más de ochenta veces a Jesús. Jesús, el Mestas, es el que sabe interpretar la historia, el que -como dirá el Apocalipsis- puede "abrir los sellos del libro", el que recibe el reino perpetuo y aparecerá al final como Juez supremo de la humanidad. La lectura de Daniel nos ayuda a situarnos en una actitud de mirada profética hacia el futuro, al final de los tiempos, con el reinado universal y definitivo de Cristo, el Triunfador de la muerte, como celebramos el domingo pasado en la solemnidad de Cristo, Rey del Universo, y que seguiremos haciendo durante el Adviento. Terminamos el año litúrgico con la mirada fija en Cristo Jesús. Es la dirección justa, la que da sentido a nuestro camino.

   Tú, Señor Jesús, has reivindicado ser ese «Hijo de hombre»... que viene "sobre las nubes del cielo" lo que es propio de los seres celestes. El viene más del cielo que de la tierra. Ya no es un «mesías», solamente terrestre, cuyo "reino" no es como los demás. «Si mi reino fuese de este mundo, mis soldados hubiesen luchado por mí, a fin de que no fuese yo entregado» (Jn 18,36). 

   -Y sin embargo, es «como» un hijo de hombre, ¡pobre y sufriente! (Noel Quesson).       

   Es como una glosa del Evangelio del domingo, Cristo Rey…  Todos los días le pedimos a nuestro Padre Dios: "venga a nosotros tu reino", pero sólo lo podemos decir con verdad si nuestro corazón es puro y queremos que verdaderamente Èl reine en nosotros.

   El que se conserva puro en sus acciones, sus pensamientos y sus palabras, puede decir a Dios: '¡Venga tu Reino!' (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst. 5, 13)".

   2. "Montes y cumbres, bendecid al Señor. Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor. Mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor. Aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados, bendecid al Señor". Todo debe unirse a la alabanza hecha al Nombre de Dios, pues Él se ha convertido en nuestro Salvador. Si toda la tierra ha contemplado la Victoria de nuestro Dios, que todas las naciones bendigan su Santo Nombre. Aquella armonía, perdida a causa del pecado, ahora vuelve a acompañarnos a través de nuestra vida, pues el Señor nos ha dado su paz.

   3. –"Cuando empiece a suceder esto poneos derechos y alzad la cabeza"...  La Iglesia anda «encorvada» bajo el peso de las pruebas y de las persecuciones, Jesús le pide de enderezarse, de alzar la cabeza. Lo que, para mucha gente, aparece como una destrucción y un juicio terribles, para los creyentes, por el contrario, debe aparecer como el comienzo de la salvación... 

   -"Porque vuestra redención está cerca." "Redención", término muy usado en san Pablo, pero sólo aquí en los Evangelios: «liberación». "¡Vuestra liberación está cerca!" Señor, ayúdame a considerar todo acontecimiento de la historia, como una etapa que me acerca a la «liberación».

    -"Y les puso una comparación: Fijaos en la higuera o en cualquier otro árbol: Cuando echan brotes, os basta verlos, para saber que el verano ya está cerca". Un árbol en primavera. Brotes tiernos... Para ti, Jesús, la cercanía del «fin» es un acercarse a la primavera… el reino de Dios está cerca. Un aforismo medieval dice: "Rey que no tiene amigo es como un mendigo". La vida no está hecha para solitarios. El cielo nuevo es para ser compartido. La tierra nueva es para ser labrada juntando las manos en la tarea de desbrozar la mala hierba. A esto también se puede referir lo de la higuera…

   -«Los hombres se morirán de miedo en el temor de las desgracias que sobrevendrán en el mundo».  «Vosotros, ¡enderezaos! ¡El Reino de Dios está cerca!» En Palestina es rápido el paso del invierno al verano: ¡toda la naturaleza florece de una vez!  Así la muerte... y el paso a la Vida. Se une el final de salvación con el final del viejo templo: "De lo que estáis contemplando, días vendrán en los que no quedará piedra sobre piedra". 

   Le preguntan: -"Maestro, ¿cuándo sucederá?- Cuando esto suceda, enderezaos": La primera actitud ante los anuncios escatológicos, es... ¡la esperanza! 

   -"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán"...  La segunda actitud, es... ¡la confianza! La certeza de que Dios no puede fracasar, que las palabras divinas son sólidas, no son frágiles, ni caducas. ¿Damos los cristianos testimonio de esa seguridad tranquila de la que Jesús daba prueba, pocos días antes de su muerte? ¡Señor, danos una fe más sólida! (Noel Quesson).

   Cayó Jerusalén. Luego Roma. Otros muchos imperios e ideologías. Y cada momento es tiempo de gracia, "kairós", tiempo de encuentro con el Dios que nos salva. Los brotes y luego hojas y flores y frutos, van sucediéndose en la historia que Cristo inició. El Concilio Vaticano II retomó con fuerza el tema de los "signos de los tiempos": "es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos. Es necesario comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones" (GS 4). Más que escudriñar fechas de cumplimientos de profecías de fin de los tiempos, es la cercanía o lejanía del Reino lo que nosotros podemos y debemos discernir de entre los signos de los tiempos (Josep Rius-Camps).

   Cuando la vida cristiana comienza a languidecer, es necesario un diapasón que nos ayude a vibrar de nuevo. Las páginas del Evangelio, dice San Cipriano, son cimiento para edificar la esperanza, medio para consolidar la fe, alimento de la caridad, guía que indica el camino... Acudamos amorosamente a sus páginas, y podremos decir con el Salmista: Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero (Salmo 118,105).

Llucià Pou Sabaté

Jueves de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El final del mundo no es algo malo sino una boda con el Cordero, Jesús, en el mundo pleno y verdadero, el cielo, la Jerusalén celestial

Jueves de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar).

El final del mundo no es algo malo sino una boda con el Cordero, Jesús, en el mundo pleno y verdadero, el cielo, la Jerusalén celestial

 

A. Lecturas:

   1. Daniel 6,12-28. En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: -«Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?» El rey contestó: -«El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.» Ellos le replicaron: -«Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios. » Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: -«Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.» Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: -«¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!» Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: -« ¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?» Daniel le contestó: -« ¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.» El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que hablan calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No hablan llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darlo escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: -« ¡ Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.»

   2. Salmo Dan 3,68.69.70.71.72.73.74.

   Rocíos y nevadas, bendecid al Señor.

   Témpanos y hielos, bendecid al Señor.

   Escarchas y nieves, bendecid al Señor.

   Noche y día, bendecid al Señor.

   Luz y tinieblas, bendecid al Señor.

   Rayos y nubes, bendecid al Señor.

   Bendiga la tierra al Señor.

   3. Lucas 21,20-28: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación»".  

 

B. Comentario:

   1.- Vemos hoy a Daniel en el foso de los leones. Es un género tipo «parábola», una historia idealizada que ha dado mucha paz a los que sufren, como se ve en los cantos «espiritual-negros». Daniel, símbolo de la «fidelidad a Dios, triunfa de todos aquellos que conspiran contra él»: "Daniel, ese deportado de Judá, no hace caso de ti, oh Rey: tres veces al día hace su oración". La plegaria que Daniel recitaba tres veces al día era sin duda el «Shema Israel», signo de su Fe, de su pertenencia al pueblo elegido. Jesús propondrá también una oración común, el «Padre-nuestro», que los primeros cristianos recitaban también tres veces al día. ¡Ayúdanos, Señor, a orar! ¿Cuál es mi fidelidad a la oración? ¿Oro con regularidad?

    -"Daniel, servidor de Dios, ese Dios que adoras con tanta fidelidad". ¡Qué bonita es esta virtud de la fidelidad! ¡Y cómo falta hoy!

   -"El Dios de Daniel es el Dios vivo, permanece siempre". La fidelidad revela a Dios, y la oración es signo de Dios existencial, experimental.

   -"Su reino no será destruido y su imperio permanecerá hasta el fin". Habla del reino del Mesías, en la historia vemos teología también: leer y a interpretar los acontecimientos a la luz de los planes divinos.

   2. Cantamos como salmo: "Rocíos y nevadas, bendecid al Señor. Témpanos y hielos, bendecid al Señor. Escarchas y nieves, bendecid al Señor. Noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor. Rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la tierra al Señor". Es una sinfonía de toda la creación que reconoce a su creador, a su redentor.

   3. Lucas seguramente escribió su evangelio después de la destrucción de Jerusalén, del 70; se ve que pasó lo que Jesús dijo: -"Cuando veréis Jerusalén sitiada por los ejércitos"... Marcos y Mateo decían: «Cuando veréis la abominación de la desolación» (Mc 13,14; Mt 24,25). Era sin duda lo que, de hecho, había dicho Jesús, repitiendo una profecía de Daniel 11,31: "Sabed que está cerca su devastación. Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad". Después de un siglo de ocupación romana la revuelta que se estaba incubando terminó por explosionar, en los alrededores del año 60. Los Zelotes, que habían tratado de arrastrar a Jesús a la insurrección, multiplicaron los atentados contra el ejército de ocupación. El día de Pascua del 66, los Zelotes se sublevan y el país con ellos. Vespasiano es el encargado de sofocar la revolución. El joven Titus termina la guerra con el sitio de Jerusalén, arrasada. El historiador judío, Flavio Josefo, habla de un millón cien mil muertos durante esta guerra, y noventa y siete mil prisioneros cautivos.

   -"¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! porque habrá una gran calamidad en el país y un castigo para ese pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos"... Tus palabras, Jesús, son de dolor. Es emocionante verte llorar por las pobres madres de ese pueblo que es el tuyo. Vendrá la diáspora, dispersión de los judíos por todo el mundo, perdiendo la tierra original hasta 1948.

   -"Jerusalén será pisoteada por los paganos... hasta que la época de los paganos llegue a su término". Jesús parece anunciar un tiempo para la evangelización de los paganos. A su término, Israel podrá volver a Cristo a quien rechazó entonces. Esta es la plegaria y la esperanza de san Pablo (Rm 11,25-27) compartida con san Lucas (Lc 13,35).

   -"Aparecerán señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra se angustiarán las naciones por el estruendo del mar y de la tempestad. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, pensando en lo que se le viene encima al mundo, porque hasta los astros se tambalearán". Se unen, en las misteriosas palabras de Jesús, dos planos: el histórico reciente de la caída de Judea, y el escatológico del fin de los días. Los tres grandes espacios: cielo, tierra y mar... serán trastornados. El caos se abate sobre el universo (ver Is 13,9-10; 34,3-4). Vemos estos males en las guerras y discordias que cubren la tierra a lo largo de la historia, junto a tantas cosas bonitas fruto del amor, conviviendo la cizaña con el trigo hasta que sean separados al final.

   -"Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y majestad". Ya no hay culto del Templo... pero sí el culto verdadero en torno al Cuerpo de Cristo, en la Iglesia, nuevo Templo de Dios. Y el fin de la profecía es la esperanza: "cuando suceda todo esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación", que sin duda requiere de nuestra colaboración, pero que no tiene que darnos miedo como ha veces se ha pintado esta escena, pues ya decía san Agustín ante el retorno del Señor: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».

Llucià Pou Sabaté

martes, 28 de noviembre de 2023

Miércoles de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El Reino de Dios no es de este mundo, pero vencerá al final: “Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”.

Miércoles de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar).

El Reino de Dios no es de este mundo, pero vencerá al final: "Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá".

 

   A. Lecturas:

   1. Daniel 5,1-6.13-14.16-17.23-28. En aquellos días, el rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera. De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban. Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó: -«¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.» Entonces Daniel habló así al rey: -«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo, para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas no lo has honrado. Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto. Lo que está escrito es: "Contado, Pesado, Dividido." La interpretación es ésta: "Contado": Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite; "Pesado": te ha pesado en la balanza y te falta peso; "Dividido": tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas. »

   2. Salmo Dn 3,62.63.64.65.66.67.
Sol y luna, bendecid al Señor.
Astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor.
Vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor.
Fríos y heladas, bendecid al Señor.

   3. Lucas 21,12-19: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas»"

 

B. Comentario:

   1. El festín de Baltasar es un texto «coloreado» con detalles concretos y que se ha plasmado en muchas pinturas, lo esencial es que el orgullo no vale nada. La orgía de la corte real, y además con los vasos sagrados fruto del pillaje en el templo de Jerusalén, no puede acabar bien. Este festín es como el símbolo del «paganismo» de todos los tiempos. Es "la seducción del orgullo".

   -«La seducción de la carne»... orgía sensual... abundancia de vinos... «mujeres y las cantoras»… degradación y envilecimiento. La moral no es solo personal sino ligado a la caridad, estamos concatenados con los demás, la comunión de los santos es real, casi "sensible" y los demás notan si luchamos, si yo venzo los demás van adelante. Y es algo estimulante, ver la grandeza de la vida ordinaria, pues si me motivo, me ilusiono por algo, por ideales nobles de ayuda a los demás, tengo un motivo para levantarme de la cama por la mañana, y ver que los demás necesitan eso de mí… así, pasa ese momento quizá de oscuridad donde no se ve nada sobrenatural, y cuando vuelve la luz, se da gracias a Dios por haber aguantado la tormenta y haber seguido en medio de la oscuridad. Quizá es también algo de eso la noche de la fe a la que se referían los místicos, cuando no queda más que cierto recuerdo de aquella luz, y sólo se va adelante por la intuición del amor…

   -«El miedo y la angustia del más allá»: Se habla hoy mucho de la angustia metafísica del ateo. La proliferación de prácticas supersticiosas y mágicas crece entre los que dicen que no creen. «El rey empalideció, su pensamiento se turbó, sus piernas temblaron». Se pasa de la blasfemia presuntuosa a la debilidad del timorato. Tiene miedo ante el misterio.

   -"Tú no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu propio aliento y de quien dependen todos tus caminos"... Daniel recuerda «al verdadero Dios». Al hombre que pretende pasarse de Dios, el profeta, con una sola palabra le recuerda su dependencia radical: «¡Dios es el que tiene en sus manos tu propio aliento!» Daniel, en su papel de intérprete de las visiones, es valiente en anunciar lo que significan las letras que aparecen en la pared: "Dios ha contado tus días", "no has dado el peso en su balanza" y "tu reino se ha dividido". Antíoco Epífanes es contemporáneo a cuando se escribe esto, y a él se le puede aplicar todo el texto. Pero también va para cada uno de nosotros: "has adorado a dioses falsos" como el poder o dinero, "te falta peso en la balanza de Dios" porque falta amor… (Noel Quesson).

   2. "Sol y luna, bendecid al Señor. Astros del cielo, bendecid al Señor. Lluvia y rocío, bendecid al Señor. Vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor, bendecid al Señor. Fríos y heladas, bendecid al Señor". Que toda la naturaleza bendiga al Señor, pues Él ha hecho resplandecer su Rostro sobre todas las cosas. Cuando la naturaleza cumpla con la función que el Señor le ha asignado estará, con ello, bendiciendo al Señor, pues estará, finalmente, al servicio de la vida y no de la muerte.

   3. –"Os harán comparecer ante Reyes y Gobernadores a causa de mi Nombre". Jesús, eres signo de contradicción. Tu nombre es salvación y también van contra tu nombre, te persiguen… Nunca prometiste que en esta vida seríamos aplaudidos y que nos resultaría fácil el camino. Lo que sí nos aseguras es que salvaremos la vida por la fidelidad, y que tú darás testimonio ante el Padre de los que hayan dado testimonio de ti ante los hombres.

   -"Así tendréis ocasión de dar Testimonio". Tus discípulos irán probando, a lo largo de la historia, lo que dice san Pablo: «Se ha hecho público en todo el Pretorio que me hallo en cadenas a causa de Cristo» (Fil 1,12). Testimoniar. Ser testigo.

   Muchos cristianos, a lo largo de la historia, han sido perseguidos, llevados a la muerte. ¡Cuántos mártires, de todos los tiempos, también del nuestro, nos estimulan con su admirable ejemplo! Y no sólo mártires de sangre, sino también los mártires callados de la vida diaria, que están cumpliendo el evangelio de Jesús y viven con admirable energía y constancia tu seguimiento, Jesús, en la lucha de cada día, como nos dijiste: "con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas". El amor, la amistad y la fortaleza -y nuestra fe- no se muestran tanto cuando todo va bien, sino cuando se ponen a prueba  (J. Aldazábal). Nos lo avisó: "si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros" (Jn 15,20), pero también nos aseguró: "os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí; en el mundo tendréis tribulación, pero ¡ánimo! yo he vencido al mundo" (Jn 16,33).

   -"Por tanto, meteos en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa: yo mismo os inspiraré palabras tan acertadas que ningún adversario os podrá oponer resistencia ni contradeciros". Los apóstoles hablarán con sabiduría, cosa que extraña a todos «porque se trataba de hombres sin instrucción» (Hch 4,13).

   -"Todos seréis detestados por causa de mi Nombre. Pero ni un solo cabello de vuestra cabeza se perderá". Tú eres, Señor, mi esperanza, en quien confío, quien sé que no me va a fallar. La paciencia es una virtud bien distinta de la mera pasividad ante el sufrimiento, va unida a la resistencia:
«con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». No hay rosas sin espinas, un sendero sin dificultades no nos haría mejorar mucho. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la Cruz, mucho antes que dolor, es esencialmente amor.

 

Llucià Pou Sabaté

lunes, 27 de noviembre de 2023

Martes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que acabará con todos los demás reinos. No quedará piedra sobre piedra de lo viejo.

Martes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que acabará con todos los demás reinos. No quedará piedra sobre piedra de lo viejo

 

A. Lecturas:

   1. Daniel 2, 31-45. En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: -«Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra. Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta.»

   2. Salmo Dan 3,57.58.59.60.61. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. Ángeles del Señor, bendecid al Señor. Cielos, bendecid al Señor. Aguas del espacio, bendecid al Señor. Ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

   3. Lucas 21,5-11: "En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "el momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo»".

 

B. Comentario:

   1. –"A ti, ¡oh rey de reyes!, el Señor del Cielo ha dado reino, poder y gloria." Realiza este rey pagano, sin saberlo, los proyectos de Dios. Creo, Señor, que los acontecimientos de HOY están bajo tu control. Hago oración para descubrir mejor su sentido... Te pido que me otorgues participar en tu plan del mundo. A través de mi vida, de mis responsabilidades ¿qué puedo hacer para que la historia avance hacia su término? Señor, dame esperanza: venga lo que venga, Tú conduces la historia y tu plan avanza y tendrá éxito.

   -"El Dios del cielo hará surgir un "reino" que jamás será destruido". Venga a nosotros tu Reino, Señor: en mi familia, profesión, vida personal y vida colectiva... ¡hágase tu voluntad! Tú decías: «El Reino de Dios está cerca, está entre vosotros». Y nos encontramos en él. Estamos en los «últimos tiempos».

   Presenta Daniel el sueño del gigante con la cabeza de oro, y va bajando la solidez del material hasta los pies de barro mezclado con hierro. Cae una piedra de un monte y lo derriba todo al ir a dar en los pies frágiles. Esta composición mixta de los pies del coloso indica la rivalidad que separaba a los Láguidas y a los Seléucidas, al mismo tiempo que subraya la fragilidad del reino seléucida, que pretendía imponer su ley a Israel. Bastará con una piedrecita para derribarlo. De esta piedra se dice que se desprenderá de una montaña, "sin intervención de mano alguna". Como por obra de Dios habrá ese derrumbamiento de los imperios terrenos, que "hará surgir un reino que jamás será destruido".

   Y la piedra se convirtió en una gran montaña, que llenó la tierra entera; en efecto, en toda la tierra resuena el anuncio de la resurrección de Cristo y de todos los pueblos de la tierra se ha edificado el Resucitado su cuerpo místico, la Iglesia: -"La piedrecita que viste desprenderse del monte, sin intervención de mano alguna y que redujo a polvo el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro"... Jesús conocía esta profecía y la vuelve a tratar en relación a Él. «La piedra que desecharon los constructores, se ha convertido en piedra angular... Todo el que caiga sobre esta piedra se destrozará y a aquel sobre quien ella caiga, lo aplastará» (Lc 20,18).

   -"El Dios grande ha dado a conocer al rey lo que ha de suceder". Un reino procedente del cielo, el del Mesías. La lectura de hoy nos da ánimos para que confiemos en ese Reino universal de Cristo, que celebramos el domingo pasado y que da color a estos últimos días del Año Litúrgico y al próximo Adviento. Todo lo demás es caduco. Cristo, ayer, hoy, y siempre, el mismo.

   La interpretación del sueño de Nabucodonosor alude -con los diversos metales- a los diversos reinos que se han ido sucediendo, para el tiempo en que se escribe este libro. Después del babilonio de Nabucodonosor (oro) el medo (v 39), el persa (v 39b) y el griego (vv 40ss), que se explicita más por ser el contemporáneo del autor: hasta la herencia de Alejandro (hierro), dividida entre los Láguidas (hierro) y Seléucidas (barro cocido). Al final de la visión apocalíptica se espera la aparición del reino de Dios (v 44: "el Dios de los cielos"; v 45: la piedra se desprende "sin ayuda de mano") que "permanecerá para siempre" (v 44). En la frase final ("el sueño es verdadero y cierta su interpretación": v 45) no es tanto a Nabucodonosor cuanto a los lectores a los que el autor tiene presentes. Es una esperanza de que el reino de Dios está cerca, como anunciará Jesús, y cuya pronta venida nos exhorta a pedir en el Padre Nuestro (Noel Quesson).

   Aquí tenemos puntos de reflexión para una filosofía de la historia, para una teología de la historia, como hacía S. Agustín en La ciudad de Dios y Juan Pablo II en Memoria e identidad. Ahí se nos habla de que Dios actúa diciendo "¡basta!" a los 9 años de nazismo o 70 de comunismo, y por una piedra pequeña caen los muros de Berlín y el gran gigante, el socialismo ruso (la URSS)…, la historia está movida por los pequeños (los pastores de Fátima, la oración de los sencillos y sobre todo esa acción de Dios…)

   Todo Imperio terrenal es como un gigante de pies de arcilla que puede derrumbarse en cualquier momento. Pero el pueblo fiel a Dios no pasará jamás.

   2. «Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos... Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado por los siglos»: invitación a bendecir a Dios dirigida a toda la creación; canto de acción de gracias que los fieles elevan al Señor por todas las maravillas del universo. El hombre se hace eco de toda la creación para alabar y dar gracias a Dios.

   3. –"Algunos discípulos de Jesús comentaban la belleza del Templo por la calidad de la piedra y de las donaciones de los fieles". En tiempos de Jesús, el Templo estaba recién edificado; incluso no terminado del todo. Se comenzó su construcción diecinueve años antes de Jesucristo: era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Sus mármoles, su oro, sus tapices, sus artesonados esculpidos, eran la admiración de los peregrinos. Se decía: "¡Quien no ha visto el santuario, ése no ha visto una ciudad verdaderamente hermosa!"  

   Jesús les dijo: "Eso que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra. Todo será destruido". Símbolo de la fragilidad, de la caducidad de las más hermosas obras humanas. Los más bellos edificios del hombre se construyen sobre las ruinas de otros edificios destruidos. En ese mismo lugar ya había estado en otro tiempo otra maravilla: el Templo construido por Salomón, hacia el año 1.000 antes de Jesucristo, y destruido por Nabuconosor en 586... El Templo contemporáneo de Jesús, el Segundo Templo del que hablan aún los judíos, contraído por Herodes, será destruido unos años más tarde por Tito, en 70 d. de J.C..., para ser reemplazado en 687 por la Mezquita de Omar, que continúa en el mismo sitio. Existe en la actualidad, junto al Muro de las Lamentaciones (resto del Segundo Templo),  una exposición de lo que los judíos quieren que sea el Tercer Templo, incluso exhiben ya las vestiduras de los sacerdotes. Pero para ello tendrían que echar a los musulmanes de la Explanada de las Mezquitas, y saben muy bien que ello desencadenaría la peor guerra de que podamos imaginar…

   Jesús hace una predicción de desgracia, en el más tradicional estilo de los profetas. Medito sobre la gran fragilidad de todas las cosas... sobre «mi» fragilidad... sobre la brevedad de la belleza, de la vida... Hay que saber mirar de frente esa realidad, siguiendo la invitación de Jesús: «todo será destruido».

   -"Los discípulos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que va a suceder?" Los discípulos nos representan muy bien, junto a Jesús. Ellos le proponen la pregunta que nos hacemos hoy. Querríamos también saber el día y la señal... Creemos que sería más conveniente saber la «fecha»... Jesús respondió: "Cuidado con dejarse extraviar... porque muchos dirán-: «Ha llegado el momento» No los sigáis... No tengáis pánico..." Todas las doctrinas de tipo "adventistas" fundadas sobre una susodicha profecía precisa del retorno de Cristo, quedan destruidas por esa palabra de Jesús. Hay que vivir, día tras día, sin saber la fecha... sin dejarse seducir por los falsos mesías, sin dejarse amedrentar por los hechos aterradores de la historia (Noel Quesson).

   Jesús, nos hablas de los acontecimientos futuros y del fin del mundo. No sé qué es de ahora y qué del final de los tiempos. Nos dices que "cuidado con que nadie os engañe: el final no vendrá en seguida". Esta semana, y durante el Adviento, escuchamos repetidamente la invitación a mantenernos vigilantes. Que es la verdadera sabiduría. Cada día es volver a empezar la historia. Cada día es tiempo de salvación, si estamos atentos a la cercanía y a la venida de Dios a nuestras vidas (J. Aldazábal).

   En la imitación de Cristo (1,15,2) se lee: "Mucho hace quien mucho ama". El amor es el mejor de los maestros. Tanto haremos cuanto en verdad amemos aquello-Aquel por quien nos afanamos. Los últimos días del año litúrgico ponen al descubierto la verdad de nuestro amor. Si es verdad que el amor es el mejor de los maestros, las palabras de Jesús del evangelio de hoy las podemos meditar en esta clave: Lo importante no es la decoración externa sino la calidez de nuestro amor, esa Verdad sostén de nuestra alma y de nuestras convicciones que sobrevive a los cambios de decorado. "Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida… Mirad no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis… Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo". ¿Hay mejor señal en el cielo que las provocadas por el amor?

   La presencia de Dios sólo puede ser ligada a una vida que está dispuesta a aceptar su Palabra y a obrar en consecuencia. La destrucción de las falsas seguridades –el Templo- no debe llevarnos a un alarmismo pues el templo de Cristo es su cuerpo y no cosas de piedra…

 

Llucià Pou Sabaté

 

domingo, 26 de noviembre de 2023

Lunes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, fieles a Dios. También Jesús vio una viuda pobre que echaba todo lo que tenía: tenía fe y se daba del todo

Lunes de la 34ª semana de Tiempo Ordinario (impar). No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, fieles a Dios. También Jesús vio una viuda pobre que echaba todo lo que tenía: tenía fe y se daba del todo

 

A. Lecturas:

1. Daniel 1,1-6.8-20. El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, llegó a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la asedió. El Señor entregó en su poder a Joaquín de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo; se los llevó a Senaar, y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios. El rey ordenó a Aspenaz, jefe de eunucos, seleccionar algunos israelitas de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes y aptos para servir en palacio, y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas. Cada día el rey les pasaría una ración de comida y de vino de la mesa real. Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales, pasarían a servir al rey. Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Anamas, Misael y Azarías. Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares y el vino de la mesa real, y pidió al jefe de eunucos que lo dispensase de esa contaminación. El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel y le dijo: -«Tengo miedo al rey, mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; si os ve más flacos que vuestros compañeros, me juego la cabeza. » Daniel dijo al guardia que el jefe de eunucos había designado para cuidarlo a él, a Ananías, a Misael y a Azarias: -«Haz una prueba con nosotros durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Compara después nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos luego según el resultado.» Aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al acabar, tenían mejor aspecto y estaban más gordos que los jóvenes que comían de la mesa real. Así que les retiró la ración de comida y de vino y les dio legumbres. Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños. Al cumplirse el plazo señalado por el rey, el jefe de eunucos se los presentó a Nabucodonosor. Después de conversar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y los tomó a su servicio. Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.

   2.  Salmo Dn 3,52.53.54.55.56. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. Bendito eres sobre el trono de tu reino. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. Bendito eres en la bóveda del cielo.

   3. Lucas 21,1-4: En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: -«Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

 

B. Comentario:

   1. El libro de Daniel, que leeremos en esta última semana del Año Litúrgico, sitúa sus relatos edificantes -no necesariamente históricos- en tiempos del rey Nabucodonosor, el que llevó al destierro al pueblo de Israel. Es un recuerdo más antiguo, para el momento que viven: el ataque paganizante del rey Antíoco Epífanes hacia el 170 a.C.; contemporáneo de los libros de los Macabeos que hemos leído hasta el domingo. Daniel es protagonista junto a otros jóvenes en la corte real, el libro presenta unas visiones escatológicas referentes al final de los tiempos o a la venida del Mesías. Su estilo es el llamado "apocalíptico" o "de revelación", con visiones llenas de simbolismo sobre los planes de salvación que Dios quiere llevar a cabo en el futuro mesiánico, en el mismo tono como nosotros celebramos ayer la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Tiene mérito la postura de fidelidad a su fe de estos cuatro jóvenes, a pesar de los halagos y del ambiente pagano de la corte real. Pero Dios está con ellos y tanto en salud como en sabiduría son los mejores de entre todos los jóvenes al servicio del rey.

   Estaban destinados al servicio del monarca. Y "los tres jóvenes eligieron «rechazar» los alimentos paganos". Al cabo de diez días tenían mejor aspecto y muy buena salud. Eran muy doctos, y Daniel sabrá interpretar los sueños del emperdor.

   2. El "cántico de Daniel y sus compañeros" es un himno a las criaturas, "como una letanía, repetitiva y a la vez nueva: sus invocaciones suben hasta Dios como figuras espirales de humo de incienso, recorriendo el espacio con formas semejantes pero nunca iguales. La oración no tiene miedo de la repetición, como el enamorado no duda en declarar infinitas veces a la amada todo su cariño. Insistir en las mismas cuestiones es signo de intensidad y de los múltiples matices propios de los sentimientos, de los impulsos interiores, y de los afectos" (Juan Pablo II).

   3. "Jesús enseñaba en el Templo", como hiciera en tantos caminos, pueblos, a la orilla del mar, en las sinagogas provincianas… -"Alzando los ojos vio a los que depositaban sus ofrendas en el arca del Tesoro". Junto a unas columnas, ante el vestíbulo de la «Tesorería», hay trece grandes arcas, cuya cubierta formaba un embudo o buzón de amplia ranura. Un sacerdote de servicio se ocupaba de anotar el valor total de la ofrenda y la «intención» que le comunicaba el donante. -"Vio a los ricos que depositaban sus donativos. Vio también a una viuda necesitada que echaba unos cuartos". Dos «lepta»... Las monedas más pequeñas de entonces.

   -"Jesús dijo: «En verdad os digo: Esa pobre viuda ha echado más que nadie. Porque todos esos han echado de lo que les sobra, mientras que ella, de lo que le hace falta. Ha dado todo lo que tenía". La mirada de Dios es penetrante en los corazones. La buena mujer dio con humildad y amor todo lo que tenía, no lo que le sobraba. Y mereció la alabanza de Jesús. ¿Doy lo mejor de mí?

Llucià Pou Sabaté

viernes, 24 de noviembre de 2023

Domingo XXXIV, Solemnidad de Cristo Rey (A): al acabar de la vida seremos juzgados en el amor; es lo que nos da un lugar en el reinado de Cristo, que ya está entre nosotros.

Domingo XXXIV, Solemnidad de Cristo Rey (A): al acabar de la vida seremos juzgados en el amor; es lo que nos da un lugar en el reinado de Cristo, que ya está entre nosotros.

A. Lecturas:

   1. Lectura de la profecía de Ezequiel (34,11-12.15-17): Así dice el Señor Dios: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear –oráculo del Señor Dios–. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrio.»

   2. Salmo 22,1-2a.2b-3.5.6: El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

   Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.

   3. I Corintios (15,20-26.28): Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

   4. "En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: -Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos los ángeles can él se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: -Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: -Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: -Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Y entonces dirá a los de su izquierda: -Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: -Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él replicará: -Os aseguró que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna" (Mateo 25,31-46).

B. Comentario:

   1. En el padrenuestro rezamos "venga a nosotros tu reino", y tú, Jesús, reinas como Buen Pastor que ama a las ovejas y tiene cuidado de ellas, las protege de la dispersión, las reúne "de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad", como dice el profeta Ezequiel: "Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear... Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente".

   2. He observado rebaños de ovejas en verdes laderas. Retozan a placer, pacen a su gusto, descansan a la sombra. Nada de prisas, de agitación o de preocupaciones. Ni siquiera miran al pastor; saben que está allí, y eso les basta. Libres para disfrutar prados y fuentes. Felicidad abierta bajo el cielo. Alegres y despreocupadas. Las ovejas no calculan. ¿Cuánto tiempo queda? ¿Adónde iremos mañana? ¿Bastarán las lluvias de ahora para los pastos del año que viene? Las ovejas no se preocupan, porque hay alguien que lo hace por ellas. Las ovejas viven de día en día, de hora en hora. Y en eso está la felicidad. «El Señor es mi pastor». Sólo con que yo llegue a creer eso, cambiará mi vida. Se irá la ansiedad, se disolverán mis complejos y volverá la paz a mis atribulados nervios. Vivir de día en día, de 'hora en hora, porque él está ahí. El Señor de los pájaros del cielo y de los lirios del campo. El Pastor de sus ovejas. Si de veras creo en él, quedaré libre para gozar, amar y vivir. Libre para disfrutar de la vida. Cada instante es transparente, porque no está manchado con la preocupación del siguiente. El Pastor vigila, y eso me basta. Felicidad en los prados de la gracia. Es bendición el creer en la providencia. Es bendición vivir en obediencia. Es bendición seguir las indicaciones del Espíritu en las sendas de la vida. «El Señor es mi pastor. Nada me falta» (Carlos G. Vallés).

   Durante mucho tiempo estuve rezando: «El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas». Él quiere darme el descanso que mi corazón desea… Cuanto más profundamente se introduzcan estas palabras en el centro de mi ser, más formo parte del pueblo de Dios y mejor entiendo lo que significa estar en el mundo sin ser del mundo" (Henri J. Nowen).

   3. Tú reinado, Jesús, es de vida y salvación. Así como el pecado del primer Adán tiene un efecto universal ("por Adán murieron todos"), lo tendrá también la acción redentora de Cristo, el último Adán ("por Cristo todos volverán a la vida"): todo hombre que vive en este mundo es solidario con la situación de pecado de la humanidad; pero, uniéndose a la acción salvadora de Cristo, tiene la posibilidad de vivir la vida de Dios y de luchar contra el condicionamiento de pecado presente en la humanidad y en la historia (cfr. Rm 15,12ss). "Considerad nuestra raza humana: todos hemos manado de una única fuente, y puesto que ésta se volvió amarga, todos nos hemos convertido en acebuches de olivos que éramos. Llegó también la gracia. Uno solo engendró para el pecado y la muerte, pero una única raza, y todos prójimos los unos respecto de los otros; no sólo semejantes, sino también parientes. Vino uno contra uno: uno que dispersó, uno que congrega. Del mismo modo, contra uno que da muerte, uno que vivifica. Como en Adán todos mueren, así en Cristo todos son vivificados (1 Cor 15,22). Como todo el que nace de aquél muere, así todo el que cree en Jesucristo es vivificado" (S. Agustín).

   4. Jesús establecerá un juicio, y "separará a unos de otros, como un pastor separa a las ovejas de las cabras", a todos los que se hallen a su derecha, les dirá: "Venid vosotros benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo". Queremos verte, Jesús, como Rey, y llenos de esperanza, porque tu reino "es una tensión hasta la victoria definitiva del amor misericordioso, hacia la plenitud escatológica del bien y de la gracia, de la salvación y de la vida. Esta plenitud tiene su comienzo visible sobre la tierra en la cruz y en la resurrección. Cristo, crucificado y resucitado, es revelación auténtica del amor misericordioso en profundidad. Él es rey de nuestros corazones" (Juan Pablo II).

    "Al atardecer −decía S. Juan de la Cruz− te examinarán en el amor". Tú Jesús no nos preguntarás sino por el amor afectivo y efectivo a los demás: "Me disteis de comer...; no me disteis de comer...".

   Las obras de misericordia es el objeto del juicio: «Cuando damos a los pobres las cosas indispensables, no les hacemos liberalidades personales, sino que les devolvemos lo que es suyo... es cumplir un deber de justicia (S. Gregorio Magno, past., 3, 21)» (Catecismo, 2469).

   Es hoy la fiesta de Jesús Rey del Universo. Vemos en el evangelio un juicio: «El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante su vida terrena» (Catecismo 1039): los pecadores «irán al suplicio eterno; los justos, en cambio, a la vida eterna.»

   Este juicio es como un examen, y el temario es: «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo» (Mateo 22, 37-39). Y hoy se nos concreta en las obras de misericordia que tú, Jesús, nos has enseñado, haciéndonos ver que estás en cada persona: «tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed...» Porque todo lo que haga a otra persona, es como si te lo hiciera a Ti.

   La imagen de un juicio universal final ha quedado retratada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Las palabras con que se acoge o se rechaza la entrada al Reino son un repaso de las llamadas obras de misericordia. Durante todo este año hemos seguido el evangelio de san Mateo y hoy, último domingo, leemos como un resumen de toda la Buena Noticia: Cristo se ha identificado precisamente con los más oprimidos y necesitados. Es un Rey que se solidariza con los pobres y malheridos. Los valores y contenidos de este Reino quedan muy bien enumerados en el prefacio de hoy, que conviene ya adelantar a la homilía: "un reino eterno y universal; el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz" (prefacio).

   ¿Damos de comer a los que pasan hambre, aquí y en los países del Tercer Mundo? ¿Acogemos a los forasteros? ¿Visitamos a los enfermos? ¿Visitamos a los presos y tenemos verdadera "compasión" (="sufrir con") por los delincuentes? Estos son los criterios. El mundo sigue dividido en explotadores y explotados.

   He leído una simpática narración procedente del Japón: un samurai tuvo una visión. Vio el infierno con demonios hambrientos y enflaquecidos que parecían esqueletos. Estaban sentados delante de un enorme plato con un sabroso arroz. En sus manos tenían unos largos palillos de unos dos metros de longitud. Cada demonio intentaba coger la mayor cantidad posible de arroz. Sin embargo cada uno obstaculizaba al otro con su larga cuchara, que además no podían alcanzar a ponérselo en la boca, y sin que ninguno llegase a comer nada. El samurai espantado apartó su mirada de aquella visión... Más tarde llegó al cielo. Allí vio el mismo gran plato con el arroz sabroso y los mismos largos palillos. Pero los elegidos respiraban literalmente salud. Los enormes palillos no les causaban ninguna dificultad. Es verdad que ninguno podía alimentarse con su instrumento. Pero cada uno tomaba del plato del que tenía delante y lo alimentaba. Salta a la vista la semejanza entre esta simpática narración y el relato del Evangelio de hoy... «El infierno son los otros» decía J. P. Sartre. El infierno son los otros cuando cada uno se empeña en comer para sí mismo. El cielo son los otros cuando cada hombre no se preocupa de sí mismo, sino de dar de comer a los hermanos. Ese es el cielo al que aspiramos, el Reino de Dios que comenzamos ya a construir (Javier Gafo).

   ¿Por qué aún no hay en el mundo ese amor? Dios cuenta con nosotros. Tagore, a la vuelta de un viaje por Europa, escribió: "Si los cristianos vivieran como Cristo, la India entera estará a sus pies... Maestro, Jesús, no hay para ti sitio en Europa. Vente, sienta plaza entre nosotros, en Asia, en el país de Buda. Están abatidos de tristeza nuestros corazones, y tu llegada nos aliviará".

   La base de todo reinado de la paz de Cristo en el mundo, está en que reine en mí, en mi corazón, para que "hasta el último latido, hasta la última respiración, hasta la mirada menos intensa, hasta la palabra más corriente, hasta la sensación más elemental se traduzcan en un hosanna a mí Cristo Rey. / Si pretendemos que Cristo reine, debemos ser coherentes: empezar por entregarle nuestro corazón" (J. Escrivá, Cristo que pasa, n.181).

   Conviene que Jesús reine, para que haya un reino de amor en el mundo, en cada corazón. Jesús atrae a todos cuando sube en la cruz, para unir cielo y tierra en una nueva escala de Jacob, para hacer de la tierra un cielo, con sufrimiento, pero con ese sentido de amor que da sentido a todo. Es lo que todos los días le pedimos a nuestro Padre Dios: "venga a nosotros tu reino": "El que se conserva puro en sus acciones, sus pensamientos y sus palabras, puede decir a Dios: '¡Venga tu Reino!' (San Cirilo de Jerusalén, catech. myst. 5, 13).

   Llucià Pou Sabaté

Sábado de la 33ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Jesús Rey de la historia nos abre la fe a la vida eterna, a un Dios que “no es Dios de muertos, sino de vivos”.

Sábado de la 33ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Jesús Rey de la historia nos abre la fe a la vida eterna, a un Dios que "no es Dios de muertos, sino de vivos".

A. Lecturas:

   1. I Macabeos 6, 1-13. En aquellos días, el rey Antioco recorría las provincias del norte, cuando se enteró de que en Persia habla una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas dejadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, que habla sido el primer rey de Grecia. Antioco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antioco tuvo que huir, y emprendió el viaje de vuelta a Babilonia, apesadumbrado. Entonces llegó a Persia un mensajero, con la noticia de que la expedición militar contra Judá había fracasado: Lisias, que había ido como caudillo de un ejército poderoso, habla huido ante el enemigo; los judíos, sintiéndose fuertes con las armas y pertrechos, y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado el arca sacrílega construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y lo mismo en Betsur, ciudad que pertenecía al rey. Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama con una gran depresión, porque no le hablan salido las cosas como quería. Allí pasó muchos días, cada vez más deprimido. Pensó que se moría, llamó a todos sus grandes y les dijo: -«El sueño ha huido de mis ojos; me siento abrumado de pena y me digo: " ¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, feliz y querido cuando era poderoso! " Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase a los habitantes de Judá, sin motivo. Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera. »

   2. Salmo 9, 2-3.4 y 6.16 y 19. Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus maravillas; me alegro y exulto contigo y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo.

   Porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante tu rostro. Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío y borraste para siempre su apellido.

   Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, su pie quedó prendido en la red que escondieron. Él no olvida jamás al pobre, ni la esperanza del humilde perecerá.

 

   3. Lucas 20,27-40: "En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron: -«Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella.» Jesús les contestó: -«En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor "Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob". No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos.» Intervinieron unos escribas: -«Bien dicho, Maestro.» Y no se atrevían a hacerle más preguntas".

 

B. Comentario:

   1. La muerte de Antíoco, el impío rey que les había perseguido, muere   "al conocer las derrotas de sus ejércitos", consternado, "cayó en cama, enfermo de pesadumbre" arrepentido "de los males que hice en Jerusalén". Es un relato vivo, del que se desprende que Dios "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes" (como dijo santa María en su Magnificat, precisamente hablando de la historia de su pueblo). Las consecuencias del mal aparecen tarde o temprano: sinsabor de boca, sensación de vaciedad, y el miedo a presentarnos delante de Dios con las manos vacías. De ese rey se recuerdan sus «pillajes de templos» para aumentar su tesoro. Su enfermedad y su muerte han sido interpretadas como un castigo divino. Nadie se ríe de Dios. El verdugo que sin escrúpulo ordenaba degollar a siete hijos en presencia de su madre pagará su culpa. Tú sabrás, Señor, que el misterio de tu misericordia se concilie con el de tu justicia. Porque también la desgracia que sufren los purifica de sus pecados. ¿Sabemos dar a todos una oportunidad de conversión, en lugar de encerrarles para siempre en su mal? Danos, Señor, a nosotros también ser conscientes de nuestro mal.

   -«Reconozco que por esta causa me han sobrevenido los males presentes y muero de profunda pesadumbre en tierra extraña.» Es una especie de «confesión». «Preparémonos a la celebración de la eucaristía reconociendo que somos pecadores.» Lo reconozco, Señor. ¡No nos agrada meditar sobre la «justicia» de Dios! Somos, sin embargo, muy exigentes desde el punto de vista de la justicia, cuando se trata de nosotros, o de lo que nos atañe más directamente. Jesús nos ha pedido no "juzgar" a los demás. Pero en cambio nos pide que «nos» juzguemos a nosotros mismos. No se trata de condenar a cualquiera ni a fulminarle con la justicia de Dios: sería esto todo lo contrario al evangelio. Hay que desear la conversión de todos, incluso de los peores.

   En la vida eterna, el asesino no puede sentarse a comer con la víctima, como si no hubiera pasado nada, es necesario un juicio en la historia una purificación más allá de esta vida. La conciencia no puede dejar tranquilos a quienes hicieron el mal a los inocentes. Tal vez uno pueda dedicarse de un modo inconsciente a "disfrutar la vida" a costa de hacer sufrir a otras personas. El tiempo pone las cosas en su sitio, incluso la locura podrían afectar a esas mentes depravadas. Aunque si piden perdón pueden siempre abrirse a la divina misericordia.

   2. "Te doy gracias, Señor, de todo corazón, me alegro y exulto contigo... porque mis enemigos retrocedieron... reprendiste a los pueblos, destruiste al impío... los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron... y yo gozaré, Señor, de tu salvación". La serena alegría del salmo de hoy se abre a esa verdad: "El Señor reina": el Señor reina, vestido de esplendor.

   3. En esta vida, el amor tiene cierto exclusivismo debido a nuestra limitación, como dicen los niños a veces: "si eres mi amigo, no puedes ser amigo de este otro", pero en el cielo nos amaremos todos y con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el «amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).

   –"Unos saduceos, -los que negaban la resurrección- se acercaron a Jesús". Esa nobleza sacerdotal, que no cree en la resurrección (los únicos que no creen) que se ha revelado en los últimos siglos, están anclados solo en Moisés. Plantean el hombre sin hijos que muere, y los hermanos se van casando con la viuda a medida que van muriendo. "Pues bien, a la resurrección esa mujer ¿de quién será la esposa...?" Es una "emboscada" para que tú, Jesús, quedes mal, respondas lo que respondas. Es la casuística típica de una religión de muertos.

   Nos hace un gran bien escuchar a Jesús, que nos diga que hay un futuro más allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38). Un primer punto: todos viven en Dios, no es un renacer a esta vida donde la gente se casa, sino una vida nueva transformada por Dios. No se trata de una prolongación de esta vida. Allí "son como ángeles y son hijos de Dios siendo hijos de la resurrección". Quiere decir que dejarán de tener vigencia las limitaciones. Suelen preguntarse los matrimonios que se quieren: "¿Será que sólo estaremos juntos hasta que la muerte nos separe"? y la verdad es: "no os preocupéis, que en el cielo los amores continúan por toda la eternidad, estaréis siempre unidos, también en el cielo, como marido y mujer". Pero algún matrimonio, que lo pasa muy mal en su cruz, preguntan: "¿esta cruz que llevo en el matrimonio, será por toda la eternidad, o sólo hasta que la muerte nos separe?" "-No te preocupes, hay que contestarles, será sólo hasta que la muerte os separe, pues ninguna pena de este mundo pasa al otro, allí solo quedan los amores auténticos, sólo éstos perduran". Es una condición nueva, la del Espíritu, imposible de enmarcar dentro de las coordenadas de espacio y de tiempo: «por haber nacido de la resurrección, serán hijos de Dios».

   Me gusta ver como Jesús explica las cosas a partir de los textos bíblicos, como la palabra de Dios requiere una interpretación correcta. También me gusta que la Iglesia ponga en estos días las lecturas de Macabeos y otras donde se va mostrando la verdad de la resurrección, que Jesús explicará de manera mas completa. La continuidad de la Escritura entre "se os ha dicho" y "yo os digo" es preciosa. También me gusta ver como la palabra del Maestro llega al alma, a esa evidencia interior que intuimos y que necesitamos se nos confirme: «Bien dicho, Maestro». Es la confirmación de nuestra certeza interior.

   Jesús nos ha enseñado a ver a Dios como un "Dios de vivos". Él quiere que disfrutemos del don de la vida. Ya en el siglo II, San Ireneo afirmaba que "la gloria de Dios es que el ser humano viva". Sobre cada ser humano que viene a este mundo, Dios pronuncia una palabra de amor irrevocable: "Yo quiero que tú vivas". La vida eterna es la culminación de este proyecto de Dios que ya disfrutamos en el presente. Por eso, todas las formas de muerte (la violencia, la tortura, la persecución, el hambre) son desfiguraciones de la voluntad de Dios.

Al final, no reviviremos; seremos resucitados, elevados y quedaremos libres del sufrimiento, del llanto, del dolor, de la muerte, y de todo lo que nos angustiaba aquí en la tierra.

Llucià Pou Sabaté