Viernes de la 17ª semana de
Tiempo Ordinario (impar). Dios no está en el éxito mundano, en lo que aplauden
las autoridades, sino en el corazón que le está unido
“En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la
sinagoga. La gente decía admirada: -«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos
milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos
Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de
dónde saca todo eso?» Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo:
-«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí
muchos milagros, porque les faltaba fe” (Mateo
13,54-58).
1. Dejamos
ahora la "sección discursos" -las parábolas agrupadas- para abordar
la "sección hechos". Lo característico de los cuatro capítulos que
seguirán ahora (Mateo 13,53 a 17,23) es que volvemos a los hechos de la persona
de Jesús que mientras se va revelando crece la incredulidad de las masas.
Jesús, no te siguen más que algunos de tus apóstoles...
-“Jesús llegó a su pueblo y se puso a enseñar
en aquella sinagoga. La gente decía asombrada: "¿De dónde saca éste ese
saber y esos milagros?". Los Nazarenos creen conocer a Jesús. Sin
embargo, entrevén que su persona es misteriosa: "¿de dónde le viene ese
saber y esos milagros?" También hoy como ayer se minusvalora quien no ha
estudiado en una escuela famosa, quien es un obrero “poco cualificado”.
Pasar de la
incredulidad a la fe es un salto difícil. Se trata de un don de Dios y, a la
vez, de mantener una actitud honrada por parte de la persona. En el mundo
actual, como entre tus contemporáneos, Jesús, existen muchos elementos que
condicionan la opción de fe de una persona. Jesús, ven en ti un origen “demasiado sencillo”, te esperaban más
solemne y glorioso. Ya lo diría san Juan: «vino a su casa y los suyos no le
recibieron». Los que creyeron fueron los sencillos de corazón, a quienes Dios
sí les reveló los misterios del Reino. Seguro que conocemos personas que
han quedado bloqueadas y no llegan a aceptar el don de la fe. ¿Les ayudamos?;
¿son convincentes o, al menos, estimulantes nuestra palabra y nuestro
testimonio de vida, a fin de poderles ayudar en su decisión de fe? (J.
Aldazábal).
¡Nada es tan
peligroso como el pretender saberlo todo! Uno se cierra. No tiene nada que
aprender. Y son los familiares de Jesús, en Nazaret, los que están más cerrados
contra El. ¡Señor, conserva nuestras
mentes y nuestros corazones abiertos! disponibles, prestos a renunciar a todo
lo que creemos saber para ir más allá... Es el secreto para tantas crisis
que alcanzan a tantas vidas. "Dudo. Me pregunto..." Invitación
providencial a abandonar nuestras seguridades, nuestras certezas, para
progresar y purificar nuestra Fe.
-“¿No es el hijo del carpintero? ¡Si su madre
es María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas! ¡Si sus hermanas viven
todas aquí! ¿De dónde saca entonces todo eso?” Es todo el clan familiar,
todos los primos y primas que quieren recuperar a Jesús. Se le reprocha su
origen modesto: un carpintero. Y situándose al lado de los pobres, es
paradójico, Jesús, que no fueras comprendido por el pueblo sencillo como
tampoco lo fuiste por los fariseos: ¡Se esperaba a un Mesías glorioso,
poderoso, misterioso, celestial, transcendente! Pero Dios no encaja en nuestras
ideas estereotipadas. Muchas veces no
sabemos reconocer a Dios en la modestia y humildad de las situaciones
ordinarias. Dios está aquí, y le buscamos fuera.
-“Y aquello les resultaba escandaloso”.
¡Sin haber hecho nada malo, Jesús escandaliza! El perfecto, el inocente, el
santo, provoca escándalo... Señor,
ayúdame a soportar las perplejidades que también yo tengo, como Tú las has
soportado.
-“No hizo allí muchos milagros, por su falta
de fe”. Sorprendente respeto a la libertad. Dios no fuerza las consciencias
(Noel Quesson).
El problema
siempre es el mismo: educación. De una parte, parece que todo está por hacer,
que se pierden valores… de otra, hay algo que llevamos dentro en los genes, que
va mejorando con lo que hemos recibido, y se transmite por los hijos, por la
biología, además de la educación que se da día a día, con el ejemplo y la
palabra… Jesús, tú no lograste convencer a tus propios compatriotas, pero tu
vida ha influido en cada momento de la historia, en mi vida, en la de los
demás. El misterio del rechazo de la fe se une al de este desarrollo misterioso
de la fe.
Jesús, al
verte despreciado en tu tierra, que buscas a marginados, pecadores, enfermos y
gentiles, algunos no te valoran. Deseamos ser instruidos por importantes
catedráticos, por personas con prestigio que se expresen con grandes discursos.
La sencillez del Evangelio choca con el mundo (Servicio Bíblico).
Una mujer me dijo un día: “ya puedo hacer
de señora… después de acabar las tareas domésticas”. Me hizo pensar en la
deformación del teatro del mundo, donde no es “señora” la que sirve, pues la
“señora” tiene empleadas que hacen diversos trabajos… pensé en mi madre, en la
Virgen… esclava del Señor. En Jesús, que no vino a ser servido sino a servir.
En lo que nos recuerda el Concilio: “servir es reinar”. Y que esto no es lo que
hay en el mundo, sino que sigue escandalizando, pues el señorío del servicio se
deja para los pobres. Pues esa “pobreza” es la que predica Jesús… y si no la
tenemos no entendemos su persona y su mensaje.
2. Estrenamos
la lectura del Levítico, siguiendo la historia del pueblo de Israel. Después,
seguiremos con el Libro de los Números, el Deuteronomio, Josué, los Jueces y
Rut. El Levítico contiene muchas prescripciones relativas al culto y a la
santidad de vida del pueblo de Israel: hoy y mañana leemos las fiestas del año
y el año jubilar:
- Pascua, en
el mes primero del año, el de Nisán, en la que se juntan las antiguas fiestas
agrícolas de los ácimos y los corderos con el recuerdo de la liberación de
Egipto;
- Pentecostés,
a los cincuenta días, cuando, junto a la fiesta de las gavillas y los primeros
frutos de la cosecha, se celebra la Alianza sellada en el Sinaí;
- la fiesta de
la Expiación (Yom-Kippur), en el mes séptimo, ya en el otoño, con ritos de
penitencia y ofrenda de sacrificios;
- la de las
Tiendas o Tabernáculos, también en el mes séptimo, con ocasión de la vendimia,
cuando se recuerda la marcha por el desierto, construyendo, para unos días,
unas cabañas en el campo.
-“Estas son las solemnidades del Señor, las
reuniones sagradas que convocaréis en las fechas señaladas”.
«Solemnidades»... Es la primera palabra que podemos subrayar. ¿Tenemos HOY el
sentido de «la fiesta», es decir del día excepcional que permite al hombre
estar más contento, dejar el quehacer y el ritmo cotidianos, romper la
monotonía y lo grisáceo de la vida? Cada domingo debería tener para nosotros
ese carácter festivo. ¿Es para mí el «día de la alegría»? ¿Qué hago para
procurar que sea también alegre y excepcional para los demás, para los míos?
«Reuniones sagradas»... Es la segunda palabra de toda fiesta. No se puede
hablar de fiesta en la soledad y el individualismo. Quien dice «fiesta», dice
reunión, multitud. El término «ecclesia=iglesia» quiere decir precisamente
«convocación». Es la «reunión» de cada domingo la que crea la Iglesia Todo
culto verdadero tiene un carácter social, público, comunitario. ¿Me preocupo de
seguir honradamente el ritmo de la comunidad, de aportar mi colaboración, mi
participación colectiva? ¿Qué concepción tengo de la misa? ¿Una oración
personal? ¿Una oración junto con otros? ¿Me agrada elegir una hora de misa muy
comunitariamente vivida?
-“El mes primero, el día catorce del mes será
la Pascua, fiesta de los Ácimos -de los panes sin levadura-. Fiesta de la primera
gavilla de vuestra cosecha”... Dios espera ante todo al «hombre vivo»; ¡le
pide aquí la ofrenda de su trabajo! ¿Está nuestra vida profesional separada de
nuestro culto? ¿O bien, nos esforzamos en ofrecerla a Dios? Pascua ha pasado a
ser una fiesta cristiana: san Pablo subrayará que Cristo es nuestro «pan
ácimo», y nosotros lo somos con El (I Corintios 5, 7)
-“Cincuenta días después es Pentecostés”:
Esta fiesta conmemoraba el don de la Ley en el Sinaí, en la tempestad y el
fuego. El Espíritu Santo preparaba así la efusión que quería dar a los hombres
a través de la Iglesia.
-“El día décimo del séptimo mes, es la fiesta
del Kipur... Ayunaréis y ofreceréis manjares en sacrificio”. Es muy hermosa
esta celebración del «perdón», del «gran perdón» de Dios a los pecadores.
Nuestras celebraciones penitenciales, nuestras confesiones, ¿son una fiesta?
-“El día quince de ese séptimo mes
celebraréis durante siete días la fiesta de las Tiendas en honor del Señor”.
No olvidemos que Jesús celebró todas esas fiestas judías. Fue durante esos días
festivos según san Juan 7,2-14 cuando Jesús levantó la voz en medio de los
peregrinos para decirles: «Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que crea
en Mí, de su seno manarán ríos de agua viva.» (Juan 7, 37).
Se constata un
poco por todas partes que los jóvenes se aburren en la misa. Sin embargo la
«liturgia» debería ser un lugar de expresión corporal: el alma humana tiene
unas profundidades que sólo el rito puede alcanzar... es preciso pues que
nuestra Fe «cante», se exprese por medio de gestos y de símbolos (Noel
Quesson).
3. El salmo
resalta la parte litúrgica: «acompañad,
tocad los panderos... tocad la trompeta... aclamad a Dios, nuestra fuerza: yo
soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto». En todas las
culturas y religiones, la fiesta es un elemento valioso en la dinámica de la
vida de fe comunitaria. Celebramos fiestas, como recuerda el salmo: "Tocad la trompeta por la luna nueva, que es
nuestra fiesta". Celebramos la historia de la salvación, la libertad:
"Clamaste en la aflicción, y te
libré". Hay un compromiso divino, una alianza: "Escucha, pueblo mío. (...) Ojalá me
escuchases, Israel (...). Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso
obedecer. (...) Ojalá me escuchase mi pueblo"…
Llucià Pou
Sabaté
No hay comentarios:
Publicar un comentario