Lunes de la
semana 32 de tiempo ordinario (impar): pedimos
a Jesús el don de perdonar, que es la cosa más grande; y también las otras
cualidades de su corazón
«Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no
vengan los escándalos; pero, ay de aquel por quien vienen. Más le valdría
ajustarle al cuello una piedra de molino y arrojarle al mar, que escandalizar a
uno de esos pequeños: andaos con cuidado. Si tu hermano peca, repréndele; y, si
se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra ti, y siete veces
vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás». Los apóstoles
dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Respondió el Señor: «Si tuvierais fe como
un grano de mostaza, diríais a este moral: "Arráncate y plántate en el
mar, y os obedecería"» (Lucas
17,1-6).
1. –“Jesús decía: "Es
inevitable que sucedan los escándalos; pero ¡ay del que los provoca!” Estamos
todos interconexionados, unidos como los siameses, y esto es la comunión de los
santos: si nos esforzamos, ayudamos a los demás, y si hacemos daño, dañamos a
todos. "Nadie es una isla". Toda persona esta religada a otras. Juan
Pablo II pidió perdón por los errores históricos de la Iglesia, y vemos que en
el mundo hay muchos crímenes, pero en primer lugar hemos de reflejar el rostro
de Jesús a través de nuestra vida, de la vida de la Iglesia, para dar
testimonio al mundo. Por desgracia, hemos visto también en la Iglesia graves
pecados contra niños, que claman al cielo. Pidamos al Señor que arranque de la
Iglesia todo daño grave, y hoy especialmente este: «El escándalo es la actitud
o el comportamiento que induce a otros a hacer el mal. El que escandaliza se
convierte en tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho;
puede ocasionar a su hermano la muerte espiritual. El escándalo constituye una
falta grave, si por acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una
falta grave» (Catecismo, 2284).
-“Más le valdría que le colgaran al
cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar... antes que escandalizar a
uno de esos pequeños”. Jesús es extremadamente riguroso cuando se trata de
defender a "los pequeños".
Y pasas, Señor, a hablarnos del perdón: -“Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo. Si
te ofende siete veces al día y vuelve siete veces a decirte: "Lo siento"
lo perdonarás”. El amor "sin límites" es la característica propia
del cristianismo. Lo vemos en una madre, cuando sigue perdonando la malicia o
debilidad de un hijo, que con sus mentiras o faltas de respeto se aleja de
ella, y luego siempre encuentra el perdón maternal cuando va a buscarla. El
amor de una madre es el modelo más cercano de lo que Jesús nos muestra, de lo
que es el amor de Dios. Señor, te pido aprender a perdonar según la medida de
tu corazón.
-“Dijeron los Apóstoles al Señor...
¡Auméntanos la Fe!” Tenemos aquí un ejemplo de los diálogos provocados por tus
palabras, Jesús. Eran muy conscientes de que era algo grande lo que pedías,
Señor, y así te pedimos también nosotros: "danos, Señor, por gracia, eso
que Tú esperas de nosotros". Como
también decía San Agustín: pide lo que quieras y dame la fuerza para cumplirlo.
O Santa Teresa de Jesús: “manda lo que quisieras y dime lo que mandares, que lo
que tu mandares no he dejar de hacer por ningún tesoro del mundo”, claro, con
tu fuerza, Señor. Así te pedimos en la plegaria de los fieles de cada misa: por
las necesidades mías y de todo el mundo.
-“El Señor contestó: "Si
tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este árbol: Arráncate y
plántate en el mar. Y os obedecería"”. ¡Cuántos "árboles" a
arrancar, Señor! Soy como un pobre delante de ti; dame varios "granos de
mostaza" (Noel Quesson).
2. -“Amad
la justicia los que juzgáis la tierra; pensad rectamente del Señor y buscadle
con sencillez de corazón...” Por "Justicia", hay que entender
siempre en la Biblia, el pleno acuerdo del pensamiento y la acción con la
voluntad divina. Así, el primer consejo de ese «sabio» es una invitación a
"pensar justamente"... a pensar como Dios... a "buscar a
Dios" en la sencillez del corazón. El esfuerzo de la meditación cotidiana
va en ese sentido. A condición de que sea yo dócil a la Palabra de Dios y trate
de ponerla en práctica.
-“Porque Dios
se deja hallar de los que no le tientan y se manifiesta a los que no desconfían
de él. Los pensamientos tortuosos apartan de Dios”. «¡Buscar a Dios!» Cuando
Dios encuentra esta disposición en el corazón del hombre "se hace el
encontradizo", «se revela»... En el fondo, lo que Dios espera de nosotros
es la lealtad, la verdad. Los pensamientos «tortuosos» apartan de Dios.
El libro de la Sabiduría nos presenta la sabiduría de
Dios como una joven hermosa que solicita a su amante para un encuentro feliz.
"Fácilmente la ven los que la aman
y la encuentran los que la buscan". Se hace la encontradiza para los
que la aman, para los que la desean y la buscan. El verdadero conocimiento de
Dios no es el resultado de una laboriosa operación intelectual, es un don que
se ofrece con generosidad a cuantos se disponen a recibirlo con un corazón
abierto. El Señor viene como un novio a celebrar su boda e invita a todos los
hombres.
"Se
anticipa a darse a conocer a los que la desean. Quien temprano lo busca no se
fatigará, pues a su puerta la hallará sentada". La sabiduría de Dios
madruga más que quienes la desean. Cuando éstos despiertan y empiezan a
buscarla, se la encuentran esperando a la puerta, no necesitan andar detrás de
ella todo el día. Dios se presenta siempre al hombre que le busca y se anticipa
a sus deseos. Desgraciadamente, hay muchos cristianos que ni siquiera son
capaces de imaginar que alguien este "sentado a su puerta", esperando
para amarlos.
Este último libro del Antiguo Testamento, compuesto
por un judío habitante de Alejandría (por el año 50 a. C.), capital del «Helenismo»,
aporta su humanismo refinado y pensamiento griego a la fe. Ayuda, Señor, a los
hombres de nuestro tiempo a hacer ese mismo esfuerzo. Ayúdanos, Señor, a
construir la verdad. A poner en práctica desde ahora la porción de verdad ya
descubierta. ¿Cuál es hoy para mí esta correspondencia a Dios, esta conversión
que El espera?
-“El Espíritu
Santo, nuestro educador, huye de la mentira, se aleja de los pensamientos
necios y se ve rechazado al sobrevenir la injusticia”. Estamos ya muy cerca
de la doctrina del Nuevo Testamento. El Espíritu de Dios, educador del espíritu
del hombre. La luz divina iluminando y animando la inteligencia humana: todo
ello se realizará en plenitud en Jesús... ¡el hombre que comulgará totalmente
con la voluntad de Dios!
Pero, en contrapartida, existe también ese riesgo
terrible: la capacidad del hombre de hacer que se retire el Espíritu Santo...
de «rechazar» el Espíritu de Dios. Esta actitud es considerada absurda y necia.
Haznos inteligentes, Señor. Ayuda el esfuerzo de todos los «educadores, de
todos los que se han consagrado a esa tarea maravillosa del avance de la
verdad... ¡profesores, padres, educadores «con el Espíritu»! La Fe no ha de
huir ante el mundo científico de HOY. El Espíritu Santo ilumina la
inteligencia... ¡y se aleja de la necedad!
-“La Sabiduría
es un espíritu que ama al hombre... pues el Espíritu del Señor llena el
universo, y El, que lo envuelve todo, sabe todo lo que se dice”. Es el
Espíritu de Dios quien realiza la cohesión del universo. Medito detenidamente
esta frase y la realidad que representa: ¡Dios presente! (Noel Quesson).
3. La sabiduría es
un don de Dios, es "un espíritu
amigo de los hombres": porque "el espíritu del Señor, que llena la tierra y da consistencia al
universo", "penetra en su interior". Pero esta sabiduría
sólo la pueden llegar a poseer los de corazón sencillo, "los que no
desconfían", los que no tienen "razonamientos retorcidos". La
encuentran "los que la buscan con corazón entero". Sobre todo,
"la sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del
pecado". Los necios y los deslenguados tampoco sabrán acoger en sí mismos
esta sabiduría que viene de Dios. Con el salmo podemos pedirlo hoy a Dios:
"Señor, tú me sondeas y me conoces,
todas mis sendas te son familiares... Guíame, Señor, por el camino recto".
Llucià Pou Sabaté
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