Miércoles de la semana 5 de tiempo ordinario; año impar
Salomón recibe de Dios el don de la sabiduría, que ha de ir unido a la humildad para tener buen corazón. Jesús nos pide un buen corazón, que se manifieste en actos de amor
“En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: - «Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga.»Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación. Él les dijo: - «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina». (Con esto declaraba puros todos los alimentos). Y siguió: - «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro» (Marcos 7,14-23).
1. Los fariseos eran piadosos, cumplidores de la ley. Pero habían caído en un legalismo exagerado e intolerante y, llevados de su devoción y de su deseo de agradar a Dios en todo, daban prioridad a lo externo, al cumplimiento escrupuloso de mil detalles, descuidando a veces lo más importante. Ayer era la cuestión de si se lavaban las manos o no. Hoy el comentario de Jesús continúa refiriéndose al tema de lo que se puede comer y lo que no, lo que se considera puro o no en cuestión de comidas. La carne de cerdo, por ejemplo, es considerada impura por los judíos y por otras culturas: inicialmente por motivos de higiene y prevención de enfermedades, pero luego también por norma religiosa.
La enseñanza de Jesús, expresada con un lenguaje muy llano y expresivo, es que lo importante no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella. Lo que hace buenas o malas las cosas es lo que brota del corazón del hombre, la buena intención o la malicia interior. Los alimentos o en general las cosas de fuera tienen una importancia mucho más relativa.
El defecto de los fariseos puede ser precisamente el defecto de las personas piadosas, deseosas de perfección, que a veces por escrúpulos y otras por su tendencia a refugiarse en lo concreto, pierden de vista la importancia de las actitudes interiores, que son las que dan sentido a los actos exteriores. O sea, puede ser nuestro defecto. Dar, por ejemplo, más importancia a una norma pensada por los hombres que a la caridad o a la misericordia, más a la ley que a la persona. Esta tensión estaba muy viva cuando Marcos escribía su evangelio. En la comunidad apostólica se discutía fuertemente sobre la apertura de la Iglesia a los paganos y la conveniencia o no de que todos tuvieran que cumplir los más mínimos preceptos de la ley de Moisés. Recordamos las posturas de Pablo y Santiago y finalmente del concilio de Jerusalén, así como la visión del lienzo con animales puros e impuros y la invitación a Pedro para que comiera de ellos (Hechos 10). Ha sido un tema que se ha mantenido a lo largo de la vida de la Iglesia.
En tiempos recientes, la lengua en que se celebra la liturgia impedía a los fiees entender la liturgia, el ayuno eucarístico desde la media noche hacía que muchos no pudieran recibir la comunión. Es el peligro de los “buenos”, poner la norma antes que el corazón.
-“De dentro del corazón del hombre proceden los pensamientos perversos: las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, el orgullo. Todas estas maldades proceden del interior del hombre y lo manchan”. Leamos despacio la lista de las trece cosas que Jesús dice que pueden brotar de un corazón maleado. ¿Cuáles de ellas brotan alguna vez de nuestro interior? Pues eso tiene mucha más trascendencia que lo que comemos o dejamos de comer (J. Aldazábal).
El Decreto del Vaticano II sobre "La actividad misionera en la Iglesia" nos dice: "Los misioneros deben familiarizarse con las tradiciones nacionales y religiosas de los pueblos a evangelizar..., descubrir con alegría y respeto las simientes que el Verbo depositó y están escondidas en las diversas culturas..." Valores de culturas que no son las nuestras. Al declarar que "todos los alimentos son puros”, Jesús contravenía gravemente una tradición de su pueblo... pero lo hacía para abrir la Iglesia a todos los que no tenían esas tradiciones judías. Jesús pensaba en los paganos (Noel Quesson).
«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15): «Pureza de intención. —La tendrás, si, siempre y en todo, sólo buscas agradar a Dios» (San Josemaría).
Y advertía san Gregorio Magno: «No nos seduzca ninguna prosperidad halagüeña, porque es un viajero necio el que se para en el camino a contemplar los paisajes amenos y se olvida del punto al que se dirige».
De la abundancia del corazón habla la boca. Si tenemos bondad, hablaremos de cosas buenas; si hay inquietud, hablaremos de los defectos de los demás y de cosas inquietantes… Ya el Señor le decía a Caín: Si obraras bien, llevarías bien alta la cabeza; pero si obras mal, el pecado acecha a tu puerta y te acosa, aunque tú puedes dominarlo. Sabiéndonos pecadores y siendo conscientes de que la salvación no es obra del hombre, sino la obra de Dios en el hombre, que Él realiza de un modo gratuito y amoroso, vayamos al Señor para que purifique nuestra conciencia de todo pecado; para que perdonados y libres de la maldad, nos ayude a no quedarnos vacíos y expuestos a ser nuevamente encadenados por el maligno, sino llenos de Dios y dispuestos a hacer el bien que procede de la presencia del Señor en nosotros.
2. “La reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, y fue a ponerlo a prueba, proponiéndole unos enigmas. Llegó a Jerusalén con un séquito imponente, con camellos cargados de perfumes, de muchísimo oro y de piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le expuso todo lo que tenía pensado decirle. Salomón respondió a todas sus preguntas: no hubo para el rey ninguna cuestión tan oscura que no se la pudiera explicar. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, los aposentos de sus servidores, el porte y las libreas de sus camareros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa del Señor, se quedó sin aliento y dijo al rey: "¡Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti y de tu sabiduría! Yo no lo quería creer, sin venir antes a verlo con mis propios ojos. Pero ahora compruebo que no me habían contado ni siquiera la mitad: tu sabiduría y tus riquezas superan la fama que llegó a mis oídos. ¡Felices tus mujeres, felices también estos servidores tuyos, que están constantemente delante de ti, escuchando tu sabiduría! ¡Y bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha mostrado su favor poniéndote sobre el trono de Israel! Sí, por su amor eterno a Israel, el Señor te estableció como rey para que ejercieras el derecho y la justicia". Todo es favor divino, y nosotros también hemos de atribuir nuestros éxitos a Dios. Aprender la «bendición»: Bendito seas, Señor, por... eso y por lo otro… por todo lo que tenemos. «¡Bendito seas, Señor!»
La sabiduría está presente en el conocimiento en los distintos campos del saber, y poder disponer de un dominio sobre la naturaleza que favorezca a todos. Pero principalmente, sabiduría es conocer el porqué de las cosas, ver la mano divina en su obra; y tener un buen corazón como Jesús nos enseña. Así hay abundancia, como nos indica el final de la lectura: “La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca más se recibieron tantos perfumes como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón”. Esos dones nos recuerdan los de los Magos que llevan regalos a Jesús recién nacido…
3. El salmo se recrea en la sabiduría de Salomón y su origen divino: «La boca del justo expone la sabiduría... porque lleva en el corazón la ley de su Dios y sus pasos no vacilan». Salomón aparece como anuncio del verdadero Sabio, el Mesías Jesús.
También deberíamos aprender de la reina forastera a saber reconocer y alabar las cualidades de los demás. Alabar a las personas que conviven con nosotros, reconocer sus éxitos y sus méritos, interesarnos por sus cosas y escucharlas, es una de las cosas más finas que podemos hacer y también de las que más nos cuestan. Nos suele gustar que cuando hablamos de lo nuestro nos escuchen y se interesen. Pero cuando son otros los que hablan de lo suyo, ¡lo que nos cuesta dedicarles una palabra de alabanza!
Finalmente, haríamos bien en recordar y tratar de no merecer la queja de Jesús: «La reina de Sabá se levantará en el juicio con esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón» (Mt 12,42). ¿Tomamos en serio y aprovechamos bien la sabiduría que nos enseña cada día, sobre todo en las lecturas de la misa, el auténtico Maestro que Dios nos ha enviado, Jesús?
Llucià Pou Sabaté
San Jeronimo Emiliani
Nació en Venecia, Italia, en 1486. Jerónimo queda huérfano de padre a los 10 años. Es un joven con grandes aspiraciones. Ya a los 25 años es militar y gobernador regente de la fortaleza de Castelnuovo de Quero, paso importante para el acceso, desde el norte, a la gran ciudad de Venecia. Las potencias europeas, aliadas en la liga de Cambrai, atacan el castillo el 27 de agosto de 1511. Los invasores, muy superiores en número, vencen y toman a Jerónimo prisionero. Lo encierran encadenado en el calabozo de su propio castillo. Esta fue la situación que Dios utilizó para iniciar la gracia de la conversión. Hasta entonces había llevado una vida mundana, pero en la cárcel meditó las palabras de Jesús:
Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? -Mateo 16,26
En la cárcel se torna a la Santísima Virgen María pidiéndole su liberación. No se sabe como se logró ese milagro pero una cosa es cierta: Jerónimo sabía que fue por intercesión de la Virgen y nunca se olvidó de serle un hijo agradecido y fiel. Jamás olvidará la fecha que cambió su vida: Era el 27 de septiembre de 1511. Una vez libre visita el Santuario de la ‘Madonna Grande’ en Treviso donde Jerónimo promete solemnemente entregarse totalmente al servicio de Dios y del prójimo.
Al finalizar la guerra, en 1516, Jerónimo vuelve a su cargo de gobernador de Quero. Pero su corazón ya no está en las vanidades de antes. En 1527 termina su compromiso como gobernador de Quero y regresa a Venecia. Continúa su camino de conversión. Se pone bajo la dirección de un sacerdote ejemplar. El esmero que antes empleaba a favor de la República de Venecia ahora lo dedicaba a la Patria Celestial.
En una ocasión, se encuentra Jerónimo en la plaza de San Marcos conversando con un hombre asuntos de herencia familiar. Aquel se siente molesto y le amenaza con que le va a arrancar uno a uno los pelos de la barba. Jerónimo, con mucha paz, le ofrece la cara y le dice: ‘Amigo, si así lo quiere Dios, aquí me tienes’. Los presentes quedan asombrados y comentan entre ellos: ‘¡Si esto hubiese pasado hace un par de años, lo hubiese despellejado vivo!’.
En 1928 Italia sufre hambruna. Mueren millares de personas. Multitudes acuden a Venecia por considerar que allí hay mas oportunidades. El gobierno no ayuda y hay muchos indigentes en las calles, entre ellos hay muchos niños.. Jerónimo esta entre un grupo de fieles cristianos que se entregan al servicio de los necesitados. En pocos días agota todo su dinero y comienza a vender, a favor de los pobres, todas sus posesiones, incluso los muebles de su casa. El mismo se dedicaba a dar de comer, vestir y hospedar. Siempre animaba a todos a confiar en Dios, aun en la hora de la muerte.
Cadáveres de víctimas aparecen por las calles. Jerónimo los carga sobre sus hombros y los lleva al cementerio. El también contrae la peste y se ve grave de muerte. Todo lo acepta con gran virtud. Aquello sirvió para gran testimonio de todos quienes le conocieron. Pero pronto se recuperó y continuó la obra.
Los niños andan en grave peligro no solo de hambre sino de caer en delincuencia y pecado por causa del ambiente en que están forzados a vivir. Muchos no tienen familia o andan abandonados. Jerónimo sabe muy bien por experiencia propia la angustia de los huérfanos. Pero estos no tienen nada. Se decide a dejarlo todo para formar familia con ellos. Una familia dentro de la gran familia que es la Iglesia Católica. Jerónimo comprende la importancia de ser Iglesia. Cuenta con la amistad de San Cayetano Thiene y el Obispo Carafa, su confesor, que luego será Papa Pablo IV.
El 6 de febrero de 1531 deja para siempre la casa paterna, su ropa de noble y se va a vivir a San Roque , a un bajo alquilado, con un grupo de unos treinta jóvenes de la calle. El reto es muy grande: Hay que alimentar, educar y proteger a los niños dependiendo de la caridad. Contrata artesanos para que les enseñen oficios con que ganarse la vida. Su lema: ‘trabajo, caridad y piedad’. So objetivo: ayudarlos a desarrollarse tanto espiritualmente como en talentos necesarios para ejercer una vocación.
Por obediencia a su confesor, en 1532, deja Venecia, se va a pie y en total pobreza a fundar en Bérgamo donde el obispo le solicitó. Se trata del lugar mas pobre y devastado de la República de Venecia. Con la ayuda del obispo y otras personas organiza los hospitales para los niños. Desarrolla el estilo de catecismo de preguntas y respuestas. Mas tarde, con los niños mas preparados, va por los pueblos y aldeas rezando y evangelizando. Los niños dan un gran testimonio al compartir su conocimiento del catecismo y al ayudar en el trabajo del campo sin pedir nada a cambio.
El amor a la Iglesia es uno de los signos de la santidad evidente en Jerónimo. Desde Bérgamo irradia una intensa evangelización popular. Se trata de una verdadera reforma desde la Iglesia al mismo tiempo que los errores del protestantismo amenazan por todas partes. El reza: “Dulce Padre nuestro... te rogamos por tu infinita bondad que devuelvas a todo el pueblo cristiano al estado de santidad que tuvo en tiempos de tus apóstoles”. Algunos hombres se le unen tanto sacerdotes como seglares y el les encomienda las obras en la comarca. A ellos, pues, encomienda las obras de la ciudad y de la comarca.
En noviembre de 1533, con un grupo de treinta y cinco jóvenes, se propone ir a Milán. Pero en camino se enferma de fiebre como también algunos de los niños. Tiene que quedarse en un lugar abandonado junto al camino. Pasa entonces un hombre a caballo y los niños le alertan. Resultó ser un antiguo conocido de Jerónimo que tenía una casa cerca de allí. Le ofrece llevarlo a el solo en su cabalgadura. Jerónimo, a pesar de la fiebre, dice: ‘Hermano, Dios os pague vuestra caridad; pero de ninguna manera puedo yo dejar solos a estos pequeños: ¡quiero vivir y morir con ellos!’ El conocido llega a Milán e informa al Duque Francisco Sforza lo acontecido y éste se encarga de que Jerónimo y los niños sean trasladados a la ciudad.
Recuperada la salud, continúa la obra en Milán. La ciudad ha pasado guerra, saqueo y plagas. Había gran necesitad de cuidar a los niños abandonados. Abre para ellos una institución, los 'Martinitt', aún hoy activa. Para el cuidado de las niñas cuenta con la ayuda de señoras.
Como el número de colaboradores aumenta, organiza al grupo con el nombre de ‘Compañía de los Servidores de los Pobres’, que será aprobada por Pablo III en 1540 y, más tarde, Pío V elevará a la categoría de Orden Religiosa con el nombre de Orden de los Clérigos Regulares de Somasca o Padres Somascos.
Somasca, es apenas un grupo de casas en el norte de Italia junto al lago de Como, Allí hay un castillo abandonado sobre una peña con vista al lago. Es el lugar escogido por San Jerónimo para ser el corazón de la Compañía. Allí se dedica al servicio de los niños y a largo tiempo de oración ante un gran crucifijo. Abre una escuela de gramática y una casa de formación para los miembros de la Compañía.
En 1535 tiene que regresar a Venecia ya que su confesor le manda a decir que las obras han crecido tanto que necesita su consejo para restructurarlas. 'Era impresionante ver a aquel hombre en hábito de mendigo pero con alma de noble, de ademanes castos, circunspectos y prudentes, que a cuantos lo contemplaban les parecía una deliciosa sinfonía de virtudes... Estuvimos juntos varias veces, y me colmó de cristiana esperanza y de muchos y santos recuerdos que todavía resuenan en mi alma...'
Hay grandes pruebas pues viven una vida muy austera y es un gran reto mantener las casas para jóvenes que se propagaron por el norte de Italia. ‘...Si en vosotros encuentra fe sincera y esperanza, hará con vosotros cosas grandes, pues Él exalta a los humildes... Si perseveráis en medio de la tentación, Dios os consolará en este mundo..., os dará paz y descanso en este mundo, temporalmente, y luego, en el otro, para siempre’.
En Brescia hay un capítulo de la Compañía para unificar la visión. En su última carta dice a los suyos: ‘Es que no saben que se han ofrecido a Cristo, que están en su casa y comen de su pan y se hacen llamar Servidores de los pobres de Cristo? ¿Cómo, pues quieren cumplir cuanto han prometido, sin caridad ni humildad de corazón, sin soportar al prójimo, sin buscar la salvación del pecador y rezar por él, sin mortificación... sin obediencia y sin respeto por la buenas usanzas acordadas?’
Su confesor le pide ir a Roma a fundar. Pero a finales de 1536 se propaga por el Valle de San Martín una plaga poco conocida. Padecen también los huérfanos y los Servidores de la Compañía. San Jerónimo se contagia y ya no puede subir a su casa en el peñón de Somasca. Le dan en el pueblo una habitación prestada. Antes de morir, con una teja, traza una gran cruz en la pared, para poder contemplarla en la agonía. Manda bajar a sus huérfanos para despedirse de ellos y, aunque sin fuerzas, como último testimonio, les lava a cada uno los pies. A los amigos del pueblo les recomienda que no ofendan a Dios con malas costumbres y blasfemias: él, a cambio, intercederá desde el cielo para que el granizo no estropee sus cosechas. A sus hermanos de la Compañía les dice: 'Seguid a Cristo crucificado; amaos los unos a los otros; servid a los pobres'. Muere el 8 de febrero de 1537,
La primera misión Somasca fuera de Italia se estableció el 5 de octubre de 1921 en El Salvador (C.A.). Allí adoptaron el Centro de Menores de La Ceiba (hoy Instituto Emiliani). Desde allí la labor se propagó a otras fundaciones en el país. En la actualidad los Religiosos Somascos tienen Institutos, Centros de Acogida, Escuelas, Colegios y Parroquias en: Italia, Colombia, El Salvador, México, Estados Unidos, España, Suiza, Guatemala, Honduras, Filipinas, Sry Lanka e India.
Beatificado en 1747
Canonizado en 1767.
En 1928, Pío XI lo declaró ‘Patrono universal de los huérfanos y de la juventud abandonada’.
Canonizado en 1767.
En 1928, Pío XI lo declaró ‘Patrono universal de los huérfanos y de la juventud abandonada’.
Su obra continúa con sus hijos, los Padres Somascos, herederos espirituales de la Compañía de los Servidores de los pobres y en muchos que se inspiran de su espiritualidad.
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