lunes, 13 de mayo de 2024

13 de mayo: La Virgen de Fátima (versión para niños)


La Virgen de Fátima

 

 

     En un pueblecito de Portugal, Fátima, había tres pastorcitos, dos niñas y un niño. Lucía era la mayor y tenía diez años. Francisco tenia nueve, y Jacinta siete. Francisco y Jacinta eran primos de Lucía.

       Cada día cuando la campana tocaba, rezaban el santo Rosario mientras guardaban las ovejas. Francisco era travieso y a veces no le gustaba rezarlo. Se entretenían jugando, cogiendo flores, y se pasaban todo el día en el monte. Un día que se estaban haciendo una cabaña para los días de lluvia, les sorprendió la luz intensa de dos relámpagos. Se espantaron mucho, pero... ¡qué sorpresa! encima de un pequeño árbol, vieron una hermosísima Señora vestida de blanco con un velo bordado en oro. Tenía las manos juntas, y colgaba de su mano derecha un Rosario de perlas brillantes.

       La Señora les dijo: "vengo del cielo y os pido que vengáis seis meses aquí el  mismo día. Después os diré quién soy y qué quiero".

       Lucía preguntó a la Señora: "¿yo iré al cielo?" "-Sí, irás".      "-¿Y Francisca?" "-Irá también".

       "-¿Y Francisco?" "-También irá, pero tiene que rezar antes , muchos Rosarios".

       Lucía se acordó de dos amigas que habían muerto hacía poco: "-¿Está María de las Nieves en el cielo?" "-Sí, está" (tenía cerca de 16 años).

       "-¿Y Amelia?" "-Pues estará en el purgatorio hasta el fin del mundo?" (Tenía unos 18 años. Amelia no murió en pecado mortal, pero necesitaba limpiar su vida en el purgatorio. Pues vamos a procurar no caer más en los pecados de omisión, es decir, en las cosas que teníamos que haber hecho y no hicimos por pereza o vergüenza).

       Entonces les dice la Señora que ofrezcan sacrificios  a Jesús, para pedir perdón por los pecados de los hombres, y también los sufrimientos (hay muchos  sacrificios que podemos ofrecer: sonreír, dar ejemplo, ayudar sin que me lo pidan, mortificarme, vivir el compañerismo, trabajar bien, hacer apostolado, ir a Misa con frecuencia...)

       Cuando la Señora desapareció, Lucia dijo a sus primos que no dijeran nada a nadie de lo que habían visto. Luego recogieron el rebaño y se fueron  a casa. Pero cuando llegaron a casa, Jacinta dijo a sus padres: "hemos visto a una señora muy hermosa en el bosque". No se lo pudo callar, y como Lucía era la mayor sus padres la regañaron pensando que se inventaba historias. Lucía, acompañada de su madre, fue a ver al párroco, que la amenazó porque pensaba que la aparición no era verdad. Se corrió la voz por entre la gente.

       En la segunda aparición, los tres pastores no estaban solos, unas 50 personas vieron de nuevo el reflejo de una luz que se aproximaba, y que llamaban "el relámpago", y encima de la encina apareció la Señora, que  les recordó que rezaran el Rosario, y les dijo: "Tendréis que sufrir mucho, pero no tengáis miedo que yo os ayudaré. Aprended a leer y a escribir. Rezad siempre el Rosario y haced sacrificios por los pobres pecadores". Lucía le pidió que les llevara al cielo y la Señora les contestó: "-Sí,  a Jacinta y Francisco les llevaré pronto, pero tú te quedarás algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien lo abraze, le prometo la salvación, y sus almas serán queridas por Dios como flores puestas por Mí para adornar su Trono".

       "-¿Me quedo aquí solita?", preguntó Lucía con gran pena. "-No, hija, ¿y tú, sufres mucho por eso? ¡no te desanimes! nunca te dejaré, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios . Como Lucía, podemos pedir  a la Señora: que me dé cuenta de que el tiempo de vida que tengo es para que ame a Dios y a los demás, y de que la Virgen no nos deja nunca y espera que le contemos lo que nos preocupa, pues todo lo nuestro le interesa.

       El alcalde y gobernador, que no creían y eran malvados, cuando oyeron hablar de apariciones se enfadaron pues veían la gente rezar el Rosario con los tres niños, y además querían saber eso de que había un secreto que la Señora había contado a los niños, y que sólo habían de decir al Papa de Roma. Y así cuenta Lucía qué pasó: <<la aparición no se realizó el 13 de agosto en Cova porque el Administrador del Concejo apresó y llevó a Vila Nova de Ouren a los pastorcitos con la intención de obligarles a revelar el secreto. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal. Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto, pero ellos dijeron:

       -"no lo decimos ni aunque nos den el mundo entero". Los otros presos les animaban a contarlo:

       -"decidle este secreto, ¿qué os importa...?"

       -"¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!" y los tres rezaron con los demás el rosario, delante de una medalla de Jacinta, colgada en  la  pared. El  Administrador,  para darles miedo, mandó  preparar una caldera de aceite hirviendo, y amenazó con  asar ahí a los pastorcitos si no les decían el secreto. Pero ellos siguieron firmes, sin revelarlo. El día 15, fiesta de Asunción, les devolvió a Fátima>> (Es admirable que antes de disgustar a la Virgen preferían morir: "Madre mía, prefiero morir que pecar", han dicho muchos cristianos. Y ya que sabemos lo que a la Virgen le gusta el Rosario, no dejemos cada día de rezarle por lo menos un misterio, que sólo son 10 avemarías con el padrenuestro y gloria).

       La Señora había prometido que el 13 de octubre sería la última aparición y que haría un gran milagro para que todos creyeran en Ella. Mucha gente de Portugal, con enfermos, vino a Fátima aquel día. Toda la mañana del gran día estuvo lloviendo. Lucía, Francisco y Jacinta llegan al mediodía y arrodillándose empiezan a rezar el Rosario. Todos hacen lo mismo. La Virgen se apareció, y como siempre la vieron solo los tres niños, y dijo: "yo soy la Virgen del Rosario, quiero que se construya aquí una capilla, que los hombres recen el Rosario y que no ofendan más a Jesús". Y entonces vino el milagro. El sol, como un globo de plata, empezó a dar vueltas en el cielo lanzando rayos de todos los colores. Muchos enfermos se curaron. La gente se asustó, pero se dieron cuenta de que tenían los vestidos completamente secos, y se arrodillaban  ante el milagro.

       Se cumplió lo que la Virgen quería: se hizo el Santuario de Fátima, y se consagró el mundo al Corazón  Inmaculado de María, así cayó el comunismo de Rusia, y hubo paz. Pero todavía hay guerras y falta paz en los corazones, por eso hemos de rezar mucho. Y le pedimos a la Virgen que nos ayude a rezarle el Rosario y ofrecerle muchos sacrificios para la conversión de los pecadores: "¡qué grande eres, Madre mía! no necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que me ayudes a cumplir este propósito, y que me aumentes la fe en Jesús, la confianza en tu protección, y  hacer bien lo que tengo que hacer en cada momento, y hacerlo todo por amor. Que haga todas las cosas  contigo, Madre mía".

No hay comentarios: