viernes, 2 de febrero de 2024

Sábado de la semana 4ª (par): Salomón pide tener sabiduría, aunque la mejor ciencia es el buen corazón y el servicio que nos muestra Jesús

Sábado de la semana 4ª (par): Salomón pide tener sabiduría, aunque la mejor ciencia es el buen corazón y el servicio que nos muestra Jesús

 

A. Lecturas

   1. I Reyes 3,4-13. El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese altar, Salomón ofreció mil holocaustos. En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: "Pídeme lo que quieras". Salomón respondió: "Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?". Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, y Dios le dijo: "Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti. Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida.

   2. Salmo 119,9-14. ¿Cómo un joven llevará una vida honesta? Cumpliendo tus palabras. Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de tus mandamientos. Conservo tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti. Tú eres bendito, Señor: enséñame tus preceptos. Yo proclamo con mis labios todos los juicios de tu boca. Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas.

   3. Marcos 6,30-34: "Reunidos los apóstoles con Jesús le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y les dice: Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Se marcharon, pues, en la barca a un lugar apartado ellos solos. Pero los vieron marchar y muchos los reconocieron; fueron allá a pie desde todas las ciudades, y llegaron antes que ellos. Al desembarcar vio Jesús una gran multitud, y se llenó de compasión, porque estaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas".

 

B. Comentario:

   1.- La oración de Salomón pidiendo sabiduría le gustó a Dios: para saber discernir en la vida y gobernar bien. Aparece Salomón como el prototipo del hombre sabio: se le atribuyen libros sapienciales como el de los Proverbios y una fama universal superior a la de todos los sabios, que provocará la visita de la reina de Sabá. Es famoso el juicio de Salomón cuando tuvo que dictaminar sobre el caso de las dos mujeres y el niño que ambas reclamaban como suyo (I Reyes 3): al mandar que dieran la mitad a cada una se descubrió la verdadera madre al clamar que lo dieran entero a la otra, y así se arregló la injusticia, por encima de la envidia de aquella madre falsa que perdió su hijo.

   Muy pronto Salomón quedará prendido en los sueños de poder, lo cual indica que un buen comienzo no asegura un final acertado.

   Es curioso como el Señor también le da bienes materiales: "Y te concedo también lo que no me has pedido: la riqueza y la gloria". «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y el resto se os dará por añadidura.» Señor, no me des riquezas... dame la inteligencia y el discernimiento de tu Voluntad, dame... tu Espíritu, el Espíritu de Jesús...

   ¿Qué buscamos, que pedimos, qué deseamos como lo más importante en nuestra vida? Ojalá y pidamos la Sabiduría necesaria para ser rectos, para ayudar a los demás y para saber compartir con ellos los bienes que Dios nos concede. Junto con la Sabiduría llegará a nosotros todo lo demás, pero hemos de pedir con intención recta.

   2. "Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de tus mandamientos. Conservo tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti... enséñame tus preceptos… Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas". Sigue el salmo con la sabiduría, saber decidir bien.

   3. Después de su primera "misión" volvieron los apóstoles a reunirse con Jesús... Se actúa y luego se "revisa" la acción para mejor comprenderla en la Fe, y mejorar las próximas intervenciones apostólicas. Hoy día no faltan reuniones, decía alguien que no sabemos cómo nos encontrará Dios cuando venga, seguramente nos encontrará reunidos. Lo ideal es que también haya oración juntos, como la Eucaristía.

   -"Le contaron cuanto habían hecho y enseñado..." Cada noche podemos revivir ese "relatar" a Jesús "lo que hemos hecho". Ayúdanos, Señor, a revisar contigo nuestras vidas.

   -"El les dijo: "Venid, retirémonos a un lugar desierto para que descanséis un poco." Pues eran muchos los que iban y venían y ni espacio les dejaban para comer. Fuéronse en la barca a un lugar desierto"... Jesús, te das cuenta de que están cansados y programas un descanso con ellos.

   -"Las gentes ven alejarse a Jesús y a sus discípulos..." De todas partes corren hacia allá y ¡llegan antes que ellos! "Al desembarcar, Jesús ve una gran muchedumbre. Se compadece de ellos porque son como "ovejas sin pastor". Y se pone a enseñarles detenidamente". Señor, consérvanos disponibles al servicio de los demás, como tú, Jesús, que te dio lástima de ellos, y te pusiste a atenderles.

   Todos necesitamos un poco de paz en la vida, momentos de oración, de silencio, de retiro físico y espiritual, con el Maestro. Además de que cada semana, el domingo está pensado para que sea un reencuentro serenante con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza, con los demás. El activismo nos agota y empobrece. El stress no es bueno, aunque sea el espiritual.

   Hay un grado de sobrecarga, de tensión nerviosa, que resulta nefasto para el apostolado como para todo equilibrio simplemente humano. ¡Gracias, Señor, por recordárnoslo! Y por ocuparte del "descanso" y de la distensión de tus apóstoles, después de un pesado período de misión. Necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad. Esencial al hombre de todas las épocas... pero especialmente indispensable al hombre moderno, en la agitación de la vida de hoy. ¿Qué parte de mis jornadas o de mis semanas dedico voluntariamente al "desierto"?

   Necesitamos paz y serenidad. Cuando no hay equilibrio interior, todo son nervios y disminuye la eficacia humana y la evangelizadora. A la vez, hay otro factor importante en nuestra vida: la caridad fraterna, la entrega a la misión que tengamos encomendada. A veces esta caridad se antepone al deseo del descanso o del retiro, como en el caso de Jesús y los suyos. Jesús conjuga bien el trabajo y la oración. Se dedica prioritariamente a la evangelización. Pero sabe buscar momentos de silencio y oración para sí y para los suyos, aunque en esta ocasión no haya sido con éxito. Otra lección que nos da Jesús es que no parece tener prisa. No hace ver que le han estropeado el plan. Tener tiempo para los demás, a pesar de que todos andamos escasos de tiempo y con mil cosas que hacer, es una finura espiritual que Jesús nos enseña con su ejemplo: tratar a cada persona que sale a nuestro encuentro como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

   Los Apóstoles están "estresados": «Los que iban y venían eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer» (Mc 6,30). Frecuentemente nosotros nos vemos abocados al mismo trasiego. El trabajo exige buena parte de nuestras energías; la familia, donde cada miembro quiere palpar nuestro amor; las otras actividades en las que nos hemos comprometido, que nos hacen bien y, a la vez, benefician a terceros... ¿Querer es poder? Quizá sea más razonable reconocer que no podemos todo lo que quisiéramos.

   Vemos una necesidad: el cuerpo, la cabeza y el corazón reclaman un derecho: descanso. En estos versículos tenemos un manual, frecuentemente ignorado, sobre el descanso. Vemos aquí una comunicación con Dios, siguiendo el hilo de lo más profundo de nuestro corazón. Y —¡qué sorpresa!— encontramos a Dios que nos espera. Y espera encontrarnos con nuestros cansancios. Jesús les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6,31). ¿En el plan de Dios hay un lugar para el descanso! Es más, nuestra existencia, con todo su peso, debe descansar en Dios. Lo descubrió el inquieto Agustín: «Nos has creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti». El reposo de Dios es creativo; no "anestésico": toparse con su amor centra nuestro corazón y nuestros pensamientos.

   Una paradoja: los discípulos no pueden reposar, son abordados por la gente. No han podido "desconectar". Nosotros, con frecuencia, no podemos liberarnos de nuestras obligaciones (hijos, cónyuge, trabajo...): ¡sería como traicionarnos! Se impone encontrar a Dios en estas realidades. Si hay comunicación con Dios, si nuestro corazón descansa en Él, relativizaremos tensiones inútiles... y la realidad —desnuda de quimeras— mostrará mejor la impronta de Dios. En Él, allí, hemos de reposar.

   Aprendamos a descansar. Y si podemos evitar el agotamiento, hagámoslo porque cuando se está postrado se tiene menos facilidades para hacer las cosas bien y vivir la caridad. "El descanso no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo" (J. Escrivá, Camino) El descanso, como el trabajo, nos sirven para amar a Dios y al prójimo, por lo tanto la elección del lugar de vacaciones, o el descanso deben ser propicios para un encuentro con Cristo. Hoy veamos si nos preocupamos, como el Señor lo hacía, por la fatiga y la salud de quienes viven a nuestro lado: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansar un poco.

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