sábado, 17 de febrero de 2024

Domingo I de Cuaresma, ciclo B: Jesús se somete a las tentaciones para bajar a nuestra miseria y con su misericordia ayudarnos para llegar al paraíso celestial

Pongo también en anexo un comentario de Ratzinger-Benedicto XVI que relaciona las tentaciones de Jesús con las guerras de hoy, etc.


Domingo I de Cuaresma, ciclo B: Jesús se somete a las tentaciones para bajar a nuestra miseria y con su misericordia ayudarnos para llegar al paraíso celestial

 

A. Lecturas

   1. Génesis 9,8-15. Dios dijo a Noé y a sus hijos: -Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.Y Dios añadió: -Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.

   2. Salmo 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9: R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza.

   Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas, / haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. // Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas. / Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.

   El Señor es bueno, es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes.

   3. I Pedro 3,18-22. Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios.

   4. Marcos 1,12-15. En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: -Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.

 

B. Comentario:

   1. Dios dijo a Noé y a sus hijos que hace un nuevo pacto: "El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra". Y Dios da una señal: "Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes". La tierra estaba llena de crímenes y era caótica, el hombre tenía una fuerza destructora de la "obra muy buena" de la creación: el pecado acabó con el paraíso y provocó el diluvio como castigo divino para aniquilar el desorden y violencia humana. El hombre dominará a los animales, los matará para subsistir pero sin echar a perder la tierra y el arco de la Alianza nos recuerda las demás alianzas: el arca de la Alianza de Moisés y todo esto es imagen del Sagrario, la Nueva Alianza de Jesús en la Eucaristía. El arco que era un arma guerrera ya no se usará para la guerra sino que Dios lo cuelga de las nubes para la paz. Cuantas maravillas hizo Dios, y cuantos dones dio al hombre, una gran inteligencia para crear lo necesario al hombre, para trasladarse, tecnologías que fueron a través del tiempo. Solo que ahora las tecnologías también hacen daño al hombre, y a los niños más que todo, el hombre se pasó de la raya. En medio de las guerras de hoy cuando veamos el arco iris rezamos por esta intención de Dios que no quiere guerras sino establecer un reino de paz en el mundo. Por esto después de la tormenta (símbolo de la guerra) aparece el sol (imagen de la paz de Dios).

   Queremos un arco que no lance flechas, exigimos que los misiles, sin cabezas nucleares, adornen nuestros parques, y que las estaciones en las galaxias puedan convertirse en los nuevos parques de atracciones de los niños del s. XXI. Así podrán cumplirse las palabras de Is 11,6ss.: "...habitará el lobo con el cordero..., la vaca pastará con el oso..."

   El signo de la alianza no es un mito acerca del origen del arco iris, sino una reflexión simbólica y poética acerca de la naturaleza. El arco iris, formado por los rayos del sol que atraviesan la bóveda celeste durante la lluvia, anuncia a los hombres el fin de la tormenta o la borrasca (símbolo de la ira divina) y la reaparición del sol (imagen de la misericordia de Dios). Todo esto son signos simbólicos del pacto de paz por parte de Dios de cara a toda la creación viviente: "Tras la tormenta, todo se serena, el aire es más limpio y transparente. Se respira hondo y huele a tierra nueva. Parece como si todo comenzase otra vez. Como si nada hubiera ocurrido. Dios perdona, Dios bendice, y el alma siente una paz alegre y reposada" ("Eucaristía 1991").

   Orígenes habla de un comentario rabínico: «Yo escuché hace tiempo a un judío explicar este pasaje y decir que ellos estaban citados por haber conocido los tres tiempos: dichosos, infelices, dichosos... Ve a Noé antes del diluvio, cuando el mundo está intacto. Mírale salvado en el arca, cuando el mundo entero naufraga. Mírale salir después del diluvio, convertido en cierto modo en creador de un nuevo universo». Filón exponía la misma idea bajo una forma distinta. Es como un eco de la tradición judía: «Dios juzgó a Noé digno de ser fin y principio de nuestra raza; fin (en griego: telos) de las cosas anteriores al diluvio; principio (en griego: arché) de las posteriores». De este modo, Noé es el «telos-arché», la «bisagra» de dos universos. En ello es figura del Mesías, «telos-arché» por antonomasia (L. Huschen).

   2. El Salmo es una oración al Señor: "enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas, / haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. // Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas. / Acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno, es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes". Es la contemplación de la bondad de Dios. Dice S. Agustín: "todas las sendas del Señor son misericordia y verdad. ¿Qué caminos les enseñará sino la misericordia, con la cual se aplaca, y la verdad, con la que es insobornable? Ejerce la una en unos, condonando el pecado, y la otra en otros, juzgando los méritos. Y por eso todos los caminos del Señor son las dos venidas del Hijo de Dios: la una de misericordia, la otra de juicio. Por tanto, se acerca al Señor, siguiendo sus caminos, el que viéndose librado, sin merecimiento alguno propio, depone la soberbia y, en adelante, evita la severidad del que lo escudriña todo porque ha experimentado la clemencia del que vino en su ayuda". Es la contemplación de la bondad de Dios.

   3. San Pedro nos dice que como Jesús "era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida", y que bajó a donde las almas de los que no se habían portado bien se estaban purificando. La imagen de la película de "las crónicas de Narnia" nos puede servir: cuando el niño hace algo que la bruja dice que va contra las leyes y que ha de morir, el rey bueno, el león, se ofrece para morir en lugar del niño. Entonces, todos apenados, contemplan como es sacrificado y luego ven como resurge de la muerte, y el león les explica que quien da la vida por amor resucita y se rompe la piedra de los sacrificios malos. Es lo que hace Jesús con la pascua a la que nos preparamos: dar la vida por nosotros, romper todo lo malo –el pecado- y salvarnos. Es la nueva arca de salvación, abrir nuestro corazón a Jesús. Por eso podemos decirle: "¡gracias, Jesús, por ser tan bueno y dar la vida por mí; ayúdame a saber darte lo que me pides para ser mejor!"

   4. En el Evangelio Marcos nos cuenta que "el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían". Esto era poco después que Jesús recibió el bautismo de Juan. En el desierto, el demonio le tienta pero Jesús es "el más fuerte", porque reza. Además, es servido por los ángeles. Le pedimos a Jesús: "¡enséñame a rezar como tú!" y a los ángeles, al nuestro: "¡ángel de la guarda, dulce compañía… no me dejes solo, que me perdería!". Jesús se preparó para su misión, después de oír desde el cielo "Tú eres mi hijo", como nosotros también somos hijos de Dior por el bautismo, y en el desierto ayunó antes de ir a hablar del Reino de Dios, el Evangelio. Yo también necesito prepararme pues "no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". Y en la educación a los pequeños, podemos sugerirles este sentido cuaresmal: Menos chuches y más rezar, hacer algún sacrificio, pues el remedio de todas las tentaciones lo dice la Iglesia en el Evangelio del miércoles de ceniza: rezar, ofrecer sacrificios (ayuno) y servir a los demás con alegría (limosna). Una manera de concretarlo es pensar qué puede quitar de mis gastos y darlo para los pobres.

   Jesús tiene poder cuando ha resucitado, porque se ha preparado para su misión, porque en la lucha contra Satanás ha vencido Jesús: frente a la tentación del orgullo y de ser más que los demás, Jesús ha vencido con la humildad y el amor a Dios y a los demás: «Al Señor tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto»: hay que adorar sólo a Dios, y no estar tan pendientes de juegos o de tener cosas. 

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