MIÉRCOLES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: Jesús anuncia su Pasión. Con su amor y humildad nos sirve de ejemplo, del camino a seguir
A. Lecturas:
1. Lectura del libro de Jeremías (18,18-20): Ellos dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.
2. Salmo 30,5-6.14.15-16: Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.
Oigo el cuchicheo de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida.
Pero yo confío en ti, Señor; te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen.
3. "En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos»".
B. Comentario:
1. Los malvados dijeron: "¡Venga, tramemos un plan contra Jeremías… inventemos alguna mentira contra él…". El pobre estaba desconcertado y reza; no entiende por qué si él se porta bien sufre los ataques de los demás que les fastidia. El profeta es una figura de Cristo, que precisamente hoy anuncia su Pasión. Jeremías es un alma sensible, que sufre mucho cuando le atacan injustamente: Te ruego, Señor, por todos los perseguidos, criticados, marginados a causa de lo que hacen o de lo que dicen. Qué poder más grande el de la lengua: puede hacer mucho bien o destruir a alguien. Es a veces mucho peor que un puñetazo o una herida profunda. También ahora la Iglesia estorba a los que quieren portarse mal, y el Papa es criticado porque defiende la verdad de la vida, de la familia, de Dios.
¡Qué importante es no difamar a los demás! Dicen que mientras Sócrates meditaba, un discípulo se acercó diciéndole: "Maestro, quiero contarle algo, un amigo suyo habló de usted en mal plan". El gran filósofo de Grecia lo interrumpe preguntando:
"-¿Ya hiciste pasar por las tres cribas lo que me vas a contar?"
"-¿Cuáles?" le responde el otro.
"-La primera, la verdad: ¿ya examinaste si lo que quieres decirme es verdadero en todos sus puntos?"
El sorprendido discípulo contestó: "-No, lo he oído decir a unos vecinos".
Sócrates replicó: "-al menos habrás hecho pasar por la criba de la bondad; lo que me quieres contar, ¿es bueno por lo menos?"
El discípulo dijo: "-No, en realidad es todo lo contrario".
-"Ahhh... -interrumpió Sócrates-. Entonces, vamos a la tercera criba: -¿Es necesario que me cuentes eso?"
-"Para ser sincero no, necesario no es", dijo el intrigante.
Entonces Sócrates le respondió: "-Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... no merece ser conocido por nadie, sepultémoslo en el olvido".
¡Cuánto daño, por esparcir maledicencias! ¡Cuántos sufrimientos se podrían evitar callando, o pensando un poco, antes de dejar ir aquello en un momento de mal genio! Hay personas que primero hablan, sin pensar lo que dicen, y hacen daño, o pierden amigos... A ver si entendemos qué significa que "somos dueños de nuestro silencio, y esclavos de nuestras palabras". Jesús en la Cruz pedirá por sus verdugos: «Perdónalos, porque no saben lo que hacen».
2. No es fácil rezar por los que nos hacen daño… vamos a pedirlo al Espíritu Santo, que transforme nuestro corazón… y que nos dé la fe que reza el Salmo: "Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos… "Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos"". Tranquilos, porque si Dios está de nuestra parte, ¿quién se atreverá a ponerse en contra nuestra? La última palabra la tendrá siempre la Vida. Confiemos nuestra vida en manos de Dios y Él nos llevará consigo a la Gloria que les espera a los que viven siéndole fieles. Jesús ha hecho primero el camino. Él ha dicho: "El buen pastor da su vida por sus ovejas." Y su vida nueva surge de la muerte.
3. Jesús, te veo decir a los Doce: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará». La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén". Un camino hacia la cruz. Jesús, les dices "aparte" un secreto, lo que te espera. Decidido, tranquilo, libre, subes hacia tu muerte. Ayúdame a comprender: ¿por qué?, y ¿para qué? "No hay más grande amor que el de dar la vida por aquellos que se ama… Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia… He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los pecados… El buen pastor da su vida por sus ovejas." Quisiera entender este misterio de la cruz. Y de la Pascua: –"Y resucitará al tercer día". Una vida nueva surge de la muerte. Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio. ¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? Ante tanto dolor, donde continúas sufriendo en tanta gente, Señor… quiero confiar.
La madre de Santiago y Juan pide a Jesús: "que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». (La copa es la amargura, el dolor).
"Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre»".
No es de extrañar que los otros se enfadaran: quizá ellos también querían lo mismo, y esos dos se les habían adelantado. En nuestro mundo, vemos como el poder, el prestigio, el éxito humano son los motores del actuar. Mientras que los de Cristo son la entrega de sí mismo, ser servidores de los demás. Se enfadaron los discípulos contra esos dos, y Jesús les habla de servicio. Van aprendiendo de Jesús que a diferencia de los poderosos de la tierra, él no quiere poder, prestigio, éxito y quedar bien. Cristo se entrega, es servidor de los demás, no busca los puestos de honor, y es el modelo para nosotros: «No he venido a ser servido, sino a servir, a dar mi vida por los demás». Como decía la Madre Teresa de Calcuta: "El hombre que no vive para servir no sirve para vivir". Pedimos hoy esta misión de servicio que nos da sentido a la vida: «Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que le señalaste» (oración). «Señor, líbranos de las ataduras del pecado» (ofrendas).
Cuentan que un muchacho de 14 años, alegre, dinámico, sufrió una parálisis progresiva que le tenía en silla de ruedas. Se ha vuelto un egoísta, que quiere a todos a su servicio. La madre le lleva a una ermita para rezar a la Virgen y pedir su curación. Cuando llegan, ante la reja hay una madre que habla en voz alta con la Virgen: "¡María, tienes que cuidar a mi hija! Cúrala María. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es todo lo que tengo en mi vida. Me ha dicho ella que venga a rezarte… ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea cáncer!" La madre angustiada se va, y ahora la otra madre, del muchacho, se acerca para decirle: "¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen...?" Y se realiza el portento: -"Sí, mamá. He pedido la curación... He pedido a la Virgen que no sea cáncer".
Jesús nos propone un cambio de mentalidad, en lugar de ese afán de mandar que a veces nos domina, un afán de servicio 3. Jesús, te veo decir a los Doce: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará». La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén". Un camino hacia la cruz. Jesús, les dices "aparte" un secreto, lo que te espera. Decidido, tranquilo, libre, subes hacia tu muerte. Ayúdame a comprender: ¿por qué?, y ¿para qué? "No hay más grande amor que el de dar la vida por aquellos que se ama… Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia… He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los pecados… El buen pastor da su vida por sus ovejas." Quisiera entender este misterio de la cruz. Y de la Pascua: –"Y resucitará al tercer día". Una vida nueva surge de la muerte. Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio. ¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? Ante tanto dolor, donde continúas sufriendo en tanta gente, Señor… quiero confiar.
Cómo nos toca el corazón la generosidad que vemos en algunas persones. Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por el egoísmo. Si ser cristiano es parecerse a Ti... me tienes que cambiar. ¡Qué piense en los demás! ¡que haga más por los demás que por mi! ¡que ayude, que haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría alegrarles! ¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! (José Pedro Manglano).
El Concilio Vaticano II ha afirmado que «el hombre adquiere su plenitud a través del servicio y la entrega a los demás». Nos parece que entonces perdemos la vida, cuando realmente la estamos encontrando.
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