jueves, 29 de febrero de 2024

Cuaresma, 2ª semana, viernes: el Señor saca bien hasta de las desgracias, si nos dejamos guiar por su providencia

Cuaresma, 2ª semana, viernes: el Señor saca bien hasta de las desgracias, si nos dejamos guiar por su providencia

 

A. Lecturas:

   1. Génesis 37,3-4.12-13.17-28: Israel amaba a José más que a ningún otro de sus hijos, porque era el hijo de la vejez, y le mandó hacer una túnica de mangas largas. Pero sus hermanos, al ver que lo amaba más que a ellos, le tomaron tal odio que ni siquiera podían dirigirle el saludo. Un día, sus hermanos habían ido hasta Siquém para apacentar el rebaño de su padre. Entonces Israel dijo a José: "Tus hermanos están con el rebaño en Siquém. Quiero que vayas a verlos". "Está bien", respondió él. "Se han ido de aquí, repuso el hombre, porque les oí decir: "Vamos a Dotán". José fue entonces en busca de sus hermanos, y los encontró en Dotán. Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. "Ahí viene ese soñador", se dijeron unos a otros. "¿Por qué no lo matamos y lo arrojamos en una de esas cisternas? Después diremos que lo devoró una fiera. ¡Veremos entonces en qué terminan sus sueños!". Pero Rubén, al oír esto, trató de salvarlo diciendo: "No atentemos contra su vida". Y agregó: "No derramen sangre. Arrójenlo en esa cisterna que está allá afuera, en el desierto, pero no pongan sus manos sobre él". En realidad, su intención era librarlo de sus manos y devolverlo a su padre sano y salvo. Apenas José llegó al lugar donde estaban sus hermanos, estos lo despojaron de su túnica - la túnica de mangas largas que llevaba puesta - , lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna, que estaba completamente vacía. Luego se sentaron a comer. De pronto, alzaron la vista y divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, transportando en sus camellos una carga de goma tragacanto, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. Entonces Judá dijo a sus hermanos: "¿Qué ganamos asesinando a nuestro hermano y ocultando su sangre? En lugar de atentar contra su vida, vendámoslo a los ismaelitas, porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne". Y sus hermanos estuvieron de acuerdo. Pero mientras tanto, unos negociantes madianitas pasaron por allí y retiraron a José de la cisterna. Luego lo vendieron a los ismaelitas por veinte monedas de planta, y José fue llevado a Egipto.

   2. Salmo 105,16-21: El provocó una gran sequía en el país y agotó las provisiones. / Pero antes envió a un hombre, a José, que fue vendido como esclavo: / le ataron los pies con grillos y el hierro oprimió su garganta, / hasta que se cumplió lo que él predijo, y la palabra del Señor lo acreditó. / El rey ordenó que lo soltaran, el soberano de pueblos lo puso en libertad; / lo nombró señor de su palacio y administrador de todos sus bienes.

   3. Mateo 21,33-34.45-46: "Escuchad otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta".

 

B. Comentario:

   1. Israel amaba mucho a José, que representa a Jesús, que hoy habla de un «hijo» enviado para cosechar los frutos de una viña, y que los viñadores matan para desembarazarse de él. «Venid. Matémosle». Las mismas palabras de la historia de José: Conspiraron contra él para matarle: «Venid, matémoslo»: otro "anuncio" de la "Pasión de Jesús". Pero también tienen un valor actual las palabras: cuando corre la sangre sobre un rostro, víctima de la brutalidad humana, es el rostro ensangrentado de Jesús que aún sufre.

    -"Le vendieron por veinte monedas de plata"... El dinero. Por dinero se maltrata a los hombres. Perdón, Señor. Por dinero, Judas vendió a Jesús a los sumos sacerdotes. Dios se sirve de acontecimientos aparentemente contrarios a su proyecto.

   Todo en la historia de José es emotivo: la envidia de los hermanos, los sueños de las vacas flacas y su interpretación, y cómo de la desgracia pudo valerse Dios para salvar de la muerte por sequía al pueblo de Israel. La sed que tenemos es de Dios, tú la sacias, Jesús.

   2. La historia de José es muy bonita, y le toca sufrir, pero Dios escribe derecho en renglones torcidos. Todo sirve para nuestro bien, pues como dice el salmo, en Egipto fue "vendido como esclavo"… y luego "el rey ordenó que lo soltaran… lo nombró señor de su palacio y administrador de todos sus bienes". El sentido del texto mesiánico está completado en este Salmo. Es el sentido misterioso del sacrificio.

   3. –"Un padre de familia plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar, y edificó una torre"... Jesús, citas aquí un oráculo de Isaías (5,2-5) sobre la decepción divina. ¿Qué decepciones tienes de mí? ¿Qué esperas de mí, Señor? –"Y la arrendó a unos viñadores"... se me ha confiado la viña, con responsabi1idades: ¿Cuáles? ¿De qué y de quiénes deberé darte cuenta? ¿Qué debo hacer fructificar? ¿Qué iniciativas esperas de mí para que la porción de tus tierras no pase a ser un erial?

   -"Cuando se acercaba el tiempo de los frutos, envió a sus criados para percibir su parte..." Los viñadores les apedrearon... Se rechaza a Dios. También hoy. Dios es un estorbo. Yo mismo te rehúso, Señor, cuando vienes a pedirme los frutos. Ahora, detenidamente, me propongo buscar, en mi vida concreta, las exigencias, las llamadas divinas que acepto mal y que rechazo (Noel Quesson).

   –"De nuevo les envió otros siervos, en mayor número que los primeros. Finalmente les envió a su Hijo". La perseverancia de Dios. Va hasta el final. Sacrifica lo que es más precioso para El. "De tal manera ha amado Dios al mundo que le ha enviado su propio hijo." Me detengo a contemplar la amplitud insospechada de este don: "Puesto que Dios nos ha amado hasta darnos a su propio Hijo, ni la muerte, ni el pecado nos arrancarán de su amor."

   –"Cuando venga, pues, el amo de la viña... ¿Qué hará? Hará perecer de mala muerte a los malvados, y arrendará la viña a otros". La historia que leemos hoy de José se repite en Jesús. El evangelio cita el salmo pascual por excelencia, el 117: «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». La muerte ha sido precisamente el camino para la vida. Durante la Cuaresma, y en particular los viernes, nuestros ojos se dirigen a la Cruz de Cristo, cuyo fruto es el Espíritu Santo. San Agustín así lo explica: «Se plantó la viña, es decir, la ley dada en los corazones de los judíos. Fueron enviados los profetas a buscar el fruto, o sea, la rectitud de vida. Estos profetas recibieron afrentas y hasta la muerte. Fue enviado también Cristo, el Hijo único del Padre de familia; y no sólo dieron muerte al heredero, sino que también, por ello, perdieron la heredad. Su perversa decisión les produjo el efecto contrario. Para poseerla le dieron muerte, y por haberle dado muerte, la perdieron». El Señor vino a salvarnos, y los suyos no le recibieron (Juan 1,11)... Así hicieron con el Señor: lo sacaron fuera de la ciudad y lo crucificaron.

 

Llucià Pou Sabaté

 

Cuaresma 2ª semana, jueves: al final de la vida seremos juzgados en el amor a los demás, ahí la grandeza del corazón del hombre, su realización completa

Cuaresma 2ª semana, jueves: al final de la vida seremos juzgados en el amor a los demás, ahí la grandeza del corazón del hombre, su realización completa

 

A. Lecturas:

   1. Jeremías 17,5-10: Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! El es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita. ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto. Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.

   2. Salmo 1,1-4.6: ¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!

   El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.

   No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento, porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal.

   3. Lucas 16,19-31: "En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le lamían las llagas.

   Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: 'Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama'. Pero Abraham le dijo: 'Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros'.

   Replicó: 'Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento'. Díjole Abraham: 'Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan'. Él dijo: 'No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán'. Le contestó: 'Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite'»".

 

B. Comentario:

 

 

   1. Vivir no es transcurrir. La primera lectura de hoy nos pregunta por eso: "¿Quién entenderá el corazón del hombre?". Oí hablar de una persona con el rostro desfigurado, y gracias a la generosidad de un médico que le hizo sin coste una cirugía estética, éste pudo desarrollarse en su proyecto de vida, y llegó a ser un gran artista. Nuestro corazón puede desfigurarse por el pecado, pero la confesión es la cirugía que nos devuelve la belleza, aunque haya pasado la cosa más traicionera y difícil de curar; se cura todo si hemos puesto nuestro corazón en Jesús.

   2. Entonces estamos seguros, como dice el Salmo, si vivimos en la ley del Señor. El destino de los buenos y de los malos está expresado en el tema de los caminos de Dios. Hoy rezamos: «Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien la ha perdido, atrae hacia Ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego de tu espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el bien obrar» (Colecta).

   Los dos caminos, que Jesús nos cuenta con la parábola. La fuerza nos viene de Dios, presente en los Sacramentos de un modo especial, por eso «te pedimos, Señor, que el fruto de este santo sacrificio persevere en nosotros, y se manifieste siempre en nuestras obras» (Postcomunión).

    3. Jesús nos cuenta con una parábola de un hombre rico que no se ocupaba de un pobre llamado Lázaro. Al rico lo hemos llamado Epulón y el pobre sí que sabemos el nombre, se llamaba Lázaro. San Agustín decía: «Ved a uno y a otro, al que vive en el placer y al que vive en el dolor: el rico vivía entre placeres y el pobre entre dolores; el primero banqueteaba, el segundo sufría; aquél era tratado con respeto por la familia que lo rodeaba, éste era lamido por los perros; aquél se volvía más duro en sus banquetes, éste ni con las migajas podía alimentarse. / Pasó el placer, pasó la necesidad; pasaron los bienes del rico y los males del pobre; al rico le vinieron males y al pobre bienes. Lo pasado pasó para siempre; lo que vino después nunca disminuyó. El rico ardía en los infiernos; el pobre se alegraba  en el seno de Abrahán. Primeramente había deseado el pobre una migaja de la mesa del rico; luego deseó el rico una gota del dedo del pobre. La penuria de éste acabó en la saciedad; el placer de aquél terminó en el dolor sin fin». Con el tiempo, las cosas se ponen en su sitio… El rico de la parábola no está en el infierno, pues tenía ciertos sentimientos de preocupación por los de su familia, y en el infierno no hay amor. Se está purificando…

   La Madre Teresa de Calcuta nos decía que hay que amar "hasta que nos duela".  A veces nos toca repartir caramelos entre nuestros hermanos o amigos y nos quedamos con muy pocos, y nos duele dar, pero estamos contentos. Es la alegría del dar. Vamos a hablar con la  Virgen: ¿en qué me puedo dar más?

   La generosidad es la expresión del amor, eso que no puede comprarse en ningún centro comercial, pero que es la esencia de la vida, lo que de verdad ilumina el mundo. Quizá aparentemente "no sirve de nada", pero cuando falta no queda nada que sirva. Es virtud de las almas grandes, una apertura del corazón que sabe amar, donde no se busca más gratificación que dar y ayudar. Eso, en sí mismo, satisface. "Mejor es dar que recibir". Con su ejercicio, se ensancha el corazón pues el egoísmo empequeñece, y el aumento de la capacidad de amor da más juventud al alma.

   Generosidad es juzgar con comprensión; sonreír y hacer la vida agradable a los demás, aunque tengamos un mal día o esa persona nos caiga antipática; adelantarse en los pequeños servicios, "que no se nos caigan los anillos" al hacer algo que está "por debajo" de nuestra condición, pues para quien es generoso no hay arriba ni abajo, todo es ocasión de servir: hablando bien de todos, escuchando atentamente, con el don de la oportunidad y visión positiva, con fe… y haciendo favores. Qué bonito es oír a un compañero que nos dice: "gracias a ti aprobé las matemáticas". Facilitar la amistad a quien le cuesta coger confianza, y acercarse prudentemente. Sobre todo, cuando tratamos a los demás viendo a Jesús en ellos, oyendo cómo el Señor nos dice "lo que hacéis con estos lo hacéis conmigo".

   La generosidad lleva así al mejor de los sacrificios, que es la misericordia, participar con los sentimientos de la miseria ajena para hacerla propia; y así la limosna es algo natural, como el amor a los pobres. Muchas veces son los más necesitados los que poseen ese don de la misericordia; cuando servimos experimentamos lo que decía Tagore: "dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Y al servir comprobé que el servicio era alegría".

   ¿Qué es generosidad? Es dar limosna a un niño de la calle, invertir tiempo en obras de caridad, pero también escuchar al amigo que quiere abrir su corazón. En definitiva, salir de uno mismo, dejar de estar "en-si-mismado" (metido en sí mismo) y pasar a estar "en-tu-siasmado" (volcado hacia el tú de los demás, salir de uno mismo). No mirarse al espejo, sino descubrir qué necesitan los demás.

    San Juan Crisóstomo nos habla de la hospitalidad: "A propósito de esta parábola, conviene preguntarnos por qué el rico ve a Lázaro en el seno de Abrahán y no en compañía de otro justo. Es porque Abrahán había sido hospitalario. Aparece pues, al lado de Lázaro para acusar al rico epulón de haber despreciado la hospitalidad. En efecto, el patriarca incluso invitó a unos simples peregrinos y los hizo entrar en su tienda (Gn 18,15). El rico, en cambio, no mostraba más que desprecio hacia aquel que estaba en su puerta. Tenía medios, con todo el dinero que poseía, para dar seguridad al pobre. Pero él continuaba, día tras día, ignorando al pobre y privándole de su ayuda que tanto necesitaba […] Abrahán llegó a hospedar a ángeles ¡cosa sorprendente! sin darse cuenta de ello. El mismo Pablo se quedó maravillado por el relato cuando nos transmite esta exhortación: "No olvidéis la hospitalidad, pues gracias a ella algunos hospedaron, sin saberlo, a ángeles" (Heb 13,2).

   San Gregorio Magno nos dice que «todas estas cosas se dicen para que nadie pueda excusarse a causa de su ignorancia». Hay que despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay que responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los abandonados. Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que nos haga más responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados.

 

Llucià Pou Sabaté

 

miércoles, 28 de febrero de 2024

MIÉRCOLES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: Jesús anuncia su Pasión. Con su amor y humildad nos sirve de ejemplo, del camino a seguir

MIÉRCOLES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: Jesús anuncia su Pasión. Con su amor y humildad nos sirve de ejemplo, del camino a seguir

 

A. Lecturas:

   1. Lectura del libro de Jeremías (18,18-20): Ellos dijeron:
«Venga, tramemos un plan contra Jeremías porque no faltará la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta. Venga, vamos a hablar mal de él y no hagamos caso de sus oráculos».
Hazme caso, Señor,
escucha lo que dicen mis oponentes.
¿Se paga el bien con el mal?,
¡pues me han cavado una fosa!
Recuerda que estuve ante ti,
pidiendo clemencia por ellos,
para apartar tu cólera.
   2. Salmo 30,5-6.14.15-16: Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.

   Oigo el cuchicheo de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida.

   Pero yo confío en ti, Señor; te digo: «Tú eres mi Dios». En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen.

   3. "En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará».

   Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».

   Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos»".

 

B. Comentario:

   1. Los malvados dijeron: "¡Venga, tramemos un plan contra Jeremías… inventemos alguna mentira contra él…". El pobre estaba desconcertado y reza; no entiende por qué si él se porta bien sufre los ataques de los demás que les fastidia. El profeta es una figura de Cristo, que precisamente hoy anuncia su Pasión. Jeremías es un alma sensible, que sufre mucho cuando le atacan injustamente: Te ruego, Señor, por todos los perseguidos, criticados, marginados a causa de lo que hacen o de lo que dicen. Qué poder más grande el de la lengua: puede hacer mucho bien o destruir a alguien. Es a veces mucho peor que un puñetazo o una herida profunda. También ahora la Iglesia estorba a los que quieren portarse mal, y el Papa es criticado porque defiende la verdad de la vida, de la familia, de Dios.

   ¡Qué importante es no difamar a los demás! Dicen que mientras Sócrates meditaba, un discípulo se acercó diciéndole: "Maestro, quiero contarle algo, un amigo suyo habló de usted en mal plan". El gran filósofo de Grecia lo interrumpe preguntando:

   "-¿Ya hiciste pasar por las tres cribas lo que me vas a contar?"

   "-¿Cuáles?" le responde el otro.

   "-La primera, la verdad: ¿ya examinaste si lo que quieres decirme es verdadero en todos sus puntos?"

   El sorprendido discípulo contestó: "-No, lo he oído decir a unos vecinos".

   Sócrates replicó: "-al menos habrás hecho pasar por la criba de la bondad; lo que me quieres contar, ¿es bueno por lo menos?"

   El discípulo dijo: "-No, en realidad es todo lo contrario".

   -"Ahhh... -interrumpió Sócrates-. Entonces, vamos a la tercera criba: -¿Es necesario que me cuentes eso?"

   -"Para ser sincero no, necesario no es", dijo el intrigante.

   Entonces Sócrates le respondió: "-Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... no merece ser conocido por nadie, sepultémoslo en el olvido".

   ¡Cuánto daño, por esparcir maledicencias! ¡Cuántos sufrimientos se podrían evitar callando, o pensando un poco, antes de dejar ir aquello en un momento de mal genio! Hay personas que primero hablan, sin pensar lo que dicen, y hacen daño, o pierden amigos... A ver si entendemos qué significa que "somos dueños de nuestro silencio, y esclavos de nuestras palabras". Jesús en la Cruz pedirá por sus verdugos: «Perdónalos, porque no saben lo que hacen».

   2. No es fácil rezar por los que nos hacen daño… vamos a pedirlo al Espíritu Santo, que transforme nuestro corazón… y que nos dé la fe que reza el Salmo: "Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos… "Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos"". Tranquilos, porque si Dios está de nuestra parte, ¿quién se atreverá a ponerse en contra nuestra? La última palabra la tendrá siempre la Vida. Confiemos nuestra vida en manos de Dios y Él nos llevará consigo a la Gloria que les espera a los que viven siéndole fieles. Jesús ha hecho primero el camino. Él ha dicho: "El buen pastor da su vida por sus ovejas." Y su vida nueva surge de la muerte.

   3. Jesús, te veo decir a los Doce: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará». La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén". Un camino hacia la cruz. Jesús, les dices "aparte" un secreto, lo que te espera. Decidido, tranquilo, libre, subes hacia tu muerte. Ayúdame a comprender: ¿por qué?, y ¿para qué? "No hay más grande amor que el de dar la vida por aquellos que se ama… Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia… He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los pecados… El buen pastor da su vida por sus ovejas." Quisiera entender este misterio de la cruz. Y de la Pascua: –"Y resucitará al tercer día". Una vida nueva surge de la muerte. Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio. ¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? Ante tanto dolor, donde continúas sufriendo en tanta gente, Señor… quiero confiar.

   La madre de Santiago y Juan pide a Jesús: "que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». (La copa es la amargura, el dolor).

   "Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre»".

   No es de extrañar que los otros se enfadaran: quizá ellos también querían lo mismo, y esos dos se les habían adelantado. En nuestro mundo, vemos como el poder, el prestigio, el éxito humano son los motores del actuar. Mientras que los de Cristo son la entrega de sí mismo, ser servidores de los demás. Se enfadaron los discípulos contra esos dos, y Jesús les habla de servicio. Van aprendiendo de Jesús que a diferencia de los poderosos de la tierra, él no quiere poder, prestigio, éxito y quedar bien. Cristo se entrega, es servidor de los demás, no busca los puestos de honor, y es el modelo para nosotros: «No he venido a ser servido, sino a servir, a dar mi vida por los demás». Como decía la Madre Teresa de Calcuta: "El hombre que no vive para servir no sirve para vivir". Pedimos hoy esta misión de servicio que nos da sentido a la vida: «Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que le señalaste» (oración). «Señor, líbranos de las ataduras del pecado» (ofrendas).

   Cuentan que un muchacho de 14 años, alegre, dinámico, sufrió una parálisis progresiva que le tenía en silla de ruedas. Se ha vuelto un egoísta, que quiere a todos a su servicio. La madre le lleva a una ermita para rezar a la Virgen y pedir su curación. Cuando llegan, ante la reja hay una madre que habla en voz alta con la Virgen: "¡María, tienes que cuidar a mi hija! Cúrala María. ¡Qué no sea cáncer! Esta niña es todo lo que tengo en mi vida. Me ha dicho ella que venga a rezarte… ¡Cómo te la vas a llevar! ¡María, que no sea cáncer!" La madre angustiada se va, y ahora la otra madre, del muchacho, se acerca para decirle: "¡Hijo!, ¿ya has Pedido a la Virgen...?" Y se realiza el portento: -"Sí, mamá. He pedido la curación... He pedido a la Virgen que no sea cáncer".

   Jesús nos propone un cambio de mentalidad, en lugar de ese afán de mandar que a veces nos domina, un afán de servicio 3. Jesús, te veo decir a los Doce: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará». La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén". Un camino hacia la cruz. Jesús, les dices "aparte" un secreto, lo que te espera. Decidido, tranquilo, libre, subes hacia tu muerte. Ayúdame a comprender: ¿por qué?, y ¿para qué? "No hay más grande amor que el de dar la vida por aquellos que se ama… Yo he venido para que tengan vida, y en abundancia… He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los pecados… El buen pastor da su vida por sus ovejas." Quisiera entender este misterio de la cruz. Y de la Pascua: –"Y resucitará al tercer día". Una vida nueva surge de la muerte. Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio. ¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? Ante tanto dolor, donde continúas sufriendo en tanta gente, Señor… quiero confiar.

   Cómo nos toca el corazón la generosidad que vemos en algunas persones. Señor, a veces yo también soy un auténtico monstruo por el egoísmo. Si ser cristiano es parecerse a Ti... me tienes que cambiar. ¡Qué piense en los demás! ¡que haga más por los demás que por mi! ¡que ayude, que haga favores, que me dé cuenta de lo que necesitan o de lo que podría alegrarles! ¡Cúrame, Madre mía, y dame mi corazón generoso! (José Pedro Manglano).

   El Concilio Vaticano II ha afirmado que «el hombre adquiere su plenitud a través del servicio y la entrega a los demás». Nos parece que entonces perdemos la vida, cuando realmente la estamos encontrando. 

lunes, 26 de febrero de 2024

MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: la pureza de corazón es el amor y sinceridad con que hacemos las cosas.

MARTES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: la pureza de corazón es el amor y sinceridad con que hacemos las cosas.

 

A. Lecturas:

   1. Isaías 1,10.16-20. ¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda! Vengan, y discutamos -dice el Señor-: Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana. Si están dispuestos a escuchar, comerán los bienes del país; pero si rehúsan hacerlo y se rebelan, serán devorados por la espada, porque ha hablado la boca del Señor.

   2. Salmo 50,8-9.16-17.21.23. No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! / Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales. / Dios dice al malvado: "¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos y a mencionar mi alianza con tu boca, / tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? / Haces esto, ¿y yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. / El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad; y al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios".

   3.  Mateo 23,1-12: "En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí".

   Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Doctores", porque uno solo es vuestro Doctor: Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»".

 

B. Comentario:

   1. Isaías escucha estas palabras de Dios: "Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana". Dios nos perdona siempre, pero hemos de ir con cuidado porque la naturaleza no perdona y si me caigo y me rompo la pierna esto no hay quien lo arregle. Pero para Dios todo tiene arreglo, Él busca la conversión del corazón, he de ser sincero. Cuentan de un hombre que murió y mientras iba al cielo le decía a su ángel que sufría porque no sabía qué decirle al Señor, y el ángel le contestó: "le dirás lo que todos los que le han querido, tranquilo"… y él insistía, nervioso: "pero lo que más miedo me da es lo que me dirá el Señor", y el ángel: "te dirá lo que a todos los que le han querido, tranquilo". Cuando llegó a la presencia de Dios sólo se le ocurrió decirle: "Gracias, Señor, por quererme tanto", y el ángel decía por lo bajo: "¿ves? Lo que todos…" y Dios le respondio: "-Gracias a ti, por pedirme perdón tantas veces", y el ángel otra vez: "¿ves? Lo que a todos…" porque Dios está esperando que le pidamos perdón, para podernos perdonar de todo corazón, y así puede limpiarnos más.

   Un buen sacerdote contaba de un periodista que le preguntó a Dios en una entrevista: "-tu que  tienes tanto tiempo, ¿a qué te gusta dedicar el tiempo libre?" y que le contestó: "-a perdonar, hijo mío, a perdonar". Dios es capaz de «hacer aguas puras con aguas de desagüe», «almas puras con almas gastadas»... «almas blancas con almas sucias»... como el estiércol enterrado al pie del árbol, le ayuda a crecer.

   2. El Salmo nos anima a vivir la religión con el amor a los demás, con el buen consejo, corregir, animar, perdonar, consolar… dice: "El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad; y al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios". Así nuestra Cuaresma será un éxito, como el que va a una fiesta con un vestido espléndido. «Te rogamos, Señor, que esta Eucaristía nos ayude a vivir más santamente, y nos obtenga tu ayuda constantemente» (Poscomunión).

   3. El Evangelio nos habla de seguir a Cristo. "El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado".

   Vimos en Juan Pablo II un ejemplo de amar al enemigo, cuando le dispararon para matarle en 1981, el día de la Virgen de Fátima, y que sobrevivió de modo milagroso, la bala está guardada en la corona de la imagen de la Virgen en Fátima; en cuanto pudo, Juan Pablo II se desplazó hasta la cárcel donde estaba prisionero el asesino Alí Agca, y le perdonó. Señor, qué ejemplo para mí. Como Tú, que perdonaste desde la Cruz a los que crucificaban: "Perdónales, Padre". iQue perdone siempre! ¡Ayúdame! Como cristiano no puedo guardar rencor nunca, me hagan lo que me hagan.

   Vemos en las guerras, y en las familias, y la sociedad, muchos nuevos fariseos, y Jesús nos dice también hoy: «No imitéis su conducta, porque dicen y no hacen» (Mt 23,3). No son las teorías sino el testimonio lo que mueve. Y vemos el daño que hacen muchos que se dicen cristianos o son ministros ordenados, que no se portan bien. La falta de coherencia de vida provoca rechazo, y en cambio la unidad de vida es motivante. Y una de las cosas que más nos mueven es el servicio, como nos dice Jesús: «el primero entre vosotros será vuestro servidor». Vivimos en una sociedad en la que se valora excesivamente las apariencias, la imagen y en la que, hay corrupción o problemas éticos: sociedad hipócrita (con apariencia de virtud o bondad contrarias en la realidad), enfocada principalmente en lo superficial y en la imagen externa, como una fachada atractiva o respetable en el exterior pero que esconde problemas internos de infelicidad, viviendo con máscaras, como en los tiempos de Jesús… ¿Buscamos la alabanza de los demás y los primeros puestos? Señor, «da luz a mis ojos para que no duerma en la muerte» (Antífona de entrada)… y «que esta Eucaristía nos ayude a vivir más santamente» (poscomunión).

   Sigues denunciando, Señor: "Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres". Pensemos en una cultura de opresión contra los esclavos en épocas pasadas. Contra los campesinos en la época feudal. Contra los obreros en la sociedad industrial. Contra las conciencias, en algunos ambientes religiosos, en algunas épocas…  

   Jesús es el ejemplo supremo de humildad y de entrega a los demás, de autenticidad y valentía en defender la verdad: "Ejemplo os he dado para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros" (Jn 13,15). El Señor nos invita a seguirle y a imitarle, y nos deja una regla muy sencilla, pero exacta, para vivir la caridad con humildad y espíritu de servicio: "Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos" (Mt 7,12). Así, todo lo que nos gusta: que nos comprendan cuando nos equivocamos, que nadie hable mal a nuestras espaldas, que se preocupen por nosotros cuando estamos enfermos, que nos exijan y corrijan con cariño, que recen por nosotros... son las cosas que, con humildad y espíritu de servicio, hemos de hacer por los demás.

Llucià Pou Sabaté

domingo, 25 de febrero de 2024

LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: se nos invita a ser compasivos según la misericordia de Dios

LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA: se nos invita a ser compasivos según la misericordia de Dios

 

A. Lecturas:

   1. Daniel 9,4b-10: "En aquellos días, -yo, Daniel-  derramé mi oración al Señor mi Dios y le hice esta confesión: ¡Ah, Señor, Dios grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos! Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. No hemos escuchado a tus siervos, los profetas, que en tu nombre hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres... A ti, Señor, la justicia; a nosotros la vergüenza en el rostro... Y al Señor Dios nuestro, la piedad y el perdón..."

   2. Salmo 78: «Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados. No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. Socórrenos, Dios Salvador nuestro, por el honor de  tu nombre. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo, con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Mientras nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre, cantaremos tus alabanzas de generación en generación».

      3. Lucas 6,36-38: "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá»".

 

B. Comentario:

   1. El profeta Daniel hizo una oración al Señor y acudir a su protección, pues el ser humano muchas veces prefiere apartarse de la protección divina e irse por su cuenta; Daniel siente la carga de pecado y la traición de los hombres de su pueblo, y esto nos pasa cuando no escuchamos la voz de la conciencia, de nuestro corazón, no obedecemos a los que nos hablan de parte de Dios.

   Recuerdo un niño que se enfadó en su casa y no quería obedecer, y dando un portazo se fue: "¡me voy de casa!", gritó. Fue por la calle, a jugar con los amigos, a hacer "el burro", pero al pasar las horas los amigos fueron a sus casas a cenar, se hacía de noche… y él sintió hambre, y frío… y pensó en qué podía hacer, y se le pasó el enfado, y volvió a pedir perdón, y su madre le abrazó, porque estaba preocupada por él.

   Cuando estamos enfadados vemos como con gafas negras, recuerdo que al ir en coche en verano yo me ponía gafas de sol y luego al entrar en un túnel no veía nada y pensaba "esto está muy oscuro, ¡qué raro!" hasta que caía en la cuenta de que era porque llevaba gafas oscuras, y por esto lo veía todo oscuro. Un ojo enfermo deforma la realidad, nos engaña. Vemos a los demás con el color que los miramos… Una mujer llegó con su familia a un piso nuevo, y veía por la ventana a la vecina tender la ropa y pensaba "qué sucia tiene la ropa la vecina, habrá que decirle algo", y así un día y otro, hasta que su marido limpió los cristales de la ventana, y vio que la vecina tendía la ropa limpia, pero eran los vidrios de la ventana desde donde miraba que estaban sucios, si miramos mal las cosas las personas nos parecerán llenas de maldad. Empezamos la segunda semana de la Cuaresma con una oración de Daniel sincera: «hemos pecado… Dios grande, que guardas la alianza y el amor a los que te aman... Al Señor Dios nuestro la piedad y el perdón».

   Hoy le pedimos a Jesús luz para nuestra conciencia, para ir por el buen camino, y cantamos al comenzar: "Sálvame, Señor, ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el buen camino".

   2. Con el Salmo cantamos confiados: «Señor… que tu compasión nos alcance pronto… cantaremos siempre tus alabanzas».

   Un niño de unos nueve años, un domingo recuerda a su padre que hay que ir a misa. -Hoy no vamos - dice el padre-. Yo tengo otras cosas que hacer.

   -Pero, papá, -insiste el niño- es que hoy tenemos obligación de ir. Lo manda el tercer Mandamiento de la Ley de Dios.

   -No te preocupes. Eso no tiene importancia. Ya iras otro día. El pequeño se calla. Pero al poco rato interviene de nuevo:

   -Oye papá, si el tercer Mandamiento no tiene importancia, el cuarto aún debe importar menos (Agustín Filgueiras Pita).

   Pedimos en la colecta de hoy: «Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad, ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado, y a entregarnos al cumplimiento filial de tu santa Ley».

   3. Señor, nos invitas a hacer las cosas como Dios: «sed compasivos como vuestro Padre es compasivo». «Misericordiosos», como Dios es «misericordioso» con nosotros: él nos perdona, toma la miseria y la comprende, la entiende, pero para eso quiere  que yo perdone a los demás, los comprenda, sea compasivo, y así todo irá bien. Así siempre tendremos "gracia de Dios", no seremos "desgraciados", porque el pecado es la pérdida de la gracia. Y la pérdida de la gracia es la auténtica des-gracia. ¿Cómo me comporto ante las necesidades de los demás? ¿Me mueven a intentar aportar lo que esté en mi mano, o me dejan indiferente pensando que, en el fondo, es su problema? ¿Me doy cuenta de que mi trabajo o mi estudio bien hecho es la forma habitual que tengo para colaborar con las necesidades de la sociedad y de los que me rodean?

   "No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados". Qué fácil es criticar, murmurar, hablar mal de alguien, sin pensar en los motivos, o las presiones, o la ignorancia, o la flaqueza, o el carácter, o muchos otros elementos de juicio que no tengo y que sólo Tú, Señor, conoces en el corazón de cada persona, sus problemas, sus circunstancias… y ¡qué difícil es arreglar el daño hecho por la murmuración! Puedo hablar con otra persona, para desahogarme  (lo justo) y para pedir consejo y ver cómo actuar, con una crítica constructiva que lleve a corregir a esa persona, por amor, no por celo amargo (P. Cardona): «No admitas un mal pensamiento de nadie, aunque las palabras u obras del interesado den pie para juzgar así razonablemente» (J. Escrivá, Camino 442).

   "Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá». A veces me cuesta dar, Señor, y soy muy roñoso con mis cosas, con mi tiempo, con mis ambiciones. No sé dar, no sé darme. Me doy cuenta de que esta actitud me empequeñece el corazón y, por eso, me hace incapaz de recibir tus dones.

   En cambio, cuando soy generoso contigo y con los demás, recibo más que lo poco que tenía para dar: «Echarán en vuestro regazo una buena medida, apretada, colmada, rebosante.» Jesús, Tú eres más generoso que yo. Yo doy uno y Tú devuelves ciento. Que no quiera quedarme con este uno: con mis planes, con mi futuro. Que sepa dejarlo todo en tus manos, para lo que Tú quieras, para lo que haga falta. Yo te quiero servir en medio de mi vida corriente; quiero darte lo poco que tengo, por amor a Ti. No lo hago para recibir, sino porque Tú me lo pides; pero sé muy bien que Tú siempre me pagas con creces -ya en esta vida- todo lo que haga por Ti y por los demás.

   Tal como hacemos se hará con nosotros: «la medida que uséis, la usarán con vosotros». Es lo que nos enseñó a pedir en el Padrenuestro: «perdónanos... como nosotros perdonamos». Me gustan mucho las devociones al Sagrado Corazón de Jesús y Corazón de María, y la Divina Misericordia que dijo el Señor a Santa Faustina, que tan devoto era Juan Pablo II, también polaco como ella, y que el día que murió iba a decir su discurso ya preparado recordando que Jesús liberaba "a la humanidad, que a veces parece extraviada y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y vuelve a abrir el ánimo a la esperanza. Es amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Divina Misericordia!".  Es una devoción sencilla, como la del Sagrado Corazón. En el Sagrado Corazón pedimos: "Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío". En la divina misericordia todavía es más corta la jaculatoria: "Jesús, en ti confío".

   "Señor, que con tu muerte y resurrección revelas el amor del Padre, nosotros creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: Jesús, confío en Ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".  La mejor manera de participar de este tesoro es desde el corazón de la Virgen: "contemplar con los ojos de María, el inmenso misterio de este amor misericordioso que brota del Corazón de Cristo."

   Antes se decía "ojo por ojo", si me has dado una bofetada te doy otra, pero Jesús nos enseña la "ley del talión al revés", devolver bien por mal, "poner amor donde no hay amor para sacar amor", ya decía Gandhi que el "ojo por ojo" nos dejaría a todos ciegos, y que la solución del mundo es seguir la ley de Jesús. El perdón es lo más divino, es parecerse a Dios. Ser bueno "sin medida", como Dios. –"Sed misericordiosos..." Es una palabra difícil de explicar: -Compartid las penas de los demás... -Sed indulgentes... -Dejaos conmover... -Excusad... -Participad en las tribulaciones de vuestros hermanos... -Olvidad las injurias… -Sed sensibles... -No guardéis rencor... -Tened buen corazón... –"Así como también vuestro Padre es misericordioso." "Dios es amor", "Dios es misericordia." Y hemos de ser "imagen de Dios" para realizarnos, sentirnos felices: Tú esperas, Señor, que yo me parezca a ti, que sea el representante de tu amor cerca de mis hermanos. Ser el corazón de Dios, ser la mano de Dios... ser "como si" estuviese Dios presente cerca de fulanito... Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de recibir con amor la Vida que Dios nos ofrece.  María, madre de los dolores, ayúdame a perdonar a los demás, que me duelan más las cosas que hago a los demás y me duelan menos las que me hacen, llorar un poco más mis pecados y menos los de los demás, "quererlos" un poco más y "quererme" un poco menos.

sábado, 24 de febrero de 2024

Domingo 2ª de cuaresma (ciclo B). La montaña donde Abraham pensaba sacrificar a Isaac es donde se construyó el templo de Jerusalén, significa que el templo es Jesús que hará el sacrificio para salvarnos, y darnos el cielo, como nos enseña con su Transfiguración

Domingo 2ª de cuaresma (ciclo B). La montaña donde Abraham pensaba sacrificar a Isaac es donde se construyó el templo de Jerusalén, significa que el templo es Jesús que hará el sacrificio para salvarnos, y darnos el cielo, como nos enseña con su Transfiguración

 

A. Lecturas:

   1. Del libro del Génesis 22,1-2. 9a. 15-18. En aquel tiempo Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: -¡Abrahán! El respondió: -Aquí me tienes. Dios le dijo: -Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio, sobre uno de los montes que yo te indicaré. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí un altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor gritó desde el cielo: -¡Abrahán, Abrahán! El contestó: -Aquí me tienes. Dios le ordenó: -No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo. Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: -Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho eso, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.

   2. Salmo 115,10.15-19: Tenía fe, aun cuando dije: «Qué desgraciado soy.» Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. / Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. -Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. / Cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo; en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.

   3. Romanos 8,31b-34.  Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo quemurió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nostoros?

   4. "En aquel tiempo Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: -Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: -Este es mi Hijo amado; escuchadlo. De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos" (Marcos 9,1-9).

 

B. Comentario:

   1. El Génesis (22) nos cuenta la prueba de Abraham que iba a ofrecer a su hijo único Isaac sobre uno de los montes, como solían hacer los antiguos a sus dioses: llevó el fuego y el cuchillo, recogió Isaac la leña y levantaron un altar, Isaac se dejó atar y entonces el ángel del Señor le hizo ver a Abraham que no quería sacrificios humanos, y se llevaron una gran alegría, habían terminado esas religiones antiguas violentas y Dios hacía ver que Él era un Padre que no quería la muerte sino la vida. Vieron un carnero enredado por los cuernos en la maleza y lo ofrecieron en sacrificio. En la noche de Pascua se lee también este trozo, porque Jesús es el cordero que se ofrece por amor.

   El domingo pasado veíamos el pacto de Dios con Noé, y hoy vemos el pacto (alianza) con Abraham, nos dice que la vida humana no ha de ser sacrificada por nada, tiene un valor sagrado por pequeña o insignificante que pueda parecer la criatura. Entonces, Dios misericordioso agradeció la fe de Abraham que creía que si ofrecía a su hijo resucitaría, pues Dios le había hecho la promesa de que sería padre de un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo y las arenas del mar, y piensa que con el sacrificio de su hijo Jesús todos podrán ser hijos de Dios y salvarse, que lo sucedido en aquel monte Moria (donde se construyó el templo de Jerusalén) es un símbolo de lo que sucedería más tarde cuando Jesús se edifica como Templo nuestro, y al lado, en el monte Calvario, se ofrecerá por amor (Isaac lleva sobre sus hombros el haz de leña y Jesús llevará sobre los suyos la cruz). La obediencia de Abraham y la confianza de Isaac significan el Amor de Dios Padre y de Jesús que hace su voluntad hasta el sacrificio de la cruz. «Dios proveerá», le dice Abraham a su hijo, y así cosas malas como el dolor y la muerte, que Dios no quiere y que son consecuencia del pecado, en Jesús se transforman en luz y amor, en cielo. La cruz destruye el mal y ha abierto un camino de salvación.

   Abraham es nuestro padre en la fe, él creyó en Dios y es modelo a imitar. ¿Cuáles son mis modelos? Djokovic o Alcaraz o Nadal en el tenis, Cristiano o Messi en fútbol... son personas de buen carácter, pero Abraham, Moisés... son modelos que saben escuchar a Dios y nos llevan a Jesús, el único modelo, que comienza la religión del amor, que es el sentido de la vida.

   Cuentan de un rey que encargó a sus dos hijos que construyeran un castillo como quisieran hacerlo, que tomaran de las arcas reales el dinero necesario para ello. Uno lo hizo muy bien, con buenos arquitectos y estando encima de los albañiles para darles indicaciones y que no perdieran el tiempo… El otro se dedicó a malgastar el dinero y no seguía las obras del edificio, pensó "para mi padre lo peor"… Al final, hechos ya los dos castillos, el padre les dijo: "quería haceros un regalo y que os construyerais un castillo a vuestro gusto, tomad el castillo que habéis hecho como mi regalo para que viváis allí". El que lo había hecho bien, se alegró, pero el que lo hizo mal, pensó: "¡Qué pena, ahora tendré que aguantar ese desastre de casa toda la vida!". Pues así nuestra vida para siempre será como nos portemos en esta vida, como construyamos el edificio de nuestra santidad, si lo hacemos bien o mal… no vayamos a construir un castillo tan flojo que parezca de papel, en el que no estemos a gusto...

   Cuando vas de excursión al monte, comienzas por ver en las casas de campo las gallinas y demás aves de corral que no vuelan porque de tanto comer y no volar se les encogieron las alas. Al pasar los pueblos, en los bosques comienzan a verse gorriones que vuelan pero por poco tiempo, se cansan, van de árbol en árbol pero poca distancia… luego en las montañas están las águilas, que vuelan altísimo... que no seamos gallinas y sepamos volar alto, como las águilas. Y para esto hemos de aprovechar esta cuaresma que es un tiempo de conversión, y ofrecer sacrificios para no engancharnos con lo malo, como en el Señor de los Anillos se ve cuando uno se pone el anillo: tiene poder pero es esclavo del mal. Gollum se hizo malo de tanto llevar el anillo, él significa también el poder de la conciencia, siempre habla consigo mismo de lo que ha hecho; y cuando le tratan bien se vuelve bueno… pero le falta voluntad. Por eso hemos de tener voluntad, con sacrificios, sobre todo los que ayudan a los demás que es el que a Dios más le gusta:

   -Procura ser amable con las personas con quienes convivas.

   -Haz un esfuerzo por dialogar en familia sobre aquellos asuntos que te preocupan.

   –Con los amigos, haz las paces enseguida, sonriendo y tomándote menos en serio, pues una broma evita la discusión.

   -Recorta las horas de televisión y juegos, para hacer un poco de oración.

   -Haz alguna lectura que te ayude a mejorar.

   -Controla tus apetitos: dulces, refrescos y sé más libre.

   -Lucha contra el mal humor y la tristeza (cuando te enfades sin saber por qué, ríete y pide al Señor que te ponga de buen humor). Saborea lo bello de la vida.

   -Presta mayor atención a las personas que a las cosas.

   -Mira a tu alrededor para ver quién te necesita, y actúa en consecuencia.

   -Controla tus gastos superfluos (caprichos...), y ayuda con ese dinero a alguien que lo necesite.

   -Mejora en el trabajo, pues es un sacrifico que te pone contento, haber hecho lo que debías.

   -Cuida la naturaleza, como don de Dios, y evita todo desorden.

   -Evita la crítica negativa;  procura ver lo bueno que hay en los demás.

   -Fomenta la paz a tu alrededor. Prescinde de enfados, violencias, malos modales, groserías, insultos…

   -Di la verdad, habla claro, sin mentiras ni hipocresías.

   -Aprende de tu Dios, que perdona siempre y a todos.

   -Y pídele perdón a Él y a quien hayas ofendido, y serás más feliz.

   -Haz un propósito concreto para mejorar cada día, como un entrenamiento para ganar una batalla que Jesús te pide.

   -Comer con agradecimiento lo que tenemos.

   -Evitar el mal genio, y pedir perdón cuando hemos chinchado a los demás con el hiel del mal humor.

   -Hacer todo lo que hemos de hacer sin rechistar.

  

   2. El Salmo nos dice que con estos sacrificios ofrecidos por amor estaremos siempre contentos: "caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida".

   3. San Pablo dice que "si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?": que no nos preocupe nada, que nuestro Padre es todopoderoso y quiere nuestro bien y nos mandó a  "Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros". Los hombres siempre andamos exigiéndonos "pruebas de amor", y Quien es capaz de morir por nosotros tiene derecho a nuestra confianza.

   4. El Evangelio nos cuenta que Jesús con Pedro, Santiago y Juan fue de excursión a una montaña alta, "y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador… Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús".

   Pedro, entusiasmado, dirá: "¡Qué bien se está aquí!" Querían eternizar ese instante, como nosotros cuando gozamos en algún momento de felicidad. Pedro quiere hacer una acampada, pero aquí lo bueno dura poco, continuará en el cielo, y Dios no quiere tanto casas como que le hagamos sitio, pues donde quiere vivir es en nuestro corazón. Este éxtasis era para enseñar que después del sufrimiento y la muerte se llega al cielo.

   Una voz del cielo dijo: "-Este es mi Hijo amado; escuchadlo…"

   Fue la transfiguración de Jesús en un monte, y es que los montes son lugares importantes para el Maestro, quizá para indicarnos que cuesta subir a la montaña, hacer un sacrificio pero que eso tiene sus frutos: son los montes de la oración, de la tentación, de su gran predicación, de la transfiguración, de la angustia, de la cruz y, de la ascensión. Vamos a caminar con Jesús en el desierto de la cuaresma, y haremos con él oración, y le ofreceremos sacrificios a Dios, y serviremos mejor a los demás.

 

En al foto, MOSAICO EN LA BASÍLICA DE LA TRANSFIGURACIÓN. MONTE TABOR, GALILEA, ISRAEL.

 

 

 

                             

 

Cuaresma I, sábado: Amar es la ley de los hijos

Cuaresma I, sábado: Amar es la ley de los hijos

 

A. Lecturas:

   1. Deuteronomio 26, 16-19: Moisés habló al pueblo diciendo: "Hoy el Señor tu Dios te manda que cumplas estas leyes y decretos. Guárdalos y cúmplelos con todo el corazón y con toda el alma.

   Hoy te has comprometido con el Señor a que Él sea tu Dios; a ir por sus caminos; a observar sus leyes...; y a escuchar su voz.

   Y hoy el Señor se compromete a que seas su pueblo propio, como te lo había prometido... Él te elevará por encima de todas las naciones que ha hecho, en gloria, renombre y esplendor..."

   2. Salmo 118,1-2.4-5.7-8: Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón.

   Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus decretos.

   Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos. Quiero guardar tus decretos exactamente, tú no me abandones.

   3. Mateo 5, 43-48: "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo". Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial»".

 

B. Comentario:

   1. Moisés habló al pueblo de la Alianza, el pacto que hizo con Dios con unas normas que le pide: "cúmplelas con todo el corazón y con toda el alma" y el pacto comprende tanto en "observar sus leyes...; y a  escuchar su voz". Las palabras de amistad entre Yahvé y su pueblo elegido tienen intimidad, compromiso y gran ternura. "Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo". Es una especie de contrato bilateral, en el que Dios se compromete a cuidarnos, y nos pide que le amemos y obedezcamos, aunque Él es siempre fiel, también si nosotros no lo somos. ¡Qué bonito, ser del Señor, de los suyos, de su gente! ¡vivir aquello que nos dice: «buscad primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura» (Mt 6,33).

   2. Con la oración del sábado volvemos al principio de la semana: «conversión» de la muerte a la vida. Es una conversión a la verdad, «obrar la verdad», afirma San Agustín, interpretando a San Juan: «El que obra la verdad viene a la luz» (Jn 3,21). En el salmo paladeamos cómo es "dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor"… y "lo busca de todo corazón". La imagen del hijo pródigo que se convierte y vuelve nos anima estos días, pero también su hermano nos sirve para no ser como él. Desde Caín y Abel, los dos hermanos suelen representar en las palabras de Jesús los que están lejos y cerca, el mayor tiene un triste papel: Ismael frente a Isaac, Esaú frente a Jacob…. El mayor es Israel, fiel en la casa del Padre, pero sin corazón, con resentimiento: «Hace ya tantos años que te sirvo sin jamás haber traspasado tus mandatos» (Lc 15,29). Es el que no sabe lo que tiene: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todos mis bienes tuyos son» (v.31). Tiene envidia. Desea la tierra lejana y le cuesta la conversión. No entra a la fiesta; se queda fuera. La piedra de toque de la estructura de la justicia cristiana es el «no» a la envidia, el «sí» a la misericordia de Dios, la presencia de esta misericordia en nuestra misericordia fraterna": es eso muy importante. Es el trabajo de convertirnos…

   Por eso, hemos de ver desde el amor esa ley de Dios, que como en las tareas del campo no solo se trata de quitar las malas hierbas (de nuestra alma), sino arar la tierra (y convertirnos), dar la vuelta, como se hace con la hierba mala, que sirve para abono. Así los pecados sirven para hacernos humildes, pedimos perdón y nos hacen más santos. Luego viene también la siembra en el campo. Queremos  sembrar la bondad de Dios y su palabra, el amor, para que brote en nosotros el don de Dios, la santidad.

   2. Por eso queremos basarnos en la fuerza de Dios, para continuar cantando con el salmista: "Te alabaré con sincero corazón; cuando aprenda tus justos mandamientos, quiero guardar tus leyes exactamente, tú no me abandones". Había la tradición de celebrar témporas estos días. Se ofrecían a Dios así las cosechas, siguiendo tradiciones incluso de la Roma antigua. En esta primera semana de Cuaresma era la semana de la siembra. Y se confiaba a la Virgen en la "estación" a Santa María la Mayor.

   3. Jesús nos dirá que somos mucho más que criaturas: ¡somos de la familia de Dios, hijos de Dios! Y nos quiere con locura; entonces ya solo vale la ley del amor, porque todos somos hermanos. Cuentan de Carlitos, con sus cuatro años, que está enfermo. Su madre está constantemente pendiente de él. El pequeño, sintiendo el cariño de su madre, le echa las manos al cuello y le dice:

   -Mamá, te quiero mucho. Te quiero con todo "tu" corazón.

   -No se dice con todo "tu" corazón. - Corrige la madre-. Tienes que decir con todo "mi" corazón.

   El pequeño, que sabe perfectamente lo que quiere decir, rectifica a su vez:

   -No, mamá. Con el tuyo que es más grande. El mío es pequeñito.

    "Con todo tú corazón". Al crío le parecía poca la capacidad de su corazón para el amor que quería dar a su madre. Malo si no nos parece poca la capacidad de amor del nuestro, para todo lo que Dios nos merece y le debemos a Él y a los demás.

   Poder amar con el corazón de Dios, eso es algo grande, pero es eso lo que pasa: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo, que se nos ha dado". Por eso amar es tener un cachito de Dios, y podemos amar como Jesús: "como yo os he amado". Y por eso Jesús lleva la Ley a la plenitud; dijo: «Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo"". Lo de "odiar a los enemigos" no venía en la ley de Moisés, sino que era de la interpretación rabínica, que Jesús desmonta. "Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos… sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».  Lumen gentium 40 recoge este reclamo divino a la llamada universal a la santidad, aunque no se refiere (el texto original y contexto) a tener el poder de Dios o una perfección nuestra, sino a beber de su amor y misericordia: ése es el sentido profundo de la santidad, que es exigente: amar a todos, ser misericordiosos y entregados por los demás, y poner buena cara incluso a los que ni nos saludan. «La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma» (entrada).

   Así Jesús aplica a la ley lo que el artista cuando pone colores sobre un boceto hecho al carbón (que sería la ley antigua: Teofilacto), no sólo no destruye el boceto, sino que lo completa, lo perfecciona, lo embellece, y le da mayor realismo. Jesús rejuvenece la Ley Antigua (Fillion) que había degenerado en un formalismo rudimentario, que con frecuencia sólo exigía actos externos. A aquella ley le faltaba subrayar la esencia, el amor: "No he venido a abolir la ley, sino a perfeccionarla" (Mt 5,17). Lo que era semilla, lo desarrolló y se convirtió en árbol: lo que era flor, lo transformó en fruto. Le pone corazón: "enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón" (Salmo 118: J. Martí Ballester).

    "El Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas" (Juan Costa Bou). El ser humano, afirmó el Concilio Vaticano II, "no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás", y añadía Juan Pablo II, «el hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente».

   «Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan». Hoy, el Evangelio nos exhorta al amor más perfecto. Amar es querer el bien del otro y en esto se basa nuestra realización personal. No amamos para buscar nuestro bien, sino por el bien del amado, y haciéndolo así crecemos como personas. El ser humano «no puede encontrar su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás» (Concilio Vaticano II).

    «El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente» (Juan Pablo II). El amor tiene su fundamento y su plenitud en el amor de Dios en Cristo. La persona es invitada a un diálogo con Dios. Uno existe por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, «y sólo puede decirse que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libre-mente este amor y se confía totalmente a su Creador» (Concilio Vaticano II): ésta es la razón más alta de su dignidad. El amor humano debe, por tanto, ser custodiado por el Amor divino, que es su fuente, en él encuentra su modelo y lo lleva a plenitud.

   Por todo esto, el amor, cuando es verdaderamente humano, ama con el corazón de Dios y abraza incluso a los enemigos. Si no es así, uno no ama de verdad (Joan Costa Bou). De aquí que la exigencia del don sincero de uno mismo devenga un precepto divino: «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5, 48).

   Acudimos a la gran santa, Santa María, y le decimos: "bajo tu amparo nos acogemos". Bajo el manto de la Virgen estamos seguros, ella nos protege de los tropezones y nos lleva a Jesús: "muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre". En todas nuestras dificultades podemos acudir siempre, con una confianza sin límites, a nuestra Madre.

Llucià Pou Sabaté