miércoles, 15 de mayo de 2024

JUEVES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús ruega por la unidad de los cristianos, en Él recibimos la felicidad: aquí la vida de la gracia y luego la gloria.

JUEVES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús ruega por la unidad de los cristianos, en Él recibimos la felicidad: aquí la vida de la gracia y luego la gloria.

 

A. Lecturas:

   1. Hechos 22, 30; 23, 6-11: 30Al día siguiente, deseando saber con exactitud de qué le acusaban los judíos, le quitó las cadenas, mandó reunir a los príncipes de los sacerdotes y a todo el Sanedrín, llevó a Pablo y le puso ante ellos.

   23, 6Sabiendo Pablo que unos eran saduceos y otros fariseos, gritó en medio del Sanedrín: Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y se me juzga por la esperanza en la resurrección de los muertos. 7Al decir esto se produjo un enfrentamiento entre fariseos y saduceos, y se dividió la multitud. 8Porque los saduceos dicen que no hay resurrección ni ángel ni espíritu; los fariseos en cambio confiesan una y otra cosa. 9Se produjo un enorme griterío y puestos en pie algunos escribas del grupo de los fariseos discutían diciendo: Nada malo hallamos en este hombre; ¿y si le ha hablado algún espíritu o ángel? 10Como creciera gran alboroto, temeroso el tribuno de que despedazaran a Pablo, ordenó a los soldados bajar, arrancarles a Pablo y conducirlo al cuartel. 11En esa noche se le apareció el Señor y le dijo: Mantén el ánimo, pues igual que has dado testimonio de mí en Jerusalén, así debes darlo también en Roma.

   2. Salmo: 16/15,1-2a.5.7-8.9-10.11: 1 Canto de David. Guárdame, Dios mío, pues me refugio en ti. 2 Yo digo al Señor: «Tú eres mi Señor, mi bien sólo está en ti». 5 Señor, Tú eres mi copa y mi porción de herencia, Tú eres quien mi suerte garantiza. 7 Yo bendigo al Señor, que me aconseja, hasta de noche mi conciencia me advierte; 8 tengo siempre al Señor en mi presencia, lo tengo a mi derecha y así nunca tropiezo. 9 Por eso se alegra mi corazón, se gozan mis entrañas, todo mi ser descansa bien seguro, 10 pues Tú no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo fiel baje a la tumba. 11 Me enseñarás el camino de la vida, plenitud de gozo en tu presencia, alegría perpetua a tu derecha.

   3. Juan 17,20-26: En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

   »Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».

 

B. Comentario:

   1. Interrogan en la primera lectura de hoy a San Pablo, que comenzará su vida en cautividad. Y "en esa noche se le apareció el Señor y le dijo: Mantén el ánimo, pues igual que has dado testimonio de mí en Jerusalén, así debes darlo también en Roma". Dios se sirve de la historia para ir llevando hacia Roma su semilla y a los apóstoles Pedro y Pablo. También vemos hoy su fe en la resurrección, que es lo que hoy está en la discusión de sectas judías. También en nuestro tiempo, como entonces, muchos judíos han perdido la fe en la resurrección, por eso la madre de Edith Stein se enfada mucho con su hija cuando entra al Carmelo, pues piensa que sólo hay esta vida y no se puede malbaratar recluyéndose (luego, cercana su muerte, hubo una reconciliación); también esta santa dio su vida, en el holocausto judío. La resurrección de Jesús es el centro de nuestra fe y esperanza. El Espíritu Santo nos ayuda para ir en el camino del Señor, en fidelidad, no es camino de rosas. Supone sacrificios, pisar sobre espinas. La oración de Jesús al Padre es fundamento para caminar con la Cruz de Jesús.

   2. Es lo que rezamos con el Salmo: "Guárdame, Dios mío, pues me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tú eres mi Señor, mi bien sólo está en ti». Señor, Tú eres mi copa y mi porción de herencia, Tú eres quien mi suerte garantiza. Yo bendigo al Señor, que me aconseja, hasta de noche mi conciencia me advierte; tengo siempre al Señor en mi presencia, lo tengo a mi derecha y así nunca tropiezo. Por eso se alegra mi corazón, se gozan mis entrañas, todo mi ser descansa bien seguro, pues Tú no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo fiel baje a la tumba. Me enseñarás el camino de la vida, plenitud de gozo en tu presencia, alegría perpetua a tu derecha". Dios, nuestro Padre, es la parte que nos ha tocado en herencia. Señor, me abandono en ti, mi vida está en tus manos.

   3. Son las últimas palabras de la oración de Jesús en el Cenáculo el jueves santo, y pide por la unidad... vemos hoy que la Iglesia da pasos importantes hacia la unidad, con el acercamiento de muchos anglicanos, y los ortodoxos de varios países de oriente. Este movimiento ecuménico ha sido realzado por el Concilio Vaticano II; unidad de: "los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor y Salvador; y no sólo individualmente, sino también reunidos en grupos, en los que han oído el Evangelio y a los que consideran como su Iglesia y de Dios. No obstante, casi todos, aunque de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, a fin de que el mundo se convierta al Evangelio y así se salve para gloria de Dios». Hoy pedimos al Espíritu Santo esta unidad de la fe, de los sacramentos y de la comunión jerárquica.

   San Juan Crisóstomo insiste: no te separes de la Iglesia. Nada es más fuerte que la Iglesia. Tu esperanza es la Iglesia; tu salud es la Iglesia; tu refugio es la Iglesia. Es más alta que el cielo y más ancha que la tierra; no envejece jamás, su vigor es eterno. 

martes, 14 de mayo de 2024

MIÉRCOLES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús nos santifica para quesantifiquemos el mundo, amándolo apasionadamente

MIÉRCOLES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús nos santifica para que santifiquemos el mundo, amándolo apasionadamente

 

A. Lecturas:

   1. Hechos 20, 28-38: "Pablo siguió hablando a los principales de Éfeso a los que había llamado, y les dijo: tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió por la sangre de su Hijo. Ya sé que cuando yo os deje se meterán entre vosotros lobos feroces que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de entre vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra, que es gracia. Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que es poderosa para edificar y conceder la herencia a todos los santificados. No he codiciado de nadie plata, oro o vestidos. Sabéis bien que las cosas necesarias para mí y los que están conmigo las proveyeron estas manos. Os he enseñado en todo que trabajando así es como debemos socorrer a los necesitados, y que hay que recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.

   Dichas estas cosas se puso de rodillas y oró con todos ellos. Se produjo entonces un gran llanto de todos y abrazándose al cuello de Pablo le besaban, afligidos sobre todo por lo que había dicho de que no volverían a ver su rostro. Y le acompañaron hasta la nave.

   2. Salmo: 67, 29-30.33-36: Tú, Dios mío, ordena tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo. Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa: "Reconoced el poder de Dios". Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder sobre las nubes. Desde el santuario, Dios impone reverencia: es el Dios de Israel  quien da fuerza y poder a su pueblo. ¡Dios sea bendito!

   3. Juan 17,11b-19: En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. 
   »Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad».

 

B. Comentario:

   1. Se despide Pablo de la comunidad de Éfeso, de modo emotivo, les da últimos consejos. Los discípulos "abrazándose al cuello de Pablo le besaban, afligidos sobre todo por lo que había dicho de que no volverían a ver su rostro. Y le acompañaron hasta la nave". La Iglesia, que somos todos, está compuesta de pecadores. Pero no hay problema: «os dejo en manos de Dios», y ahí estamos seguros. Con ese consejo de dar a los demás, que es fuente de alegría: Señor, ¡que sepa darme!

   2. Por eso el Salmo nos anima: "Reconoced el poder de Dios. ¡Dios sea bendito!"

   En esta preparación a su fiesta acabamos con esta oración al Espíritu Santo: lléname, poséeme, dame tu luz y fuerza para ser a fondo cristiano, otro Cristo. Que me deje llevar por ti, para ser como los primeros portador de paz, de fuego de amor, que quema toda violencia, que da sabor a la vida, que arrastra a Jesús a los demás con la experiencia viva de su entrega. Que sea acogedor en una escucha activa, que tenga empatía con cada persona como la tuvo Jesús, con todo lo que esto resume: que sea solidario, alegre, trabajador, leal, libre, generoso, valiente para testimoniar mi fe, sin miedo de aparecer como un loco ante los demás. Pongo esta oración bajo tu protección, Santa María, madre mía.

   3. Jesús los llama y parece que se va: pero se queda, para ayudarnos a estar en el mundo sin ser del mundo. Señor, te pido que no escape de mis responsabilidades en el mundo, sino que me guardes del "mal". Estar en el mundo. Todos, también los sacerdotes, y dice el último concilio siguiendo esta oración sacerdotal de Jesús: "Situados aparte en el seno del pueblo de Dios no para estar separados de este pueblo, ni de cualquier hombre, sea el que sea. No podrían ser ministros de Cristo si no fueran testigos y dispensadores de una vida, distinta a la terrena; pero tampoco serían capaces de servir a los hombres si permanecieran extraños a su existencia y a sus condiciones de vida". Y sobre los laicos dice: "Lo propio y peculiar del estado laico es vivir en medio del mundo y de los asuntos profanos: han sido llamados por Dios a ejercer su apostolado en el mundo -a la manera de la levadura en la masa-, gracias al vigor de su espíritu cristiano." Señor, ayúdame a concretar algún punto de mejora en mis presencias en el mundo, en algún lugar donde sea más necesario en el campo de la cultura, de la labor social, de mi profesión… de las obras de misericordia. Que, santificado en la verdad, con tu palabra, que es la verdad, sepa vivir tu mandato: "como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo..." Ser otros Cristos, unido a los demás («para que sean uno, como nosotros»), con alegría («para que ellos tengan mi alegría cumplida»).

   San Juan de la Cruz quería estar "…en toda desnudez y pobreza y vacío"… y reza Ernestina de Chambourcin: "porque en toda pobreza / me quisiste, Señor, / toda pobre me tienes. / En pobreza de amor, / en pobreza de espíritu, / sin fuerzas y sin voz. // Que anduviste en vacío / me pediste y ya voy / hacia Ti por la nada / que de mi ser quedó / la noche en que me abriste / -¡qué aurora!- el corazón. // Desnuda de mí misma / en tus manos estoy. / En pobreza y vacío / ¡renaceré, Señor! // Porque lo quiero todo / ya apenas quiero nada. / Voluntad de no ir / donde lo fácil llama, / de evitar la ribera / donde el sentido basta. / ¡Qué hondo no querer, / qué absolutoa desgana, / qué desviar lo inútil / arrancándole al alma / el último asidero / y hasta esa luz prestada / que le roba a lo oscuro / su claridad intacta! // Porque lo quiero todo / ya apenas quiero nada", cuando el Señor nos da un nombre, es decir nos ama y nos llama, en Él lo tenemos todo".

 

MARTES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús nos da lo que recibe de Dios Padre y se nos da; y nos confía la misión de darnos también nosotros

MARTES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: Jesús nos da lo que recibe de Dios Padre y se nos da; y nos confía la misión de darnos también nosotros

 

A. Lecturas:

   1. Hechos 16, 22-34: 22La multitud se alborotó contra ellos y los pretores les hicieron quitar sus vestidos y mandaron azotarles. 23Después de haberles dado numerosos azotes, los arrojaron en la cárcel y ordenaron al carcelero custodiarlos con todo cuidado. 24Este, recibida la orden, los metió en el calabozo interior y aseguró sus pies al cepo.

   25Hacia la medianoche Pablo y Silas oraban y cantaban alabanzas a Dios, y los presos les escuchaban. 26De repente se produjo un terremoto tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel e inmediatamente se abrieron todas las puertas y se soltaron las cadenas de todos. 27Despertado el jefe de la prisión, al ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y quería matarse pensando que los presos se habían fugado. 28Pero Pablo le gritó con fuerte voz: No te hagas ningún daño, que todos estamos aquí. 29El jefe de la prisión pidió una luz, entró precipitadamente y se arrojó temblorosamente ante Pablo y Silas. 30Los sacó fuera y les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? 31Ellos le contestaron: Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa. 32Le predicaron entonces la palabra del Señor a él y a todos los de su casa. 33En aquella hora de la noche los tomó consigo, les lavó las heridas y acto seguido se bautizó él y todos los suyos. 34Les hizo subir a su casa, les preparó la mesa y se regocijó con toda su familia por haber creído en Dios.

   2. Salmo: 137, 1-2a.2bc-3.7c-8: «Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para Ti. Me postraré hacia tu santuario. Daré gracias a tu nombre: Por tu misericordia y lealtad, porque tu promesa supera a tu fama. Cuando te invoqué me escuchaste; acreciste el valor en mi alma. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos».

   3. Juan 17,1-11a: En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. 

»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. 

»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».

 

B. Comentario:

  1. Hoy y mañana vemos a Pablo que se despide de los de Éfeso. Acosado en persecuciones, hace un viaje interior donde tiene premoniciones de que le "esperan cadenas y tribulaciones". Se dirige a Jerusalén, «forzado por el Espíritu». Señor, que yo también me deje llevar por tu Espíritu, con la confianza de Pablo: «no me importa la vida: lo que me importa es completar mi carrera y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios». Con la fuerza de tu Espíritu, recibiré tu Fortaleza – Valentía, Seguridad, Audacia- y podré decir con él: -"Yo nunca me acobardé, cuando era necesario anunciar la palabra de Dios". Sentiría en su carne la tentación de huir, de callarse, de renunciar. Perdón, Señor por todas mis cobardías, por todos mis silencios. San Pablo no se encoge en las dificultades, dirá: siento satisfacción en mis enfermedades, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por amor de Cristo; pues cuando estoy débil, entonces soy más fuerte".

   Señor, que como Pablo sepa yo dar mi vida. Ya no me pertenezco. Que Viva para Jesús. Que anuncie, por entero, la voluntad de Dios. Tal es el contenido de la liturgia de hoy: el don gratuito. Que tenga generosidad y espíritu creativo, siempre a tu servicio, porque me deje llevar en todo momento por tu Espíritu. Que sea más y más totalmente de Cristo, con la fuerza del Espíritu, como reza aquella poesía de Ernestina de Champourcin: "Espíritu que limpias, santificas y creas. / Espíritu que abrasas y consumes la escoria, / Tú que aniquilas todo lo inútil y lo impuro / y puedes convertirnos en antorchas vivientes, // ciéganos con tu luz, ven y arrasa este mundo, ven y arrasa este mundo / sucio de tantos siglos que lo surcan y agobian… / Se nos derrumba el suelo maltrecho y abrumado / bajo la carga inmensa del tiempo y del dolor.

   "Sana esta pobre tierra enferma de nosotros, / de nuestro andar confuso que no sabe abrir rastros, / de nuestra eterna duda con su temblor constante, / de las vacilaciones que ahogan la semilla.

   "Desgaja, rompe, azota… Seremos leño dócil / si quieres inflamarnos para prender tu hoguera. / Visítanos, al fin, con un viento de gracia / que aniquile y destruya para sembrar de nuevo.

   "Espíritu de Dios, quémanos las entrañas / con ese fuego oculto que corroe y devora. / Cuando sólo seamos unos huesos ardientes / se iniciará en nosotros la gloria de tu reino".

   2. Es lo que clama el Salmo de hoy: "Derramaste una lluvia copiosa, oh Dios… es el Dios de nuestra salvación. / Dios es para nosotros el Dios que salva, / y al Señor, nuestro Dios, / debemos el escapar de la muerte". Padre, te pido que yo no te abandone jamás; sepa sentirte como Padre lleno de amor, que me da fortaleza, protección. Te lo pido por intercesión de Santa María, mi amparo y auxilio.

   3. Leemos hoy y en los dos próximos días, toda la oración-testamento de Jesús, oración sacerdotal, oración por la unión de los cristianos: cuando "elevó sus ojos al cielo", sus "ojos" expresan la actitud de todo su ser. Nosotros, por la fe, querríamos participar de este anhelo divino, de esta "presencia a oscuras" que decía Ernestina de Champourcin: "Estrella que viste a Dios, / dame un rayo de su luz. / ¡Oh nube que me lo ocultas, / desgarra un poco tu velo! / Águila que lo rozaste, / inclina hacia mí tus alas. / Sol que estuviste a sus pies, / ¡abrásame con tu fuego": querríamos entrar en esta conversación íntima de Jesús en él Cenáculo, "en silencio": "Quiero cerrar los ojos y mirar hacia dentro / para verte, Señor, / quiero cerrar los ojos y volver la mirada / al faro de tu amor; / quiero cerrar mis ojos y olvidar los paisajes / de tan lánguido ardor, / que en el alma despiertan morbosas inquietudes / de escondido dulzor; / quiero olvidar pupilas que en las mías clavaron / su hechizo tentador, / dejando para siempre temblando en mi recuerdo / su místico dolor. / Quiero cerrar los ojos y sentir de tu fuerza / el terrible vigor, / quiero cerrar los ojos y mirar hacia dentro / ¡para verte, Señor!" Es el deseo de ver al Señor, que llevamos dentro…

   "Padre... Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique". Este "glorificar" se repetirá cuatro veces en unas pocas frases: la "gloria", para toda la tradición bíblica, es el resplandor y honor de Dios. Pero no pensemos que la gloria de Dios es una autocomplacencia suya: es la salvación del hombre, y la salvación del hombre, es el conocimiento de Dios. Por eso sigue Jesús: "ya que le diste poder sobre toda carne [al Hijo], que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado". Señor, que entre en esta "Vida" que es "conocerte", en el amor a Ti y a los demás. ¡Danos, Señor, este conocimiento vital de ti!: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien Tú has enviado".

   La segunda palabra importante, después de la de glorificar es la de "dar: en el evangelio de hoy, Jesús la pronuncia diez veces... El Padre ha "dado" poder al Hijo... ha "dado" la Gloria al Hijo... ha "dado" palabras al Hijo... Y Jesús "da" la vida eterna a los hombres... "da" las palabras del Padre a los hombres... La obra de Jesús es darnos lo que ha recibido del Padre. Darse es la actitud esencial del amor, junto a la unión: Jesús unido al Padre… Señor, úneme a ti, úneme a los demás pensando en Ti para darme con un amor más lleno. ¡Enséñame a amar de verdad! (Noel Quesson).

 

 

lunes, 13 de mayo de 2024

13 de mayo, Virgen de Fátima: apariciones de Nuestra Señora, que pide penitencia para la paz del mundo

13 de mayo, Virgen de Fátima: apariciones de Nuestra Señora, que pide penitencia para la paz del mundo

 

    El 13 de mayo de 1917 se apareció la Virgen María, por primera vez, a tres pastorcillos -Lucia, Jacinta y Francisco-, que habían llevado a sus ovejas a pastar a una hondonada cubierta de encinas y de olivos que los aldeanos llamaban Cueva de Iria (C. Barthas, La Virgen de Fátima). Aquel día salieron al campo para cuidar sus ovejas, después de la misa del domingo, cuando se les apareció la Virgen, que predijo tres sucesos que iban a pasar en un futuro inmediato. El primero contenía el final de la Primera Guerra Mundial, "pero si no se deja de ofender al Señor -predijo- comenzará otra peor (fue la Segunda Guerra Mundial). Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida sabed que es la señal que Dios os da". Esta señal se produjo el 25 de enero de 1938 (puede comprobarse consultando las hemerotecas, pues la prensa explicó el prodigio como una aureola boreal gigante que duró toda una noche y se vio en todo el mundo).

   La Virgen pidió a los niños que acudieran a ese mismo lugar el día trece de cada mes, durante seis meses seguidos. Les fue ofreciendo un mensaje de penitencia, el rezo del Santo Rosario por esa misma intención y la consagración del mundo a su Corazón Inmaculado. Les sugería esta oración: "¡Oh Jesús!..., por el tuyo amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de las ofensas hechas al Inmaculado Corazón de María". El 13 de octubre hubo el prodigio de un baile del sol, visto por muchas personas a mucha distancia, incluso fuera de Portugal.

   Pío XII (cuya ordenación episcopal se había acaecido justamente el 13 de mayo de 1917, el día de la primera aparición) consagró todo el género humano y, especialmente, los pueblos de Rusia, al Inmaculado Corazón de María (Pío XII, Radiomensaje Benedicite Deum, 31-X-1942). Juan Pablo II quiso renovarla en 1982 y en 1984, cuando el 25 de marzo y en unión con todos los obispos del mundo, Juan Pablo II la renovó siguiendo las instrucciones del mensaje de Fátima. Cinco años más tarde, cayó el muro de Berlín y la dictadura del comunismo soviético.

   Cuando se acercaba el año 1000, hubo predicciones de que acababa el mundo, y lo mismo pasó con el cambio de milenio que hemos tenido hace poco, es frecuente que algunas sectas vayan profetizando cosas por el estilo. El afán de lo extraordinario, de lo mágico, nos puede. En este contexto, tiene un efecto exótico y misterioso el secreto mensaje de Fátima. Siguen hablando de él en términos esotéricos.

   La segunda parte del secreto de Fátima fue la recomendación de consagrar Rusia al Corazón Inmaculado de María, lo cual hizo el Papa en 1984. Poco después caía el muro de Berlín y el comunismo.

   ¿Y la tercera parte del secreto? "La tercera parte ha de continuar oculta", dice sor Lucia. Muchos se preguntan si hace referencia al final del mundo. Por ejemplo, el estudioso Francisco Ansón afirmó: "creo que la Virgen pide en el tercer contenido más fe para toda la Iglesia porque si no las consecuencias serán funestas". Pero por otra parte, una de las 3 o 4 personas que han leído el secreto que escribió sor Lucia, el Cardenal Ratzinger, responde: "estén tranquilos, la Virgen no provoca miedos". "Nuestra Señora de Fátima no se apareció a niños simples y desconocidos para causar sensación. La Virgen no es sensacionalista, no provoca miedos, no hace previsiones apocalípticas". Ella quiere guiar a las personas a la oración y al amor a su Hijo, a la penitencia y a la conversión.  Luego vimos que esta parte del secreto era la predicción de la muerte del Papa, pero la Virgen María desvió esa bala salvando a Juan Pablo II. Pienso que no se ha resaltado cómo una profecía de tal calibre en el siglo XX es una prueba más de la veracidad de las apariciones de Fátima.

   Los supuestos mensajes dados por María Santísima sobre el fin del mundo, de desconcierto y temor, son "anuncios apocalípticos" falsos. La famosa tercera parte del mensaje fue publicada hace poco tiempo. Es decir, el anuncio de Fátima tuvo dos primeras partes que fueron publicas enseguida, y tenía un mensaje mucho más rico que esas falsificaciones que corren: en esas partes del mensaje los niños se refieren sobre todo a la aterradora visión del infierno, a la devoción al Corazón Inmaculado de María, profetizó los acontecimientos futuros como el final de la primera guerra ("si oramos, la guerra desaparecerá"); el comienzo de la segunda guerra mundial y la previsión de los daños ingentes que Rusia, en su defección de la fe cristiana y en la adhesión al totalitarismo comunista, provocaría a la humanidad. Nadie en 1917 podía haber imaginado todo esto: los tres pastorinhos de Fátima ven, escuchan, memorizan, y Lucía, la testigo que ha sobrevivido, lo pone por escrito en el momento en que recibe la orden del Obispo de Leiria y el permiso de Nuestra Señora. Y pide al Papa la consagración del mundo y Rusia al corazón de María, con una fe tan grande que en varias ocasiones dijo que "hay que repetirlo, ésa no vale" hasta la que hizo el Papa solemnemente el día de la Anunciación de 1984, que ya sor Lucia dijo que estaba bien.

   ¿Y la tercera parte del mensaje? era destinada al Papa, el cual pensó que era prudente no publicar por el momento, como también Sor Lucia pensaba lo mismo, y de ahí el bulo de que era algo apocalíptico, catastrófico, en resumen, que se refería al fin del mundo y sobre el castigo que Dios dará a los hombres rebeldes. En realidad, hubo una información oficial de la Iglesia sobre el auténtico sentido de la tercera parte del mensaje de Fátima. El siglo XX, tan lleno de dramáticos y crueles acontecimientos (ha sido uno de los más dramáticos en la historia del hombre, incluido el atentado al Papa), es al mismo tiempo un siglo lleno de apariciones y signos sobrenaturales, que entran en el vivo de los acontecimientos humanos y acompañan el camino del mundo, sorprendiendo a creyentes y no creyentes. Fátima es sin duda la más profética de las apariciones modernas. La tercera parte del secreto de Fátima no habla como se dijo a veces de una crisis de fe en la Iglesia, ni de alarmas apocalípticas, sino de la necesidad de la oración y de la conversión, y de la protección de la Virgen en estas horas inciertas y oscuras de nuestros tiempos llenos de ataques a la dignidad de la persona humana en aras de un progreso: Auschwitz, el aborto, la eutanasia... Fátima ha tenido mucho que ver con la evolución de la historia de nuestro mundo: no sólo en las predicciones más arriba recordadas como la caída del muro de Berlín,  sino que Juan Pablo II ha recordado que la paz en el mundo vendrá por el rezo del Rosario, por la petición de los pequeños –como los pastorcillos de Fátima- a la Santísima Virgen.

   ¿Qué tiene que ver el progreso del mundo, algo tan grande, con Fátima y unos pastorcillos?… Es el "estilo" de María, su amor por lo pequeño. Fátima es una señal de alarma en la vida de los hombres y de las naciones. Pero también es una llamada amorosa al arrepentimiento sincero, medio indispensable para obtener el perdón del Padre Celestial. Fátima nos recuerda una verdad demasiadas veces ignorada: la guerra y las catástrofes naturales son sucesos en los que los fieles deben oír la llamada de Dios frente a los pecados de los hombres, aviso que apela a la oración y a la penitencia, y a eso nos lleva la devoción al Corazón Inmaculado de María y el Rosario. Ahora, que estamos en esta fase de la aparición de un nuevo orden internacional, sin esos "bloques" de hace años, ahora que estamos en la era de la globalización, que todo es parte de la aldea global y que hasta el terrorismo se desata globalmente, somos invitados a ir con esperanza a nuestra Madre la Virgen María, a volver al Rosario en familia, que es –como decía el Beato J. Escrivá, "arma poderosa" para ganar tantas "batallas" y nos convierte en sembradores de paz y de alegría en el mundo.

   "Creo que el núcleo principal del mensaje de la Virgen en Fátima es cristológico, trinitario y mariológico, afirma el obispo del lugar Alberto Cosme... En este siglo divorciado de Dios, el Señor  se revela, ofrece el perdón a través de su Madre".

13 de mayo: La Virgen de Fátima (versión para niños)


La Virgen de Fátima

 

 

     En un pueblecito de Portugal, Fátima, había tres pastorcitos, dos niñas y un niño. Lucía era la mayor y tenía diez años. Francisco tenia nueve, y Jacinta siete. Francisco y Jacinta eran primos de Lucía.

       Cada día cuando la campana tocaba, rezaban el santo Rosario mientras guardaban las ovejas. Francisco era travieso y a veces no le gustaba rezarlo. Se entretenían jugando, cogiendo flores, y se pasaban todo el día en el monte. Un día que se estaban haciendo una cabaña para los días de lluvia, les sorprendió la luz intensa de dos relámpagos. Se espantaron mucho, pero... ¡qué sorpresa! encima de un pequeño árbol, vieron una hermosísima Señora vestida de blanco con un velo bordado en oro. Tenía las manos juntas, y colgaba de su mano derecha un Rosario de perlas brillantes.

       La Señora les dijo: "vengo del cielo y os pido que vengáis seis meses aquí el  mismo día. Después os diré quién soy y qué quiero".

       Lucía preguntó a la Señora: "¿yo iré al cielo?" "-Sí, irás".      "-¿Y Francisca?" "-Irá también".

       "-¿Y Francisco?" "-También irá, pero tiene que rezar antes , muchos Rosarios".

       Lucía se acordó de dos amigas que habían muerto hacía poco: "-¿Está María de las Nieves en el cielo?" "-Sí, está" (tenía cerca de 16 años).

       "-¿Y Amelia?" "-Pues estará en el purgatorio hasta el fin del mundo?" (Tenía unos 18 años. Amelia no murió en pecado mortal, pero necesitaba limpiar su vida en el purgatorio. Pues vamos a procurar no caer más en los pecados de omisión, es decir, en las cosas que teníamos que haber hecho y no hicimos por pereza o vergüenza).

       Entonces les dice la Señora que ofrezcan sacrificios  a Jesús, para pedir perdón por los pecados de los hombres, y también los sufrimientos (hay muchos  sacrificios que podemos ofrecer: sonreír, dar ejemplo, ayudar sin que me lo pidan, mortificarme, vivir el compañerismo, trabajar bien, hacer apostolado, ir a Misa con frecuencia...)

       Cuando la Señora desapareció, Lucia dijo a sus primos que no dijeran nada a nadie de lo que habían visto. Luego recogieron el rebaño y se fueron  a casa. Pero cuando llegaron a casa, Jacinta dijo a sus padres: "hemos visto a una señora muy hermosa en el bosque". No se lo pudo callar, y como Lucía era la mayor sus padres la regañaron pensando que se inventaba historias. Lucía, acompañada de su madre, fue a ver al párroco, que la amenazó porque pensaba que la aparición no era verdad. Se corrió la voz por entre la gente.

       En la segunda aparición, los tres pastores no estaban solos, unas 50 personas vieron de nuevo el reflejo de una luz que se aproximaba, y que llamaban "el relámpago", y encima de la encina apareció la Señora, que  les recordó que rezaran el Rosario, y les dijo: "Tendréis que sufrir mucho, pero no tengáis miedo que yo os ayudaré. Aprended a leer y a escribir. Rezad siempre el Rosario y haced sacrificios por los pobres pecadores". Lucía le pidió que les llevara al cielo y la Señora les contestó: "-Sí,  a Jacinta y Francisco les llevaré pronto, pero tú te quedarás algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien lo abraze, le prometo la salvación, y sus almas serán queridas por Dios como flores puestas por Mí para adornar su Trono".

       "-¿Me quedo aquí solita?", preguntó Lucía con gran pena. "-No, hija, ¿y tú, sufres mucho por eso? ¡no te desanimes! nunca te dejaré, mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios . Como Lucía, podemos pedir  a la Señora: que me dé cuenta de que el tiempo de vida que tengo es para que ame a Dios y a los demás, y de que la Virgen no nos deja nunca y espera que le contemos lo que nos preocupa, pues todo lo nuestro le interesa.

       El alcalde y gobernador, que no creían y eran malvados, cuando oyeron hablar de apariciones se enfadaron pues veían la gente rezar el Rosario con los tres niños, y además querían saber eso de que había un secreto que la Señora había contado a los niños, y que sólo habían de decir al Papa de Roma. Y así cuenta Lucía qué pasó: <<la aparición no se realizó el 13 de agosto en Cova porque el Administrador del Concejo apresó y llevó a Vila Nova de Ouren a los pastorcitos con la intención de obligarles a revelar el secreto. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal. Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto, pero ellos dijeron:

       -"no lo decimos ni aunque nos den el mundo entero". Los otros presos les animaban a contarlo:

       -"decidle este secreto, ¿qué os importa...?"

       -"¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!" y los tres rezaron con los demás el rosario, delante de una medalla de Jacinta, colgada en  la  pared. El  Administrador,  para darles miedo, mandó  preparar una caldera de aceite hirviendo, y amenazó con  asar ahí a los pastorcitos si no les decían el secreto. Pero ellos siguieron firmes, sin revelarlo. El día 15, fiesta de Asunción, les devolvió a Fátima>> (Es admirable que antes de disgustar a la Virgen preferían morir: "Madre mía, prefiero morir que pecar", han dicho muchos cristianos. Y ya que sabemos lo que a la Virgen le gusta el Rosario, no dejemos cada día de rezarle por lo menos un misterio, que sólo son 10 avemarías con el padrenuestro y gloria).

       La Señora había prometido que el 13 de octubre sería la última aparición y que haría un gran milagro para que todos creyeran en Ella. Mucha gente de Portugal, con enfermos, vino a Fátima aquel día. Toda la mañana del gran día estuvo lloviendo. Lucía, Francisco y Jacinta llegan al mediodía y arrodillándose empiezan a rezar el Rosario. Todos hacen lo mismo. La Virgen se apareció, y como siempre la vieron solo los tres niños, y dijo: "yo soy la Virgen del Rosario, quiero que se construya aquí una capilla, que los hombres recen el Rosario y que no ofendan más a Jesús". Y entonces vino el milagro. El sol, como un globo de plata, empezó a dar vueltas en el cielo lanzando rayos de todos los colores. Muchos enfermos se curaron. La gente se asustó, pero se dieron cuenta de que tenían los vestidos completamente secos, y se arrodillaban  ante el milagro.

       Se cumplió lo que la Virgen quería: se hizo el Santuario de Fátima, y se consagró el mundo al Corazón  Inmaculado de María, así cayó el comunismo de Rusia, y hubo paz. Pero todavía hay guerras y falta paz en los corazones, por eso hemos de rezar mucho. Y le pedimos a la Virgen que nos ayude a rezarle el Rosario y ofrecerle muchos sacrificios para la conversión de los pecadores: "¡qué grande eres, Madre mía! no necesito ver milagros, porque ya has hecho miles. Pero sí necesito que me ayudes a cumplir este propósito, y que me aumentes la fe en Jesús, la confianza en tu protección, y  hacer bien lo que tengo que hacer en cada momento, y hacerlo todo por amor. Que haga todas las cosas  contigo, Madre mía".

domingo, 12 de mayo de 2024

LUNES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: hemos de fomentar una fe sin miedo a nada ni nadie, porque Jesús ha vencido todo lo malo, con Él estamos seguros

LUNES DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA: hemos de fomentar una fe sin miedo a nada ni nadie, porque Jesús ha vencido todo lo malo, con Él estamos seguros

 

A. Lecturas

1. Hechos 19, 1-8: 1Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, una vez recorridas las regiones altas, llegó a Efeso, encontró a algunos discípulos 2y les preguntó: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le respondieron: Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo. 3El les replicó: ¿Entonces con qué bautismo habéis sido bautizados? Con el bautismo de Juan, respondieron. 4Pablo contestó: Juan bautizó con un bautismo de penitencia diciendo al pueblo que creyeran en el que había de venir detrás de él, esto es, en Jesús. 5Cuando oyeron esto se bautizaron en el nombre del Señor Jesús. 6Al imponerles Pablo las manos, vino el Espíritu Santo sobre ellos, de modo que hablaban en lenguas y profetizaban. 7Eran entre todos unos doce hombres. 8Entró en la sinagoga y habló abiertamente durante tres meses, exponiendo lo referente al Reino de Dios y tratando de convencerles.

   2. Salmo: 67, 2-3.4-5ac.6-7ab: Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, / huyen de su presencia los que lo odian; / como el humo se disipa, se disipan ellos; / como se derrite la cera ante el fuego, / así perecen los impíos ante Dios.

   En cambio, los justos se alegran, / gozan en la presencia de Dios, / rebosando de alegría. / Cantad a Dios, tocad en su honor… su nombre es el Señor…

   Padre de huérfanos, protector de viudas, / Dios vive en su santa morada. / Dios prepara casa a los desvalidos, / libera a los cautivos y los enriquece.

   3. Juan 16,29-33: En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».

 

B. Comentario:

   1. Entre los años 53 y 56, "Pablo… llegó a Efeso, encontró a algunos discípulos y les preguntó: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe? Ellos le respondieron: Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo". Les instruyó y "al imponerles Pablo las manos, vino el Espíritu Santo sobre ellos, de modo que hablaban en lenguas y profetizaban". Quiero empaparme estos días de tu presencia, oh Santo Espíritu, y anunciarte a los que me rodean. Quiero vivir en ti: ayúdame a tener vida divina, nacer de nuevo, empaparme bien de tu fuente de agua viva, de la Eucaristía, de la Confesión. Ayúdame a cuidar la oración y sacrificios.

   2. Al infundir en nuestros corazones el Don de su Amor, Dios habita en nosotros como en un templo; desde allí protege al débil, protege a su pueblo como profetizó Moisés y cantamos en el Salmo: "los justos se alegran, / gozan en la presencia de Dios, / rebosando de alegría. / Cantad a Dios… libera a los cautivos y los enriquece".

   3. Jesús, tú sabes las cosas de Dios y lo que me da la felicidad, y te digo como los apóstoles: "ahora vemos que lo sabes todo… por esto creemos que has salido de Dios". No eres como los maestros de este mundo, que se guardan el saber exclusivamente para sí y algunos de los suyos; es verdad lo que dices: "Todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer".

   "El Espíritu de la verdad os conducirá a la verdad plena". Quiero rezarle hoy, en preparación de su fiesta: Espíritu de amor, creador y santificador de las almas, Espíritu de Verdad, ayúdame a parecerme más y más a Jesús, a pensar y hablar como Él, a amar y actuar como Él. Que sea fiel a tus mociones, y lleve la cruz de cada día con alegría con tu luz y tu fuerza. Que te sepa escuchar en mi silencio. He leído que un cristiano sin tu ayuda es como un animal fiero en un zoológico: los leones están tristes, los tigres ya no son fieros sino vagos, los búfalos apáticos… por eso dice el Salmo "pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo" (91).

   «¿Ahora creéis?», dice Jesús, que sabe muy bien que dentro de pocas horas le van a abandonar todos, asustados en una desbandada que vemos también en nuestro tiempo. Jesús no dice que la victoria es segura: «en el mundo tendréis luchas, pero tened valor: yo he vencido al mundo». Dice el Concilio Vaticano II: "Por lo demás, el Señor Jesús, que dijo: "Confiad, yo he vencido al mundo", no prometió a su Iglesia con estas palabras una victoria completa en este mundo. Pero se goza el Sagrado Concilio porque la tierra, repleta de la semilla del Evangelio, fructifica ahora en muchos lugares bajo la guía del Espíritu del Señor, que llena el orbe de la tierra".

   Jesús dice que ellos le dejarán solo, y añade: "Pero no estoy solo: el Padre está conmigo". Señor, que sienta también yo tu presencia, también cuando llegue la cruz, las dificultades (Noel Quesson).

   Son días para pensar en la fiesta de Pentecostés a la que nos preparan las lecturas, de la mano de María en este mes de mayo, y estos días contemplándola como Esposa del Espíritu Santo. Ella nos enseñará a guardar en nuestro corazón lo que oímos de la Palabra de Jesús, que está con nosotros "todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 16-20). El Señor se marcha, pero no nos deja huérfanos: se queda en la Iglesia: en los Sacramentos, en la Escritura, en la intimidad del corazón donde nos guía con su Espíritu: «Derrama sobre nosotros la fuerza del Espíritu, para que demos testimonio de ti con nuestras obras» (or. colecta).

   Llucià Pou Sabaté

 

viernes, 10 de mayo de 2024

Ascensión del Señor, ciclo B: Jesús sube al cielo para que donde Él está vayamos también nosotros… mientras, nos regala el Espíritu Santo y su fuerza

Ascensión del Señor, ciclo B: Jesús sube al cielo para que donde Él está vayamos también nosotros… mientras, nos regala el Espíritu Santo y su fuerza

 

A. Lecturas

   1. Hechos 1,1-11. En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos les recomendó: -No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo. Ellos lo rodearon preguntándole: -Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel? Jesús contestó: -No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo. Dicho esto, lo vieron levantarse hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: -Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse.

   2. Salmo 46,2-3.6-7.8-9: Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra.

   Dios asciende entre aclamaciones, / el Señor, al son de trompetas; / tocad para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad.

   Porque Dios es el rey del mundo; / tocad con maestría. / Dios reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado.

   3. Efesios 1,17-23. Hermanos: Que el Dios del Señor nuestro Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

   4. Marcos 16,15-20: En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien». 
   Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban

 

B . Comentario

   1.  Los Hechos cuentan de esa presencia del Espíritu de Dios, cómo "Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo". Se les apareció resucitado durante cuarenta días, y les habló del reino de Dios… y les dijo: -"Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines del mundo". Luego, subió al cielo. Enhorabuena, Señor, por tu triunfo. / Has ascendido y eres / lo más alto que existe. / Has batido el record absoluto / de amor a la humanidad. // También a mí me gusta el triunfo, / el hacer carrera y el éxito, / pero soy muy diferente a Ti. // Cuando yo gano, otros pierden. / Cuando ganas Tú, ganamos todos. / Lo mío suele ser un éxito / frente a otros jóvenes. / Lo tuyo es una victoria / para todos los hombres. // Enséñame, Señor, a no subir / a costa de los demás. / Enséñame a servir a todos / deportivamente.

   Terminan los 40 días desde la Resurrección, pero la Pascua continúa estos 10 días hasta Pentecostés, pero en realidad, Jesús, sé que la Pascua continúa con tu presencia entre nosotros, especialmente en el domingo, pues nos dices que no te vas: "Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos". Lástima, que te has hecho invisible. S. Pablo dice que has subido "a los cielos para llenarlo todo con su presencia". Ahora, nos toca a nosotros, es la misión de la Iglesia. Por eso los ángeles nos invitan a no quedarnos "mirando al cielo", pues hay mucho que hacer en la tierra.

   2. El Salmo canta con alegría, mientras los judíos subían desde el río hasta lo alto del templo, a este Jesús que es reclamado por Dios: "sube tú y el arca de tu alianza", dirá el salmo, anunciando que también la Virgen subirá, y allí donde Él está, también tenemos un lugar, nos introduce en Dios, por eso lo aclamamos con más ganas: "pueblos todos, batid palmas… Dios asciende entre aclamaciones… Dios es el rey del mundo… se sienta en su trono sagrado". Es Cristo resucitado que sube a la derecha del Padre, y a nosotros nos ha escogido como su heredad. Su triunfo es, pues, nuestro triunfo.

   3. Nos desea San Pablo este "Espíritu de sabiduría" de Dios "según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos", y ese poder ahora actúa en nosotros como una fuerza interior. Leí hace poco de un niño al que le encantaban los circos, y lo que más le gustaba eran los elefantes. En una función había uno que deslumbraba por su poderío, su tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación el enorme animal quedaba atado por una de las patas con una sencilla cadena sujeta a una pequeña estaca clavada en el suelo: no era más que un pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra; se preguntaba cómo un animal con fuerza capaz de arrancar árboles no arrancaba la estaca. ¿Qué le impedía liberarse? El niño preguntó por ese misterio a su padre, quien le explicó que no se escapaba porque "estaba amaestrado". Pero el misterio seguía: si estaba amaestrado, ¿para qué la cadena?... Con el tiempo descubrió que el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño. Podemos imaginarnos al pequeño elefante intentando liberarse de la estaca, demasiado fuerte para su edad. Probaría un día y otro, hasta que el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Como tiene memoria de elefante, ese animal enorme y poderoso no escapa porque se acuerda de que no podía, y piensa que no puede. El recuerdo de la impotencia que siente desde pequeño, le acompaña toda la vida. Y lo peor es que jamás se ha planteado de nuevo la posibilidad de vencer. Señor, que aprenda de esta bonita imagen de los límites que tantas veces nos aprisionan en la vida, sin conocer que podemos mucho más de lo que encierran esas limitaciones. Señor, hazme ver como hay campeones que no se hunden ante las dificultades, que no cesan hasta romper las estacas a las que se atan… Dame tu fortaleza, esa superación, el esfuerzo, que me libere de muchas "estacas" que me aprisionan, que sepa tener paciencia para pasar por encima de los muros que me dificultan, o por debajo, o que simplemente los ignore... ¿Qué estacas tengo atadas que me quitan libertad? Quizá probamos una y otra vez algo y ya pensamos que no podemos conseguirlo, grabamos en nuestra memoria un "no puedo... no puedo y nunca podré", perdiendo la confianza. "Sabemos" que no podemos pero no consideramos que la única manera de "saber", es "intentar de nuevo" poniendo todo el corazón, todo nuestro esfuerzo: levantarnos puntuales, estudiar, atender en clase o en lo que toca.

   Jesús se queda con su espíritu de fortaleza, hace realidad ese afán del amor: una madre que dice a su hijo "te comería a besos"… de alguna manera eso dice Él: "toma, cómeme", se nos da y queremos acabar, por intercesión de Santa María: Madre mía, ayúdame a dar gracias a mi Jesús porque se has quedado en la Comunión, que está dentro de mí y dentro de todos los que le hemos recibido. Ayúdame para que no desaproveche estos momentos tan bonitos en los que estás conmigo, y recibirle como tú en Nazaret, o en las misas con san Juan. Que sepa abrirme como tú al Espíritu Santo, el mejor regalo que recibimos, para que sea mi amigo inseparable, que por muy bajito que me hable, le escuche, Él que está dentro de mí y me dará fuerza en la lucha de la vida, y me ayudará en mis problemas, a superar esos muros, y seré más bueno, alegre y estudioso y sano, y todos estarán contentos de mí: viviré alegre para hacer felices a los demás. Ésta es la perla preciosa que he encontrado, que quiero mimar y ayudar a crecer, no perderla, mirándome en el espejo que es Jesús, que estos días de Pascua he acogido como mejor he podido en mi corazón.

   4. Jesús, nos cuentas hoy tu despedida: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". Decías a tus apóstoles: "¡No tengáis miedo!" Yo a veces tengo miedo, haz que deje mis miedos, quiero estar contigo sin miedo, Jesús: estos días quiero de verdad no tener miedo, ser amigo tuyo, y amigo de los demás. Ayúdame a creer más, que eres Tú que estás en la Eucaristía.

También decías a los apóstoles: "¡Mar adentro!" Dame esperanza, para ir contigo mar adentro. A veces me veo como cuando San Pedro dijo "soy un pecador" y Tú le transformaste de pecador a pescador. También yo quiero sentir tu voz, haz que lleve esperanza a todos, que los ayude, que los haga felices y así será el mejor momento de mi vida. Ir mar adentro es que estos días te acompañaré en mi trabajo, en estudiar en los exámenes de final de curso. Quiero esforzarme en luchar por ser santo, mejorar con esfuerzo en portarme bien, no quejarme cuando algo me cuesta o no me gusta lo que hemos de hacer. Ir mar adentro es que voy a buscarte en mi corazón, para decirte que te quiero, ayúdame a quererte más y mejor, no pensar en mí sino en los demás. Quiero ser tu amigo para siempre, te doy las gracias porque has venido a mi alma, has sufrido y muerto en la cruz porque me amas, y has resucitado también por mí, para hacerme hijo de Dios, y me has perdonado en la confesión. 

   Sigo leyendo del Evangelio: "después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos". Hablar contigo, Jesús, es muy fácil porque te vas pero te quedas: es como conectar con un amigo por teléfono. También me sirve mirar una imagen de la Virgen para animarme.  A ti te basta que te quiera, Jesús, y aunque no te veo ni te oigo sé que me estás mirando y que me oyes. Te necesito, para aguantar el esfuerzo sin desánimos, hacer las paces y no ser violento, no buscar lo que me gusta sino lo que va a ayudar a los demás…

   Me llegó esta oración, que nos puede ayudar a ambientarnos en esta vida del Espíritu Santo en nuestra alma y el mundo: Cuando el olvido y la indiferencia nos alejan del hermano:¡Ven Espíritu de Amor, Bondad y Ternura!

   Cuando la incomprensión nos aísla: ¡Ven Espíritu de Sabiduría y Unión!

   Cuando la mentira nos envuelve: ¡Ven Espíritu de Verdad!

   Cuando las tinieblas nos encubren y envuelven la realidad: ¡Ven Espíritu de claridad y transparencia!

   Cuando el egoísmo nos puede: ¡Ven Espíritu de Jesús, ayúdanos a ser paro los demás!

   Cuando la pereza nos paraliza: ¡Ven y sacúdenos, Espíritu de servicio!

   Cuando la incredulidad nos ciega: ¡Ven, Espíritu Santo, y danos sabiduría!

   Cuando el desánimo nos domina: ¡Ven con tu Esperanza, Espíritu Santo!

   Cuando la debilidad nos puede: ¡Ven, Espíritu de Fortaleza!

   Cuando la mediocridad es nuestro pan de cada día: ¡Ven Espíritu de Jesús, y empújanos a una Entrega Total!

   Cuando la tristeza nos amenaza: ¡Ven, Espíritu de Alegría y fiesta cristiana!

   Cuando la exigencia del Reino nos llama: ¡Ven, Espíritu Santo, y camina con nosotros!

 

 

SÁBADO DE LA SEXTA SEMANA DE PASCUA: lo que pedimos a Dios en nombre de Jesús, se nos concederá; y como fruto de la oración, viviremos el apostolado

SÁBADO DE LA SEXTA SEMANA DE PASCUA: lo que pedimos a Dios en nombre de Jesús, se nos concederá; y como fruto de la oración, viviremos el apostolado

 

A. Lecturas:

   1. Hechos 18, 23-28: 23Pasó allí algún tiempo y marchó recorriendo una tras otra las regiones de Galacia y Frigia, y confortaba a todos los discípulos.

   24Un judío llamado Apolo, de origen alejandrino, hombre elocuente y muy versado en ls Escrituras, llegó a Efeso. 25Había sido instruido en el camino del Señor. Hablaba con fervor de espíritu y enseñaba con esmero lo referente a Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan. 26Comenzó a hablar con libertad en la sinagoga. Al oírle Priscila y Aquila le tomaron consigo y le expusieron con más exactitud el camino de Dios. 27Como deseaba pasar a Acaya, los hermanos le animaron y escribieron a los discípulos para que le recibieran. Cuando llegó fue de gran provecho, con la gracia divina, para los que habían creído, 28pues refutaba vigorosamente en público a los judíos demostrando por las Escrituras que Jesús es el Cristo.

   2. Salmo: 46, 2-3.8-9.10 Dios es el Rey del mundo. 2Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / 3porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra.

   8Porque Dios es el rey del mundo: / tocad con maestría. / 9Dios reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado.

   10Los príncipes de los gentiles se reúnen / con el pueblo del Dios de Abrahán; / porque de Dios son los grandes de la tierra, / y él es excelso.

   3. Juan 16,23-28: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado. Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre».

 

B. Comentario:

    1. En este tercer viaje apostólico, Pablo va de Éfeso a Cesarea, luego Jerusalén y Antioquía... Luego, Galacia y Frigia (Hechos 18, 23-28). Señor, te pido que también yo haga apostolado, en mi ambiente de trabajo, como nos pides: "me serviréis de testigos en Jerusalén y en toda la Judea y Samaría y hasta el cabo del mundo". Lléname del ardor de tu corazón: "fuego he venido a traer a la tierra y qué he de querer sino que arda". "Fuego de apostolado que se robustece en la oración: no hay medio mejor que éste para desarrollar, a lo largo y a lo ancho del mundo, esa batalla pacífica en la que cada cristiano está llamado a participar: cumplir lo que resta que padecer a Cristo" (san Josemaría Escrivá). 

   2. Dios es el Rey del mundo, y por eso cantamos con el salmista: "Pueblos todos, batid palmas, / aclamad a Dios con gritos de júbilo; / porque el Señor es sublime… Dios es el rey del mundo… reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado… él es excelso" (Salmo 46,2-3.8-10). Señor, que sepa aclamar tu nombre y proclamar tu Reino, ofrecerte todo por amor, a ti que eres mi Rey; lo pongo en manos de mi madre Santa María, que sabrá presentarte mejor estas ofrendas. Amén.

   3. En vigilias de la Ascensión del Señor, el Evangelio nos deja unas palabras de despedida entrañables. Jesús nos hace participar de su misterio más preciado; Dios Padre es su origen y es, a la vez, su destino: «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre» (Jn 16,28). "Y esta filiación divina de Jesús nos recuerda otro aspecto fundamental para nuestra vida: los bautizados somos hijos de Dios en Cristo por el Espíritu Santo. Esto esconde un misterio bellísimo para nosotros: esta paternidad divina adoptiva de Dios hacia cada hombre se distingue de la adopción humana en que tiene un fundamento real en cada uno de nosotros, ya que supone un nuevo nacimiento. Por tanto, quien ha quedado introducido en la gran Familia divina ya no es un extraño" (Xavier Romero).

   Jesús les promete a sus discípulos que la oración que dirijan al Padre en nombre de Jesús será eficaz, «para que vuestra alegría sea completa». Él está íntimamente unido al Padre. Jesús, que mi alegría sea completa por estar unido a ti, como nos ha dicho: «permaneced en mí y yo en vosotros», «permaneced en mi amor». Orar es entrar en la órbita de Dios, mirar todo con sus ojos, amar con su corazón. Así me uniré a tu voluntad, Señor, y ya es "eficaz" mi oración entonces: «todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido» (Mc 11,24). "En verdad, en verdad os digo: si algo pedís al Padre en mi nombre, os lo concederápedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo".

   Todo el día, hasta el sueño según algunos santos, podemos estar en presencia de Dios: . Señor, que recuerde cómo tú pasabas a veces la noche en oración, y quiero pedirte como los discípulos: "Señor, enséñanos a orar" así como lo hacían los primeros, que animados de un mismo espíritu, perseveraban juntos en oración (Hch 1,4).

    La oración acrisola nuestro ser, desde los afectos hasta lo más íntimo, la oración nos abre a la fe: lex orandi lex credendi –la ley de la oración es la ley de la fe, muchas veces empezamos por antífonas marianas: Bajo tu amparo…, Acordaos…, Salve Regina…de la mano de la Virgen podemos ir a Jesús. Y de las jaculatorias, oraciones cortas que son flechazos de amor, pasamos a la meditación, sin dejar la oración del corazón, en el que interviene toda el alma: la inteligencia y la imaginación, la memoria y la voluntad, y de ahí a la contemplación… en la medida que nos es permitida. Como enamorados, así crecemos en ese trato íntimo que nos trasciende.