viernes, 25 de julio de 2025

25 de julio: Santiago,apóstol, Patrón de España: dar la vida por Cristo es recobrarla de un modopleno, beber su cáliz es participar en su gloria

25 de julio: Santiago, apóstol, Patrón de España: dar la vida por Cristo es recobrarla de un modo pleno, beber su cáliz es participar en su gloria

 

A. Lecturas

1. Hechos de los apóstoles 4,33; 5,12.27-33;12,2. En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: -«¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» Pedro y los apóstoles replicaron: -«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

 

2. Salmo 66,2-3.5.7-8: R. Que se me pegue la lengua al paladar sí no me acuerdo de ti.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.

Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra.

La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

 

3. II Corintios 4,7-15. Hermanos: El tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.

 

4. Mateo 20,20-28. En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: -¿«Qué deseas?» Ella contestó: -«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» Pero Jesús replicó: -«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? » Contestaron: -«Lo somos.» Él les dijo: -«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.» Los otros diez, que lo hablan oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: -«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

 

B. Comentario

1. Testigos valientes en medio de la persecución

En el libro de los Hechos vemos a los apóstoles llenos de una fuerza que no es suya: la fuerza del Espíritu. Predican con valentía, aun sabiendo que les puede costar la vida. El Sanedrín intenta silenciarlos, pero Pedro responde con una frase que resuena con fuerza también hoy: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres".

Entre esos testigos destaca Santiago, cuya muerte —decapitado por orden de Herodes— se menciona de forma sencilla pero impactante. Fue el primer apóstol que entregó su vida por Cristo. No lo hizo por imprudencia ni por ansias de protagonismo, sino por fidelidad. Su martirio no es un fracaso, sino un acto de amor radical.

¿Y nosotros? También hoy hay quienes sufren o mueren por su fe. Tal vez no nos toque enfrentar una persecución abierta, pero sí podemos ser testigos incómodos: personas que, como Santiago, viven la verdad aunque les cueste la aprobación o la comodidad. No es fácil, pero es ahí donde la fe se vuelve real.

2. La bendición de Dios alcanza a todos los pueblos

Este salmo es un canto de alegría, de gratitud por la bendición de Dios que fecunda la tierra y llena de sentido la vida. Pero no es una alegría egoísta: "Que te alaben los pueblos, Señor" es el grito de quien desea que esa bendición llegue a todos.

La tradición cristiana ha visto en la expresión "La tierra ha dado su fruto" una referencia hermosa a María, que dio a luz a Jesús, el fruto bendito. En ese fruto, Dios ha bendecido a toda la humanidad. Y ese fruto, al mismo tiempo, nos convierte a nosotros en sembradores de esperanza.

Santiago, según la tradición, fue sembrador de esa bendición en nuestra tierra. Evangelizó Hispania, y con ello abrió el corazón de un pueblo entero al Evangelio.

¿Cómo ser bendición hoy? Con gestos pequeños, con palabras que animan, con una vida coherente. Somos llamados, como Santiago, a preparar la tierra de los corazones para que florezca el bien. El mundo necesita testigos que contagien la alegría de Dios.

3. El tesoro del Evangelio en vasijas de barro

San Pablo usa una imagen sencilla y profundamente humana: somos vasijas de barro, frágiles, limitadas, pero que contienen un tesoro: el Evangelio. No se trata de aparentar perfección, sino de dejar que, incluso desde nuestras heridas y debilidades, Dios actúe.

Los apóstoles lo vivieron así. Fueron perseguidos, golpeados, incomprendidos... pero no se rindieron. Sabían que su fuerza venía de otro. Lo importante no era su éxito, sino su fidelidad. Llevaban en el cuerpo la muerte de Jesús, sí, pero también su vida resucitada.

Santiago encarna este mensaje de forma literal. Su martirio no fue una derrota, sino una semilla. El testimonio de los mártires es humilde y poderoso: nos recuerda que el amor a Cristo puede más que el miedo, más que el dolor, más que la muerte.

¿Y nosotros? En un mundo que premia el éxito, Pablo nos invita a abrazar nuestra fragilidad y dejar que Dios brille desde ahí. A veces creemos que no somos suficientes… y es cierto. Pero eso no es un obstáculo: es el punto de partida.

4. El verdadero poder es el servicio

La escena es tan humana que nos resulta familiar: una madre que quiere lo mejor para sus hijos. Pide para Santiago y Juan los primeros puestos. Pero Jesús aprovecha para enseñar algo muy distinto: en su Reino, la grandeza no se mide por los cargos, sino por el servicio.

"¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber?", les pregunta. Ellos dicen que sí, sin entender del todo. Pero Jesús no se ríe ni los reprende; los acompaña en su proceso. Y Santiago, con el tiempo, entenderá. Pasará de ser un "hijo del trueno" a ser un testigo silencioso, valiente, entregado.

Jesús deja claro que el liderazgo cristiano no busca dominar, sino amar. Que el poder no es subir escalones, sino bajar a lavar los pies. Santiago aprendió esto no en un discurso, sino en la vida misma.

¿Y nosotros? ¿Buscamos los primeros lugares, el reconocimiento, o estamos dispuestos a servir incluso cuando nadie lo ve? La Cruz no es un símbolo de derrota: es el camino del amor hasta el extremo. Y ese es el camino del discípulo.

La figura de Santiago nos deja un testimonio completo y profundamente actual:

  • Fue valiente cuando había que dar testimonio ante los poderosos.
  • Fue sembrador de esperanza en una tierra nueva.
  • Fue frágil, pero dejó que Dios lo llenara de fuerza.
  • Fue servidor, hasta dar la vida por su Señor.

La fiesta de hoy nos invita a revisar nuestra forma de vivir la fe. ¿Es una fe cómoda o comprometida? ¿Es una fe superficial o una entrega verdadera? Que Santiago interceda por nosotros, para que vivamos con la misma pasión, con la misma libertad y con la misma confianza en el Dios que nunca falla.

¡Santiago Apóstol, ruega por nosotros!

 

 

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