lunes, 24 de noviembre de 2014

Martes semana 34 de tiempo ordinario; año par

Martes de la semana 34 de tiempo ordinario; año par

Dios suscitará un reino que nunca será destruido, sino que acabará con todos los demás reinos. No quedará piedra sobre piedra de lo viejo.
“En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: -«Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.» Ellos le preguntaron: -«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?» Él contestó: -«Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "el momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: -«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo»” (Lucas 21,5-11).
1. –“Algunos discípulos de Jesús comentaban la belleza del Templo por la calidad de la piedra y de las donaciones de los fieles”. En tiempos de Jesús, el Templo estaba recién edificado; incluso no terminado del todo. Se comenzó su construcción diecinueve años antes de Jesucristo: era considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Sus mármoles, su oro, sus tapices, sus artesonados esculpidos, eran la admiración de los peregrinos. Se decía: "¡Quien no ha visto el santuario, ése no ha visto una ciudad verdaderamente hermosa!"
Jesús les dijo: "Eso que contempláis llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra. Todo será destruido". Símbolo de la fragilidad, de la caducidad de las más hermosas obras humanas. Los más bellos edificios del hombre se construyen sobre las ruinas de otros edificios destruidos. En ese mismo lugar ya había estado en otro tiempo otra maravilla: el Templo construido por Salomón, hacia el año 1.000 antes de Jesucristo, y destruido por Nabuconosor en 586... El Templo contemporáneo de Jesús, el Segundo Templo del que hablan aún los judíos, contraído por Herodes, será destruido unos años más tarde por Tito, en 70 d. de J.C..., para ser reemplazado en 687 por la Mezquita de Omar, que continúa en el mismo sitio. Existe en la actualidad, junto al Muro de las Lamentaciones (resto del Segundo Templo),  una exposición de lo que los judíos quieren que sea el Tercer Templo, incluso exhiben ya las vestiduras de los sacerdotes. Pero para ello tendrían que echar a los musulmanes de la Explanada de las Mezquitas, y saben muy bien que ello desencadenaría la peor guerra de que podamos imaginar…
Jesús hace una predicción de desgracia, en el más tradicional estilo de los profetas. Medito sobre la gran fragilidad de todas las cosas... sobre «mi» fragilidad... sobre la brevedad de la belleza, de la vida... Hay que saber mirar de frente esa realidad, siguiendo la invitación de Jesús: «todo será destruido».
-“Los discípulos le preguntaron: Maestro, ¿cuando va a ocurrir esto y cuál será la señal de que va a suceder?” Los discípulos nos representan muy bien, junto a Jesús. Ellos le proponen la pregunta que nos hacemos hoy. Querríamos también saber el día y la señal... Creemos que sería más conveniente saber la «fecha»... Jesús respondió: "Cuidado con dejarse extraviar... porque muchos dirán-: «Ha llegado el momento» No los sigáis... No tengáis pánico..." Todas las doctrinas de tipo "adventistas" fundadas sobre una susodicha profecía precisa del retorno de Cristo, quedan destruidas por esa palabra de Jesús. Hay que vivir, día tras día, sin saber la fecha... sin dejarse seducir por los falsos mesías, sin dejarse amedrentar por los hechos aterradores de la historia (Noel Quesson).
Jesús, nos hablas de los acontecimientos futuros y del fin del mundo. No sé qué es de ahora y qué del final de los tiempos. Nos dices que "cuidado con que nadie os engañe: el final no vendrá en seguida". Esta semana, y durante el Adviento, escuchamos repetidamente la invitación a mantenernos vigilantes. Que es la verdadera sabiduría. Cada día es volver a empezar la historia. Cada día es tiempo de salvación, si estamos atentos a la cercanía y a la venida de Dios a nuestras vidas (J. Aldazábal).
En la imitación de Cristo (1,15,2) se lee: "Mucho hace quien mucho ama". El amor es el mejor de los maestros. Tanto haremos cuanto en verdad amemos aquello-Aquel por quien nos afanamos. Los últimos días del año litúrgico ponen al descubierto la verdad de nuestro amor. Si es verdad que el amor es el mejor de los maestros, las palabras de Jesús del evangelio de hoy las podemos meditar en esta clave: Lo importante no es la decoración externa sino la calidez de nuestro amor, esa Verdad sostén de nuestra alma y de nuestras convicciones que sobrevive a los cambios de decorado. "Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida… Mirad no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis… Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo". ¿Hay mejor señal en el cielo que las provocadas por el amor?
La presencia de Dios sólo puede ser ligada a una vida que está dispuesta a aceptar su Palabra y a obrar en consecuencia. La destrucción de las falsas seguridades –el Templo- no debe llevarnos a un alarmismo nacido de un miedo que ve en todos los acontecimientos que nos rodean la intervención de Dios al final de los tiempos. Es necesario que sepamos interpretar los acontecimientos de la historia en su justa dimensión y no tomar a cada uno de ellos como un anuncio infalible del fin del mundo (Josep Rius-Camps).
2. –“Yo, Juan tuve todavía una visión: había una nube blanca, y sobre la nube sentado uno como Hijo de hombre”. Este símbolo viene de Daniel, 7-13. También es una alusión directa a las palabras de Jesús: «os lo declaro: desde ahora, veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo» (Mateo 26,64). Quiero contemplarte, Jesús, de ese modo «para siempre».
La «nube» me recuerda la columna de nube del desierto, y en la Transfiguración, una nube luminosa envolvía a Jesús. El color «blanco» es el símbolo de la victoria. La posición «sentado» es símbolo de solidez, de poder. Llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz afilada. Es «rey» y «segador» a la vez.
-“Arrima tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar, la mies de la tierra está madura”. Me recuerda aquel: «Dejad que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta la siega... la siega es el fin del mundo...» (Mateo 13,30;39). «Cuando el fruto lo admite, se le mete la hoz porque la siega está a punto» (Marcos 4,2-9). La mies está madurando, Señor: «envía obreros a tu mies».
-“Otro ángel, el que cuidaba del fuego... gritó al ángel que tenía otra hoz: arrima tu hoz y vendimia los racimos de la viña... Y vendimió la viña de la tierra y lo echó todo en el gran lagar del furor de Dios”. «Fuego», «lagar», vendimia, para el fuego eterno la gloria y alegría. El «furor de Dios» lo vemos en Isaías 63,1 (Noel Quesson).
3. Jesús, Juez de la historia, con la corona de Rey ceñida sobre la cabeza. Con una hoz afilada para la siega. Y otra hoz afilada para la vendimia. Ha llegado el momento del juicio de Dios, la hora de la verdad. Ahora se verá quién vence y quién es derrotado (J. Aldazábal). El salmo lo había anunciado: "delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra, regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad".
Llucià Pou Sabaté

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Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir

Santa Catalina, a quien los griegos llaman Aecatherina, glorificó a Dios con una ilustre confesión de la fe de Cristo en Alejandría en tiempo de Maximino II. Sus Actas están tan adulteradas que apenas puede hacerse uso de ellas. El Emperador Basilio, en su Menología Griega refiere con ellas, que esta santa, que era de sangre real, y excelente estudiante, confundió a una junta de hombres muy hábiles que el Emperador Maximino había mandado disputar con ella, y que convertidos por ella a la fe, fueron todos quemados en un mismo fuego por la confesión de su nueva creencia; y añade que Catalina fue por ultimo decapitada. Se dice también que antes había sido puesta en una máquina compuesta de cuatro ruedas, claveteadas con puntas de hierro, para que al dar movimiento a ellas fuesen despedazando el cuerpo de la mártir. Las Actas añaden que al ir a  mover las ruedas la vez primera se rompieron de pronto las cuerdas con que la santa estaba atada por ministerio de un ángel, y que haciéndose pedazos la máquina con la separación de las ruedas, fue liberada da aquella cruel muerte; de donde provino aquella común noción de la rueda de Santa Catalina.
El erudito Joseph Assemani piensa que cuantas noticias tenemos de los particulares relativos a esta santa, y en las que podernos confiar, son principalmente las que nos da Eusebio, aunque este historiador no la nombra. Su relación es del modo siguiente:  – en Alejandría había cierta mujer cristiana, la más rica y noble de todas las de aquella ciudad, que cuando algunas permitían ser mancilladas por el Tirano (Maximino) ella venció y resistió su ilimitada lujuria más que bestial. Esta dama era ilustre por su alto nacimiento, y de una  gran fortuna; y lo era también por su singular sabiduría; pero prefirió su virtud y su castidad a todas las ventajas del mundo. El Tirano después de haber en vano hecho varios asaltos a su virtud no quiso decapitarla viéndola tan dispuesta a morir; sino la despojó de todos sus estados y bienes y la envió al destierro. Maximino a poco de esto declaró la guerra a Licinio, y después de varios combates fue por último derrotado por este en el año de 313. Habiendo perdido el Imperio después de un reinado de cinco años, huyó a Tarso, y allí murió en suma miseria.
El cuerpo de Santa Catalina fue descubierto por los cristianos en Egipto hacia el siglo VIII, cuando gemían estos bajo el yugo sarraceno. Poco después fue trasladado a un monasterio que había en las cumbres del Sinaí, erigido por Santa Helena, y suntuosamente engrandecido y dotado por Justiniano, como testifican muchas inscripciones y molduras mosaicas que se hallan todavía en aquella parte. Falconio, Arzobispo de San Severino, habla de esta traslación del modo siguiente:
En cuanto a lo que se dice, que el cuerpo de esta santa fue llevado al monte Sinaí por ángeles, es la inteligencia, que fue conducido allí por los monjes de aquel lugar, para dotar ricamente su estancia con aquel tesoro, y enriquecerla devotamente. Es bien sabido que la palabra hábito angelical se usaba mucho en lugar de la de hábito monástico, y que los monjes por razón de la pureza de sus costumbres fueron antiguamente llamados ángeles de la tierra. Desde entonces es desde cuando hallamos frecuente mención de la festividad de Santa Catalina.
San Pablo de Larra guardaba su fiesta con una solemnidad y.devoción extraordinarias. Yendo a Rúan, en el siglo XI, Simeón, monje de Sinai, a recoger la limosna anual que Ricardo, Duque de Normandia daba a aquel santuario, llevó algunas reliquias de la santa, y las dejó allí. La parte principal del cuerpo de Catalina se conserva todavía en una urna de mármol en la iglesia de este monasterio en el monte Sinaí.
Por la erudición nada común de esta mártir, y extraordinario espíritu de piedad con que santificó su ciencia, y el uso que de ella hizo, fue elegida en las escuelas por patrona, y modelo de los filósofos cristianos.

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