lunes, 22 de septiembre de 2014

Martes de la semana 25 de tiempo ordinario

Martes de la semana 25 de tiempo ordinario; año par

Escuchar palabra de Dios y ponerla en obra, es el camino para pertenecer a la familia de Jesús
“En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: -«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: -«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra»” (Lucas 8,l9-21).
1. Entre los que seguían a Jesús, hoy aparecen también "su madre y sus hermanos", María su madre y los parientes de Nazaret, que en lengua hebrea se designan indistintamente con el nombre de "hermanos". En la versión de Marcos van a verle para avisarle, que lo que decía hacía peligrar su vida, venían poco menos que a llevárselo, porque decían que "estaba fuera de sí" (Mc 3,20-21). Lucas, que parece conocer noticias más directas -¿de parte de la misma Virgen?- no le da esa lectura. Podían venir sencillamente a saludarle, a hacer acto de presencia junto a su pariente tan famoso, a alegrarse con él y a preocuparse de si necesitaba algo. Esto, en el caso de que fuera la misma escena, pues puede ser otra ocasión.
-“Fueron a verlo su Madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograron llegar hasta El...” Es una escena natural y emotiva...
-“Entonces le avisaron: "Tu Madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte."” ¿Estoy yo también deseoso de "ver a Jesús"? Teresa de Ávila, siendo niña, se escapó un día de su casa. Se la encontró caminando por la carretera "¿Qué haces aquí?" -"¡Quiero ver a Dios!" Había oído decir que los sarracenos mataban a los cristianos, y, en su deseo de ver a Dios, con la ingenuidad de su corazón de niña, se había imaginado llegar hasta el sur de España donde le sería fácil, pensaba, recibir el martirio. Naturalmente fue reconducida a la casa paterna. Pero toda su vida de adulta fue como la realización de ese deseo: quiero ver a Dios. ¿Participa mi oración de ese deseo? Vivir con Dios, acercarme a El.
-“Pero Él les contesto: "Mi Madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios...” Esa es la explicación muy positiva que Lucas nos propone.
Para entender bien ese episodio hemos de ver que están escritos exactamente después de las parábolas de la "semilla" y de la "lámpara". De ese modo Lucas elaboró como una pequeña teología de la Palabra: los que escuchan a Dios, son tierra buena que produce mucho... son también como lámpara sobre un pedestal que alumbra lejos en derredor... pero también, y sobre todo, son la "familia de Jesús"... "¿Mi madre, mis hermanos? ¡Son los que escuchan la Palabra de Dios!"
¡No se trata, para Jesús, de rehusar a su familia, sino de ampliarla! Como si dijera: "¡Oh sí, amo a mi familia; pero esa familia es mucho más extensa de lo que imagináis! Comporta innumerables lazos con innumerables hermanos".
Si escuchamos la Palabra de Jesús, nos hacemos semejantes a El, poco a poco vamos pensando y reaccionando como El... como si viviéramos familiarmente con El, como hermanos...
-“Los que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en obra”. Encontramos aquí la misma insistencia que en las dos parábolas precedentes: vivir la fe... vivir lo que se cree; poner en práctica, eficazmente, nuestras convicciones... practicar, poner en obra, la Palabra de Dios... (Noel Quesson).
Jesús, aprovechas la ocasión para decir cuál es su nuevo concepto de familia o de comunidad: "mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra". Lo pongo en relación con el piropo que le diste a tu madre, cuando alguien la bendijo por haberte traído al mundo y tú dijiste que “bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”, pues María no fue escogida solo por sus donde, sino también por su correspondencia. Modelo de creyente, dijo: "hágase en mí según tu palabra". Su prima Isabel la retrató bien: “dichosa tú, porque has creído” (J. Aldazábal).
“De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno” (S. Agustín).
Desde que Jesucristo está sentado a la diestra del Padre, no podemos ya entrar personalmente en contacto con él, no podemos ya verlo con los ojos, no podemos ya presenciar su acción. Jesús mismo dice qué es lo que importa: oír y poner en práctica la palabra de Dios. Nosotros tenemos la palabra de Dios. Los discípulos la siembran todavía en el mundo. Por Jesús fue traída la palabra de Dios al mundo, hizo una carrera triunfal por el mundo, nos llegó también a nosotros. En la palabra está la acción salvífica de Jesús, él está presente como portador de salud "Bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Jn 20,29). El que escucha y pone en práctica la palabra de Dios, es madre y hermano de Jesús. No son los lazos de la sangre los que proporcionan la comunión con Jesús, sino el oír y poner en práctica la palabra de Dios. La Iglesia es edificada por la palabra de Dios. Ésta es el alma de la Iglesia, y la Iglesia es su fruto. De la palabra de Dios brota siempre Iglesia viva. Ésta viene a ser familia de Cristo oyendo y guardando la palabra de Dios. En la historia de la infancia se presenta ya a la madre de Jesús como la tierra buena que oye y hace, pone en práctica la palabra de Dios. Es esclava del Señor, que oye la palabra de Dios y se pone a su disposición como esclava (1. 38). Guarda cada palabra y la medita en su corazón (2,19). Lleva la palabra a Isabel, y su anuncio la hace tan rica, que desborda en un cántico (1,46-55). María es el corazón bueno, que retiene la palabra y lleva fruto con constancia. María es madre de Jesús, no sólo porque le dio la vida humana, sino también porque oyó y puso en práctica la palabra de Dios (El NT y su mensaje, Herder).
-“Los que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en obra”. Encontramos aquí la misma insistencia que en las dos parábolas precedentes: vivir la fe... vivir lo que se cree; poner en práctica, eficazmente, nuestras convicciones... practicar, poner en obra, la Palabra de Dios... (Noel Quesson).
2. –“El corazón del rey es una corriente de agua en la mano del Señor, que él dirige donde quiere”. La Sabiduría popular dice que es una ilusión pensar que no rendirán cuentas los poderosos, como también ellos nos la exigen a nosotros. Existe Dios que les conduce como a un río entre sus orillas.
-“Al hombre le parecen rectos todos sus caminos; pero es el Señor quien pesa los corazones”. Dicen que los que mandan no quieren oír más que lo que está de acuerdo con lo que piensan, y como se enfadan si les dicen otras cosas, sus colaboradores acaban por decirles lo que quieren, y esos poderosos, aunque al principio eran cabales, acaban aislados de la realidad.
¡Señor, dame a conocer tus juicios! Señor, «pesa mi corazón», dime cual es su densidad de amor... ¿según tus Juicios es poca o mucha?
-“Practicar la justicia y la equidad es mejor que los sacrificios”. Jesús citará, casi palabra por palabra, ese dicho popular, que de otra parte se encuentra en muchos juicios de hoy cuando se acusa a ciertos cristianos de que su práctica religiosa no se corresponde con su vida: «¡más les valdría asistir menos a misa y respetar mejor la justicia!»
«Amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios», ¡decía también Jesús! (Marcos 12,33). Señor, ayúdame a «practicar» la justicia y el derecho... que valen más que la "práctica" religiosa. Y haz que sea yo fiel a mis "prácticas religiosas" para que me recuerden sin cesar la exigencia profunda de la justicia cotidiana que debo a mis hermanos.
-“Los proyectos del diligente producen abundancia; pero el que se precipita cae en indigencia”. Estar nervioso, tenso y ajetreado, ¡mal! Dame, Señor esa doble virtud. Virtudes de equilibrio. Virtudes en apariencia, muy a ras de tierra. Lo que Dios quiere es: ¡un hombre activo y equilibrado! Es tan fácil precipitarse por impaciencia… el mundo se salva por la paciencia de Dios, lo pierden la impaciencia de los hombres…
-“Atesorar con lengua engañosa, es vanidad fugaz que lleva a la muerte”. "Los bienes mal adquiridos no aprovechan nunca". "¡Que vuestra palabra sea sí, si es sí; no, si es no!" dirá Jesús. Gran parte de los valores evangélicos, son, buenamente, valores humanos. Ayúdanos a escuchar, Señor, en el corazón de nuestros hermanos, estas sencillas resonancias de tu sabiduría.
-“El que cierra sus oídos a las súplicas del pobre, clamará también él y no obtendrá respuesta”. Como nos dices, Señor, "la medida que uséis al juzgar a los demás la usarán con vosotros" (Mateo 7,2). Señor, hazme bueno... que lo sea con todos... abre mis oídos, mi corazón y mis manos (Noel Quesson).
3. Con el salmo podemos hoy rezar a Dios que nos enseñe su sabiduría: "enséñame a cumplir tu voluntad, guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo".
Llucià Pou Sabaté


San Pío de Pietrelcina, presbítero

El Padre Pío de Pietrelcina fue un hombre elegido por Cristo para llevar los padecimientos de la crucifixión en su cuerpo, durante 50 años de su vida. Las llagas en sus manos, en sus pies, y en el costado de su pecho eran permanentes, sangraban y no cicatrizaban, no supuraban, ni coagulaban. Durante su vida recibió el don de la bilocación, que es la posibilidad milagrosa de estar en dos sitios a la vez; el don de lenguas, por el cual podía darse a entender en diferentes idiomas, aunque nunca los hubiera aprendido; podía ver el corazón de los fieles, sus pecados y su arrepentimientos; curar enfermos. Amó incansablemente hasta las últimas consecuencias a Cristo y a sus "hijos espirituales".
Enardecido por el amor a Dios y al prójimo, Padre Pío vivió en plenitud la vocación de colaborar en la redención del hombre mediante la dirección espiritual de los fieles, la confesión y la celebración de la Eucaristía. El momento cumbre de su actividad apostólica era aquél en el que celebraba la Santa Misa. Los fieles que participaban en la misma percibían la altura y profundidad de su espiritualidad.
En el orden de la caridad social se comprometió en aliviar los dolores y las miserias de tantas familias, especialmente con la fundación de la «Casa del Alivio del Sufrimiento», inaugurada el 5 de mayo de 1956. Estuvo dedicado asiduamente a la oración. Pasaba el día y gran parte de la noche en coloquio con Dios. Decía: «En los libros buscamos a Dios, en la oración lo encontramos. La oración es la llave que abre el corazón de Dios». La fe lo llevó siempre a la aceptación de la voluntad misteriosa de Dios.
Estuvo siempre inmerso en las realidades sobrenaturales. No era solamente el hombre de la esperanza y de la confianza total en Dios, sino que infundía, con las palabras y el ejemplo, estas virtudes en todos aquellos que se le acercaban.
El amor de Dios le llenaba totalmente, colmando todas sus esperanzas: amar a Dios y hacerlo amar. Su preocupación particular: crecer y hacer crecer en la caridad.
Expresó su caridad acogiendo, a muchísimas personas que acudían a su confesionario, recibiendo su consejo y su consuelo. Era como un asedio: lo buscaban en la iglesia, en la sacristía y en el convento. Y él se daba a todos, haciendo renacer la fe, distribuyendo la gracia y llevando luz. Pero especialmente en los pobres, en quienes sufrían y en los enfermos, él veía la imagen de Cristo y se entregaba especialmente a ellos. Su preocupación era la gloria de Dios y el bien de las almas.
Comprendió bien pronto que su camino era el de la Cruz y lo aceptó inmediatamente con valor y por amor. Durante años soportó los dolores de sus llagas con admirable serenidad. Aceptó en silencio las numerosas intervenciones de las Autoridades y calló siempre ante las calumnias. Recurrió habitualmente a la mortificación para conseguir la virtud de la templanza, de acuerdo con el estilo franciscano. Era templado en la mentalidad y en el modo de vivir.
Consciente de los compromisos adquiridos con la vida consagrada, observó con generosidad los votos profesados. Obedeció en todo las órdenes de sus superiores, incluso cuando eran difíciles. Vivió el espíritu de pobreza con total desprendimiento de sí mismo, de los bienes terrenos, de las comodidades y de los honores. Tuvo siempre una gran predilección por la virtud de la castidad. Su comportamiento fue modesto en todas partes y con todos.
Se consideraba sinceramente inútil, indigno de los dones de Dios, lleno de miserias y a la vez de favores divinos. En medio de tanta admiración del mundo, repetía: «Quiero ser sólo un pobre fraile que reza».
Su salud, desde la juventud, no fue muy robusta y, especialmente, en los últimos años de su vida, empeoró rápidamente.
La muerte lo sorprendió preparado y sereno el 23 de septiembre de 1968, a los 81 años de edad. La concurrencia a su funeral fue extraordinaria.

FECHAS DE LA VIDA DEL PADRE PÍO

1887 (25 de mayo) Nace en Pietralcina (Benevento)
1903 (6 de enero) Se traslada a Morcone (Benevento) para iniciar el noviciado en los Capuchinos.
(22 de enero) Viste los " hábitos de prueba" y se convierte en Fray Pío de Pietralcina.
1904 (22 de enero) Pronuncia la profesión de votos simples.
(25 de enero) Se traslada a S. Elia en Pianisi (Campobasso) para iniciar "retórica".
1907 (27 de enero) Pronuncia la profesión de votos solemnes.
(finales de octubre) En Serracapriola (Foggia) para comenzar el estudio de la Sagrada Teología.
1908 (finales de noviembre) En Montefusco (Avellino) para continuar Teología.
(19 de diciembre) Recibe las Ordenes Menores en Benevento.
(21 de diciembre) Es subdiácono en la misma ciudad.
1909 Durante los primeros meses del año en Pietralcina, enfermo.
(18 de julio) Recibe el orden del diaconado en la iglesia del convento de Morcone.
1910 (10 de agosto) Ordenación sacerdotal en la capilla de los canónigos de la catedral de Benevento.
(14 de agosto) Primera Misa solemne en Pietralcina; en este año se producen las "primeras apariciones de estigmas" (cf. Epist. I, carta 44).
1911 (finales de octubre)Es enviado a Venafro, pero la enfermedad le obliga a permanecer casi continuamente en la cama. Tienen lugar hechos extraordinarios.
(7 de diciembre) Vuelve a Pietralcina.
1915 (25 de febrero) Por motivos de salud, obtiene el permiso de continuar fuera del convento, conservando el hábito capuchino.
(6 de noviembre) Es llamado a filas.
(6 de diciembre) Destinado a la 10ª compañía de Sanidad en Nápoles.
1916 (17 de febrero) En Foggia en el convento de S. Anna.
(4 de septiembre) En S. Giovanni Rotondo.
(18 de diciembre) Se reincorpora al cuerpo militar de Nápoles. Permisos y reincorporaciones hasta el 16 de marzo de 1918, baja por "doble broncoalveolitis".
1918 (5-7 de agosto) Transverberación..
(20 de septiembre) Estigmatización..
1919 (15-16 de mayo) Luigi Romanelli, primer médico que visita al Padre Pío después de la Estigmatización.
(26 de julio) Informe médico de Amico Bignami.
(9 de octubre) Visita médica de Giorgio Festa.
1922 (2 de junio) Primeras medidas del Santo Oficio.
1923 (31 de mayo) Después de una investigación, el Santo Oficio determina que no consta el "carácter sobrenatural de los hechos atribuidos al Padre Pío".
(17 de junio) Otros mandatos: el Padre Pío debe celebrar en la capilla interna del convento sin público y no contestará a las cartas dirigidas a él, ni directamente ni a través de otros.
(26 de junio) Como consecuencia de una manifestación popular, el Padre Pío celebra de nuevo en la iglesia.
(8 de agosto) El Padre Pío conoce la orden (fechada el 30 de julio) de trasladarse a Ancona, permaneciendo disponible.
(17 de agosto)Debido la agitación popular, se aplaza el traslado.
1929 (3 de enero) Muere en S. Giovanni Rotondo la madre del Padre Pío.
1931 (23 de mayo) El Padre Pío es privado del ejercicio de su ministerio, exceptuando la Santa Misa, que puede celebrar únicamente en la capilla interna del convento, y en privado.
1933 (16 de julio) El Padre Pío celebra la Santa Misa en la iglesia
1934 (25 de marzo) El Padre Pío vuelve a escuchar confesiones de hombres.
(12 de mayo) Y de mujeres.
1946 (7 de octubre) Muere el padre del Padre Pío en S. Giovanni Rotondo.
1947 (19 de mayo) Comienzo de los trabajos de nivelación para la construcción de la "Casa Sollievo della Sofferenza" (Casa Alivio del Sufrimiento).
1955 (31 de enero) Colocación de la primera piedra de la futura nueva iglesia del convento.
1956 (5 de mayo) Inauguración de la "Casa Sollievo della Sofferenza".
1959 (1 de julio) Consagración de la nueva iglesia.
1965 (17 de enero) El Padre Pío puede continuar celebrando la Misa en latín.
1966 (21 de noviembre) Puede celebrar en público, sentado.
1968 (29 de marzo) El Padre Pío empieza a usar una silla de ruedas, porque no siente las piernas.
(22 de septiembre) A las 5h, su última Misa; a las 18h su última bendición a la multitud en la iglesia
(23 de septiembre) A las 2'30h el Padre Pío, después de recibir el sacramento de la unción de los enfermos, muere serenamente con el santo Rosario en la mano y con "¡Jesús!…¡María!… " en los labios.

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