domingo, 7 de septiembre de 2014

Lunes semana 23 tiempo ordinario

Lunes de la semana 23 de tiempo ordinario; año par

Jesús cura en sábado, no se para en menudencias sino que va al fondo de la ley: el amor
“Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenla parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: -«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?» Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús” (Lucas 6,6-11).
1. Siguen incordiándote con el sábado, Jesús: hoy con una curación hecha en la sinagoga en ese día.
-“Otro sábado Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar”... no sé si ibas cada sábado a la reunión de plegaria, Jesús, pero sí muchas veces, quizá cuando veías que buenamente podías, ibas. Ayúdame, Señor, en mis "fidelidades" necesarias... en las regularidades que he decidido... somos un espíritu encarnado, y con los hábitos, nuestras experiencias humanas –como la oración- nos vamos configurando, repitiendo como un gota a gota incansablemente renovado, y así vamos construyendo nuestra vida.
-“Había allí un hombre que tenía el brazo derecho atrofiado...” Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo. Señor, tú conoces sus pensamientos... eres un "conocedor del corazón humano", es un don divino, que también das a otros, de leer en los corazones... y adivinar, por señales casi imperceptibles, ciertas realidades escondidas. Humanamente eso viene de una "atención al otro", de una capacidad de "ponerse en lugar de los otros".
Te das cuenta del dolor de aquel hombre. El enfermo con el brazo paralizado no te dice nada, pero se debía leer en su cara la súplica.
-“Dijo al hombre del brazo atrofiado: "Levántate y ponte ahí en medio de todos."” Señor, danos esa delicada atención de simpatía por los que sufren. Haznos "descubrir" las penas ocultas, las necesidades de los demás.
-“"Os pregunto: ¿Qué es lo que está permitido en sábado, hacer el bien o hacer el mal; salvar una vida o acabar con ella?” El "honor de Dios" estaba resguardado con el sábado. Sabemos que murieron muchos judíos cuando los atacaban en sábado, en alguna guerra, porque no querían luchar ese día, preferían morir. El descanso obligatorio del sábado tenía unos excesos, que llamamos fanatismo. Tú criticas, Señor, la mera observancia legalista, vas hasta el fondo de la razón que explica el sábado; entiendes que la Gloria de Dios es exaltada en primer lugar por el "bien" que se hace a los desgraciados, por la "vida salvada" a alguien. Liberar a un pobre enfermo de su mal, es, para ti, un modo más verdadero de santificar el "día del Señor", que dejar a un hombre en el sufrimiento, por el pretendido honor de Dios. Ayúdanos, Señor, a superar las sumisiones y las obediencias formales a normas: haz que comprendamos el fondo de las normas, y sobre todo entendamos desde el interior lo que Dios nos pide cuando nos pide algo... haz que captemos que Dios no es ante todo un amo que desea doblegar a las personas, sino un Padre que ha dado unas leyes para el bien de sus hijos, un Salvador que desea "hacer el bien... salvar vidas".
-“Entonces, echando una mirada a todos, le dijo al hombre: "Extiende tu mano". Lo hizo y su mano quedó normal.” Una vez más, haces el "bien" sin preocuparte de las críticas.
-“Ellos, furiosos, discutían qué podrían hacer con Jesús.” ¡Se sospecha de El que prefiere el hombre a la Gloria de Dios! ¡Se estancan en las reglas formales del sábado que prohibían cualquier trabajo (Noel Quesson).
Las actitudes farisaicas chocan contigo, Jesús. No es fácil soportar en la tierra a Aquel que declara el fin de la falsedad, de la opresión, de la religión fácil y cómoda. Todo el problema de las tinieblas es lograr hacer desaparecer la luz: "Ellos (los fariseos)... deliberaban entre sí, qué harían a Jesús". El "pecado" de Jesús fue hacer el bien y poner en carne viva el problema de una religión oprimida y seca, para la cual hacer el bien era lo más pecaminoso.
El día dedicado al culto de Dios es día de la alegría, del descanso laboral, de la oración, de la vida de familia, del agradecimiento por la obra de la creación. Parece como si ese día acumularas tus gestos curativos y salvadores, Señor.
Ellos viven con su preocupación casuística, tú vives, Señor, en libertad, nos enseñas actitudes más profundas, el espíritu más que la letra. Las normas están muy bien, y son necesarias, pero sin llegar a un legalismo formalista. No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre (cf Mc 2,27), nos dirás. Entiendo que la norma está al servicio del bien de la persona, del bien común… Hay cosas llenas de espíritu, como el domingo con la celebración de la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas... Necesitan unas normas, pero a veces se han seguido las normas de una manera tan estricta y minuciosa que quizá se ahogaba la alegría de la celebración. Es compatible el rigor de la liturgia con esponjar el ánimo y alegrarse con Dios y dedicarle una alabanza sentida y celebrar su comida pascual en el día consagrado a él, es decir que haya interioridad y no se limite a crear un clima de mero cumplimiento exterior. Se nota claramente que tú, Jesús, das prioridad a la persona que a la norma.
Curar en “shabat” … vivir la caridad… Los cristianos debemos rezar y celebrar la Eucaristía en el día del Señor. Y a la vez, precisamente ese día, nos deberíamos mostrar fraternos y sanantes, con detalles de caridad y buen corazón con las personas cercanas que, aunque no nos lo pidan, ya sabemos que necesitan nuestro interés y nuestro cariño (J. Aldazábal).
¿"Hacer bien" o "hacer mal"? La omisión del bien es un mal. ¿Quién querrá decir que la ley del sábado prohíba que se haga el bien y exija que se haga el mal? El sábado es para los judíos, no sólo día de reposo, sino también día destinado a hacer bien y día de alegría. Jesús, vuelves a restablecer el verdadero sentido del sábado. Ha de ser un día en el que se disfrute y se proporcione alegría a los demás. Se realiza el sentido del sábado haciendo bien a personas que sufren, usando misericordia. "Misericordia quiero y no sacrificios" (Os 6.6).
El descanso de Dios no consiste en no hacer nada, sino en vivir la obra, en gozar de ella. "Dios se gozó en su obra" (Sal 104,31). El sábado es día en que se vive la vida, en que se goza de la obra, día de glorificación de Dios. ¿No se ha de restablecer mediante la curación este sentido más profundo del sábado? ¿En vez de la vida habría que elegir la ruina?
La mano volvió a quedar sana. La restauración del universo forma parte del cuadro de los tiempos mesiánicos. Lo que ahora comienza será llevado a la perfección. "El cielo debe retener (a Jesús) hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas desde antiguo" (Hch 3,21). Mediante la curación muestra Jesús que le está permitido restaurar el sentido del sábado según la mente de Dios, ya que él mismo aporta la restauración de todas las cosas. El sábado es figura del gran reposo sabático de Dios (Hb 4,8ss), que se iniciará cuando sean restauradas todas las cosas y todo haya alcanzado su acabada perfección (El NT y su mensaje, Herder).
El joven rabí Jesús va desmantelando las insistencias esclerotizadas de la religión: reglas de la pureza en las comidas (Lc 5,29-32), de ayuno (Lc 5,33-38) y de reposo sabatino (Lc 6,1-11). Lucas evoca el conocimiento que Jesús posee del corazón humano (v 8; cf Jn 1,48; 2,24-25; 4, 17-19; 6, 61-71, etc.). Así Cristo tiene no solamente un conocimiento más profundo que los otros rabinos de la ley que enseña, sino que conoce mejor a los hombres. Ahí reside el secreto de la autoridad con la que enseña y que le coloca por encima de todos los demás (cf. Lc 4, 32): habla desde Dios y desde el corazón del hombre.
Este día aniversario de la liberación de Egipto es el que tú, Jesús, dedicas a sacar a la gente de las esclavitudes, también de las normas represivas con la excusa del pretendido honor de Dios. Fuiste sospechoso de preferir el hombre a la gloria de Dios. En el antiguo Israel las prescripciones cultuales estaban por encima del hombre, que se eclipsa ante el honor de Dios. Así ocurría con la circuncisión y con el sábado. Enseñas, Señor, que la verdadera obediencia no pasa por una perfección formal a la ley, pues aquellos son infieles si no tienen idea de fraternidad y de solidaridad. Esto es lo que hace una obediencia más radical que la sumisión a la ley; donde Dios está presente, más allá del miedo de haber faltado al deber y del desprecio de los que juzgan al prójimo desde fuera, sin conocer su corazón (Maertens-Frisque).
2. –“Se oye hablar de una falta grave de conducta entre vosotros”, dirá S. Pablo reprochando que dejen un incestuoso en la comunidad.
-“Y ¡vosotros permanecéis tan engreídos! en lugar de doleros para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de tal acción”. La corrección es necesaria para el bien común, y para el interesado, al que se puede perdonar, pero no dejarle en la comunidad con un modo de proceder que niega el misterio de Jesús en su fidelidad y unión con su Iglesia.
-“Vosotros sois como el pan de Pascua que no ha fermentado. Mirad que Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Celebremos pues la fiesta, no con vieja levadura -la perversidad y el vicio- sino con pan ázimo -la rectitud y la verdad”. ¿Qué es la "vieja levadura", lo agrio que debo rechazar de mi vida, para hacerla digna de Cristo y de la Eucaristía?
La llamada excomunión contra ciertos pecados públicos por ejemplo, ayudan a la curación del pecador y a que la comunidad cristiana sea un «signo de salvación» y sea «misionera» revelando así al mundo lo que es vivir una vida de hombre ¡a la luz del resucitado!
-“Reunidos en asamblea, en nombre del Señor Jesús, y con su poder, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor”. El juicio interno sobre una persona, sus intenciones, pertenece solo a Dios. El castigo tiene carácter medicinal, para su salvación y el bien común (Noel Quesson).
3. Con el salmista, me acojo a tu misericordia, Señor: 
Tú no eres un Dios que ame la maldad, / ni el malvado es tu huésped, / ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores, / destruyes a los mentirosos; / al hombre sanguinario y traicionero / lo aborrece el Señor.
Que se alegren los que se acogen a ti, / con júbilo eterno; / protégelos, para que se llenen de gozo / los que aman tu nombre”.
Llucià Pou Sabaté


La Natividad de la Santísima Virgen María

«Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán... (...). La generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre Maria con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Estando él considerando estas cosas, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros. Al despertarse José hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa.» (Mateo 1, 1-16.18-24)

1º. «La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos» (CEC.-522).
Hoy aparece en el Evangelio toda la genealogía tuya desde Abrahán.
Catorce generaciones de Abrahán a David, catorce más hasta la deportación a Babilonia y otras catorce hasta Ti.
¡Cuánta gente ha pasado!
¿Qué queda de ellos?
La vida es corta y después de mí vendrá otra generación, y después otra.
«Maria Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.
Aprende de Ella a vivir con «naturalidad» (Camino.-499).
Madre, nadie se entera de que eres la Elegida; nadie sabe los favores especiales que has recibido de Dios.
No vas con la cara alta, mostrando lo que sólo pertenece a Dios y a quien Él se lo quiera revelar.
Ni siquiera a José le dijiste nada hasta que Dios no le hizo partícipe de la misión que te había encomendado.
Sin embargo, se nota que eres especial. Porque eres dócil, humilde.
Porque eres atenta y servicial. Porque siempre sonríes y tienes una palabra de ánimo. Porque haces las cosas bien.
Esa es tu «naturalidad».
Una vida sin espectáculo pero llena de contenido.
Una vida que tiene un fundamento: Jesús.
Madre, esa es la «naturalidad» que te pido para mí.
No se trata de que vaya pregonando mi vocación personal de cristiano donde nohaga falta; pero sí debe notarse en mi modo de comportarme.
Porque yo también tengo a Jesús dentro de mí, en mi alma en gracia.
Por ello tengo la posibilidad de quedarme a solas con él y ofrecerle silenciosamente mi trabajo, las alegrías y las dificultades del día; y decirle que quiero hacerlo todo por Él y para Él.
3º. María está encinta y José no se lo explica.
¡Cómo debiste sufrir, José, durante estos días de desconcierto!
Y lo peor es que ibas a tener que abandonar a la persona que más amabas en esta tierra.
Esta fue la cruz de José, la prueba que Dios le puso antes de encomendarle la gran misión: ser el esposo de María, la Madre de Dios; ser el jefe de la Sagrada Familia.
Jesús, también yo sufro dificultades, reveses, tentaciones.
Son pequeñas pruebas, pequeñas cruces comparadas con la que tuvo que sufrir San José.
Pero son grandes oportunidades para mostrar el amor que te tengo, y para que Tú me puedas también confiar cosas más grandes.
José, no buscaste la solución más fácil, sino la más justa, aunque te costaba terriblemente ponerla en práctica.
Ayúdame a tener siempre esa fortaleza.
Que sepa sufrir, que aguante la dificultad, que tenga el aplomo necesario para que Dios se pueda apoyar en mí y me pueda confiar lo que quiera.
4º. Jesús, hoy quieres que aprenda de tu padre en la tierra, de José.
Quieres que aprenda de su vida corriente en apariencia, pero llena de sentido por la misión que tenía de cuidarte.
Quieres que yo también sea, en medio de mi vida de trabajo, piadoso, servidor irreprochable de Dios, cumplidor de la voluntad divina.
José, eres mi padre y señor, eres mi maestro.
Tú has sabido como nadie trabajar en presencia de Dios, con justicia, con profesionalidad; tú has aprendido a amar a Dios cumpliendo sus mandamientos y orientando toda tu vida en servicio de tus hermanos, los demás hombres.
Tú has obedecido siempre la voluntad de Dios: «José hizo como el ángel del Señor le había mandado.»
 Ayúdame a comportarme así en mis circunstancias concretas, cada día.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.

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