martes, 6 de febrero de 2024

Miércoles de la semana 5 de tiempo ordinario (par): la maldad sale del corazón, y nada de lo de fuera hace daño… cuidemos nuestro mundo interior

Miércoles de la semana 5 de tiempo ordinario (par): la maldad sale del corazón, y nada de lo de fuera hace daño… cuidemos nuestro mundo interior

 

A. Lecturas:

   1. I Reyes 10,1-10. La reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, y fue a ponerlo a prueba, proponiéndole unos enigmas. Llegó a Jerusalén con un séquito imponente, con camellos cargados de perfumes, de muchísimo oro y de piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, le expuso todo lo que tenía pensado decirle. Salomón respondió a todas sus preguntas: no hubo para el rey ninguna cuestión tan oscura que no se la pudiera explicar. Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había construido, los manjares de su mesa, los aposentos de sus servidores, el porte y las libreas de sus camareros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en la Casa del Señor, se quedó sin aliento y dijo al rey: "¡Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti y de tu sabiduría! Yo no lo quería creer, sin venir antes a verlo con mis propios ojos. Pero ahora compruebo que no me habían contado ni siquiera la mitad: tu sabiduría y tus riquezas superan la fama que llegó a mis oídos. ¡Felices tus mujeres, felices también estos servidores tuyos, que están constantemente delante de ti, escuchando tu sabiduría! ¡Y bendito sea el Señor, tu Dios, que te ha mostrado su favor poniéndote sobre el trono de Israel! Sí, por su amor eterno a Israel, el Señor te estableció como rey para que ejercieras el derecho y la justicia". La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca más se recibieron tantos perfumes como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

   2 Salmo 37,5-6.30-31.39-40. Encomienda tu suerte al Señor, confía en él, y él hará su obra; hará brillar tu justicia como el sol y tu derecho, como la luz del mediodía. La boca del justo expresa sabiduría y su lengua dice lo que es recto: la ley de Dios está en su corazón y sus pasos no vacilan. La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro; el Señor los ayuda y los libera, los salva porque confiaron en él.

   3. Marcos 7,14-23: «Llamando de nuevo a la muchedumbre, les decía: Escuchadme todos y entended: nada hay fuera del hombre que, al entrar en él, pueda hacerlo impuro; las cosas que salen del hombre, ésas son las que hacen impuro al hombre.

   Y cuando entró en casa, alejado ya de la muchedumbre, sus discípulos le preguntaban el sentido de la parábola. Y les dice: ¿así que también vosotros sois incapaces de entender? ¿No sabéis que todo lo que entra en el hombre no puede hacerlo impuro, porque no entra en su corazón sino en su vientre, y va a la cloaca? De este modo declaraba puros todos los alimentos. Pues decía: Lo que sale del hombre, eso hace impuro al hombre. Porque del interior del corazón de los hombres proceden los malos pensamientos, fornicaciones, hurtos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, fraude, deshonestidad, envidia, blasfemia, soberbia, insensatez. Todas estas cosas malas proceden del interior y hacen impuro al hombre».

 

B. Comentario:

    1. La reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón, y fue verle con un séquito imponente, con perfumes, oro y piedras preciosas. Salomón respondió de manera sabia a todas sus preguntas. Cuando la reina de Sabá vio toda su sabiduría, riqueza y organización, se quedó sin aliento y lo elogió con grandes palabras. Y la reina le hizo muchos regalos a Salomón.

    2. El salmo se recrea en la sabiduría de Salomón y su origen divino: «la boca del justo expresa sabiduría…". 

   3. Jesús nos dice que nada de fuera hace daño al hombre, "lo que sale del corazón... esto es lo que mancha al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga". Los discípulos le preguntaron en privado por el significado de la parábola. Y me planteo: ¿me pregunto sobre el "sentido" de sus palabras?

   -"¿Tan faltos estáis de inteligencia?" La falta de inteligencia de los discípulos hace sufrir a Jesús, pues incluso entre sus mejores amigos es incomprendido; Jesús, por la profundidad misma de su personalidad misteriosa, estaba solo. Paso unos instantes contemplando este sufrimiento del corazón de Jesús.

   -"¿No comprendéis que...?" Y Jesús, pacientemente, reemprende en la intimidad con sus discípulos, la explicación de lo que ya ha tratado de hacer comprender a la muchedumbre y a los fariseos. Tenían el problema de la carne de los animales llamados "impuros".

   -"Así Jesús declaraba puros todos los alimentos". Cuando se sabe la importancia que para cada nación, o para cada provincia tienen las costumbres culinarias... se adivina que Jesús tenía sobre ello una visión amplia, universal, liberadora. La fe y la verdadera religión hacia Dios no están ligadas a estas costumbres. Como nos recuerda el último Concilio: "Los misioneros deben familiarizarse con las tradiciones nacionales y religiosas de los pueblos a evangelizar..., descubrir con alegría y respeto las simientes que el Verbo depositó y están escondidas en las diversas culturas..." Descubrir los valores de culturas que no son las nuestras. Al declarar que todos los alimentos son puros, Jesús contravenía gravemente una tradición de su pueblo... pero lo hacía para abrir la Iglesia a todos los que no tenían esas tradiciones judías. Jesús pensaba en los paganos.

   -"De dentro del corazón del hombre proceden los pensamientos perversos: las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, el orgullo. Todas estas maldades proceden del interior del hombre y lo manchan". Jesús pensaba también en los judíos y en todos los hombres. Todos tenemos necesidad de re-descubrir lo esencial desde el interior. Y es la simple conciencia universal, la moral más natural, lo que Jesús revalora.

   Ninguna costumbre nacional, ninguna tradición de los antiguos, de los antepasados, puede ir en contra de esas leyes esenciales que todo hombre recto reconoce en el fondo de su conciencia.

   Lo que realmente me daña son todas esas cosas: ¿Cómo cuido el corazón? ¿De qué lo tengo lleno? ¿Cuáles son mis intereses más profundos? Jesús, debo cuidar más mis afectos, para que sean limpios, puros, generosos. Quiero querer a los demás como los quieres Tú, y para eso he de luchar un poco: no consentir malos pensamientos; no ponerme en ocasión; saber perdonar los errores de los demás, también las injusticias; saber escuchar y comprender, no queriendo imponer siempre mi punto de vista; buscar la paz y no el odio; cortar los deseos de tener por tener; alegrarme si los demás son mejores que yo; etc. (P. Cardona): "sólo quien sabe conservar el corazón «intacto» sustrayéndole a las sugestiones de los entusiasmos pasajeros y dispersos, puede expresar en su vida una auténtica capacidad de donación" (Juan Pablo II).

   Jesús, si quiero estar cerca tuyo debo tener el corazón pegado a Ti, en la Cruz. Esto es lo que se llama mortificación interior: sujetar la imaginación, la memoria, el deseo de quedar bien por encima de todo. Y poner mi corazón en el suelo para que los demás pisen blando: fomentar esos deseos de servir a los demás sin pensar en mí.

   Y dice san Gregorio de Nisa: "Oh Dios crea en mí un corazón puro" (Sal 50,12). Si tú purifica tu corazón de toda escoria por el esfuerzo de una vida perfecta, la belleza divina volverá a brillar en ti. Es lo que pasa con un trozo de metal cuando la lima lo limpia de toda herrumbre. Antes estaba ennegrecido y ahora es radiante y brilla a la luz del sol. Asimismo, el hombre interior, lo que el Señor llama "el corazón", recobrará la bondad a semejanza de su modelo, una vez quitadas las manchas de herrumbre que alteraban y afeaban su belleza (cf Gn 1,27) Porque lo que se asemeja a la bondad, necesariamente se vuelve bueno.

   El que tiene un corazón puro es feliz (Mt 5,8) porque recobra su pureza que le hace descubrir su origen a través de esta imagen. Aquel que ve el sol en un espejo no necesita fijar la mirada en el cielo para ver al sol; lo ve en el reflejo del espejo tal cual está en el cielo. Así vosotros que sois demasiado frágiles para captar la luz, si os volvéis hacia la gracia de la imagen que tenéis esculpida en vuestro interior desde el principio, encontraréis en vosotros mismos lo que buscáis. En efecto, la pureza, la paz del alma, la distancia de todo mal, es la divinidad. Si posees todo esto posees ciertamente a Dios. Si tu corazón se aparta de toda maldad, libre de toda pasión, limpia de toda mancha, eres feliz porque tu mirada es transparente" (Homilía 6 sobre las Bienaventuranzas; PG 44,1269-1272).

   Jesús nos enseña que todo lo que Dios ha hecho es bueno. Es cuestión de tener pura nuestra intención, y san Gregorio Magno señala: «No nos seduzca ninguna prosperidad halagüeña, porque es un viajero necio el que se para en el camino a contemplar los paisajes amenos y se olvida del punto al que se dirige». Convendrá mantener la presencia de Dios y considerar frecuentemente la filiación divina, de manera que todo nuestro día —con oración y trabajo— tome su fuerza y empiece en el Señor, y que todo lo que hemos comenzado por Él llegue a su fin.

 

Llucià Pou Sabaté

 

lunes, 5 de febrero de 2024

5ª semana,martes (par): la Alianza y la honra alnombre de Dios consiste en respetar a los demás, querer a los padres, noperderse en menudencias, sino vivir el espíritu de amor.

5ª semana, martes (par): la Alianza y la honra al nombre de Dios consiste en respetar a los demás, querer a los padres, no perderse en menudencias, sino vivir el espíritu de amor.

 

A. Lecturas:

   1. I Reyes 8,22-23.27-30. Salomón se puso ante el altar del Señor, frente a toda la asamblea de Israel, extendió sus manos hacia el cielo y dijo: "Señor, Dios de Israel, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, que mantienes la Alianza y eres fiel con tus servidores, cuando caminan delante de ti de todo corazón. Pero ¿es posible que Dios habite realmente en la tierra? Si el cielo y lo más alto del cielo no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo he construido! No obstante, Señor, Dios mío, vuelve tu rostro hacia la oración y la súplica de tu servidor, y escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu servidor. Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre el lugar del que tú dijiste: 'Allí residirá mi Nombre'. ¡Escucha la oración que tu servidor dirige hacia este lugar! ¡Escucha la súplica y la oración que tu servidor y tu pueblo Israel dirijan hacia este lugar! ¡Escucha desde tu morada en el cielo, escucha y perdona!

   2. Salmo 84,3-5.10-11. Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.

   Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.

   3. Marcos 7, 1-13: « (…) Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no se comportan conforme a la tradición de los antiguos, sino que comen el pan con las manos impuras? Él les respondió: Bien profetizó Isaías de vosotros los hipócritas, como está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está bien lejos de mí. En vano me dan culto, mientras enseñan doctrinas que son preceptos humanos. Abandonando el mandamiento de Dios, retenéis la tradición de los hombres. Y les decía: ¡Qué bien anuláis el mandamiento de Dios, para guardar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y quien maldiga al padre o a la madre, sea reo de muerte. Vosotros, en cambio, decís: si dice un hombre al padre o a la madre, "lo que de mi parte pudieras recibir sea Corbán", que significa ofrenda, ya no le permitís hacer nada por el padre o por la madre; con ello anuláis la palabra de Dios por vuestra tradición, que vosotros mismos habéis establecido; y hacéis otras muchas cosas semejantes a éstas» .

 

B. Comentario:

   1. Salomón "extendió sus manos hacia el cielo y dijo" esta oración... yo también quiero permanecer en tu presencia, Señor: tú "mantienes la Alianza y eres fiel con tus servidores, cuando caminan delante de ti de todo corazón". Quiero confesar tu grandeza, Señor, tu transcendencia. Sentirme muy pequeño ante Ti, Señor, pero muy amado, hijo tuyo. Sentir que tu grandeza es ponerse a disposición de tu Pueblo, ligarte a él, hacer alianza con él. Eres el Dios Transcendente que se hace próximo. ¡A la vez el Altísimo y el muy Próximo! Este es el gran misterio del Templo.

   "Pero ¿es posible que Dios habite realmente en la tierra? Si el cielo y lo más alto del cielo no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo he construido!" Dios está fuera del espacio y del tiempo, «en el cielo» quiere decir inaccesible, escondido, imposible de captar, fuera de nuestro alcance y comprensión. Los lugares sagrados son un camino a Dios por Cristo, que con su Cuerpo, es el verdadero y único mediador, que concretiza y facilita el encuentro con Dios. Él es el único templo, reconstruido en tres días. La Asamblea eucarística, los cristianos reunidos son también el Cuerpo visible de Cristo Hoy. Dios no está solamente presente en la misa. Está presente por doquier en nuestra vida. Pero en la Eucaristía, el fuerte signo de Presencia, nos es dado para que sepamos reconocerle en todas partes...

   "No obstante, Señor, Dios mío, vuelve tu rostro hacia la oración y la súplica de tu servidor, y escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu servidor". En el texto hebreo se lee "Tefilá" (grito de angustia que se lanza en el dolor), «Tekinná» (súplica confiada en la misericordia de Dios), y «Rinná» (plegaria gozosa, y ya segura de ser atendida)... La plegaria toma en nuestros corazones toda clase de formas, según los diversos momentos. Como los salmos, encontramos palabras para todos nuestros estados y los diversos sentimientos de alegría o dolor, de paz o angustia…

   "Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre el lugar del que tú dijiste: 'Allí residirá mi Nombre'. ¡Escucha la oración que tu servidor dirige hacia este lugar! ¡Escucha la súplica y la oración que tu servidor y tu pueblo Israel dirijan hacia este lugar! ¡Escucha desde tu morada en el cielo, escucha y perdona!" Sé que Tú, Señor, desde el cielo donde habitas, escuchas y perdonas... ¡eres un Dios que me mira sin cesar! En este momento mismo. Tus ojos... (Noel Quesson).

   Es una preciosa, y solemne oración en nombre de todos (aquí hay un resumen, pues en el libro de los Reyes aparece más larga). Da gracias a Dios por su fidelidad. Reconoce que Dios no necesita templos ni puede quedar encerrado en ellos. Es consciente de que Dios es trascendente, el todo otro, y a la vez que está también muy cercano a su pueblo. Y termina pidiéndole, por sí mismo y por todos los miembros de su pueblo presentes y futuros, que preste siempre atención y escuche las oraciones que se le dirijan en este Templo. Todo eso anuncia un templo que será auténtico nexo entre el cielo y la tierra: Jesús…

   2. El salmo continúa esa oración, con modos poéticos: "Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios". Es el canto a ese lugar santo donde está la imagen de la presencia divina, y lo que fue "tienda del encuentro" ahora ocupa un lugar fijo, como el pueblo nómada se ha vuelto sedentario. Todo es imagen de Jesús…

    "¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!... Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte". Los cristianos son templo del  Espíritu Santo, la Iglesia es Cuerpo de Cristo, la «domus Dei» (casa de Dios), es ahora «domus ecclesiae» (casa de la Iglesia, de la comunidad), donde está Dios: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo». Ya lo había anunciado Jeremías: «No os fiéis de palabras engañosas diciendo: Templo del Señor, Templo del Señor, Templo del Señor. Si me juráis vuestra conducta y obras, si hacéis justicia y no oprimís al forastero, al huérfano y a la viuda, entonces yo me quedaré con vosotros en este lugar» (7,4-7).

   3. Se reúnen junto a Jesús y le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?»

   Él les llama hipócritas, por muchas razones… y les dijo con palabras de Isaías: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí... Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.» Les hace ver que no respetan a los padres con excusas religiosas. Aquellos fariseos buscaban tener las "manos limpias" pero Dios mira si tenemos las "manos llenas" de amor. Engañaban con excusas piadosas, incluso dejaban sin atender a sus padres porque habían ofrecido el dinero al templo: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición!»

   Te veo, Jesús, como intérprete auténtico de la Ley; por eso explicas el justo sentido del cuarto mandamiento, deshaciendo el lamentable error del fanatismo judío. «Moisés dijo: 'Honra a tu padre y a tu madre'»: el cuarto mandamiento recuerda a los hijos las responsabilidades que tienen con los padres. Tanto como puedan, les han de prestar ayuda material y moral durante los años de la vejez y durante las épocas de enfermedad, soledad o angustia. Tú, Jesús, recuerdas este deber de gratitud. El respeto hacia los padres (piedad filial) está hecho de la gratitud que les debemos por el don de la vida y por los trabajos que han realizado con esfuerzo hacia los hijos, para que éstos pudieran crecer en edad, sabiduría y gracia. «Honra a tu padre con todo el corazón, y no te olvides de los dolores de tu madre. Recuerda que por ellos has nacido. ¿Qué les darás a cambio de lo que han hecho por ti?» (Sir 7,27-28). El Señor glorifica al padre en sus hijos, y en ellos confirma el derecho de la madre. Quien honra al padre expía los pecados; quien glorifica a la madre es como quien reúne un tesoro (cf. Sir 3,2-6). Todos estos y otros consejos son una luz clara para nuestra vida en relación con nuestros padres. Pidamos al Señor la gracia para que no nos falte nunca el verdadero amor que debemos a los padres y sepamos, con el ejemplo, transmitir al prójimo esta dulce "obligación" (Iñaki Ballbé).

   Ya sabemos que no se puede devolver a los padres todo lo que hacen… con frecuencia, una madre puede sentir en su interior como un desencanto, al ver que ese amor hacia sus hijos no es suficientemente correspondido por ellos. Pues podemos aprovechar ese discernimiento, para devolver a nuestra madre ese amor, si la tenemos en la tierra, y en cualquier caso, cuando nos damos cuenta vemos que es algo que hay que devolverlo "hacia delante", hacia los hijos, pasar el testigo…

 

Llucià Pou Sabaté

 

Lunes de la semana 5ª del tiempo ordinario (par): el poder de Jesús nos toca en lo más íntimo, nos cura y salva

Lunes de la semana 5ª del tiempo ordinario (par): el poder de Jesús nos toca en lo más íntimo, nos cura y salva

 

A. Lecturas

   1. I Reyes 8,1-7.9-13. Entonces Salomón reunió junto a él en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los príncipes de las casas paternas de los israelitas, para subir el Arca de la Alianza del Señor desde la Ciudad de David, o sea, desde Sión. Todos los hombres de Israel se reunieron junto al rey Salomón en el mes de Etaním -el séptimo mes- durante la Fiesta. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes levantaron el Arca, y subieron el Arca del Señor, con la Carpa del Encuentro y todos los objetos sagrados que había en la Carpa. Los que trasladaron todo eso fueron los sacerdotes y los levitas. Mientras tanto, el rey Salomón y toda la comunidad de Israel reunida junto a él delante del Arca, sacrificaban carneros y toros, en tal cantidad que no se los podía contar ni calcular. Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza en su sitio, en el lugar santísimo de la Casa - el Santo de los santos - bajo las alas de los querubines. Porque los querubines desplegaban sus alas sobre el sitio destinado al Arca, y resguardaban por encima el Arca y sus andas. En el Arca se encontraban únicamente las dos tablas de piedra que Moisés, en el Horeb, había depositado allí: las tablas de la Alianza que el Señor había hecho con los israelitas a su salida de Egipto. Mientras los sacerdotes salían del Santo, la nube llenó la Casa del Señor, de manera que los sacerdotes no pudieron continuar sus servicios a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la Casa. Entonces Salomón dijo: "El Señor ha decidido habitar en la nube oscura. Sí, yo te he construido la Casa de tu señorío, un lugar donde habitarás para siempre".

   2. Salmo 132,6-10. Sí, oímos hablar del Arca de Efratá, y la encontramos en los campos de Jaar. ¡Entremos en su Morada, postrémonos ante el estrado de sus pies! ¡Levántate, Señor, entra en el lugar de tu Reposo, tú y tu Arca poderosa! Que tus sacerdotes se revistan de justicia y tus fieles griten de alegría. Por amor a David, tu servidor, no rechaces a tu Ungido.

   3. Marcos 6,53-56: "Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados".

 

B. Comentario:

   1. Lo más característico del reinado de Salomón es que construyó el Templo de Jerusalén, el que David había querido edificar pero que las circunstancias, y la voz del profeta, aconsejaron dejar para más tarde. Este Templo, inaugurado unos mil años antes de Cristo, recordemos que fue destruido por Nabucodonosor cuatrocientos años más tarde y luego reconstruido varias veces. En tiempos de Jesús estaba en su esplendor. Muy pronto, el año 66 después de Cristo, los ejércitos de Tito lo destruyeron de nuevo. Ahora en su lugar hay una gran mezquita musulmana. Queda el muro… los judíos, que ligan su religión al Templo, lo llaman "de las lamentaciones"…

   Hoy leemos cómo organizó Salomón, haciéndolo coincidir con la fiesta de los Tabernáculos, el solemne y festivo traslado al recién inaugurado Templo del Arca de la Alianza, el Arca que acompañó al pueblo en su época nómada por el desierto y que luego había estado depositada en varios templos y casas. El Arca con las dos tablas de la ley de Moisés es ahora llevada al Templo, como símbolo de la continuidad con el período de las peregrinaciones, a pesar de que el pueblo ya se ha asentado definitivamente.

   Si los judíos estaban orgullosos de su Templo y del Arca de la Alianza que albergaba, nosotros tenemos todavía más motivos para apreciar nuestras iglesias como edificio sagrado. Dios está presente en todas partes. Pero nos ayuda para nuestra oración y para la reunión de la comunidad y para nuestro encuentro con Dios el tener un espacio adecuado, convenientemente separado del espacio profano. Además, la presencia eucarística de Cristo Jesús, que ha querido que participemos sacramentalmente de su Cuerpo y su Sangre en la comunión, y que prolonga esta presencia en el sagrario sobre todo para la comunión de los enfermos o moribundos, da a nuestras iglesias una dignidad nueva y entrañable.

   2. Con más motivo que los antiguos, al entrar en la casa de Dios, donde nos espera Jesús en el sagrario, podemos decir: "¡entremos en su Morada, postrémonos ante el estrado de sus pies!". No es ya una nube visible. Y es un templo que ya no puede ser destruido, pues Jesús es ya el templo, y la gloria de Dios se hará presente donde se reúnan dos o tres en nombre de Jesús. Él nos ha consagrado como suyos. Por eso su Gloria debe resplandecer desde nuestro propio interior. Desde que el Verbo se hizo hombre y puso su tienda de campaña en medio de las nuestras Dios vino a vivir entre nosotros. Ya no es la nube, que lo representa, sino Él mismo en medio de los suyos. Ojalá y lo recibamos, pues su Reino debe estar no de un modo externo, ni siquiera de un modo cercano, sino dentro de nosotros mismos. A partir de su presencia en nosotros, nosotros hemos sido convertidos en un signo de Él en medio de nuestros hermanos. Quien viva sólo dándole culto a Dios, lo tendrá como a un Dios lejano, al que acuda para que le solucione uno y mil problemas, y a quien tratará de tener propicio por medio de oraciones, de promesas, de donativos, etcétera. Pero nosotros no podemos quedarnos en la celebración de ritos, tal vez muy suntuosos, sino que hemos de vivir en una estrecha relación de hijos, pues eso somos, ya que su Vida está en nosotros gracias a que Dios nos ha convocado para que seamos de su familia y linaje, y nosotros hemos dado un sí amoroso a ese llamado de Dios. Ojalá y este compromiso no se haya quedado en el olvido.

   Mediante la recepción de la Eucaristía el Señor se levanta y viene a nosotros, como a su propia casa. Dios nos ha amado de tal forma que, por nosotros, entregó a su propio Hijo. La Santísima Virgen, que llegó a Jesús en su seno, nos ayudará a sentir la presencia de su Hijo, para que seamos perdonados y para que el Espíritu Santo sea quien nos guíe en adelante para que toda nuestra vida se convierta en una continua alabanza del Nombre Divino, no sólo por nuestros gritos de júbilo, sino, especialmente, por llevar una vida intachable.

   3. Jesús, te veo hoy volcado en la atención a los enfermos, una de tus misiones preferidas. Nunca dejas de ayudar a los que ves sufrir de enfermedades corporales, psíquicas o espirituales. Curas y perdonas, liberando a la persona humana de todos sus males. En verdad es cierto cuando se dice de ti: «pasó haciendo el bien». Como se nos dice hoy, «los que lo tocaban se ponían sanos». Hoy día la Iglesia quiere seguir reflejando tu corazón, Señor, con la atención a los pobres y desamparados, por ejemplo a través de Caritas. Basta ver la ayuda generosa de muchos a través de Caritas, cuando hay un desastre en algún lugar del mundo: es muy superior a la de muchos gobiernos. De ti entendemos, Señor, que la evangelización, misión fundamental de la Iglesia, va ujnida a la atención a los ancianos, débiles, enfermos, marginados en la sociedad… Ayúdame, Jesús, a ver que estás al servicio de todos, «mi Cuerpo, entregado por vosotros», y por tanto, yo también tengo que estarlo, «entregado por los demás» (cf Catecismo, 1503-1505 donde se habla de «Cristo, médico», y 1506-1510 sobre «sanad a los enfermos»: J. Aldazábal).

   -" En cuanto salieron de la barca las gentes le reconocieron… y comenzaron a traer en camillas a los enfermos". El milagro de la multiplicación de los panes, que acaba de producirse ha suscitado el entusiasmo popular. Da la impresión de que buscas descanso para los tuyos, Señor, pero que viendo a la gente necesitada, queda éste para más tarde.

   -"Adonde quiera que llegaba, en las aldeas, ciudades o granjas, colocaban a los enfermos en las plazas y le rogaban que les permitiera tocar siquiera la orla de su vestido. Y cuantos le tocaban quedaban sanos". La ciencia médica ha progresado mucho, lleva a la práctica ese deseo tuyo, Jesús. Entonces había una concepción muy religiosa de la salud, ahora bien poco. Te pedimos ayuda, Señor, para que en nuestro tiempo tengamos también esa salud "espiritual", esa paz y fe tan necesarias, "don de Dios".

   La enfermedad y los sufrimientos que la acompañan, sitúan al hombre en una terrible inseguridad: simbolizan la fragilidad de la condición humana, sometida a riesgos inesperados e imprevisibles. La enfermedad contradice el deseo de absoluto y de solidez, que todos tenemos: y es por ello que la enfermedad guarda siempre una significación religiosa, aun para el hombre moderno. De esta inseguridad radical, los médicos no pueden curarnos. Sólo Jesús puede hacerlo, por la fe, en cuanto esperamos la curación definitiva en el más allá (Noel Quesson).

   Las almas se curan también con cariño, y al verte descubrir las necesidades de los demás, Señor, te pedimos que sepamos cuidar detalles como dar una palabra de aliento al compañero de trabajo; una sonrisa a quienes suben con nosotros en el ascensor; una atención y un recuerdo en la oración para quien nos pide ayuda por la calle. Detalles de alegría con el cónyuge y los hijos, a pesar de la tensión acumulada en el trabajo (Xavier Caballero).

   San Gregorio Magno (Comentario al salmo 50) comenta que "Todos los que le tocaban quedaban curados": "Imaginémonos en nuestro interior a un herido grave, de tal forma que está a punto de expirar. La herida del alma es el pecado del que la Escritura habla en los siguientes términos: 'Todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas ni vendadas, ni aliviadas con aceite' (Is 1,6) ¡Reconoce dentro de ti a tu médico, tú que estás herido, y descúbrele las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, él para quien todo pensamiento secreto queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas le conmuevan! ¡Incluso insiste hasta la testarudez en tu petición! ¡Que le alcancen los suspiros más hondos de tu corazón! ¡Que lleguen tus dolores a conmoverle para que te diga también a ti: 'El Señor ha perdonado tu pecado' (2Sm 12,13). Grita con David, mira lo que dice: 'Misericordia Dios mío... por tu inmensa compasión' (Sal 50,3).

   "Es como si dijera: estoy en peligro grave a causa de una terrible herida que ningún médico puede curar si no viene en mi ayuda el médico todopoderoso. Para este médico nada es incurable. Cuida gratuitamente. Con una sola palabra restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso".

 

            Llucià Pou Sabaté

sábado, 3 de febrero de 2024

V Domingo, ciclo B: Cristo viene a curarnos de toda dolencia, y darnos el sentido de la vida en el servicio a los demás

V Domingo, ciclo B: Cristo viene a curarnos de toda dolencia, y darnos el sentido de la vida en el servicio a los demás

A. Lecturas:  

   1. Libro de Job, 7,1-4. 6-7. Habló Job diciendo: El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero. Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días corren más que la lanzadera y se consumen sin esperanza. Recuerdo que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.

   2. Salmo 146,1-2. 3-4. 5-6: Alabad al Señor, que la música es buena; / nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. / El Señor reconstruye Jerusalén, / reúne a los deportados de Israel.

   El sana los corazones destrozados, / venda sus heridas. / Cuenta el número de las estrellas, / a cada una la llama por su nombre.

   Nuestro Señor es grande y poderoso, / su sabiduría no tiene medida. / El Señor sostiene a los humildes, / humilla hasta el polvo a los malvados.

   3. I Corintios 9,16-19. 22-23. Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de soberbia. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero si lo hago a pesar mío es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación de esta Buena Noticia. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

   4. Marcos 1,29-39: "En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.

   Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: -Todo el mundo te busca.

   Él les respondió: -Vámonos a otra parte, a, las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.

   Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios".

B. Comentario:

   1. La existencia humana según el libro sapiencial de Job (como el de Jonás, describe una leyenda hecha probablemente a partir de un personaje real, muy anterior) es una vida de desencanto y una triste suerte. A lo único que puede aspirar el hombre es a que pase pronto. Los existencialistas agnósticos nos hablan mucho de esto en la literatura (Iván Karamazov) como en la filosofía (Sartre, Camus...).

  Pero Job, hombre acosado por todos los males (ha perdido sus bienes, ha perdido sus hijos, ha perdido la salud) rodeado de oscuridades, y sin entender a Dios, mantiene la fe. Hacia el s. V a. J.C., cuando se escribe, todavía se tenían ideas muy vagas e imprecisas sobre la vida más allá de la muerte. Sin la esperanza de la resurrección, todo es muy pobre: "mi vida es un soplo…". Job se siente abandonado no solamente de los hombres sino también de Dios, como en el salmo: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" El dolor de Job es de orden metafísico y existencial.

   ¿Por qué el dolor? El tema es complejo, sobre todo cuando nos quedamos sin saber qué hacer... quizá recordamos cuando no sabíamos nadar y no hacíamos pie, en aguas profundas: los pulmones se disparan, perdemos el aliento ante la sorpresa… así nos sentimos a veces, desconcertados por situaciones que no nos esperábamos, que nos parecen injustas, y ese desconcierto impiden pensar, nos hace sumir en un pozo en el que se hace de pronto la luz. En aquella dificultad hay concertado un encuentro con Dios, que al mismo tiempo prepara para otras pruebas posteriores: un desgarramiento interior –sacrificio- suele ser un preludio del éxtasis, en la sinfonía de la vida, y al mismo tiempo es eso un camino para reforzarse para lo que vendrá… Desnudez del alma que se une a Dios, fortaleza que ya nada tiene de humano, santuario donde se da el Encuentro... El tiempo nos da muchas respuestas, vemos que el dolor ennoblece a las personas y las sensibiliza, las hace solidarias, al punto de olvidar su propio dolor y conmoverse por el ajeno... Aprendemos a valorar las cosas importantes que están cercanas, y no desear lo que está lejano…

   El silencio de Dios ante tanto mal es un silencio que habla en todas las páginas de la Escritura Santa, de la fe de la Iglesia, que habla en Jesús colgado en la Cruz, que sufre callando, que sintió "eso" en su vida, y murió para con su dolor dar sentido al nuestro. Este Dios vivo nos deja rastros a su paso por la historia, como los montañeros que dejan marcas en el camino por donde pasan, hay unos mensajes que nos llegan como en una botella a la playa, en medio del mar de dolor, mensajes que se pueden oír en cierta forma, cuando tenemos el oído y corazón preparado. Son pistas que nos hablan de confiar, de amar, de que ante nosotros se abren dos puertas, la del absurdo (el sin-sentido) y la del misterio (la fe): abandonarnos en las manos de Dios es el camino que da paz, aunque no está exento de dolor, pero éste adquiere un sentido. Y sobre todo es Jesús en la Cruz que en tres horas de agonía nos muestra un libro abierto, hasta exclamar aquel "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" Él, sin perder la conciencia de que aquello acabaría en la muerte, cuando se siente abandonado incluso por Dios, se abandona totalmente en los brazos de Dios, y se produce el milagro: pudo proclamar aquel grito desgarrador por el que decretó que "todo está consumado"; así, con la entrega de su vida la muerte ha sido vencida, ya no es una puerta a la desesperación sino hacia el amor del cielo, la agonía se convirtió en victoria y podemos unirnos, por el sufrimiento, al suyo y a su Vida. Es ya un canto a la esperanza, a la resurrección, pues el dolor no se convierte en el ladrón que nos roba los placeres que hay en la vida, sino un camino que nos habla de que la muerte es la puerta abierta para el gozo sin fin que es el cielo. "El Señor sana los corazones destrozados, venda sus heridas", y le pedimos con el salmista: Señor, dame tu luz y tu salvación.

   3. "¡Ay de mi si no evangelizara!", dirá san Pablo: "el hecho de predicar no es para mí motivo de soberbia. No tengo más remedio", y la paga es el hecho mismo de dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, eso nos llena y hace felices.

   La carne sacrificada y el escándalo de los pusilánimes es el tema que plantea San Pablo para ver que podemos renunciar al ejercicio de la misma libertad, para beneficio de los demás. Es un ejemplo de sabiduría, de hacerse condescendiente con los que nos rodean: "siendo del todo libre, me hago siervo de todos": predicar el Evangelio quiere decir hacerse "siervo de todos para ganar a algunos, sea como sea". Y es que el servicio es la suprema forma de vivir: "Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos para ganar, como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes".

   4. Vemos también hoy que después del encuentro con el Bautista, Jesús cura a la suegra de Pedro. El relato está dominado por la expresión "la levantó", que en el lenguaje del Nuevo Testamento evoca la resurrección de Jesús y la resurrección bautismal. Jesús entra también hoy en la casa de los enfermos por el ministerio de los presbíteros que  imponen las manos, ungen y promueven la plegaria de la fe.

   También vemos que la narración termina con la mención del "servicio", que es la actitud que nos enseña el Maestro: levantarnos y emprender el camino del servicio. El servicio será para ti, Señor, el elemento central de la actitud moral exigida por Dios al hombre; tomas el precepto del amor al prójimo de la tradición bíblica, y lo vinculas al amor a Dios.

   El hambre en el mundo también está presente en este Evangelio. Es "demoníaco" que el modo que muchas veces se piensa (en políticas gubernamentales y organismos internacionales) en vez de poner más comida en la mesa, es eliminar comensales con planes antinatalistas.

   La inseguridad, la frustración, la soledad, tantos males de hoy pueden encontrar, incluso a nivel psico-somático, una  fuente de recuperación en el avanzar sereno y fiel por los caminos del Evangelio. La  angustia de la muerte, la más fuerte de las angustias, encuentra respuesta en Jesús.

   Al día siguiente, mucho antes de amanecer, Jesús se levantó, salió, se fue a un lugar desierto, y allí oraba. La oración de Jesús suele estar vinculada a momentos importantes que tienen que ver con su misión, y por eso le dicen: "todo el mundo te busca", pero Jesús no tiene prisa. Ocupado en miles de cosas, agobiado por miles de preocupaciones, el hombre de hoy acaba por estar desinteresado de casi todo. Cuanto más hace el hombre, menos se para a pensar en el sentido de la vida. Pero cuando encontramos a alguien que, además de vivir, se da cuenta de que vive, estamos ante una persona. "Aquí comienza a revelarse la novedad de la oración en la plenitud de los tiempos: la oración filial, que el Padre esperaba de sus hijos va a ser vivida por fin por el propio Hijo único en su Humanidad, con y para los hombres" (Catecismo 2599; cf. 2601). Sin oración, somos «cristianos con riesgo», de que la fe se debilitara progresivamente acogiendo quizá propuestas religiosas alternativas y transigiendo incluso con formas extravagantes de superstición. Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda vida cristiana.

   Jesús te habla, ¿pero tú quieres escuchar? Muchos cristianos hemos abierto al azar las páginas del Evangelio o de otro libro piadoso, y justo las palabras que aparecen ante nuestros ojos eran las que necesitábamos en aquel momento… María es Maestra de oración. Dice que Sí al Ángel porque antes ya había escuchado al Señor en su corazón. Reza y por eso su vida se resumen en el esfuerzo alegre por cumplir, por amar la voluntad de Dios... A Ella se aplican las palabras del Catecismo: — "La oración de fe no consiste solamente en decir  «Señor, Señor», sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mt 7,21). Jesús invita a sus discípulos a llevar a la oración esta voluntad de cooperar con el plan divino" (2616).

   Fueron después Simón y sus amigos a buscarle, y habiéndole hallado le dijeron: "Todos andan buscándote". -Mas Jesús les contestó: "Vamos a otra parte, a las aldeas próximas para predicar allí, pues para esto he salido". El servicio va unido hoy al ideal misionero: partir al encuentro de los otros. Y todo basado en la unión con Dios, la oración, que nos da ese encontrarnos con nosotros mismos y con los demás.

Llucià Pou Sabaté

 

viernes, 2 de febrero de 2024

Sábado de la semana 4ª (par): Salomón pide tener sabiduría, aunque la mejor ciencia es el buen corazón y el servicio que nos muestra Jesús

Sábado de la semana 4ª (par): Salomón pide tener sabiduría, aunque la mejor ciencia es el buen corazón y el servicio que nos muestra Jesús

 

A. Lecturas

   1. I Reyes 3,4-13. El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese altar, Salomón ofreció mil holocaustos. En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: "Pídeme lo que quieras". Salomón respondió: "Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?". Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, y Dios le dijo: "Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti. Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida.

   2. Salmo 119,9-14. ¿Cómo un joven llevará una vida honesta? Cumpliendo tus palabras. Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de tus mandamientos. Conservo tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti. Tú eres bendito, Señor: enséñame tus preceptos. Yo proclamo con mis labios todos los juicios de tu boca. Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas.

   3. Marcos 6,30-34: "Reunidos los apóstoles con Jesús le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Y les dice: Venid vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Se marcharon, pues, en la barca a un lugar apartado ellos solos. Pero los vieron marchar y muchos los reconocieron; fueron allá a pie desde todas las ciudades, y llegaron antes que ellos. Al desembarcar vio Jesús una gran multitud, y se llenó de compasión, porque estaban como ovejas sin pastor y se puso a enseñarles muchas cosas".

 

B. Comentario:

   1.- La oración de Salomón pidiendo sabiduría le gustó a Dios: para saber discernir en la vida y gobernar bien. Aparece Salomón como el prototipo del hombre sabio: se le atribuyen libros sapienciales como el de los Proverbios y una fama universal superior a la de todos los sabios, que provocará la visita de la reina de Sabá. Es famoso el juicio de Salomón cuando tuvo que dictaminar sobre el caso de las dos mujeres y el niño que ambas reclamaban como suyo (I Reyes 3): al mandar que dieran la mitad a cada una se descubrió la verdadera madre al clamar que lo dieran entero a la otra, y así se arregló la injusticia, por encima de la envidia de aquella madre falsa que perdió su hijo.

   Muy pronto Salomón quedará prendido en los sueños de poder, lo cual indica que un buen comienzo no asegura un final acertado.

   Es curioso como el Señor también le da bienes materiales: "Y te concedo también lo que no me has pedido: la riqueza y la gloria". «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y el resto se os dará por añadidura.» Señor, no me des riquezas... dame la inteligencia y el discernimiento de tu Voluntad, dame... tu Espíritu, el Espíritu de Jesús...

   ¿Qué buscamos, que pedimos, qué deseamos como lo más importante en nuestra vida? Ojalá y pidamos la Sabiduría necesaria para ser rectos, para ayudar a los demás y para saber compartir con ellos los bienes que Dios nos concede. Junto con la Sabiduría llegará a nosotros todo lo demás, pero hemos de pedir con intención recta.

   2. "Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de tus mandamientos. Conservo tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti... enséñame tus preceptos… Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas". Sigue el salmo con la sabiduría, saber decidir bien.

   3. Después de su primera "misión" volvieron los apóstoles a reunirse con Jesús... Se actúa y luego se "revisa" la acción para mejor comprenderla en la Fe, y mejorar las próximas intervenciones apostólicas. Hoy día no faltan reuniones, decía alguien que no sabemos cómo nos encontrará Dios cuando venga, seguramente nos encontrará reunidos. Lo ideal es que también haya oración juntos, como la Eucaristía.

   -"Le contaron cuanto habían hecho y enseñado..." Cada noche podemos revivir ese "relatar" a Jesús "lo que hemos hecho". Ayúdanos, Señor, a revisar contigo nuestras vidas.

   -"El les dijo: "Venid, retirémonos a un lugar desierto para que descanséis un poco." Pues eran muchos los que iban y venían y ni espacio les dejaban para comer. Fuéronse en la barca a un lugar desierto"... Jesús, te das cuenta de que están cansados y programas un descanso con ellos.

   -"Las gentes ven alejarse a Jesús y a sus discípulos..." De todas partes corren hacia allá y ¡llegan antes que ellos! "Al desembarcar, Jesús ve una gran muchedumbre. Se compadece de ellos porque son como "ovejas sin pastor". Y se pone a enseñarles detenidamente". Señor, consérvanos disponibles al servicio de los demás, como tú, Jesús, que te dio lástima de ellos, y te pusiste a atenderles.

   Todos necesitamos un poco de paz en la vida, momentos de oración, de silencio, de retiro físico y espiritual, con el Maestro. Además de que cada semana, el domingo está pensado para que sea un reencuentro serenante con Dios, con nosotros mismos, con la naturaleza, con los demás. El activismo nos agota y empobrece. El stress no es bueno, aunque sea el espiritual.

   Hay un grado de sobrecarga, de tensión nerviosa, que resulta nefasto para el apostolado como para todo equilibrio simplemente humano. ¡Gracias, Señor, por recordárnoslo! Y por ocuparte del "descanso" y de la distensión de tus apóstoles, después de un pesado período de misión. Necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad. Esencial al hombre de todas las épocas... pero especialmente indispensable al hombre moderno, en la agitación de la vida de hoy. ¿Qué parte de mis jornadas o de mis semanas dedico voluntariamente al "desierto"?

   Necesitamos paz y serenidad. Cuando no hay equilibrio interior, todo son nervios y disminuye la eficacia humana y la evangelizadora. A la vez, hay otro factor importante en nuestra vida: la caridad fraterna, la entrega a la misión que tengamos encomendada. A veces esta caridad se antepone al deseo del descanso o del retiro, como en el caso de Jesús y los suyos. Jesús conjuga bien el trabajo y la oración. Se dedica prioritariamente a la evangelización. Pero sabe buscar momentos de silencio y oración para sí y para los suyos, aunque en esta ocasión no haya sido con éxito. Otra lección que nos da Jesús es que no parece tener prisa. No hace ver que le han estropeado el plan. Tener tiempo para los demás, a pesar de que todos andamos escasos de tiempo y con mil cosas que hacer, es una finura espiritual que Jesús nos enseña con su ejemplo: tratar a cada persona que sale a nuestro encuentro como si tuviéramos todo el tiempo del mundo.

   Los Apóstoles están "estresados": «Los que iban y venían eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer» (Mc 6,30). Frecuentemente nosotros nos vemos abocados al mismo trasiego. El trabajo exige buena parte de nuestras energías; la familia, donde cada miembro quiere palpar nuestro amor; las otras actividades en las que nos hemos comprometido, que nos hacen bien y, a la vez, benefician a terceros... ¿Querer es poder? Quizá sea más razonable reconocer que no podemos todo lo que quisiéramos.

   Vemos una necesidad: el cuerpo, la cabeza y el corazón reclaman un derecho: descanso. En estos versículos tenemos un manual, frecuentemente ignorado, sobre el descanso. Vemos aquí una comunicación con Dios, siguiendo el hilo de lo más profundo de nuestro corazón. Y —¡qué sorpresa!— encontramos a Dios que nos espera. Y espera encontrarnos con nuestros cansancios. Jesús les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6,31). ¿En el plan de Dios hay un lugar para el descanso! Es más, nuestra existencia, con todo su peso, debe descansar en Dios. Lo descubrió el inquieto Agustín: «Nos has creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti». El reposo de Dios es creativo; no "anestésico": toparse con su amor centra nuestro corazón y nuestros pensamientos.

   Una paradoja: los discípulos no pueden reposar, son abordados por la gente. No han podido "desconectar". Nosotros, con frecuencia, no podemos liberarnos de nuestras obligaciones (hijos, cónyuge, trabajo...): ¡sería como traicionarnos! Se impone encontrar a Dios en estas realidades. Si hay comunicación con Dios, si nuestro corazón descansa en Él, relativizaremos tensiones inútiles... y la realidad —desnuda de quimeras— mostrará mejor la impronta de Dios. En Él, allí, hemos de reposar.

   Aprendamos a descansar. Y si podemos evitar el agotamiento, hagámoslo porque cuando se está postrado se tiene menos facilidades para hacer las cosas bien y vivir la caridad. "El descanso no es no hacer nada: es distraernos en actividades que exigen menos esfuerzo" (J. Escrivá, Camino) El descanso, como el trabajo, nos sirven para amar a Dios y al prójimo, por lo tanto la elección del lugar de vacaciones, o el descanso deben ser propicios para un encuentro con Cristo. Hoy veamos si nos preocupamos, como el Señor lo hacía, por la fatiga y la salud de quienes viven a nuestro lado: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansar un poco.

jueves, 1 de febrero de 2024

2 de Febrero: La Presentación del Señor: Jesús es luz del mundo y el nuevo Templo, y proclama la nueva Ley

2 de Febrero: La Presentación del Señor: Jesús es luz del mundo y el nuevo Templo, y proclama la nueva Ley

A. Lecturas

   1. Malaquías (3,1-4): Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.»

   2. Salmo 23: ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria.

   ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, héroe valeroso; el Señor, héroe de la guerra.

   ¡Portones!, alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de la gloria.

   ¿Quién es ese Rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos. Él es el Rey de la gloria.

   3. Hebreos (2,14-18): Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.

   4. Lucas 2,22-40: "Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

   Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

   Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

   Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él".

 

B. Comentario:

   1. Malaquías escribe años después del exilio, y una de sus preocupaciones es responder a los escandalizados ante el hecho de que los injustos, los ricos y opresores, los infieles, vivían mejor que los fieles. Por ello, anuncia vigorosamente el "Día de Yahvè", cuando Dios destruirá el mal para siempre y asegurará a los fieles una vida saludable. Este anuncio lo realiza vinculándolo muy especialmente al Templo de Jerusalén, y ve el cumplimiento de sus esperanzas cuando Yahvé estará gloriosamente presente en el Templo, y todos los hombres subirán a ofrecer en él un sacrificio aceptable (J. Lligadas). Se habla de "mi mensajero... el Señor... el mensajero de la alianza", prueba de que Dios va a venir (el mensajero podría ser Elías, o Juan Bautista). El pueblo acusa a Dios, y el profeta dice que somos nosotros quienes tenemos que convertirnos, si queremos acudir a su misericordia.

   El «día de Yahvé» ya llega, los buenos serán separados de los malos, y añade una nota apocalíptica: los justos tomarán parte en el castigo de los malvados.

   Parece que Dios no tiene prisa por venir. Debemos creer y esperar, porque, a pesar de todo, el Señor vendrá y pondrá las cosas en su sitio (J. Aragonés).

   2. Las cosas suceden con sencillez extrema, sin aparato. Proclamamos los títulos solemnes de Dios: "Rey de la gloria; Señor valeroso, héroe de la guerra; y Señor de los ejércitos". Es una exaltación, pero "Señor de los ejércitos", no tiene un carácter marcial sino un valor cósmico:  el Señor es el Creador, que tiene como ejército todas las estrellas del cielo, es decir, todas las criaturas del universo que le obedecen.

   Jesús vence al pecado con su muerte, le quita todo poder al diablo, que era dueño de la muerte. Ha sido fiel a su voluntad hasta el final. Es modelo para todos, y camino para el cielo (J. Lligadas). Jesús, eres uno de los nuestros; has compartido nuestra sangre y nuestra carne y no te avergüenzas de llamarnos hermanos, has asumido todo lo humano: alegría, amistad, familia, sencillez. Has asumido el dolor, limitación, sufrimiento, muerte. Más aún, nos aceptas como somos, limitados, pecadores, con odios pequeños e irracionales; no rehúsas tu vida humana y nos amas a todos, tal como somos, excepto el pecado. María Virgen ha sido la primera en seguirte, acogiéndote en una apertura de entrega, sencillez y generosidad de su vida (G. Mora).

   3. La familia de los hijos de Dios es fundada por Jesús, que "ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella": se ha hecho uno de nosotros, y es la puerta para entrar en esa familia.

   4. La Presentación de Jesús al templo es una fiesta cristológica, con un sentido también mariológico pues se desarrolla el rito de la presentación del hijo una vez cumplido el tiempo de la purificación de la madre a través del recogimiento y la oración, a los cuarenta días que hubiese dado a luz. La luz de Navidad se vuelve a poner de relieve a los 40 días, con la profecía de Simeón, antes de iniciar  la cuaresma, otros 40 días antes de la Pascua de la Resurrección. Estamos en un entretiempo entre las dos pascuas: el fin popular de los días de Navidad –el final litúrgico se celebró con el Bautismo del Señor-, cuando en algunos sitios se recogen las imágenes del Nacimiento hasta el año siguiente, ya preparando con esta luz de la procesión de las candelas la otra luz, la de la resurrección, el cirio pascual.

   La "Fiesta de las candelas" o el "Día de la Candelaria", como se sabe, tiene el aspecto festivo de la procesión con las velas encendidas, que luego se guardan de recuerdo, como más tarde la de la Vigilia pascual, pues representan la luz de Cristo en los hogares.

   Tiene la fiesta un rico simbolismo del encuentro entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Simeón y Ana representan a los profetas que habían vivido con la esperanza del Mesías, representan el pueblo de Israel que durante años habían estado esperando a un Mesías que vendría a salvarlos e iluminarles el camino. Simeón lo proclama como "luz de las naciones y gloria de su pueblo Israel".  "El Creador de Adán es llevado como niño, el Incontenido se hace contenido en brazos de un viejo. Aquel que mora en el seno ilimitado del Padre, está circunscrito por su propia voluntad en la carne, no en la divinidad" (Romano el Meloda XVI,1). Son fórmulas que se rezaban en misa, y se ponen ahora aquí para reflejar esos dos aspectos de Jesús, que es luz y gloria. Con María y José, nos llegas tú, Señor, la Buena Nueva, la luz para iluminar nuestras vidas desde la luz del bautismo, la gloria de todos los hombres, llamados por el bautismo a ser "portadores de la luz". Nos llega por tus brazos, María, tú que eres "la luna que refleja perfectamente al sol", y te pedimos que nos ilumine esta luz y nos enseñe a ser buenos instrumentos del amor divino.

   Se está renovando el Templo, con la presencia del Señor, como Ageo profetizó: «La gloria de este templo será más grande que la del anterior, dice el Señor del universo, y en este lugar yo daré la paz» (Ag 2,9); «los tesoros más preciados de todas las naciones vendrán aquí» (Ag 2,7), también está traducido por: «el más preciado», dirán algunos, «el deseado de todas las naciones».

   Simeón, a quien «le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor», ha subido al Templo. Él no es de los privilegiados, su único título es ser hombre «justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel».

   Y Simeón proclama su bendición, y añade a María: «¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). Las cosas de Dios suceden con sufrimiento… Serían estos recuerdos guardados en su corazón, objeto de confidencias de la Virgen ya mayor, que haría a los discípulos y como madre les abriría los ojos al sentido de la cruz, de la contradicción, que es camino de la gloria.

   Nada sabemos de la vida de Nuestra Señora hasta el momento en que se le aparece el Arcángel para anunciarle que iba a ser la madre del redentor. En los momentos de la infancia, sí vemos una presencia especial de María, que volverá en la Pascua; en las dos pascuas de Jesús María está muy presente.

   La Iglesia de Jerusalén la celebraba ya en el siglo IV. Se celebraba allí a los cuarenta días de la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero. La peregrina Eteria, que cuenta esto en su famoso diario, añade el interesante comentario de que se "celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma"'. Desde Jerusalén, la fiesta se propagó a otras iglesias de Oriente y de Occidente. En el siglo VII, si no antes, había sido introducida en Roma. Se asoció con esta fiesta una procesión de las candelas. La Iglesia romana celebraba la fiesta cuarenta días después de navidad. Entre las iglesias orientales se conocía esta fiesta como "La fiesta del Encuentro" (en griego, Hypapante), nombre muy significativo y expresivo, que destaca un aspecto fundamental de la fiesta: el encuentro del Ungido de Dios con su pueblo. San Ambrosio escribe de este encuentro sacramental en una página insuperable: "Te me has revelado cara a cara, oh Cristo. Te encuentro en tus sacramentos". En Occidente, desde el siglo X, la fiesta se conoce con el nombre de Purificación de la bienaventurada virgen María. Esta presentación de Jesús, comenta San Bernardo, es una ofrenda de María: "Ofrece a tu hijo, santa Virgen, y presenta al Señor el fruto bendito de tu vientre. Ofrece, para reconciliación de todos nosotros, la santa Víctima que es agradable a Dios".

   Hay un nuevo simbolismo en el hecho de que María pone a su hijo en los brazos de Simeón. Al actuar de esa manera, ella no lo ofrece exclusivamente al Padre, sino también al mundo, representado por aquel anciano. De esa manera, ella representa su papel de madre de la humanidad, y se nos recuerda que el don de la vida viene a través de María.

   Existe una conexión entre este ofrecimiento y lo que sucederá en el Gólgota cuando se ejecuten todas las implicaciones del acto inicial de obediencia de María: "Hágase en mi según tu palabra".

   Todo eso está expresado en la procesión de las candelas; San Sofronio (obispo que muere en Jerusalén en 638), expresó: "Por eso vamos en procesión con velas en nuestras manos y nos apresuramos llevando luces; queremos demostrar que la luz ha brillado sobre nosotros y significar la gloria que debe venirnos a través de él. Por eso corramos juntos al encuentro con Dios". El sacerdote dirá esta admonición: "Ojalá guarden la llama de la fe viva en sus corazones. Que cuando el Señor venga salgan a su encuentro con todos los santos en el reino celestial".

   En algunos pasajes sobre la disputa del sábado hemos visto cómo Jesús es el nuevo Moisés, que proclama la nueva Ley, ahora podemos ver que Él es el nuevo Templo. Se produce, como dijo Jesús a la samaritana, un cambio hacia un templo donde Dios es adorado no aquí o allá sino en espíritu y en verdad. Enseña Ratzinger: "La universalización de la fe y de la esperanza de Israel, la consiguiente liberación de la letra hacia la nueva comunión con Jesús, está vinculada a la autoridad de Jesús y a su reivindicación como Hijo". No hace una interpretación liberal de la Torá –lo cual le daría un carácter relativo también a la Torá, a su procedencia de la voluntad de Dios-; sino una obediencia a la autoridad de esta nueva interpretación superior a la de Moisés, y al mandato original: ha de ser una autoridad divina. Esta superación no es trasgresión sino su cumplimiento.

   Se juntan de la mano la justicia y la paz, como dice el salmo, la ley y la gracia, Simeón y José, Ana y María, el Antiguo y Nuevo Testamento, en Jesús: "La correcta conexión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento –sigue diciendo Ratzinger- ha sido y es un elemento constitutivo para la Iglesia: precisamente las palabras del Resucitado dan importancia al hecho de que Jesús sólo puede ser entendido en el contexto de «la Ley y los Profetas» y de que su comunidad sólo puede vivir en este contexto que ha de ser comprendido de modo adecuado". Hay dos polos opuestos peligrosos: un falso legalismo hipócrita, y el rechazo del «Antiguo Testamento» suplantado a veces por la ley del amor entendida como cosa espiritual, sin relevancia social.

   En ti, Señor, vemos realizada la promesa hecha por Moisés: «El Señor tu Dios suscitará en medio de tus hermanos un profeta como yo.» (Dt 18,15). Tú explicas la Ley con la proclamación de la fe en el único Dios y Padre y unida a esta, la preocupación por los débiles, los pobres, las viudas y los huérfanos. El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables, y el amor al prójimo es la prueba del primero. En el Sermón de la Montaña lo explicarás, Jesús. Ya desde tu presentación en el templo veo, Señor, que no suprimes, sino que le das cumplimiento a la Ley, que protege la dignidad de la persona.

   Llucià Pou Sabaté