domingo, 14 de enero de 2024

Lunes de la semana 2 de tiempo ordinario; año para Dios es fiel, pero el hombre puede rechazarlo. Jesús es el esposo, como vino nuevo, vestido nuevo para el alma

Lunes de la semana 2 de tiempo ordinario; año par

Dios es fiel, pero el hombre puede rechazarlo. Jesús es el esposo, como vino nuevo, vestido nuevo para el alma



A. Lecturas:

    1. I Samuel (15,16-23): En aquellos días, Samuel dijo a Saúl: «Déjame que te cuente lo que el Señor me ha dicho esta noche.» Contestó Saúl: «Dímelo.» Samuel dijo: «Aunque te creas pequeño, eres la cabeza de las tribus de Israel, porque el Señor te ha nombrado rey de Israel. El Señor te envió a esta campaña con orden de exterminar a esos pecadores amalecitas, combatiendo hasta acabar con ellos. ¿Por qué no has obedecido al Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el Señor reprueba?» Saúl replicó: «¡Pero si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traido a Agag, rey de Amalec, y he exterminado a los amalecitas. Si la tropa tomó del botin ovejas y vacas, lo mejor de lo destinado al exterminio, lo hizo para ofrecérselas en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal.» Samuel contestó: «¿Quiere el Señor sacrificios y holocaustos, o quiere que obedezcan al Señor? Obedecer vale más que un sacrificio; ser dócil, más que la grasa de carneros. Pecado de adivinos es la rebeldía, crimen de idolatría es la obstinación. Por haber rechazado al Señor, el Señor te rechaza como rey.»

    2. Salmo 49,8-9.16bc-17.21.23: «No te reprocho tus sacrificios,
    pues siempre están tus holocaustos ante mí. Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
    ni un cabrito de tus rebaños».

    «¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza,
    tú que detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos?» 

    «Esto haces, ¿y me voy a callar? ¿Crees que soy como tú?
    Te acusaré, te lo echaré en cara. El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
    al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.» 

3. Marcos 2,18-22: "Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!"".


B. Comentarios:

1. Samuel dijo a Saúl que la fuerza con la que es investido viene de Dios: "¡Basta! Voy a anunciarte lo que el Señor me dijo anoche". "Habla", replicó él. Samuel añadió: "Aunque tú mismo te consideres poca cosa, ¿no estás al frente de las tribus de Israel? El Señor te ha ungido rey de Israel. Él te mandó"… según la costumbre de la época, se atribuye a Dios lo que hizo el pueblo, pero debajo de esas palabras vemos una desobediencia de Saúl, y una falta de reconocimiento de sus errores…

2. "No te acuso por tus sacrificios: ¡tus holocaustos están siempre en mi presencia! Pero yo no necesito los novillos de tu casa ni los cabritos de tus corrales", reza el salmista, que alaba la sinceridad de corazón: "El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad; y al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios". 

3. Jesús, veo que te enfrentas con los fariseos: primero con el perdón de los pecados y luego con la elección de un publicano, ahora murmuran contra ti porque tus discípulos no ayunan. Los judíos ayunaban dos veces por semana -los lunes y jueves- dando a esta práctica un tono de espera mesiánica. También el ayuno del Bautista y sus discípulos apuntaba a la preparación de la venida del Mestas. Ahora que has llegado ya, Jesús, les dices que no tiene sentido dar tanta importancia al ayuno. Con unas comparaciones muy sencillas y profundas te retratas:

- tú eres el Novio y por tanto, mientras esté el Novio, los discípulos están de fiesta; ya vendrá el tiempo de su ausencia, y entonces ayunarán;

- tú eres la novedad: el paño viejo ya no sirve; los odres viejos estropean el vino nuevo.  Frente a las costumbres judías, los odres nuevos son la mentalidad nueva, el corazón nuevo. Lo que les costó a Pedro y los apóstoles aceptar el vino nuevo, hasta que lograron liberarse de su formación anterior y aceptar la mentalidad de Cristo, rompiendo con los esquemas humanos heredados. La fiesta, la alegría, la gracia y la comunión son lo prioritario.

Jesús habla de una nos vocación esponsal. Es algo que recibimos como don. Es la capacidad que tenemos de darnos. No es algo solamente del matrimonio, pero sí que tiene que ver con nuestra corporalidad. Jesús es esposo de la Iglesia, y modelo para nuestra donación. De algún modo dice: "aquí estoy presente, soy yo aquí y ahora, soy yo en trance de ofrecerme". Asume nuestra debilidad, indigencia y vulnerabilidad. Y también asume la belleza y el vigor físico.

Jesús nos acompaña en nuestro camino, hace historia con nosotros, y hemos de alegrarnos: "¿Acaso pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?" Esta presencia del esposo que ama, nos dará alegría y seguridad; y nos ayuda a colaborar con la gracia para superar el pecado, morir al hombre viejo, quitarnos el vestido viejo, y vestirnos del hombre nuevo, revistiéndonos de Jesucristo.

Lo más fundamental de la vida cristiana, del mensaje de Jesús, es sabernos hijos de Dios. Nos da serenidad y paz. Él no quiere que seamos perfectos sino que le entreguemos el corazón, no pide que no pequemos sino que procuremos no hacerlo. Cuando haya dificultades, basta decir "¡Padre, ayúdame! Y el viene a socorrernos, a darnos serenidad.



sábado, 13 de enero de 2024

Domingo de la semana 2 de tiempo ordinario; ciclo B Encontrar a Jesús y seguirle, es la respuesta a la vocación para la que nos ha creado Dios

Domingo de la semana 2 de tiempo ordinario; ciclo B

Encontrar a Jesús y seguirle, es la respuesta a la vocación para la que nos ha creado Dios

A. Lecturas:

   1. I Samuel 3,3b-10. 19: En aquellos días, Samuel estaba acostado en el templo, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel y él respondió: —Aquí estoy. Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: —Aquí estoy; vengo porque me has llamado.

   Respondió Elí: —No te he llamado; vuelve a acostarte. Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. El se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: —Aquí estoy, vengo porque me has llamado.

   Respondió Elí: —No te he llamado, vuelve a acostarte. Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: —Aquí estoy; vengo porque me has llamado.

   Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho y dijo a Samuel: —Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha.» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: —¡Samuel, Samuel! El respondió: —Habla, Señor, que tu siervo te escucha.

   Samuel crecía, Dios estaba con él, y ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.

   2. Salmo 39,2 y 4ab.7-8.8b-9.10: Yo esperaba con ansia al Señor; / El se inclinó y escuchó mi grito: / me puso en la boca un cántico nuevo, / un himno a nuestro Dios.

   Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, / y en cambio me abriste el oído; / no pides sacrificio expiatorio, / entonces yo digo: "Aquí estoy / —como está escrito en mi libro— / para hacer tu voluntad."

   Dios mío lo quiero / y llevo tu ley en las entrañas. / He proclamado tu salvación / ante la gran asamblea; / no he cerrado los labios, / Señor, tú lo sabes.

   3. I Corintios 6,13c-15a. 17-20: Hermanos: El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo. Dios, con su poder, resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre, queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica, peca en su propio cuerpo. ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo? Él habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios. No os poseáis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!

   4. Juan 1,35-42: «Al día siguiente estaba allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos y; fijándose en Jesús que pasaba, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Los dos discípulos, al oírle hablar así siguieron a Jesús. Se volvió Jesús y viendo que le seguían, les preguntó: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives? Les respondió: Venid y veréis. Fueron y vieron dónde vivía, y permanecieron aquel día con él. Era alrededor de la hora décima.
Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y siguieron a Jesús. Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías (que significa el Cristo). Y lo llevó a Jesús. Mirándolo Jesús le dijo: Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Piedra)»
 

 

B. Comentario:

    1. Vemos en la primera lectura al joven Samuel hablar con Dios, en el silencio de la noche. Estamos hoy en un mundo en el que oímos demasiadas cosas, el hombre moderno no sabe estar sin algo que oír: el televisor, los nuevos aparatos de comunicación…

   El hombre es un ser a la escucha, con la posibilidad de abrirse a la voz divina, al Padre que habla, que nos habla, con carácter personal y que exige también el esfuerzo de escuchar, Dios que nos llama por nuestro nombre para darnos el encargo máximo de nuestra vida, para descubrirnos, ni más ni menos, que nuestra vocación: ese modo especial de realizarnos, esa manera irrepetible de ser. Dios que tiene un proyecto para cada uno de nosotros y quiere que lo conozcamos. Pero escuchar a Dios supone esfuerzo, requiere cierto silencio interior, cierta serenidad de espíritu y, sobre todo, un gran deseo de oírlo. Ser cristiano es ser discípulo de Cristo… Pero escuchar, cuesta ciertamente. Hay que pararse, aquietar el ánimo, esforzarse. Pero de ahí surge el enriquecimiento: el diálogo lleva a la comprensión y al amor ("Dabar 1976").

   Samuel es el último juez, de gran autoridad, y a la vez el instaurador de la monarquía. Vemos en él sencillez y sublimidad; serenidad y dramatismo; silencio y elocuencia; quietud y dinamismo. Tiene la iluminación divina, tendrá que dar un alumbramiento a una etapa nueva.

   Eran tiempos de una cierta "ausencia de Dios" (indigno comportamiento de la casta sacerdotal, etc.) pero "la lámpara de Dios que ardía en el santuario no estaba totalmente apagada". Samuel oye voces tres veces, y a la cuarta comprenden, él y Elí, que es Dios quien le habla.

   2. El Salmista nos anima a rezar "un himno a nuestro Dios". Después de la pena viene la iluminación: "Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y en cambio me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: 'Aquí estoy—como está escrito en mi libro—para hacer tu voluntad'". Y acaba con el descubrimiento de la misión a la que Dios llama: "Dios mío lo quiero y llevo tu ley en las entrañas. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes".

   3. Pablo aprovecha la ocasión para recordar los principios fundamentales de la ética cristiana del cuerpo. "¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él (…) ¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?" El hombre es el templo del Espíritu Santo. El cuerpo del cristiano está consagrado en el interior, que colabora con el Espíritu. Y hemos sido rescatados, "os han comprado pagando un precio por vosotros". Jesús nos rescata. Pasa de la esclavitud a la libertad.

   La corporalidad es importante, la persona no es solo alma como diría Platón. Seguiremos –de otro modo- cuerpo y alma. "Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!" La resurrección prometida es anunciada en esa ciudad, Corinto, de vida licenciosa. Puntualiza el Apóstol: "todo está permitido, pero no todo conviene". "Ser en Cristo" es el fundamento de la conducta moral del cristiano y su motivación. A Pablo le interesa poner de relieve que el fundamento decisivo y el motivo último de la conducta moral es la unión personal con Cristo. No es una ética de normas abstractas sino una vida desde la fe, la esperanza y el amor. "Ser en Cristo" abarca toda la realidad del hombre, alma y cuerpo, todo lo que es y todo lo que hace (P. Franquesa).

   3. Juan presenta a Jesús a dos discípulos: "he ahí el cordero de Dios". Jesús morirá en las horas en que eran sacrificados los corderos que iban a ser comidos en la cena de pascua. No nos dice dónde están, pero sí la hora: "serían las cuatro de la tarde". Las horas del sacrificio de los corderos. El Nacimiento –Navidad- queda así unido a la Cruz, la Pascua…

   Los dos discípulos encuentran a Jesús: "Maestro, ¿dónde vives?" Parece que son ellos quienes toman la iniciativa. "Venid y veréis", les responde el Maestro. Fueron y se quedaron con él aquel día. Van a buscar a sus hermanos: "Hemos encontrado al Mesías", dice Andrés a su hermano Simón. Ya son cuatro los que le siguen, pero nos quedamos aquí con el tercero, Pedro, para darle más importancia (no se habla de Juan que llama a su hermano Santiago. Al día siguiente, Felipe llevó también a su amigo Natanael).

Llucià Pou Sabaté

 

viernes, 12 de enero de 2024

Tiempo ordinario: I semana, sábado (par): vocación de Mateo, manifestación de la misericordia divina con los pecadores

Tiempo ordinario: I semana, sábado (par): vocación de Mateo, manifestación de la misericordia divina con los pecadores

 

A. Lecturas:

   1. I Samuel 9,1-4.17-19.10,1. Había un hombre de Benjamín llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afiaj, hijo de un benjaminita. El hombre estaba en muy buena posición, y tenía un hijo llamado Saúl, que era joven y apuesto. No había entre los israelitas otro más apuesto que él; de los hombros para arriba, sobresalía por encima de todos los demás. Una vez, se le extraviaron las asnas a Quis, el padre de Saúl. Quis dijo entonces a su hijo Saúl: "Lleva contigo a uno de los servidores y ve a buscar las asnas". Ellos recorrieron las montaña de Efraím y atravesaron la región de Salisá, sin encontrar nada. Cruzaron por la región de Saalém, pero no estaban allí. Recorrieron el territorio de Benjamín, y tampoco las hallaron. Cuando Samuel divisó a Saúl, el Señor le advirtió: "Este es el hombre de quien te dije que regirá a mi pueblo". Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad, y le dijo: "Por favor, indícame dónde está la casa del vidente". "El vidente soy yo, respondió Samuel a Saúl; sube delante de mí al lugar alto. Hoy ustedes comerán conmigo. Mañana temprano te dejaré partir y responderé a todo lo que te preocupa. Samuel tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y dijo: "¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia!

   2. Salmo 21,2-7. Señor, el rey se regocija por tu fuerza, ¡y cuánto se alegra por tu victoria!

   Tú has colmado los deseos de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios.

   Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito y pones en su cabeza una corona de oro puro.

   Te pidió larga vida y se la diste: días que se prolongan para siempre.

   Su gloria se acrecentó por tu triunfo, tú lo revistes de esplendor y majestad; le concedes incesantes bendiciones, lo colmas de alegría en tu presencia.

   3. Marcos 2,13-17: "En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme». Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publicanos, decían a los discípulos: «¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?». Al oír esto Jesús, les dice: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores»".

 

B. Comentario:

    1. El profeta cede a las peticiones de un rey, que le hace el pueblo: -"Conforme a la demanda de los ancianos y del pueblo, Israel tendrá un «Rey»". Dios está presente en todas las actividades humanas. Gracias, Señor, por la libertad que nos has dado. Y el Concilio Vaticano II ha hablado, a ese respecto, de la "justa autonomía de las realidades terrestres". (G. S., 36-2) Pero Dios nos previene contra una confianza demasiado absoluta en ese sistema. Hay unas aparentes causalidades por las que Dios reconduce todo hacia un plan…

   -"Saúl encuentra a Samuel y éste le nombra Rey". En realidad, habrá opiniones distintas y libertad en la política. "Frecuentemente, la visión cristiana de las cosas inclinará a tal o cual cristiano hacia una tal o cual solución. Pero, con igual sinceridad, otros fieles podrán juzgar de otro modo" (Concilio Vaticano II, G.S., 43-3).

   2. El Señor bendice con su fuerza, nos llena el corazón de deseos nobles, y nos bendice con lo que nos conviene para nuestra vida espiritual.

   3. Mientras que algunos apóstoles son fervientes observantes de la religión judía, algunos incluso de los más celosos (zelotes), "al otro lado del círculo de los Doce encontramos a Levi-Mateo, estrecho colaborador del poder dominante como recaudador de impuestos; debido a su posición social, se le debía considerar como un pecador público" (Benedicto XVI). Hoy contemplamos su conversión, cuando Jesús pasa: es algo "mágico" (en el sentido de misterioso), que no es solamente una cuestión moral o de ver, una filosofía del instante presente, de aprovechar el momento: tiene Jesús la capacidad de ofrecer un cambio de corazón instantáneo, algo así como una "mutación" de la energía interior, sobrenaturalizarnos…. Un flechazo que transforma el interior.

   Por eso muchas cosas "pasan" cuando Jesús "pasa junto a" y "mira" a alguien, vuelca su mirada en la persona que tiene delante, Caravaggio quiso plasmar ese momento en el que Jesús dirigió esa mirada suya a Leví y con ella penetró en su alma, y se metió en su vida. «Pasando», lo miró. Hay una comunión profunda entre Jesús y la persona "mirada" por él. Después de esta mirada, las cosas no quedan nunca como estaban. La vocación es una llamada personalizada. Mirada libre, que no coacciona ni somete de ninguna forma: invita. Jesús se presenta casi siempre en camino. El Jesús en movimiento es también el Jesús que pone en movimiento. La llamada se realiza siempre en el contexto histórico de la persona que es llamada, en medio de sus cosas (barcas o banco...).

   Esa mirada tiene algo anterior en el tiempo, un destino y misión: "Antes que fueses formado, en el seno materno, yo te conocí; antes que salieses del seno de tu madre, yo te consagré y te hice profeta" (Jr 1,5). Destino sería el día a día que forjamos con el aprendizaje, las dificultades y otras cosas… la misión, el motivo de nuestra existencia, para lo que Dios nos dio cualidades y ese aprendizaje… Jesús pasa, ama y llama a los que él quiere (cf. Mc 3,13), cuando él quiere y como él quiere, "no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su propósito y de la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos" (2 Tm 1,9). Si por una parte, cuando Jesús invita al seguimiento anima a los discípulos a perseguir metas elevadas (cf Mt 11,12), por otra parte les deja claro que si no fuese por la ayuda divina fracasarían necesariamente en su empresa (cf Mc 10,38). Aunque es en el tiempo cuando descubrimos poco a poco esa llamada suya, en Dios está desde toda la eternidad. Somos amados en Cristo y llamados, a imagen suya, en nuestras circunstancias, para estar con Jesús (cf Mc 3,13), a seguirle (cf Mc 1,17), a estar donde está él (cf Jn 12,26).

   La llamada es a veces imprevisible, sorprendente: un pecador, un vendido a Roma, que les sangra impuestos de los invasores para revenderlos a los romanos, quedándose una parte, un traidor, es uno de los escogidos para la nueva alianza. La llamada lleva consigo también la fuerza para responder. Cuando dice "Sígueme", incluye esta Palabra el poder transformador para hacer todo lo que conviene a seguir a Jesús. Jesús, como Yahweh en el Antiguo Testamento, tiene en su palabra autoridad, y la fuerza para la misión que nos da. Sorprende la pronta respuesta que dan los discípulos a la invitación del Señor: al instante, dejándolo todo, le siguen (Mc 1,22). No es algo a lo que no se pueda resistir, pues la respuesta es libre y hay ejemplos de quien dice "no" (Jonás, el joven rico, Judas). Hay un encuentro entre la libertad de Dios y del que es llamado, ¿a qué? A la misión, pues es un dejarse implicar: "Me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, para que le anunciase entre los gentiles..." (Gal 1,15-16).

   Es una llamada en primer lugar a estar con Jesús, seguirle: "Los llamó para que estuvieran con él y enviarlos a predicar" (Mc 3,14). Sólo quien le conoce, quien 'permanece' con él (cf Jn 1,39) puede dar fruto, como el sarmiento da fruto sólo si permanece unido a la vid (cf Jn 15,4-5).

   Leví se convierte, sigue a Jesús. Con esta prontitud y generosidad hizo el gran "negocio". No solamente el "negocio del siglo", sino también el de la eternidad: «Y todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campo por mi nombre, recibirá el ciento por uno y gozará de la vida eterna» (Mt 19,29).

   Quizá Leví pensaba dejarlo todo, asqueado con aquel camino que no le llenaba, que le degradaba… entonces, precisamente entonces, Jesús aparece, cuando más lo necesita, cuando está para pensar en hacer una tontería, en dejarse llevar por ese fruto del remordimiento cerrado en uno mismo que es el resentimiento, no perdonarse a uno mismo. Pero así como el dolor no es malo, sino un síntoma del mal, el remordimiento es el dolor del alma que indica una herida, que ha de transformar el remordimiento en arrepentimiento. Entonces, nace el deseo de penitencia (Catecismo, 1989); hay una apertura a la verdad y al bien. Aquellas dificultades que hundían, por la humildad se transforman en oportunidades. Nada está perdido, hay más experiencia. Si la voluntad se inclina maliciosamente hacia conductas pecaminosas, si las pasiones y los sentidos experimentan un desorden que les lleva a rebelarse al impulso de la razón, más fuerte es el amor de Dios, que ayuda a ir creciendo una nueva vida; después va influyendo en los que le rodean.

 

Llucià Pou Sabaté

jueves, 11 de enero de 2024

Tiempo ordinario, I semana, viernes (par): encuentros con Jesús misericordioso

Tiempo ordinario, I semana, viernes (par): encuentros con Jesús misericordioso

 

A. Lecturas:

   1. I Samuel 8,4-7.10-22a. En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá. Le dijeron: -«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.» A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor. El Señor le respondió: -«Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey.» Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey: -«Éstos son los derechos del rey que os regirá: a vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. Y vosotros mismos seréis sus esclavos. Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.» El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió: -«No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra.» Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. El Señor le respondió: -«Hazles caso y nómbrales un rey.»

   2. Salmo 88,16-17.18-19. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo.

   Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo y el Santo de Israel nuestro rey.

   3. Marcos 2,1-12: "Entró de nuevo en Cafarnaum; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra.

   Y le vienen a traer a un paralítico llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».   

   Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?». Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate, toma tu camilla y anda" Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice al paralítico-: "A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa"».

   Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida».

 

B. Comentario:

 

   1.  -"Se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a ver a Samuel". Y hacen su petición: -«ponnos un rey para que nos juzgue y gobierne, como todas las naciones.» Hay que ejercitar la inteligencia, progresar con el desarrollo de ideas, organización social… aquí sin embargo se subraya la motivación mala que es apartarse de Dios…

   Las cosas políticas son complejas. Pensaban que Dios era quien gobernaba directamente ese pueblo. Pero, por otra parte, la política tiene su campo propio. Si leemos la Biblia en su contexto cultural, podemos sacar muchas cosas sin atarnos a la cultura de otro tiempo… En resumen: libertad en lo político, fidelidad en lo religioso.

   2. Monarquía o república o cualquier otro sistema político: todo puede ser bueno y malo, son herramientas que dependen de su utilización. Actualmente, nos parece que el menos malo es la democracia. Lo importante, en cualquier régimen político, es buscar el bienestar de la comunidad siguiendo fielmente los valores de Dios. Así será verdad lo de que «dichoso el pueblo que camina a la luz de tu rostro», como decimos en el salmo.

   3. Podemos meternos con la imaginación, en la casa junto a Pedro, muy cerca del Señor. Tenemos suerte, porque muchos no caben, se han quedado fuera. Muchos, con la esperanza de tocar su túnica al pasar. Jesús está enseñando.

   No faltan varios fariseos y doctores de la ley. Son los que lo saben todo, escuchan buscando qué censurar. ¡Qué distinta la gente sencilla que nos rodea dentro de la sala!

   Mientras tanto, cuatro hombres audaces, con fe en el Señor, traen a un paralítico para que lo cure. Y no pueden entrar. Pero no se dan por vencidos. Por detrás la casa suben al tejado, escuchamos sus pasos en el techo. Jesús sigue hablando. Demasiado sabe Él lo que está ocurriendo. Después, comienzan a dar golpes. Todos miramos hacia arriba: están perforando el terrado.

   El Señor no se inmuta. Caen trozos de barro seco, a pesar del cuidado de quienes lo hacen. Por fin se ve, por la abertura, el cielo. Jesús sigue hablando. Pero todos miramos las manos afanosas, el boquete descubierto, que se hace más grande. Ya se ven sus rostros. Con cuerdas descuelgan la camilla, un fardo con el cuerpo de aquel hombre paralítico. Y así, lo colocan delante del Señor. Todos guardamos silencio.

   El Señor suspende su enseñanza. Mira al hombre paralítico y le sonríe. Los ojos del hombre, que está ahí, en el suelo, se avivan. Los cuatro audaces se han quedado en el techo. Sus cuatro caras pegadas miran respetuosas y atentas. No dicen nada. El Señor también les mira a ellos. Quisieran esconderse, no pueden. La humildad brota en sus semblantes. Y también les sonríe.

   Con Jesús volvemos nuestra mirada al paralítico. Parece como si toda su vida se agolpara en sus ojos: miran llenos de esperanza. La compasión divina se posa en esa esperanza. Vuelven a avivarse los ojos del hombre. La Misericordia infinita y la miseria ínfima, frente a frente. Y en la sala, un silencio impresionante.

   -"Tus pecados te son perdonados".

   Los escribas y los fariseos se remueven en sus asientos: están pensando mal. Jesús se encarar con ellos, sin corazón, por ignorar la miseria del hombre.

   -"¿Qué es lo que andáis revolviendo en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda...?" Misericordiosa y protectora mirada de Jesús para el humilde caído, desafiante y acusadora para la soberbia engreída.

   Los aludidos bajan los ojos y enmudecen. Sus cabezas se inclinan. El Señor les sigue hablando, pero ellos no oyen ya, turbados de vergüenza... Cuando han sentido alivio, porque los ojos de Jesús han vuelto a posarse sobre los que le miraban con silenciosa esperanza, logran levantar los suyos.

   -"¡Levántate!.. . Carga con tu camilla y vete a tu casa". Jesús al momento mira a los cuatro del tejado, y nosotros con Él. Como que es este milagro un premio a su fe callada y operativa. Y por mirar arriba no observamos cómo fueron los primeros movimientos del hombre curado. Nos sorprende, ya de pie, levantando su camilla. Por el pasmo, todos los ojos se agrandan más y más.

   Es que no nos acostumbramos a los milagros: nos sorprenden siempre. Y el que había sido paralítico obedece, y sale lleno de gozo, dando gloria a Dios. Desde dentro escuchamos el clamor de las gentes en la plaza. Se sorprendieron al ver la obra de Dios, realizada a pesar de ellos.

   Salió el hombre de aquella casa por donde no entró. Y volvió a su hogar por un camino que no había andado, a vista de todo el mundo, de forma que todos estaban pasmados y dando gloria a Dios, decían: Jamás habíamos visto cosa semejante.

   Hoy aprendo que la audacia debe llevarnos a poner por obra lo que nos enseña la fe. A un hombre así, que vive conmigo, le encomendaron una misión dificilísima, llevada ya a cabo felizmente, porque entendía algo de aquella cuestión, y porque era lo suficientemente lanzado como para no darse cuenta que era imposible (J. A. González Lobato).

   A veces no se hace algo por parálisis mental, por no entender los planes de Dios, podemos ver esos planes como algo arduo y sin libertad, cuando precisamente es dejarse querer por Él, ensanchar nuestro corazón, y al escuchar su voz descubrir que es fuente de libertad, de felicidad, y comunicarla, hacerla realidad en el mundo que nos ha tocado vivir. Cuando hay motivaciones profundas, es más fácil llevar adelante las cosas, y ese núcleo de la respuesta cristiana que es el "hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas" ya no se ve obedecer algo externo y como impuesto, sino que responde a una motivación interior, que conduce a la oración, a frecuentar la Eucaristía. Porque sería una forma de parálisis limitar la vida cristiana a cumplir unos cuantos ritos. Conduce a buscar la formación y alimentación para el alma. Muchas veces la acción social, que hoy vemos en formas de voluntariado, es un primer paso para luego ir a la fuente del amor en Dios, y llevar de esa agua viva a los demás, como vemos en la escena de hoy.

   Sólo Dios puede perdonarnos, como se recuerda hoy en el Evangelio: ante la afirmación llamativa de Jesús, que dice a un paralítico: "hijo, tus pecados te son perdonados", los oyentes sorprendidos pensaron: "¡éste blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?". En el pecado el ofendido es el mismo Dios amor, aunque va unido esto a que el pecado nos hiere y nos daña por dentro. Pues esta herida sólo Dios puede sanarla, ahí está unido el poder infinito y su amor misericordioso. Y es lo que Jesús dice al perdonar: "pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder para perdonar los pecados; miró al paralítico y le dijo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".

 

Llucià Pou Sabaté

miércoles, 10 de enero de 2024

Tiempo ordinario, I semana, jueves (par): lamisericordia de Jesús nos cura de nuestras dolencias

Tiempo ordinario, I semana, jueves (par): la misericordia de Jesús nos cura de nuestras dolencias

 

A. Lecturas

   1. I Samuel 4,1-11. En aquellos días, se reunieron los filisteos para atacar a Israel. Los israelitas salieron a enfrentarse con ellos y acamparon junto a Piedrayuda, mientras que los filisteos acampaban en El Cerco. Los filisteos formaron en orden de batalla frente a Israel. Entablada la lucha, Israel fue derrotado por los filisteos; de sus filas murieron en el campo unos cuatro mil hombres. La tropa volvió al campamento, y los ancianos de Israel deliberaron: -«¿Por qué el Señor nos ha hecho sufrir hoy una derrota a manos de los filisteos? Vamos a Siló, a traer el arca de la alianza del Señor, para que esté entre nosotros y nos salve del poder enemigo.» Mandaron gente a Siló, a por el arca de la alianza del Señor de los ejércitos, entronizado sobre querubines. Los dos hijos de Elí, Jofra y Fineés, fueron con el arca de la alianza de Dios. Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel lanzó a pleno pulmón el alarido de guerra, y la tierra retembló. Al oír los filisteos el estruendo del alarido, se preguntaron: -«¿Qué significa ese alarido que retumba en el campamento hebreo?» Entonces se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento y, muertos de miedo, decían: -«¡Ha llegado su Dios al campamento! ¡Ay de nosotros! Es la primera vez que nos pasa esto. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de esos dioses poderosos, los dioses que hirieron a Egipto con toda clase de calamidades y epidemias? ¡Valor, filisteos! Sed hombres, y no seréis esclavos de los hebreos, como lo han sido ellos de nosotros. ¡Sed hombres, y al ataque!» Los filisteos se lanzaron a la lucha y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una derrota tremenda: cayeron treinta mil de la infantería israelita. El arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofril y Fineés, murieron.

   2. Salmo 43,10-11.14-15.24-25. Ahora nos rechazas y nos avergüenzas, y ya no sales, Señor, con nuestras tropas: nos haces retroceder ante el enemigo, y nuestro adversario nos saquea.

   Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean; nos has hecho el refrán de los gentiles, nos hacen muecas las naciones.

   Despierta, Señor, ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces más. ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión?

   3. Marcos 1,40-45: En aquel tiempo, vino a Jesús un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio».

   Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a Él de todas partes.

 

B. Comentario:

   1. El Arca de la Alianza tuvo una gran importancia en el Éxodo y más tarde, pero ahora queda en poder de los filisteos… El Templo sustituirá muy pronto al arca y heredará las prerrogativas de esta: la presencia de Dios.

   -"Los filisteos se reunieron para combatir a Israel. Se libró un gran combate y fue batido Israel por los filisteos: cerca de cuatro mil hombres murieron..." La Biblia relata el destino de un pueblo, sus búsquedas, sus luchas, su historia.

   -"Los ancianos de Israel dijeron: «¿por qué nos ha derrotado hoy el Señor delante de los filisteos?»" Revisión de vida. Ante un acontecimiento humano: se analiza, se busca su significado, se mira con ojos nuevos, con miras a la propia conversión, se busca especialmente la parte de Dios en ese acontecimiento y se trata de interpretarlo mirándolo «con los ojos de Dios».

   -"Vamos a buscar en Silo el Arca de nuestro Dios. Quizá tienen los israelitas el «Arca» de Dios algo olvidada: ¡símbolo de la presencia del Dios de los ejércitos! "Que venga en medio de nosotros y que nos salve del poder de nuestros enemigos". Vemos que dan un carácter mágico al Arca.

   -"Trabaron batalla los filisteos. Los israelitas fueron batidos. La mortandad fue muy grande: cayeron treinta mil soldados de Israel. El Arca de Dios fue capturada y murieron los dos hijos de Elí". La captura del Arca prefigura ya la «destrucción del Templo» anunciada por Jesús (Noel Quesson).

   2. Recordamos, con el salmo, el "silencio" de Dios: «Nos rechazas, nos avergüenzas, ya no sales con nuestras tropas, nos haces el escarnio de nuestros vecinos», pero se convierte el lamento en súplica humilde: «Redímenos, Señor, por tu misericordia; despierta, Señor, ¿por qué duermes?, levántate, no nos rechaces más, ¿por qué nos escondes tu rostro?».

   3. ¡Ojalá que nuestra conversión la pidamos con la misma fe y confianza con que el leproso se presentó ante Jesús!: «Puesto de rodillas, le dice: 'Si quieres, puedes limpiarme'». Él es el único que puede hacer posible aquello que por nosotros mismos resultaría imposible. Dejemos que Dios actúe con su gracia en nosotros para que nuestro corazón sea purificado y, dócil a su acción, llegue a ser cada día más un corazón a imagen y semejanza del corazón de Jesús. Él, con confianza, nos dice: «Sí que lo quiero: queda limpio».

   Jesús, te veo con tu corazón lleno de misericordia con en el milagro de la multiplicación de los panes, y ahora con las curaciones en tu primera predicación en Galilea. Hoy es un leproso: «Si quieres, puedes limpiarme». Nos sigue diciendo el Evangelio: Jesús, «sintiendo lástima, extendió la mano» y lo curó. La lepra era considerada la peor enfermedad de su tiempo. Se pensaba que tenía que ver con los pecados, como una culpa… y por motivos de higiene nadie podía tocar ni acercarse a los leprosos. Jesús sí lo hace, como protestando contra las leyes de esta marginación.

   Jesús, sientes compasión de todas las personas que sufren. Eres el salvador, vences toda manifestación del mal: enfermedad, posesión diabólica, muerte. La salvación de Dios nos ha llegado por ti.

   Yo quisiera, Señor, fijarme en tus buenos sentimientos, para ser como tú, misericordioso. Veo que tu misión, Señor, es mostrarnos la misericordia divina, la esencia de toda la historia de la salvación es sentirnos amados por Dios, abrirnos a su amor misericordioso.

   Esto se ve cuando tú, Jesús, curas enfermedades, que van más allá del cuerpo, vas a sanar todo, vas hasta el corazón del hombre. La lepra tiene también este sentido simbólico, de estar enfermos del alma; y ésta clama en su interior por la curación, como el paralítico de hoy. Jesús perdonó siempre, y a Pedro, quien le negó tres veces, le dio ser su primer vicario en la tierra; y Pablo, perseguidor de cristianos, participante en la muerte del mártir Esteban, fue apóstol de las gentes, mensajero de la misericordia divina, pues, como él decía, "allí donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia".

   Vemos en este evangelio de hoy como Jesús «manifestó su amor para con los pobres y los enfermos, para con los pequeños y los pecadores. El nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano» (plegaria eucarística V/c). Nosotros podemos imitarle: «que nos preocupemos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y así les mostremos el camino de la salvación» (ibídem).

   El amor misericordioso es la devoción más importante en este siglo XXI que ha de abrirnos a la esperanza en los umbrales del tercer milenio. "¡Corazón Inmaculado de María, ayúdanos a vencer el mal que con tanta facilidad arraiga en los corazones de los hombres de hoy y que con sus efectos inconmensurables pesa ya sobre nuestra época y parece cerrar los caminos del futuro! ¡Que se revele, una vez más, la fuerza infinita del Amor misericordioso! ¡Que se manifieste para todos, en vuestro Corazón Inmaculado, la luz de la Esperanza!": decía Juan Pablo II, qué en su oración pedía "la misericordia". Con su lema "Totus tuus" quiso abandonarse en la Virgen, y fue llevado por ella a Dios un primer sábado, día especialmente dedicado a ella según la devoción de Fátima. En una visita al santuario romano de la divina misericordia, Juan Pablo II animó a "que seáis apóstoles de la divina misericordia", él verdaderamente lo fue con su vida. Una de sus encíclica más bellas fue la de Dios "Rico en misericordia" (1980), el pasaje evangélico de hoy nos recuerda que nosotros también seamos misericordiosos.

Llucià Pou Sabaté

martes, 9 de enero de 2024

Tiempo ordinario, I semana, miércoles (año par): Jesús sigue curando en sábado, dando sentido al “descanso”, y nos enseña a dedicar tiempo a la oración

Tiempo ordinario, I semana, miércoles (año par): Jesús sigue curando en sábado, dando sentido al "descanso", y nos enseña a dedicar tiempo a la oración

 

A. Lecturas:

   1. I Samuel 3,1-10.19-20. En aquellos días, el niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel tiempo, y no abundaban las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos empezaban a apagarse, y no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde estaba el arca de Dios. El Señor llamó a Samuel, y él respondió: -«Aquí estoy.» Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: -«Aqui estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: -«No te he llamado; vuelve a acostarte.» Samuel volvió a acostarse. Volvió a llamar el Señor a Samuel. Él se levantó y fue a donde estaba Elí y le dijo: -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió Elí: -«No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» Aún no conocia Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel, y él se fue a donde estaba Ell y le dijo: -«Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel: -«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como antes: -«¡Samuel, Samuel!» Él respondió: -«Habla, que tu siervo te escucha.» Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse; y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era profeta acreditado ante el Señor.

   2. Salmo 39,2 y 5.7-8a.8b-9.10. Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños.

   Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.»

   «- Como está escrito en mi libro para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.

   He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.

   3. Marcos 1,29-39: "En aquel tiempo, Jesús, saliendo de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles.

   Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

   De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan». El les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios".

 

 B. Comentario:

   1. El Señor se acercó al joven y lo llamó: «¡Samuel! ¡Samuel!» El momento de una vocación es decisivo. Hasta aquí el niño Samuel vive en el templo, en el ambiente litúrgico. -Tres veces... llamó el Señor, para ser oído, para provocar la toma de conciencia. La escucha de Dios no es fácil, ni absolutamente evidente.

   -"Fue corriendo hacia el sumo sacerdote y dijo: "Heme aquí"". La llamada de Dios pasa por la mediación de un hombre, el sumo-sacerdote. «Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al niño, y le dijo...» ¿Tengo yo la simplicidad de aceptar la mediación de mis hermanos, de la Iglesia para ayudarme a interpretar la palabra de Dios?

   -"Aún no conocía Samuel al Señor, pues no le había sido revelada la Palabra del Señor". Escuchar a Dios. Se establece una cierta familiaridad con el pensamiento habitual de alguien, y esto hace que uno acabe por «conocer», por «adivinar». Ayúdanos, Señor, a frecuentar asiduamente tu Palabra.

   -"Habla, Señor, tu siervo escucha", dijo Samuel. Repetir esta oración.

   -"Samuel crecía. El Señor estaba con él, y todo Israel reconoció la autoridad de Samuel como profeta del Señor". La llamada de Dios, la vocación más personal, es siempre una misión, un servicio a los hombres. El profeta es llamado a realizar una tarea en el seno del pueblo de Dios. "Servidor de Dios", es también «servidor de los hombres». La atención a la Palabra de Dios, la oración, la plegaria, me remiten a mis tareas humanas, «el Señor está conmigo...» para cumplirlas mejor (Noel Quesson).

   2. El salmo responsorial hace eco a esta actitud con otra consigna similar: «aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Consigna que la carta a los Hebreos aplica a Cristo en el momento de su encarnación.

   La del joven Samuel debería ser también nuestra actitud: «Habla, Señor, que tu siervo escucha». Así como la que nos ha propuesto el salmo: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Como hizo María Virgen, contestando al ángel «hágase en mi según tu palabra» y el joven Pablo, con su disponibilidad total a Cristo: «¿Qué tengo que hacer»? Dios nos sigue hablando: tendríamos que saber escuchar su voz en lo interior, o en los ejemplos y consejos de las personas, o en los acontecimientos de nuestra vida, o en las consignas de la Iglesia. No siempre son claras estas voces: Samuel reconoció a Dios a la tercera.

   3. Jesús, te veo salir de la sinagoga donde has curado a uno, y vas a casa de Pedro y curas a su suegra: la tomas de la mano y la "levantas", usando el mismo verbo que se usa para tu resurrección, «levantar» (en griego, «egueiro»). Veo ahí que comunicas tu victoria contra el mal y la muerte, curando enfermos y liberando a los poseídos por el demonio. Es tu misión de Mesías y Salvador: curar enfermos, consolar a los tristes, expulsar demonios, predicar.

   Luego, "al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados". Todos quieren ser curados por ti, Señor. "La ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían".

    "De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración". Tienes tiempo para ponerte a rezar a solas con tu Padre. Nosotros decimos frecuentemente: —¡No tengo tiempo de rezar! Realizamos un montón de cosas importantes, eso sí, pero corremos el riesgo de olvidar la más necesaria: la oración. Hemos de crear un equilibrio para poder hacer las unas sin desatender las otras. San Francisco nos lo plantea así: «Hay que trabajar fiel y devotamente, sin apagar el espíritu de la santa oración y devoción, al cual han de servir las otras cosas temporales».

   El Catecismo, al frente de las tentaciones en la oración, pone ésta: "La tentación más frecuente, la más oculta, es nuestra falta de fe. Esta se expresa menos en una incredulidad declarada que en unas preferencias de hecho. Se empieza a orar y se presentan como prioritarios mil trabajos y cuidados que se consideran más urgentes" (2732).

   Es muy eficaz la oración, lleva a la audacia: "En San Pablo, esta confianza es audaz, basada en la oración del Espíritu en nosotros y en el amor fiel del Padre que nos ha dado a su Hijo único. La transformación del corazón que ora es la primera respuesta a nuestra petición" (2739).

   Y Jesús nos enseña a rezar, con su vida: "La oración de Jesús hace de la oración cristiana una petición eficaz. Él es su modelo. Él ora en nosotros y con nosotros" (2740). "Jesús ora también por nosotros, en nuestro lugar y favor nuestro. Todas nuestras peticiones han sido recogidas una vez por todas en sus Palabras en la Cruz; y escuchadas por su Padre en la Resurrección: por eso no deja de interceder por nosotros ante el Padre. Si nuestra oración está resueltamente unida a la de Jesús, en la confianza y la audacia filial, obtenemos todo lo que pidamos en su Nombre, y aún más de lo que pedimos: recibimos al Espíritu Santo, que contiene todos los dones" (2741).

    "Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan»". Quieren escucharte, Señor, que los cures. "Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios". San Pedro resumía la vida de Jesús haciendo referencia a esta dimensión taumatúrgica propia de la vida pública del Señor; así lo dice ante los judíos: ..."Jesús, el Nazareno, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio entre vosotros, como vosotros mismos sabéis" (Act 2,22); y ante el centurión Cornelio: ..."Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él" (Act 10,37-38).

   Te doy gracias, Señor, por tus milagros, para ayudar a los pobres, para ayudarnos a creer:

   -Milagros sobre los espíritus, pues ángeles como demonios se sometían públicamente a ti;

   -milagros cósmicos sobre las cosas (como la conversión del agua en vino, la primera pesca milagrosa, el apaciguamiento de la tempestad; las multiplicaciones de los panes, caminar sobre las aguas, moneda extraída del pez, se seca la higuera maldita). También los portentos en algunos momentos, desde la estrella de Belén hasta el cosmos que llora a su muerte;

   - milagros sobre personas, de orden moral, y curaciones: resurrecciones (tres), curaciones (16 aparecen) y milagros de majestad (de su potestad, autoridad).

   Sólo Dios puede hacer milagros, y Jesucristo los ejecutaba con su propio poder, sin recurrir a la oración, como los otros taumaturgos. Por eso dice San Lucas que salía de Él un poder que sanaba a todos (Lc 6,19). Con esto se muestra, dice San Cirilo, que "no obrara con poder prestado". El mismo Jesús declara el origen divino de su poder cuando dice: "Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: ...lo que hace [el Padre], eso también lo hace igualmente el Hijo... Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere" (Juan 5,19.21).

   Tiempo especialmente importante es la juventud, para ayudar en la educación integral, haciendo ver que necesitamos este tiempo de silencio creador, que es la oración, esos tiempos de reflexión: "No basta ser cristianos por el Bautismo recibido o por las condiciones histórico-sociales en que se ha nacido o se vive. Poco a poco se crece en años y en cultura, se asoman a la conciencia problemas nuevos y exigencias nuevas de claridad y certeza. Es necesario, pues, buscar responsablemente las motivaciones de la propia fe cristiana. Si no llegamos a ser personalmente conscientes y no tenemos una comprensión adecuada de lo que se debe creer y de los motivos de la fe, en cualquier momento todo puede hundirse faltalmente y ser echados fuera, a pesar de la buena voluntad de los padres y educadores. Por eso, hoy especialmente es tiempo de estudio, de meditación, de reflexión. Por eso os digo: emplead bien vuestra inteligencia, esforzaos por lograr convicciones concretas y personales, no perdáis el tiempo, profundizad en los motivos y fundamentos de vuestra fe en Cristo y en la Iglesia, para ser fieles ahora y en vuestro futuro" (Juan Pablo II).

   Lo que agobia y cansa es lo que se teme. Se teme lo que se deja para más tarde y como se deja para más tarde sabiendo que se debe hacer agobia, es como una losa que se lleva encima, pesa. Jesús nos enseña a poder atender a la gente, porque atendemos a nuestra alma, donde habita el principal que hemos de atender, el Señor.

Llucià Pou Sabaté

 

lunes, 8 de enero de 2024

Tiempo ordinario, I semana, martes (par): Jesús tiene “autoridad” e impacta

Tiempo ordinario, I semana, martes (par): Jesús tiene "autoridad" e impacta

 

A. Lecturas:

   1. I Samuel 1,9-20. En aquellos días, después de la comida en Siló, mientras el sacerdote Elí estaba sentado en su silla junto a la puerta del templo, Ana se levantó y, con el alma llena de amargura, se puso a rezar al Señor, llorando a todo llorar. Y añadió esta promesa: -«Señor de los ejércitos, si te fijas en la humillación de tu sierva y te acuerdas de mi, si no te olvidas de tu sierva y le das a tu sierva un hijo varón, se lo entrego al Señor de por vida, y no pasará la navaja por su cabeza. » Mientras ella rezaba y rezaba al Señor, Elí observaba sus labios. Y, como Ana hablaba para sí, y no se ola su voz aunque movía los labios, Elí la creyó borracha y le dijo: -«¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? A ver si se te pasa el efecto del vino.» Ana respondió: -«No es así, Señor. Soy una mujer que sufre. No he bebido vino ni licor, estaba desahogándome ante el Señor no creas que esta sierva tuya es una descarada; si he estado hablando hasta ahora, ha sido de pura congoja y aflicción.» Entonces Elí le dijo: -«Vete en paz. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.» Ana respondió: -«Que puedas favorecer siempre a esta sierva tuya.» Luego se fue por su camino, comió, y no parecía la de antes. A la mañana siguiente madrugaron, adoraron al Señor y se volvieron. Llegados a su casa de Ramá, Elcaná se unió a su mujer Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso de nombre Samuel, diciendo: -«Al Señor se lo pedí.»

   Salmo IS 2,1.4-5.6-7.8abcd. Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación.

   Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía.

   El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece.

   El levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.

   3. Marcos 1,21-28: "Llegó Jesús a Cafarnaum y el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él.

   Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea".

 

B. Comentario:

   1. La buena mujer que ayer veíamos desamparada, "llena de amargura, oró al Señor y lloró mucho"... Yo, señor, a menudo me instalo en mi amargura y no pienso que podría desahogarla en Ti. Ayúdame, Señor, a descubrir más y más esa doble reacción: -esforzarme en resolver humanamente las cuestiones que me atañen... con toda mi energía, y toda mi inteligencia, y mi perseverancia; -llevar a la oración esas mismas realidades... con toda mi fe, toda mi confianza en Ti, Señor.

   -"¡Oh Señor del universo! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y darle un hijo varón... lo consagraré al Señor por todos los días de su vida". La verdadera plegaria transforma al que la pronuncia. No cambia a Dios, nosotros cambiamos en cuanto ella nos prepara a ser más disponibles. Nos sitúa en actitud de mejor buscar, mejor trabajar, de mejor hallar soluciones... nos alcanza la gracia que Dios quiere hacernos. ¡Hágase tu voluntad!

   -"Ana se marchó, comió y su rostro no parecía ser el mismo... Volvieron a su casa... Elkana se unió a su mujer y ésta concibió"... Los procesos humanos más naturales se van desarrollando, pero ya de otro modo. El niño Samuel será "dado" por Dios y a la vez «concebido» por sus padres. Sabemos que es ésta una de las leyes habituales del actuar de Dios. Su acción divina no es ruidosa, más bien se esconde tras múltiples «actos humanos» en apariencia.

   -"Dio a luz un niño, a quien llamó «Samuel», porque dijo «se lo he pedido al Señor»". El acontecimiento humano, que podría no ser interpretado más que desde un punto de vista natural por unos ojos no creyentes... esta mujer lo ha descifrado en su profundidad de Fe.

   2. "Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación". ¿Sabré yo reconocer así la parte de Dios en mi vida? ¿Tengo el hábito de «descifrar» lo que me acontece? ¿Interpreto los acontecimientos a su doble nivel: natural y sobrenatural? (Noel Quesson). "La mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. El Señor (…) levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria".

   3. –"Jesús. acompañado de sus discípulos, llega a Cafarnaúm". Vemos hoy la "primera jornada de Cafarnaúm": -"Enseguida, el día de sábado, entrando en la sinagoga, enseñaba". Jesús enseñando en la sinagoga... el contexto de este comienzo de la predicación nos lo dan otros pasajes: «Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio (la Buena Noticia)"». Ayer leímos estas palabras del comienzo de la vida pública de Jesús que recoger, el contenido fundamental de su mensaje (1,4s), como también narra Mateo: «Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y las dolencias del pueblo» (4, 23; cf. 9, 35). Y señala Benedicto XVI: "Ambos evangelistas definen el anuncio de Jesús como «Evangelio». Pero, ¿qué es realmente el Evangelio?

   -"Se maravillaban de su doctrina pues hablaba como hombre que tiene autoridad y no como los escribas"... Hoy vemos el impacto que causa la proclamación del Evangelio, de la palabra que salva. Esta observación inicial es impresionante. Nos encuadra el estupor que tienen los que escuchan.

   Son los demonios los primeros en descubrir "quién" es Jesús. Por su naturaleza espiritual ¿serían ellos más sutiles que los hombres? Mientras los hombres se preguntan y se asombran solamente... los demonios saben. –"Jesús les mandó callar". El evangelio según san Marcos nos habla de proteger el secreto mesiánico. Jesús hace callar a los que se apresuran a afirmar que Él es el "Hijo de Dios"; quiere revelar este misterio progresivamente, a fin de evitar un entusiasmo popular que falsearía el sentido de su misión. Una revelación demasiado rápida hubiera sido el mejor medio de hacer desviar esta misión: "si tú eres el Hijo de Dios, haz esto... haz aquello..." ¿Qué hubiéramos hecho en su lugar?" (Noel Quesson). No le interesa esta publicidad ruidosa. Todos se preguntaban: "¿Qué significa todo esto? ¡He aquí una enseñanza nueva, proclamada con autoridad! ¡Manda incluso a los espíritus impuros y le obedecen!"

   Jesús comienza a curar en sábado; no se ha despertado aún la polémica de las curaciones en sábado, pero sí que quedan pasmados por el modo en que enseña con autoridad, tiene potestad, núcleo esencial del mensaje que luego se irá explicitando: que Jesús está por encima del sábado, de la observancia escrupulosa y del ritualismo: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado» (Mc 2, 27), hacer el bien está por encima de las normas, como decía Juan Pablo II: el hombre, la familia, es el camino de la Iglesia. Jesús enseñaba «con autoridad»: «No lo hacía como los escribas». La curación del hombre lleva a decir: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad!» (Mc 1,27). La doctrina es «nueva». Jesús comunica algo inaudito (nunca como aquí este calificativo tiene sentido), con tal autoridad que «hasta a los espíritus inmundos le obedecen». Además de la autoridad, veo en ti, Señor, la fuerza contra los espíritus del mal. Jesús, ayúdame a tener conciencia de que ningún otro hombre ha hablado jamás como tú, la Palabra de Dios Padre. ¿Me siento rico de un mensaje que tampoco tiene parangón? ¿Me doy cuenta de la fuerza liberadora que Jesús y su enseñanza tienen en la vida humana y, más concretamente, en mi vida? Movidos por el Espíritu Santo, digamos a nuestro Redentor: Jesús-vida, Jesús-doctrina, Jesús-victoria, haz que, como le complacía decir al gran Ramon Llull, ¡vivamos en la continua "maravilla" de Ti! (A. Oriol).

   Después de considerar que somos hijos de Dios, nos hace ver Jesús que esto nos permite actuar con libertad, pues si soy hijo de Dios, haré el bien y mi día se llenará de paz, de serenidad y de alegría.

Llucià Pou Sabaté