martes, 26 de agosto de 2025

Lunes de la semana 21 de tiempo ordinario (impar): Jesús nos enseña a dar testimonio de la verdad, vivir a fondo el Evangelio

Lunes de la semana 21 de tiempo ordinario (impar): Jesús nos enseña a dar testimonio de la verdad, vivir a fondo el Evangelio

A. I Tesalonicenses (1,1-5.8b-10):

Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda. Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

2. Salmo 149,1-2.3-4.5-6a.9b

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. 

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. 

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. 

 

3. Mateo 23, 13-22: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis el Reino de los Cielos a los hombres! Porque ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que entrarían. ¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: El jurar por el Templo no es nada; pero si uno jura por el oro del Templo, queda obligado. ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más: el oro o el Templo que santifica el oro? Y el jurar por el altar no es nada; pero si uno jura por la ofrenda que está sobre él queda obligado. ¡Ciegos! ¿Qué es más: la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? Por tanto, quien ha jurado por el altar; jura por él y por lo que hay sobre él. Y quien ha jurado por el Templo, jura por él y por Aquel que en él habita. Y quien ha jurado por el Cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que en él está sentado.»

B. Comentario:

1. Tesalónica era la capital de Macedonia, al norte de Grecia. Obligado a huir, a causa de la persecución, Pablo dejó allí una pequeña comunidad cristiana muy frágil: ¡contaba sólo unos meses! Habiendo enviado a Timoteo para tener noticias Pablo se entera de que los cristianos perseveran con firmeza y les envía una carta para felicitarlos y contestar a algunas preguntas. Esta carta, escrita hacia el año 52 es el primer documento escrito del Nuevo Testamento:

-"Damos sin cesar gracias a Dios por vosotros, recordándoos en nuestras oraciones". Así, la primera epístola de san Pablo, el primer documento cristiano después de los saludos usuales, comienza por la palabra «eujaristumen», «os damos gracias». Esta frase es el comienzo de una especie de prefacio eucarístico, una larga acción de gracias. La página que leemos hoy es una única y larga frase, en griego, en la que se adivina el entusiasmo de Pablo.

La alegría. Las gracias a Dios. ¡La oración... en todo momento! Tal es el clima del alma del apóstol. ¿Es también el mío?

-"Tenemos siempre presente la actividad de vuestra fe, los trabajos de vuestra caridad y la tenacidad de vuestra esperanza..." En tres meses de predicación. Pablo no había tenido tiempo de llegar muy lejos en la formación doctrinal de los tesalonicenses. Fue directamente a lo esencial, que resume así: ser cristiano es vivir de una fe activa, es traducirla concretamente en el amor y el servicio de todos, es por fin, soportar las pruebas con valentía y esperanza. Fe, esperanza, caridad, las tres actitudes existenciales que definen al cristiano.

-"En nuestro Señor Jesucristo, en presencia de Dios nuestro Padre... Porque nuestro anuncio del Evangelio no se hizo sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo..." Lo esencial es también la Trinidad. Notemos que esta «primera» formulación de la Trinidad en el Nuevo Testamento expresa no un «misterio» intelectual, sino nuestras relaciones con esas tres personas: Jesucristo va en cabeza. El «en quien» tenemos la fe, la caridad y la esperanza... luego viene el Padre, en presencia del cual vivimos... y por fin el Espíritu, el que anima la acción actual de los apóstoles, el que ha sido el agente de la evangelización...

¿Es mi vida cristiana una vida de relación con las tres divinas personas?

Y subrayamos el papel de la «gracia»: la impresionante rapidez y solidez de la evangelización de esos hombres, de esas mujeres, no proviene de la elocuencia de Pablo, sino del poder del Espíritu de Dios.

-"La noticia de vuestra fe en Dios se ha difundido tanto que la gente cuenta como habéis acogido la Palabra, tras haberos convertido y abandonado los ídolos". Lo esencial es también la actitud «misionera» de la comunidad: no guarda para sí su fe, sino que la irradia inmediatamente a los demás.

A fin de servir a Dios vivo y verdadero y esperar así a su Hijo que ha de venir de los cielos, a quien resucitó de entre los muertos. Este Jesús que nos salva de la cólera venidera.

Lo esencial es por fin la resurrección y la espera de Jesús «que vive» y «que viene» (Noel Quesson).

2. Toda comunidad cristiana tiene que ir progresando y creciendo en la calidad de su vida de fe. Como quiera que está inserta en medio de una sociedad que, como la de Tesalónica, tiene una mentalidad distinta de la del Evangelio, si no se afianza en los criterios de Jesús, difícilmente podrá evitar que el ambiente que la rodea la contamine.

¿Podría Pablo dirigirnos unas palabras de alabanza tan hermosas como a los de Tesalónica?; ¿podría decir que está orgulloso de nosotros, por el ejemplo que damos a las demás comunidades? Más aún: ¿podríamos decir, como él propone a los suyos, «que Jesús nuestro Señor es nuestra gloria y nosotros la gloria de Jesús»? Ya es importante que una comunidad cristiana sea el orgullo de sus pastores y responsables. Pero mucho más, que lo sea de Cristo Jesús.

Entonces sí que una comunidad podrá ser misionera y hacer eficazmente su tarea de evangelización, como pide el salmo: «contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones... porque los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo». Es el testimonio que una comunidad -y cada cristiano personalmente- deben dar en este mundo: ser signos vivientes de la Buena Noticia de la salvación que Dios nos ofrece en Cristo Jesús (J. Aldazábal).

3. Siete veces dijo Jesús: "¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas!"  -"¡Ay de vosotros!...", en arameo, expresa un profundo dolor, una indignación, una amenaza profética. -"Vosotros que cerráis a los hombres el Reino de los cielos. Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar". Es la pena que tienes, Jesús, ante los malos pastores. 

-"Vosotros que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, le hacéis hijo de perdición, dos veces peor que vosotros". El proselitismo puede ser bueno, cuando respeta la libertad, y responde entonces al amor que se tiene por la verdad, por el bien. Quererlo también para los demás. Pero el fanatismo puede llevar a buscar gente para cosas sectarias, y por eso te pido, Señor, ¡haz que seamos testigos de los apóstoles! ¡Guárdanos para no ser hipócritas ni sectarios!

-"¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Si uno jura por el Santuario, eso no es nada: mas, si jura por el oro del Santuario, queda obligado!" ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro?" Una de las aberraciones que muestras, Señor, es hacer el mal con excusa de hacer el bien. La casuística formal y jurídica puede ahogar la religión cuando no se tiene buen corazón...  es poner toda la importancia de "su religión" en detalles insignificantes. Los formalismos renacen sin cesar, bajo nuevas formas. Las invectivas de Cristo no pasan de moda.

Es importante no dejarse engañar por un ambiente corrupto, perverso. Vemos hoy que el aborto se comete con engaño, sin decir los traumas que se sienten en la madre, sin decir que es la muerte de un inocente. ¿Cómo lograr estar en la verdad, sin dejarse llevar por el ambiente, a veces engañoso? Podemos seguir esa voz interior que nos guía, y también pedir consejo, pues no es cierto que la intuición interior acierte siempre, sin esos guías que podemos buscarnos para aprender a discernir, en caso de necesidad: «Dicen que los hombres se convierten en simples máquinas y pierden la dignidad de la naturaleza humana cuando se guían por la palabra de otro. Y me gustaría saber lo que llegarían a ser siguiendo su propia voluntad. Por cada persona que ha sido perjudicada por seguir la dirección de otro, cientos de personas se han arruinado guiándose por su propia voluntad» (Card. J.H. Newman).

-"Si uno jura "por el altar", eso no es nada... Mas, si jura "por la ofrenda que está sobre el altar", queda obligado". Eran los "casos" sobre los que discutían los rabinos de la época. La esencia de la verdad es lo importante, y no esas estrategias para mentir con excusas más o menos maquilladas… Señor, danos la virtud de la humildad, te lo pedimos con la intercesión de tu madre Santa María, quien es grande porque Dios «ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lucas 1,48).. Sana nuestros formalismos. Ayúdanos a estar atentos a lo que es esencial en lugar de perdernos en bagatelas y en controversias estériles (Noel Quesson).

Llucià Pou Sabaté

 

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