viernes, 16 de agosto de 2024

15 deagosto: Solemnidad de la Asunción de la SantísimaVirgen: María es el Arca de la Alianza que nos ha traido el Cielo a la tierra ycuando Jesús ha ido al cielo ella ha ido con su hijo, donde nos espera y nosayuda como Madre

 

15 de agosto: Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen: María es el Arca de la Alianza que nos ha traido el Cielo a la tierra y cuando Jesús ha ido al cielo ella ha ido con su hijo, donde nos espera y nos ayuda como Madre

 

A. Lecturas:

   1. Apocalipsis 11,19a;12,1-6a.10ab. Se abrieron las puertas del templo celeste de Dios y dentro de él se vio el Arca de la Alianza.

   Hubo rayos y truenos y un terremoto: una tormenta formidable.

   Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta, le llegó la hora, y gritaba entre los espasmos del parto.

   Apareció otro portento en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas.

   Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.

   El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.

   Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos.

   Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto la mujer escapaba al desierto.

   Se oyó una gran voz en el cielo: «Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías».

   2. Salmo 44,11.12ab.16: Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna.

   Prendado está el rey de tu belleza; póstrate ante él, que él es tu señor.

   Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.

   3. I Corintios 15,20-26. Hermanos: Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto; primero Cristo como primicia; después, cuando él vuelva, todos los cristianos; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

   Cristo tiene que reinar hasta que Dios «haga de sus enemigos estrado de sus pies».

   El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque dice la Escritura: «Dios ha sometido todo bajo sus pies».

   4. Lucas 1,39-56. En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

   María dijo: -Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres-, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

   María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

 

B. Comentario: 

   1. Cada uno de los pasajes de la vida humilde de la Virgen María resaltan su fe y su humildad, pero puede ser la fiesta de hoy la gran fiesta que supera todas las demás fiestas de la Virgen María, porque hoy celebramos que va unirse al cielo en cuerpo y anima con su hijo amado, y ella que estuvo en vida tan unida a Jesús le siguió al cielo donde está completamente unida a su Hijo. Por eso resplandece como un signo de esperanza firme y de consuelo para todos nosotros, podemos decirle que ella que ha llegado arriba a la cima nos prepare un camino seguro para llegar nosotros también. Ella ya posee en plenitud lo que nosotros creyentes tenemos sólo en la esperanza, como dice la primera lectura de la Misa: "apareció en el cielo un gran prodigio: una mujer que tenía el sol por vestido, la luna bajo sus pies y llevaba en la cabeza una corona de doce estrellas..."

   Hoy celebramos la victoria final de la Virgen, entra en la gloria como Reina de los cielos y de la tierra y Mediadora universal entre Dios y los hombres. Desde siempre, los cristianos han creído en el misterio de la pascua de María, su traspaso. Nuestro pueblo siente profundamente esa solemnidad. Ya hace siglos que nuestras iglesias parroquiales tienen la litera de Nuestra Señora durmiendo, antes de su glorificación. En 1950 el Santo Padre Pío XII proclamó este dogma.

   El Apocalipsis es un libro que nos habla de simbologías misteriosas y un templo celeste con el Arca de la Alianza, de "una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas". El dragón quería luchar contra ella… el demonio que se llevó muchos ángeles con él, y quería hacer daño al niño, pero no pudo. Las 12 estrellas que rodean a la Virgen son las tribus de Israel, que simbolizan todo el mundo. Se inspiraron en esa imagen para hacer la bandera de la Unión Europea. Ella representa la gloria, con su vestido de sol. La luna representa el tiempo.

   María es el Arca de la Alianza que nos trae a Jesús. La celebramos este día en muchos pueblos y le dedicamos nuestros mejores regalos, para demostrarle nuestro cariño. Es un buen día para decirle a nuestra Madre que queremos estar junto a Jesús, en sus brazos. Que nos proteja, y nos guía al cielo donde ella está con su Hijo y con Dios Padre y el Espíritu Santo. Que le ofrecemos nuestro corazón para que esté con el suyo y nos enseñe a amar como ella ama, a perdonar y hacer las paces enseguida, a arreglar las cosas y desenfadarnos enseguida, a ser generosos con lo nuestro.

   Ella ha sido llevada al cielo para que desde allí sea la Madre de la Iglesia, de cada uno de nosotros, y nos guía como una estrella para que no equivoquemos el camino

   AVE es al revés de EVA, María arregla con el "sí" que le dijo al ángel cuando la saludó con AVE el estropicio del "no" que dijo EVA cuando la tentó el demonio. Ella vence al dragón rojo, que es la serpiente del primer pecado. La imagen del dragón con siete cabezas aparece ya en los textos mitológicos de Ugarit y significa la irrupción brutal y la superioridad aplastante con que aparece el mal. Se puede ver en el fondo de esta descripción una alusión a la lucha entre Satanás y los ángeles en el cielo; la serpiente y el hombre en el paraíso.

   2. El Salmo habla de "las nupcias del rey..." y "la esposa predilecta..." Jesús es un enamorado, "ama a su pueblo" y "el reino de Dios es semejante a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo".

   Con María comienza la Iglesia. Ella, que acompañó el nacimiento de la Iglesia católica, al igual que engendró a su Hijo también todos los cristianos somos hijos suyos, y Jesús lo dijo bien claro cuando proclama a su Madre: "he aquí a tu hijo" mirando a Juan y mirando a cada uno de nosotros.

  A veces nos preguntamos: ¿se encuentra aquí o allá la reliquia de este santo? La Iglesia ha dicho bien claro que no hace falta seguir buscando: María ha sido llevada al cielo. Lo dice así el último Concilio: "La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta a la gloria celestial en cuerpo y alma" (LG 59). Los ángeles se alegran. Es toda una Corte celestial que sale a recibir a su Reina, y que preguntan a corazón: "¿Quién es ésta que sube del desierto de la tierra, apoyada sobre su Amado. Y dicen que llevas a Dios Padre contestó: -Ésta es mi Hija predilecta, en la que el pecado no ha tenido ni la parte más pequeña: alabadla. Y que mientras los ángeles cantaban su gloria, contestó también a Dios hijo: -Esa es mi madre, la que fue digna de que tomara la humana carne de la que me revestí; y Dios Espíritu Santo contestó: -Esta es mi esposa, la que me ha hechizado con una mirada de sus ojos, con un pelo de su cabeza, y se ha convertido en habitación mía preferida, en la que he formado el cuerpo del hombre-Dios.

  Y Jesucristo, Rey del cielo y la tierra, levanta a su Madre a lo más arriba por encima del corazón de los ángeles y de todos los espíritus celestiales hasta el mismo trono de la divinidad, el lugar que ocupa la Virgen María en el cielo. Bendita seas, hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, ¡más que tú sólo Dios! María es la cima de la humanidad, la persona que recibe el mayor don divino, y que es la persona más importante después de Dios.

   3. Y acogió a Juan ya los primeros de la Iglesia como madre; y después dice la tradición que cuando fue llegado el momento de ir al cielo llamó a los Apóstoles, que la acompañaron en el traspaso, que fue un adormecimiento en éxtasis de amor, y así sin estremecimiento de su cuerpo, ni la más pequeña perturbación ni corrupción, habiendo seguido a Jesús en todo lo que hizo, le acompañó también como sierva en su ida al cielo, y también nosotros iremos después, como dice la segunda lectura: "Cristo el primero, después... quienes son de Cristo".

   El valor de la vida no depende de la realización de las grandes empresas que soñamos, sino de la aceptación fiel de la voluntad de Dios. Pidámosle hoy que nos ayude a seguir el camino que nos muestra, "que con la mirada fija en lo celestial, merecemos de tener parte en su gloria". Ella es nuestra Madre y tenemos derecho a pedir su ayuda, seguros de que no puede fallarnos, Jesús no puede decir que no a su Madre, y ella es intermedia de todas las gracias de Dios, todas las ha puesto a Dios en sus manos de madre, y ella es nuestro consuelo y esperanza.

  No debemos tener miedo a nuestra flaqueza, pues ella se compadece, es la Madre de la misericordia. Está en el cielo, nuestra guerra por la salvación está ganada, aunque perdamos alguna batalla. Su asunción es una anticipación de la nuestra. La fe nos dice que todo tiene un sentido divino, la historia es como un tapiz que se teje entre Dios y nosotros y que nunca vemos totalmente pues por el lado que se teje no se ve el diseño completo por los nudos y remiendos. Encomendémonos a ella con toda confianza y sentiremos cómo Ella nos acompaña por el camino de la vida hacia donde ella ya ha llegado, la felicidad del cielo.

  Cristo es la primicia de los resucitados. Es la primera gavilla de la gran cosecha que Dios recoge de la siembra en el mundo. La primera gavilla indica que la cosecha ha empezado. María es la segunda en subir al cielo. La primera totalmente humana, o sola mujer, que es la esperanza de que nosotros también estaremos con ella, nuestra madre. Es como si nos tuviera de la mano y nos lleva con ella hacia arriba con Jesús.

   4. En el Evangelio vemos qué tiene esta Señora, Princesa del mundo entero, qué hizo aquella doncella sencilla que fue a la montaña a ver a su prima Isabel, y la saludó como decimos al Ave María: "bendita entre todas las mujeres y bendito el fruto de tus entrañas". Esta pequeña oración del avemaría expresa nuestro amor filial. Ella conservaba en su corazón todas las cosas, las meditaba, y es modelo de interioridad para nosotros. María contestó a su prima: "mi alma magnifica al Señor ...porque ha mirado la pequeñez de su sirvienta. Desde ahora todas las generaciones me dirán bienaventurada, porque el Todopoderoso obra en mí maravillas... ensalza a los humildes". Ella alaba a Dios y se ve pequeña, esclava del Señor, tanto amó la voluntad de Dios que busca sólo cumplirla y esa humildad la hace feliz, bienaventurada.

   El canto que María hace, dando gracias a Dios, es como un resumen de tantas profecías sobre la fe, como proclama Isabel: "dichosa tu porque has creído".

   En la Misa de hoy pedimos a María que nos conceda "el premio de la gloria", que "lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo". Como la Virgen prorrumpió en el canto del Magnificat, así nosotros expresamos nuestra alegría y nuestra admiración por lo que Dios hace, en cantos, en aclamaciones y, sobre todo, en la Plegaria Eucarística. Es nuestra respuesta a la acción de Dios: nuestro "Magnificat" continuado según las palabras de Jesús: "quien come mi Carne y bebe mi Sangre tendrá la vida eterna, y yo le resucitaré el último día".

Llucià Pou Sabaté

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