jueves, 21 de septiembre de 2023

Viernes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario (impar).

Viernes de la 24ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Algunas mujeres acompañaban a Jesús y lo ayudaban, dando un ambiente femenino necesario a la familia que es la Iglesia.

 

  1. Lecturas

1. Primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo (6,2c-12): "Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar. Si alguno enseña otra cosa distinta, sin atenerse a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que armoniza con la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir atendiendo sólo a las palabras. Esto provoca envidias, polémicas, difamaciones, sospechas maliciosas, controversias propias de personas tocadas de la cabeza, sin el sentido de la verdad, que se han creído que la piedad es un medio de lucro. Es verdad que la piedad es una ganancia, cuando uno se contenta con poco. Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Teniendo qué comer y qué vestir nos basta. En cambio, los que buscan riquezas caen en tentaciones, trampas y mil afanes absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la perdición y la ruina. Porque la codicia es la raíz de todos los males, y muchos, arrastrados por ella, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo esto; practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza. Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos".

 

2. Salmo 48: "¿Por qué habré de temer los días aciagos, / cuando me cerquen y acechen los malvados, / que confían en su opulencia / y se jactan de sus inmensas riquezas, / si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate?

 

Es tan caro el rescate de la vida, / que nunca les bastará / para vivir perpetuamente

sin bajar a la fosa.

 

No te preocupes si se enriquece un hombre / y aumenta el fasto de su casa: / cuando muera, no se llevará nada, / su fasto no bajará con él.

 

Aunque en vida se felicitaba: / «Ponderan lo bien que lo pasas», / irá a reunirse con sus antepasados, / que no verán nunca la luz".

 

3. Evangelio de Lucas 8,1-3: "En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él habla curado de malos espíritus y enfermedades: Maria la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes".

 

B. Comentario:

1. –"Si alguno enseña otra cosa…éste tal está cegado por el orgullo y no sabe nada". Nuestra época se caracteriza por una confusión extraordinaria de opiniones. Se tiene la impresión de que no existe la «verdad». ¡Casi se puede afirmar una cosa y su contrario! Los mayores valores, los principios más sagrados, la fe... son discutidos.

-Las "contiendas de palabras"; de donde proceden las envidias, las discordias, insultos, malentendidos, sospechas malignas, discusiones interminables propias de gente de mente corrompida"... La «enfermedad» de que habla Pablo, es ciertamente, la de nuestra época y de nuestra Iglesia contemporánea: rivalidades, conflictos de grupos, sospechas. Señor, ayúdanos a ser hombres abiertos, comprensivos y no cerrados, porfiados, sectarios. En Éfeso había algunos que "padecían la enfermedad de plantear cuestiones inútiles y discutir". Lo que provocaba "envidias, polémicas, difamaciones, controversias propias de personas tocadas de la cabeza".

-"Gente de inteligencia corrompida, que están privados de la verdad y que piensan que la religión es un negocio": los que consideran que "la religión es una ganancia" y "buscan riquezas y se crean necesidades absurdas y nocivas".  Nos insiste el apóstol que "teniendo qué comer y qué vestir nos basta" pues más allá de eso es fácil caer en la idolatría de la ambición, y vemos muchos casos de corrupción como en cualquier tiempo lo hubo, "la codicia es la raíz de todos los males". La obra de El Señor de los anillos, con todos sus personajes, nos lo recuerda… La actitud de Timoteo debe ser dar ejemplo con su vida personal: "practica la justicia, el amor, la paciencia, combate el buen combate de la fe".

2. El salmo nos invita: "no te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa: cuando muera, no se llevará nada". La antífona del salmo nos ha hecho repetir la bienaventuranza de Jesús: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos".

3. –"Jesús iba caminando por pueblos y aldeas, proclamando la "Buena" Noticia": el "evangelio" -"Lo acompañaban los doce, y algunas mujeres..." El pasado martes vimos a Jesús hacer una resurrección en atención a una mujer, la viuda de Naím. Ayer Jesús rehabilitaba a una mujer, la pecadora, en casa de Simón. Lucas insiste en el papel de las mujeres: pensemos en la función esencial de María en los relatos de la infancia de Jesús... pensemos en el episodio de Marta y María (Lc 10, 38) que es él el único en relatarlo.

-"Mujeres que Jesús había curado de malos espíritus y de enfermedades"... Jesús, liberas totalmente a la mujer: ni en tu mente ni en tus actitudes concretas haces diferencia alguna de dignidad entre el hombre y la mujer. En el contexto de la época no es así: Nunca un rabino admitía a mujeres en el grupo de sus discípulos. Jesús, tú . Sabemos que a algunas de esas mujeres las había curado de alguna enfermedad o mal espíritu, y "le ayudaban con sus bienes". Lucas nos transmite el nombre de varias de ellas. ¡Cuántas veces aparecen las mujeres en el evangelio con una actitud positiva y admirable! Baste recordar las que estuvieron cerca de él en el momento más trágico, al pie de la cruz, junto con María, su madre. Y que luego fueron las primeras que tuvieron la alegría de ver al Resucitado y anunciarlo a los demás. Son un buen símbolo de las incontables mujeres que, a lo largo de los siglos, han dado en la Iglesia testimonio de una fe recia y generosa: religiosas, laicas, misioneras, catequistas, madres de familia, enfermeras, maestras... Que ayudaron a Jesús en vida y que colaboran eficazmente en la misión de la Iglesia, cada una desde su situación, entregando su tiempo, su trabajo y también su ayuda económica. La primera persona europea que creyó en Cristo, por la predicación de Pablo, fue una mujer: Lidia (Hch 16). Ante la discriminación histórica hacia las mujeres, vemos en Jesús que lo principal es el amor, la santidad, y tenemos en común la fe y la misión evangelizadora.

Jesús dijo: "¿quién es mi madre y mis hermanos? El que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica". Y en eso las mujeres han sido, ya desde el principio (la Virgen Maria: "hágase en mi según tu palabra") las que más ejemplo nos han dado a toda la comunidad. No fue hasta Pablo VI que se nombró a dos mujeres insignes "doctoras de la Iglesia" (santa Teresa de Jesús y santa Catalina de Siena), luego Juan Pablo II hizo lo mismo con santa Teresa del Niño Jesús, Edith Stein; luego vino Hildegarda de Bingen…

-"María, "Magdalena" de sobrenombre... -¡que había sido liberada de siete demonios!-, Juana, mujer de Kuza, el intendente de Herodes... Susana... Que le ayudaban con sus bienes". La ética del cuidado es un valor que necesita la sociedad. Así el último Concilio habla de la Virgen María "como modelo" que "engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre (...) a quien Dios constituyó primogénito entre muchos hermanos (cf Rom 8,29), esto es, los fieles, a cuya generación y educación coopera con amor materno". A imagen de ella, la Iglesia es madre, y "es igualmente virgen, que guarda pura e íntegramente la fe prometida al Esposo". Esto se realiza plenamente en María. La Iglesia, por consiguiente, "a imitación de la Madre de su Señor, por la virtud del Espíritu Santo, conserva virginalmente una fe íntegra, una esperanza sólida y una caridad sincera".

María cumple plenamente el paradigma bíblico de la "mujer" desde el "principio" (cf Gen 3,15) cuando tiene la misión de vencer todo mal (la serpiente) y cuidar de la estirpe. Lo "humano" no tiene sexo único sino es la complementariedad de lo masculino y lo femenino, y el misterio de la "mujer": virgen-madre-esposa" tiene un papel importante, aunque hoy día algunos no lo entiendan.

 

Llucià Pou Sabaté

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