viernes, 4 de octubre de 2024

Domingo 27, B. La belleza del amor humano, que es imagen de Dios en comunión, y que se expresa en el matrimonio indisoluble, basado en el compromiso de amor.

Domingo 27, B. La belleza del amor humano, que es imagen de Dios en comunión, y que se expresa en el matrimonio indisoluble, basado en el compromiso de amor.

 

A. Lecturas:

   1. Génesis 2,18-24: El Señor Dios se dijo: -No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude. Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no se encontraba, ninguno como él, que le ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.

   Y el hombre dijo: -¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

   2. Salmo 127,1-3.3.4-5.6. ¡Dichoso el que teme al Señor, / y sigue sus caminos! / Comerás del fruto de tu trabajo, / serás dichoso, te irá bien.

   Tu mujer, como parra fecunda, / en medio de tu casa; / tus hijos, como renuevos de olivo, / alrededor de tu mesa.

   Esta es la bendición del hombre / que teme al Señor. / Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas la prosperidad de Jerusalén / todos los días de tu vida.

   Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas a los hijos de tus hijos. / ¡Paz a Israel!

   3. Hebreos 2,9-11. Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.

   4. Marcos 10,2-16: "En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba: -¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?

   Él les replicó: -¿Qué os ha mandado Moisés?

   Contestaron: -Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio.

   Jesús les dijo: -'Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre'.

   En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: -'Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido. y se casa con otro, comete adulterio'.

   [Le presentaron unos niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: -Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.]".

 

B. Comentario:

   1. El Génesis nos cuenta el comienzo del hombre y de la mujer, en forma de la historia. Dios dijo: "-No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude. Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que le ayudase". El hombre estaba triste porque entre todas las criaturas no tenía a alguien semejante. "Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un sueño, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre. Y el hombre dijo: -¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne". Y apareció el matrimonio, y la familia.

   Hoy hay mucha gente sola, y el hombre no existe para sí mismo, no aguanta estar solo. Está hecho para vivir en com-unión, con otros. Hay una necesidad humana de estar en compañía. La alegría de Adán cuando despierta y ve a Eva es una maravilla. Pero después tiene que aprender a tratarla. El amor ha de superar defectos, pasiones, debilidades, y queremos dominar, pero en esta historia la mujer ha sido formada del hombre, de un costado de éste, para indicar que no salió de la cabeza para dominar ni de los pies para ser esclava, sino del costado para ser compañera, para ser amada, para ser ayuda adecuada para él.

   2. El Salmo pide: "Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida… ¡Dichoso el que teme al Señor, / y sigue sus caminos! / Comerás del fruto de tu trabajo, / serás dichoso, te irá bien". Si contamos con Dios, todo va mejor… "Tu mujer, como parra fecunda, / en medio de tu casa; / tus hijos, como renuevos de olivo, / alrededor de tu mesa. // Esta es la bendición del hombre / que teme al Señor. / Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas la prosperidad de Jerusalén / todos los días de tu vida. // Que el Señor te bendiga desde Sión, / que veas a los hijos de tus hijos. / ¡Paz a Israel!" Podemos recitarlo pidiendo por nuestra familia y amigos, para que aprendan a "amar".

   Aquí se habla de la viña y el olivo, signos de la alegría, el vino, y el aceite de curar y de alimento y abundancia. Y que sepamos estar con los demás en la mesa disfrutando de la comida y de una conversación con buen humor, sin enfadarnos.

   3. La Carta a los Hebreos nos habla de Jesús sacerdote, que sufrió y "lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos". ¡Jesús nos llama hermanos!

   4. En el Evangelio le preguntan a Jesús si pueden divorciarse pero responde: "Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". No le gusta lo complicado a Jesús. Aquellos hombres se engañaban y por cualquier motivo valía romper la familia, el egoísmo de "ahora amo, ahora no…" Jesús dice: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".  Ama la sencillez: "-Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos."

   Y para poder crecer en el amor y un día formar una familia, o dedicarse totalmente a la familia de Dios que es la Iglesia, para eso hay que prepararse, con generosidad. Aprender de la experiencia del verano que ha pasado. Si uno ha estado por ejemplo en la costa, y se ha ido aplatanando: al principio tenía planes: pescar, ir en bici, windsurfing con el primo… luego la pereza ganaba terreno y se quedaba sin plan, se levantaba tarde, desayunaba y vegetaba hasta la hora de la playa, acababa cansado de todo. Quizá no nos ha pasado a nosotros, pero hemos visto algún amigo que no salía de la arena, salitre y pegajosa siesta, algún paseo nocturno… Es lo que se llama omisión de cosas que se podrían hacer: Y ahora que en muchas partes del mundo ha comenzado el curso, hay que ponerse las pilas y estudiar, organizar un plan para vencer la pereza, atender en clase, ordenar los papeles cuando uno llega a casa… y ayudar a los hermanos, evitar el tipo de comentarios negativos: "-¿oye, podrías hacer algo?" o "–¡cállate nene, que cada vez que hablas sube el pan!"

   Hay que ayudar a la gente que conocemos así, algo "cenizos…" a levantar la cabeza, para que dejen de ser egoístas, y lleguen a saber que en el mundo hay una cosa que se llaman personas, y hay que pensar en los demás. Vi que en una iglesia de la playa un par de amigos iba a confesar y se lo dijeron a una prima con la que estaban, y ella dijo "no tengo ganas, pero ¿qué voy a hacer sola?" y fue también a confesar. Seguro que le faltaba un empujón, y para eso están los amigos… Pues eso es amistad: decir "¿Vamos a confesar?" Cuando uno se anima, todo es fácil, como meter el hilo en aguja, luego es coser y cantar, y te quedas tan contento. Cuando uno está aplatanado todo es cuesta arriba… "lástima, decía una mujer, todo lo que me gusta o es pecado o engorda", luego, cuando uno se confiesa, -¡qué bien te quedas! Da paz, el sacramento de la alegría. –Se pasa del "no pasa nada por hacer esto, todos lo hacen" a "¡qué bien se está, qué peso me he quitado de encima!".

   Es como lo de no divorciarse, parece falta de libertad, cuando lo que es libre es ser feliz en familia, pero los que no saben dicen: "–Oye, qué palo, cumplir con los mandamientos". Vamos a contestar: "-Las cosas ¿son malas porque están prohibidas o están prohibidas porque son malas?" Somos una caña pensante, débiles pero pensamos: vemos las cosas a través de una óptica, como el palo dentro del agua, a veces lo vemos doblado, nos parece todo mal, pero al sacar el palo del agua vemos que está recto, aquello que nos parecía mal, al cabo de unos días, vemos que lo que nos dicen los padres, la Iglesia, es lo mejor. Así cuando pedimos perdón vemos más reales, más luminosas las cosas de la vida. Jesús, me gustaría que me quitaras la venda de los ojos, como haces con esos de tu tierra…

 

Llucià Pou Sabaté

Sábado de la semana 26ª del tiempo ordinario. En medio de las penas el Señor enciende la esperanza de la salvación. En el nombre de Jesús nos Dios nos concede todo

Sábado de la semana 26ª del tiempo ordinario. En medio de las penas el Señor enciende la esperanza de la salvación. En el nombre de Jesús nos Dios nos concede todo

 

A. Lecturas:

   1. Job 42,1-3.5-6.12-16: Job respondió al Señor: «Reconozco que lo puedes todo, y ningún plan es irrealizable para ti, yo, el que te empaño tus designios con palabras sin sentido; hablé de grandezas que no entendía, de maravillas que superan mi comprensión. Te conocía sólo de oídas, ahora te han visto mis ojos; por eso, me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza».

   El Señor bendijo a Job al final de su vida más aún que al principio; sus posesiones fueron catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil borricas. Tuvo siete hijos y tres hijas: la primera se llamaba Paloma, la segunda Acacia, la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les repartió heredades como a sus hermanos. Después Job vivió cuarenta años, y conoció a sus hijos y a sus nietos y a sus biznietos. Y Job murió anciano y satisfecho.

   2. Salmo 118: Enséñame a gustar y a comprender, porque me fío de tus mandatos.

   Me estuvo bien el sufrir, así aprendí tus mandamientos.

   Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, que con razón me hiciste sufrir.

   Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, porque todo está a tu servicio.

   Yo soy tu siervo: dame inteligencia, y conoceré tus preceptos.

   La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.

   3. Lucas 10,17-24: "En aquel tiempo, regresaron alegres los setenta y dos, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos».

   En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

 

B. Comentario:

   1. "-Job dio esta respuesta a las palabras del Señor: «Sé que eres todopoderoso...»" La oración es hablar con Dios, y nos viene bien pues nos aumenta la fe, el amor y la esperanza. A veces pensamos que no sabemos hacer oración, pero no hay una regla fija, sino el modelo de Jesús, la oración del Padrenuestro. Luego, los modos de pensar, meditar, afectos… es algo muy «personal», muy subjetivo... porque ciertamente soy «yo» quien ha de creer y ha de orar, es una experiencia personal en la que nadie puede ocupar mi lugar... y mi relación con Dios está marcada por lo que soy, mi estado, mi talante, mi temperamento, mis responsabilidades. Job respondía a Dios a partir de su experiencia de sufrimiento. ¿Y yo?: ¿respondo a Dios con toda mi vida?

   Al mismo tiempo, la oración es algo objetivo... porque es a Dios, el Todopoderoso a quien se contesta. «Yo sé que Tú eres Todopoderoso». Es de tal manera exterior a Job que se enfrentó, y el sufrimiento sirvió de revelador: «el sufrimiento es siempre algo otro que no se esperaba... y mata algo en nosotros para reemplazarlo por algo que no es nuestro... así el sufrimiento es en nosotros como una siembra, puede ser el camino del amor efectivo porque nos desprende de nosotros para darnos al prójimo y para solicitar de nosotros que nos demos al prójimo...» (M. Blondel).

   "-Sé que ningún proyecto es irrealizable para Ti. Era yo que, con razones sin sentido, embrollaba tus pensamientos. Te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos". Con ello Job reconoce que el sufrimiento le ha puesto entre la espada y la pared y que ha sido para él un "revelador"... esto lo ha obligado, por así decir, a plantearse unas cuestiones y a llegar a un encuentro vital con Dios: «¡ahora te he visto!». Es también así para muchos. La prosperidad y la dicha son ámbitos válidos para encontrar a Dios; pero, a menudo desgraciadamente ¡la felicidad llega a bastarse a sí misma! Felices los pobres. Felices los afligidos. Felices los perseguidos... porque se abren a otra dimensión de la existencia. ¡Para ellos es el Reino de los cielos!

   "-Entonces el Señor bendijo a Job... y le colmó de bienes". El drama termina bien, color de rosa, podríamos decir. En parte, es una lástima. Porque sabemos que el problema propuesto no se resuelve aquí abajo. ¡Hay tantos enfermos incurables! ¡Y tanto duelo irremediable! ¡Y tantos fracasos, aparentemente, definitivos! Cristo vendrá a compartir nuestro sufrimiento -sin suprimirlo- tomándolo sobre El y transformándolo desde el interior (Noel Quesson).

   Dios le bendice con bienes incluso superiores a los que tenía al principio. Por cierto, las tres hijas de ahora tienen iguales derechos que los siete hijos, cosa no muy frecuente en su tiempo.

   El problema del mal no ha recibido, en el libro de Job, una respuesta filosóficamente convincente, pero le ha ayudado a crecer. La vida nos ayuda a madurar. Y una de las cosas que más influyen en nuestro fortalecimiento de carácter y en aquilatar nuestra fidelidad, son las pruebas, los momentos de dolor. No sabemos lo que es tener fe hasta que algo nos la pone a prueba. Igual que pasa con la amistad o el amor o la fidelidad (J. Aldalzábal).

   2. En la cruz también se manifiesta la salvación, incluso de modo especial, por eso le pedimos al Señor en el salmo: "Enséñame a gustar y a comprender, / porque me fío de tus mandatos. Me estuvo bien el sufrir, / así aprendí tus mandamientos".

   Nos vienen ganas de juzgar sobre los acontecimientos, pero la fe nos lleva a confiar que Dios sabe más, y que de ahí sacará algo bueno, que a nosotros ahora no nos es dado conocer: "Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos, / que con razón me hiciste sufrir. Por tu mandamiento subsisten hasta hoy, / porque todo está a tu servicio.

   Yo soy tu siervo: dame inteligencia, / y conoceré tus preceptos. La explicación de tus palabras ilumina, / da inteligencia a los ignorantes".

   3. Los setenta y dos discípulos volvieron muy alegres de la "misión". La maldición de las ciudades hostiles no debe hacernos olvidar este otro aspecto: junto al fracaso, también muchos se abren al reino de Dios: se les escuchó y su trabajo apostólico dio mucho fruto. ¡Y regresaron muy alegres!

   -"Y contaron: "Señor, hasta los demonios se nos someten por tu nombre"". Les impresiona sobre todo esto… y cuentan a Jesús sus correrías apostólicas: ¿lo hago yo también, "contar" a Jesús mis empresas apostólicas?

   -"Jesús les dijo: "Yo veía a Satanás que caía del cielo como un rayo..."" Mientras trabajaban en los pueblos y aldeas, Jesús estaba en oración, y "veía"... el amor intuye lo invisible, lo que está a distancia, pues el amor hace estar en el otro, la persona amiga, que se ama. Pero además, cuando se trata de Dios, que conoce lo más íntimo de mí mismo… Contemplaba su victoria espiritual. ¿Estoy yo también convencido de que Jesús "ve" lo que estoy tratando de hacer? ¿Y de que Él trabaja conmigo?

   -"Os he dado poder sobre toda fuerza enemiga, y nada podrá haceros daño". Escucho y me repito estas palabras.

   -"Sin embargo, no os regocijéis porque se os someten los espíritus; más bien regocijaos porque vuestros nombres están escritos en el cielo". Somos como instrumentos en manos del artista, como una flauta que se deja sonar por el gran músico, y así quiero estar, Señor, en tus manos como un instrumento que se deja hacer. Sentir también tus palabras: "Vuestros nombres están escritos en el cielo".

   -"Entonces se llenó de gozo en el Espíritu Santo". Trato de contemplar detenidamente ese estremecimiento, esa alegría expresada, esa felicidad que se traduce corporalmente... y que florecerá también en oración.

   -"Se llenó de gozo en el Espíritu Santo y dijo: "Bendito seas Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque si has ocultado esas cosas a los sabios y entendidos se las has revelado a la gente sencilla, a los pequeñuelos..."" Qué pena dan esos cristianos tristes, o esa película de Passolini sobre "El Evangelio de San Mateo", donde se ve uno que interpreta a Jesús muy serio… Me alegra verte feliz, Señor, y dar de tu alegría a los demás. La alegría de Jesús se transforma en "Acción de gracias" al Padre. Su júbilo pasa a ser "eucaristía". El trabajo misionero de sus amigos fue también una participación a la obra del Padre. Y, ¿de qué se alegra Jesús? De que los "pequeños" los pobres entienden los misterios de Dios, en tanto que los doctores de la Ley, los intelectuales de la época, los que figuraban... ellos, se cierran a la revelación. Esta experiencia de la misteriosa predilección de Dios era muy corriente en la Iglesia primitiva.

   -"Sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien. Mi Padre me lo ha enseñado todo; quien es el Hijo lo sabe sólo el Padre; quien es el Padre, lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar... ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros véis!" Dichosos los que aceptan dejarse introducir en ese misterio de las relaciones de amor entre el Padre y el Hijo... relaciones absolutamente perfectas, símbolos y modelos de todos nuestros propios amores (Noel Quesson).

   Este "himno de júbilo" del Señor al ver cómo los humildes entienden y aceptan la palabra de Dios nos recuerda las palabras de Teresita de Jesús: "los niños no reflexionan sobre el alcance de sus padres. Sin embargo, sus padres cuando ocupan un trono y poseen inmensas riquezas, no vacilan en satisfacer los deseos de sus pequeñuelos (…). No son las riquezas ni la gloria (ni siquiera la gloria del cielo) lo que reclama el corazón del niñito (…). Lo que pide es el amor… No puede hacer más que una cosa: ¡amarte, oh Jesús!"

   Dar gracias a Dios nos da un buen corazón, nos hace mejores… Escribe san Agustín: «¿Podemos llevar algo mejor en el corazón, pronunciarlo con la boca, escribirlo con la pluma, que estas palabras: 'Gracias a Dios'? No hay nada que pueda decirse con mayor brevedad, ni oír con mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad». Así debemos actuar siempre con Dios y con el prójimo, incluso por los dones que desconocemos. Gratitud para con los padres, los amigos, los maestros, los compañeros. Para con todos los que nos ayuden, nos estimulen, nos sirvan. Gratitud también, como es lógico, con nuestra Madre, la Iglesia.

   La gratitud no es una virtud muy "usada" o habitual, y, en cambio, es una de las que se experimentan con mayor agrado. Debemos reconocer que, a veces, tampoco es fácil vivirla. Santa Teresa afirmaba: «Tengo una condición tan agradecida que me sobornarían con una sardina». Los santos han obrado siempre así. Y lo han realizado de tres modos diversos, como señalaba santo Tomás de Aquino: primero, con el reconocimiento interior de los beneficios recibidos; segundo, alabando externamente a Dios con la palabra; y, tercero, procurando recompensar al bienhechor con obras, según las propias posibilidades (Josep Vall i Mundó).

 

Llucià Pou Sabaté

jueves, 3 de octubre de 2024

Viernes de la semana 26 de tiempo ordinario; año par La penitencia transforma nuestro corazón, como el dolor, y nos hace agradables a Dios y dignos del perdón y de su amor, corredentores con Jesús

Viernes de la semana 26 de tiempo ordinario; año par

La penitencia transforma nuestro corazón, como el dolor, y nos hace agradables a Dios y dignos del perdón y de su amor, corredentores con Jesús

A. Lecturas

   1. Job 38,1.12-21;40,3-5: El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Has mandado en tu vida a la mañana o has señalado su puesto a la aurora, para que agarre la tierra por los bordes y sacuda de ella a los malvados, para que la transforme como arcilla bajo el sello y la tiña como la ropa; para que les niegue la luz a los malvados y se quiebre el brazo sublevado? ¿Has entrado por los hontanares del mar o paseado por la hondura del océano? ¿Te han enseñado las puertas de la muerte o has visto los portales de las sombras? ¿Has examinado la anchura de la tierra? Cuéntamelo, si lo sabes todo. ¿Por dónde se va a la casa de la luz y dónde viven las tinieblas? ¿Podrías conducirlas a su país o enseñarles el camino de casa? Lo sabrás, pues ya habías nacido entonces y has cumplido tantísimos años.»
Job respondió al Señor: «Me siento pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la mano; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.»

   2. Salmo 138: Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.   

   ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. 

   Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. 

   Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras.

   3.   Lucas 10,13-16: "En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

B. Comentario:

   1. Después de las preguntas y la fe de Job sobre el dolor... Dios, a su vez, toma la palabra. Y no es para condenar a Job como le sugerían sus amigos, sino para aprobarlo.

   -"Desde el seno de la tempestad, dijo el Señor a Job: «¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana, has asignado a la aurora su lugar?»" Job, lo había dicho ya. Dios es grande y misericordioso. ¡Cuán presuntuosa es la inteligencia humana que quisiera penetrar todos los misterios, incluso el secreto del mal, siendo así que no hace más que rozar el misterio de las cosas! ¿Quién manda salir el sol? dice Dios. Ayúdanos, Señor, a saber contemplar tu obra. Ayúdanos a saber admirar. Ayúdanos a reconocer nuestros límites y nuestras ignorancias, danos esta humildad radical que nos viene de la constatación de nuestra «condición humana»: soy "criatura", y Tú eres mi «Creador», y no al revés... dependo totalmente de Ti, y no... a la inversa.

   -"¿Has penetrado hasta las fuentes del mar? Has explorado el fondo del abismo? ¿Has descubierto las puertas de la muerte? Dime... ¿dónde está la morada de la luz? Y ¿cuál es el sitio de las tinieblas? ¿Puedes conducirlas a su casa?" Se pone en boca de Dios esta Palabra de Dios… que «interroga al hombre». Concédenos, Señor, que sepamos someternos a la realidad y aceptarla.

   -"Job contestó al Señor: «Soy muy poca cosa para replicar. Taparé mi boca con la mano y ya no insistiré...»" Las cosas no existen solamente en vistas a satisfacer sus necesidades: un misterio sigue subsistiendo en ellas, incluso cuando cree haberlas pesado, disecado, medido, analizado, definitivamente. Danos, Señor, el sentido del misterio: lo que comprendo de los seres, y de las personas no agota su insondable misterio. Concédenos ser capaces de callar y de admirar en silencio (Noel Quesson).

   2. Nosotros tampoco sabemos explicar el misterio, por ejemplo, de la muerte prematura e injusta, tenemos mayores motivos para confiar en los designios de Dios. Él no es el que quiere el mal, ni lo permite -el mal no es de él- sino que saca bien para nosotros incluso del mal.

   Tampoco parecía tener sentido la muerte del Inocente por excelencia, Jesús, pero resultó ser la salvación para todos. Dios ha asumido el dolor y le ha dado un valor de redención y de amor (J. Aldazábal).

   ¡Qué serenidad nos infunde el salmo 138, invitándonos a poner toda nuestra confianza en el Dios que nos conoce y nos ama!: "Señor, tú me sondeas y me conoces... tú has creado mis entrañas... te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras".

   3. Ayer, al final del "envío en misión", Jesús daba una última consigna: "Cuando no seáis recibidos, salid a las plazas y decid: -"Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos sabed: que ya llega el reino de Dios". En Galilea ha habido contrariedades, quedan recuerdos amargos. De paso por Samaria no les han querido hospedar. En Jerusalén habrá cosas aún peores. Hoy día también vemos dificultades. Tantas veces oímos: "yo creo en Cristo, pero en la Iglesia, no". Sería bueno que la Iglesia fuera siempre santa, perfecta, y no débil y pecadora como es (como somos). Pero ha sido así como Jesús ha querido ser ayudado, no por ángeles, sino por hombres imperfectos. Jesús, nos hablas de que en el mundo hay trigo y cizaña hasta el final, pero también nos aseguras que el juicio, a su tiempo, dará la razón y la quitará (J. Aldazábal).

   -""Yo os digo: El día del Juicio le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo"". Y estallan las maldiciones de los labios de Jesús: -""¡Ay de ti Corazoín, ay de ti Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia cubiertas de sayal y sentadas en ceniza". Las ciudades de Corazoín, Betsaida y Cafarnaun, al nordeste del Lago de Tiberíades, delimitan el triángulo, el "sector" en el que más trabajó Jesús. Esas ciudades recibieron mucho... Serían ricas de grandes riquezas espirituales si hubiesen querido escuchar. Si se las compara a las ciudades paganas de Sodoma, Tiro y Sidón, éstas son unas "pobres" ciudades que no han tenido la suerte de oír el evangelio: pues bien, una vez más, Jesús se queda con éstas, prefiere las pobres. Esas amenazas hay que escucharlas en nuestros días. Las "riquezas espirituales", de ningún modo constituyen una seguridad: cuanto más abundantes son las gracias recibidas, tanto más hay que hacerlas fructificar.

   -"Por eso, en el Juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras." Es difícil ver el juicio de Dios, y muchas veces lo suplantamos con falsas seguridades…

   -"Y tú Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? No, te hundirás en el abismo". Cafarnaún es donde Simón Pedro tenía su casa y su oficio. Es la ciudad más nombrada en el evangelio -dieciséis veces-. Jesús hizo en ella numerosos milagros… pero no aceptaron la Palabra…

   -"Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; quien os rechaza a vosotros, me rechaza a mí". Esas palabras nos hacen ver que la tarea apostólica o misionera es una participación a la misión misma de Jesús. Dios necesita de los hombres. Hay hombres por los cuales habla Dios... ¿Con qué amor, con qué atención estoy delante de los "enviados" de Dios? Y en principio, acepto yo que Dios me envíe otros hombres, hermanos débiles como yo, pero con el peso de esta responsabilidad? (Noel Quesson).

   Hay un sentimiento de tristeza en el corazón del Señor, al ver que esos sitios queridos piensan que se encumbran, cuando en realidad se hunden. Pienso que nos puede pasar en el "Estado de bienestar" que provoca crisis económicas, por culpa de una suma de egoísmos de las personas que llevan los centros neurálgicos de la banca, bolsa, comercio… parece que prosperan esas culturas, cuando en realidad se están hundiendo.

   «Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha» (Lc 10,16). Estas palabras con la que concluye el Evangelio son una llamada a la conversión y traen esperanza. Si escuchamos la voz de Jesús aún estamos a tiempo. La conversión consiste en que el amor supere progresivamente al egoísmo en nuestra vida, lo cual es un trabajo siempre inacabado  (Jordi Sotorra i Garriga). San Máximo nos dirá: «No hay nada más agradable y amado por Dios como el hecho de que los hombres se conviertan a Él con sincero arrepentimiento».

   El Catecismo nos explica esta penitencia que reclama el Señor: "La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón) (1431)".

   Pidamos a la Virgen por este mundo nuestro que continúa dominado por tantos egoísmos y tantos males provocados, incluso, por personas que se confiesan cristianas. Que no nos quedemos con la profesión de fe hecha con los labios, por mera costumbre o tradición familiar, mientras nuestro corazón está lejos del Señor. Que sepamos sustentar en la oración y la caridad nuestra vida de seguidores de Jesús, y la alegría desbordante se comunicará en esa misión apostólica a nuestro alrededor.

 

Llucià Pou Sabaté

 

Jueves de la semana 26 de tiempo ordinario; año par El cristiano ha de llevar la paz y alegría a los demás, ser portador de Cristo. La fe nos ayuda a vencer las dificultades

Jueves de la semana 26 de tiempo ordinario; año par


El cristiano ha de llevar la paz y alegría a los demás, ser portador de Cristo. La fe nos ayuda a vencer las dificultades

 

A. Lecturas:

   1. Job (19,21-27): Job dijo: «¡Piedad, piedad de mí, amigos míos, que me ha herido la mano de Dios! Por qué me perseguís como Dios y no os hartáis de escarnecerme? ¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá se grabaran en cobre; con cincel de hierro y en plomo se escribieran para siempre en la roca! Yo sé que está vivo mi Vengador y que al final se alzará sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo mismo lo veré y no otro, mis propios ojos lo verán. ¡Desfallezco de ansias en mi pecho!»

   2. Salmo 27,7-9,13-14: Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»

   Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches.

   Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

   3. Lucas 10,1-12: "En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios". Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo".

 

B. Comentario:

   1. Job rechaza la mala consolación de sus amigos: –"¡Piedad, piedad de mí, vosotros mis amigos! ¿Por qué me perseguís, como hace Dios?" ¡Callaos! No aumentéis mi pena. ¡Guardad silencio a mi alrededor!

   -"Quisiera que se escribiera lo que voy a deciros, que mis palabras se grabaran sobre bronce con punzón de hierro y con buril, que para siempre en la roca se esculpieran". Es consciente de que lo que ahora dirá es decisivo. Es algo profético, lleno de esperanza, que se adelanta a su época en la revelación de la vida más allá de la muerte:

   -"Sé que mi libertador está vivo, y que al final se levantará sobre el polvo de los muertos". La respuesta final a la cuestión, no está "aquí abajo". Hay que esperar hasta «el final» para juzgar la obra de Dios.

   -"Tras mi despertar me mantendré en pie y con mis ojos de carne veré a Dios". ¿Cómo no ver en esas palabras el anuncio de la resurrección? El mal es incomprensible, y Job se ve demasiado débil para comprender, y quiere confiar en Dios que ha hecho cosas tan buenas y tan hermosas. Aquí su pensamiento ha progresado, hasta el punto de creer que nada es imposible a Dios... Incluso la muerte no puede ser un obstáculo a Dios... Más todavía: si todas las apariencias terrenas me dicen lo contrario, yo continúo creyendo en Dios. La fe es una apuesta, un salto en lo desconocido total, pero confiando también totalmente en «aquel a quien me he confiado».

   -"Sí, yo mismo veré a Dios y cuando mis ojos le mirarán, Él no se apartará de mí". El punto final será allá, y sólo allá y no antes.

   Hoy, en efecto, la «obra de Dios» está inacabada. Hay que esperar el final. Y Job llega a pensar que el horizonte no se iluminará aquí abajo; que no ganará el proceso antes de morir: a pesar de todo, sigue esperando... a pesar de todo, espera una salvación... a pesar de todo espera la felicidad... Pero es más allá de la muerte, cuando todo quedará iluminado.

   El que confía en Dios afrontando la muerte, lanzándose a lo desconocido de la muerte... este tal, no cae en la nada, sino en las manos del Padre y cara a cara con ese Padre: «¡veré a Dios, con mis ojos, y Él no se apartará de mí!» Así lo hizo Jesús: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Noel Quesson).

   La liturgia aplica ese texto, en la misa de los difuntos, a la esperanza de la salvación. El autor del libro desconoce en realidad la resurrección como la conocemos hoy, pero allí hay mucho adelantado.

   Habrá que esperar hasta el libro atribuido a Daniel para que esta idea entre en el Antiguo Testamento. La fuerza de Job está precisamente en que espera en Dios sin conocer una recompensa en la otra vida. Pese a que sólo piensa en la vida umbrátil del sheol, Job quiere ver el triunfo de su causa.

   Así el libro de Job preludia la idea de la resurrección y, sobre todo, aclara el concepto de Dios: Dios no se reduce a nuestras pobres concepciones, con frecuencia interesadas. La derrota de los amigos y de sus miras interesadas es evidente (J. Mas-Bayés).

   2. El salmo, una vez más, nos quiere infundir sentimientos de fe y confianza en Dios. No entendemos el misterio del mal o el de la muerte, pero sí sabemos confiar en Dios, que es siempre Padre: "espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro... Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor".

1. Hoy expandes la misión, Jesús, con el envío de 72 discípulos para que vayan de dos en dos a prepararle el camino.

 

-"Entre sus discípulos, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir El". Es un envío similar al de los Doce…

   -"La mies es abundante y los braceros pocos; por eso rogad al dueño de la mies que mande obreros a su mies". Les dices, Señor, que lo primero es la fuerza de la oración, pidiéndole a Dios que envíe obreros a recoger la cosecha, porque hay mucha labor y pocos brazos. Sabes de pesca, de labores de campo… te interesa la vida, entras en los detalles de las personas, de la cultura… Todo cristiano se debe sentir misionero, con una entrega generosa a la misión que nos encomiendas, Señor. Habrá laicos comprometidos, religiosos, ministros ordenados, para que se pueda realizar la obra salvadora con los niños, los jóvenes, la sociedad de nuestro tiempo, los mayores, los enfermos, los pueblos que no conocen a Cristo; ante todo, rezar, porque es Dios quien salva y quien anima a la Iglesia misionera.

   Juan Pablo II comentaba que la actividad misionera esta aun en sus comienzos. Se ha llevado la fe a toda Europa, Asia, América, África, Oceanía… pero hay mucho por hacer: "Hoy se pide a todos los cristianos, a las Iglesias particulares y a la Iglesia universal la misma valentía que movió a los misioneros del pasado y la misma disponibilidad para escuchar la voz del Espíritu".

   -"Id, mirad que os envío como corderos entre lobos". Jesús, pasas a hablar de cómo han de comportarse, y es que la "misión es ante todo un acontecimiento, un acto". Los misioneros anuncian el Reino de Dios ante todo por su modo de vivir. Primera consigna: no-violencia. Los "enviados de Dios", los misioneros, en primer lugar son hombres "indefensos", "corderos" entre lobos. Con ello indican ya que su fuerza no está en ellos... que no han ido para forzar la adhesión, sino para suscitar una adhesión libre.

   -"No llevéis bolsa, ni alforja ni sandalias; y no os paréis a saludar a nadie por el camino". La pobreza. No confiemos mucho en los medios humanos sino en la gracia de Dios: "tanta ha de ser la confianza que ha de tener en Dios el predicador, que, aunque no se provea de las cosas necesarias para la vida, debe estar persuadido de que no le han de faltar, no sea que mientras se ocupa de proveerse de las cosas temporales, deje de procurar a los demás las eternas" (S. Gregorio Magno).

   La preocupación por las seguridades terrestres puede quitarnos la paz.

   La libertad del apóstol, no estar atado a muchos negocios mundanos, le da alas para su misión. Jesús, tú siempre tienes tiempo para atender a todos; ¿qué quieres decir con lo de no pararse a saludar? Supongo que no nos perdamos por caminos laterales, porque es urgente la tarea principal;

   -"Cuando entréis en una casa, lo primero, saludad: "Paz a esta casa". Si hay allí "gente de paz", la "paz que les deseáis", se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros". La paz es otra de tus consignas, Señor, la alegría. La nuestra ha de ser una comunicación de paz y de alegría. Hay que volver a leer y a meditar de nuevo esas fórmulas admirables y, a su luz, revisar nuestra vida.

   -"Curad a los enfermos que haya en la casa o en la ciudad donde estéis y decid a los habitantes: "Ya os llega el reino de Dios"". Hacer el bien, apartar el mal. aliviar... y sobre todo anunciar el Reino, todo esto es la materia de nuestra palabra. Sobre todo ¡el Reino de Dios! ¡Que Dios reine! (Noel Quesson).

   Jesús se dirige a los discípulos de todos los tiempos: "¡Poneos en camino!". A veces soñamos con tener todo claro para tomar una decisión. Pero esperar a ver con claridad nos paraliza. La luz se hace caminando. Porque cada vez que nos ponemos en camino, Él -como nos recuerda el relato de Emaús- "se pone a caminar con nosotros".

 

miércoles, 2 de octubre de 2024

2 de octubre, Ángeles Custodios: guía espiritual y protección

2 de octubre, Ángeles Custodios: guía espiritual y protección

A. Lecturas:

   1. Éxodo 23,20-23a: Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.

   Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.

  Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi Ángel irá delante de ti.

   2. Salmo 90,1-6.10-11: Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío».

   Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas.

   No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol.

   No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque Él te encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos.

   3. Mateo 18,1-5. 10: Los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?»

   Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.

   Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial».

B. Comentario:

   El 2 de octubre, la Iglesia celebra la fiesta de los Santos Ángeles Custodios, una invitación a profundizar en la verdad de la existencia de estos seres espirituales, cuya presencia afecta nuestras vidas diarias de manera práctica.

La existencia de los Ángeles

   La existencia de los ángeles es una tradición reconocida en la doctrina cristiana. Estos seres espirituales, personales y libres, fueron creados por Dios y elevados al orden sobrenatural. Su nombre, que significa "enviado", refleja su función como mensajeros de Dios ante los hombres, tal como se relata en numerosas ocasiones en la Sagrada Escritura. Además de intervenir en momentos importantes de la historia humana, los ángeles también acompañan a cada persona a lo largo de su vida.

   El Catecismo del Concilio de Trento destaca que la Providencia de Dios ha otorgado a los ángeles la misión de guardar y asistir a la humanidad, asignando a cada persona un ángel custodio desde su nacimiento. Estos ángeles no solo intervienen en situaciones excepcionales, sino que velan continuamente por la salvación de cada individuo. Jesucristo mismo habla de la importancia de los ángeles cuando advierte a sus discípulos que no deben menospreciar a los pequeños, pues sus ángeles siempre ven el rostro del Padre en el cielo (Mateo 18:10).

Cooperadores del plan de Dios

   Aunque Dios podría gobernar sin la ayuda de los ángeles, ha decidido que ellos cooperen en su plan de Providencia para la humanidad. Esta asistencia es necesaria debido a la debilidad intrínseca del ser humano, cuya razón se ve oscurecida por el pecado original, lo que dificulta el camino hacia el bien.

   Los ángeles custodios ayudan a cada persona a alcanzar su fin sobrenatural. Dios, en su amor, envía a sus ángeles para guiarnos y protegernos en nuestro viaje hacia el Cielo, similar a cómo un padre encargaría a un protector que acompañe a su hijo en un camino peligroso.

Auxiliadores del ser humano

   Los ángeles custodios tienen la misión de protegernos de las tentaciones y los peligros, inspirando en nuestros corazones buenos pensamientos. La presencia de los ángeles en la vida del hombre también se refleja en algunos de los documentos más antiguos de la Iglesia, como el Pastor de Hermas, que habla de dos ángeles que habitan en el corazón del hombre: uno de justicia y otro de maldad.

   Además de su asistencia espiritual, los ángeles también pueden prestar ayuda material cuando es necesario para la salvación de las almas. Un ejemplo de esto es el relato del ángel Rafael, quien acompañó a Tobías en su viaje y curó la ceguera de su padre.

La protección de los Ángeles Custodios

   La Iglesia enseña que los ángeles custodios están presentes desde el nacimiento de cada persona, y permanecen con nosotros hasta el momento de nuestra muerte. Al final de nuestras vidas, el ángel custodio nos acompaña al tribunal de Dios, una creencia profundamente enraizada en la tradición cristiana.

   Es importante recordar que los ángeles, aunque son poderosos, no tienen el poder de Dios. No pueden leer los corazones ni las mentes de las personas, por lo que es necesario comunicarnos con ellos, compartiendo nuestras preocupaciones y necesidades, aunque sea a través del pensamiento, ya que ellos comprenden nuestras intenciones más profundas.

Ángeles de comunidades y la Sagrada Eucaristía

   La tradición cristiana sostiene que los ángeles no solo cuidan de las personas, sino también de las comunidades, como naciones y corporaciones, velando por el bien común. En la Sagrada Eucaristía, los ángeles se consideran adoradores constantes de Cristo sacramentado. La piedad popular representa a estos ángeles rodeando la custodia con una actitud de reverencia profunda.

   Durante la Santa Misa, la unión entre el cielo y la tierra se hace evidente cuando los fieles cantan el Sanctus, uniéndose a los coros de ángeles en la adoración de la Santísima Trinidad.

La devoción personal a los Ángeles Custodios

   La devoción a los ángeles custodios ha sido siempre parte del patrimonio espiritual de la Iglesia. Los cristianos están llamados a cultivar una relación de amistad con su ángel de la guarda, acudiendo a él en busca de ayuda en los momentos de necesidad. Se nos invita a tratar al ángel como a un amigo cercano, confiando en que él intercederá en los asuntos cotidianos.

   Además, podemos pedir la asistencia de los ángeles custodios de otras personas para que colaboren en la tarea de guiar a sus protegidos hacia el Cielo. Esta complicidad espiritual es un don divino que nos ayuda a llevar a cabo nuestra misión de santificación y apostolado.

Conclusión

Los ángeles custodios son una fuente continua de ayuda y protección para cada cristiano. Su presencia, que forma parte de la enseñanza y tradición de la Iglesia, nos invita a confiar en su guía y a cultivar una devoción personal hacia ellos. Como intercesores ante Dios, los ángeles custodios son compañeros fieles en nuestro viaje hacia la santidad y la vida eterna.

 

Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia: el camino del abandono de los niños nos lleva directos a Jesús, a la misericordia de nuestro Padre Dios… así la vida es de rosas, con espinas que luego son gloria

Santa Teresa del Niño Jesús, virgen y doctora de la Iglesia: el camino del abandono de los niños nos lleva directos a Jesús, a la misericordia de nuestro Padre Dios… así la vida es de rosas, con espinas que luego son gloria

A. Lecturas:

   1. Isaías 66, 10-14c: ¡Alégrense con Jerusalén y regocíjense a causa de ella, todos los que la aman! ¡Compartan su mismo gozo los que estaban de duelo por ella, para ser amamantados y saciarse en sus pechos consoladores, para gustar las delicias de sus senos gloriosos!

   Porque así habla el Señor: Yo haré correr hacia ella la prosperidad como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda. Sus niños de pecho serán llevados en brazos y acariciados sobre las rodillas. Como un hombre es consolado por su madre, así Yo los consolaré a ustedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén. Al ver esto, se llenarán de gozo, y sus huesos florecerán como la hierba. La mano del Señor se manifestará a sus servidores.

   2. Salmo 130,1-3: Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas. 
   Yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre,
así está mi alma dentro de mí. Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre.
   3.
Lucas 9,46-50: "En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado, y les dijo: El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño entre vosotros es el más importante...".

B. Comentario:

   El mes de octubre comienza con la memoria de Santa Teresita, apóstol de la Misericordia; ella nos hace ver que "Dios es sólo amor y misericordia", Dios es un Padre que me ama, y por eso lo perdona todo; realmente Dios antes que nada es Amor, y todo ha sido hecho porque nos ama: "Dios creó solo aquellos seres, de los que se enamoró" (Card. Lehman). Cada uno podemos pensar: existo, porque Él se enamoró de mí. Soy aceptado por Dios; me quiere como soy. En mí todo es gracia: nací de un sueño de amor de Dios –que está loco por mí- y me tiene un amor gratuito. Una chica, al descubrir cómo vivir de la gratuidad de Dios, escribía: "Una tarde volvía yo de la reunión de oración y mi abuela me esperaba en la cocina, como siempre. Yo le conté emocionada: '-yaya, ¡no te imaginas! ¡Dios me quiere como soy! No tengo que hacer nada para que me quiera... ¿no es alucinante?' Y a mi abuela se le llenaron los ojos de lágrimas y me dijo: '-me han estafado. Me han engañado'. Y es que a ella le habían predicado que el amor de Dios hay que merecérselo y ganárselo a base de méritos. Claro, como eso es imposible, nunca se había sentido digna y, por tanto feliz. Ella no conocía el significado de 'dejarse amar por Dios'" (de una revista de la renovación carismática).

   ¿Tiene razón la nieta o la abuela? Realmente el corazón de Dios se vuelca en mí como hijo, más allá de la realidad concreta de mis obras buenas o malas. Cuántas angustias se han causado, por no explicar bien cómo es Dios, mostrándolo como "justiciero"... toda justicia divina hay que entenderla desde esa misericordia, todas las verdades de doctrina, hasta el infierno: que no lo ha hecho Dios para nosotros, sino que es la triste posibilidad de no amar, la autoexclusión de quien no quiere amar a Dios y a los demás. ¿Es al mismo tiempo cierto que las obras son meritorias? Si, y pienso que sólo podemos captar la Misericordia cuando abrimos el corazón, es como un chorro inmenso que está siempre –el Amor que siempre está como cayendo del cielo- pero del que sólo podemos llenarnos según nuestro recipiente, la medida de nuestro corazón. ¿Cómo se ensancha éste? Cuando se da; y es algo cíclico: la grandeza del amor se multiplica cuando se da: eso lleva a fijarse en lo bueno, en lo positivo de los demás, en sus cualidades, virtudes, acciones...

   Hoy es particularmente iluminante este espíritu de Santa Teresita, que nos muestra un  Dios todo amor y misericordia, donde la justicia queda explicada con la ternura.

   Encuentra su vocación al leer un pasaje de S. Pablo sobre la caridad (I Cor, 13). Todo queda claro para ella y puede escribir: "¡ Oh, Jesús, amor mío, he encontrado al fin mi vocación ! ¡Mi vocación es el Amor!… Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia y ese puesto, Dios mío, eres Tú quien me lo ha dado. En el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor. Así lo seré todo ¡¡¡Así mi sueño se verá realizado!!!" (Manuscrito B, 3 v).

   Un año después de su muerte se publica un libro a partir de sus escritos: Historia de una Alma, que va a conquistar al mundo y dará a conocer a esta joven religiosa que había amado a Jesús" hasta morir de amor". Una vida escondida iba a iluminar el mundo.

   Diría Juan Pablo II sobre ella: «En una cultura racionalista y demasiado a menudo invadida por un materialismo práctico ella opone con una sencillez que desarma "la pequeña vía" que conduce al secreto de toda existencia: el Amor divino que envuelve y penetra toda la aventura humana... En un tiempo como el nuestro, caracterizado por la cultura de lo efímero y del hedonismo, esta nueva Doctora de la Iglesia se muestra dotada de una singular eficacia para esclarecer el espíritu y el corazón de los que tienen sed de verdad y de amor». Propone también a Teresita como patrona de los jóvenes: «Creo que los jóvenes pueden encontrar efectivamente en ella una auténtica inspiradora para guiarles en la fe y en la vida eclesial, en una época en la que el camino puede estar lleno de pruebas y dudas»: «Teresa experimentó diferentes pruebas, pero recibió la fuerza para permanecer fiel y confiada».

   "El Señor la rodeó cuidando de ella, la guardó como a las niñas de sus ojos, extendió sus alas como el águila, la tomó y la llevó sobre sus plumas; el Señor sólo la condujo" (Dt 32,10).

   Santa Teresa del Niño Jesús nació en Alençon en 1873. Como no se veía en la "perfección" que se predicaba para alcanzar la santidad, no se perdió en disquisiciones teológicas, sino que tuvo la intuición del "ascensor", un camino directo a través del amor: «Siempre he deseado, afirmó en su autobiografía Teresa de Lisieux, ser una santa, pero, por desgracia, siempre he constatado, cuando me he parangonado a los santos, que entre ellos y yo hay la misma diferencia que hay entre una montaña, cuya cima se pierde en el cielo, y el grano de arena pisoteado por los pies de los que pasan. En vez de desanimarme, me he dicho: el buen Dios no puede inspirar deseos irrealizables, por eso puedo, a pesar de mi pequeñez, aspirar a la santidad; llegar a ser más grande me es imposible, he de soportarme tal y como soy, con todas mis imperfecciones; sin embargo, quiero buscar el medio de ir al Cielo por un camino bien derecho, muy breve, un pequeño camino completamente nuevo. Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección».

   Vivió la cruz, ya desde los cinco años cuando su madre murió. Cuando tenía nueve años, su hermana Paulina, que era para ella «su segunda mamá», entró como carmelita en el monasterio de la ciudad. Cuando tuvo una grave enfermedad, el 13 de mayo de 1883, una imagen de la Virgen María sonríe a Teresa que es curada súbitamente. Al año siguiente, el 8 de junio, su primera Comunión es para ella una "fusión" de amor. Jesús se entrega al fin a ella y ella se entrega a Él. Piensa ya en ser carmelita. La entrada en el Carmelo de su tercera madre, su hermana María, la desestabiliza. Sufre una grave crisis de escrúpulos obsesivos, está hipersensible y "llora en exceso". Desea morir y ser liberada. Al volver de la misa del Gallo el año 1886, la gracia toca su corazón. Es una verdadera conversión que la transforma en una mujer fuerte. El Niño del pesebre, el Verbo de Dios le ha comunicado su fuerza en la Eucaristía.

   Llega hasta el Papa León XIII para pedir su entrada en el monasterio, y a los 14 años y medio entra por fin, en su vocación de "amar a Jesús y hacerlo amar". Comprende que su vocación no consistirá sólo en orar por la conversión de los grandes pecadores, sino también en rezar por los sacerdotes. A los 23 años enfermó de tuberculosis y murió a los pocos meses. Pío XII quiso asociarla, en 1927, a san Francisco Javier como patrona de las misiones (Coro Marín).

   Su más grande sufrimiento será la enfermedad de su amado padre, internado en El Buen Salvador de Caen, hospital para enfermos mentales. Su Carmelo, marcado por el temor a un Dios a quien se ve sobre todo como un Dios justo, le pesa. Aspira al amor cuando lee la "Llama de amor viva" de S. Juan de la Cruz. En esta época es cuando la joven hermana Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz descubre la gracia de profundizar en la Paternidad de Dios que nos es otra cosa que Misericordia y Amor (expresadas en su Hijo Jesús, hecho hombre, vivida en una confianza absoluta. "Si no volvéis a ser como niños no entraréis en el reino de los cielos" (Mt 18, 3).

   Pequeñas anécdotas le hacen vivir intensamente el amor de Dios. Cuenta el obispo Guy Gaucher que la vida de sor Teresa fue normal, sin especial fama. Tuvo una noche oscura en sus últimos momentos, y una fuerte enfermedad, y se abandona en el Señor. Escribe poco antes de su muerte: "dice el Evangelio que Dios vendrá como un ladrón. A mí vendrá a robarme con gran delicadeza. ¡Como me gustaría ayudar al Ladrón!... no tengo ningún miedo del Ladrón. Lo veo lejos y en vez de gritar: ¡al ladrón!, lo llamo diciéndole: ¡por aquí, por aquí!" Este espíritu -del Evangelio- es útil para impregnar todos los campos (Derecho, relaciones laborales...) pero pienso que particularmente la educación. Mirando una imagen de Jesús con dos niños, explica con inocencia profunda: "soy yo este pequeñito que ha subido al regazo de Jesús, que alarga tan graciosamente su piernecita, que levanta la cabeza y lo acaricia sin temor. El otro pequeño no me gusta tanto; le han dicho algo..., sabe que debe tratar con respeto a Jesús". Tantas veces la educación –también la religiosa- ha sido cargada de un respeto que da miedo, y lo que más ayuda al ambiente de nuestro tiempo, lleno de miedo e inseguridad, es esa paz y esperanza de sentirnos queridos, pese a nuestras equivocaciones e incertidumbres. Cuando se encuentra vacía de obras buenas de cara al juicio que llega a su muerte, dice la Doctora de la Iglesia que Jesús "no podrá pagarme –según mis obras-... Pues bien, me pagará según las suyas".

   La tuberculosis mina su salud y la debilita. Teresa emplea sus últimas fuerzas en enseñar "su camino de infancia espiritual" a las cinco novicias que tiene a su cargo y por carta a sus hermanos espirituales, sacerdotes y misioneros en Africa y China, y en sus escritos "canta las misericordias del Señor" en su corta vida.

   El seminarista Mauricio Bellière, de veinte años, será su "alma gemela" también en la agonía de una pasión escondida, como se hablaron por carta, con la promesa de que ella le ayudaría desde el cielo. Será Padre Blanco y partirá a Nyassland (hoy Malawo) cuando ella estaba muriendo. Expulsado de su familia religiosa, volverá a Francia y vagará despreciado por todos morirá hospitalizado en el Buen Salvador de Caen en 1907, a los treinta años. En el mismo hospital psiquiátrico donde estuvo el padre de Teresa. Su olvidada tumba ha sido restaurada, al ver que sus desobediencias y faltas de carácter eran debidas a que padecía la enfermedad del sueño, causada por las moscas durante su dedicación misionera. Las once cartas de Teresa son muy importantes para ver que las rosas están llenas de espinas, que «la noche de la fe» comprende dudas, abandono total, la tentación de la desesperación. Juan Pablo II señala que ella ahora «sostiene a sus hermanos y hermanas en todos los caminos del mundo».

   Pidiendo "hacer el bien en la tierra después de su muerte, hasta el fin del mundo", profetizando humildemente que su misión póstuma sería enseñar su caminito a las almas y "pasar su cielo haciendo el bien en la tierra", muere el 30 de septiembre 1897. Murió desconocida en un pequeño Carmelo de Provincias, no había más de treinta personas en su entierro en el cementerio de Lisieux. Sin embargo, a su canonización en S. Pedro de Roma asistirán más de 500.000 el 17 de mayo de 1925. Una vida muy ordinaria y muy escondida. "Quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra", dice mostrando un cielo mucho más activo de como se veía. Proclamada "Doctora de la Iglesia" por el Papa Juan Pablo II en 1997 (Coro Marín).

   2. "Acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre", rezamos con el salmo. El abandono en los brazos de Dios resume el camino de Santa Teresa. Leyendo Isaías 66, comprendió que no podía subir sola la escalera de la perfección, pero que Jesús la cogería en sus brazos y la subiría como en un ascensor rápido. Es el descubrimiento de su "caminito": "Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina. Ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su padre" (Manuscrito B, 1v).

   Su descubrimiento es que Dios es esencialmente Amor Misericordioso. En adelante verá todas las perfecciones divinas, incluida la justicia, partiendo de la Misericordia. Esto conlleva una confianza audaz: "Quiero ser santa, pero siento mi impotencia y te pido, Dios mío, que seas Tú mismo mi santidad" (Acto de ofrenda). Es dejar hacer a Jesús:" Sí, lo sé, cuando soy caritativa , es únicamente Jesús quien actúa en mí. Cuanto más unida estoy a Él, más amo a todas mis hermanas" (Manuscrito C, 13 r).

   Decía la santa, sobre nuestro afán de ser algo o alguien: "Somos una gotita de rocío que se oculta en el cáliz de la flor de los campos. Desconocidas de todos. No debemos envidiar ni siquiera al claro arroyuelo que serpentea por la pradera. Es verdad que su murmullo es muy dulce; pero, además de que por eso mismo no puede permanecer oculto, el arroyuelo no cabe en el cáliz de la Flor de los campos... ¿Es necesario ser tan pequeño para poder acercarse a Jesús...? Es más útil el arroyuelo que la gota de rocío, la cual no sirve más que para refrescar un instante la frágil corola de una flor silvestre. Esto es ignorar la causa del mérito de las obras. Jesús no tiene necesidad de nuestras obras brillantes ni de nuestros pensamientos sublimes; si él quisiera concepciones elevadas, ¿no tiene sus ángeles, cuya ciencia sobrepasa infinitamente la de los más grandes genios de este mundo? No es, pues, ni la grandiosidad de las obras ni los talentos lo que Jesús quiere y aprecia. No pide más que una gotita de rocío que durante la noche de esta vida permanezca oculta en Él, en el cáliz de la Flor de los campos".

Llucià Pou Sabaté

Miércoles de la 26ª semana de Tiempo Ordinario. La vocación se descubre en el tiempo, es un encuentro con el Señor que implica un compromiso… una misión divina

Miércoles de la 26ª semana de Tiempo Ordinario. La vocación se descubre en el tiempo, es un encuentro con el Señor que implica un compromiso… una misión divina

A. Lecturas:

   1. Job (9,1-12.14-16): Respondió Job a sus amigos: «Sé muy bien que es así: que el hombre no es justo frente a Dios. Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una. ¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso? Él desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; él solo despliega los cielos y camina sobre la espalda del mar; creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; hace prodigios insondables, maravillas sin cuento. Si cruza junto a mí, no puedo verlo, pasa rozándome, y no lo siento; si coge una presa, ¿quién se la quitará?; ¿quién le reclamará: «Qué estás haciendo»? Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. Aunque tuviera razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario; aunque lo citara y me respondiera, no creo que me hiciera caso.»

   2. Salmo 87: Llegue hasta ti mi súplica, Señor. Todo el día te estoy invocando, tendiendo las manos hacia ti. ¿Harás tú maravillas por los muertos? ¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

   ¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia, o tu fidelidad en el reino de la muerte? ¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla, o tu justicia en el país del olvido?

   Pero yo te pido auxilio, por la mañana irá a tu encuentro mi súplica. ¿Por qué, Señor, me rechazas y me escondes tu rostro?

   3. Lucas 9,57-62: En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos e dijo uno: -«Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió: -«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro le dijo: -«Sígueme.» Él respondió: -«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: -«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anun-ciar el reino de Dios.» Otro le dijo: -«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi fa- milia.» Jesús le contestó: -«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

 

B. Comentario:

   1. Job refleja una profunda reflexión sobre la grandeza y el poder de Dios, y la insignificancia del ser humano frente a Él. Responde a sus amigos reconociendo que, por más justo que sea un hombre, nunca podrá compararse con la justicia y el poder de Dios.

   El ser humano tiene una incapacidad frente a Dios: el hombre no puede ser justo frente a Dios, porque no hay manera de debatir con Él. Dios es omnipotente y sabio, y ningún ser humano tiene argumentos suficientes para enfrentarlo.

   El poder soberano de Dios se expresa con imágenes de la creación como el movimiento de montañas, el control sobre los cielos y las estrellas, y el dominio sobre los fenómenos naturales. Estas referencias subrayan el control absoluto de Dios sobre todo lo creado.

   La naturaleza insondable de Dios también es señalada por Job: Dios realiza prodigios y maravillas incomprensibles para el ser humano, y que Su presencia muchas veces pasa desapercibida, aunque esté siempre presente.

   La impotencia ante Dios, finalmente, se expresa en que no podemos replicar a Dios ni tenemos derecho a obtener una respuesta, hemos de confiar en su sabiduría.

   Este pasaje profundiza en el misterio del sufrimiento y la justicia divina. Job, a pesar de su sufrimiento y sus preguntas, reconoce que no puede juzgar ni comprender los designios de Dios. Es una llamada a la humildad frente al poder y sabiduría de Dios, recordando que, como seres humanos, nuestra perspectiva es limitada frente a la inmensidad divina. La lucha de Job con su sufrimiento, en última instancia, es un llamado a confiar en la sabiduría de Dios, incluso cuando no comprendemos por qué nos suceden ciertas cosas.

   2. Es éste uno de los salmos más sombríos y lamentadores; el salmista expresa un profundo sentimiento de abandono por parte de Dios. Se trata de una súplica angustiada de alguien que se siente al borde de la desesperación, rogando a Dios que escuche su clamor. La constante pregunta es: "¿Por qué, Señor, me rechazas y me escondes tu rostro?", reflejando una sensación de distancia y falta de respuesta divina.

   Por una parte, vemos la súplica continua: invocar a Dios "todo el día", extendiendo las manos hacia Él, una imagen de oración persistente y necesidad constante. A pesar de esto, no siente que Dios esté respondiendo, lo que aumenta su dolor.

   La reflexión sobre la muerte es dura: ¿los muertos pueden alabar a Dios, dar gracias desde el sepulcro? Hay allí un cierto miedo, de cuando ya no haya posibilidad de encontrar la misericordia divina.

   El sentimiento de rechazo también forma parte de la angustia de salmista. El sentimiento de abandono, de rechazo.

   Refleja una experiencias que han tenido muchos santos: el sentimiento de desolación y la percepción de que Dios está ausente en momentos de profundo sufrimiento. Pero el amor no cesa, y además en esa noche oscura hay una luz pequeña que fruto de la esperanza de una unión y una visión perfecta: ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. También lleva  a la suprema alabanza, como entendió san Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón no hallará reposo hasta que descanse en ti».  Allí cada uno quedará saciado, según su capacidad de amor, según haya ensanchado su corazón: «Todo el gozo no cabrá en todos, pero todos verán colmado su gozo. Me saciaré de tu semblante; y también: El sacia de bienes tus anhelos».

   "La vida perdurable consiste, también, en la amable compañía de todos los bienaventurados, compañía sumamente agradable, ya que cada cual verá a los demás bienaventurados participar de sus mismos bienes. Todos, en efecto, amarán a los demás como a sí mismos, y, por esto, se alegrarán del bien de los demás como el suyo propio. Con lo cual, la alegría y el gozo de cada uno se verán aumentados con el gozo de todos" (Santo Tomás de Aquino).

   3. En el camino de Jesús se espeja nuestro camino. Hoy leemos tres breves episodios de "vocación" a su seguimiento, con situaciones diferentes y respuestas que parecen paradójicas por parte de Jesús.

   Las respuestas suenan como una manera expresiva de acentuar la radicalidad del seguimiento que pide Jesús, sin "instalarnos" en la comodidad. Jesús está de camino, y nuestro camino nos cruzamos con él. Nos dice también que no podemos dar largas a nuestro seguimiento; la imagen de los muertos que entierren a los muertos es solo para subrayar la respuesta: "dejándolo todo, le siguieron". Y lo mismo lo de "no despedirse de la familia" es también una imagen y es como una alusión a la fiesta de Eliseo cuando siguió a Dios.

   -Jesús respondió: "Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Es lanzarse a la providencia, sin pensar en el confort, seguirle es estar preparado a ser rechazado como El lo estuvo, es no tener seguridad...

   "A veces la voluntad parece resuelta a servir a Cristo, pero buscando al mismo tiempo el aplauso y el favor de los hombres (…). Se empeña en ganar los bienes futuros, pero sin dejar escapar los presentes. Una voluntad así no nos permitirá llegar nunca a la verdadera santidad" (Juan Casiano).

   Es una invitación a reflexionar, con mucha claridad y no menor insistencia, sobre un punto central de nuestra fe: el seguimiento radical de Jesús. «Te seguiré adondequiera que vayas» (Lc 9,57). ¡Con qué simplicidad de expresión se puede proponer algo capaz de cambiar totalmente la vida de una persona!: «Sígueme» (Lc 9,59). Palabras del Señor que no admiten excusas, retrasos, condiciones, ni traiciones... La vida cristiana es este seguimiento radical de Jesús. Y aunque «todo el género humano tenía su lugar, Él no lo tuvo: no encontró lugar entre los hombres (...), sino en un pesebre, entre el ganado y los animales, y entre las personas más simples e inocentes. Por esto dice: 'Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza'» (San Jerónimo).