martes, 11 de junio de 2024

Miércoles de la semana 10ª del tiempo ordinario (par): Dios nos ha hecho servidores de una alianza nueva, basada no en la letra, sino en el Espíritu del amor

Miércoles de la semana 10ª del tiempo ordinario (par): Dios nos ha hecho servidores de una alianza nueva, basada no en la letra, sino en el Espíritu del amor

 

A. Lecturas:

   1. I Reyes (18,20-39): En aquellos días, el rey Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas de Baal se reunieron en el monte Carmelo. Elías se acercó a la gente y dijo: «¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal.»

   La gente no respondió una palabra. Entonces Elías les dijo: «He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno; que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña, sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, sin prenderle fuego. Vosotros invocaréis a vuestro dios, y yo invocaré al Señor; y el dios que responda enviando fuego, ése es el Dios verdadero.»

   Toda la gente asintió: «¡Buena idea!»

   Elías dijo a los profetas de Baal: «Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego.»

   Cogieron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía: «¡Baal, respóndenos!»

   Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras brincaban alrededor del altar que habían hecho.

   Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos: «¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje; ¡a lo mejor está durmiendo y se despierta!»

   Entonces gritaron más fuerte; y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo. Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta.

   Entonces Elías dijo a la gente: «¡Acercaos!»

   Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: cogió doce piedras, una por cada tribu de Jacob, a quien el Señor había dicho: «Te llamarás Israel»; con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas; apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña.» Luego dijo: «¡Otra vez!» Y lo hicieron otra vez. Añadió: «¡Otra vez!» Y lo repitieron por tercera vez. El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua.

   Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró: «¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya.

   Respóndeme, Señor, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Señor, eres el Dios verdadero, y que eres tú quien les cambiará el corazón.»

   Entonces el Señor envió un rayo que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Al verlo, cayeron todos sobre su rostro, exclamando: «¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero!»

   2. Salmo 15: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios.

   El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

   Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

   3. Mateo 5,17-19: "«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos".

 

B. Comentario:

   1. El monte Carmelo, entre Palestina y Fenicia, hay una pugna de dos altares, uno consagrado a Yahvé (en ruinas) y otro a Baal (1R 18,20-39). Hay violencia. Elías se dará cuenta más tarde que no lleva a nada esa violencia (Dios hará que el profeta comprenda que está más presente "en la brisa ligera" que en «el fuego y el temblor de tierra»). Será precisa la muerte de Jesús para que el mundo comience, al fin, a creerlo así (Maertens-Frisque).

   Hoy vemos el poderío moral del profeta, su valentía: -¿Hasta cuándo vais a estar cojeando con los dos pies? Si el Señor es Dios, seguidle... si es Baal, seguid a éste". Jesús, tú nos dirás: «no podéis servir a dos amos... no podéis servir a Dios y al dinero...» Señor, líbranos de nuestros titubeos, de nuestras dilaciones. Ayúdanos a decidirnos lealmente. Presérvanos de las evasivas, de las actitudes inconsistentes e incoloras. Concédenos ser hombres de decisión y de franqueza.

   No tiene miedo Elías, a pesar de estar en minoría, sabe que tiene tu fuerza, Señor: -"Yo, he quedado solo como profeta del Señor... Y los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta"... también hoy, tengo la impresión de ser una minoría, perdida entre la multitud. Concédenos la noble valentía de Elías... su carácter bien templado, capaz de mantenerse firme, aunque todos a su alrededor le abandonen.

   -"Invocaré el nombre del Señor: Él es Dios". No se apoya en su propia fuerza sino en Dios. Señor, me siento débil, indeciso. Sé Tú mi fuerza y mi valentía. Te pido como el profeta: -"Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel... respóndeme".

   Quiero pedirte, Señor, fortaleza en la fe. "Seguros de tu amor y fuertes en la fe, te lo pedimos, Señor".

   Luego del milagro, –"Todo el pueblo, rostro en tierra y con temor... dijeron: «El Señor Yaveh es Dios." Los ídolos han sido reducidos a cenizas. Es necesario que yo siga confiando en Ti, Señor, incluso en la noche, en la cruz, en el fracaso, sabiendo que después de la tormenta, cuando menos lo esperas, sale el sol, como dice la canción (Noel Quesson).

   2. Acabamos con una oración del salmo, lleno de confianza (15): "Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; / yo digo al Señor: "Tú eres mi bien.""

   Y aunque haya mal en el mundo, no te pido no usar, Señor, las armas del mal, sino las del amor: "Multiplican las estatuas / de dioses extraños; / no derramaré sus libaciones con mis manos, / ni tomaré sus nombres en mis labios."  

   Nos sabemos queridos por el Señor, invitados a su casa: "El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; / mi suerte está en tu mano. / Tengo siempre presente al Señor, / con él a mi derecha no vacilaré".

   Quizá la petición más bonita es esta final, que ponemos en manos de la Mediadora, la Santísima Virgen: "Me enseñarás el sendero de la vida, / me saciarás de gozo en tu presencia, / de alegría perpetua a tu derecha".

   3.- Jesús, en el sermón de la montaña comparas el Antiguo y el Nuevo Testamento: has criticado las interpretaciones que se hacían de la ley de Moisés, pero no la ley, que la llevas a su auténtico cumplimiento. Has venido a perfeccionarla y llevarla a su plenitud. Irás poniendo ejemplos de vivir en amor y verdad, para una interiorización vivencial, sin conformarse con el mero cumplimiento exterior.

   La Alianza del Sinaí nunca ha sido derogada, pero era una imagen de la que vendría con tu sacrificio pascual, Jesús, pues en la cruz y en su celebración memorial de la Eucaristía participamos de tu Vida de amor (J. Aldazábal). Nos dices: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas; (...), sino a dar cumplimiento». La meditación frecuente —diaria, si fuera posible— de las Escrituras, es un buen propósito para participar de esa visión cristiana de la ley. San Juan dirá, refiriéndose a esa ley en relación con el amor: «En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados» (1Jn 5,3). No es una ley del castigo, sino de amor, y el que no vive el amor, se queda empequeñecido en su corazón: «El que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos». En cambio, «el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos» (Mt 5,19). El buen ejemplo es el primer elemento del apostolado cristiano (Miquel Masats Roca).

   Señor, tú no quieres actos externos, culto falso, ritos vacíos…, sino que todo esto salga de dentro, pues todo lo exterior no llega al valor de un simple acto de contrición, de una simple y sencilla oración que nace del corazón y que diga: "Señor, ten piedad de mí, porque soy un pecador"... como nos dices: "un corazón contrito y humillado tú, Oh Dios, no lo desprecias" (salmo 50). Hoy como ayer podemos tranquilizar la conciencia con un acto externo, dar una limosna que excuse la conciencia de la responsabilidad que tenemos ante tantas personas que esperan nuestra solidaridad, o ni siquiera eso... y en lugar de dejarte lugar en nuestra alma, Señor, podemos conformarnos con "decir algo a Dios de vez en cuando"... Ayúdame, Señor, a interiorizar la ley, a acudir a tus sacramentos con visión apostólica, y dar paz según aquello que dijiste en tu despedida: "yo estaré con vosotros hasta el final del mundo"...

   En esta sociedad ya no inmoral sino amoral, permisivista, una sociedad light, sin sustancia y sin sustento: todo es válido, en la medida en que te deje satisfecho, y sin lamentarnos, no nos quedemos con los brazos cruzados: Señor, tú nos pides que seamos fieles a su Ley, la Ley del Amor. La Iglesia de Cristo debe convertirse en el camino seguro del hombre hacia su plena perfección.

   Jesús, quisiera saber el sentido de tus palabras, de llevar a plenitud la ley. Quizá me ayude relacionarlo con lo que Pablo dirá: "Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" (Rm 8,3-4). Tú Jesús alcanzas lo que no alcanzaba la Ley, pero no sin la Ley sino viviéndola con plena intensidad. Despreciar algo de la ley nos haría "el más pequeño en el Reino de los Cielos." Por el contrario, el que descubre el amor y la sabiduría de Dios incluso en las cosas pequeñas, por amor, da abundancia de luz y de gracia de Dios, y así se es "grande en el Reino de los Cielos" (Fray Nelson).

Llucià Pou Sabaté

lunes, 10 de junio de 2024

11 de Junio, fiesta de San Bernabé Apóstol: modelo de apóstol, hombre de bien y de fe

11 de Junio, fiesta de San Bernabé Apóstol: modelo de apóstol, hombre de bien y de fe

 

A. Lecturas:

   1. Hechos  11: 21 – 26: 21  La mano del Señor estaba con ellos, y un crecido número recibió la fe y se convirtió al Señor.  22  La noticia de esto llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén y enviaron a Bernabé a Antioquía.  23  Cuando llegó y vio la gracia de Dios se alegró y exhortaba a todos a permanecer, con corazón firme, unidos al Señor,  24  porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una considerable multitud se agregó al Señor.  25  Partió para Tarso en busca de Saulo,  26  y en cuanto le encontró, le llevó a Antioquía. Estuvieron juntos durante un año entero en la Iglesia y adoctrinaron a una gran muchedumbre. En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el nombre de «cristianos». 

   2. Salmo  98: 1 - 6 :  1 Cantad a Yahvé un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.  2  Yahvé ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia;  3  se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.  4  ¡Aclamad a Yahvé, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!  5  Salmodiad para Yahvé con la cítara, con la cítara y al son de la salmodia;  6  con las trompetas y al son del cuerno aclamad ante la faz del rey Yahvé. 

   3. Mateo 10,7-13: "Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.  Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros".

 

B. Comentario:

   1. Hoy celebramos al apóstol José, «a quien los Apóstoles dieron el sobrenombre de Bernabé, que significa "hijo de la consolación"». Desde el principio fue generoso: «Tenía un campo, lo vendió, trajo el dinero y lo puso a los pies de los Apóstoles» (Hch 4,36-37). Llevó a san Pablo a los Apóstoles, cuando todos le tenían miedo, y con él abrió el apostolado a todos los pueblos. Primero, en Antioquía, donde «exhortaba a todos a permanecer en el Señor con un corazón firme, porque era un hombre bueno, lleno de fe y del Espíritu Santo. Y una gran muchedumbre se adhirió al Señor» (Hch 11,23-24). Su celo apostólico fue ejemplar, poniendo en práctica el mandato del Maestro: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,7).

   «Separad a Pablo y Bernabé, para una tarea que les tengo asignada» (Hch 13,2), proclamó el Espíritu Santo: fueron a Chipre y Asia Menor, y sufrieron mucho por el Señor. Tuvieron también sus diferencias y se separaron por motivo de Marcos, que les abandonó a mitad de viaje, y Pablo ya no lo aceptaba en el siguiente; pero Bernabé supo confiar en él y veremos luego a Marcos como un gran colaborador de Pedro y Pablo. Aprendamos a no catalogar a la gente para siempre, que «las almas, como el buen vino, se mejoran con el tiempo» (San Josemaría), cuando se las sostiene con la confianza y se las quiere, ya que «nadie puede ser conocido sino cuando se le ama» (San Agustín). Cuando veamos que alguien flaquea o retrocede, perseveremos como Bernabé, sobrenombre que significa también "hombre esforzado", y "el que anima y entusiasma". Son características de las que hoy estamos necesitados. Por eso acudimos al Señor con las palabras de la colecta: «Concédenos anunciar fielmente con la palabra y con las obras el Evangelio que él [Bernabé] proclamó con valentía».

   Bernabé, "justo" (persona íntegra y fiel a los mandamientos del Señor), "lleno del Espíritu Santo y fe", es colocado en el ámbito de la nueva alianza presentándolo como alguien dócil a la acción de Dios en la obra de expansión del evangelio. El Espíritu Santo, en efecto, actuará eficazmente por mediación de Bernabé en la predicación del evangelio a los paganos. Cuando Bernabé llega a Antioquía se llena de alegría "al ver lo que había realizado la gracia de Dios" (Hch 11,23). Y "una considerable multitud se unió al Señor" (Hch 11,24).

   Dichoso el hombre de bien que vive en servicio a los demás. Su nombre será una bendición. Bernabé fue uno de esos personajes. Personas como él caen bien en cualquier comunidad humana y de creyentes. Recordemos algo de él. Era chipriota, levita, propietario de campos que vendió para ayudar a la comunidad de Jerusalén (Hch 4, 36). Fue mediador en la presentación de Pablo en Jerusalén (Hch 9,27). Tenía la confianza del grupo y era buen dialogante en cuestiones disputadas. Por eso fue el elegido para dirigir a la comunidad de Antioquía en su seguimiento de Cristo. ¡Con qué gusto formaba él parte muy activa entre profetas y doctores de Antioquía, y cómo era correspondido por la comunidad! Él y san Pablo promovieron la primera gran empresa evangelizadora del cristianismo.

   ¿Queremos imitar su ejemplo? Para ello, seamos instrumentos de paz en armonía, diálogo, comprensión, audacia. En el siglo XXI son muchos los problemas que van surgiendo, incluso en el interior de las comunidades creyentes, igual que sucedía en Antioquía. Andamos muy necesitados de amor, celo apostólico, capacidad de comprensión, sentido de participación, comunicación fraterna, clarificación de las cuestiones en espíritu evangélico.

   San Bernabé, compañero de correrías apostólicas de San Pablo, durante buena parte de sus idas y venidas, estableciendo, adoctrinando y confirmando en la fe las primeras comunidades de cristianos, se había destacado pronto como un discípulo generoso y de celo ardiente. Desde los primeros días de andadura de la Iglesia, Bernabé se manifestó como un cristiano comprometido, que no sólo asentía a la enseñanza de Jesús trasmitida por los Apóstoles, sino que, en coherencia con su fe y con la nueva vida en Dios que había descubierto –el Evangelio de Jesucristo– pone todo lo propio al servicio de ese ideal. Tiene total confianza de los Apóstoles, y la veremos cuando introduce a san Pablo después de convertirse en la comunión con la Iglesia, venciendo desconfianzas pues había perseguido atrozmente a los discípulos. Su vida será una permanente aventura, para toda la gloria de Dios. Confianza en Dios y olvido de sí podrían ser los soportes que mantienen la vida del apóstol. Bernabé es ejemplo de disponibilidad. Te pedimos, Señor, que sepamos redescubrir esa perla de gran valor, que nos lleve a empeñar cualquier otra riqueza por conseguirla.

   2. Cantamos un cántico nuevo en el Salmo, y Orígenes interpreta el «cántico nuevo» del salmo como una celebración anticipada de la novedad cristiana del Redentor crucificado. Por eso, sigamos su comentario, que entrelaza el cántico del salmista con el anuncio evangélico: «Cántico nuevo es el Hijo de Dios que fue crucificado, algo hasta entonces inaudito. Una realidad nueva debe tener un cántico nuevo. "Cantad al Señor un cántico nuevo". En realidad, el que sufrió la pasión es un hombre; pero vosotros cantad al Señor. Sufrió la pasión como hombre, pero salvó como Dios». Prosigue Orígenes: Cristo «hizo milagros en medio de los judíos: curó paralíticos, limpió leprosos, resucitó muertos. Pero también otros profetas lo hicieron. Multiplicó unos pocos panes en un número enorme, y dio de comer a un pueblo innumerable. Pero también Eliseo lo hizo. Entonces, ¿qué hizo de nuevo para merecer un cántico nuevo? ¿Queréis saber lo que hizo de nuevo? Dios murió como hombre, para que los hombres tuvieran la vida; el Hijo de Dios fue crucificado, para elevarnos hasta el cielo».

   3. Jesús, acabas de elegir a doce discípulos que representan al nuevo Israel. Los envías al mundo dándoles unas recomendaciones previas: que se limiten, por el momento, a las ovejas de Israel, esto es, a remediar los males del pueblo que atraviesa una situación grave de abandono y descuido por parte de los pastores o maestros. Que ha llegado el reino de Dios debe notarse porque la gente comienza a liberarse, gracias a ellos, de la enfermedad (dolor físico), de la muerte (que acaba con toda vida), de la lepra (que separa de Dios y de los seres humanos) y de los demonios (símbolo de la ideología opresora que esclaviza al ser humano por dentro). Enseñas de lo que tú nos das con tu vida, Jesús. Nada del dios-dinero…, les prohíbes procurarse oro, plata o monedas, esto es, dinero como base de seguridad. Ni llevar dos túnicas (imagen de riqueza), ni bastón (símbolo de violencia). Y que no anden cambiando de casa para mejorar su situación. Pobres, por elección y convicción, deben confiar en que no les faltará el sustento necesario. Será la solidaridad de los otros la que remedie su carencia.

   La misión es camino. Exige moverse de un lugar a otro, avanzar, superar obstáculos y no dejarse vencer por el cansancio o el rechazo de los seres humanos. Los Apóstoles deben confiar absolutamente en la gracia que poseen y que anuncian. Esta es su mayor fuerza: no apoyarse en ninguna seguridad humana para anunciar el mensaje de Dios, ir desprovistos de todo, confiando sólo en la fuerza del mensaje que llevan y abandonados totalmente a la providencia divina. Jesús, les pide además que "cuando lleguen a algún pueblo, averigüen quién hay en él digno de recibirlos y se queden hasta que se vayan". Los evangelizadores deben estar dispuestos a recibir. Su pobreza no está sólo en el no poseer, sino en el depender de lo que los otros les ofrezcan. Aparecen como desprovistos de todo y necesitados de todo, cuando, en realidad, llevan consigo la mayor riqueza: el don del reino. De esta forma enseñan a los demás la actitud fundamental para acoger el don de Dios: la pobreza, la confianza y el abandono.

 

  Llucià Pou Sabaté

viernes, 7 de junio de 2024

Domingo 10 (B): el misterio del pecado va unido al de la redención en Cristo; pero la malicia del corazón humano puede impedir el perdón

Domingo 10 (B): el misterio del pecado va unido al de la redención en Cristo; pero la malicia del corazón humano puede impedir el perdón

A. Lecturas:

   1. Génesis 39-15: Cuando Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó y le dijo: «¿Dónde estás?». Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí». El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».

   2. Salmo 129, 1b-2. 3-4. 5-7ab. 7cd-8: Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi Voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.

   Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor.

   Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora.

   Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

   3. II Corintios 4, 13—5, 1: Hermanos: Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él. Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios. Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día. Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e incalculable carga de gloria, ya que no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; en efecto, lo que se ve es transitorio; lo que no se ve es eterno. Porque sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un sólido edificio que viene de Dios, una morada que no ha sido construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos.

   4. Marcos 3,20-35: "En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales. Unos letrados de Jerusalén decían: -'Tiene dentro a Belcebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios'.

   Él los invitó a acercarse y les puso estas comparaciones: -'¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se revela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

   Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre'.

   Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo. Llegaron su madre y sus hermanos y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: -'Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan'.

   Les contestó: -'¿Quienes son mi madre y mis hermanos?' Y, pasando la mirada por el corro, dijo: -'Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre'".

B. Comentario:

    1. El Génesis nos habla del pecado, tema principal de las lecturas de hoy. La desnudez que deja, la vergüenza, como dice Adán a Dios: "y me escondí". La desobediencia y echar la culpa a los demás, como dice uno del otro: "-La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí… -La serpiente me engañó y comí". Y el anuncio de la redención, como le dice el Señor a "la serpiente" hablando de la mujer: "ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón. Quisiera ahondar en este relato, Señor, ver que con la pena de la mujer das también una promesa de victoria. La armonía del paraíso será un bien a alcanzar… el demonio ha sido astuto, su arma es el engaño sobre todo con el encumbramiento del "seréis como dioses". No se vieron dioses, sino desnudos, faltos de algo que tenían (comentario de "Biblia Litúrgica").

   La serpiente, mediante equívocos, verdades a medias y ligeros desplazamientos de sentido, consigue introducir en el corazón de la mujer, como una sombra, la sospecha de la envidia de Dios. Toma la serpiente los mandatos del Señor y les cambia el sentido para levantar la "sospecha" sobre Dios. Exactamente como hemos visto en los perversos que cita el Evangelio… la astucia y la mentira sustituyen al afán de verdad, para conseguir un fin perverso: perder la confianza en Dios. También hay un castigo para la astucia: la serpiente es excluida de los restantes animales, vivirá pegada a la tierra, etc. (Anton Mas).

   Vemos también que la vergüenza y el miedo son los signos de su ruptura de relaciones con el creador. Es el pecado que lo causa, como también causa la división entre él y ella. Estas son las penas que habrán de sufrir. Pero la maldición sólo recae directamente sobre la serpiente, no sobre el hombre o la mujer, que tienen un castigo por el pecado (A. Gil Modrego). Pero de la "mujer" que es María, la nueva Eva nacerá "el más fuerte", que aplastará la cabeza de la serpiente ("Eucaristía 1988").

   2. "Desde lo hondo, a ti grito, Señor", rezamos con el salmo de súplica. Es ante todo un "grito de esperanza", "el más hermoso canto de esperanza que jamás haya salido quizá del corazón del hombre" (M. Mannati). Jesús, no solamente has rezado este salmo de perdón sino que lo has encarnado en tu propia persona: eres el "grito" del pecador, nuestra esperanza y redención.

   El centinela tiene prisa para que acabe la noche, para descansar después de tanto tiempo en vela: "Mi alma espera al Señor más que un centinela a la aurora". Veo aquí, Señor, un hombre que sufre la realidad del pecado. Se siente hundido, apartado de Ti, inquieto por mil remordimientos. Pero junto al pecado hacer nacer en nosotros la confianza en tu infinita misericordia, en consonancia con lo que dirás en el Evangelio: "Animo, hijo, tus pecados te son perdonados" (Mt 9,2), y sobre todo la parábola del hijo pródigo: "Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti" (Lc 15,18). Este salmo es la oración de un corazón desolado, sumergido en un abismo de dolor y de tinieblas. Pero sobre este abismo brilla la certeza de una esperanza salvadora. Señor, sobre esta metáfora de las profundidades, del abismo, de la idea del ser desgraciado, hundido en las tinieblas, basas la esperanza segura de un centinela que aguarda, y acompañada también por la del esclavo que ansía su rescate total. San Pablo nos dirá: "donde abundó el delito sobreabundó la gracia" (Rm 5,20): el Señor "le redimirá de todos sus delitos".

   3. Señor, nos hablas por San Pablo (2Co 4, 13-5, 1) de la esperanza, que nos llevará a la gloria pero que ya aquí nos compromete en la construcción de la armonía perdida por el pecado. Podemos considerar en poco las tribulaciones de hoy, que bien pueden soportarse con paciencia: "Una tribulación pasajera y liviana produce un inmenso e incalculable tesoro de gloria". No podemos ver tantas cosas que son verdad, y la esencia de nuestra vida. La fe nos da una visión de la vida llena de esperanza, una visión más completa, más realista, como decía A. Saint Exupery: "He aquí mi secreto que es muy simple: lo esencial es invisible para los ojos".

   4. Hoy te prueban, Jesús, al sospechar de ti con palabras llenas de malicia, al mentir diciendo que haces las cosas por el demonio, al querer cambiar el bien y el mal y desfigurar cada cosa… al verte curar, dicen algunos de pensar que el bien se hace con un fin blasfemo que es en nombre del jefe de los demonios como Tú expulsas a los demonios. Tú les dices: -"¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir". Por eso dirás que ese espíritu malévolo es pecar contra el Espíritu Santo, y que no tiene perdón porque mientras está presente niega la apertura al Reino: "Si Satanás se revela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido". Y pones un ejemplo claro: "Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa".

   Pienso que quieres decirnos que quien siembra cizaña sobre lo bueno, desconfianza sobre las personas buenas, sobre Dios, esto mismo le impide abrirse a la verdad. Que quien ve en Dios al demonio, en los justos ve perversos, ya no tiene norte: "Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre". Palabras misteriosas, que no van contra la misericordia divina, pero que nos indican que mientras esté este obstáculo malicioso, no hay apertura a la verdad. En la película "King Kong", se habla del malvado refiriéndose a "su habilidad infalible para destruir todo lo que ama."

   Jesús, no entiendo ese misterio del mal, por quiero seguir lo que dices a los que veían el demonio en el justo: "Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo".

   ¿Qué es ese pecado, Jesús? Desacreditar las personas justas, ir contra todo lo de Dios y crear desconfianza en torno a ello, decir que son demoníacas... En un campo de exterminio, puede haber un ambiente tan perverso que se puede ver normal matar a gente por cosas pequeñas. Así en la historia ha habido concepciones equivocadas sobre la persona, graves atentados a la libertad, manipulaciones perversas y se pierde el norte con respecto al bien y al mal, como en el caso del nazismo, o la cultura anti-vida que admite los abortos, y de otros muchos males que han existido hasta hace pocos años como la esclavitud de los africanos, y nuevas formas de esclavitud. La presencia de Satanás destruye: es el espíritu de confusión, de alienación, de disgregación. La presencia de Cristo es la paz. Se trata entonces de una historia en la que el hombre se debate entre la salvación y la alienación.

   Tenemos tentaciones de eliminar a los que no piensan como nosotros con las guerras, la fuerza, pero Jesús vence con la obediencia y el amor: la fuerza de Dios se hace presente en la disponibilidad de aquel que aceptó en el bautismo ser el Siervo que asume el peso del mal (Bruno Maggioni). "Este amor desinteresado de Cristo, dirigido a Dios y a los hombres confiados a él, desenmascara y vence al espíritu de egoísmo y le arranca el mundo del que estaba abusando. Este amor alcanza su plenitud en la cruz. En la cruz, esto es, con la pasión y la muerte, que en el fondo le habían preparado los mismos espíritus del mal, la arbitrariedad de Satanás se hunde ante el amor omnipotente de Dios, amor que soporta incluso la arbitrariedad en sus consecuencias. En la cruz queda derrotado el espíritu de la arbitrariedad. En la cruz de Cristo la fuerza de los espíritus del mal queda rota por la fuerza irrompible del amor que lo toma todo sobre sí" (J. Jeremías).

   El pecado imperdonable niega y pisotea -a sabiendas- los derechos de los demás. La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado que tiene lugar no sólo "sabiendo", sino sabiendo y "enmascarando", sabiendo y justificando, incluso distorsionando la misma manifestación de Dios para beneficio propio. Es el pecado cometido con los ojos abiertos y al mismo tiempo justificado, aceptado, racionalizado. Por eso es imperdonable, por estar justificado.

   Los teólogos judíos distinguían entre pecados perdonables y pecados que no son perdonables, cometidos "con la mano alzada", por ejemplo contra el propio padre. O bien la perversa mentira, que lucha con odio criminal hasta acabar con la verdad, como hacen los escribas. No podemos decir que es obra del diablo lo que es obra de Dios. Y no podemos atribuir a Dios, al Espíritu de Dios, lo que es obra del mal y del egoísmo humano. Tenemos que andar muy atentos, muy despiertos, muy dispuestos a convertirnos siempre. Jesús lo espera de nosotros J. Lligadas- J. Gomis).

   Quizá lo que da más pena de todo el relato es que "su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales". Ni la vista de los milagros, ni las victorias de Jesús sobre Satanás les hacen cambiar de parecer. Pero tú, Jesús, fundas una nueva familia; la pertenencia a esta es cuestión de libertad y no de lazos naturales, de escucha de la Palabra. El mal es vencido también aquí con lo que nos dices de dejar todo y preferirte, para tenerlo todo: "Si alguno quiere venir a mí, y no deja a un lado a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas, o aun a su propia persona, no puede ser mi discípulo" (Lc 14,26). Nos hablas aquí de la fe, de tu verdadera familia, la de los que comparten tu vida. En la Misa vivimos este drama de la historia, pues la realización de esta obediencia constituye el contenido del sacrificio espiritual ofrecido en la Eucaristía (Maertens-Frisque).

   Esta obediencia que vive de modo ejemplar santa María para cumplir, "con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno" (San Agustín).

Llucià Pou Sabaté

 

Memoria: Inmaculado Corazón de María: María es la mujer que sabe amar según el amor de Dios, a la medida del corazón de Jesús, y nos quiere con corazón de Madre

Memoria: Inmaculado Corazón de María: María es la mujer que sabe amar según el amor de Dios, a la medida del corazón de Jesús, y nos quiere con corazón de Madre

 

A. Lecturas:

   1. Isaías (61,9-11): La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

   2. Salmo 1Sam 2,1-8: Mi corazón se regocija por el señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación.

   Se rompen los arcos de tus valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía.

   El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece.

   Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria.

   3. Lucas 2,41-51: "Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.  Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.  Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón".   

 

B. Comentarios:

   Ayer celebrábamos la solemnidad del Corazón de Jesús, del Amor. Propio de hijos bien nacidos es que hoy, junto al Hijo, encontremos a su Madre. María, que fue cauce providencial y madre privilegiada del Verbo encarnado, antes de concebir a su Hijo físicamente lo concibió por la fe y el amor. Y cuando el Hijo, concluida la obra de la redención, subió al cielo, al Padre, ella se quedó físicamente entre nosotros sin el Hijo, pero siguió poseyéndolo en fe y amor. Nosotros, si hemos sabido del amor por el costado abierto de Cristo muerto, hemos de saber también del amor sufrido por la Virgen María que en el Calvario hizo ofrenda del Hijo por nosotros al Padre. Alabemos, pues, al Hijo y a su Madre.

   Hablar del corazón, y más hablar del corazón de una mujer bendita, es situarnos en un campo de esperanza. El lenguaje popular dice: "tiene un corazón de oro", "te lo digo de corazón", "es toda corazón". Corazón significa intimidad, vida interior, el motor y la raíz de la persona. En la Biblia, corazón es igual a la persona misma. El corazón de la Virgen María es representado con dos símbolos: la espada del dolor y del martirio y las llamas del amor y la ternura.

   1. Isaías (61,9-11) nos adentra en el corazón de María, que desborda de gozo con el Señor. Ella es madre de la estirpe nueva: "conocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas". La ilusión mayor de una madre es que su hijo sea feliz. Ese es el deseo del Corazón de María: que lleguemos al esplendor de la gloria a imagen de Jesús. Por eso se alegra de la salvación de sus hijos: "Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos".

   2. También en 1Samuel (2,1.4-8) se nos desvelan los sentimientos del corazón de María: "Mi corazón se regocija por el señor, / mi poder se exalta por Dios; /mi boca se ríe de mis enemigos, / porque gozo con tu salvación". Su acción de gracias va unida a la alegría por nuestra salvación: "los cobardes se ciñen de valor… la mujer estéril da a luz siete hijos… El Señor da la muerte y la vida, / hunde en el abismo y levanta; / da la pobreza y la riqueza, / humilla y enaltece. Él levanta del polvo al desvalido, / alza de la basura al pobre, / para hacer que se siente entre príncipes / y que herede un trono de gloria".

   3. San Lucas hace dos referencias al corazón de María. Cuando los pastores ven al niño Jesús, "María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón" (Lc 2,19).El otro es el que hemos leído hoy: "...Y su madre guardaba estas cosas en su corazón", y fue luego de encontrar a Jesús en el templo, cuando dijo el Señor: "¿Por qué me buscábais? No sabíais que yo tengo que estar en lo que es de mi Padre?" María, como nosotros, has tenido que recorrer un camino de fe y de oscuridades hasta llegar a comprender que "su madre y sus hermanos son los que cumplen el designio de Dios" (Mc 3,35) y que tú estabas ahí en primer lugar por tu entrega, constante, hasta seguir la suerte del maestro hasta el final: "Estaba presente junto a la cruz de Jesús su madre..." (Jn 19,25; Servicio bíblico latinoamericano).

   Madre mía, te pedimos hoy que sepamos hacer como tú, que guardabas las cosas buenas, y además las ponderabas. Gracias a eso eres consuelo para la aflicción, Madre del buen consejo, quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Puedes convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. Puedes quitar las nubes negras que a veces vienen a mi alma, haciéndome ver la luz de tu Hijo, puedes dar buenas inspiraciones a todos mis pensamientos, haciéndolos puros como los tuyos, puedes darme la libertad de la humildad y poder proclamar: "he aquí la esclava del Señor, se haga en mí según su palabra". Contemplar hoy a Nuestra Señora es mirar el misterio del hombre desde la luz que brota de María. Y decirse devoto del Corazón de María es ser hombre o mujer de corazón misericordioso, donde habita el amor y la ternura.

   Corazón es emoción, sentimiento y pasión. Sólo la palabra que sale del corazón y se dice de corazón puede llegar al corazón del otro. Lenguajes rutinarios, formalistas, abstractos no pueden ser los de un profeta porque nada dicen ni a nadie llegan. Cantar al Corazón de la Virgen María es adentrarse por el camino de la profundidad, de la contemplación, del silencio interior. Lo que guardaba y meditaba en su corazón nos señala la senda. Del hondo silencio brota la palabra insondable. "No se ve bien sino con el corazón" (El Principito). En esta fiesta, pensemos que "tener corazón" es la herencia y el regalo que nos ofrece María. Por eso suplicamos: "Danos un corazón grande para amar" (Conrado Bueno Bueno).

   María, Tú supiste cuidar de Dios Hombre, hasta la edad adulta, para que creciera «en sabiduría, en edad y en gracia» (Lc 2, 52) eres modelo de todos los educadores. Especialmente eres modelo para los padres cristianos, que están llamados, en condiciones cada vez más complejas y difíciles, a ponerse al servicio del desarrollo integral de sus hijos, para que lleven una vida digna del hombre y que corresponda al proyecto de Dios (Juan Pablo II).

   Gran apóstol del Inmaculado Corazón de María fue San Antonio María Claret, que fundó la Congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María. Pero es en el siglo XX, cuando alcanza su cenit con dos hechos trascendentales: las apariciones de la Virgen en Fátima y la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María, hecha por Pío XII el año 1942, y luego Juan Pablo II en 1984, y poco después se cumplió la profecía, la caída del marxismo en Rusia. En Fátima la Virgen manifestó a los niños que Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón como medio para asegurar la salvación de muchas almas y para conservar o devolver la paz al mundo. La Beata Jacinta Marto, le dijo a Lucía: "Ya me falta poco para ir al cielo. Tú te quedarás aquí, para establecer la devoción al Corazón Inmaculado de Maria". También se lo dirá después la Virgen. Seguirán con esta devoción Pablo VI y, sobre todo Juan Pablo II, que se declara milagro de María, porque ella le salvó en su atentado. El  Corazón Inmaculado, que es, ternura y dulzura, pero, a la vez, exigencia de oración, sacrificio, penitencia, generosidad y entrega.

   María es nuestra madre, y nos quiere incondicionalmente. Así como una madre se pone en segundo lugar, olvidando sus proyectos y sueños para el bien de sus hijos, así como cuando un hijo no se porta bien con su madre pero luego le pregunta si le perdona ella dice: "¿cómo no voy a perdonarte, hijo mío?, ¡si soy tu madre!" Así María nos hace ver, como las buenas madres, cómo es el amor de Dios, y su perdón. Un niño de 8 años me decía que "una madre sabe amar de manera distinta a los hijos, según sus necesidades". Así es, le respondí con lo que yo he aprendido: "quiere más a quién más lo necesita, que hoy puede ser tu hermano más pequeño, pero mañana puedes ser tú". Así a María le sobra corazón para atendernos a todos como si fuéramos únicos: Dios le dio Corazón de Madre para que con él amara a todos y cada uno de los hombres. Y, no sólo los de hoy, sino todos los de ayer y de mañana. Toda madre tiene amor particular a cada hijo exactamente igual que el que tiene a todos en conjunto. Y más al más desvalido, al extraviado. Madre mía, santa María, quiero entrar en tu corazón, derramar ahí las penas de mi corazón para encontrar consuelo, mis problemas y tentaciones para que como por ósmosis y en otra dimensión de nuestro ser, transformen nuestra vida, sin saber cómo y sin poderlo explicar: "Entréme donde no supe, / y quedéme no sabiendo, / toda ciencia trascendiendo. // Yo no supe dónde entraba, / Pero cuando allí me ví, / Grandes cosas entendí; / No diré lo que sentí, // Pero me quedé no sabiendo, / Toda ciencia trascendiendo" (San Juan de la Cruz). "¡Oh Dios, tú que has preparado en el Corazón de María, una digna morada al Espíritu Santo, haz que por la intercesión de su Corazón y su compañía e intimidad, lleguemos a ser templos de su gloria". Amen (Jesús Martí Ballester).

Llucià Pou Sabaté

jueves, 6 de junio de 2024

El Sagrado Corazón de Jesús (B), solemnidad: Jesús encarna el corazón de Dios, lleno de misericordia y de amor hacia nosotros, y nos muestra el secreto de la sabiduría divina: participar de ese amor

El Sagrado Corazón de Jesús (B), solemnidad: Jesús encarna el corazón de Dios, lleno de misericordia y de amor hacia nosotros, y nos muestra el secreto de la sabiduría divina: participar de ese amor 

 

A. Lecturas:

   1. Oseas 11,1b. 3-4. 8c-9. Esto dice el Señor: Cuando Israel era joven lo amé,  desde Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñé a andar a Efraím, lo alzaba en brazos, y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y lo daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím; que soy Dios y no hombre, santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.

   2. Salmo: Is 12,2-3.4bcd.5-6: El Señor es mi Dios y Salvador: / confiaré y no temeré, / porque mi fuerza y mi poder es el Señor; / El fue mi salvación. / Y sacaréis aguas con gozo / de las fuentes de la salvación.

   Dad gracias al Señor, / invocad su nombre; / contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.

   Tañed para el Señor que hizo proezas, / anunciadlas a toda la tierra; / gritad jubilosos, habitantes de Sión: / «qué grande es en medio de ti / el santo de Israel.

   3. Efesios 3,8-12.14-19. Hermanos: A mí, el más insignificante de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo; e iluminar la realización del ministerio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios; según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor Nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él. Por eso doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma -nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de, su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todo el pueblo de Dios, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la Plenitud total de Dios.

   4. Juan 19,31-37. En aquel tiempo los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atraversaron».

B. Comentario:

   1. La lectura de Oséas (11) es única, en todo el Antiguo Testamento. Es la perla preciosa escondida en el campo por la que hemos de venderlo todo para adquirirla; es una de las más altas cumbres de la revelación sobre la naturaleza de Dios en todo el Antiguo Testamento. Y, aunque parezca paradójico, el profeta llegó a ella a través de la sencilla vulgaridad de su vida matrimonial. Ni revelaciones especiales ni visiones ni éxtasis ni arrebatos. Esposo y padre cariñoso, le bastó tener un hijo entre sus brazos para comprender el amor de Dios. Recuerda los primeros días de la existencia de Israel con la ternura y romance de aquellos momentos. Israel es la hija predilecta. Y de Egipto Dios la sacó. Cada vez que Dios "le llamaba" e intentaba realizar en él y por él sus planes, Israel, voluble e incomprensivo, "se alejaba"; lo posponía a sus ídolos y baales, se prostituía y divorciaba de él rompiendo la Alianza que habían sellado en el Sinaí. Yahveh, su padre, no se rindió. Fue El y no los baales quien "le enseño a andar", quien siguió sus pasos con firmeza por la tierra de promisión hasta el esplendor de los tiempos davídicos; él le "alzaba en brazos", gozoso y salvífico a la vez, mostrándole todo su amor hacia él. Sin embargo, "él no comprendía que Yo le curaba". Quizás sea necesario ser padre para comprender el dolor por la incomprensión de un hijo a quien se mima con toda clase de ternuras. Podía, sin duda, forzarla. Era Dios. Pero prefiere respetar aquello que él ha dado al hombre como esencia de su ser, su libertad. ¡Ay de aquel que osare violar aquello que el mismo Dios respeta! Por eso se acercó a él, se inclinó hacia él para alimentarlo, intentó atraerlo hacia sí -sublime ejemplo de condescendencia divina-... pero "con cuerdas humanas". Es la más preciosa descripción del misterio de la libertad y la gracia. Nada consiguió y se vio forzado a castigarlo. Era justo. Pero nuestra lectura bíblica se salta el castigo, porque el castigo nunca es la última palabra de Dios, para tratar de explicar sicológica y humanamente el incomprensible y desconcertante misterio del amor de Dios. Se le "revuelven las entrañas" al tener que castigar. Es Dios y no hombre. Es santo y no enemigo al acecho. Por eso, "ni cederá a la cólera... ni volverá a destruir a Efraím". Ha querido corregirlo, no aniquilarlo. Es la misma enseñanza que se encierra en el término profético "Resto". La testimoniada por Cristo en la Cruz por amor. Quien tenga oídos para oír que oiga. Y como prueba, entonces imprecisa y hoy constatable históricamente, se les promete la vuelta del exilio con la misma seguridad que el rugido del león produce el pánico en quien lo escucha. Cuando Yahveh "ruja", eficaz imagen de la eficacia de su palabra, Israel volverá con la docilidad de un pájaro y la obediencia de la paloma a la voz de su amo. Así es Dios cuando castiga y corrige para poder salvar (Edic. Marova).

   Oseas prepara esta afirmación, que hallará eco en otros profetas: «¿Puede la mujer olvidarse del fruto de su vientre, no compadecerse del fruto de sus entrañas? Pues aunque ella se olvidara yo no te olvidaría» (Is 49, 15) La proclamación de Oseas sobre el amor de Dios que sale al encuentro del hombre en la doble relación de matrimonio y filiación, de un Dios que ama simplemente porque es Dios, constituye uno de los capítulos más ricos de la teología del Antiguo Testamento. Es una anticipación de aquella doctrina joánica que considera el amor como la esencia y realidad de Dios. Sólo quien tiene experiencia de amor puede tener experiencia de este Dios que es el primero en amar. Amar creadoramente significa estar presente a favor de los hombres. Dios es amor, se compromete personalmente en favor de los hombres, pero, como el amor, jamás es del todo asequible, sino que siempre precede al hombre. En la medida en que el amor nunca está plenamente realizado, abre siempre un futuro nuevo. Amor es camino hacia Dios y camino hacia la propia realización (F. Raurell).

   2. El nombre de Isaías -como el de Jesús- contiene la raíz del verbo hebreo que alude a la "salvación"; el trozo de  hoy (12) nos trae "el libro del Emmanuel", es decir, "Dios con nosotros", convirtiéndose en la perfecta presencia divina en la historia humana: "Dios es mi salvación... Él fue mi salvación... las fuentes de la salvación". Por eso, nuestro orante tiene la certeza inquebrantable de que en la raíz de la liberación y de la esperanza está la gracia divina. La salvación dada por Dios, capaz de suscitar la alegría y la confianza incluso en el día oscuro de la prueba, se presenta con la imagen, clásica en la Biblia, del agua: "Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación" (Is 12, 3). El pensamiento se dirige idealmente a la escena de la mujer samaritana, cuando Jesús  le ofrece  la  posibilidad  de  tener  en  ella  misma una  "fuente  de agua  que salta para la vida eterna" (Jn 4, 14). Al respecto, san Cirilo de Alejandría comenta de modo sugestivo: "Jesús llama agua viva al don vivificante del Espíritu, por medio del cual sólo la humanidad, aunque abandonada completamente, como los troncos en los montes, y seca, y privada por las insidias del diablo de toda especie de virtud, es restituida a la antigua belleza de la naturaleza... El Salvador llama agua a la gracia del Espíritu Santo, y si uno participa de él, tendrá en sí mismo la fuente de las enseñanzas divinas, de forma que ya no tendrá necesidad de consejos de los demás, y podrá exhortar a quienes tengan sed de la palabra de Dios. Eso es lo que eran, mientras se encontraban en esta vida y en la tierra, los santos profetas y los Apóstoles y sus sucesores en su ministerio. De ellos está escrito: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación". Por desgracia, la humanidad con frecuencia abandona esta fuente que sacia a todo el ser de la persona.

   Se nos invita: "Dad gracias, invocad, contad, proclamad, tañed, anunciad, gritad". Dios actúa en la historia y está al lado de su criatura, compartiendo sus vicisitudes: "El Señor hizo proezas... ¡Qué grande es en medio de ti  el Santo de Israel!". Esta profesión de fe tiene también una función misionera: "Contad a los pueblos sus hazañas... Anunciadlas a toda la tierra". La salvación obtenida debe ser testimoniada al mundo, de forma que la humanidad entera acuda a esas fuentes de paz, de alegría y de libertad.

   3. Efesios nos trae (3,8-12.14-19) el tema del designio de Dios. Los cristianos tienen acceso al misterio "escondido desde los siglos, en Dios". El Evangelio es ante todo una Persona, Alguien: tú, Jesús. Y el plan de salvación es tu Encarnación, que como Hombre-Dios puedes hacer de mediador, y dar respuesta a nuestras preguntas.

   La sabiduría de Dios en su diversidad inmensa, revelada por medio de la Iglesia (Ef 3,10) nos habla del nuevo Templo inaugurado con la resurrección de Cristo, y de la misión de anunciar a los paganos la incomparable riqueza de Cristo (Ef 3,8).

   "Cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad" (Ef 3,16-18)… es hablar de la Cruz, donde Tú, Jesús, estás con los brazos abiertos abrazando al mundo y a cada uno de nosotros. Y hemos de pedir un corazón ensanchado, para poder vivir mejor en el amor.

   4. Jesús, eres una persona con corazón: una persona profunda y cercana; entrañable y comprensiva, capaz de sentir emociones a la vez que de ir al fondo de las cosas y los acontecimientos. El corazón ha simbolizado para la gran mayoría de las culturas el centro de la persona, donde vuelve a la unidad y se fusiona la múltiple complejidad de sus facultades, dimensiones, niveles, estratos: lo espiritual y lo material, lo afectivo y lo racional, lo instintivo y lo intelectual. Una persona con corazón es no la dominada por el sentimentalismo sino la que ha alcanzado una unidad y una coherencia, un equilibrio de madurez que le permite ser objetivo y cordial, lúcido y apasionado, instintivo y racional; la que nunca es fría sino siempre cordial, nunca ciega sino siempre realista. Tener corazón equivale para el hombre antiguo a ser una personalidad integrada. En fin, el corazón es el símbolo de la profundidad y de la hondura. Sólo quien ha llegado a una armonía consciente con el fondo de su ser, consigue alcanzar la unidad y la madurez personales. Jesús, tú has sido hombre para los demás, y tienes corazón porque toda tu vida es como un fruto logrado y pingüe, un fruto suculento de sabiduría y santidad. Tu corazón no es de piedra sino de carne (Ez 11,19). Tu vida es un signo del buen amar, del saber amar. Pero sobre todo, Jesús, es tu corazón la profundidad misma del hombre. En él está la fuente del Espíritu que brota como agua fecunda hasta la vida eterna (Jn 7,37; 19,34).

   Vemos en el Evangelio que los dirigentes judíos, como era Preparación -para que no se quedasen en la cruz los cuerpos durante el día de descanso, pues era solemne el día de aquel descanso-, le rogaron a Pilato que les quebrasen las piernas y los quitasen. Reaparecen los dirigentes judíos, los que han conseguido dar muerte a Jesús, entre los cuales se encuentran los sumos sacerdotes.

   No se le quebraron las piernas a Jesús, como que es el Cordero de la nueva Pascua («No se le romperá ni un hueso», se dice de él). "Uno de los soldados, con una lanza, le traspasó el costado, y salió inmediatamente sangre y agua". Del costado abierto de Jesús nace la Iglesia, como del costado de Adán nació Eva. Y la sangre y agua son signo de los Sacramentos que surgen del corazón de Jesús, la Eucaristía sobre todo. Jesús, las palabras «Mirarán al que traspasaron» resumen nuestra adoración y agradecimiento en el día de hoy: queremos mirarte, para amarte, para salvarnos. Zac (12,10) había dicho: «Me mirarán a mí, traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito». Del Traspasado brota el manantial de sangre y agua, significa, pues, la universalidad del don del Espíritu, que se extenderá hacia oriente y occidente. Así será el Señor rey del mundo entero; el Rey de los judíos admitirá a su reino a todos los que escuchen su voz y reconozcan su verdad.

   En Jerusalén se alumbra el manantial contra los pecados e impurezas; es el amor lo único que purifica (15,3), y es el Espíritu el que comunica el amor de Jesús. Es a este nuevo templo adonde hay que venir a purificarse (J. Mateos-J. Barreto).

 

miércoles, 5 de junio de 2024

Jueves de la 9ª semana del Tiempo ordinario: el camino del amor a Dios y a los demás, es la senda auténtica de la vida feliz

Jueves de la 9ª semana del Tiempo ordinario: el camino del amor a Dios y a los demás, es la senda auténtica de la vida feliz

 

A. Lecturas:

   1. II Timoteo (2,8-15): Haz memoria de Jesucristo el Señor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Este ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor. Pero la Palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna. Es doctrina segura: «Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.» Sígueles recordando todo esto, avisándoles seriamente en nombre de Dios que no disputen sobre palabras: no sirve para nada y es catastrófico para los oyentes. Esfuérzate por presentarte ante Dios y merecer su aprobación como un obrero irreprensible que predica la verdad sin desviaciones.

   2. Salmo 24: Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad; enséñame porque tú eres mi Dios y Salvador.

   El Señor es bueno y recto y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

   Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con los fieles y les da a conocer su alianza.

   3. Marcos 12,28-34: "En aquel tiempo, se llegó uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: 'Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas'. El segundo es: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. No existe otro mandamiento mayor que éstos».

   Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

   Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas".

 

B. Comentario:

   1. –"¡Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, resucitado de entre los muertos: éste es mi evangelio!" Tenemos esta "buena nueva": ¡Cristo ha resucitado! El hijo de María, Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, que nos salva. Esta es nuestra fe. "Perfecto Dios, perfecto hombre", como se indica en un himno de fe. Gracias, Jesús (Salvador), ungido de Dios (Cristo), Emanuel (Dios con nosotros): si Tú fueras sólo un hombre, no podrías salvarme. Si fueras sólo Dios, no me entenderías… gracias, por ser uno de los míos.

   -"Por El estoy sufriendo, hasta llevar cadenas como un malhechor". Hay una unión mística entre Pablo y Cristo: también yo quiero unir mis cruces a tu Cruz, Jesús, unirme a tu misteriosa misión salvadora.

   -"Pero todo esto lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación por Jesucristo con la gloria eterna". Quiero unirme a tu misterio, Jesús, no lamentarme de mis penas y dolores, fracasos y sinsabores, sino unirme a ti, que me haces ver que contigo todo irá bien: "si morimos con El, viviremos con El".

   Esto significa que viva yo según tu corazón, Jesús. Ayúdame a vivir lo que indica el Apóstol: -"Procura presentarte ante Dios como hombre probado, como obrero que no tiene por qué avergonzarse, como fiel transmisor de la Palabra de la verdad".

   2. Para esto, te diré, Señor, con el salmista: "Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador". Son como las indicaciones del Apóstol, hechas oración.

   "El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes". 

   Mi deseo, Señor, es ser humilde para poder ver. Dame ese "ver" que me haga saber encontrar el camino. Te lo pido por intercesión de Santa María, la caminante que sabe seguir tus mandatos, Señor, en la "obediencia de la fe": "Las sendas del Señor son misericordia y lealtad / para los que guardan su alianza y sus mandatos. / El Señor se confía con sus fieles / y les da a conocer su alianza".

   3. La pregunta que hacen a Jesús es sobre un tema importante: ¿qué es lo principal en la moral? «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» La hace un maestro de la Ley. Jesús le dio la respuesta, siguiendo la Escritura: "Escucha Israel, el primero es: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." Amar… con "corazón, alma, mente, fuerza" que son nuestras facultades para amar.

   Sigue Jesús: -"El segundo es éste: "Amaras a tu prójimo como a ti mismo"".

   San Agustín dirá: «Ama y haz lo que quieras».

   Jesús ha respondido con el texto sagrado, como solían hacer los expertos en Escritura. Y el maestro de la ley se abre a la Verdad, explicada con la interpretación correcta de la Palabra (Jesús, que es la misma Palabra, da el sentido correcto); y proclama con otro texto bíblico: amar a Dios con todo el corazón y a los otros como a uno mismo «vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Ante tantas obligaciones como tenían los judíos, ha podido por fin establecer qué es lo esencial.

   Se habían multiplicado las leyes, que pueden agobiar si se toman como obligaciones. Pasaba esto con los judíos y nos puede pasar a nosotros. Tiene que haber leyes, pero necesitamos buscar la esencia para no perdernos con tantos preceptos. Para los judíos, 248 preceptos positivos y 365 negativos, que se complicaban con las diversas controversias según las escuelas de rabinos. También el Código de Derecho Canónico contiene 1752 cánones, aunque quieren regularse por el bien de las almas. Así, no hay ley que nos aprisione, si hay amor a Dios «con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» y así participamos de ese amor a Dios, y podemos amar a los demás.

   En una conversación hablaron de una persona ausente diciendo con dureza que había hecho algo mal, y alguien añadió además: "¡porque hay que hacer las cosas como Dios manda!" San Josemaría, que estaba presente, dijo: "lo que Dios manda es que vivamos la caridad". Lo otro, la "perfección", podrá ser más o menos interesante, pero en este sentido secundario. Quizá utilizamos tantos "pequeños mandamientos" como son «los sacrificios y las ofrendas» para recriminar a los demás, como nuevos fariseos… Te pido, Señor, buscar la verdad con lealtad. Que como hace Jesús, la verdad se abra paso no a fuerza de imposiciones, sino por la misma fuerza de la verdad.

   El amor es el resumen de toda la ley. Amar a Dios (escucharle, adorarle, rezarle, amar lo que ama él) y amar al prójimo (a los simpáticos y a los menos simpáticos, ayudarles, acogerles, perdonarles). Por la noche, podemos hacer un poco de examen de conciencia y preguntarnos: ¿cómo hay ido hoy mi amor a Dios, a los demás?, ¿me he buscado a mí mismo? Hemos de llegar a mejorar el tercer mundo, pero comenzar por la familia y nuestro pequeño mundo, quienes nos rodean. En la misa, en el momento de darnos la paz con los más cercanos, podemos recordar cómo vamos en nuestro amor (J. Aldazábal).

   Llucià Pou Sabaté

martes, 4 de junio de 2024

Miércoles de la semana 9ª del tiempo ordinario: Dios escucha nuestras peticiones, y lo que hoy es pena mañana es gloria

Miércoles de la semana 9ª del tiempo ordinario: Dios escucha nuestras peticiones, y lo que hoy es pena mañana es gloria

 

A. Lecturas

   1. II Timoteo (1,1-3.6-12): Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio. De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quién me he fiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio.

   2. Salmo 122: A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores.

   Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia.

   3. Marcos 12,18-27: "En aquel tiempo, se le acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan que haya resurrección, y le preguntaban: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar descendencia; también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el tercero lo mismo. Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la mujer. En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer».

   Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos. Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error»".

 

B. Comentario:

   1. Mi vida no es una «pompa de jabón que se deshace», no es fruto del azar. He sido «querido» por Dios. Todo mi esfuerzo debe consistir en corresponderle, como reza hoy san Pablo: -Doy gracias a Dios... a quien rindo culto con una conciencia pura... Ruego sin cesar noche y día, acordándome de ti...

   Es bonito, Señor, vernos, pobres hombres, en comunicación contigo, con lo invisible.

   "Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos", sigue diciendo san Pablo a Timoteo, uno de los primeros sucesores de los apóstoles, lo que ahora llamamos obispos (2, 1,1-3,6-12). Jesús, ayúdame a revivir el bautismo cada día: cuando tome al agua bendita para signarme, hazme consciente de que soy hijo de Dios, Nos has sellado con tu Espíritu, Jesús, para que te veamos en el mundo y en la historia, y quisiera reavivarlo cada día cuando pido que sea santificado el Nombre de Dios, aquí en mi vida, y me encomiendo a ti que también en la gloria eternamente.

   También te pido para los pastores de tu Iglesia, Señor, lo que aquí se indica: -"Porque Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino un espíritu de fortaleza, de amor y de templanza". Te pido que estas cualidades de fortaleza de ánimo y amor nos lleven a todos a dar testimonio: "No te avergüences pues del testimonio que has de dar del Señor ni de mí, su prisionero". Que vea, Señor, el «servicio del evangelio» en la acogida a todos, sin distinción, sin partidismos. Que tus sacerdotes sean mediadores, que estén disponibles a todos, sin pensar en que unos son buenos y otros malos. Y puesto que todos somos mediadores, que tengamos todos esas cualidades, para ayudar: empatía y escucha atenta, sin pensar en imponer nuestra verdad, sino acercarnos a ella para que nos posea: que tú, Señor, que eres la Verdad, nos poseas.

   -"Soporta conmigo los sufrimientos por el anuncio del Evangelio". Te pido, Señor, tomar con garbo la cruz de cada día, que no huya de los sufrimientos de mi situación, y que unido a ti, con paciencia y fe se conviertan estos en algo útil para la salvación de todos.

   No me hundiré, Señor: -"No me avergüenzo porque ¡sé bien en quien he confiado!, ¡en quien tengo puesta mi fe!"; mi vida se apoya en ti, Jesús, quiero como Pablo estar bien unido a ti, como desdea hoy Pablo con su saludo, que podemos repetir al inicio de la misa: «La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús»…

   2. Quiero terminar mi oración con el salmo de hoy: "A ti levanto mis ojos, / a ti que habitas en el cielo". Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores, como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos / en el Señor, Dios nuestro, / esperando su misericordia.

   Muchos hombres ponen su esperanza en que tengan suerte en el juego, en que todo les salga bien, en la solución de sus problemas. Mi alegría se llama conocerte, saber de tu bondad infinita, más allá de donde alcanza mi razón.

   "Misericordia, Señor, misericordia, / que estamos saciados de desprecios… del desprecio de los orgullosos" (Sal 122). Tú eres una puerta abierta, una ventana llena de luz.

   Cuando los hombres me miran, me preguntan por qué sigo creyendo, por qué tú sigues siendo mi esperanza. Me digo: si te conocieran, si supieran sólo un poco de ti, si ellos descubrieran lo que tú me has dado, estoy seguro de que no dirían lo que dicen; pues tú eres maravilloso, acoges mis pies cansados.

   3. Los saduceos no creen en la resurrección y plantean el dilema de la mujer que enviuda siete veces, para criticar la doctrina de Jesús. Tú, Señor, nos haces ver que la vida eterna te pertenece a ti y no podemos entenderlo bien: «cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos». No llega mi cabeza, Señor, pero me fío de tus palabras, porque me llenan, mi corazón me dice que dicen la Verdad. También pienso que con lo que alabas el amor, que es para siempre, no indicas que en el cielo los lazos de amor de la tierra no existirán, sino que allí en "servir y alabar" a Dios (Mt 18,10) lo tendremos todo, también los amores que nos acompañarán en el cielo. Nos dices: «Yo soy la resurrección y la vida: el que crea en mí no morirá para siempre».

   No me imagino esa vida eterna pero seguro que tú sabes bien cómo hacernos felices, como señalaba San Agustín: «No padecerás allí límites ni estrecheces al poseer todo; tendrás todo, y tu hermano tendrá también todo; porque vosotros dos, tú y él, os convertiréis en uno, y este único todo también tendrá a Aquel que os posea a ambos». Imagino que puedo entenderlo a través del amor de una madre, que ama a varios hijos como si fuera el único, que así será el amor del cielo, con el que amaremos de un modo angelical, no con el exclusivismo humano que hay por ejemplo tiene que haber en la tierra con el amor conyugal, de "sólo tú", que es un camino para la unión con Dios. Por eso, cuando una persona sufre en su matrimonio y dice: "¿tendré que estar con él/ella toda la eternidad?" me parece que se le puede responder: "no, sólo 'hasta que la muerte os separe'", pues nada malo de la tierra permanece en el cielo. Y en cambio cuando alguien pregunta: "será este amor que tenemos sólo hasta que la muerte nos separe?" se le puede responder: "tranquilo/a, que ningún amor de la tierra deja de continuar en el cielo: estaréis juntos por toda la eternidad". Parece una contradicción una cosa con la otra, Jesús, pero sé que si no es de esta manera será de otra mejor, y que tú harás que seamos felices sin que no nos falte nadie ni nada en el cielo.

   También nos dices las palabras de la zarza ardiente: «Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob», y agregas: «No es un Dios de muertos, sino de vivos». Señor, veo que te pones a la altura de los que te preguntan, con tu ciencia sagrada: te pedimos que amemos las Escrituras, que abras nuestra inteligencia a una comprensión más plena.

   Llucià Pou Sabaté