lunes, 18 de diciembre de 2023

Adviento: 19 de Diciembre: cultivar el silencio creador… para escuchar la voz de Dios

Adviento: 19 de Diciembre: cultivar el silencio creador… para escuchar la voz de Dios

 

A. Lecturas:

   1. Jueces (13,2-7.24-25a): En aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos. El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: «Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».

   La mujer dijo al esposo: «Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: "He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte"».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso de nombre Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.

 

   2. Salmo 70,3-4a.5-6ab.16-17: Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú.

   Dios mío, líbrame de la mano perversa. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.

   En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías.

   Contaré tus proezas, Señor mío; narraré tu justicia, tuya entera.

   Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas.

 

   3. Texto del Evangelio (Lc 1,5-25):  Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.

   Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».

   Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».

   El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».

 

B. Comentario:

1. El anuncio del nacimiento de Sansón se relaciona con los de Juan y Jesús, y el anuncio del nacimiento de Isaac (Gén 18,9-15). Para Sansón, la debilidad está representada por la esterilidad de su madre, la avanzada edad de su padre y su propia repulsa de los medios normales de subsistencia. La fuerza que le domina aparece así como un don de Dios. -"El ángel del Señor se apareció a la mujer de Manoa: «Bien sabes que eres estéril y que no has tenido hijos; pero tú concebirás y darás a luz un hijo... que será dedicado a Dios desde su concepción»". La debilidad está representada por la fragilidad del recién nacido y la esterilidad de su madre. Lo que será de mayor es pues un don gratuito. Así, la vida humilde y sencilla que llevó Jesús en la tierra no fue un paréntesis excepcional en la vida eterna de un Dios todopoderoso, sino el más perfecto reflejo de lo que Dios tiene en mayor estima: ¡su amor! ¡Sánanos, Señor, de nuestros sueños de grandeza!

-"El comenzará a salvar a Israel". Sansón fue un salvador temporal, un liberador que luchó contra los enemigos humanos de Israel, pero a través de esa salvación temporal, Dios ayudaba humanamente a su pueblo y le dejaba entrever otro tipo de «liberación». El verdadero salvador es Jesús. Su nombre, Jesús, en hebreo significa: «Dios salva». Señor, libéranos del pecado. ¡Líbranos del «mal»! Líbranos de todo mal.

-"En lo sucesivo, no bebas vino ni bebida fermentada". Es un signo de vida austera, el signo del «nazir», del que ha renunciado a muchas cosas para consagrarse exclusivamente a Dios. Juan Bautista también será un nazir. Es el origen lejano de la vida monástica, consagrada. El niño creció, el Señor le bendijo, y el espíritu del Señor comenzó a conducirle.

2. En el salmo reconocemos humildemente que Dios es nuestra roca y nuestro refugio, el que nos libra de las dificultades, el que ya desde el seno de nuestra madre nos conoce y nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Dios sale al encuentro del hombre, que ha sido dominado por el pecado, o azotado por la pobreza, por la enfermedad o por la injusticia, para librarlo de todo aquello que lo oprime, pues a Él no se le olvida que somos sus hijos. Aún antes de que fuésemos concebidos Él no sólo sabía nuestro nombre, sino que ya nos amaba entrañablemente.

 

3. Se acerca el momento tan esperado desde siglos. Y, antes de que nazca Jesús, nacerá Juan el Bautista, el precursor, que irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías para convertir los corazones de todo el pueblo. Como en tantas ocasiones Dios actúa con medios poco normales a los ojos humanos: Isabel era estéril y los dos de edad avanzada.

¡Cuántos años habría estado Zacarías pidiendo a Dios poder tener un hijo! Ahora, en su vejez, cuando parece imposible obtener ya esa gracia, se la concedes: No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada. Jesús, que aprenda a perseverar en la oración, siguiendo el consejo de san Juan Crisóstomo: "Cuando le digo a alguno: Ruega a Dios, pídele, suplícale, me responde: ya pedí una vez, dos, tres, diez, veinte veces, y nada he recibido. No ceses, hermano, hasta que hayas recibido; la petición termina cuando se recibe lo pedido. Cesa cuando hayas alcanzado; mejor aún, tampoco entonces ceses. Persevera todavía. Mientras no recibas pide para conseguir y cuando hayas conseguido da gracias" (Homilía, 10).

 "Zacarías... Isabel... Ambos eran justos a los ojos de Dios". Leeremos la "anunciación" del nacimiento de Juan Bautista. La vocación de Juan Bautista, el que "caminará delante de Dios" está preparada en el corazón y la vida de sus padres que "eran justos a los ojos de Dios". -"Isabel era estéril"... A Zacarías le cuesta creer en un posible nacimiento, duda. Humanamente, se comprende. "Soy un hombre viejo y mi mujer de edad muy avanzada". Normalmente ya no hay esperanza de fecundidad. Será pues un nacimiento excepcional como el de Jesús. Y San Lucas evoca algunos natalicios milagrosos del Antiguo Testamento: Isaac, nacido de Abraham de edad muy avanzada. Y de Sara, estéril... Samuel que viene al mundo como un "don de Dios" a una pobre madre sin hijos... y luego José, y Sansón, etc. Un tema bíblico que anuncia el de la maternidad virginal de María: "no hay nada imposible para Dios".

Ante lo "sobrenatural" del nacimiento de Juan el Bautista, Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la visión sobrenatural de la fe: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad» (Lc 1,18). ¿Pone a prueba a Dios? ¿Le falta la docilidad confiada en los planes de Dios?, no sabemos, la cuestión es que habla cuando "no toca", y ha de tener un "aprendizaje" para desempeñar mejor su misión. "Soy dueño de mi silencio y esclavo de mis palabras", decía la canción del grupo "Héroes del silencio". A veces hablar es no poner atención, estar "despistado", es decir "fuera de la pista", y hay que volver a la pista, dejar de estar "fuera de juego" y volver al juego. Es decir, estar preparados para la Navidad, mantener la presencia de Dios a lo largo del día, y para ello tener "el arte de callar".

El silencio es necesario para escuchar a Dios, para oírle. "Si escuchas la voz de Dios, no endurezcas tu corazón". Y dice también la Escritura: "Envía tu luz y tu salvación" (Salmo 34). Hemos de pedir luz para descubrir nuestra situación, sin preocuparnos mucho si nos equivocamos, pero aprendiendo de la experiencia, y si es necesario hacer "dieta" de hablar, "ayuno" de palabras, para mejorar en los planes y proyectos. Silencio, para considerar la Presencia, no la ausencia. ¿Para pensar? Sí, y aún mejor: para oír a Dios en mí. Establecer momentos en los que vamos a una isla desierta, para tener en ese oasis paz de ruidos, y encontrarnos a nosotros mismos con sinceridad, atrevernos a ello…

-"No temas, Isabel te dará un hijo que será para ti objeto de gozo y de júbilo y muchos se regocijarán en su nacimiento". ¡La salvación comienza! Nos llenamos de alegría. Los evangelios de la infancia están inmersos en una atmósfera de alegría. Es el ambiente de Navidad y de Año Nuevo.

-"Caminará delante de Dios revestido del espíritu y de la virtud de Elías". Recuerdo bíblico; Elías fue el primer profeta... el hombre celoso de la gloria de Dios... cuyo retorno se esperaba para preceder al "mesías". Juan Bautista, como sus padres, "caminará delante de Dios". ¿Camino yo en la presencia de Dios?

-"Para reunir los corazones de los padres con los de los hijos y conducir los incrédulos a la prudencia y fe de los hombres rectos a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto capaz de acogerle". Maravillosa tarea: trabajar para Dios, preparar a los hombres para que sepan "acoger" a Dios. Recuerdo bíblico: el evangelista cita aquí una fórmula del profeta Malaquías (2, 6).

¿Trabajo yo también para Dios? En el mundo de hoy hay "preparaciones". Por medio de una contemplación optimista, busco, en las corrientes actuales de la historia, lo que en germen se está preparando. ¿Participo en ello? Señor, Venga a nosotros tu reino.

-"Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, de quien he sido enviado a hablarte y a traerte esta feliz nueva". "En la presencia de Dios", "Delante de Dios". La fórmula se repite sin parar en este comienzo del evangelio. Reflexiono en lo que esta fórmula puede significar para mí. "Estoy delante de ti, ante tu mirada... luego, no estoy nunca solo".

"Buena nueva". Lo que viene de Dios ¡es bueno! Me detengo a pensar en lo que me llega en este momento, y que debería ser una "buena nueva" si yo supiera ver más allá de las apariencias.

-"Y desde ahora quedarás mudo, por cuanto no has creído..." "¡He aquí lo que el Señor ha hecho en mí!" decíase Isabel. La duda de Zacarías lo condujo al silencio, hasta el día que cantará su "benedictus". Isabel, canta ya su acción de gracias en su corazón (Noel Quesson).

"O Radix Iesse", reza la antífona solemne de hoy: «Oh Renuevo del tronco de Jesé, / que te alzas como un signo para los pueblos, / ante quien los reyes enmudecen / y cuyo auxilio imploran las naciones: / ven a librarnos, no tardes más».

Jesé fue el padre de David. Por tanto «la raíz o el renuevo de Jesé» es la descendencia de la familia de David. El padre de Jesús, José, era de la familia de David, como se había anunciado que seria el Mesías. Pablo ve en este anuncio la universalidad del reinado de Cristo: «Como dice Isaías (11,1.10), aparecerá el retoño de Jesé, el que se levanta para imperar sobre las naciones. En él pondrán los gentiles su esperanza» (Rm 15,12). Nosotros también deseamos que venga a liberarnos de nuestros males (J. Adazábal).

Llucià Pou Sabaté

domingo, 17 de diciembre de 2023

Adviento, 18 de Diciembre: la confianza de san José en Dios es modelo para nosotros… (como reacciona ante la “duda”)

Adviento, 18 de Diciembre: la confianza de san José en Dios es modelo para nosotros… (como reacciona ante la "duda")

 

A. Lecturas:

   1. Jeremías (23,5-8):
MIRAD que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor, que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».

 

   2. Salmo 71,1-2.12-13.18-19
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

   3. Mateo 1,18-24: "La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en Ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: «Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros"». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer".

 

B. Comentario:

   1. Nos dice el profeta que Dios suscitará el Mesías: "vienen días en que suscitaré a David un «Germen justo»". Los reyes de Judá son nefastos en ese momento, la dinastía davídica está en plena decadencia, y suscita la cólera de Dios en un panorama es muy negro. «Ay de los pastores que dejan que perezca el rebaño de mi pastizal, ¡oráculo del Señor!» «Pero mirad, que vienen días en que nacerá un verdadero rey.» Reinará como verdadero rey, será inteligente y prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra. Un «germen justo», de Dios, de David, el Mesías. La esperanza de todos es un esperar a Cristo, prudente, recto y justo, y a esa obra estamos llamados a cooperar.

-"En sus días estará a salvo el reino de Judá, e Israel vivirá en seguro. Y éste es el nombre que se le dará: «El Señor-justicia-nuestra". Un rey-mesías cuyo nombre es simbólico. Los nombres tienen mucha importancia para la mentalidad semítica: caracterizan a la persona. Un hombre que no es por sí mismo su propia justicia. Un hombre investido de la misma justicia de Dios. Cuando trato de ser más justo, en realidad "es el Señor mi justicia".

-"Mirad que vienen días en que no se dirá más: «El Señor hizo... en el pasado,» sino: «El Señor hace... hoy»". Los judíos, del tiempo de Jeremías, solían, como nosotros, referirse al pasado: antes se hacía esto... Una vez Dios hizo que los hijos de Israel salieran del país de Egipto... Jeremías reacciona. Nunca más se dirá esto. Porque, es HOY cuando Dios libera de la esclavitud a su pueblo; es HOY cuando Dios reúne a sus hijos dispersos y les instala en su propio pueblo. Efectivamente, el Señor vive, es un contemporáneo, su acción es actual; pero la mayoría de las veces no sabemos reconocer su obra. Ayúdanos, Señor, a reconocer lo que ahora estás haciendo por nosotros (Noel Quesson).

   2. Decimos en la oración de hoy: «Concédenos, Señor, a los que vivimos oprimidos por el pecado, vernos definitivamente libres por el renovado misterio del nacimiento de tu Hijo» (oración). Y en la antífona del día de hoy: «Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, / que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente / y en el Sinaí le diste tu ley: / ven a librarnos con el poder de tu brazo». Es lo que reza el salmo, que se cumplirán esas promesas en Jesús, salvador de todos. Que como buen Pastor, cuida de las ovejas débiles y enfermas; y a las descarriadas, las busca hasta encontrarlas y, lleno de amor, las carga sobre sus hombros y las lleva de vuelta al Redil, a la Casa Paterna. Así Dios ha querido convertirse en bendición para todos. En verdad que contemplando así a Dios hecho Dios-con-nosotros no podemos sino estallar en bendiciones a su santo Nombre, pues ha hecho grandes cosas por nosotros el Todopoderoso librando al débil del poderoso y ayudando al que se encuentra sin amparo. Aprendamos a acogernos a su misericordia, pues Él salvará a quienes en Él confían.

3. En María y José encontramos un matrimonio ejemplar, modelo para todos nuestros hogares, pero muy singular pues Jesús viene de María y del Espíritu Santo. Ratzinger ha escrito un libro sobre la infancia de Jesús, donde cuenta que los "datos históricos" de base han elaborado una especie de "prólogo teológico" a la vida de Jesús (que contemplamos esos días antes de Navidad), algo así como un músico compone una "obertura" donde esboza los temas esenciales que luego desarrollará. Ahí se ve que se cumplen todas las palabras de Dios del Antiguo Testamento, en la Palabra encarnada. Mateo, por ejemplo, subraya todos los signos que muestran que Jesús "cumplió todas las promesas de Dios": él considera los relatos de la infancia de Jesús como un enlace entre el Antiguo y el Nuevo Testamento...  Jesús es verdaderamente aquel que Israel esperaba, el que fue prometido a Abraham y David, el nuevo Moisés. Lucas, por su parte, subraya que Jesús es el salvador universal, prometido también a los paganos, a los gentiles.

Estos "evangelios de la infancia" remiten a menudo a textos y situaciones de la Biblia. Con su apariencia ingenua e infantil, son textos ricos en doctrina, que deben leerse con Fe.

-"Y el nacimiento de Cristo fue de esta manera: María..." María es la que está en el centro de los relatos que leeremos hasta Navidad, y hoy vemos también a San José como foco de luz. –"María, su Madre, estando desposada con José, antes que hubiesen vivido juntos, se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo". En esta frase tan sencilla hay dos niveles de profundidad. El acontecimiento humano, lleno de encanto, de dos jóvenes que se enamoran y se desposan, con su alegría. Pero ella espera un  hijo sin que hayan tenido relaciones. De manera virginal, pues Dios pudo hacerlo, pues si es Dios puede hacer milagros, como también hizo la resurrección del Señor: "ella concibió por obra del Espíritu Santo". Este niño no es un niño ordinario. De El, se dirá más tarde que es "hombre y Dios". Pero ya está sugerido aquí, en este prólogo del evangelio.

-"José, su esposo, siendo como era justo y no queriendo denunciarla..." De esta duda poco podemos hablar, aunque mucho se ha dicho, pero sin que podamos decir nada concluyente aparte de que el repudio privado era para no difamarla a ella. A mí se me ocurre decir que José pensó en quitarse del medio, viendo un misterio demasiado grande para él. Sabe de su pacto de virginidad, que habían acordado entre los dos. Ella, por vocación; él, seguramente por acompañarla pues la quería en la situación que ella dispusiera, respetando su compromiso con Dios, pues eso hace el amor.

¿María le dijo lo del ángel? Quizá sí, y José la acompañó a visitar y estar esas semanas o meses a su prima Isabel. Quizá se sintió entonces indigno de estar ahí por medio, que molestaba en un plan que no tenía nada que ver con él. Dios no dice nada; María ve a José pensar esas cosas, i ella intuye y sufre pero tampoco dice nada… José hace oración, y sigue sin tener luces. La Virgen intenta hacerse cargo del desconcierto de su esposo —que no se siente digno para acompañarla—.

María sabe y calla, que no dice nada a José, quien al conocer su estado piensa dejarla –quedando él mal- y no discute ni se queja ni pide explicaciones convencido de que algo divino está ocurriendo, y que aquel asunto no es suyo. Cumpliendo la ley, debía dejarla, y la deja libre para no perjudicarla. No estaría ajeno a conocer lo que pasó con el nacimiento de Juan Bautista y los portentos –quedarse mudo Zacarías, etc.-.

-"José, hijo de David, no tengas recelo... Le pondrás por nombre "Jesús" que significa "El Señor salva", pues él es el que ha de salvar a su pueblo. Todo lo cual se hizo en cumplimiento de lo que preanunció el Señor por el profeta Isaías". Se le aparece un ángel en sueños a José. «Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel». Admirable disponibilidad: obedece los planes de Dios, por sorprendentes que sean, conjugándolos con su profundo amor a María. Acepta esa paternidad tan especial, con la que colabora en los inicios de la salvación mesiánica, a la venida del Dios-con-nosotros.

Filiación davídica; una promesa de Dios se realiza. Un salvador: una promesa de Dios. Una nueva Alianza: "Emmanuel" Dios-con-nosotros... aquí con el otro nombre, "Salvador", Jesús. ¡Estaba prometido! Contemplo la delicadeza de José... este justo, capaz de entrar en los secretos de Dios. Dios necesita de los hombres. He aquí un matrimonio, marido y mujer que recibe una responsabilidad excepcional. ¿No soy yo también responsable de un cierto "nacimiento" de Dios, hoy? (Noel Quesson).

"José la recibió en su casa y no la conoció hasta que dio a luz". La acepta tal y como es. Respeta su virginidad, sin poner condiciones. A nivel espiritual, veo que estos pasajes nos enseñan a vivir las "dificultades" en positivo: transformarlas en "posibilidades", de amar más, de ser más entregados, de tener más fe y perseverancia; así se refuerza el amor y la fidelidad. Las dificultades de "ordinaria administración" no aparecen en el Evangelio: problemas con clientes del taller, rumores de pueblo, estrecheces económicas propias de vivir al día… Se intuye que para ellos los nervios no degeneraban en discusiones; que cuando no podían solucionar una cosa hablando, optaban por el silencio (es una forma de diálogo, cuando se ama): meditar las cosas, el silencio de la oración… Los problemas que nos muestra el Evangelio no son los pequeños de cada día, sólo vemos los más graves… y vemos como actúan, en silencio, "aguantan en el dolor" y esperan el "dedo" de Dios… 

Domingo 3º de Adviento; ciclo B Nos llenamos de alegría con María, por la proximidad del Señor que viene a salvarnos

Domingo 3º de Adviento; ciclo B

Nos llenamos de alegría con María, por la proximidad del Señor que viene a salvarnos

A. Lecturas:

   1. Isaías 61,1-2a. 10-11: El Espíritu del Señor está sobre mí porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor.

   Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas.

   Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos, ante todos los pueblos.

   2. Salmo Lc 1,46-48. 49-50. 53-54: Proclama mi alma la grandeza del Señor / se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; / porque ha mirado la humillación de su esclava.

   Desde ahora me felicitarán todas las generaciones / porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; / su nombre es santo, / y su misericordia llega a sus fieles / de generación en generación.

   A los hambrientos los colma de bienes / y a los ricos los despide vacíos. / Auxilia a Israel su siervo, / acordándose de la misericordia.

   3. I Tesalonicenses 5,16-24. Hermanos: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.

   4. Juan 1,6-8.19-28: "Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: —¿Tú quién eres? El confesó sin reservas: —Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: —Entonces ¿qué? ¿Eres tú Elías? Él dijo: —No lo soy. —¿Eres tú el Profeta? Respondió: —No. Y le dijeron: —¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo? Él contestó: —Yo soy "la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor" (como dijo el Profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: —Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: —Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando".

 

B. Comentario:

   1. "El Espíritu del Señor está sobre mí porque el Señor me ha ungido". La lectura nos habla de Jesús, en quien se cumplen esas palabras por ser Mesías (Cristo, en griego), el Ungido de Dios, como él mismo dice en la sinagoga de Nazaret: "Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros, la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor". Han vuelto los cautivos de Babilonia a casa, a Jerusalén. Un rayo de esperanza, de "liberación" como en el sabbat o en el año jubilar (Lv 25,10; Ez 46,17), donde teóricamente todos volvían a tener libertad sobre cualquier deuda o esclavitud. Es un momento de alegría, de bodas, de fiesta (Jr 33,11; Ap 21,2), de gozo y de felicidad, que en este Domingo "Gaudete" tiene un sentido especial de todo lo bueno que traerá Jesús, que motiva a ir con más ánimos en el camino de Belén.

   "Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas". Todo será misericordia y benevolencia, júbilo y generosidad. San Ambrosio recuerda que "para cada estado hay preceptos particulares; pero el de la misericordia es común para todos, por tanto a todos se les manda que den al que no tiene. La misericordia es la perfección de las virtudes; sin embargo, la misericordia se mide según la posibilidad de cada uno, para que nadie se prive de todo lo que tiene sino que dé parte de ello al pobre".

   Este texto de Isalías es uno de que inspira el que cantamos hoy el Magnificat: "proclama mi alma la grandeza del Señor se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia". San Basilio señala: "La Santísima Virgen, considerando la inmensidad del misterio, con intención sublime, y con un fin muy alto y como avanzando en sus profundidades, engrandece al Señor. Por esto prosigue: 'Y dijo María: Mi alma engrandece al Señor'". Contigo, Madre mía, quiero aprender a alabar a Dios por la Navidad, aprender a allanar los caminos y que mi corazón sea un vergel donde Jesús esté a gusto, donde pueda volcar los primeros frutos del Espíritu Santo –a quien ella acogió con amor- que son la paz y la alegría. Y como la Santísima Virgen había reunido en sí toda la gracia del Espíritu Santo, con razón añade: "Y mi espíritu se regocijó". En el mismo sentido dice alma y espíritu. La palabra exaltación (…) insinúa cierto hábito o estado del alma -alegre y feliz- en aquellos que son dignos de él. Por eso la Virgen se regocija en el Señor con inefable latir del corazón y transporte de gozo en la agitación de un afecto honesto. Sigue: 'en Dios mi Salvador'" (S. Basilio). "Porque el espíritu de la Virgen se alegra de la divinidad eterna del mismo Jesús -esto es, del Salvador-, cuya carne es engendrada por una concepción temporal" (S. Beda). Queremos ir de la mano de María estos días, aprendiendo de ella a recibir a Jesús. "Engrandece al Señor aquel que sigue dignamente a Jesucristo, y mientras se llama cristiano, no ofende la dignidad de Cristo, sino que practica obras grandes y celestiales; entonces, se regocijará el espíritu -esto es, el crisma espiritual-, o lo que es lo mismo, adelantará y no será mortificado" (Teofilacto).

   "Manifiesta la Virgen que no será proclamada bienaventurada por su virtud, sino que explica la causa diciendo: 'Porque hizo conmigo cosas grandes el que es poderoso'" (Teofilacto). Y esa transformación en Cristo no es solo para su madre, sino para todos: "Volviéndose desde los dones especiales que ha recibido del Señor hacia las gracias generales, explica la situación de todo el género humano añadiendo: "Y su misericordia de generación en generación a los que le temen". Como diciendo: No sólo me ha dispensado gracias especiales el que es poderoso, sino a todos los que temen a Dios y son aceptos en su presencia" (Beda).

   Vivir con Jesús, allanar caminos, es una tarea espléndida, implicándonos en la construcción de un mundo mejor, en un servicio lleno de alegría: "cada vez estoy más persuadido: la felicidad del cielo es para los que saben ser felices en la tierra" (S. Josemaría, Forja 1005). En ese aprendizaje, una cosa que ayuda mucho es fomentar los motivos de alegría: contemplar las maravillas del universo, las virtudes y cualidades de los demás, la amistad sincera, la satisfacción del trabajo bien hecho, la alegría del deber cumplido. No podemos ir siempre con cara de funeral, dice el papa Francisco. La alegría es el gran secreto del cristiano (decía Chesterton): consecuencia de la filiación divina, de sabernos queridos por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda, y nos perdona siempre. La misma tristeza de ver nuestros errores no puede degenerar en pereza que lleva a la melancolía e inactividad, la tristeza ante los fallos que lleva al decaimiento puede nacer de la soberbia; pero con humildad puede convertirse esta tristeza en santa y mueve a luchar. A veces el Señor se sirve de ello para purificarnos y hacer profundizar en la vida interior. No hay que confundir la tristeza con el cansancio y encima cargar con la tristeza de que uno no está entregado…

   La tristeza, en cambio, cuando no es por causas ajenas a nosotros (enfermedad o noches oscuras…) trae el mal olor del Enemigo: "la tristeza es un vicio causado por el desordenado amor de sí mismo, que no es un vicio especial, sino la raíz general de todos ellos" (Santo Tomás de A.).

   Si nos sentimos hijos amados de nuestro Padre de los Cielos, ¿cómo no vamos a estar siempre alegres? Sentirse hijo de Dios da plena alegría a pesar de nuestras vulnerabilidades, pues así, todo es para bien, con la fe, como bien recordaba Manzini en su obra "Los novios": es importante saber que todos nuestros problemas y contrariedades, tanto por nuestra culpa como sin ella, si las vemos con fe, las llevamos mejor. Quien sabe que lo que viene de Dios es lo mejor, aunque no le guste algo su oración es siempre: "¿lo quieres, Señor?… ¡Yo también lo quiero!": "Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios. En cambio, el triste siempre obra el mal" (Pastor de Hermas).

   "Sonríe a todos. Pondré gracia en tu sonrisa", le decía el Señor a Gabrielle Bossis. No encontraremos la alegría en el mundo hasta que la llevemos nosotros, hasta que vivamos ese compartir que nos enriquece en primer lugar a quien da.

   3. Insiste san Pablo: "Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. En toda ocasión tened la Acción de Gracias: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros". La clave para este día es ese "¡Alegraos constantemente!", y junto al gozo, la gratitud: "¡Dad gracias por todo!". Y para eso, cultivemos los medios de unión con Dios. "¡No apaguéis el espíritu!", nos dirá. Alegría y amor. La fuente de la alegría es el amor. Se siente alegre cuando se conoce al amor de la vida, cuando se da cuenta de que esa persona nos quiere con locura. El amor rejuvenece y es una fuente espontánea y profunda de alegría. Ese amor es, efectivamente, el principal combustible para estar alegres. Quien no ama, no ríe. Y es por eso que el egoísta sufre, y nunca está alegre. La alegría es propia de los enamorados. Si tienes alegría, esta brillara en tus ojos y en tu aspecto, en tu conversación y en tu contento. No podrás ocultarla porque la alegría se desborda. La alegría es muy contagiosa. Que la Virgen, causa de nuestra alegría, nos ayude a vivir de ese modo humano y divino.

   4. Dijo Juan Bautista: No soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta. Y cuando le preguntaron: ¿Quién eres?, respondió: Yo soy la voz que grita en el desierto: `Allanad el camino del Señor'. No era la luz sino su testigo enamorado. ¿Puede haber vocación más bonita? Llevar un rayo de esperanza a los corazones entristecidos. Encontrar el sentido de la vida. Testigo de todas las luces. Testigo del que es todo luz.

   "Allanad el camino del Señor", es la recomendación del Señor en medio de tanto ruido. San Agustín nos lo explica así: "Es como si dijera: Yo grito para introducirlo en vuestro corazón, pero el Señor no se dignará entrar si vosotros no le preparáis los caminos". Te pido hoy, Señor, allanar los caminos de mi interior, para que puedas estar en mi corazón, nacer en mí como en Belén, y así yo vivir en ti, para llenarme de tu luz y tu salvación, para llevarla a los demás.

 

sábado, 16 de diciembre de 2023

Sábado de la 2ª semana de Adviento: San Juan Bautista es el cumplimiento del anuncio de Elías, la llegada de Jesús Salvador

Sábado de la 2ª semana de Adviento: San Juan Bautista es el cumplimiento del anuncio de Elías, la llegada de Jesús Salvador

 

A. Lecturas:

   1. Eclesiástico 48, 1-4.9-11: 1 Después surgió el profeta Elías como fuego, su palabra abrasaba como antorcha. El atrajo sobre ellos el hambre, y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor cerró los cielos, e hizo también caer fuego tres veces. ¡Qué glorioso fuiste, Elías, en tus portentos! ¿quién puede jactarse de ser igual que tú? En torbellino de fuego fuiste arrebatado en carro de caballos ígneos; fuiste designado en los reproches futuros, para calmar la ira antes que estallara, para hacer volver el corazón de los padres a los hijos, y restablecer las tribus de Jacob. Felices aquellos que te vieron y que se durmieron en el amor, que nosotros también viviremos sin duda.

   2. Salmo 80,2-3,15-16,18-19: Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como un rebaño; tú que estás sentado entre querubes, resplandece / ante Efraím, Benjamín y Manasés; ¡despierta tu poderío, y ven en nuestro auxilio! / ¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, desde los cielos mira y ve, visita a esta viña, / cuídala, a ella, la que plantó tu diestra! / Esté tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo de Adán que para ti fortaleciste. / Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre invocaremos.

   3. Mateo 17,10-13: Bajando Jesús del monte con ellos, sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?». Respondió Él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer de parte de ellos». Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

 

B. Comentario:

   1. Los escribas esperaban el retorno de Elías... Jesús dice que Elías ya ha venido... ¡es El, Jesús, el nuevo Elías!... -"El profeta Elías surgió como fuego, su palabra ardía como una antorcha". El fuego es una imagen constante en la Biblia, para simbolizar a Dios. En el Sinaí, Dios se manifestó en el fuego de la tormenta. Es natural que el portador de la voluntad divina tenga un rostro de fuego. El fuego será el instrumento de la purificación última de los últimos tiempos. Esa imagen sugestiva proviene seguramente del hecho que, en los sacrificios primitivos, el fuego era el elemento que unía el hombre a Dios. Se comía luego la víctima para consumar la comunión con Dios.

   -"Elías, por tres veces, hizo caer fuego del cielo. Juan Bautista dirá: "El que viene detrás de mi, os bautizará en el Espíritu Santo y el fuego..." (Mateo 3,11). Y Jesús dirá: «He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que estuviera ya encendido...!» (Lc 12, 49). Y, en Pentecostés, "vieron aparecer unas lenguas, como de fuego..." (Hch 2,3). ¡Dios. Ven a abrasarnos, a purificarnos! ¡Ven a alumbrarnos, a guiarnos!

    Elías fue arrebatado en torbellino de fuego, en carro de caballos de fuego. -"Fuiste designado para el fin de los tiempos". Es el anuncio del famoso «retorno de Elías» del que los escribas hablaban en tiempo de Jesús, al preguntarse si no sería Juan Bautista, o Jesús. Esto debe interpretarse, pues, espiritualmente. Para calmar la ira antes que estalle... Para reconducir el corazón de los padres a los hijos... y restablecer las tribus de Jacob... Dichosos los que te verán, dichosos los que se durmieron en el amor del Señor, porque también nosotros poseeremos la verdadera vida. Jesús dijo que había venido a asumir la función de Elías, el profeta.

   2. Pedimos al Señor en el salmo que nos "guíe como un rebaño; tú que estás sentado entre querubes, resplandece (...) ¡despierta tu poderío, y ven en nuestro auxilio!", y nos proponemos: "Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre invocaremos". Dios no puede olvidarse de la obra de sus manos. Muchas veces nosotros hemos vivido lejos del Señor, pero Él, como un Padre amoroso y compasivo, siempre está dispuesto a perdonarnos si volvemos a Él con un corazón sincero. Dios, por medio de su Hijo Encarnado, ha salido a nuestro encuentro con su amor misericordioso.

   3. En aquel valle de Jericó, junto al Jordán, predicaba el Bautista, cerca del camino de caravanas que de Perea van hacia Jerusalén. Tiene cuerpo robusto, la piel curtida por el sol; cabellos largos. Resistente, parco en comer y hablar. Mirada profunda, exigente. Voz poderosa, que llega. Valiente, cumple su misión: "voz del que clama en el desierto." Sus discípulos preguntan a Jesús sobre la venida de Elías, que debe preceder a la del Mesías. La respuesta de Jesús es clara: "Elías ya ha venido", es Juan Bautista. Cumplió el encargo de Elías: ser el profeta de la última hora y preparar al pueblo para el reino de Dios. San Juan Crisóstomo alaba así su tarea: «Es deber del buen servidor no sólo el de no defraudar a su dueño la gloria que se le debe, sino también el de rechazar los honores que quiera tributarle la multitud... San Juan dijo "quien viene detrás de mí, en realidad me precede", y "no soy digno de desatar la correa de sus sandalias", y "Él os bautizará con el Espíritu Santo y el fuego", y que había visto al Espíritu Santo descender en forma de paloma y posarse sobre Él. Por último atestiguó que era el Hijo de Dios y añadió "he ahí al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo"...

   "…Juan, haciendo oficio de amigo, tomó la diestra de la esposa, al conciliarle con sus palabras las almas de los hombres. Y Él, tras haberles acogido, los ligó tan estrechamente a sí mismo que ya no regresaron a aquél que se los había confiado... [Jesús] lo llamó "amigo del esposo", pues sólo él asistió a su boda».

   "El bautismo es el punto final del Antiguo Testamento y el punto de partida del Nuevo. Tenía como promotor a Juan, el Bautista, ´porque entre los hijos de mujer no ha habido uno mayor que Juan el Bautista' (Mt 11,11) Juan era el último de una serie de profetas, porque "todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan" (Mt 11,13) El inaugura la era mesiánica, tal como está escrito: 'Comienza la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios... Apareció Juan el Bautista en el desierto... Juan bautizaba' (cf Mc 1,1.4). (…) Todos los profetas eran admirables, pero ninguno es mayor que Juan el Bautista (…) en el claustro del seno materno saltó de gozo. Sin ver con los ojos de la carne, bajo la acción del Espíritu Santo, reconoció al Maestro. La grandeza del bautismo pedía un guía grande en el inicio de la nueva era" (San Cirilo de Jerusalén).

   El bautismo, la iluminación, es el momento de la conversión, como San Agustín nos cuenta de su experiencia, de ese itinerario largo hasta acabar rendido ante la Verdad: "¡Tarde te amé, hermosura soberana, tarde te amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me retenían lejos de Ti aquellas cosas que sin Ti no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera, exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de Ti" (San Agustín).

   Siguiendo el hilo de esta exigente llamada del Maestro, podemos revisar nuestra vida con un examen de conciencia, hacer ese repaso al corazón, cada día es una página en blanco para escribir. "Y estas páginas blancas que empezamos a garabatear cada día, a mí me gusta encabezarlas con una sola palabra: ¡Serviam!, ¡serviré!, que es un deseo y una esperanza.... Y digo al Señor que vuelvo a empezar, Nunc coepi!, que vuelvo a empezar con la voluntad recta de servicio y de dedicarle mi vida, momento por momento, minuto por minuto" (S. Canals). La finalidad de ese examen es un conocimiento más profundo del estado de nuestra alma, y del conocimiento de la voluntad de Dios y de cómo vamos en cumplirla. Ahí nos preguntamos: "¿Dónde está mi corazón?" Ahí reconocemos detalles de vanidad, el buscar aplausos; quizás resentimientos y antipatías; sensualidad o rutina… pero todo ello no importa, si acaba con un acto de amor, de no dejarse llevar por el desánimo sino "arreglar" las faltas de amor con un acto de amor, recomenzar, volver a empezar… y por eso va bien terminar con un propósito. El examen nos predispone a tener un corazón nuevo, para preparar esos caminos del Señor como San Juan, del que decían: "¿Quién pensáis ha de ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él" (Lc 1, 57-66). Señala la presencia de Jesús y proclama: "ése es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo".

      Juan Bautista "desde el seno de la madre había sido consagrado por el Espíritu Santo. Jeremías había sido consagrado, pero no había profetizado en el seno de la madre. Sólo Juan Bautista, en el claustro del seno materno saltó de gozo. Sin ver con los ojos de la carne, bajo la acción del Espíritu Santo, reconoció al Maestro. La grandeza del bautismo pedía un guía grande en el inicio de la nueva era" (San Cirilo de Jerusalén, 313-350). Y con humildad no quiso brillo propio sino mostrar la luz del Señor. Tuvo la fortaleza de dar la vida. De él podemos aprender a quitar lo que nos aparta de Dios, pues la debilidad se transforma en fortaleza cuando se aparta la ocasión. Apartar significa con frecuencia huir de las ocasiones de enfriamiento, con pequeños sacrificios en el cumplimiento del deber, ofrecer esos actos de entregamiento por las intenciones que llevamos en el corazón. Rezamos en la oración colecta: «Oh Dios, restáuranos», «que amanezca en nuestros corazones tu Unigénito, y su venida ahuyente las tinieblas del pecado y nos transforme en hijos de la luz».

 

Llucià Pou Sabaté

viernes, 15 de diciembre de 2023

Viernes de la 2ª semana de Adviento. Jesús es nuestro salvador, que nos toca una música divina… que hemos de aprender a bailar

Viernes de la 2ª semana de Adviento. Jesús es nuestro salvador, que nos toca una música divina… que hemos de aprender a bailar

 

A. Lecturas:

   1. Isaías (48,17-19): ESTO dice el Señor, tu libertador, el Santo de Israel: «Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir. Si hubieras atendido a mis mandatos, tu bienestar sería como un río, tu justicia como las olas del mar, tu descendencia como la arena, como sus granos, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido aniquilado, ni eliminado de mi presencia».

   2. Salmo 1,1-2.3.4.6: Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche.

   Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.

   No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.

  3. Mateo 11,16-19: "En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: - «¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores." Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios»"

 

B. Comentario:

   1. El destierro es duro pero motivo de manifestar el Señor su salvación en Jesús:

   -"Así habla el Señor, tu Redentor". «Rescate» es pagar la deuda de otro, y Jesús se puso en nuestro lugar y pagó nuestra justificación. En hebreo tiene otro matiz: «Yo, el Señor, soy tu redentor, tu 'goel'». En el derecho tribal primitivo había un «goel»: era el hombre encargado de «vengar la sangre», el responsable del honor de la tribu. De hecho la idea es pues la de «un amor de Dios que se ha comprometido en el destino de los hombres». La idea principal no es la de un Dios que requiere sangre para aplacarse. Es la idea de un Dios que ama «apasionadamente la humanidad y se compromete totalmente para salvarla». «¡Yo, el Señor, vengo a auxiliarte!» «Yo, el Señor, soy tu «goel», tu redentor!» ¡Qué misterio! Contemplo en Belén a Jesús encarnado, compartiendo totalmente nuestra condición humana, y muriendo en la cruz.

   -"Yo, el Señor tu Dios, te instruyo en lo que es provechoso y te marco el camino por donde debes ir". Dios se ha comprometido en nuestra salvación. Pero no nos reemplaza. Nos invita a "caminar", a aceptar la instrucción "provechosa", la que salva. La enseñanza de Jesús, el Evangelio. "Te doy una instrucción, una enseñanza" dice Jesús también. ¿Cómo es mi fidelidad en recibir y meditar esa enseñanza? ¿Cómo me esfuerzo en aumentar mi cultura religiosa? ¿Y en ser fiel a la oración?

   -"Si hubieras estado atento a mis mandatos..." «Atento»... Es una cualidad esencial a la oración... y a toda la vida del hombre. Haznos atentos, Señor. Jesús hablaba a menudo de vigilancia: «velad y orad» -..."Tu paz sería como un río". El que se deja "guiar" por Dios, el que escucha la «enseñanza provechosa», el que está «atento a amar», ¡está lleno de paz! ¡Un río! Evoco esa imagen...

   -..".Tu dicha y tu justicia serían como las olas del mar. ...Tu posteridad sería como la arena del mar, y tus hijos tantos como los granos de arena". Repetición de la promesa hecha a Abraham. A pesar de todos nuestros rechazos, de todas nuestras faltas de amor, Dios quiere nuestra felicidad, nuestra «justicia» nuestra «rectitud», nuestra «santidad»... ¡vasta y potente como las olas del mar! Y Dios quiere que nuestra vida sea fecunda, que «nuestros talentos rindan el céntuplo»... ¡como los granos de arena de las riberas! Una sola condición: estar atento a tus mandatos, Señor (Noel Quesson).

   2. Vienes como la luz, Señor: «Dichoso el hombre que… su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto…». Vida y muerte aparecen como dos caminos, bendición y maldición, a fin de que tomemos el camino recto que lleva a la felicidad. Dios no nos creó para la muerte, sino para la vida.

   3. -"Jesús declara a las gentes: "¿a quién compararé esta raza de hombres? es semejante a los muchachos sentados en la plaza que interpelando a otros..."" Jesús, ves a los niños sentados en plaza… gente de tu tiempo y también nos ves a nosotros, que como niños no saben lo que quieren.

   -"Os hemos entonado cantares alegres y no habéis bailado; cantares lúgubres y no habéis llorado." Eran juegos que hacían los críos, y nos indica esa inconstancia que nosotros podemos también ser como a veces la opinión pública, que se deja llevar por la moda y no por la verdad…

   -"Porque vino Juan que casi no come, ni bebe, y dicen: Es un loco. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "¡Es un glotón y un bebedor, amigo de publicanos y de pecadores!" Te duele que al Bautista con su austeridad fuera acusado de extraño endemoniado; y que a ti con tu sencillez de compartir la comida de los hombres, digan que eres comilón. Gracias, Señor Jesús, por permitir que te hicieran esta acusación. Gracias de haber venido a inaugurar el tiempo de la alegría, de habernos venido a ofrecer tu amistad a nosotros, que somos pecadores. Amigo de los pecadores... Amigo de los pecadores... Gracias.

   -"Pero, la sabiduría de Dios se revela "justa" a través de lo que hace". La austeridad de Juan con su penitencia, la alegría de Jesús y su Reino... El tiempo de Adviento y de Navidad comporta esos dos aspectos (Noel Quesson).

   Esperamos con ganas la Navidad, y por eso rezamos: "¡Ven Señor Jesús!". Ven, Jesús, a mi mundo de las cosa pequeñas, pues la Navidad es sobre todo de los sencillos, y nos propone que nos hagamos pequeños como niños. Es un camino de sencillez, descomplicación, quitar los laberintos del corazón, máscaras o gafas negras. Es un camino de apertura a Jesús. Hay un famoso cuadro en la iglesia de Sant Paul, en Londres, que muestra Jesús, abriendo una puerta, que representa el corazón de una persona. Alguien le dijo al pintor: "falta el picaporte de esa puerta, para que Jesús pueda entrar en la casa", y el pintor contestó: "no se me olvidó pintarla, es que esta puerta, la del corazón de cada persona, sólo puede abrirse desde dentro". Vamos a procurar abrir esa puerta para que entre Jesús, y con él el Cielo, en nuestro corazón. Vamos a colaborar con el Señor ayudando a que todos los hombres le abran la puerta a Jesús. Jesús es el que llama a la puerta del corazón del hombre, toca la música para consolar al triste, acompañar al enfermo, ayudar al necesitado, visitar al que esté solo. Llama y toca la música ahí donde nos encontramos: en la familia, con los amigos, vecinos…

   "En vísperas de la Navidad —cuenta la Madre Teresa de Calcuta— yo abrí un hogar para enfermos de SIDA en Nueva York como regalo de nacimiento para Jesús. Lo empezamos con quince lechos para otros tantos pacientes y con cuatro jóvenes a quienes conseguí sacar de la cárcel porque no querían morir allí. Ellos fueron los primeros huéspedes de nuestro hogar. Les había preparado una capilla, de modo que tales jóvenes de veinte o veinticinco años, que no habían estado cerca o se habían alejado de Jesús, de la oración o de la confesión, pudiesen, si lo deseaban, acercarse de nuevo a Él. Gracias a la bendición de Dios y a su amor, sus corazones se transformaron por completo. Los trece o catorce han fallecido ya en nuestro hogar, porque se trata [por aquel entonces] de una enfermedad mortal, incurable. La última vez que estuve allí, recientemente todavía, uno de ellos hubo de ser trasladado al hospital. Antes de ir me dijo:

   —Madre Teresa, usted es amiga mía. Quiero hablar a solas con usted.

   ¿Qué creéis que me dijo aquel hombre que veinticinco años atrás se había confesado y comulgado por última vez y que desde entonces había interrumpido sus contactos con Jesús? Me dijo esto:

   —¿Sabe, Madre Teresa? Cuando siento un tremendo mal de cabeza, lo comparto con el dolor de Jesús al ser coronado de espinas. Cuando experimento un dolor insoportable (y es que el dolor que produce esa enfermedad es insoportable de verdad), cuando el dolor resulta insoportable en mi espalda, lo comparto con el dolor de Jesús al ser azotado. Cuando el dolor se hace insoportable en mis manos y mis pies, lo comparto con el dolor experimentado por Jesús al ser crucificado. Le pido que me lleve de nuevo al hogar. Quiero morir cerca de ustedes.

   Conseguí permiso del médico para llevármelo a casa. Lo acompañé a la capilla. Jamás he visto a nadie hablar con Dios como lo hizo aquel hombre, con un amor de comprensión tan grande entre él y Jesús. Después de tres días murió. Difícil de comprender el cambio experimentado por aquel hombre."

   Hoy vemos a Jesús triste y decepcionado de la respuesta del hombre desagradecido. En su vida no hizo otra cosa que pasar "haciendo el bien"... y todo este despliegue de compasión, de amor y misericordia ¿dio fruto?, ¿cuál fue la respuesta recibida a cambio? Sabemos que la semilla dio fruto después de su muerte. En nuestro caso, tenemos que reconocer que "todo" podría estar a nuestro favor. Tenemos su presencia en la eucaristía, su gracia sacramental, su acción a través de su Espíritu Santo... tenemos a María, Madre nuestra.

Llucià Pou Sabaté

 

jueves, 14 de diciembre de 2023

envío rectificada la primera lectura de hoy, que por error la repetí

Lectura del libro de Isaías (41,13-20):

YO, el Señor, tu Dios,
te tomo por la diestra y te digo:
«No temas, yo mismo te auxilio».
No temas, gusanillo de Jacob,
oruga de Israel,
yo mismo te auxilio
-oráculo del Señor-,
tu libertador es el Santo de Israel.
Mira, te convierto en trillo nuevo,
aguzado, de doble filo:
trillarás los montes hasta molerlos;
reducirás a paja las colinas;
los aventarás y el viento se los llevará,
el vendaval los dispersará.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes
buscan agua, y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed.
Yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en cumbres desoladas,
en medio de los valles, manantiales;
transformaré el desierto en marisma
y el yermo en fuentes de agua.
Pondré en el desierto cedros,
acacias, mirtos, y olivares;
plantaré en la estepa cipreses,
junto con olmos y alerces,
para que vean y sepan,
reflexionen y aprendan de una vez,
que la mano del Señor lo ha hecho,
que el Santo de Israel lo ha creado.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,1.9.10-11.12-13ab

R/.
 El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad.


V/. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
El Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

V/. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Jueves de la 2ª semana de Adviento: Jesús viene a salvarnos, como anuncia el profeta: “Yo soy tu redentor, el Santo de Israel”, y Juan Bautista es modelo de cómo hemos de prepararnos estos días de Adviento

Jueves de la 2ª semana de Adviento: Jesús viene a salvarnos, como anuncia el profeta: "Yo soy tu redentor, el Santo de Israel", y Juan Bautista es modelo de cómo hemos de prepararnos estos días de Adviento

 

A. Lecturas:

1. Isaías (40,25-31): «¿CON quién podréis compararme, quién es semejante a mi?», dice el Santo. Alzad los ojos a lo alto y mirad: ¿quién creó esto? Es él, que despliega su ejército al completo y a cada uno convoca por su nombre. Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza, ninguno falta a su llamada. ¿Por qué andas diciendo, Jacob, y por qué murmuras, Israel: «Al Señor no le importa mi destino, mi Dios pasa por alto mis derechos»? ¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído? El Señor es un Dios eterno que ha creado los confines de la tierra. No se cansa, no se fatiga, es insondable su inteligencia. Fortalece a quien está cansado, acrecienta el vigor del exhausto. Se cansan los muchachos, se fatigan, los jóvenes tropiezan y vacilan; pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren y no se fatigan, caminan y no se cansan.

   2. Salmo 102,1-2.3-4.8.10: Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.

   Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura.

   El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestro pecados ni nos paga según nuestras culpas.    

   3. Mateo 11,11-15: "En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga»". 

 

   B. Comentario:

   1. La historia tiene un sentido porque hay Alguien que sabe adónde va, que marca un ritmo y deja libertad, pero a veces dice "basta" al mal, pone un límite, y reencamina todo hacia bien: un Dios que llena de su misericordia el mundo, es su huella: -"No temas, gusanito de Yavhé". Israel ha sido en su destierro como un gusano pisoteado por las naciones. Pero tú, Señor, lo llevas de la mano, "te agarro de la diestra". Es bueno que gustemos esta maravillosa expresión de amor de Dios muchas veces al día: "Yo te llevo de la mano". Así estaremos mucho más tranquilos, con ocupaciones, pero sin preocupaciones…

   -"Los pobres buscan..." Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. Fórmula que expresa le espera, el deseo. –"Yo, el señor, les responderé: No temas, Yo te ayudo. No temas, Jacob, débil gusanillo; Israel, miserable mortal". Esta es ya una bienaventuranza: la de los pobres. Pequeñez de ese pueblo de deportados, despreciados, explotados, perdidos en la gran Babilonia pagana. Pequeñez de María, portadora, sin embargo, del Misterio de Dios, «débil criatura» que vivía en una pobre aldea, casi desconocida. ¡No en Roma, la triunfante... No en Atenas, la sabia... Ni en Babilonia, la soberbia... Ni siquiera en Jerusalén, la santa... Ni en ninguna de las grandes capitales de la época! Sino en Nazaret poblado desconocido, en medio de gente humilde y sencilla. El verdadero valor no procede de la situación humana sino de la mirada de Dios. ¿Qué es lo que esto cuestiona mi vida?

   -"Yo soy el Señor, tu Dios. Te tengo asido por la diestra". Es preciso saborear, en el silencio, esas declaraciones de amor... Basta con dejarse llevar por esa imagen: ¡Toma mi diestra, Señor! ¡Quédate de veras «conmigo»! Escucho... Escucho esas palabras que me diriges. ¿Qué podría dañarme, en mi pequeñez, si, de verdad, conservo tu mano en la mía?

   -"Triturarás los montes... Y tú te regocijarás en el Señor". Es una réplica contra los opresores babilonios. Es, ante todo, el anuncio de un gran gozo después de la pena.

   -"Los pequeños y los pobres buscan agua... pero no hay nada. Su lengua se les secó de sed. La boca de Dios lo testifica". Nos recuerda aquel «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia.» Ser amados y considerados... ganar regularmente un salario justo... ir adquiriendo algo más de responsabilidad, de confort... ser como todo el mundo, no ser humillados... ser atendidos en las necesidades, con una visita oportuna... y que los sufrimientos y la mala suerte no sea algo normal en sus vidas... Ante esos deseos tan humanos, ante esa «sed», debemos también, como Dios, testificar «y no hay nada» ¿Es una espera frustrada, un deseo inútil, la Nada?

   -"Yo, el Señor, los atenderé... No los abandonaré"... Señor, realiza tu promesa, hoy. Señor, ayúdanos también a atender a los pobres en todo lo que esté de nuestra parte.

   -"Abriré en los montes, ríos y fuentes... De modo que todos vean y sepan que la mano del Señor ha hecho eso". Imágenes de lozanía, de fecundidad y de abundancia. En nuestro mundo tan «árido», tan duro... ¡haz que mane el «agua viva»! (Noel Quesson).

   2. «El Señor es clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en piedad». Demos gracias a Dios que se acerca en Jesús esta Navidad, pues «de su plenitud todos hemos recibido, gracia por gracia» (Jn 1,12.16). Por él «sabemos que hemos sido trasplantados de la muerte a la vida» (1 Jn 3,14). «Vivamos, pues, la novedad de esta vida» (Rom 6,4), como verdaderos hijos de Dios, participando de su naturaleza divina.

   3. Juan Bautista fue fiel a su misión. "Dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista". Su vida era servicio a los demás: predica la conversión y penitencia y bautiza con agua anunciando que vendrá quien bautiza con el Espíritu Santo. Proclama la verdad sin ningún respeto humano por quedar bien, o por miedo a perder la vida. Le siguieron como discípulos los que luego fueron primeros discípulos de Jesús: por lo menos Juan y Andrés, que luego llevaron a los demás. Estuvo  firme ante las dificultades, hasta la muerte: "El Reino de los Cielos padece violencia, y los esforzados lo conquistan."

   "…sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan". En la lucha espiritual, no cuentan tanto los resultados sino la lucha en las cosas pequeñas de cada día: transformando la envidia en detalles de servicio, el mal genio en comprensión, la "memoria histórica" en perdón, la comodidad en pensar en los demás, el estar "en Babia" por prestar atención a lo que toca, el pesimismo por el volver a empezar.

   "Hoy, decía san Josemaría Escrivá, que empieza un tiempo lleno de afecto hacia el Redentor, es un buen día para que nosotros recomencemos. ¿Recomenzar? Sí, recomenzar. Yo -me imagino que tú también- recomienzo cada jornada, cada hora; cada vez que hago un acto de contrición, recomienzo". Y esto significa luchar "de tal manera que, detrás de cada pelea y de cada batalla, haya una pequeña victoria, con la gracia de Dios; y de este modo contribuimos a la paz de la humanidad". En el mundo, tan lleno de agresividad, falta paz. En un pueblo me contaron de niños violentos que se peleaban en la calle, aparentemente los padres eran educados, pero los niños captan lo que hay en el interior de los mayores, más allá de estas capas de educación con que a veces nos revestimos. Y viendo una tensión de violencia contenida, ellos salían violentos sin ninguna careta. Por esto, si de verdad queremos que haya paz en el ambiente, hemos de llevarla en nuestro corazón.

   Para ello, es importante no encerrarse en pequeños traumas e insatisfacciones, no conformarse con los fracasos, sino convertirlos en experiencia para recomenzar: luchar con perseverancia, convertir lo bueno en una ocasión de agradecimiento, y lo malo en ocasión de rectificar, con un poco más de amor. El tiempo litúrgico va clamando: ¡ven, Señor Jesús!, ¡ven! Estas son llamadas para ahondar en la fuerza y el amor que vienen de esta búsqueda sincera de Jesús, deseando que nazca en nosotros, que nos transforme en Él.

   El examen de conciencia es una buena arma para luchar con este espíritu de victoria. Podemos hacerlo estos días pensando cómo ha ido el año que termina, y hasta el día 17 iremos de la mano de Juan Bautista en las lecturas, para llegar al Mesías, como rezamos en la Plegaria Eucarística IV: «cuando por desobediencia perdió tu amistad, no le abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a todos, para que te encuentre el que te busca». Nos dice: «yo te cojo de la mano y te digo: no temas». Son dos manos que se unen: la nuestra que se eleva hacia Dios pidiendo salvación, y la de Dios, que nos ofrece mucho más de lo que podemos imaginar. Te pedimos, Señor, abrir los ojos para ver tu mano tendida hacia nosotros, para que «veamos y conozcamos, reflexionemos y aprendamos de una vez, que la mano del Señor lo ha hecho» (J. Aldazábal).

   "El Reino de Dios padece violencia, y quienes se esfuerzan lo conquistan": los poderes del mal en el exterior, nuestras malas inclinaciones en el alma, muestra el mapa de esa violencia, y con lucha llena de paciencia y humildad, pidiendo más ayuda al Señor, podremos ir adelante llenos de esperanza. No importa si somos débiles, si nos acogemos a la fuerza de ti, Señor: "Detesta con todas tus fuerzas la ofensa que has hecho a Dios y, con valor y confianza en su misericordia, prosigue el camino de la virtud que habías abandonado" (San Francisco de Sales).

   En este examen de conciencia podemos preguntarnos: ¿Me esfuerzo para creerme que el Señor me ama? ¿Me sacrifico para ser "pequeño"? ¿Me esfuerzo para ser consciente y vivir como un hijo del Padre? Santa Teresita de Lisieux se refiere también a estas palabras de Jesús diciendo algo que nos puede ayudar en nuestra conversación personal e íntima con Jesús: «Eres tú, ¡oh Pobreza!, mi primer sacrificio, te acompañaré hasta que me muera. Sé que el atleta, una vez en el estadio, de desprende de todo para correr. ¡Saboread, mundanos, vuestra angustia y pena, y los frutos amargos de vuestra vanidad; yo, feliz, obtendré de la pobreza las palmas del triunfo». Y yo, ¿por qué me quejo enseguida cuando noto que me falta alguna cosa que considero necesaria? ¡Ojalá que en todos los aspectos de mi vida lo viera todo tan claro como ella! (Ignasi Fabregat).

Llucià Pou Sabaté

13 de Diciembre, Santa Lucía, virgen y mártir, patrona de la vista

13 de Diciembre, Santa Lucía, virgen y mártir, patrona de la vista
   Se celebra su fiesta ya entre los primeros cristianos, según consta en una inscripción de las catacumbas de San Juan, en Siracusa (Italia, sobre el año 400). También una
iglesia en su honor en Siracusa, lugar donde, según la Tradición, sufrió el
martirio durante la persecución de Diocleciano.

   Quedan 11 días para Nochebuena, y esta santa cuyo nombre viene de "Lux", luz, nos prepara para la llegada de Jesús, la Luz del mundo. Esa niña cristiana, de 15 ó 16 años, profundamente enamorada de Jesús, que antepuso a todo lo demás, por encima de su propia vida. Ella no sabía cómo hablar de su amor a Jesús a su madre, mujer de familia acomodada, que había pensado prometer a su hija con un buen partido. Lucía convenció a su madre para retrasar el matrimonio; fueron a peregrinar a la tumba de Santa Águeda en Catania, y allí Lucía le confesó su madre que su verdadero deseo era ser solamente de Cristo. Esto fue conmovedor y la madre le pareció muy bien. Pero  el novio se vengó acusando a Lucía ante el procónsul Pascasio por ser cristiana. Diocleciano estaba persiguiendo a los cristianos, y en el juicio el juez y la presionó para convencerla de que apostatara, pero ella perseveró hasta la muerte.

   En el Canon romano figura su nombre entre otras mujeres mártires más veneradas de la Iglesia primitiva: "y nosotros pecadores siervos tuyos que confiamos en tu infinita misericordia admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires:… Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia"...

   Desde la Edad Media es invocada como la patrona de la vista, ya sea para males de los ojos, o para curar la ceguera espiritual. En 1894 se excavó bajo el lugar donde estaba el sepulcro y apareció –efectivamente- una descripción del siglo cuarto con su nombre Santa Lucía.

   El testimonio que nos ha llegado de su juicio cuenta entre otras cosas que el juez le decía: "¿y si te sometemos a torturas serás capaz de resistir?" Y ella contestaba: "pues sí, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura, tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor". La martirizaron cruelmente, muriendo posteriormente decapitada. Era el 13 de diciembre del año 300.

   Quedan 11 días para la Nochebuena y queremos aprender de Santa Lucía a ponerte a ti, Jesús, por encima de todas las cosas. Es verdad que a nosotros no nos amenazan con la muerte, pero si es cierto que a veces el ambiente, el entorno y también nuestras propias pasiones, amenazan con quitarnos la vida; con quitarnos esa vida espiritual que nos hace hijos tuyos y que nos eleva por encima de las circunstancias, de las dificultades de las pandemias, en los viajes, de las reuniones, de los jaleos, y de las luces, hasta a ese lugar donde estás Tú, al lugar al que no llamas, el lugar en el que quieres que vivamos la contemplación, la vida de fe.