martes, 25 de agosto de 2015

Miércoles de la semana 21 de tiempo ordinario; año impar

Miércoles de la semana 21 de tiempo ordinario; año impar

Jesús nos pide vivir en la verdad, acomodar la vida a lo que se dice, y vivir honradamente del trabajo
“En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: -«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!» (Mateo 23,27-32).
1. Jesús, continúas recriminando la falsedad con duras palabras: -“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que sois semejantes a sepulcros blanqueados!... Se encalaban las tumbas para que fueran muy visibles y no se tocaran por descuido, para quedar “impuro”. La buena apariencia no quita que dentro haya podredumbre. Jesús, sigues castigando la mentira y la maldad con apariencia de bien. Quizá yo también estoy demasiado pendiente del qué dirán de mí, o me dejo llevar por la ambición o la violencia o el interés por el poder. O me considero de los «buenos», los mejores, los perfectos (J. Aldazábal), cuando en realidad sólo Dios juzga, y si no juzgo a los demás tampoco yo seré juzgado.
-“...que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad”. Jesús, tú eres el único santo, Dios humanado, el único que puede decir estas cosas. Nos recomiendas purificar lo de dentro de la misma manera que se ha embellecido el exterior. Señor, que para el interior de nuestros corazones tengamos el mismo afán de purificación y de hermosura que tenemos para nuestras apariencias.
-“¡Ay de vosotros escribas y fariseos que edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos y decís: "Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos colaborado con ellos para derramar la sangre de los profetas."” Una tras la otra, cada generación dice lo mismo: "Si hubiéramos estado allí, lo hubiéramos hecho mejor que vosotros..." "Considerad, vosotros, los adultos, cuán lamentable es la sociedad que nos habéis legado..." "Ah, si nos dierais las responsabilidades, veríais..." ¡Y nos cargamos a nuestros antepasados y nos cargamos a los judíos... y creemos que nosotros no hubiéramos crucificado a Jesús! ¡Resulta una terrible hipocresía creerse mejor que su propio padre, considerarse entre los justos! (Noel Quesson).
-“Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas ¡Colmad, también vosotros la medida de vuestros padres!” No sabemos cómo dijiste esas palabras, Señor, o si se escribieron bajo la pena de la destrucción de Jerusalén y enemistad declarada de los fariseos con respecto a la primitiva Iglesia… ayúdame a ver ese sentido misterioso que quieres darme con ellas, para aprovecharlas en mi vida.
2. Pablo sigue recordando los «esfuerzos y fatigas» que le costó la evangelización en Tesalónica. Y, como ayer, se atreve a presentar su actuación como «leal, recta e irreprochable». En concreto, alude a un aspecto de su ministerio que también aparece en otras cartas (sobre todo en 1 Co 9): que «trabajó día y noche» porque nunca quiso ser «gravoso a nadie». Ayer ya aludía a que, en su estancia en aquella ciudad, no se le podía achacar ninguna «codicia disimulada» o interés económico. Ya sabemos que Pablo era tejedor de oficio, fabricaba lonas para tiendas (cf Hch 18,3). Si ayer comparaba su amor al de una madre, hoy dice que «tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos»: y se ve que el amor de un padre presenta matices distintos, porque empleó con ellos un «tono suave y enérgico». El conjunto de su ministerio en Tesalónica es muy positivo, y Pablo vuelve a dar gracias a Dios porque en esta ciudad hubo bastantes personas que acogieron la predicación «no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios».
-“Recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: trabajando día y noche para no ser gravosos a ninguno de vosotros os anunciamos el Evangelio de Dios”. Dignidad del «trabajo manual»: San Pablo preconiza el trabajo profesional, que Jesús santificó (Mt 13,55). No se avergonzó de los callos de sus manos ni del dinero ganado para “satisfacer sus necesidades y las de sus compañeros” (Hch 20,34). ¡Pablo era tejedor, fabricante de lonas! En Corinto trabajaba en un taller, en casa de Aquila y Priscila (Hch 18,3). Los paganos de cultura griega despreciaban el trabajo manual, indigno de un hombre libre, el «trabajo servil» como se decía en la Iglesia aun recientemente, por desgracia. Para Pablo, en cambio, como para los intelectuales judíos, el trabajo manual era no solamente un factor complementario del equilibrio humano, sino, sobre todo un medio de «no ser gravoso a los demás» y de poder proclamar así el evangelio gratuitamente y en la más perfecta independencia frente al poder del dinero. Exigencia totalmente actual.
-“El Evangelio de Dios”: Dos veces, en pocas líneas, se encuentra esta expresión. No olvidemos que los «evangelios», como libros escritos, no existían todavía. Antes de ser objeto de biblioteca el evangelio ha sido «la buena nueva de Dios» que se transmitía, de hombre a hombre. a todos los que querían acogerlo.
-“Vosotros sois testigos y Dios también de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros, los creyentes”. Una vez más Pablo se defiende de no ser un filósofo o un propagandista... o un profesor de buena doctrina. Lo que cuenta ante Dios es para él las actitudes de santidad, de justicia, de perfección de que su vida de hombre da testimonio.
-“Como un padre a sus hijos, lo sabíais bien, a cada uno de vosotros os exhortábamos y alentábamos”... Pablo había comparado el amor por sus fieles a la dulzura y al calor del amor maternal (1Ts 2,7). Ahora expresa su ternura con la imagen del amor paternal, viril y reconfortante (1Ts 2,11). Evoco a tantos padres que conozco, y los cuidados que prodigan a sus hijos: sentimiento natural, universal... lenguaje capaz de ser comprendido por todas las razas. ¡No hay apostolado sin amor! Ser apóstol no es ser un desfacedor de entuertos, ni un maestro de moral, es ser ¡aquél que exhorta y alienta como un padre!
-“Os hemos exhortado a tener una conducta digna de Dios”. Porque se trata de algo muy distinto a un «sentimiento». Se trata de una verdadera paternidad, real, aunque espiritual. Ser apóstol es «transmitir la vida», la de Dios. Es ser el instrumento de la paternidad misma de Dios. San Juan no tardará en poner en boca de Jesús: «Tenéis que renacer del agua y del Espíritu» (Jn 3). ¡Tener una conducta digna de Dios! digna de un hijo de Dios.
-“Cuando recibisteis de nuestros labios la Palabra de Dios, la habéis acogido por lo que realmente es: no como una palabra de hombres, sino la Palabra de Dios que actúa en vosotros los creyentes”. Una palabra que actúa, que hace que vivamos de un modo nuevo (Noel Quesson).
3. El ejemplo de Pablo nos sigue interpelando. Nuestra actuación en favor de la comunidad ha de ser intachable, desinteresada, sin buscarnos a nosotros mismos o las ventajas económicas. De nuevo el salmo 138 nos recuerda que estamos ante la mirada penetrante de Dios: «Señor, tú me sondeas y me conoces... ¿a dónde iré lejos de tu aliento, a dónde escaparé de tu mirada?». Para nuestra vida de entrega por los demás, si ayer se nos presentaba como modelo el amor de una madre, hoy se nos habla del amor de un padre, con un trato personal a la vez suave y enérgico, ayudando a todos a «vivir como se merece Dios». Si en conjunto podemos sentirnos satisfechos de la obra que realizamos, no nos atribuyamos el mérito, porque la que da eficacia a nuestro trabajo es «la palabra de Dios, que permanece operante en los creyentes». La fuerza transformadora es la de Dios. Nosotros somos instrumentos -ojalá buenos- en sus manos, para bien de la comunidad. S. Teresa dice (en su Camino de perfección 28,2): “Pensáis que os importa poco saber qué cosa es cielo, y adonde se ha de buscar vuestro sacratísimo Padre? Pues yo os digo, que para entendimientos derramados, que importa mucho, no solo creer esto, sino pensarlo mucho; porque es una de las cosas, que muy mucho atan los pensamientos, y hacen recoger el alma. Ya habréis oído, que Dios está en todas partes, y esto es gran verdad, pues claro está, que adonde está el rey, allí dicen que es la corte. En fin, que adonde está Dios es el cielo. Sin duda lo podéis creer, que adonde está su Majestad, está toda la gloria. Pues mira, que dice san Agustín (creo en el libro de sus meditaciones) que le buscaba en muchas partes, y que le vino á bañar dentro de sí. Pensáis que importa poco para un alma derramada, entender esta verdad y ver, que no ha menester para hablar con su Padre Eterno, ir al cielo, ni para regalarse con Él, que ni ha menester rezar á voces, por paso, que hable (=que hable bajo) ni oirá, ni ha menester alas, para ir á buscarle, sino ponerse en soledad, y mirarle dentro de sí, y no estrenarse de tan buen huésped, sino con grande humildad hablarle como á Padre, pedirle como á Padre; regalarse con Él, como con Padre, entendiendo que no es digna de ser su hija”.
Llucià Pou Sabaté
Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen, patrona de la ancianidad

Nació Teresa de Jesús Jornet e Ibars el 9 enero 1843 en Aytona (Lérida), en el seno de una familia de agricultores, profundamente cristianos; cursó los estudios de Magisterio y ejerció su profesión de maestra nacional durante algún tiempo en Argensola (Barcelona). En 1868 ingresó en el monasterio de Clarisas de Briviesca (Burgos), del que tuvo que salir poco después por motivos de salud (1870). Durante algunos años recibió el influjo espiritual de un tío suyo, el P. Francisco de Jesús María y José Palau y Quer, carmelita descalzo exclaustrado, celoso misionero, gran contemplativo y apologista militante, creador de diversas instituciones de enseñanza. Durante algún tiempo, Teresa trabajó en las escuelas del P. Palau sin ligarse a compromiso de vida religiosa, abandonando estas actividades poco después (1872), fallecido el P. Palau.
Circunstancias providenciales decidieron definitivamente su vida, en el mismo a. 1872; en Barbastro (Huesca) entró en relación casual con un celoso sacerdote, D. Pedro Llacera, que le dio a conocer los planes de fundación en favor de la ancianidad desvalida que por entonces inspiraban la actividad de otro ilustre sacerdote, D. Saturnino López Novoa, chantre de la Catedral de Huesca; Teresa vio abierto el camino de su vida y se ofreció inmediatamente a ser colaboradora en tal empresa caritativa, uniéndose a las primeras aspirantes del nuevo Instituto fundado en Barbastro el 3 octubre 1872: pocos días después fue nombrada con carácter provisional superiora de aquel grupo por el Vicario capitular de la diócesis.
Trasladada la Fundación a Valencia, Teresa fue confirmada en su cargo de directora general por el arzobispo Mons. Mariano Barrio Fernández (10 mayo 1875). Emitió la primera profesión el 29 noviembre 1874, pronunciando los votos perpetuos el 8 diciembre 1877. El arzobispo de Valencia Mons. Antolín Monescillo (31 enero 1878) renovó el nombramiento de directora general. En 1887 fue elegida Superiora general del Instituto, de acuerdo con las Constituciones aprobadas por la Santa Sede, por un periodo de nueve años, siendo postulada para continuar en el cargo terminado este periodo, confirmándola en tal designación la Santa Sede (14 julio 1896) para otro periodo de nueve años que no pudo terminar. Murió santamente en Liria (Valencia) el 26 agosto 1897, dejando al morir 103 Casas-Asilos de su Congregación en plena actividad en España y América. Había recibido en la Congregación a 1.260 hermanitas, de las cuales muchas se le habían anticipado en la muerte. Sus restos mortales fueron trasladados a Valencia, a la Casa Madre de la Congregación, y son objeto de fervoroso culto. Fue beatificada por Pío XII el 27 abril 1958 y canonizada el 27 enero 1974 por Pablo VI, que con tal motivo pronunció una homilía exaltando el valor de su santidad y de su vocación en favor de los ancianos desvalidos. Se celebra su fiesta el 26 de agosto.
Escritos.
Conservamos un riquísimo epistolario, de gran interés histórico y espiritual; sus cartas nos descubren facetas diversas de su personalidad coincidente con la tradición oral conservada en el Instituto y recogida en los procesos de beatificación y canonización. Aparece así Teresa con fuerte personalidad humana, lúcido entendimiento práctico, voluntad firme y robusta, corazón tierno pero libre de desvíos sensibles, alma de fe, animada de esperanza muy activa, inspiradora de una fortaleza sobrenatural que se mantuvo a lo largo de toda su vida, probada por dolorosísimas enfermedades. Como característica suprema, una caridad insigne con el objetivo propio de su vida personal y programa directivo y animador de su Instituto: los ancianos desamparados.
Oración
¡Oh Dios, que has guiado a la
Virgen Santa Teresa a la perfecta
caridad en el cuidado de los ancianos!
Concédenos a ejemplo suyo,
servir a Cristo en el prójimo
para ser testimonio de tu amor.
Por Cristo Nuestro Señor. Amen.

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