miércoles, 25 de septiembre de 2024

Jueves de la 25ªsemana de Tiempo Ordinario. Jesús no es un gran hombre, sino Dios encarnado. Yel hombre solo se realiza cuando se abre a Dios

Jueves de la 25ª semana de Tiempo Ordinario. Jesús no es un gran hombre, sino Dios encarnado. Y el hombre solo se realiza cuando se abre a Dios

 

A. Lecturas:

   1. Eclesiastés (1,2-11): ¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. Todos los ríos caminan al mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar. Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso pasará; lo que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol. Si de algo se dice:«Mira, esto es nuevo», ya sucedió en otros tiempos mucho antes de nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores.

   2. Salmo 89,3-4.5-6.12-13.14.17: Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán.» Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna.

   Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.

   Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.

   Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos.

   3. Lucas 9,7-9: "En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que habla aparecido Elías, y otros que habla vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Herodes se decía: -«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Y tenía ganas de ver a Jesús".

 

B. Comentario:

   1. Este libro del Eclesiastés ("el predicador", traducción griega del título original, Qohelet) nos dice que el hombre está insatisfecho, busca el sentido de la vida…

   -"Vanidad de vanidades, ¡todo es vanidad!" El autor de estas palabras decepcionantes, vivía hacia el siglo III a. de J.C. en una época de brillante civilización: el Helenismo, en que, muchos de sus contemporáneos se lanzaban ávidamente a la facilidad, al confort, incluso al lujo de la civilización griega.

   Nada puede «satisfacer» totalmente al hombre: ni el placer, ni la riqueza, ni el trabajo, garantizan al hombre su felicidad. Todo es «vano»... vacío... hueco... insatisfactorio.

   -"¿Qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?" Si en la vida no hay más luz que la del sol, lo terreno, entonces no hay más que "vanidad", aparece el desencanto, aburrimiento, peso de la condición humana, la aparente absurdidad de la vida y de la muerte... Sólo Dios puede colmar al hombre.

   -"Sale el sol y el sol se pone... Sopla el viento y gira al norte... Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena... Todo es «fastidioso»... Nadie puede decir que se cansa el ojo de ver, ni que el oído esté harto de oír". Se tiene la impresión que nada avanza un paso, que todo se repite indefinidamente; y nada es más deprimente para un hombre que esta impresión de inutilidad, de ese estar haciendo algo que no sirve para nada. El carácter «cíclico» de la vida nos da precisamente esta sensación de estar «encerrados en un círculo», dando siempre vueltas en él, y esto puede agobiar, como la película "El día de la marmota", en la que un reportero que cubre un servicio de la fiesta de la marmota que celebran en el pueblo, ve que todo se repite indefinidamente en una triste monotonía, está atrapado en el tiempo y no pasa nunca un día que se repite una y otra vez, hasta que el amor desbloquea ese infierno…

   ¿Quién romperá ese círculo? ¿Tiene el hombre una «salida»? El autor sabe por experiencia que la salida no se halla en la saciedad carnal: nuestros ojos y nuestros oídos y todos nuestros sentidos no están nunca saciados... el deseo renace.

   La historia de la salvación no es cíclica puesto que sabemos a dónde vamos, y con quien vamos. El sentido del hombre está lleno de optimismo (Sal 103/104, Job 38-40) sobre el mundo. Es el tiempo de Dios. Pero en este libro llamado de Qohelet vemos también lo que hoy, una sociedad sin Dios. No es que Dios no exista, pero al no mirarlo estamos tristes, dominados por la angustia y el pensamiento de que todo es absurdo. Los desengaños de ciertas filosofías siempre vienen de una idea de universo material que no ve más allá de sí mismo (Maertens-Frisque).

   -"Nada nuevo hay bajo el sol... Si alguien dice: «¡mira, eso es nuevo!» Aun eso ya sucedió; pero no hay recuerdo de las cosas de antaño". Cuando el hombre cree descubrir algo nuevo, su memoria le falla.

   Danos, Señor, esa lucidez necesaria para que se agudice en nosotros el deseo de Ti (Noel Quesson).

   2. Lo único que no pasa es Dios. Por eso el salmo nos hace decir: "Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación... mil años en tu presencia son un ayer, que pasó". Juan XXIII decía que este salmo tenía el secreto para ver con sabiduría el discurrir de la historia: "enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato". Fija la mirada en Dios, que no cambia y da sentido a todo.

   3. La fama de Jesús se extiende y llega a oídos de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y Perea, el asesino de Juan el Bautista. Este Herodes era hijo de Herodes el Grande, el de los inocentes de Belén. Su actitud parece muy superficial, de mera curiosidad. Está perplejo, porque ha oído que algunos consideran que Jesús es Juan resucitado, al que él había mandado decapitar. Este Herodes es el que más tarde dice Lucas que amenaza con deshacerse de Jesús y recibe de éste una dura respuesta: "id y decid a ese zorro..." (Lc 13,31-32). En la pasión, Jesús, que había contestado a Pilato, no quiso, por el contrario, decir ni una palabra en presencia de Herodes, que seguía deseando verle, por las cosas que oía de él "y esperaba presenciar alguna señal o milagro" (Lc 23,8-12; cf J. Aldazábal).

   -"Herodes, príncipe de Galilea, se enteró de lo que pasaba acerca de Jesús. Y estaba perplejo. Porque unos decían: "Es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos." Otros decían: "Es Elías que ha aparecido de nuevo." Y otros: "Es uno de los antiguos Profetas que ha vuelto a la vida."" El afán de algo extraordinario hacía que los judíos esperaran un nuevo Moisés, un nuevo Elías (Noel Quesson).

   -"Y Herodes decía: "A Juan yo le hice decapitar. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?"" Parece que tenía la inquietud de la conciencia intranquila, del peso del crimen cometido. Hay una luz interior: "cuando los paganos, que no tienen Ley hacen espontáneamente lo que ella manda, aunque la Ley les falte, son ellos su propia Ley... y muestran que llevan escrito en su corazón el contenido de la Ley cuando la conciencia aporta su testimonio" (Rom 2,14).

   -"Y tenía ganas de ver a Jesús". Parece que Herodes no sigue esa luz interior de su conciencia, por el crimen cometido («A Juan le corté yo la cabeza»), y se pregunta por la identidad de Jesús: «¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?» Es fácil suponer que tiene miedo, y necesita cierto control de las cosas que hace. Hay una contradicción en todo esto, pues si bien «tenía ganas de verlo» se nos dirá más tarde que lo «quería matar» (13,31).

   En una vida llena de miedos ante la incertidumbre de un futuro amenazante, muchos se abandonan en sectas y falsas seguridades. Herodes quiere espectáculo, tiene curiosidad por todo lo sobrenatural, como vemos hoy día en algunos. Lo maravilloso y mágico es siempre algo que interesa a la imaginación, y tenemos mucha literatura de leyendas fantásticas, cuentos en los que lo mágico se funde con lo real. La Edad Media, como también la época romántica, fueron tiempos en los que proliferaban esas historias y cuentos. En la época pop se quiso un Jesús "superstar", o un gran hombre, o un admirable maestro. Pero Jesús no es solo un hombre, es Dios encarnado. Sólo los que se acercan a él con fe y sencillez de corazón logran entender poco a poco su identidad como enviado de Dios y su misión salvadora. Señor, yo creo, pero dame tu fuerza para ayudar a los demás, a buscarte, a encontrarte, pues sólo tu eres la respuesta plena a todas nuestras búsquedas.

    Veo que en épocas pasadas, en la Iglesia, también hemos empobrecido tu mensaje, Señor, al mostrar un Dios "impasible" demasiado metafísico (pues estás encarnado), y la fe se nos ha llenado de definiciones sin alma. Cuando estudié teología estaba ilusionado, pero luego me sentí defraudado al encontrarme con explicaciones de dogmas fríos y secos. La fe no es solo creer en cosas, sino seguirte a ti, Jesús. La fe es asombro, que compromete a arriesgarse en tu aventura divina, Señor, en un encuentro de experiencia contigo, en un deseo de tenerte en plenitud.

 

Llucià Pou Sabaté

martes, 24 de septiembre de 2024

Miércoles de la 25ª semana de Tiempo Ordinario. Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud, prepara la Iglesia; por eso envió a los apóstoles a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, y a todos nos llama al apostolado

Miércoles de la 25ª semana de Tiempo Ordinario. Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud, prepara la Iglesia; por eso envió a los apóstoles a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, y a todos nos llama al apostolado

 

A. Lecturas:

   1. Esdras 9,5-9. Yo, Esdras, al llegar la hora de la oblación de la tarde, acabé mi penitencia y, con el vestido y el manto rasgados, me arrodillé y alcé las manos al Señor, mi Dios, diciendo: -«Dios mío, de pura vergüenza no me atrevo a levantar el rostro hacia ti, porque nuestros delitos sobrepasan nuestra cabeza, y nuestra culpa llega al cielo. Desde los tiempos de nuestros padres hasta hoy hemos sido reos de grandes culpas y, por nuestros delitos, nosotros con nuestros reyes sacerdotes hemos sido entregados a reyes extranjeros, a la espada, al destierro, al saqueo y a la ignominia, que es la situación actual. Pero ahora el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido un momento de gracia, dejándonos un resto y una estaca en su lugar santo, dando luz a nuestros ojos y concediéndonos respiro en nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud; nos granjeó el favor de los reyes de Persia, nos dio respiro para levantar el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos dio una tapia en Judá y Jerusalén.»

   2. Salmo Tb 13,2.3-4.6. R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.

   Él azota y se compadece, hunde hasta el abismo y saca de él, y no hay quien escape de su mano.

   Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, porque él nos dispersó entre ellos. Proclamad allí su grandeza, ensalzadlo ante todos los vivientes: que él es nuestro Dios y Señor, nuestro padre por todos los siglos.

   Veréis lo que hará con vosotros, le daréis gracias a boca llena, bendeciréis al Señor de la justicia y ensalzaréis al rey de los siglos.

   Yo le doy gracias en mi cautiverio, anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador.

   Convertíos, pecadores, obrad rectamente en su presencia: quizás os mostrará benevolencia y tendrá compasión.

   3. Lucas 9,1-6. En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: -«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando el Evangelio y curando en todas partes.

 

B. Comentario:

   1. No todo fue fácil en la reconstrucción de la sociedad y de la vida religiosa, a la vuelta del destierro. Una generación entera que ha nacido y vivido en tierra pagana no cambia así como así de sensibilidad y costumbres sociales y religiosas. Por ejemplo, había bastantes matrimonios mixtos entre israelitas y paganos, lo que parecía poner en peligro la pureza de la fe yahvista. Esdrás, uno de los sacerdotes artífices de esta vuelta, se expresa ante Dios con esta oración tan sentida: reconoce las culpas del pueblo y la contaminación que han sufrido de las costumbres paganas, agradece a Dios el don de la vuelta -"nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud"-, y le pide su ayuda en la tarea de reconstrucción también moral de la sociedad.

   Juan Pablo II nos invitaba a reconocer la parte de culpa que todos tenemos por haber permitido "métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio a la verdad" en relación a los males de nuestro tiempo.

   2. Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.
El salmo es un canto de acción de gracias que resuena con acentos muy parecidos a los de Esdrás: "Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres... Tú eres justo en todo lo que has hecho con nosotros, porque hemos pecado contra ti y no te hemos obedecido".
Es un salmo penitencial, en el que el pueblo reconoce su culpa, y al mismo tiempo agradece a Dios su misericordia. Hay en él un espíritu de humilde aceptación de la justicia divina, junto con una confianza ilimitada en la bondad del Señor.

En nuestra vida, muchas veces podríamos rezar este salmo, reconociendo nuestras propias faltas y confiando en que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y acogernos con su infinita misericordia.

   3. En el Evangelio de hoy, Jesús predice su Pasión y Muerte por segunda vez: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, lo matarán, y después de muerto, a los tres días resucitará".

La reacción de los discípulos es el desconcierto, y el Evangelio señala que "no entendían aquello y les daba miedo preguntarle". Es una escena de profunda humanidad: los discípulos, aún inmaduros en la fe, no comprenden el misterio del sufrimiento y de la cruz. El miedo a preguntar revela su falta de confianza y de comprensión del proyecto divino.

Jesús aprovecha esa incomprensión para enseñarles sobre la verdadera grandeza en el Reino de Dios. Cuando, al llegar a Cafarnaúm, les pregunta sobre lo que discutían en el camino, los discípulos guardan silencio, avergonzados porque discutían quién era el más importante entre ellos. Jesús entonces les dice: "Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos". Y para ilustrar esta enseñanza, toma a un niño, lo pone en medio de ellos y añade: "El que recibe a uno de estos niños en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado".

La enseñanza es clara: la grandeza en el Reino de Dios no está en el poder o el prestigio, sino en la humildad y el servicio. Jesús invierte los valores del mundo: el primero será el último, y el más grande será el servidor de todos. La figura del niño en esta escena representa la inocencia, la humildad y la pequeñez. A los ojos de Jesús, acoger a los más pequeños, a los más humildes, es acogerlo a Él mismo.

Esta enseñanza es muy pertinente para nuestra vida diaria. A menudo, en nuestras relaciones, en nuestro trabajo o incluso en nuestra vida espiritual, caemos en la tentación de buscar reconocimiento, poder o superioridad. Jesús nos invita a cambiar de perspectiva: la verdadera grandeza está en servir, en ser humildes y en acoger con amor a los más débiles y vulnerables.

 

lunes, 23 de septiembre de 2024

Martes de la XXV semana (par): escuchar palabra de Dios y ponerla en obra, es el camino para pertenecer a la familia de Jesús

Martes de la XXV semana (par): escuchar palabra de Dios y ponerla en obra, es el camino para pertenecer a la familia de Jesús

 

A. Lecturas:

   1. Proverbios (21,1-6.10-13): El corazón del rey es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere. Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones. Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios. Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados. Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia. Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales. Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo. Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia. El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina. Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite.

   2. Salmo 118: Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor.

   Instrúyeme en el camino de tus decretos, y meditaré tus maravillas.

   Escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos.

   Enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón.

   Guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo.

   Cumpliré sin cesar tu voluntad, por siempre jamás.

   3. Lucas 8,l9-21: "En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: -«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.» Él les contestó: -«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra»".  

 

B. Comentario:

   1. –"El corazón del rey es una corriente de agua en la mano del Señor, que él dirige donde quiere". La Sabiduría popular dice que es una ilusión pensar que no rendirán cuentas los poderosos, como también ellos nos la exigen a nosotros. Existe Dios que les conduce como a un río entre sus orillas.

   -"Al hombre le parecen rectos todos sus caminos; pero es el Señor quien pesa los corazones". Dicen que los que mandan no quieren oír más que lo que está de acuerdo con lo que piensan, y como se enfadan si les dicen otras cosas, sus colaboradores acaban por decirles lo que quieren, y esos poderosos, aunque al principio eran cabales, acaban aislados de la realidad.

   ¡Señor, dame a conocer tus juicios! Señor, «pesa mi corazón», dime cual es su densidad de amor... ¿según tus Juicios es poca o mucha?

   -"Practicar la justicia y la equidad es mejor que los sacrificios". Jesús citará, casi palabra por palabra, ese dicho popular, que de otra parte se encuentra en muchos juicios de hoy cuando se acusa a ciertos cristianos de que su práctica religiosa no se corresponde con su vida: «¡más les valdría asistir menos a misa y respetar mejor la justicia!»

     «Amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios», ¡decía también Jesús! (Marcos 12,33). Señor, ayúdame a «practicar» la justicia y el derecho... que valen más que la "práctica" religiosa. Y haz que sea yo fiel a mis "prácticas religiosas" para que me recuerden sin cesar la exigencia profunda de la justicia cotidiana que debo a mis hermanos.

   -"Los proyectos del diligente producen abundancia; pero el que se precipita cae en indigencia". Estar nervioso, tenso y ajetreado, ¡mal! Dame, Señor esa doble virtud. Virtudes de equilibrio. Virtudes en apariencia, muy a ras de tierra. Lo que Dios quiere es: ¡un hombre activo y equilibrado! Es tan fácil precipitarse por impaciencia… el mundo se salva por la paciencia de Dios, lo pierden la impaciencia de los hombres…

   -"Atesorar con lengua engañosa, es vanidad fugaz que lleva a la muerte". "Los bienes mal adquiridos no aprovechan nunca". "¡Que vuestra palabra sea sí, si es sí; no, si es no!" dirá Jesús. Gran parte de los valores evangélicos, son, buenamente, valores humanos. Ayúdanos a escuchar, Señor, en el corazón de nuestros hermanos, estas sencillas resonancias de tu sabiduría.

   -"El que cierra sus oídos a las súplicas del pobre, clamará también él y no obtendrá respuesta". Como nos dices, Señor, "la medida que uséis al juzgar a los demás la usarán con vosotros" (Mateo 7,2). Señor, hazme bueno... que lo sea con todos... abre mis oídos, mi corazón y mis manos (Noel Quesson).

   2. Con el salmo podemos hoy rezar a Dios que nos enseñe su sabiduría: "enséñame a cumplir tu voluntad, guíame por la senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo".

   3. Entre los que seguían a Jesús, hoy aparecen también "su madre y sus hermanos", María su madre y los parientes de Nazaret, que en lengua hebrea se designan indistintamente con el nombre de "hermanos". En la versión de Marcos van a verle para avisarle, que lo que decía hacía peligrar su vida, venían poco menos que a llevárselo, porque decían que "estaba fuera de sí" (Mc 3,20-21). Lucas, que parece conocer noticias más directas -¿de parte de la misma Virgen?- no le da esa lectura. Podían venir sencillamente a saludarle, a hacer acto de presencia junto a su pariente tan famoso, a alegrarse con él y a preocuparse de si necesitaba algo. Esto, en el caso de que fuera la misma escena, pues puede ser otra ocasión.

   -"Fueron a verlo su Madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograron llegar hasta El..." Es una escena natural y emotiva...

   -"Entonces le avisaron: "Tu Madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte."" ¿Estoy yo también deseoso de "ver a Jesús"? Teresa de Ávila, siendo niña, se escapó un día de su casa. Se la encontró caminando por la carretera "¿Qué haces aquí?" -"¡Quiero ver a Dios!" Había oído decir que los sarracenos mataban a los cristianos, y, en su deseo de ver a Dios, con la ingenuidad de su corazón de niña, se había imaginado llegar hasta el sur de España donde le sería fácil, pensaba, recibir el martirio. Naturalmente fue reconducida a la casa paterna. Pero toda su vida de adulta fue como la realización de ese deseo: quiero ver a Dios. ¿Participa mi oración de ese deseo? Vivir con Dios, acercarme a El.

   -"Pero Él les contesto: "Mi Madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios..." Esa es la explicación muy positiva que Lucas nos propone.

   Para entender bien ese episodio hemos de ver que están escritos exactamente después de las parábolas de la "semilla" y de la "lámpara". De ese modo Lucas elaboró como una pequeña teología de la Palabra: los que escuchan a Dios, son tierra buena que produce mucho... son también como lámpara sobre un pedestal que alumbra lejos en derredor... pero también, y sobre todo, son la "familia de Jesús"... "¿Mi madre, mis hermanos? ¡Son los que escuchan la Palabra de Dios!"

   ¡No se trata, para Jesús, de rehusar a su familia, sino de ampliarla! Como si dijera: "¡Oh sí, amo a mi familia; pero esa familia es mucho más extensa de lo que imagináis! Comporta innumerables lazos con innumerables hermanos".

   Si escuchamos la Palabra de Jesús, nos hacemos semejantes a El, poco a poco vamos pensando y reaccionando como El... como si viviéramos familiarmente con El, como hermanos...

   -"Los que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en obra". Encontramos aquí la misma insistencia que en las dos parábolas precedentes: vivir la fe... vivir lo que se cree; poner en práctica, eficazmente, nuestras convicciones... practicar, poner en obra, la Palabra de Dios... (Noel Quesson).

   Jesús, aprovechas la ocasión para decir cuál es su nuevo concepto de familia o de comunidad: "mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra". Lo pongo en relación con el piropo que le diste a tu madre, cuando alguien la bendijo por haberte traído al mundo y tú dijiste que "bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica", pues María no fue escogida solo por sus donde, sino también por su correspondencia. Modelo de creyente, dijo: "hágase en mí según tu palabra". Su prima Isabel la retrató bien: "dichosa tú, porque has creído" (J. Aldazábal).

   "De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno" (S. Agustín).

   Desde que Jesucristo está sentado a la diestra del Padre, no podemos ya entrar personalmente en contacto con él, no podemos ya verlo con los ojos, no podemos ya presenciar su acción. Jesús mismo dice qué es lo que importa: oír y poner en práctica la palabra de Dios. Nosotros tenemos la palabra de Dios. Los discípulos la siembran todavía en el mundo. Por Jesús fue traída la palabra de Dios al mundo, hizo una carrera triunfal por el mundo, nos llegó también a nosotros. En la palabra está la acción salvífica de Jesús, él está presente como portador de salud "Bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Jn 20,29). El que escucha y pone en práctica la palabra de Dios, es madre y hermano de Jesús. No son los lazos de la sangre los que proporcionan la comunión con Jesús, sino el oír y poner en práctica la palabra de Dios. La Iglesia es edificada por la palabra de Dios. Ésta es el alma de la Iglesia, y la Iglesia es su fruto. De la palabra de Dios brota siempre Iglesia viva. Ésta viene a ser familia de Cristo oyendo y guardando la palabra de Dios. En la historia de la infancia se presenta ya a la madre de Jesús como la tierra buena que oye y hace, pone en práctica la palabra de Dios. Es esclava del Señor, que oye la palabra de Dios y se pone a su disposición como esclava (1. 38). Guarda cada palabra y la medita en su corazón (2,19). Lleva la palabra a Isabel, y su anuncio la hace tan rica, que desborda en un cántico (1,46-55). María es el corazón bueno, que retiene la palabra y lleva fruto con constancia. María es madre de Jesús, no sólo porque le dio la vida humana, sino también porque oyó y puso en práctica la palabra de Dios (El NT y su mensaje, Herder).

   -"Los que escuchan la Palabra de Dios, y la ponen en obra". Encontramos aquí la misma insistencia que en las dos parábolas precedentes: vivir la fe... vivir lo que se cree; poner en práctica, eficazmente, nuestras convicciones... practicar, poner en obra, la Palabra de Dios... (Noel Quesson).

 

Llucià Pou Sabaté

domingo, 22 de septiembre de 2024

Lunes de la XXV semana (par): Jesús nos comunica la luz de su gracia, para que alumbremos a los demás con ella

Lunes de la XXV semana (par): Jesús nos comunica la luz de su gracia, para que alumbremos a los demás con ella

A. Lecturas:

   1. Proverbios (3,27-34): Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré.» No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.

   2. Salmo 14,2-3ab.3cd-4ab.5: El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua.

   El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor.

   El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará.

   3. "Nadie que ha encendido una lámpara, la oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre un candelero para que los que entran vean la luz.

   Porque no hay oculto que no haya de manifestarse y hacerse público. Mirad, pues, cómo oís: porque al que tiene se la dará, y a todo aquel que no tiene, incluso lo que piensa tener se le quitará". (Lucas  8,16-18)

B. Comentario:

    1. Durante dos semanas leeremos en Misa una pequeña selección de los Libros Sapienciales, que nos invitan a una reflexión entre humana y creyente sobre la historia y la vida. Hoy comenzamos con Proverbios, frases breves, atribuidas a Salomón o a otros sabios y Profetas, dirigidas a orientar nuestra conducta.

   -"Hijo mío, no niegues un favor a quien es debido, si en tu mano está el hacérselo. No digas a tu prójimo «vete, te daré mañana» si tienes algo para darle". En Oriente y en África, se viven mejor estos valores de hospitalidad: ¡Si tienen, dan! La solidaridad es profunda, pertenece al centro de la fe cristiana. Señor, ayúdanos a ver en los necesitados tu presencia... a que pongamos en práctica estas actitudes tan humanas. No solamente, ni ante todo importa "dar limosna", sino estar en continua disponibilidad para los demás: dar, equivale a darse, es decir, a servir.

   -"No te querelles sin motivo contra nadie, que no te ha hecho ningún mal. No envidies al hombre violento, ni elijas ninguno de sus caminos". La vida cotidiana es donde nos espera Dios. Ser un hombre de "paz", de "perdón", de "reconciliación": el evangelio está cerca... es Jesús quien está ahí…

   -"Porque el Señor abomina a los perversos, pero abre su intimidad a los hombres que obran con rectitud". Todavía no se había hecho mención de "Dios" en ese texto, todo se refería a comportamientos humanos. Pero: ¡ahí está! Ya estaba. Ayúdanos Señor, a tomarnos en serio nuestra sencilla vida humana (Noel Quesson).

   San Maximiliano María Kolbe, hablando de esa importancia del momento, decía: "Vive siempre el hoy que tienes en tus manos  como si fuera el último día de tu vida. Mira que para ti el mañana es muy inseguro, y  acaso no llegue a ser 'hoy, y el 'ayer' no te pertenece. Feneció. Ya pasó. Solamente el 'hoy' es tuyo. Aprovéchalo".

   Esto lo ponemos en relación con que "al que tiene se le dará", del Evangelio de hoy. Concédeme, Señor, que este 'hoy' lo llene de vida, de gracia, de merecimiento; que no lo tenga 'vacío' de amor, justicia, gratuidad, solicitud, compasión... Que hoy vuelva  de mi destierro como el pueblo de Israel, y comience a construir mi templo y a escribir mi libro  de vida, para responder a tu amor con fidelidad.

   2. Quisiera ser de los que el salmista elogia, y dan luz: "el que procede honradamente y practica la justicia… el justo habitará en tu monte santo, Señor".

   3. -"Jesús decía a sus discípulos: "Nadie enciende una lámpara para cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama..."" Una lámpara se la coloca en el lugar más adecuado para que alumbre al máximo.

   -"Se la pone sobre un candelero, para que los que entran vean la luz". Hemos de usar las cosas con "rendimiento", y cuanta más luz demos, mejor. ¡Dar fruto en abundancia, si es un árbol! ¡Dar ciento por uno, si es una semilla! ¡Iluminar todo el entorno, si es una lámpara! Yo, en mi vida ¿tengo una verdadera solicitud por "hacer que la luz rinda" al máximo su resplandor y claridad?

   -"Pues nada hay oculto que no quede manifiesto, y nada secreto que no llegue a ser conocido y manifiesto". ¿Tengo yo esa solicitud para no esconder el don de Dios, y dejar que se propague? Los discípulos son aún como una luz "escondida", pero Jesús entrevé el día en el cual el evangelio será proclamado "a plena luz". ¿Procuro que mi vida y mis palabras, en ocasiones oportunas, sean evangelizadoras? La fe no será nunca un "secreto" personal, un "asunto privado", pues el amor, si bien no lleva a imposiciones, sí lleva a desear para los que se ama lo mejor…

   -"Estad atentos al modo como escucháis y aprendéis..." a veces nos dormimos, como los alumnos que no están muy interesados en la lección. Ayúdame, Señor, a tener un buen "rendimiento", escuchar tu palabra, dejarme iluminar por ella, darla a los demás…

   -"Porque al que tenga se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará..." Sí, es una verdad popular, de experiencia: se pierden los dones que no se hacen fructificar... se atrofian los músculos que no se hacen actuar... se apaga poco a poco la Fe que no se lleva a la práctica (Noel Quesson).

   La parábola de la semilla que leímos el sábado, que da el ciento por uno de fruto, se relaciona con la luz del Evangelio de hoy. Si escuchamos la palabra de Dios "con un corazón noble y generoso" y la guardamos, tendremos esa luz para los demás, daremos el ciento por uno.

   Quisiera que me explicaras, Jesús, la misteriosa expresión "al que tiene, se le dará". Imagino que si me abro a la Palabra, la tengo y se multiplica sus frutos en nosotros. Y al revés, si no hago caso de tu Palabra, "se le quitará hasta lo que cree tener" y quedará estéril.

   Sería una pena desperdiciar la luz, la semilla… una madre sacrificada, un amigo que sabe animar y también decir una palabra orientadora, una muchacha que está cuidando de su padre enfermo, un anciano que muestra paciencia y ayuda con su interés y sus consejos a los más jóvenes, un voluntario que sacrifica sus vacaciones para ayudar a los más pobres… son luz para el mundo.

   El día de nuestro Bautismo -y lo recordamos en el cirio pascual, en la Vigilia Pascual y las misas de difuntos- se encendió esa luz de la fe en el alma, para alumbrar según el compromiso de bautizados de dar testimonio de esa luz ante las personas que viven con nosotros.

   El Vaticano II llamó a la Iglesia Lumen Gentium, luz de las naciones. Lo deberíamos ser en realidad, comunicando la luz y la alegría y la fuerza que recibimos de Dios, de modo que no queden ocultas por nuestra pereza o nuestro miedo. Jesús, que se llamó a sí mismo Luz del mundo, también nos dijo a sus seguidores: vosotros sois la luz del mundo. Somos Iglesia misionera, que multiplica los dones recibidos comunicándolos a cuantos más mejor (J. Aldazábal).

Llucià Pou Sabaté

viernes, 20 de septiembre de 2024

Domingo de la 25ª (B). Los que obran la justicia sufrirán persecución, como Jesús. No hemos de querer mandar, sino servir

Domingo de la 25ª (B). Los que obran la justicia sufrirán persecución, como Jesús. No hemos de querer mandar, sino servir

 

A. Lecturas:

   1. Sabiduría 2,12.17-20. Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.»

   2. Salmo 53,3-4.5.6 y 8: Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios, escucha mi súplica, atiende a mis palabras.

   Porque unos insolentes se alzan contra mí, y hombres violentos me persiguen a muerte, sin tener presente a Dios.

   Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio voluntario, dando gracias a tu nombre, que es bueno.

   3. Santiago 3,16-4,3. Queridos hermanos: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.

   4. Marcos 9,30-37. En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: -«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó - «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: -«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

 

B. Comentario:

   1. El Libro de la Sabiduría dice que los malos: se meten con el bueno, que les resulta incómodo: porque el que se porta bien "se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada"; es como una bofetada para su mala vida, y ellos lo atacan con la excusa de a ver si Dios se pone a ayudarle: "veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.» No tienen bastante con disfrutar de los placeres, los malvados, sino que hacen la vida imposible al "hijo de Dios".

   2. El Salmo reza: "El Señor sostiene mi vida". "Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios, escucha mi súplica, atiende a mis palabras". A veces nos vemos en peligro: "Porque unos insolentes se alzan contra mí, y hombres violentos me persiguen a muerte, sin tener presente a Dios", como en la primera lectura, nos quieren hacer daño: "Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida", y damos gracias a Dios: "Te ofreceré un sacrificio voluntario, dando gracias a tu nombre, que es bueno". Poniendo este salmo en labios de Jesús encontramos un sentido de la Misa, que se ofrece por nosotros y nos salva: Jesús "dio gracias" (Eucaristía) al Padre por su Alianza en el gran combate contra su enemigo principal, la muerte, y nos consigue la verdadera liberación, la resurrección.

   3. Santiago nos pide que dejemos "envidias y rivalidades", "desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones". Quiere que dejemos todo egoísmo y lo pidemos en la Eucaristía, la escuela de Cristo, para ir asimilando, esta sabiduría de Dios. El "deseo", siempre querer más, incluso a costa de los demás; es acabar en continuas insatisfacciones porque siempre queremos más, y acabamos en guerras.

   4. El Evangelio cuenta que Jesús les decía: -«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó - «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: -«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: -«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

   Por segunda vez, Jesús revela a sus discípulos su muy próxima pasión, y siempre que habla de sufrir dice que es necesario para entrar en el Reino. Además, es preciso estar disponible como un niño, es decir, ser sencillo y no pretender los primeros puestos. Dentro del Reino es preciso hacerse el siervo de todos y ofrecer su amor a los más pequeños. Jesús ha bendecido a los niños para que aprendamos la lección, quiere que sus discípulos se parezcan a los niños en aceptar la dependencia de los otros: no puedo salvarme solo. He de pensar en los demás, no basta que me porte bien en clase o con los amigos y en casa sea un desastre y con mal humor, que sea aplicado cuando me ve el profesor y en el tiempo libre sea un adicto a la tele o cualquier otro aparato, y no obedezca o no esté atento a los de la familia o no sepa ayudar cuando me lo pidan… ser cristiano no es rezar avemarías sino ayudar como lo haría Jesús. Por eso, le pedimos al Señor no ser prepotentes, no marginar a nadie y no dejar de lado a nadie en los juegos, como a nosotros no nos gustaría que hicieran.

   No queremos entender lo de ser servidores de los demás: el evangelista nos hace ver que los que oyen a Jesús están hablando de lo contrario de lo que acaban de oír: "Por el camino habían discutido quién era el más importante". Así somos: queremos ser más que los demás, ser los primeros, ocupar los mejores puestos, "salir en la foto", prosperar nosotros, y pasar de los demás. Jesús nos enseña a desear ser los últimos, disponibles, servidores y así somos felices, alegres como Jesús, que "no ha venido a ser servido sino a servir", que ayuda a todos y no pide nada, y que al final entrega su propia vida por la vida de los demás. Cada vez que comulgamos en la Eucaristía, comemos "el Cuerpo entregado" y le pedimos a Jesús una vida llena de amor, y para esto vivir libres, con corazón de niños: en la confianza en su padre (el niño pequeño se abandona plácidamente en los brazos de su madre, o de su padre, en paz); viviendo el momento presente sin agobios por el qué pasará ni qué pasó (a los niños no les angustia el futuro, ni tampoco viven anclados en su pasado angustiado, lo que han vivido o tendrán que vivir no les preocupa, sencillamente viven el momento presente)… Disfrutan del presente, se acercan a lo que santa Teresa del Niño Jesús decía: «La santidad es vivir amando en el momento presente». Por último, los niños son sencillos. Conforme se van haciendo mayores, comienzan las eternas complicaciones y vergüenzas. El Evangelio es para los sencillos, pues, como dice la Biblia, «los razonamientos complicados nos alejan de Dios»: el Señor ama a los niños porque confían. Viven el momento presente y no son enrevesados ni complicados. Viven con gozo el Evangelio.

   Paul Claudel tuvo una infancia difícil. En su familia Dios no existía. Él se refugió sobre sí  mismo. Sufrió la muerte de su abuelo. Se replegó todavía más, y para dar salida a sus angustias comenzó a escribir. Una Navidad, la de 1886 decidió ir a la Misa Mayor en Notre Dame de París... escuchó la Misa y luego se quedó a las vísperas mientras el majestuoso coro cantaba melódicamente el Magnificat, las palabras del María a Isabel, Paul no sabía qué era. En un momento, Dios le tocó el corazón y fue como si viera la eterna infancia del Creador. Hoy Jesús nos propone el ejemplo, la figura de los niños: la actitud de la infancia espiritual, su trasparencia, su sencillez, su bondad son una autopista para descubrir a Dios en la vida ordinaria. Acoger la vida, cada día como un don, es la mejor forma de vivir y de ver al Señor detrás de cualquier contrariedad, de una alegría, de un sinsabor.

   ¡Qué bonito sería creer, se dijo a sí mismo el autor francés: y creyó! Se dio cuenta de que Dios existía y acudió a Él como los niños.

 

Sábado de la 24ªsemana de Tiempo Ordinario (par). Hemos de procurar guarda la palabra de Diosen el corazón, que nuestro corazón sea la tierra buena que dé frutoperseverando.

Sábado de la 24ª semana de Tiempo Ordinario (par). Hemos de procurar guarda la palabra de Dios en el corazón, que nuestro corazón sea la tierra buena que dé fruto perseverando.

 

A. Lecturas:

   1. I Corintios 15,35ss: Hermanos: Alguno preguntará: ¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Insensato, lo que tú siembras no recibe vida si (antes) no muere. Y al sembrar, no siembras el cuerpo que llegará a ser, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de cualquier otra planta.

   Lo mismo es la resurrección de los muertos: se siembra un cuerpo corruptible, resucita incorruptible; se siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso; se siembra un cuerpo débil, resucita lleno de fortaleza; se siembra un cuerpo animal, resucita espiritual. Si hay un cuerpo animal, lo hay también espiritual.

   Efectivamente, así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente. El último Adán, en espíritu vivificante. Pero no fue primero lo espiritual, sino primero lo material y después lo espiritual. El primer hombre, que proviene de la tierra, es terrenal; el segundo hombre es del cielo. Como el hombre terrenal, así son los de la tierra; como el celestial, así son los del cielo. Y lo mismo que hemos llevado la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.

   2. Salmo 55,10-14:  Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, y así sabré que eres mi Dios.

   En Dios, cuya promesa alabo, en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo; ¿qué podrá hacerme un hombre?

   Te debo, Dios mío, los votos que hice, los cumpliré con acción de gracias; porque libraste mi alma de la muerte, mis pies de la caída; para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida.

   3. Lucas 8,4-15: "En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: -«Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno.» Dicho esto, exclamó: -«El que tenga oídos para oír, que oiga.» Entonces le preguntaron los discípulos: -«¿Qué significa esa parábola?» Él les respondió: -«A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando».  

 

B. Comentario:

   1. Pablo inicia una controversia: -«¿Cómo resucitarán los muertos?» No se trata tanto del "hecho" de la resurrección, como de la manera, el como. Para contestar a sus objetores Pablo usará tres tipos de argumentos:

   -"¡Insensato! Lo que siembras no revive sin morir primero. No siembras la planta, sino un simple grano". El efecto de la semilla es «signo» del poder divino, y un anuncio de la resurrección: millones de granos vivos se pudren en la tierra y parecen morir en el frío húmedo del invierno... pero la primavera y el verano se preparan en ellos. Jesús, tú utilizaste esa imagen del «grano que muere» para expresar el conocimiento que tenías de tu muerte y de tu supervivencia. Decías también: «ved que ya salen los brotes, la primavera y el verano están viniendo». Sí, ¡lo creo!, ¡lo espero! ¡Ven!

   -"Se siembra un ser perecedero... Lo que crece es imperecedero. Se siembra un ser despreciable... Lo que crece es vigoroso. Se siembra un cuerpo humano... y crece un cuerpo espiritual". La comparación de la simiente prosigue: lo que crece es diferente de lo sembrado. No crece otro grano de trigo sino un tallo verde... No una bellota sino un roble. No llegamos a imaginar lo que es un cuerpo resucitado. Nos parece que es nuestro cuerpo que tenemos ahora y de la misma forma, pero san Pablo nos dice que será espiritualizado.

   Lo feo será hermoso; lo débil, fuerte; el «pecado» en nosotros será por fin santificado, como deseamos. Pero, de hecho, ¿deseamos todo esto? ¿Nos basta quizá la vida terrestre? ¿Somos hombres de deseo? ¿Cuál es nuestra ambición? ¿Vamos trabajando para esta resurrección que viene, en nosotros y a nuestro alrededor?

   -"Hecho de barro, Adán, el primer hombre, viene de la tierra, tiene un cuerpo humano. El segundo hombre, Cristo, venido del cielo, tiene un cuerpo espiritual". («Psíquico» en griego... psyjé significa «alma»). («Neumático» en griego... neuma significa «espíritu»; Noel Quesson).

   2. Con el salmo quiero ofrecerte este propósito, Señor: "Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida." Quiero confiar en ti, y estar tranquilo con esta esperanza: "que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, / y así sabré que eres mi Dios. / En Dios, cuya promesa alabo, / en el Señor, cuya promesa alabo, / en Dios confío y no temo; / ¿qué podrá hacerme un hombre?"

   Por intercesión de santa María, quiero darte gracias, Señor, "porque libraste mi alma de la muerte, / mis pies de la caída; / para que camine en presencia de Dios / a la luz de la vida".

   3. Jesús, hoy cuentas la parábola del sembrador, y también la explicas: la homilía la haces tú. Es la manera de responder las distintas personas respecto a la palabra que oyen.

   -"Salió el sembrador a sembrar. Una parte del grano cayó: - en la vereda, lo pisaron y los pájaros se lo comieron... - en la roca y al brotar se secó por falta de humedad... - entre zarzas y éstas, brotando al mismo tiempo lo ahogaron"... Una siembra con desperdicio aparente. No les gustaría a los que esperaban que un mesías aparecería con manifestación brillante y rápida de Dios, que tú, Jesús, nos hagas ver que el "Reino de Dios" va progresando penosamente en medio de un montón de dificultades... ¡Mucha paciencia es necesaria!

   -"Otra parte cayó en tierra buena, brotó y dio el ciento por uno". Otros evangelios nos hablan de distintos porcentajes: treinta por uno... sesenta por uno... ciento por uno... Lucas pone el rendimiento más elevado. ¡Cada grano de trigo produce otros cien! El Reino de Dios pasa de "muy poco" al "todo"...

   -"Quien tenga oídos para oír, ¡que oiga!" Jesús, nos invitas a estar atentos. Te pido que agudices nuestras facultades de atención, de recogimiento, para poder oír.

   "-A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan". Los caminos de Dios son misteriosos, y por un lado la Palabra de Dios es poderosa, tiene fuerza interior. Pero su fruto depende también de nosotros, porque Dios respeta nuestra libertad, y respeta también unos tiempos (J. Aldazábal).

   ¿Por qué no se hace más evidente la Palabra? Es un misterio… Pascal decía: "Hay claridad suficiente para alumbrar a los elegidos, y bastante oscuridad para humillarlos. Hay suficiente oscuridad para cegar a los réprobos, y bastante claridad para condenarlos y hacerlos inexcusables." "Si hay un Dios, es infinitamente incomprensible... Somos pues incapaces de conocer quién es Él, ni si Él es". "¿Quién censurará a los cristianos no poder dar razón de su creencia, ellos que profesan una religión de la que no pueden dar razón? Si la dieran, no serían consecuentes; y es siendo faltados de prueba que no son faltados de sentido". ¡El mismo Jesús no ha querido convencer "a la fuerza"!

   "Me aparecen dudas sobre lo que antes creía", me decía una persona, hablando de que le costaban ciertas prácticas de piedad, modos de vivir la fe. Le respondí que muchas cosas como las que me hablaba son medios para estar cerca de Dios, pero no el fin que es esa unión. Pueden aparecer dudas y entonces hay que profundizar en la verdad, y escoger la verdad sin miedo antes que nuestras creencias, pues la Verdad es Dios.

   -"Lo que cae en buena tierra, son los que, después de haber oído la Palabra, la conservan con corazón bueno y recto, y dan fruto con su perseverancia". El Reino de Dios no es un "destello" estrepitoso y súbito: viene a través de la humildad del día a día (Noel Quesson).

   Como en las labores de campo, hay tierras mejores que otras: a) El camino es tierra dura y crece ahí poca semilla, el corazón también puede estar duro por ideologías que son contrarias al Reino.

   b) En el terreno rocoso hay también poca tierra fértil, no profundiza la semilla como en algunos corazones que no se comprometen, inconstantes.

   c) Luego están los márgenes húmedos repletos de zarzas, que aprisionan la palabra, como el dinero y el poder y los placeres, a veces es esto que llamamos "sociedad de consumo" o "Estado del bienestar" lo que nos hace estar mal porque no fomenta más que el egoísmo, y la felicidad viene por la generosidad. "Abrasemos las espinas, pues son ellas las que ahogan la palabra divina. Bien lo saben los ricos, que no sólo son inútiles para la tierra. Sino también para el cielo (…) De dos fuentes nace el daño para su espíritu: de la vida de placer y de las preocupaciones. Cualquiera de las dos, por sí misma, basta para hundir el esquife del alma. Considerad, pues qué naufragio les espera cuando concurren las dos juntas. Y no os maravilléis de que el Señor llamara espinas a los placeres. Si no los reconocéis como tales, es que estáis embrigados por la pasión; los que están sanos saben muy bien que el placer punza más que una espina" (S. Juan Crisóstomo).

   d) Por fin la tierra fértil. Son los oyentes que, «al escuchar el mensaje, lo van guardando en un corazón noble y bueno». El fruto del reino no es instantáneo, sino que requiere constancia. Ni se trata de un fruto estacional, sino que «van dando fruto con su firmeza». Es toda una vida al servicio de los demás. Todos tenemos una parcela de 'tierra fértil/buena'. Es la lucha, como dice el Catecismo (1810): "Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, reanudada siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas".

   Dios espera de nosotros un corazón bueno y bien dispuesto, que nos haga dar fruto por nuestra constancia. Ya en una ocasión el Señor nos había anunciado: Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié.

 

Llucià Pou Sabaté

Fiesta. San Mateo, Apóstol y Evangelista (21 de Septiembre) En bien de la Iglesia, Jesús nos llama no por nuestros méritos: “no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”, y a cada uno nos dice: “Sígueme”…

Fiesta. San Mateo, Apóstol y Evangelista (21 de Septiembre)

 

En bien de la Iglesia, Jesús nos llama no por nuestros méritos: "no he venido a llamar a justos, sino a pecadores", y a cada uno nos dice: "Sígueme"…

 

 

A. Lecturas

   1. Carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-7.11-13): Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

 

   2. Salmo 18,2-3.4-5: El cielo proclama la gloria de Dios, / el firmamento pregona la obra de sus manos: / el día al día le pasa el mensaje, / la noche a la noche se lo susurra.

   Sin que hablen, sin que pronuncien, / sin que resuene su voz, / a toda la tierra alcanza su pregón / y hasta los límites del orbe su lenguaje.

 

   3. Mateo 9,9-13. "En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: -«Sígueme.» Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

   -«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y  pecadores?» Jesús lo oyó y dijo: -«No tienen necesidad de médico  los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.» En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió".

 

B. Comentario:    

   1. La iglesia es el gran proyecto divino para que vivamos unidos, siendo el cuerpo de Cristo, en variedad de dones y tareas que Cristo otorga a cada uno: "El Espíritu Santo, que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia, realiza esa admirable reunión de los fieles, y tan estrechamente une a todos en Cristo, que es el Principio de la unidad de la Iglesia" (Conc. Vat. II).

   La Iglesia es cuerpo de Cristo, y también la Esposa de Cristo, que se hace una con Él y que se convierte en signo verdadero de su presencia, llena de humildad, de mansedumbre, de paciencia y capaz de soportar a todos por amor.

   2. El salmo es hoy un canto poético al sol y a su irradiación sobre la faz de la tierra, que se une a los que hay en Oriente Próximo (himno a Atón por ejemplo). Pero la Biblia nos dice en cambio que el sol no es un dios, sino una criatura al servicio del único Dios y creador. Basta recordar las palabras del Génesis: "Dijo Dios: haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; (...) Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche (...) y vio Dios que estaba bien" (Gn 1,14.16.18). Y los cielos "proclaman", "pregonan" las maravillas de la obra divina. También el día y la noche son representados como mensajeros que transmiten la gran noticia de la creación: testimonio silencioso, pero que se escucha con fuerza, como una voz que recorre todo el cosmos. Con la mirada interior del alma, con la intuición religiosa que no se pierde en la superficialidad, el hombre y la mujer pueden descubrir que el mundo no es mudo, sino que habla del Creador. Como dice el antiguo sabio, "de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor" (Sb 13, 5).

   También san Pablo recuerda a los Romanos que "desde la creación del mundo, lo invisible de Dios se deja ver a la inteligencia a través de sus obras" (Rm 1, 20).

   San Juan Crisóstomo afirma: "El silencio de los cielos es una voz más resonante que la de una trompeta: esta voz pregona a nuestros ojos, y no a nuestros oídos, la grandeza de Aquel que los ha creado". Y san Atanasio: "El firmamento, con su grandeza, su belleza y su orden, es un admirable predicador de su Artífice, cuya elocuencia llena el universo"". 

   Todo se hizo por aquel que es la Palabra externa del Padre, y sin Él no se hizo nada. Así, todo lo creado es una expresión de Dios entre nosotros. Sin que las cosas pronuncien palabra alguna, a su modo nos hablan de Aquel que las ha creado. La persona humana, en sí, debería ser el mejor de los lenguajes de Dios entre nosotros, pues el Señor nos creó a su imagen y semejanza. Llegada la plenitud de los tiempos, Dios nos envió a su propio Hijo, el cual mediante sus palabras, sus obras, sus actitudes y su vida misma es para nosotros la suprema revelación del Padre. Y del costado abierto de Jesús,  dormido en la cruz, nació la iglesia. Mediante Ella resuena por toda la tierra la Palabra en nos hace conocer a Dios y experimentar su amor, hasta el último rincón de la tierra. 

  

   3. Jesús llama a los que quiere, hoy a un publicano –tenido por pecaminoso, ya que recaudaba impuestos a sus compatriotas para venderlos a los romanos-, Mateo, que se llama también Leví. No hemos de desanimarnos si nos vemos llenos de miserias, pues ante Dios no podemos vernos de otra forma, y Él ha venido a buscar a todos, pero quien se considere justo se está cerrando a la gracia… abrir las puertas al Señor es lo fundamental.

   Hoy, una vez más, Jesús, resuena tu "sígueme" con claridad: no te vayas, no te preocupes, no te quedes ahí, no tengas miedo, ¡sígueme! No hay nada más esperanzador para un enfermo que escuchar a su médico explicarle con firme tranquilidad cuál va a ser el camino de la curación, nada más tranquilizador para una persona que está perdida en medio de un bosque que encontrar un sendero, nada más acogedor que los brazos de papá o de mamá para un niño asustado. Todo eso es el sígueme de Jesús. 

   Podemos rememorar nuestra historia, esos momentos en los que hemos sentido la intervención divina, los que han orientado nuestra vida. San Beda el Venerable, comentando la conversión de Mateo, escribe: «La conversión de un cobrador de impuestos da ejemplo de penitencia y de indulgencia a otros cobradores de impuestos y pecadores (...). En el primer   instante de su conversión, atrae hacia Él, que es tanto como decir hacia la salvación, a todo un grupo de pecadores».

   El Señor, pasando junto a mí, me ha dicho: Sígueme. Y yo, ¿cómo he correspondido? ¿Cómo me dejo guiar por él en mi día a día? ¿Cómo mejoro en el amor, que es la medida de ese camino de Jesús?

   "Descubrir esta llamada, esta vocación, es caer en la cuenta de que Cristo tiene fijos los ojos en ti y que te invita con la mirada a la entrega total en el amor. Ante esa mirada, ante ese amor suyo, el corazón abre las puertas de par en par y es capaz de decirle que sí" (Juan Pablo II en Asunción, Paraguay, 18.5.1988). Y decía también: "La búsqueda y el descubrimiento de la voluntad de Dios para vosotros es una experiencia profunda y fascinante… A fin de cuentas, toda vocación, todo camino al que Cristo nos llama, lleva a la realización y a la felicidad, pues conduce a Dios, a compartir la misma vida divina" (en Manila, 13.1.1995).

   En hebreo, Mateo significa "don de Dios". Es fácil imaginar la escena de su llamada viendo el lienzo de Caravaggio (de San Luis de los Franceses, en Roma). Jesús no se para ante su condición que se consideraba por los judíos pecadora. Jesús dirá: "no he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Mc 2, 17). También habla Jesús del publicano en una parábola: "el publicano (...) no se atrevía ni a elevar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:  "¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!"". Y Jesús comenta:  "Os digo que este bajó a su casa justificado y aquel no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado" (Lc 18, 13-14). Pocas veces habla el Evangelio de las profesiones de los discípulos, salvo él y los pescadores. Se fija en ello san Juan Crisóstomo: "pues no hay nada más detestable que el recaudador y nada más común que la pesca" (In Matth. Hom.:  PL 57, 363).

   Es también bonito ver que no tarda en responder a Jesús:  "Él se levantó y lo siguió". Lo dejó todo. Quizá llevaba tiempo hastiado de ser como una sanguijuela para su pueblo, y esperaba una señal, que llegó. Y se dedicó en cuerpo y alma al seguimiento de Jesús, escribiendo el Evangelio más cercano a sus coetáneos judíos, para mostrarles la Buena Nueva. Se le atribuya desde Papías, por el año 130, que dice: "Mateo recogió las palabras (del Señor) en hebreo, y cada quien las interpretó como pudo" (en Eusebio de Cesarea, Hist. eccl. III, 39, 16).

   Llucià Pou Sabaté