viernes, 8 de octubre de 2010

Grupos de Google: se te ha añadido a homilías

LLUCIA POU llucia.pou@gmail.com te ha añadido al grupo homilías con este
mensaje:

aquí van los comentarios de cada día otra vez... Saludos!

Esta es la descripción del grupo:

Comentarios bíblicos, para leer la Sagrada Escritura en conexión con el modo
en que la tradición litúrgica lo hace: modo en que relacionan las distintas
lecturas y se complementan y explican entre ellas, el Evangelio sobre todo, y
las oraciones de la Misa, al hilo del año litúrgico

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Viernes de la 27 semana: es la fe la que nos hace hijos de Dios, la nueva ley. Y ante ella, ningún poder puede hacer frente: “Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros”: Jesús es la nueva ley

Viernes de la 27 semana: es la fe la que nos hace hijos de Dios, la
nueva ley. Y ante ella, ningún poder puede hacer frente: "Si yo echo
los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha
llegado a vosotros": Jesús es la nueva ley y la libertad.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3,7-14.
Hermanos: Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres
de fe.

Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles
por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán
benditas todas las naciones.» Así que son los hombres de fe los que
reciben la bendición con Abrahán, el fiel. En cambio, los que se
apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque
dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo escrito en el
libro de la ley.»
Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque
lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe», y la ley no
arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo
nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un
maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un
árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición
de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el
Espíritu prometido.


Sal 110, 1-2. 3-4. 5-6. R. El Señor recuerda siempre su alianza.

Doy gracias al Señor de todo corazón, / en compañía de los rectos, en
la asamblea. / Grandes son las obras del Señor, / dignas de estudio
para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra, / su generosidad, dura por siempre; /
ha hecho maravillas memorables, / el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles, / recordando siempre su alianza; / mostró
a su pueblo la fuerza de su obrar, / dándoles la heredad de los
gentiles. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 15-26: En aquel
tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud
dijeron:
-«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.»
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él,
leyendo sus pensamientos, les dijo: -«Todo reino en guerra civil va a
la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en
guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los
demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el
poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por
eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios
con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a
vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes
están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita
las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo
está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un
espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto,
buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice:
"Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida
y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él,
y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el
principio.»

COMENTARIO: 1.- Ga 3,7-14. a) Pablo recurre al ejemplo de Abrahán, que
pueden entender muy bien sus interlocutores de Galacia. Los
judaizantes se sentían orgullosos de ser hijos de Abrahán. Pablo
revuelve el argumento a favor de su evangelio, el de Jesús. Abrahán
recibió de Dios una misión universalista: "previendo que Dios
aceptaría a los gentiles por la fe, le dijo a Abrahán: por ti serán
benditas todas las naciones". Parece que los judíos han olvidado este
universalismo que era rasgo de su identidad ya desde el principio. Lo
mejor de Abrahán fue su fe. Para Pablo, la ley del AT no salva a nadie
-la llama "maldición" varias veces- si se entiende meramente como un
cumplimiento de leyes y de obras. Incluso los que se salvaron antes de
Cristo, se salvaron por su fe, no por sus obras. Y desde la venida de
Cristo, mucho más.
b) El dilema, para Pablo es: apoyarnos en nuestros propios méritos o
en la bondad de Dios, centrar nuestra espiritualidad en las obras
cumplidas o en nuestra apertura a la gracia de Dios. Un dilema que
puede ser de actualidad en nuestra vida. La fe de Abrahán es modélica.
Era pagano cuando fue llamado a una misión que no acababa de entender.
Pero se fió totalmente de Dios y emprendió su peregrinación. Eso es lo
que le hace modelo de los creyentes. Dios no le eligió por sus obras,
sus méritos anteriores. Dios actúa con gratuidad. Pero él creyó en
Dios. A nosotros también nos pide una fe absoluta en su Hijo Jesús,
una fe que ciertamente comportará obras de fe y una conducta
coherente: pero no es la conducta la que nos salva, sino la gracia de
Cristo. No llevamos contabilidad de las cosas buenas que estamos
haciendo por Dios. ¿Lleva contabilidad un padre o una madre por lo que
hace por la familia? ¿pasa factura un amigo por un favor que ha hecho?
A nosotros no nos salvará "la ley" que hemos cumplido, aunque
seguramente la hemos cumplido, y con amor, sino la gratuita
generosidad de Dios. Tampoco nos salvará el pertenecer "a la raza de
Abrahán": para nosotros, el formar parte de la Iglesia, o de una
familia cristiana, o de una comunidad religiosa. Es la respuesta de
cada uno ante el amor y la gracia de Dios la que decidirá. Son "hijos
de Abrahán", no los que provienen de él por lazos de raza, sino los
que le imitan en su actitud de fe.
…"Los que viven de la fe, esos son los hijos de Abraham…" Encontramos
aquí el eco de las controversias de Jesús con los judíos de su tiempo,
relatadas por el evangelista san Juan. No aguanta la tesis
contraria…¡el evangelio de Pablo es en verdad el evangelio de Jesús!
Los judaizantes, pretendían que se había de ser «hijo de Abraham», que
había que «hacerse judío» para poder ser cristiano. Pablo no lo niega,
y reconoce la continuidad en el proyecto de Dios... la Biblia de los
judíos, el Antiguo Testamento, es también la Escritura sagrada de los
cristianos. Pero Pablo añade en una visión genial que desarrollará en
la Epístola a los Romanos: que «todos» los hombres pueden llegar a ser
«hijos de Abraham», no por la práctica de la Ley, sino por la Fe...
Pues esto es precisamente lo que ha caracterizado a Abraham: «¡el
hombre de la Fe!»
«Todas las naciones.» ¿Qué amplitud tiene mi visión, la mía? ¿Es tan
abierto mi proyecto, como el de Dios? El término «católico» ¿tiene
para mí resonancias de ghetto y de fronteras, de conservación rígida
de ciertos principios, de exclusión de todos los que no comparten esos
principios? O bien el termino «católico» significa de veras para mí
«universal», «abierto a todos», «misionero». ¿Tengo ansia interna de
anunciar la «buena nueva» a los paganos? ¿Qué hago yo para ser un
testigo de ese amor universal?
-Así pues, todos los que viven de la fe, son bendecidos en Abraham,
«el hombre de la fe». En cuanto a los que viven de las obras de la ley
incurren en maldición:... Puesto que la ley no «justifica» a nadie
ante Dios, ¡es cosa evidente!
Para mostrar que esas perspectivas, heréticas por nuevas según los
judaizantes, son muy tradicionales en el fondo... Pablo, en este
pasaje, acumula citas de la Biblia. «La Escritura, la verdadera
doctrina que tenéis siempre en los labios, les dice, pues bien,
leedla: ella es Palabra de Dios, y la que siempre ha dicho que la
justificación del hombre es un «don» de Dios a los creyentes y no a
los que «practican» la Ley.»
-"Cristo nos rescató de la maldición de la Ley... A fin de que la
bendición de Abraham llegara a todas las naciones paganas en
Jesucristo, gracias a la fe": Es pues algo grave parecer que se
retrocede sometiéndose, aunque sea exteriormente, a una Ley caducada.
La lealtad a Cristo se expresa en san Pablo con fórmulas de una
violencia casi insostenible: «Cristo nos ha rescatado de la maldición,
haciéndose "maldición" por nosotros.» Que Cristo haya aceptado por
nosotros ser un hombre «maldito» para salvarnos de la maldición que
pesaba sobre nosotros... ¡qué misterio! (Noel Quesson).
Pedro confirmó la «verdad del evangelio» (en este caso: la
incorporación sin reservas de los gentiles a la salvación) no sólo
mediante un acuerdo en Jerusalén, sino también mediante una retirada
honrosa una vez que se había equivocado en Antioquía. Para evitar la
persecución, Pedro y Bernabé estaban dispuestos a consentir que los
cristianos gentiles tuviesen las reuniones litúrgicas separados de los
judíos. No era por cuestiones de lengua ni por ayudar a que los
gentiles desarrollasen un estilo más propio, sino porque así los
judíos conservarían una apariencia de su pureza legal. Pablo entendió
que eso era ceder en una cuestión de principio. Y Pedro, ante su
protesta, le dio la razón. Porque no son las obras de la ley las que
hacen al hombre aceptable delante de Dios, sino la fe en Jesucristo y
la vida que nos viene por esta fe. La antigua identificación entre
judíos-justos y gentiles-pecadores cae por tierra cuando unos y otros
reconocen la necesidad de la redención por Jesucristo.
Pablo, en su conversión, comprendió que todos sus valores eran papel
mojado ante el don de Cristo. Sabe que su única vida es la de Cristo
en el cielo, como si él mismo hubiese sido crucificado. Y descubre que
también Abrahán fue aceptado a causa de su fe. Y da el máximo valor a
la profecía de Habacuc: en medio de un mundo en ruinas, el justo
vivirá por la fe. Sin ir más lejos, los mismos gálatas han sido
testimonio de esta verdad. En su pasado no figuraba ninguna de las
obras de la ley. Y, sin embargo, en un instante recibieron, juntamente
con la fe, toda la plenitud de los dones del Espíritu. ¿Quieren ahora
volver al pie de la montaña, cuando ya están colocadas en la cumbre?
(J. Sánchez Bosch).
Sal. 9. Gracias sean dadas al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, porque por su gran poder y amor hacia nosotros, nos ha
librado de nuestros enemigos, juzgando al orbe con justicia y rigiendo
a las naciones con rectitud. Quien vive fiel a Dios no vacilará jamás;
en cambio los malvados se hundirán en la tumba que hicieron y su pie
quedará atrapado en la red que escondieron. Dios vela por nosotros
para que no nos alcance ningún daño. Dios se ha convertido en nuestro
fuerte defensor que siempre está a nuestro lado. Confiemos en Él,
démosle gracia y proclamemos a todos sus maravillas para que el mundo
sepa, comprenda y entienda que nos hay Dios como nuestro Dios, que no
hay roca que nos salve como lo hace el Señor Dios nuestro con aquellos
que lo ama.
3.- Lc 11,15-26 (cf jueves 3ª de Cuaresma). a) La oposición contra
Jesús, por parte de sus enemigos, llegó a extremos curiosos: "algunos
dijeron: si echa los demonios, es por arte de Belcebú, el príncipe de
los demonios". ¿Cómo se puede luchar contra el demonio precisamente en
nombre del demonio? Jesús responde con ironía, preguntando si es que
había guerra civil en los dominios de Satanás, y también, en nombre de
quién echaban los demonios los que en Israel ejercían el ministerio de
exorcistas, que también los había. Lo que pasaba es que los enemigos
de Jesús no querían llegar a la conclusión que hubiera sido la más
lógica: "el Reino de Dios ha llegado a vosotros". Pero también nos
avisa de que puede haber recaídas en el mal y en la posesión
diabólica: "cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, vuelve con
siete espíritus peores y el final resulta peor que el principio".
b) Todos estamos implicados en la lucha entre el bien y el mal. El mal
-el Malo- sigue existiendo y nos obliga a no permanecer neutrales,
sino a posicionarnos en su contra, junto a Cristo. Al leer cómo Jesús
libera a los posesos y cura a los enfermos, estamos convencidos de que
"el Reino de Dios ya ha llegado a nosotros", que su fuerza salvadora
ya está actuando. A nosotros no se nos ocurrirán las excusas ridículas
de los que no querían aceptar a Jesús. Pero sí podemos caer en una
actitud de pereza o de miedo, o bien no ser conscientes de que en
efecto existe el mal, dentro de nosotros y en el mundo y en la
Iglesia. Jesús es "el más fuerte" que ha vencido al poder del mal, en
su Pascua, y ahora nos invita a que nos unamos a él en esa lucha: "el
que no está conmigo, está contra mí". No podemos ser meros
espectadores en la gran batalla. También haremos bien en escuchar su
advertencia: no estamos seguros de haber vencido al mal y al pecado.
Puede venir ese espíritu maligno "con otros siete espíritus peores" y
"meterse a vivir" en nosotros. Lo que sería una ruina peor. La llamada
a la vigilancia es evidente. Cada uno sabe qué demonios le pueden
tentar desde dentro y desde fuera. Haremos bien en decir humildemente,
con el Padrenuestro, "no nos dejes caer en la tentación". Cuando
comulgamos, se nos invita a participar de Cristo Jesús, que es "el que
quita el pecado del mundo". La Eucaristía es la mejor fuerza que Dios
nos da en la lucha contra el mal (J. Aldazábal).
Ciertamente, el Reino es un futuro y se confunde con la plenitud de
Dios a la que tienden los humanos. Sin embargo, el Reino es a la vez
algo presente; es precisamente aquello que sucede y se realiza cuando
Jesús expulsa a los demonios, perdona los pecados y suscita un campo
de fraternidad entre los hombres. No viene el Reino en signos
exteriores, en estrellas que se caen, por la peste o en la guerra. El
Reino acaece (se empieza a mostrar) allí donde Jesús libera a los
hombres de la fuerza del diablo (lo inhumano) y les conduce hacia el
futuro de gracia, libertad y vida. Esta es la fe del evangelio, en
contra de la opinión de los fariseos, que interpretan la obra de Jesús
como expresión de la presencia y el influjo de Satán, el diablo (Com.,
edic. Marova).
Para muchos cristianos, el pecado encuentra suficiente explicación con
la libertad del hombre y dicen que la personificación del mal -Satán-
pertenecía a una época en la que el hombre era juguete de las fuerzas
cósmicas. Sin embargo, el evangelio habla del demonio y Jesús es
consciente de que su vida es una lucha contra el espíritu del mal.
El mal no se explica totalmente en razón de la libertad humana. Tiene
raíces extremadamente profundas que no podemos desarraigar.
Jesús ha venido a destruir este imperio del mal.
El Reino de Dios es el futuro del hombre. Es la plenitud de Dios a la
que tiende el hombre y que no puede realizarse plenamente en el mundo
actual. Sin embargo, el Reino es a la vez algo presente; es
precisamente aquello que sucede y se realiza cuando Jesús expulsa a
los demonios, perdona los pecados. El reino de Dios se empieza a
mostrar allí donde Jesús libera a los hombres de la fuerza del diablo
-todo lo inhumano- y los conduce hacia un futuro de gracia, de
libertad y de vida.
-Reino de verdad y de vida. -Reino de santidad y de gracia. -Reino de
justicia, de amor y de paz.
La mentalidad bíblica contempla la vida de la humanidad como una lucha
entre dos espíritus: los que rigen y dominan al hombre natural, y el
Espíritu de Dios que lo hace partícipe de la libertad divina.
Expulsando a Satanás, Cristo revela que un nuevo Reino acaba de hacer
su aparición sobre la tierra, un Reino capaz de destruir el reino de
Satanás. Para pertenecer a este nuevo Reino es necesaria una opción
ilimitada de fidelidad y de entrega a Jesús (Misa dominical 1990).
-"Algunos de los asistentes dijeron: "Echa los demonios con poder de
Belzebú, el jefe de los demonios..". otros, para comprometerle le
exigían una señal que viniera del cielo..." Una de las mayores
indigencias es ser incomprendido, despreciado; es ver deformados sus
propósitos, sus propias intenciones. Jesús conoció esa clase de
indigencia. ¡Se le acusó de ser un destructor del Reino de Dios! Se le
acusó de estar del lado de Satán. La acusación era dura y
despreciativa: Belzebú significa ¡"Baal del estercolero... Señor de
las moscas"! Esto es lo que se decía de Jesús en su lengua, el arameo.
Ayúdanos, Señor, a evitar todas las interpretaciones malévolas.
Ayúdanos, Señor, a soportar, si somos víctimas de ellas, como Tú lo
fuiste, esas críticas o esas calumnias.
-"Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino dividido
contra sí mismo queda asolado... Si pues Satán está dividido contra sí
mismo ¿cómo va a mantenerse en pie su reino?" En esta controversia,
Jesús subraya la importancia de la unidad. La guerra civil destruye
más los imperios que los ataques del exterior. Quien usa la "acción de
dividir" para atacar será destruido por esa misma división que recaerá
contra sus propias tropas.
-"Pero, si Yo echo los demonios "con el dedo de Dios", señal es que el
reino de Dios ha llegado a vosotros". El "dedo de Dios" es imagen de
la potencia divina: Dios no tiene que esforzarse, con sólo mover la
punta del dedo, actos ingentes se realizan (Éxodo 8, 15; Salmo 84) La
traducción "el reino de Dios ha llegado a vosotros" es algo pálida; el
texto griego es mucho más fuerte: "el reino de Dios os ha llegado por
sorpresa... ha venido de súbito... os ha sorprendido... os ha
alcanzado". Se trata de una "irrupción absoluta y rápida" que corta el
aliento, que impide parar el golpe. El golpe dado a Satán no tiene
esquiva posible.
-"Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes
están seguros". Pero cuando otro "más fuerte" lo asalta y lo vence, le
quita las armas... Lucas es el único, y en esto se diferencia de Mateo
(12, 29) a consignar la presencia de uno "más fuerte", nombre que Juan
Bautista había dado al mesías (Lucas 3, 16). Jesús "más fuerte" que el
mal, más fuerte que Satán, ven en mi ayuda, en ayuda de nuestra pobre
humanidad.
-"El que no está conmigo, está contra mí". En Lucas 9,50, Jesús había
dicho: "el que no está contra vosotros, está a favor vuestro". Aquí,
el pensamiento es otro: Jesús quiere, según las circunstancias,
ampliar la visión de sus discípulos... o, por lo contrario, quiere
inculcarles una cierta intransigencia en la elección de los dos
reinos.
-"Cuando echan de un hombre el espíritu inmundo, éste va atravesando
lugares resecos buscando un sitio para descansar; al no encontrarlo,
decide volver a la casa de donde lo echaron... Entonces va a buscar
otros siete espíritus peores que él, vuelven y se instalan allí. Y el
estado final de aquel hombre resulta peor que el principio". Jesús se
sirve de las representaciones demoníacas corrientes de su tiempo. Lo
esencial está en la advertencia seria y grave: el que escapó un día al
poder del mal no debe por ello considerarse inatacable. Son muchos los
hombres modernos que no creen ya en Satán. No obstante, la psicología
profunda revela abismos. El hombre antiguo se creía juguete de unas
fuerzas cósmicas invisibles. Sin volver a las representaciones
antiguas, tenemos, sin duda, de qué desconfiar: quien niega el poder
de Satanás le entrega armas. ¡Nada es peor en un combate que el no
ver, no ser consciente del poder del adversario! (Noel Quesson).
Hoy contemplamos asombrados cómo Jesús es ridículamente "acusado" de
expulsar demonios «por Beelzebul, Príncipe de los demonios» (Lc
11,15). Es difícil imaginar un bien más grande —echar, alejar de las
almas al diablo, el instigador del mal— y, al mismo tiempo, escuchar
la acusación más grave —hacerlo, precisamente, por el poder del propio
diablo—. Es realmente una acusación gratuita, que manifiesta mucha
ceguera y envidia por parte de los acusadores del Señor. También hoy
día, sin darnos cuenta, eliminamos de raíz el derecho que tienen los
otros a discrepar, a ser diferentes y tener sus propias posiciones
contrarias e, incluso, opuestas a las nuestras.
Quien lo vive cerrado en un dogmatismo político, cultural o
ideológico, fácilmente menosprecia al que discrepa, descalificando
todo su proyecto y negándole competencia e, incluso, honestidad.
Entonces, el adversario político o ideológico se convierte en enemigo
personal. La confrontación degenera en insulto y agresividad. El clima
de intolerancia y mutua exclusión violenta puede, entonces,
conducirnos a la tentación de eliminar de alguna manera a quien se nos
presenta como enemigo.
En este clima es fácil justificar cualquier atentado contra las
personas, incluso, los asesinatos, si el muerto no es de los nuestros.
¡Cuántas personas sufren hoy con este ambiente de intolerancia y
rechazo mutuo que frecuentemente se respira en las instituciones
públicas, en los lugares de trabajo, en asambleas y confrontaciones
políticas!
Entre todos hemos de crear unas condiciones y un clima de tolerancia,
respeto mutuo y confrontación leal en el que sea posible ir
encontrando caminos de diálogo. Y los cristianos, lejos de endurecer y
sacralizar falsamente nuestras posiciones manipulando a Dios e
identificándolo con nuestras propias posturas, hemos de seguir a este
Jesús que —cuando sus discípulos pretendían que impidiera que otros
expulsaran demonios en nombre de Él— los corrigió diciéndoles: «No se
lo impidáis. Quien no está contra vosotros, está con vosotros» (Lc
9,50). Pues, «todo el coro innumerable de pastores se reduce al cuerpo
de un solo Pastor» (San Agustín).
Jesús actúa con el Poder de Dios, pues al expulsar a Satanás nos llena
de la Vida Divina y del Espíritu Santo. Así, libres de toda influencia
del mal en nosotros, manifestamos con obras que el Reino de Dios ha
llegado a nosotros. Por eso nuestra vida de fe no puede convertirse en
un simple juego; no podemos actuar con hipocresía de tal forma que,
aparentando una fe que nos hace cercanos a Dios, llevemos en realidad
una vida lejos de Él. Es entonces cuando se puede aplicar a esa clase
de hipócritas las palabras con que Dios recriminaba a esa clase de
gentes: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está
lejos de Mí. Si hemos hecho nuestra la vida de Dios no dejemos vacío
nuestro corazón; permitámosle a Dios que Él sea quien habite en
nosotros, de tal forma que, siempre ocupada por Dios nuestra vida no
haya espacio, en nosotros, para que nuevamente tome posesión en
nuestro interior el autor del pecado.
En esta Eucaristía el Señor quiere hacerse huésped de nuestra vida. Él
habitará en nosotros si es que nosotros le permitimos vivir en nuestro
propio interior. Su presencia en nosotros no es algo ocioso. Quien
participa de la vida y del Espíritu de Dios, es porque tiene una
misión que cumplir: trabajar esforzadamente porque el Reino de Dios se
extienda a más y más corazones. Jesucristo nos pide no sólo reconocer
nuestras miserias y pedir perdón sabiendo que el Señor es rico en
misericordia. Nos pide que, al aceptar su perdón, abramos todo nuestro
ser a su presencia en nosotros, de tal forma que, entrando en comunión
de vida con Él, podamos convertirnos en un signo vivo de su amor en
medio de nuestros hermanos.
Efectivamente, quien ha entrado en comunión de vida con Dios debe
trabajar constantemente para que quienes han sido esclavizados por el
mal se vean libres de aquello que los ha oprimido. No sólo hemos de
luchar por erradicar la pobreza, sino porque aquellos que la han
causado abran sus ojos ante las miserias de sus hermanos, no se
esclavicen a lo pasajero y sean más justos en la retribución que han
de dar a sus trabajadores. No sólo hemos de orar por la paz en el
mundo, hemos de hacernos cercanía para quienes la han destruido, para
que vivan con mayor lealtad el servicio al bien de la sociedad que
está en sus manos, para hacer que todos vivan con mayor dignidad y no
llevarlos hacia su propia destrucción. No sólo hemos de pedirle a Dios
que se viva conforme al Evangelio, hemos de tomar nuestra propia
responsabilidad y convertirnos en aquellos que proclaman la Buena
Nueva a todos y que viven conforme a los criterios del Evangelio que
se anuncia. Mientras nos arrodillemos piadosamente ante Dios, pero
después actuemos en contra de la fe que decimos profesar, estaremos
manifestando, con las obras, que quien habita en nosotros es Satanás,
pues Dios estaría, en realidad, muy lejos de nosotros.
Roguémosle a Dios, por intercesión de la Santísima Virgen María, que
nos conceda la gracia de ser esforzados constructores del Reino de
Dios entre nosotros para que, viviendo como hermanos, podamos, algún
día ser dignos de participar de la Gloria de Dios eternamente. Amén
(www.homiliacatolica.com).

--
Llucià Pou Sabaté:
http://alhambra1492.blogspot.com/

viernes, 20 de agosto de 2010

Saludos!!





 
Es asombroso cuando personas extrañas se convierten en amigos, pero es triste cuando los amigos se convierten en personas extrañas. Yo nunca quiero perderte como amigo!!
 
 
Envia esto a todos tus amigos incluyendome a mi si me consideras uno de ellos. 

 

Te conoci como un extra
ño. Ahora te tengo como un amigo. Espero encontrarte en nuestro proximo camino por la vida donde la amistad nunca termina. Envia esto a todos tus amigos...
 
 
puede que yo
no
sea
la
persona
mas
importante
en
tu
vida
yo
solo
espero
que
cuando
tu
escuches
mi
nombre
tu
sonrias
y
digas
Ese(a) es mi amigo(a)




jueves, 22 de julio de 2010

Aído desconoce la verdadera naturaleza de la libertad ideológica y religiosa y de su expresión en la Objeción de Conciencia

La única obligación del objetor es comunicar a los interesados, en la
forma que juzgue conveniente y en el momento oportuno, que por razones
de conciencia se niega a practicar un aborto.

"Pretender obligar a los objetores de conciencia frente al aborto a
que se inscriban en un registro es una medida discriminatoria que
permitiría poner en marcha listas negras y cazas de brujas por motivos
ideológicos como sucedía en los regímenes totalitarios del siglo
pasado".

El Foro de la Familia reclama al Gobierno y a la ministra de Igualdad
que dejen de hacer planteamientos restrictivos de los derechos y las
libertades, para imponer su obsesión abortista, y pide a los Colegios
de Médicos que no caigan en la trampa de colaborar en registros que
carecen de todo fundamento constitucional.

Madrid, 20 de julio de 2010.- La Objeción de Conciencia frente al
aborto es en España, según precisó el Tribunal Constitucional en 1985,
un derecho que forma parte de la libertad ideológica y religiosa
garantizada por la Constitución y por lo tanto no puede subordinarse
el ejercicio de ese derecho a la previa inscripción en registro
alguno, trátese de un registro administrativo o de un registro
organizado por los colegios profesionales.

Con la entrada en vigor de la 'Ley del aborto' se está generando una
gran confusión sobre la Objeción de Conciencia que no es un Derecho
creado por esa Ley ni puede ser limitado en su ejercicio por la Ley ni
por las normas que la desarrollen. La Objeción de Conciencia es la
expresión de un dato de hecho: la intima convicción moral de un
profesional de que el aborto es incompatible con su conciencia. Cuando
existe ese dato de hecho, se puede ejercer la objeción como derecho
sin requisito alguno añadido. La única obligación del objetor es
comunicar a los interesados en la forma que juzgue conveniente y en el
momento oportuno, que por razones de conciencia se niega a practicar
un aborto.

Esa comunicación de la objeción no puede convertirse en la obligación
de inscribirse en registro previo alguno, pues un registro de
opiniones morales o religiosas es incompatible con el derecho a la
intimidad y con la  libertad ideológica y religiosa.

El presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, señala que
"pretender obligar a los objetores de conciencia frente al aborto a
que se inscriban en un registro, es una medida discriminatoria que
permitiría poner en marcha listas negras y cazas de brujas por motivos
ideológicos como sucedía en los regímenes totalitarios del siglo
pasado".

"La Objeción de Conciencia se dará siempre que haya un médico objetor,
y nadie puede verse privado de este Derecho por el hecho de que no
haya en un determinado servicio, centro sanitario, ciudad o Comunidad
Autónoma otros profesionales dispuestos a practicar el aborto. A nadie
se le puede privar de un Derecho Constitucional 'por necesidades del
servicio' o 'para garantizar la prestación'. Las palabras de la
ministra Bibiana Aído reclamando una regulación de la objeción con la
limitación de que se garantice la "prestación del servicio",
demuestran que la ministra de Igualdad desconoce la verdadera
naturaleza de la libertad ideológica y religiosa y de su expresión en
la objeción de conciencia", concluyó el presidente del Foro de la
Familia.

El Foro de la Familia reclama al Gobierno, y a la ministra de Igualdad
en particular, que dejen de hacer planteamientos restrictivos de los
derechos y las libertades constitucionales para imponer su obsesión
abortista, y pide a los Colegios de Médicos que no caigan en la trampa
de colaborar en registros de convicciones morales que carecen de todo
fundamento constitucional y pueden ser instrumento de ataque y
restricción al derecho de objeción, que el propio Código Deontológico
de los médicos garantiza a todos los profesionales.

Como se puede apreciar en estos días, la entrada en vigor de la 'ley
del aborto' sólo ha aumentado la seguridad jurídica de presuntos
delincuentes, como el doctor Morin, a los que se les está liberando de
las acusaciones penales que existían contra ellos y, por el contrario,
esta generando nuevos ámbitos de inseguridad jurídica, entre otros, a
los profesionales de la salud que se niegan a colaborar en la
eliminación de la vida del niño por nacer. Se va así poniendo de
manifiesto la gran mentira de la propaganda con la que desde el
Gobierno se ha querido vender una Ley que no supone más que
desproteger jurídicamente al no nacido, a la mujer y a los propios
profesionales de la salud.

--
www.forofamilia.org
"...porque la Familia sí importa."

martes, 20 de julio de 2010

cine católico gratis

                                                   Que lo disfruten

 

 

¡Adorado sea el Santísimo Sacramento!
Virgen Santa Maria de Guadalupe

http://www.adorasi.com/cine-catolico/

¡

 

 

Adorado sea el Santísimo Sacramento!    ¡Ave María Purísima!

Adoración Nocturna Mexicana

Parroquia Santa Isabel de Hungría

Hermosillo, Sonora, México, viernes 9 de julio de 2010

 

 

CARTELERA DE CINE CRISTIANO CATOLICO

Haz clic en la imagen o título de la película que deseas ver



martes, 22 de junio de 2010

Carta de un sacerdote



   
                                



Para que veamos la otra cara de la moneda... la que es mucho mas grande en amor y caridad.  Por favor compartela.

 
     

 

Carta de un sacerdote






Carta del P. Martín Lasarte, salesiano uruguayo que hace casi 20 años está en Angola (África). Es una carta dirigida al periódico New York Times, que se ha empeñado en una campaña mediática contra la Iglesia y el Papa, más allá del doloroso escándalo de los sacerdotes que han sido motivo de escándalo por sus inconductas sexuales aberrantes.

Querido hermano y hermana periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo en Angola como misionero.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… Ciertamente ¡todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo! Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG's no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Mexico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños... No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados. No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobretodo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote "normal" en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión.

En Cristo,

P. Martín Lasarte sdb
Angola - África





miércoles, 9 de junio de 2010

La Santísima Trinidad es Dios con nosotros. Gracias a Jesús nos manda el Padre el Espíritu Santo y las Tres divinas Personas viven en nuestra alma de hijos de Dios y nos ayudan a ir al cielo.




La Santísima Trinidad es Dios con nosotros. Gracias a Jesús nos manda el Padre el Espíritu Santo y las Tres divinas Personas viven en nuestra alma de hijos de Dios y nos ayudan a ir al cielo.
1. Jesús es la Sabiduría de Dios que nos viene por la Virgen, y nos manda el Espíritu Santo: “Esto dice la Sabiduría de Dios: El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del Abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales. Cuando ponía un límite al mar: y las aguas no traspasaban sus mandatos; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres”. Cristo será llamado por Pablo "sabiduría de Dios".
La creación es un signo de la generosidad y sabiduría de Dios, de su vida que se desborda. Pero ya antes de ser creados Él se complacía en nosotros y en todas las cosas, como los esposos que sueñan con el hijo deseado. Y antes de todo, desde la eternidad, la Sabiduría jugaba en presencia de Dios, y era su encanto cotidiano. Y del amor de Dios surgía un gozo inexplicable que era el Espíritu. Dios es una comunidad de Espíritu. Echando imaginación y poniendo fantasía, estos sabios bíblicos nos cantan las excelencias de la sabiduría como una hija de Dios personificada. Es la primera en ser engendrada y acompaña a Dios en todas sus obras. «Yo estaba junto a él, como aprendiz, y yo era su encanto cotidiano». No sabían estos sabios hasta qué punto acertaban en sus imágenes literarias. La Sabiduría de Dios llega a ser persona en el Hijo, engendrado desde el principio. Diálogo gozoso con el Padre, colaborador en todas sus obras, «su encanto cotidiano». Dios… es comunicación infinita y «juego» eterno. El Padre y el Hijo juegan amorosamente, y esa relación, ese juego, ese encanto, es el Espíritu. La creación es el desbordamiento de esta comunicación. Desde la eternidad, Dios ya piensa en nosotros y juega con nosotros  (Caritas).
2. “Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!  Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?  Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar” (Salmo 8,4-9). La Humanidad Santísima de Cristo, maravilla de la Creación. Con este salmo celebramos al Verbo Creador para concluir con una visión de Cristo Resucitado, coronado de gloria y dignidad, segundo Adán. En la Creación actúa ciertamente el amor, pero sobresale el poder. En la restauración -segunda creación- brilla, por encima de todo, el amor. De esta forma el salmo dispone a la celebración ya cercana del Domingo, día en que se inició la creación y alcanzó su cénit la historia de la salvación.
"A ti, Señor, Padre nuestro, te aclaman cuantas criaturas reúne el plácido jardín del Universo" (Himno en la fiesta de hoy): en su entrada triunfal en Jerusalén, ante los fariseos -sus adversarios- legitimará el entusiasmo de los niños que le aclaman, invocando precisamente estas palabras: De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos. Así pues, el Rey de la gloria entra en su ciudad, montado en un asno, para conquistar a la hija de Sión, figura de su Iglesia, no por la astucia ni por la violencia, sino por la humildad; por eso los súbditos de su Reino son los niños. ¡Qué fácil resulta simpatizar con ese niño -personaje anónimo, pero elocuente-, a quien Jesús abrazó, bendijo e impuso las manos, atraído por la hermosura del alma que veía en él, fruto de la sencillez y de la confianza!: como niños recién nacidos... Pensaba que esa invitación de la Iglesia nos viene muy bien a todos los que sentimos la realidad de la filiación divina. Porque nos conviene ser muy recios, muy sólidos, (...) y, sin embargo, delante de Dios, ¡es tan bueno que nos consideremos hijos pequeños!" (J. Escrivá).
Jesús es atractivo en su humanidad. Si su santidad no fuera humanizada, no estaría como adaptada a nosotros; si no fuera divina, no nos arrebataría, no nos divinizaría. Como las madres convierten los alimentos sólidos y sustanciosos en leche para que puedan aprovecharlos los niños -de tal modo que si no fueran sustanciosos no servirían y si no fueran asimilados en forma de leche, no podrían tomarlos-, así, el alimento solidísimo de la Divinidad se hace para nosotros asimilable (Félix Arocena). Este salmo de alabanza a la grandeza de Dios, se transforma a la larga en alabanza a la grandeza del hombre. Ahora bien, Dios lo ha hecho todo: observemos los pronombres personales y posesivos: "Tu nombre... Tu esplendor... Tú opones... Tus dedos... Tú creas... Tú piensas en él... te ocupas de él... Tú lo has querido... Tú lo has establecido... Tus manos... Tú colocas,... Paradójicamente, en un poema en que el hombre es exaltado, ¡Dios es el sujeto de casi todos los verbos!".
Jesús cita explícitamente este salmo para defender, contra los fariseos y los escribas, las gentes sencillas del pueblo que lo aclamaban el día de los ramos: "¿No oyes lo que dicen aquellos?" - Perfectamente, respondió Jesús. ¿No habéis oído jamás el texto que dice: "De la boca de los niños, de los bebés, has hecho brotar una alabanza"?. Para Jesús, la verdadera grandeza del hombre está en los pequeños, en aquellos que aceptan recibir todo con sencillez. Y Jesús insistía en la necesidad de la humildad: "Padre, te bendigo porque ocultaste estas cosas a los sabios y prudentes y las revelaste a los pequeñitos". Es palabra inspirada que canta la "gloria del hombre" cantando "la gloria de Dios". La admiración. A medida que la ciencia nos revela las maravillas del universo, con mayor razón podremos cantar este salmo "Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos..." hoy que sabemos que el cosmos es inmensamente grande a "millones de años luz", ¿dejaremos por ello de maravillarnos?
3. “Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Romanos 5,1-5). La paz en Jesucristo que se pide no es algo superficial, se convierte así en el mayor bien mesiánico y no en una simple dimensión del alma, en una virtud. Estar en paz con Dios es saberse salvado y con fuerza para emprender una labor constructiva. Pero tampoco es algo que nos haga orgullosos… Si el hombre no tiene ningún título que presentar que le pueda hacer merecedor de la justificación, el creyente no puede poner todo el peso de su ser hombre en las solas obras; por el contrario, puede "poner su orgullo" en la esperanza, porque ésta, así como la fe, se apoya solamente en la misericordia de Dios y en la fidelidad de sus promesas. Todo esto no es el reino de “jauja”: conlleva muchas tribulaciones. Pero tampoco somos masoquistas, nos gusta disfrutar de la vida, en Cristo y en el amor que Dios nos tiene y del que nadie podrá separarnos.
La Divina misericordia, que para mí es actualización de la devoción al Corazón de Jesús que vivimos este mes, es una forma de salir al paso de ciertas obligaciones que a veces nos condenan a una falta de libertad, que parecen ponernos cerca de ir al infierno, y con la necesidad de tener siempre un confesor cerca, etc., porque no podemos tener mucha autonomía debido a nuestros continuos tropiezos, y además estamos siempre sufriendo por los que se están condenando porque no cumplen… La esperanza en Dios no defrauda, porque Dios es capaz de transformarnos totalmente, de inyectarnos el amor con que él ama al mundo. Como se lo comunicó a Cristo, quien vivió la muerte con todo el dramatismo con que un ser humano la puede vivir, pero se entregó a ella por la fuerza de un gran amor. Ese amor de Cristo era el amor que Dios nos tiene, hecho presente en una vida humana. Por eso esta vida humana es demostración del amor de Dios… Adán engendró una humanidad pecadora como él y Cristo -por la gracia de Dios, aceptada mediante la fe- imprime en nosotros su propio rostro. Por tanto, si Adán es el padre de los que desobedecen a Dios, Cristo es el primogénito de los que le obedecen. Por un solo hombre todos se convirtieron en pecadores. Pero por otro hombre, Cristo, todos se convertirán en justos… La obediencia de Cristo al Padre, que no es sumisión legalista, sino identificación filial, es -mediante el Espíritu suyo que nos ha comunicado- verdadera fuente de nuestra vinculación filial a Dios (J. Sánchez Bosch).
Estamos justificados, estamos salvados, estamos en paz con Dios, por Jesucristo. Con vigor expresa S. Pablo esta realidad de gracia. Hay que repetir constantemente: "Gloria a Dios". Pero aún no vivimos en la gloria. Es el tiempo de la esperanza. Vivimos en «la esperanza de la gloria de los hijos de Dios». Y esta esperanza es inquebrantable. Incluso se crece en los trabajos, en los fracasos, en los sufrimientos y en las tribulaciones. Y la razón última es que tenemos una fuerza secreta y una garantía infalible: son las arras del Espíritu, «Amor de Dios derramado en nuestros corazones». ¡Admirable revelación! (Caritas). Dice S. Agustín: “¿De dónde, ¡oh mendigo!, te llegó ese amor de Dios derramado en tu corazón? ¿Cómo ha podido ser derramado en el corazón del hombre ese amor divino? Dice el Apóstol: Tenemos este tesoro en vasos de barro. ¿A qué fin en vasos de barro? Para que resalte la fuerza de Dios (2 Cor 4,7). Por último, habiendo dicho: El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones, y, al objeto de que nadie se atribuya a sí mismo el amar a Dios, añadió: Por el Espíritu Santo que nos ha sido dado (Rom 5,5). Por tanto, para que tú ames a Dios, es necesario que Dios more en ti, que su amor te venga de él y de ti vuelva a él; es decir, que él sea quien te mueva a amarle, te encienda, te ilumine y te excite a su amor. Tenemos una lucha en nuestro mismo cuerpo. Nuestra vida es un combate, y el combate un peligro. Y nosotros no podemos vencer sino por merced de quien nos ama... Examina primero si ya sabes amarte a ti mismo; luego te dejaré amar al prójimo como a ti mismo. Pero si aún no sabes amarte a ti mismo, temo que engañes al prójimo como te engañas a ti mismo. Si amas la maldad, no te amas a ti. "Testigo es el salmo: Quien ama la maldad aborrece a su alma (Sal 10,6). Y si aborreces a tu alma, ¿qué te aprovecha el amar a tu carne? Aborreciendo a tu alma y amando a tu carne, resucitará tu carne, mas para tormento de ambos. Por tanto, lo primero ha de ser amar al alma y someterla a Dios, para que haya orden de servicio: sirva el alma a Dios y la carne al alma. ¿Quieres que tu carne obedezca a tu alma? Sirva tu alma a Dios. Para gobernar, debes dejarte gobernar, porque esta lucha es tan peligrosa, que, si deja las riendas quien debe gobernar, la derrota es segura” (Sermón 128,4-5).
4. “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará” (Juan 16,12-15). Que el Espíritu glorifica a Cristo es realidad en la medida en que conduce a los discípulos progresivamente al conocimiento de la realidad que se manifiesta en él; y, al mismo tiempo, acaba su obra, que era la de glorificar o manifestar al Padre. Así la obra de revelación aparece coherente en lo que llamamos misterio trinitario. Una visión que solamente es comprensible desde dentro, desde presupuestos de fe (“Eucaristía 1977”). No obstante la profundidad y la cantidad de las palabras de Jesús a sus discípulos, cuando tiene que irse todavía les queda a éstos mucho que aprender. El mismo evangelista Juan nos dice que los discípulos de Jesús llegaron a comprender algunas palabras del Maestro tan sólo después de su muerte y resurrección. Pero aparte aquellas palabras de Jesús referentes a su muerte y resurrección y cuyo alcance no podían medir sus discípulos hasta después de los acontecimientos y bajo la nueva luz pascual, debemos afirmar que la profundización en el conocimiento de la persona, del mensaje y de la obra del Maestro sería posible únicamente bajo el influjo del Espíritu Santo. Fruto de esa comprensión interior son las cartas de Pablo, la Epístola a los Hebreos y el mismo Evangelio según San Juan. Jesús es la misma Verdad o Palabra de Dios. Y el Espíritu Santo es el espíritu de Cristo, el que Cristo envía desde el Padre; por lo tanto, el Espíritu de la Verdad. De ahí que esta Verdad sólo pueden comprenderla plenamente los que reciben su Espíritu. El Espíritu no enseñará nuevas verdades, sino que conducirá al pleno conocimiento de la Verdad. Será un Espíritu para recordar lo que el Padre reveló de una vez por todas en Cristo, que es su Palabra; será también un Espíritu para anunciar lo que aún está por ver, la manifestación de Jesús cuando vuelva sobre las nubes del cielo. Lo mismo que Jesús glorificó al Padre dando a conocer a los hombres lo que él había recibido del Padre, así el Espíritu glorificará a Cristo conduciendo a los hombres al pleno conocimiento de la Verdad y comunicándoles lo que él recibe de Cristo (“Eucaristía 1974”).

“-¡Dios es mi Padre! -Si lo meditas, no saldrás de esta consoladora consideración. /  “-¡Jesús es mi Amigo entrañable! (otro Mediterráneo), que me quiere con toda la divina locura de su Corazón. / “-¡El Espíritu Santo es mi Consolador!, que me guía en el andar de todo mi camino. / “Piénsalo bien. -Tú eres de Dios..., y Dios es tuyo… Hemos corrido como el ciervo, que ansía las fuentes de las aguas (Sal 41, 2); con sed, rota la boca, con sequedad. Queremos beber en ese manantial de agua viva. Sin rarezas, a lo largo del día nos movemos en ese abundante y claro venero de frescas linfas que saltan hasta la vida eterna (cfr. Jn 4, 14). Sobran las palabras, porque la lengua no logra expresarse; ya el entendimiento se aquieta. No se discurre, ¡se mira! Y el alma rompe otra vez a cantar con cantar nuevo, porque se siente y se sabe también mirada amorosamente por Dios, a todas horas” (J. Escrivá). “Tú, Trinidad eterna, eres mar profundo, en el que cuanto más penetro, más descubro, y cuanto más descubro, más te busco” (Santa Catalina de Siena).