jueves, 21 de agosto de 2025

Viernes de la 20ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El corazón de Dios es de amor, y nos pide que vivamos a imagen suya: el principal mandamiento es amar a Dios y a los demás

Viernes de la 20ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El corazón de Dios es de amor, y nos pide que vivamos a imagen suya: el principal mandamiento es amar a Dios y a los demás

 

A. Lecturas:

1. Rut 1, 1. 3-6. 14b-16. 22. En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí, murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí. Noemí le dijo: -«Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella. » Pero Rut contestó: -«No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios. » Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.

 

2. Salmo 145, 5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10. R. Alaba, alma mía, al Señor.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.

El Señor abre los ojos al ciego. El Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

3. Mateo 22,34-40. "En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: -«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo: -«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas»".  

 

B. Comentario:

1. El libro de Rut evoca un tranquilo idilio, completamente opuesto a las brutalidades y a los combates del libro de los Jueces. Narra la historia de cómo una mujer extranjera se incorpora al pueblo de Israel. De ella nacerá David. En la época que juzgaban los Jueces, hubo hambre en el país. Un hombre de Belén emigró con su mujer Noemí y sus dos hijos para establecerse en la región de Moab... Los hijos se casaron con dos moabitas: Una de las cuales se llamaba Orfá, y la otra Rut. Unos pobres israelitas, víctimas del hambre, se ven obligados a emigrar al extranjero... dos de sus hijos se casan con mujeres del país, paganas. Como en el libro de Jonás, descubrimos esa tendencia «universalista» que abre el pueblo de Dios a todos aquellos que aceptan vivir sus exigencias, incluso pertenecientes a razas distintas ¿Cuál es mi actitud frente a los diversos «nacionalismos» y «racismos»?

-"Permanecieron allá unos diez años. Después de la muerte de su marido, Noemí perdió también a sus dos hijos". Tenemos pues a tres viudas, una anciana y dos jóvenes. Lejos de entregarse al dolor de su desgracia, las veremos reaccionar y reemprender la vida.

-"Las tres se pusieron en camino para regresar a la tierra de Judá. Orfá no las siguió. Noemí dijo a Rut: "Ves, tu cuñada ha vuelto a su tierra y a sus dioses, vuelve tú también y haz como ella"". Admirable respeto a la libertad. No es fácil expatriarse. Noemí retorna a su patria, no quiere imponer nada a sus nueras.

-Rut respondió: "No insistas en que te abandone y me separe de ti porque iré donde tú vayas y habitaré donde tú habites, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios." Hermosa lección edificante. Jesús sabrá también admirar a esos paganos que viven los valores humanos y espirituales del orden de la Fe: «no he encontrado una fe tan grande en Israel», dirá a propósito de un centurión romano (Mt 8,10). ¿Y nosotros? ¿Cómo acogemos esta revelación de que «Dios ama a los extranjeros»? ¿Cómo nos situamos frente a los que viven y trabajan junto a nosotros? ¿Qué parte de mi tiempo y de mi presupuesto dedico a la lucha contra las desigualdades y las incomprensiones?

-"Noemí regresó pues de la región de Moab con su nuera, Rut, la moabita. Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada". La continuación de la historia nos mostrará a Rut, la moabita casada con Boaz de Belén que dará a luz a Obed, padre de Jesé, padre de David... de cuya descendencia nacerá Jesús. Y la genealogía de Jesús subraya que hubo paganos entre los ascendentes de Jesús (Mt 1,5). Rut, la extranjera, es una abuela directa del gran Rey David. Y Belén aparece aquí en la historia. En Belén nacerá otro niño de la familia de David: el amor delicado que se expresa en el «relato» de Rut es como la primera página del relato de Navidad (Noel Quesson). La tradición cristiana ha visto en Rut a la Iglesia de los gentiles, de todos los hombres y mujeres de pueblos muy diversos que al conocer al Señor por el testimonio de Dios que acoge a todos los que creen en Él: "en ella encontramos –dice S. Ambrosio- una figura de la incorporación a la Iglesia de todos nosotros, que hemos sido recogidos de todos los pueblos".

2. Dios tiene un corazón universal y, según el Salmo, tiene predilección por los más débiles y marginados de la sociedad: «el Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos... el Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda... El Señor reina eternamente". De ello se sigue una verdad consoladora, señala Juan Pablo II: "no estamos abandonados a nosotros mismos; las vicisitudes de nuestra vida no se hallan bajo el dominio del caos o del hado; los acontecimientos no representan una mera sucesión de actos sin sentido ni meta. A partir de esta convicción se desarrolla una auténtica profesión de fe en Dios, celebrado con una especie de letanía, en la que se proclaman sus atributos de amor y bondad.

Dios es creador del cielo y de la tierra; es custodio fiel del pacto que lo vincula a su pueblo. Él es quien hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos y liberta a los cautivos. Él es quien abre los ojos a los ciegos, quien endereza a los que ya se doblan, quien ama a los justos, quien guarda a los peregrinos, quien sustenta al huérfano y a la viuda. Él es quien trastorna el camino de los malvados y reina soberano sobre todos los seres y de edad en edad. Son doce afirmaciones teológicas que, con su número perfecto, quieren expresar la plenitud y la perfección de la acción divina. El Señor no es un soberano alejado de sus criaturas, sino que está comprometido en su historia, como Aquel que propugna la justicia, actuando en favor de los últimos, de las víctimas, de los oprimidos, de los infelices.

Así, el hombre se encuentra ante una opción radical entre dos posibilidades opuestas: por un lado, está la tentación de "confiar en los poderosos", adoptando sus criterios inspirados en la maldad, en el egoísmo y en el orgullo. En realidad, se trata de un camino resbaladizo y destinado al fracaso; es "un sendero tortuoso y una senda llena de revueltas" (Pr 2,15), que tiene como meta la desesperación". "Bienaventurado aquel a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor su Dios". Es el camino de la confianza en el Dios eterno y fiel. Es el mismo espíritu de las Bienaventuranzas; es optar por la propuesta de amor que nos salva desde esta vida y que más tarde será objeto de nuestro examen en el juicio final, con el que se concluirá la historia. Entonces seremos juzgados sobre la decisión de servir a Cristo en el hambriento, en el sediento, en el forastero, en el desnudo, en el enfermo y en el preso. "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25, 40): esto es lo que dirá entonces el Señor.

3. –"Los "fariseos" al enterarse de que Jesús había hecho callar a los "saduceos", se reunieron en grupo y uno de ellos "doctor en la Ley", le preguntó con ánimo de ponerlo a prueba"... Se refiere al episodio de la resurrección, donde Jesús salió airoso como de otras trampas que le hicieron (el pago de los impuestos por ejemplo).

-"Maestro, ¿cuál es el Mandamiento mayor de la Ley?" Es una pregunta típicamente farisaica: la fidelidad a la Ley era el gran problema debatido en sus grupos. Tenían múltiples obligaciones, numerosas prácticas a observar y cantidades de interdictos. Pero sabían que era preciso, sin embargo, hacer distinciones, y no ponerlo todo en el mismo plano: hay mandamientos más graves y otros menos graves. Es pues una verdadera cuestión la propuesta por ese doctor en la Ley. ¿Busco, yo también, lo que es esencial en todas mis obligaciones?

Fue buena idea la de preguntar a Jesús cuál es el mandamiento principal. Porque los judíos contaban hasta 365 leyes negativas y 248 positivas, suficientes para desorientar a las personas de mejor voluntad, a la hora de centrarse en lo esencial. La respuesta de Jesús es clara: el mandamiento principal es amar. Amar a Dios (lo cita del libro del Deuteronomio: Dt 6) y amar al prójimo «como a ti mismo» (estaba ya en el Levítico: Lv 19). Lo que hace Jesús es unir los dos mandamientos y relacionarlos: «estos dos mandamientos sostienen la ley entera y los profetas».

Lo principal para un cristiano sigue siendo amar. Tienen sentido cumplir y trabajar y rezar y ofrecer y ser fieles. Pero el amor es lo que da sentido a todo lo demás. Nos interesa, de cuando en cuando, volver a lo esencial. También nosotros tenemos, en el Código de Derecho Canónico, muchas normas, necesarias… y procura también recoger lo que Jesús nos enseña sobre lo principal y la raíz de lo demás; algunos puntos se refieren a que se apliquen las leyes siguiendo la caridad: «guardando la equidad canónica y teniendo en cuenta la salvación de las almas, que debe ser siempre la ley suprema de la Iglesia» (c. 1752). ¿Puedo decir, cuando me examino al final de cada jornada, que mi vida está movida por el amor?, ¿que, entre tantas cosas que hago, lo que me caracteriza más es el amor a Dios y al prójimo, o, al contrario, mi egoísmo y la falta de amor? San Pablo nos recomendó: «con nadie tengáis otra deuda que la del mutuo amor, pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley... todos los demás preceptos se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Rm 13,8-9). Y Jesús nos advirtió que, al final de nuestra vida, seremos examinados precisamente de esto: si dimos agua al sediento y visitamos al enfermo... Seremos examinados del amor (S. Juan de la Cruz; J. Aldazábal).

-"Jesús contestó: Amarás..." Todo se resume en esta palabra. Es tan breve que tenemos el riesgo de pasarla por alto. Debo orar a partir de eso... y mirar mi vida a esa luz. –"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón-alma-mente". Este es el "mayor" y el "primer" Mandamiento: "con todo tu corazón, -con toda tu alma-, con toda tu mente". Los judíos rezan estos versículos con el texto dentro de unas cajitas de cuero, tefilim,  sujetas una de ellas a la frente ("con toda tu mente…") y otra a la parte superior del brazo izquierdo, a la altura del pecho ("con todo tu corazón…")

-"El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas". Al conectar estos dos mandamientos, Jesús, les das una unidad, una síntesis sencilla a toda la Ley... (Noel Quesson).

Dice san Juan de la Cruz: «Cuanto un alma más ama, tanto es más perfecta en aquello que ama; de aquí es que esta alma que ya está perfecta, toda ella es amor y todas sus acciones son amor».

"Ninguno de estos dos amores puede ser perfecto si le falta el otro, porque no se puede amar de verdad a Dios sin amar al prójimo, ni se puede amar al prójimo sin amar a Dios (…) Sólo ésta es la verdadera y única prueba del amor de Dios, si procuramos estar solícitos del cuidado de nuestros hermanos y les ayudamos" (S. Beda). A veces nos preguntamos por métodos y sistemas… queremos "hacerlo bien"… "tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es Dios; el método y medida es amarle sin método ni medida" (San Bernardo).

Llucià Pou Sabaté

Jueves de la 20ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El sacrificio y la fe no son nada, si no van unidos a la caridad, que es lo que de verdad constituye el centro de la religión

Jueves de la 20ª semana de Tiempo Ordinario (impar). El sacrificio y la fe no son nada, si no van unidos a la caridad, que es lo que de verdad constituye el centro de la religión

 

A. Lecturas

1. Jueces 11, 29-39a. En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté, que atravesó Galaad y Manasés, pasó a Atalaya de Galaad, de allí marchó contra los amonitas, e hizo un voto al Señor: -«Si entregas a los amonitas en mi poder, el primero que salga a recibirme a la puerta de mi casa, cuando vuelva victorioso de la campaña contra los -amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto.» Luego marchó a la guerra contra los amonitas. El Señor se los entregó; los derrotó desde Aroer hasta la entrada de Minit (veinte pueblos) y hasta Pradoviñas. Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sujetos a Israel. Jefté volvió a su casa de Atalaya. Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo, con panderos y danzas; su hija única, pues Jefté no tenía más hijos o hijas. En cuanto la vio, se rasgó la túnica, gritando: -«¡Ay, hija mía, qué desdichado soy! Tú eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme atrás.» Ella le dijo: -«Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que prometiste, ya que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos.» Y le pidió a su padre: -«Dame este permiso: déjame andar dos meses por los montes, llorando con mis amigas, porque quedaré virgen.» Su padre le dijo: -«Vete.» Y la dejó marchar dos meses, y anduvo con sus amigas por los montes, llorando porque iba a quedar virgen. Acabado el plazo de los dos meses, volvió a casa, y su padre cumplió con ella el voto que habla hecho.

 

2. Salmo 39,5.7-8a.8b-9.10. R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.»

- Como está escrito en mi libro - «para hacer tu voluntad». Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.

He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.

 

3. Mateo 22,1-14: "En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?' El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».  

 

B. Comentario:

1. La revelación es perfecta en Cristo, pero hasta entonces deberá progresar poco a poco. Hay gente primitiva, cultura primitiva, una religión por purificar: -"Jefté hizo un voto al Señor: "Si entregas en mis manos a los ammonitas, el primero que salga de mi casa será para el Señor y lo ofreceré en holocausto"". El sacrificio humano no es querido por Dios. Las civilizaciones antiguas seguían esas costumbres "bárbaras". Tan bárbaras como el aborto, quizá peor que los «sacrificios de niños» de las viejas religiones.

-"Jefté pasó donde los ammonitas para atacarlos y el Señor los entregó a sus manos. Los derrotó... Fue una grandísima derrota..." Batallas, venganzas... En efecto esto es el reflejo de la humanidad corriente. La revelación de Dios no cambia de inmediato las costumbres, las toma tal cual son, para hacerlas evolucionar. Dios no se resigna al mal, sino que trabaja para salvar a los hombres de sus ambigüedades.

-"Cuando Jefté volvió a su casa, he aquí que su hija salía a su encuentro bailando al son de las panderetas. Era su única hija. En cuanto la vio rasgó sus vestiduras". Ese padre que ha hecho un voto tan imprudente nos indigna, nos mueve a compasión hacia esa hija inocente que será sacrificada a los imperativos de la guerra. -"Ella le respondió: «Padre mío, hablaste muy deprisa ante el Señor, trátame según tu palabra ya que el Señor te ha concedido vengarte de tus enemigos, los ammonitas". El «sacrificio voluntario» de esa joven que ofrece su vida nos conmueve... -"Sólo te pido una cosa: déjame un respiro de dos meses, para ir a vagar por las montañas y llorar con mis compañeras la desgracia de morir sin haber conocido el matrimonio." Él le dijo «vete", y la dejó marchar". Profunda humanidad de esos detalles, ternura en medio de la barbarie. Ayúdanos, Señor, a superar las apariencias para saber adivinar los sentimientos humanos que se disimulan bajo ciertos disfraces (Noel Quesson). «Se fue por los montes... y lloró por dos meses su virginidad... La muchacha había quedado virgen».

2. El episodio de Abrahán, dispuesto a ofrecer la vida de su hijo Isaac y detenido por la mano del ángel, se interpretaba precisamente como una desautorización de los sacrificios humanos. Jefté no tenía que haber hecho ese voto. Ni cumplirlo, una vez hecho. En la literatura griega tenemos un ejemplo paralelo del dramaturgo Eurípides, que cuenta cómo Agamenón, en la guerra de Troya, y también como consecuencia de una promesa hecha durante una tempestad, sacrifica a su hija Ifigenia. La historia es triste, pero también nos puede dar lecciones. La vida humana se ha de respetar absolutamente. Y eso desde su inicio hasta el final. Sólo Dios es dueño de la vida y de la muerte. Hay que rechazar todo «sacrificio de la vida humana». Lo mismo hizo Herodes con la promesa hecha a su hija bailarina, que le pidió la cabeza del Bautista, aunque en aquella ocasión no fue precisamente ningún voto a Dios.

El salmo, por una parte, niega la validez de los criterios paganos: «dichoso el que no acude a los idólatras, que se extravían con engaños; tú no quieres sacrificios ni ofrendas...». Pero, por otra, valora la ofrenda de sí mismo que supone hacer un voto a Dios: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad... Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». Las promesas y el pacto y los votos que están en la base del matrimonio cristiano o de la ordenación sacerdotal o de la vida religiosa y consagrada son una ofrenda de la propia vida a una vocación, en definitiva, a Dios, que es el que nos da la fuerza para llevarla a término con firmeza, aunque nos pida sacrificios nada fáciles. La Carta a los Hebreos pone estas palabras en labios de Jesús en el mismo momento de su encarnación (Hebr 10,8-10, Catecismo 2824).

3. La parábola del "Festín de bodas", en el centro mismo de la ciudad de Jerusalén, semanas antes de la muerte de Jesús, tiene la intención clara de mostrar cómo el pueblo de Israel, el primer invitado, pueblo de la promesa y de la Alianza, dice que no, se resiste a reconocer en Jesús al Mesías, no sabe aprovechar la hora de la gracia.

-"El Reino de los cielos es comparable a un Rey que celebra el banquete de bodas de su Hijo". Dios sueña en una fiesta universal para la humanidad... una verdadera fiesta de "boda"... con banquete, danzas, música, trajes, cantos, alegría, comunión. Dios casa a su Hijo... Conforme al querer del Padre la desposada a quien ama es la humanidad, la Iglesia. Y el Padre es feliz de ese amor de su Hijo. Jesús enamorado de la humanidad. Esposo místico.

-"Envió a sus criados a "llamar" a la boda a los invitados... Venid a la boda". Dios invita, Dios llama, Dios propone. Es una de las mejores imágenes del destino del hombre. Hoy, muchas personas no saben ya cuál es el objetivo de su vida: ¿a dónde vamos?, ¿por qué hemos nacido?, ¿qué sentido tiene nuestra vida? Jesús, tú nos dices que estamos hechos para la "unión con Dios" por ti. El objetivo del hombre, su desarrollo total, es la "relación con Dios": ¡amar, y ser amado! Todos los amores verdaderos de la tierra son el anuncio, la imagen, la preparación y el signo de ese amor misterioso y, a la vez, portador de una mayor plenitud.

-"Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron". ¿Cómo explicar que prefiramos el "trabajo" a la "fiesta"; que vayamos a nuestras tareas en lugar de ir a participar del "manjar de Dios"?, ¿que nos encerremos en los límites de nuestra condición humana en lugar de ir a dar un paseo por el universo de Dios para respirar a fondo aires puros?

-"El rey se indignó... dio muerte a aquellos homicidas... y prendió fuego a su ciudad..." Mateo escribía esto en los años en que Jerusalén fue incendiada por los romanos de la Legión de Tito, en el 70. La ciudad santa es señal de la Iglesia, que a su vez es la Esposa aquí anunciada de Cristo: «La Iglesia que es llamada también «la Jerusalén de arriba» y «madre nuestra», se la describe como la esposa inmaculada del Cordero inmaculado. Cristo la amó y se entregó por ella para santificaría; se unió a ella en alianza indisoluble, la alimenta y la cuida sin cesar» (Catecismo 757).

-"Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, buenos y malos, invitadlos a la boda... y la sala de bodas se llenó de comensales". Es la Iglesia, comunidad abigarrada, mezcla de toda clase de razas y de condiciones sociales, pueblo de puros y de santos, pueblo de malos y de pecadores, cizaña y buen grano... ¡Dios quiere salvar a todos los hombres. Dios nos invita a todos!

Pero no basta con entrar en la fiesta: se requiere una actitud coherente con la invitación. Hay que llevar el "traje de boda" para no ser echado a las tinieblas de fuera. El tema del "traje": para entrar en el Reino, hay que "revestirse de Cristo", dirá San Pablo, "revestirse del hombre nuevo". La salvación no es automática: hay que ir correspondiendo al don de Dios (Noel Quesson).

No basta entrar en la Iglesia, o pertenecer a una familia cristiana o a una comunidad religiosa. Se requiere una conversión y una actitud de fe coherente con la invitación: Jesús, pides a los tuyos, no sólo palabras, sino obras, y una «justicia» mayor que la de los fariseos. Cuando tú alabas a los paganos en el evangelio, como al centurión o a la mujer cananea o al samaritano, es porque ves en ellos una fe mayor que la de los judíos: ése es el vestido para la fiesta. Y es que no hay nada más exigente que la gratuidad y la invitación a una fiesta. Todo don es también un compromiso. Los que somos invitados a la fiesta del banquete -a la hora primera o a la undécima, es igual- debemos «revestirnos de Cristo» (Ga 3,27), «despojarnos del hombre viejo, con sus obras, y revestirnos del hombre nuevo» (Col 3,10; J. Aldazábal).

El vestido humaniza el cuerpo, ayuda a situarse entre los semejantes, le saca a uno del anonimato. De ahí que sea con toda normalidad signo de la alianza entre Yahvé e Israel. Explicaba S. Gregorio Magno: "¿qué debemos entender por el vestido de boda sino la caridad? De modo que entra a las bodas, pero no entra con vestido nupcial, quien, entrando en la Iglesia, tiene fe pero no tiene caridad". Es un amor que se manifiesta en las distintas virtudes: «Me gusta comparar la vida interior a un vestido, al traje de bodas de que habla el Evangelio. El tejido se compone de cada uno de los hábitos o prácticas de piedad que, como fibras, dan vigor a la tela. Y así como un traje con un desgarrón se desprecia, aunque el resto esté en buenas condiciones, si haces oración, si trabajas..., pero no eres penitente -o al revés-, tu vida interior no es -por decirlo así- cabal» (J. Escrivá, Surco 249).

Llucià Pou Sabaté

martes, 19 de agosto de 2025

Sábado de la XIX semana, año impar: los niños son modelo de sencillez de corazón y de ellos es el Reino de Dios

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Sábado de la XIX semana, año impar: los niños son modelo de sencillez de corazón y de ellos es el Reino de Dios

A.    Lecturas

1. Josué (24,14-29):

En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo: «Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Josué dijo al pueblo: «No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.»
El pueblo respondió: «¡No! Serviremos al Señor.»
Josué insistió: «Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.»
Respondieron: «¡Somos testigos!»
Josué contestó: «Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor, Dios de Israel.»
El pueblo respondió: «Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.»
Aquel día, Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Escribió las cláusulas en el libro de la ley de Dios, cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: «Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios.» Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

2. Salmo 15,1-2a.5.7-8.11

R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. 
R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. 
R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. 
R/.

3. Mateo 19, 13-15: «Entonces le presentaron unos niños, para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían. Ante esto, Jesús, dijo: Dejad a los niños que vengan a mí, porque de éstos es el Reino de los Cielos. Y después de imponerles las manos, se marchó de allí».

B. Comentario:

1. –Josué decía: "Temed al Señor, servidle en la integridad y la fidelidad. Apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros padres, más allá del Eufrates y en Egipto. Servid al Señor."  Lo primordial no es pues una ceremonia; es un compromiso. Es señal de lo que vendrá: la fe cristiana no es una doctrina, en primer lugar es una alianza con Jesús, seguirle.

-"Pero si no os parece bien servir al Señor, elegid hoy a quien queréis servir..." ¡Decidíos por Dios o contra Dios!  ¿Nos damos cuenta de que nuestra Fe es una decisión, una opción radical? un dilema riguroso: o esto... o aquello... Josué subraya aquí la libertad de esa elección. También nuestro mundo moderno reafirma que la fe ha de ser libremente elegida: y cada vez menos una herencia que se recibe, casi sin darse cuenta de ello. Creer en Jesucristo será, cada vez más, una decisión tomada después de haber intentado vivir sin Él. Ser creyente será cada vez más «vivir con Dios», conociendo lo que significaría «vivir sin Dios ».

-"Yo y los míos queremos servir al Señor". Al proponer una opción clara, Josué no permanece neutral. Hace una elección. ¡Cuán lejana se halla esta postura del «dejad que hagan... dejad a cada uno ir a su aire... todas las religiones son buenas...»

-El pueblo respondió: «antes morir que abandonar al Señor para servir a otros dioses. Es el Señor quien nos hizo subir a nosotros y a nuestros padres del país de Egipto, esa casa de esclavitud... Él es nuestro Dios." La fe se apoya en una experiencia. Israel recuerda. Nuestra fe también se apoya sobre acontecimientos históricos. Ayúdanos, Señor, a hacer más firme nuestra adhesión a Ti con el recuerdo de todos los beneficios recibidos a lo largo de nuestra vida. Cada una de nuestras eucaristías es un memorial del pasado: recordamos tu muerte, Señor resucitado... En la esperanza del futuro: y esperamos tu venida...

-Josué continuó: «Pues entonces, apartad los dioses del extranjero que hay entre vosotros e inclinad vuestro corazón hacia el Señor Dios de Israel". La fe no es sólo una adhesión mental a unos puntos doctrinales. Es una actitud activa que mueve por entero al ser humano: se trata, en efecto, de renunciar a los dioses falsos y engañosos que el hombre se da a sí mismo y de prendarse del único Dios verdadero y absoluto.

-"Aquel día Josué pactó una alianza para el pueblo. Le impuso un estatuto y un derecho en Siquem. Escribió todo esto en el libro de la Ley de Dios. Tomó una gran piedra y la plantó al pie de la encina que hay en el Santuario del Señor y dijo: «Mirad esta piedra será testigo contra vosotros, pues ha oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho... Para que no reneguéis de vuestro Dios...»" El hombre necesita símbolos. Erige una estela como prueba de la solidez de su compromiso. Decide ser fiel hacia y contra todo. Sin embargo conocemos su fragilidad: Israel no cesará de acumular infidelidad sobre infidelidad. También tendrá que contar con el perdón de Dios (Noel Quesson).

2. Josué dijo de una forma muy expresiva: «es un Dios santo, un Dios celoso». Tendremos que hacer nuestro el buen propósito del salmista: «Tú eres, Señor, mi heredad...yo digo al Señor, tú eres mi bien, el Señor es el lote de mi heredad y mi cáliz... me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia».

3. -"Acercaron a Jesús unos niños, para que les impusiera las manos y rezara por ellos". Quizá eran madres que llevan a sus hijos pequeños... Jesús los acaricia... a la vez que ora por ellos... el niño sonríe. Jesús, tú amabas a los niños.

Jesús atendía a todos, y con preferencia a los más débiles y marginados de la sociedad: los enfermos, los «pecadores». En esta ocasión, a los niños que le traen para que los bendiga.

A los apóstoles se les acaba pronto la paciencia. -"Pero los discípulos les regañaron". Hasta los doce años que entra en la sinagoga, había poca consideración hacia los niños.

Tu frase, Jesús, es toda una consigna. -"Jesús les dijo: "...Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí porque de los que son como éstos, es el reino de los cielos." ¿Pensaban tus apóstoles que era una pérdida de tiempo para el Maestro tener que atender a unos niños? Los primeros cristianos muy pronto interpretaron estas palabras como una toma de posición de Jesús en favor del bautismo de los niños pequeños. Algunos padres con poca fe dicen que si no se bautiza tan pequeño el niño tendrá libertad, pero es falso cuando se le impide participar en actos religiosos. Los primeros años son decisivos para toda la vida…

Jesús, nos presentas a los niños como modelos: la sencillez, la limpieza de corazón, la convicción de nuestra debilidad, deben ser nuestras actitudes en la vida humana y cristiana. En aquellos tiempos, a los niños no se les tenía muy en cuenta. Parece que este pasaje («no impidáis a los niños acercarse a mí») nos habla del Bautismo de niños, que ya en el primer siglo se hacía en las familias cristianas.

Evangelizar a los niños, transmitirles la fe y el amor a Dios, es parte importantísima de la Iglesia en colaboración con las familias: en el bautismo preparación de los padres y celebración, y en la Confirmación y Eucaristía además los niños participan más activamente en la catequesis y celebración (J. Aldazábal).

Al igual que una buena madre da a sus hijos pequeños el mejor alimento, sin dejar que escojan, es lógico que les den también el mejor alimento espiritual, la puerta de toda gracia: el Bautismo. Así lo enseña la Iglesia: «Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios, a la que todos lo hombres están llamados. La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños. Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijos de Dios si no le administraran el Bautismo poco después de su nacimiento» (Código de Derecho Canónico 1250).

-"El reino de los cielos es de los que son como ellos..." Jesús, los pones como ejemplo a los mayores. Dirás en otro momento: "Bendito seas Padre... porque si has escondido estas cosas a los "sabios y entendidos" se las has revelado a los "pequeños"" (Mateo 11, 25). El niño espontáneamente concuerda con el misterio. Cuanto más técnico va siendo nuestro mundo matemático, científico y programático... la palabra de Jesús resulta tanto más actual: Cada vez será mas necesario conservar ¡un rincón de infancia en el corazón, un rincón de poesía, un rincón de ingenuidad y de frescor, un rincón de misterio. Danos, Señor, sin infantilismos, el verdadero espíritu de infancia (Noel Quesson).

«Porque de éstos es el Reino de los Cielos.» Jesús, quieres que yo también sea pequeño, necesitado de tu ayuda, que confíe plenamente en Ti, que no me asuste ante las dificultades, que no me avergüence confesar mi fe y pedir perdón, que sepa amar con ternura, que me invada la seguridad, alegría y paz propia de saberme hijo pequeño de Dios (Pablo Cardona).

«Cuando éramos pequeños, nos pegábamos a nuestra madre, al pasar por caminos oscuros o por donde había perros.

"Ahora, al sentir las tentaciones de la carne, debemos juntarnos estrechamente a Nuestra Madre del Cielo, por medio de su presencia bien cercana y por medio de las jaculatorias.

Ella nos defenderá y nos llevará a la luz» (J. Escrivá, Surco 847).

Llucià Pou Sabaté

 

15 de agosto, Asunción de santa María: nuestra victoria final está representada en la Virgen, ella posee ya en plenitud lo que nosotros vivimos en la esperanza

 

15 de agosto, Asunción de santa María: nuestra victoria final está representada en la Virgen, ella posee ya en plenitud lo que nosotros vivimos en la esperanza

 

A.    Lecturas

1. Apocalipsis 11,19a;12,1-6a.10ab. Se abrieron las puertas del templo celeste de Dios y dentro de él se vio el Arca de la Alianza.

Hubo rayos y truenos y un terremoto: una tormenta formidable.

Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba encinta, le llegó la hora, y gritaba entre los espasmos del parto.

Apareció otro portento en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernosy siete diademas en las cabezas.

Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.

El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.

Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos.

Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto la mujer escapaba al desierto.

Se oyó una gran voz en el cielo: «Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías».

 

2. Salmo 44,11.12ab.16. R/. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro.

Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna.

Prendado está el rey de tu belleza; póstrate ante él, que él es tu señor.

Las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real.

 

3. I Corintios 15,20-26. Hermanos: Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto; primero Cristo como primicia; después, cuando él vuelva, todos los cristianos; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.

Cristo tiene que reinar hasta que Dios «haga de sus enemigos estrado de sus pies».

El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque dice la Escritura: «Dios ha sometido todo bajo sus pies».

 

4. Lucas 1,39-56. En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

María dijo: -Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres-, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

 

B.     Comentario:

1.«Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol...»

Este pasaje del Apocalipsis es clave para la iconografía y doctrina sobre María, particularmente en su Asunción. La imagen de la mujer vestida de sol, coronada con doce estrellas y en lucha contra el dragón es símbolo de la Iglesia, pero también, en la tradición mariana, se aplica a la Virgen, que engendra al Mesías.

  • María aparece como figura escatológica, Madre del Mesías, protegida por Dios, perseguida por el mal (dragón), y finalmente glorificada.

2. Este salmo nupcial, usado tradicionalmente para la liturgia mariana, presenta a la Reina al lado del Rey, bellamente adornada. En la solemnidad de la Asunción se aplica a María, Reina del cielo y Madre del Rey del universo.

·         El salmo canta la glorificación real de la Virgen, su intimidad con el Hijo y su llamado a dejar la tierra para unirse plenamente a Dios.

·         María, "la nueva Eva", escucha, se entrega, es exaltada: se convierte en modelo del alma fiel que se une a su Señor.

"La presencia de María expande la alegría... Qué regalo más hermoso nos devuelve hoy el cielo con el canto de María" (Josep Alegre).

  • La victoria de la mujer es la victoria de Dios, que "arrebata" al Hijo al trono celestial y protege a la Madre.
  • En el contexto de la Asunción, la mujer representa a María glorificada, imagen del triunfo de la gracia sobre el mal y de la esperanza de toda la humanidad redimida.

3. Pablo nos introduce en la lógica pascual: Cristo resucitado es la garantía de nuestra resurrección. María, como la más unida a Cristo, participa plenamente ya de esa gloria.

·         La Asunción de María no es una excepción sino una anticipación: en ella se cumple lo que se nos promete.

·         María ha sido asunta al cielo como primicia de la redención total, como la primera discípula y figura de la Iglesia futura.

·         Esta lectura da fundamento doctrinal a la esperanza en la vida eterna y la resurrección corporal.

"Cristo el primero, después... los que son de Cristo.

4. El Magníficat es el canto de María al Dios que exalta a los humildes. Esta escena de la Visitación destaca su fe, caridad y humildad.

·         María camina con prontitud, visita, sirve, es la portadora de Cristo y la primera evangelizadora.

·         Isabel reconoce en ella a la Madre del Señor y la fe de quien ha creído. La Asunción es el fruto de esa fe obediente.

·         El Magníficat revela el corazón de María, que vive centrada en Dios, en actitud de alabanza, abierta al plan divino.

Su humildad la hace bienaventurada... el valor de la vida no depende de las empresas grandes sino de la aceptación fiel de la voluntad de Dios.

La Asunción no es solo un privilegio de María, sino también una esperanza cierta para nosotros. Ella ya posee en plenitud lo que nosotros creyentes tenemos sólo en la esperanza... Pidámosle hoy que nos ayude a seguir el camino que nos muestra.

«Hoy —dice san Bernardo— sube al cielo la Virgen llena de gloria, y colma de gozo a los ciudadanos celestes». Y añadirá estas preciosas palabras: «¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. 

Lunes de la 20º semana: Dios nos llama, su misericordia se vuelca en la historia, y se encarna en Jesús, que nos ofrece continuamente dejarlo todo y seguirle

Lunes de la 20º semana: Dios nos llama, su misericordia se vuelca en la historia, y se encarna en Jesús, que nos ofrece continuamente dejarlo todo y seguirle

 

1. Jueces        2,11-19. 11 Entonces los hijos de Israel hicieron lo que desagradaba a Yahveh y sirvieron a los Baales. 12 Abandonaron a Yahveh, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y siguieron a otros dioses de los pueblos de alrededor; se postraron ante ellos, irritaron a Yahveh; 13 dejaron a Yahveh y sirvieron a Baal y a las Astartés. 14 Entonces se encendió la ira de Yahveh contra Israel. Los puso en manos de salteadores que los despojaron, los dejó vendidos en manos de los enemigos de alrededor y no pudieron ya sostenerse ante sus enemigos. 15 En todas sus campañas la mano de Yahveh intervenía contra ellos para hacerles daño, como Yahveh se lo tenía dicho y jurado. Los puso así en gran aprieto. 16 Entonces Yahveh suscitó jueces que los salvaron de la mano de los que los saqueaban. 17 Pero tampoco a sus jueces los escuchaban. Se prostituyeron siguiendo a otros dioses, y se postraron ante ellos. Se desviaron muy pronto del camino que habían seguido sus padres, que atendían a los mandamientos de Yahveh; no los imitaron. 18 Cuando Yahveh les suscitaba jueces, Yahveh estaba con el juez y los salvaba de la mano de sus enemigos mientras vivía el juez, porque Yahveh se conmovía de los gemidos que proferían ante los que los maltrataban y oprimían. 19 Pero cuando moría el juez, volvían a corromperse más todavía que sus padres, yéndose tras de otros dioses, sirviéndoles y postrándose ante ellos, sin renunciar en nada a las prácticas y a la conducta obstinada de sus padres.

 

2. Salmo        106,34-37, 39-40,43-44. 34 No exterminaron a los pueblos que Yahveh les había señalado, 35 sino que se mezclaron con las gentes, aprendieron sus prácticas. 36 Sirvieron a sus ídolos que fueron un lazo para ellos; 37 sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios. 39 Así se manchaban con sus obras, y se prostituían con sus prácticas. 40 Entonces se inflamó la cólera de Yahveh contra su pueblo, y abominó de su heredad. 43 Muchas veces los libró aunque ellos, en su propósito obstinados, se hundían en su culpa; 44 y los miró cuando estaban en apuros, escuchando su clamor.

 

3. Mateo 19,16-22: "En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?» Él le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes".

 

B. Comentario:

 

1. De hoy al jueves leeremos el Libro de los Jueces, siguiendo la historia del pueblo de Israel, para pasar el próximo lunes al Nuevo Testamento. Es el período que va desde Josué hasta unos dos siglos más tarde, cuando se estableció la monarquía (1200-1000 a. C.). Es el tiempo de los Jueces (como Sansón o de Débora): ahora leeremos de sólo de dos de ellos, Gedeón y Jefté.

Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel hicieron lo que desagradaba al Señor y dieron culto a los Baales... Siguieron a otros dioses de los pueblos de alrededor... No nos quedemos en la situación de "aquella época", evocada aquí. Nuestra época, nuestra Iglesia, nosotros los cristianos de HOY ¿no caemos también en esa misma infidelidad?, que, como entonces, consiste precisamente en dejarse contaminar por el paganismo materialista que nos envuelve. ¿No adoptamos, también nosotros, la mentalidad del ateísmo del dejarse llevar, del culto del dinero y del confort? Me detengo a considerar mi vida y a descubrir cómo me dejo intoxicar... quizá sin darme cuenta de ello.

Entonces se encendió la ira del Señor contra Israel. Los puso en manos de salteadores, los abandonó a los enemigos del alrededor y fueron incapaces de resistirles... Fueron sumidos en un gran desamparo. En realidad, el castigo no viene de Dios sino del mal mismo: se es castigado por donde se ha pecado. Los vecinos, a los que se ha imitado, son los que se encargan de hacer sufrir a los israelitas.

El Señor se conmovió por los gemidos que proferían los israelitas bajo la violencia de sus opresores: la fidelidad incansable de Dios no renuncia nunca a querer salvar y perdonar. Pero es preciso consentir en aceptar esa gracia.

Entonces el Señor suscitó jueces que les salvaran de los salteadores... Cuando el Señor hacia surgir para ellos un juez, les salvaba de la mano de sus enemigos. La liberación de los enemigos temporales es una primera aproximación de una salvación, cuya verdadera naturaleza se irá revelando a lo largo de la historia sagrada: ¡Dios salva! La salvación definitiva será Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte. Gracias, Señor. ¡Sálvanos! (Noel Quesson).

2. "No exterminaron a los pueblos que Yahveh les había señalado, sino que se mezclaron con las gentes, aprendieron sus prácticas. Sirvieron a sus ídolos que fueron un lazo para ellos; sacrificaban sus hijos y sus hijas a demonios. Así se manchaban con sus obras, y se prostituían con sus prácticas". El salmo evoca esas infidelidades, y el mal que se atribuye a Dios pero en realidad es la autoexclusión de la alianza: "Entonces se inflamó la cólera de Yahveh contra su pueblo, y abominó de su heredad. Muchas veces los libró aunque ellos, en su propósito obstinados, se hundían en su culpa; y los miró cuando estaban en apuros, escuchando su clamor". Siempre es Dios quien toma la delantera en perdonar, en acogernos, en mostrarnos su misericordia.

3. Antes se distinguían dos estados: el de cumplir los mandamientos y un "estado de perfección" o vocación religiosa (siguiendo las palabras de Jesús de la llamada a una pobreza total). Ahora decimos que no hay "estados de perfección" como el que se sube a un coche y "ya es perfecto" (por el hecho de ingresar en una institución religiosa). Hablamos de "la perfección en el propio estado", sea cual sea el modo concreto de vocación cristiana que se ha escogido en la vida, discerniendo lo que intuimos que Dios nos pide: casados muchos, célibes otros… no hay dos categorías sino una única vocación cristiana: la elección divina que podemos sentir cada uno en nuestra existencia humana, es igualmente cierta…

Joven, quizá de unos 25 a 30 años, porvenir por delante. Todavía no se ha casado, por eso está reflexionando sobre sí mismo, tiene ambiciones, aun de carácter filantrópico y moral, un hombre que sabe que la vida no se juega con poco, sino que hay que gastarla en cosas grandes. Pregunta a Jesús qué hacer para tener la vida eterna.

Jesús, nos has dicho estos días: "El que no se haga como estos pequeños no entrará en el reino". Ahora vemos este joven que quiere "poseer", "haciendo" cosas: ¿qué tengo que hacer para poseer la vida eterna? Las palabras revelan el mundo interior de cada persona. Hombre muy preocupado del "hacer"… acostumbrado a comprar, sabe que todo tiene un precio, que el hombre rico puede hacer muchas cosas. Es la eficiencia de un hombre práctico. "Para poseer la vida". Aquí también el verbo significa: para que yo la tenga en mano, esté seguro de tenerla. Es un hombre acostumbrado a comprar y a poseer mediante el dinero, por tanto hasta la vida eterna la quiere con seguridad.

Jesús "lo amó", y le dice: "¿Qué me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno sólo es el bueno". ¿Qué quiere decir? Se entiende Marcos, en donde el joven pregunta: "Maestro bueno" y Jesús contesta: "Uno sólo es bueno: Dios". Jesús, le vienes a decir: cuidado, el bien no es una cosa, sino una persona. No le respondes "si quieres poseer la vida", sino "si quieres entrar en la vida". La verdad del Reino no se puede poseer, sino dejarse poseer por ella, "entrar" en ella. Dios te ofrece la vida, por tanto, no es que tú puedas poseerla; sino, si quieres participar en ella, observa los mandamientos.

Este hombre añade: "¿Qué mandamientos?". Jesús, le das la respuesta: "No matar, no robar, no fornicar, no decir falsos testimonios, honrar al padre y a la madre, amar al prójimo como a sí mismo". Las relaciones con el prójimo: ten buenas relaciones con el prójimo, dice Jesús, no lo engañes en nada, da a cada uno lo que le pertenece: las cosas, la esposa, el honor al padre y a la madre, la verdad a todos.

Jesús, tú le vuelves a invitar: "Si quieres ser perfecto"… es la invitación a "algo más". Así lo decía Juan Pablo II: "Ven, y sígueme". El camino y, a la vez, el contenido de esta perfección consiste en la sequela Christi, en el seguimiento de Jesús, después de haber renunciado a los propios bienes y a sí mismos. Precisamente ésta es la conclusión del coloquio de Jesús con el joven: "luego ven, y sígueme". Es una invitación cuya profundidad maravillosa será entendida plenamente por los discípulos después de la resurrección de Cristo cuando el Espíritu Santo los guiará hasta la verdad completa.

Seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la moral cristiana: como el pueblo de Israel seguía a Dios, que lo guiaba por el desierto hacia la tierra prometida, así el discípulo debe seguir a Jesús, hacia el cual lo atrae el mismo Padre. No se trata aquí solamente de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino, participar de su obediencia libre y amorosa a la voluntad del Padre. Jesús es la luz del mundo, la luz de la vida; es el pastor; que guía y alimenta a las ovejas, es el camino, la verdad y la vida, es aquel que lleva hacia el Padre, de tal manera que verle a él, el Hijo, es ver al Padre. Imitar al Hijo, "imagen de Dios invisible", significa imitar al Padre. Es seguir el camino del amor, de un amor que se da totalmente a los hermanos por amor de Dios. El modo de actuar de Jesús y sus palabras, sus acciones y sus preceptos constituyen la regla moral de la vida cristiana.

El joven dice: "Todo esto lo he observado": ha dado limosnas, ha sido generoso con los pobres, se ha preocupado de los enfermos... E insiste: "¿Qué me falta todavía?". Queremos muchas veces algo más: no nos basta con "ir tirando". Tenemos un deseo infinito, de profundidad, de relaciones sin límites, una existencia superficial y vana no nos llena.

-"Le dijo Jesús: "Si quieres ser perfecto, anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres; y tendrás un tesoro en los cielos; después, ven y sígueme". Habrá dificultades si uno hace esto: "¡Se ha vuelto loco!", dirán… por eso añades, Jesús: "Tendrás un tesoro en los cielos". Llegarás a ser libre, si pones tu punto de equilibrio fuera de ti, en los cielos, es decir, en Dios: verás cómo llegarás a una relación con Dios.

Hasta ahora era una relación de comodidad, y así te colocas en una relación de enemistad con la sociedad que te rodea, no te comprenderán; te pones en una situación de dependencia total delante de Dios. El equilibrio, será ser lo que verdaderamente debes ser, tendrás la plenitud de la vida y la autenticidad a la que aspiras secretamente, habrás vencido ese sutil descontento que te corroe, que está presente en todas las cosas que haces bien, en todas las alabanzas que recibes, en todos los honores que te brinda la gente a quien sirves. Entonces serás auténtico. Esta es la propuesta de verdad.

Pero vemos en el joven la imposibilidad de salir de la propia esclavitud: "Al oír esto, el joven se fue entristecido". Se dio cuenta de que era esclavo, "porque tenía muchas riquezas", o mejor muchas cosas que lo poseían. Está ya triste porque se da cuenta de que no es auténtico, no es verdadero. Quería algo más, pero no se atreve a dejar todo. Debió de pensar: "quiero otra vez hablar con Jesús, no me basta con la primera vez, no me doy por vencido. Lo busca, se informa y decide, porque no puede ya vivir sin ir a buscarlo". Al final, como es honesto, elegirá el camino justo. Es decir, probablemente se acerca a Jesús en un momento en el que estaba un poco solo y le dirá: "Señor, sólo tú me llenas con la verdad. Mis riquezas no  me sirven. Dime qué puedo hacer ahora, me apunto a lo que sea, como el último de la fila"...

Y Jesús le dirá: "mira, tú entonces no podías menos de comportarte así: no podías obrar de otro modo, porque tu tesoro estaba allá y tú no podías cambiar el lugar de tu tesoro, ahora estás preparado, ven y sígueme" (Carlo M. Martini).

Llucià Pou Sabaté

Domingo de la semana 20 de tiempo ordinario (ciclo C). Jesús nos pide ser fuertes en la fe, de modo que vivamos su misma vida, la de aquellos que le han seguido con fidelidad

Domingo de la semana 20 de tiempo ordinario (ciclo C). Jesús nos pide ser fuertes en la fe, de modo que vivamos su misma vida, la de aquellos que le han seguido con fidelidad

A. Lecturas

1. Jeremías (38,4-6.8-10):

En aquellos días, los dignatarios dijeron al rey:

«Hay que condenar a muerte a ese Jeremías, pues, con semejantes discursos, está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y al resto de la gente. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia».

Respondió el rey Sedecías:

«Ahí lo tenéis, en vuestras manos. Nada puedo hacer yo contra vosotros».

Ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. Jeremías se hundió en el lodo del fondo, pues el aljibe no tenía agua.

Ebedmélec abandonó el palacio, fue al rey y le dijo:

«Mi rey y señor, esos hombres han tratado injustamente al profeta Jeremías al arrojarlo al aljibe, donde sin duda morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad».

Entonces el rey ordenó a Ebedmélec el cusita:

«Toma tres hombres a tu mando y sacad al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera».

2. Salmo 39,2.3;4.18

Yo esperaba con ansia al Señor;

él se inclinó y escuchó mi grito.

Me levantó de la fosa fatal,

de la charca fangosa;

afianzó mis pies sobre roca,

y aseguró mis pasos.

Me puso en la boca un cántico nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos

y confiaron en el Señor.

Yo soy pobre y desgraciado,

pero el Señor se cuida de mí;

tú eres mi auxilio y mi liberación:

Dios mío, no tardes.

3. Hebreos (12,1-4):

Hermanos:

Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

4. Lucas 12,49-53: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que be venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

B. Comentario:

1. Jeremías es odiado por los ministros del rey e incluso por el mismo pueblo por quien tanto trabajó durante cuarenta años para obtener su conversión. Es la división que causa la palabra profética en aquella sociedad, también en la nuestra. El profeta es echado a la cisterna, símbolo del abandono y de la muerte (Gn 37,22.28).

2. Nos hace pensar el salmista ese "ser contado con los que bajan a la fosa" que se hace realidad en la vida del profeta, que une su vida a su palabra, con una fuerza imprevisible y definitiva, en un momento de máxima dificultad para Jerusalén asediada, y para el pueblo (que maltrata al profeta).

Jeremías se enfrenta a un nacionalismo que quiere llevar a la guerra y a perder a una Jerusalén sometida a Babilonia. Es signo de quien es fiel a la palabra, en lugar de buscar tranquilidad y paz.

«Jeremías se hundió en el lodo». Podemos pensar en las innumerables atrocidades que se cometen en el mundo, a veces también en nombre de la religión. Los hombres piadosos piden a Dios en los salmos con bastante frecuencia que los libre del lodo en el que se encuentran hundidos (Sal 40,3; 69,15) y Job se compara a sí mismo con este lodo (10,9; 13,12 etc.). Pablo dice que ha sido relegado al último lugar y considerado como «la basura del mundo» (1 Co 4,9.13) (H. von Balthasar).

Es preciosa la oración del salmo, que hace realidad esa ayuda divina en medio de nuestras penas: "Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito. Me levantó de la fosa fatal, de la chanca fangosa; afianzó mis pies sobre roca y aseguró mis pasos". Toda esta oración está hecha vida en Jesús, que es llevado a la fosa del sepulcro, con su obediencia hace una oración que es resurrección, una nueva vida que es la nuestra: "Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos al verlo quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor. Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación, Dios mío, no tardes".

3. La carta a los hebreos nos invita a mirar a Jesús. Pero también los que han encarnado la fe, nos ayudan como modelos próximos a esa confianza y fidelidad, perseverar especialmente en las dificultades: "Una nube ingente de espectadores nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, sin miedo a la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del Padre". Es una pelea «sin miedo a la ignominia», que Jesús ha tomado sobre sí, y nos invita a una fidelidad apoyados en la fuerza de la "gracia", palabra que en oriente llaman "sinergia", pues se trata de un actuar de Dios y nuestra libertad, un trabajo "de equipo". "Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado".

4. Jesús, quieres manifestarnos algo de la inmensidad que llevas dentro de ti, cuando nos dices: "fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué quiero sino que arda?" El fuego significa la acción de Dios, como anuncia a Jesús su primo Juan en el Jordán: "Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego" (Mt 3,11). Está profetizado con signos antiguos, como la columna de fuego que guiaba a su pueblo a través del desierto (cfr Ex 13,21-22), la palabra de fuego por la que la montaña (del Sinaí) ardía en llamas hasta el mismo cielo (Det 4,11), la luz en el fuego (Is 10,17), el fuego de ardiente gloria en el amor de Israel (cfr Det 4,24). Todo nos habla de ese "fuego" de Jesús. También luego, el Apocalipsis dirá que sus ojos son como llamas de fuego (Ap 1,14). Y el Espíritu Santo será enviado en el fuego (cfr Hch 2,3).

Para entender bien ese "fuego", hemos de tener en cuenta lo que nos sigue diciendo Jesús:  "Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué ansias tengo hasta que se cumpla!" Es el misterio pascual, cuando Cristo en el sacrificio de la cruz recibe el bautismo con el que Él mismo debía ser bautizado (cfr Mc 10,38) y en el misterio de Pentecostés, cuando Cristo resucitado y glorificado comunica su Espíritu a los Apóstoles y a la Iglesia.

Es el fuego del amor de Dios encarnado, y por el bautismo de fuego recibido en su sacrificio, según San Pablo, Cristo en su resurrección se convierte, como "último Adán", en espíritu que da vida (1 Cor 15,45). Por esto, Cristo resucitado anuncia a los Apóstoles: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días" (Hch 1,5). Por obra del último Adán, Cristo, será dado a los Apóstoles y a la Iglesia "el Espíritu que da vida" (Jn 6,63; Juan Pablo II, audiencia 6.9.1989).

También nosotros somos portadores del fuego divino, de la misión de corredimir con Cristo. "Con la maravillosa normalidad de lo divino, el alma contemplativa se desborda en afán apostólico: «me ardía el corazón dentro del pecho, se encendía el fuego en mi meditación.» ¿Qué fuego es ése sino el mismo del que habla Cristo: fuego he venido a traer a la tierra y qué he de querer sino que arda? Fuego de apostolado que se robustece en la oración: no hay medio mejor que éste para desarrollar, a lo largo y lo ancho del mundo, esa batalla pacifica en la que cada cristiano está llamado a participar: cumplir lo que resta padecer a Cristo" (J. Escrivá, Es Cristo que pasa 120). Nos impulsa ese fuego divino del Espíritu Santo a responder con un "aquí estoy, Señor, porque me has llamado: quiero serte fiel en las inspiraciones que pones en mi corazón".

Jesús, el fuego que has venido a traer a la tierra, es el fuego del amor de Dios, que abrasa todo egoísmo y purifica todo deseo orgulloso o impuro. Es el fuego del Espíritu Santo que se posa sobre los apóstoles y que les impulsa a salir al mundo para encender esa llama y esa luz en otros corazones. Es el fuego del apostolado que se robustece en la oración.

¿Cómo cuido mis ratos de oración personal contigo? ¿Me sirven para encenderme por dentro, para llenarme de amor a Ti y de afán apostólico? (P. Cardona).

"¿Pensáis que be venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra". La espada es la fe, espada espiritual más fuerte que la naturaleza carnal que une, dice S. Agustín: "la parte del pueblo judío que creyó en Jesús se separó de la sinagoga. ¿De dónde nació el hijo de Dios según la carne? De aquella sinagoga. Él abandonó a su padre y a su madre y se unió a su mujer para ser dos en una sola carne (Gn 2,24).

"No es invención nuestra; es el Apóstol quien lo atesta al decir: Se trata de un gran misterio, que yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia (Ef 5,32). En cierta manera abandonó a su padre; no lo abandonó totalmente, como para separarse de él, sino sólo para asumir la carne humana. ¿Cómo lo abandonó? Existiendo en la forma de Dios no consideró objeto de rapiña el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la forma de siervo (Flp 2,6). ¿Cómo abandonó también a su madre? Abandonando al pueblo judío, la sinagoga que se adhería a los ritos antiguos. Dentro del mismo simbolismo caen estas palabras: ¿Quién es mi madre, o mis hermanos? (Mt 12,48). Él enseñaba dentro, ellos estaban fuera. Mirad si no acontece lo mismo ahora con los judíos. Cristo enseña en la Iglesia, ellos están fuera. ¿Quién es la suegra? La madre del esposo. La madre del esposo, Jesucristo nuestro Señor, es la Sinagoga. En consecuencia, su esposa es la Iglesia, que procediendo de la gentilidad no aceptó la circuncisión carnal y se separó de su suegra. Cíñete tu espada. Al decir todo esto no hemos hecho otra cosa que hablar de la fuerza de esa espada" (com. al salmo 44).

Jesús, como profetizó Zacarías cuando nació su hijo Juan el Bautista, Tú has venido al mundo «para iluminar a los que yacen en tinieblas y en sombra de muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz» (Lucas 1,78). ¿Cómo dices ahora que no has venido a traer paz sino división? Lo que pasa es que me hablas de dos paces distintas: la paz del alma, que se consigue a base de lucha personal contra los propios defectos, y la paz exterior, que es la tranquilidad producida por el consenso y la unidad. Ambas paces son buenas, pero lo importante es la paz interior, fruto de la santidad personal.

«No hemos de temer a adversarios exteriores. El enemigo vive dentro de nosotros: cada día nos hace una guerra intestina. Cuando le vencemos, todas las cosas del exterior que pueden sernos adversas pierden su fuerza, y todo se pacifica y allana» (Casiano). De hecho, sólo la paz interior contribuye eficazmente a la paz exterior. Jesús, quieres que me conforme a ti, para llevar tu paz a los demás, ser sembrador de paz y alegría, fruto de mi unión contigo. Sé que no ha de acomodarse el Evangelio a los tiempos, sino informarlos para que la fe ilumina nuestra vida y la historia.

Llucià Pou Sabaté