sábado, 9 de noviembre de 2024

11 de noviembre. Dedicación de la Basílica de Letrán. El templo de Dios ya no es de piedra sino Jesús, del agua que mana del lado derecho de su Cuerpo en la Cruz da vida a todos, para ser piedras vivas de ese nuevo Templo que es la Iglesia

11 de noviembre. Dedicación de la Basílica de Letrán.  El templo de Dios ya no es de piedra sino Jesús, del agua que mana del lado derecho de su Cuerpo en la Cruz da vida a todos, para ser piedras vivas de ese nuevo Templo que es la Iglesia

 

A. Lecturas:

   1. Ezequiel (47,1-2.8-9.12): En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante –el templo miraba a levante–. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.

   Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales.»

   2. Salmo 45,2-3.5-6.8-9: Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar.

   El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora.

   El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe.

   3. I Corintios (3,9c-11.16-17): Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.

   4. Juan 2,13-22: "Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: -«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.» Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.» Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: -«¿Qué signos nos muestras para obrar así?» Jesús contestó: -«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» Los judíos replicaron: -«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?» Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo habla dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús".

 

B. Comentario:

   1. La lectura del libro del profeta Ezequiel nos presenta una visión del templo de Jerusalén, el templo añorado por los judíos durante su destierro en Babilonia, después de que fuera profanado y destruido por los babilonios. El profeta ve un templo renovado y espléndido, construido por el mismo Dios. De uno de sus costados laterales, el que mira hacia oriente, se ve surgir un torrente de aguas milagrosas que, a través del valle del Cedrón, fluye hasta alcanzar el Mar Muerto, purificando y dando vida a sus aguas. A orillas del torrente verdeará la tierra de árboles frutales cuyas hojas son medicinales. En realidad, hasta el día de hoy, todas son tierras desérticas hacia el oriente del lugar donde se levantaba el templo de los judíos, y el Mar Muerto sigue siendo un lago de aguas saladas sin ningún género de vida visible. La visión del profeta se realiza no un lugar determinado de la tierra, sino allí donde los cristianos viven el evangelio, amando a sus hermanos y sirviéndolos por amor a Jesucristo, constituyendo comunidades cristianas en las cuales, no sólo la naturaleza, sino sobre todo los seres humanos, son renovados, respetados y amados.

   Ezequiel nos presenta un templo del que brotan la vida y la salvación. Un lugar de gracia. Un manantial de vida que sanea las aguas dañadas y que hace fecundos los árboles, con frutos deliciosos y nutritivos, y con hojas medicinales. La imagen es muy fuerte: el río se va volviendo más y más impetuoso a medida que corre. Todo lo cambia a su paso avanza invencible restaurando el orden y la salud que se habían perdido. Si lo miramos bien, se trata de un retorno victorioso a la condición inicial del paraíso. Del templo sale una fuerza que hace posible el plan original de Dios. En el templo, pero más aún: desde el templo la redención nos acerca a la hermosura y la inocencia propias de la creación. Según esto, el templo es la señal visible de la acción progresiva de la gracia. Mientras la gracia tenga que seguir peregrinando, necesitamos de templos que marquen el ritmo de su caminar maravilloso (fray Nelson).

   2. "Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar.

   El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora". "la resurrección matutina nos proporciona el apoyo del auxilio celestial; esa resurrección, que ha vencido a la noche, nos ha traído el día, como dice la Escritura: "Despiértate y levántate, resucita de entre los muertos. Y brillará para ti la luz de Cristo". Advierte el sentido místico. Al atardecer se realizó la pasión de Cristo. (...) Al despuntar la aurora, la resurrección. (...) Muere al atardecer del mundo, cuando ya desaparece la luz, porque este mundo yacía totalmente en tinieblas y estaría inmerso en el horror de tinieblas aún más negras si no hubiera venido del cielo Cristo, luz de eternidad, a restablecer la edad de la inocencia al género humano. Por tanto, el Señor Jesús sufrió y con su sangre perdonó nuestros pecados, ha resplandecido la luz de una conciencia más limpia y ha brillado el día de una gracia espiritual" (San Ambrosio).

   "El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe".

   3. Para Pablo el santuario, la edificación de Dios, es la comunidad cristiana: "El templo de Dios sois vosotros." "Templo donde Dios reinará eternamente, sois su tienda porque él os acompaña en el camino. Tiene sed en vosotros, tiene hambre en vosotros (Mt 25,35) Esta tienda, hermanos, sois vosotros mismos en el desierto de esta vida, hasta que lleguéis a la tierra prometida. Entonces tendrá lugar la verdadera dedicación, entonces será edificada la auténtica Jerusalén, no ya bajo la forma de una tienda sino de una ciudad.

   Pero ya ahora, si somos verdaderos hijos de Israel según el Espíritu, si hemos salido de Egipto en espíritu, ofrezcamos todos nuestros bienes a la construcción del tabernáculo: "A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos..." (cf 1Cor 12,4ss) ¡Que todo sea común para todos! ¡Que nadie considere como bien propio el carisma que haya recibido de Dios! ¡Que nadie tenga envidia de un carisma otorgado a otro hermano, sino que esté convencido de que el suyo sirve para bien de todos y no dude que el bien de su hermano es también su propio bien. Dios actúa de manera que cada uno necesite al otro. Lo que uno no tiene, lo puede encontrar en el hermano. Así se guarda la humildad, la caridad aumentará y la unidad será manifestada en el Cuerpo del Cristo total" (Elredo de Rielvaux: 1110-1167).

   Las "piedras vivas y espirituales" hemos de procurar no estar divididos, formando bandos, como estaban los de Corinto. Las causas de la división resultaban y resultan hoy mezquinas y chocantes, es como atacar al único cuerpo de Cristo, que es la Iglesia y en el que habita el Espíritu Divino, y por tanto, atentar contra la unidad de la comunidad es atentar contra el Espíritu Santo.

   Desgraciadamente la Iglesia sigue dividida, a pesar de la enseñanza del apóstol. Casi siempre nos sentimos orgullosos de la belleza de nuestros templos, y trabajamos mucho por mantenerlos espléndidos, como símbolos de la vitalidad de nuestras comunidades. Esto sucede tratándose de las humildes capillas e iglesitas campesinas, y de los grandes templos, santuarios y catedrales de nuestras ciudades. Si le hiciéramos caso a Pablo, trabajaríamos más bien por mantenernos unidos en la misión, en el servicio y en el testimonio, y por lograr la anhelada unidad de todos los cristianos en una sola Iglesia.

   Hoy es un día óptimo para meditar sobre nuestra condición de templos, sobre el templo que es la iglesia. En la carta a los corintios, Pablo dice: "Sois templo de Dios". La razón es que "el Espíritu de Dios habita en vosotros". Para los judíos el templo de Jerusalén representaba un lugar sagrado. Desde su destrucción por parte de Tito en el año 70 no se ha vuelto a reconstruir. Sólo quedan unas enormes piedras del muro de contención sobre el que se erguía el templo de Herodes el Grande. Los judíos de hoy lo llaman el Muro Occidental. Nosotros lo conocemos, más bien, como el Muro de las Lamentaciones. A todas las horas del día y de la noche hay hombres y mujeres que rezan a Dios orientando sus cuerpos hacia esos restos (no es de extrañar que tengan la impresión de hablar con una pared…). Jesús salda definitivamente la distancia entre Dios y nosotros. No necesitamos ya ningún lugar separado para entrar en relación con Él porque todos los lugares pueden ser santos. El lugar por excelencia es el mismo cuerpo de Cristo. Este el templo nuevo. Nosotros somos las piedras de ese templo. Por tanto, la relación con Dios está ligada al reconocimiento de su presencia en todos aquellos que constituimos el cuerpo de Cristo. De aquí surge una nueva espiritualidad que siempre está por estrenar, que en toda época resulta demasiado rupturista como para que podamos aceptarla tranquilamente. Al final siempre se impone la fortaleza de un templo de piedra a la debilidad de los templos de carne y hueso (P. Gonzalo, claretiano).

   4. San Juan de Letrán es la catedral del papa, es cabeza de todas las iglesias del mundo católico. Mandada construir por Constantino. Jesús, siguiendo la tradición de los profetas, sustituye el templo de Jerusalén por su propio cuerpo. Le vemos como condena el templo como un mercado. El lugar de encuentro con Dios, la casa de Dios, es convertida en cueva de ladrones. El año 70, cuando el templo fue destruido por los romanos, se cumple lo que anuncia Jesús, pero se refiere a su cuerpo. El cristianismo nació así claramente como una religión sin templo. Su único templo era el cuerpo resucitado de Jesús. Los cristianos se reunían en las casas o en sitios comunitarios, pero nunca edificaron templos (Josep Rius-Camps).

   La catedral es el lugar de la "cátedra", sede propia de la predicación y la enseñanza del obispo. Sin la palabra delos apóstoles y de sus sucesores la catedral sería sólo un edificio bonito, quizá un buen museo. Es el lugar de la escucha de la Palabra, que alimenta la comunidad.

    El templo material es a la vez símbolo del templo espiritual, el Cuerpo Místico de Cristo. En la cúspide de este templo está la piedra viva, y esencial, la piedra divina angular, Cristo. "He aquí que yo pongo en Sión una piedra angular, escogida, preciosa..."

   Junto a la Cabeza, la piedra angular, también los miembros son piedras vivas -piedras vivas y despiertas, no durmientes- de ese templo espiritual. Por tanto, un triple templo recordamos hoy. El templo material de San Juan de Letrán, y en sentido amplio, de cualquier iglesia. El templo espiritual que forman entre sí, y con Cristo, todos los fieles cristianos en gracia, o Cuerpo Místico. Y el templo del alma cristiana, en gracia, en el que habita el mismo Dios. Dice la Palabra de Dios: "Si alguno me ama... vendremos a él y haremos en él nuestra morada". "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?".

   Adoremos al Señor en espíritu y en verdad. Dios está en Jerusalén, en el Mar, en el Campo... Dios está en cada corazón en que fija su morada de amor.

    El Señor dijo a la samaritana: "se acerca la hora, ya está aquí en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad".

Llucià Pou Sabaté

Viernes de la 31ª semana (par). Con la misma dedicación que la astucia de los hijos de la luz, pero por amor, hemos de trabajar como buenos administradores de los dones que Dios nos concede

Viernes de la 31ª semana (par). Con la misma dedicación que la astucia de los hijos de la luz, pero por amor, hemos de trabajar como buenos administradores de los dones que Dios nos concede

 

A. Lecturas:

   1. Filipenses (3,17–4,1): Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mí corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

   2. Salmo 121,1-2.4-5: ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.

   Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.

   3. Lucas 16,1-8: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que habla procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

 

B. Comentario:

   1. –"Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros", nos dice san Pablo hoy. Esta es también una fórmula que hoy nos choca. Sin embargo es pronunciada sin orgullo. Toma de nuevo una fórmula de Jesús: «se coloca la lámpara sobre el lampadario... a fin que los hombres vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos...» Dar ejemplo. Tratar de ser un modelo para los demás. Irradiar. No vivir para sí. Atraer.

   -"Porque os lo dije a menudo y ahora lo repito llorando: muchos viven como «enemigos de la cruz de Cristo». Van a la perdición. Su Dios es el vientre..." El objetivo de su vida es terreno. La condena, aquí también, es vigorosa. «Su Dios es el vientre.» Cuán frecuente hoy, como en tiempo de san Pablo, nos dejamos acaparar por las «cosas de la tierra», por todo lo que nos impide ver más lejos y más alto: entonces, estamos faltos ya de horizonte... nuestro objetivo es terreno... nuestra existencia corre el riesgo de concentrarse en Si misma.

   El «vientre» es una imagen que representa todo lo que, siendo perecedero, ocupa demasiado lugar en la vida, todo lo que «achata la existencia» reduciéndola a un horizonte demasiado restringido, desprovisto de más elevadas aspiraciones. Se trata tanto de comidas demasiado copiosas y refinadas, como de placeres sexuales no controlados... pero se trata también de nuestros egoísmos perezosos, y de esa búsqueda del confort tranquilo y comodón que nos hace olvidar a los demás...

   Antes de aplicar estos textos a los otros miro hasta qué punto estoy yo apegado a ellos. ¿Cuál es mi objetivo?

   -"Pero nosotros somos «ciudadanos del cielo»; y es a este título que esperamos como salvador al Señor Jesús..." Oponiéndose a esas perspectivas demasiado pequeñas porque se reducen a la tierra, Pablo propone «esperar la Venida del Señor». Jesús es «el que viene». Nuestra vida es una larga marcha. Nuestro fin es grandioso, es infinito. Nuestro fin es Dios... No hay que detenerse antes: por lo tanto decimos que nuestro horizonte es inmenso... ¡somos ciudadanos «del cielo»! Nuestra patria está en el cielo. Aquí abajo estamos «de paso». Nuestra vida, ya empezada, se acaba allá arriba. ¿Me es familiar esta perspectiva?

   -"Esperamos al Señor Jesucristo, el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene sobre todas las cosas". ¡Para esto hemos sido hechos! No, no hay en estas palabras ningún «desprecio» del cuerpo ni «del mundo». Por el contrario, es una visión más completa del cuerpo y del «mundo»: las enfermedades y limitaciones de nuestra «pobre» carne -que constatamos más cuando nos vamos acercando a la muerte, pero que existen desde la juventud- son sólo temporales. De hecho, nuestros cuerpos están destinados a la resurrección, «¡a imagen de su Cuerpo glorioso!».

   Gracias, Señor, gracias. Amo absoluto de la materia, Jesús tiene «poder» de dominarlo todo y de comunicarnos su vida. ¿Tengo, de veras, esta esperanza? Y además ¿empiezo ya a orientar según ella mi existencia, mi manera de apreciarlo todo?

   -"Así, hermanos míos queridos, que sois mi gozo, manteneos firmes en el Señor". Ninguna tristeza. Puesto que el Señor hace al hombre más hombre, puesto que vamos hacia aquello que nos ha prometido y donde él está ya, ¿por qué estaríamos tristes? Tenemos que anunciar y vivir una gozosa noticia: ¡Cristo viene a instaurar en el hombre una fiesta eterna!

   2. Por eso cantamos con el salmo: "¡Qué alegría cuando me dijeron: / "Vamos a la casa del Señor"! / Ya están pisando nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén.

   Allá suben las tribus, / las tribus del Señor, / según la costumbre de Israel, / a celebrar el nombre del Señor; / en ella están los tribunales de justicia, / en el palacio de David".

   3. Una vez más, Lucas es el único que relata la parábola:  -"Un hombre rico tenía un administrador... que fue denunciado por malbaratar su hacienda." Y el amo le dice: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración". No somos "propietarios" sino "administradores". Todo lo que poseo: mis bienes, mis cualidades, mis riquezas intelectuales y morales, mis facultades afectivas, los aspectos de mi carácter... De todo ello, se me pedirá cuenta. No soy más que el gerente de todo esto que me ha sido "confiado" por Dios, y que continúa perteneciendo a Dios. No tengo derecho a "malbaratar" los dones de Dios. Tendré que dar cuenta de las riquezas que no hubiere acrecentado.

   -"El administrador pensó: Qué voy a hacer ahora... para que cuando me echen de la administración, haya quien me reciba"... Se trata de asegurar el futuro. ¿Tengo yo también esa preocupación... que evidentemente hay que referirla al "futuro escatológico"? Jesús, a menudo ha repetido la idea de que nuestra vida aquí abajo y nuestras decisiones actuales, comprometen nuestro "futuro eterno". El gerente aprovecha el tiempo que le queda, para preparar su porvenir.

   -"El amo alabó al administrador injusto": no entendemos exactamente el por qué, pero sí el mensaje de Jesús: que con buen humor, no tengamos apego a las cosas de la tierra, más o menos riquezas, sino que pensemos en aprovechar los dones que nos concede. La idea no es tanto ver las trampas en la economía, que las había y hay, sino que seamos tan espabilados para nuestras cosas como ese gerente lo fue para las suyas.

   Quizá se refiere también a la sagacidad del administrador en que hace actuales unas deudas que podían caducar, con el año sabático (cada 7 años, en teoría había un perdón, y el gran perdón cada 50). Al renovar los recibos, quizá también había una nueva deuda viva, que podía llevarse ante el juez, de manera que el amo salía ganando porque era dinero más seguro aunque en menor cantidad que el otro que –en mayor cantidad- ya era menos probable que cobrara, a la vez que el administrador se conseguía un amigo para después del despido por rebajar el precio de la deuda… Pero la idea de fondo que nos dices, Señor, es "atesorar riquezas en el cielo" (Mt 6,20): seguir a Cristo con más libertad e imitarlo más de cerca. La santidad es un don de su Espíritu (1 Tes 4,8). De aquí sacó Teresa de Lisieux su técnica de preferir y recomendar las virtudes pequeñas más que las "grandes" en las cuales fácilmente se infiltra, o la falaz presunción, como dice el Kempis, que luego falla como la de Pedro (Jn 13,37 ss), o la satisfacción venosa del amor propio, como en el fariseo que Jesús nos presenta (18,9ss), cuya soberbia, notémoslo bien, no consistía en cosas temporales, riquezas o mando, sino en el orden espiritual, en pretender que poseía virtudes (Servicio bíblico latinoamericano).

   -"Porque los "Hijos de este mundo" son más astutos para sus cosas que los "Hijos de la luz"". Quiere decir que hemos de estar despiertos, para las tareas del Evangelio.¡Desoladora constatación! En los asuntos económicos y financieros, los hombres despliegan maravillas de ingenio y de inteligencia para asegurar el mejor rendimiento, la eficacia. El hombre moderno, sobre todo es muy sensible a ese aspecto. ¡Y Jesús no parece reprochárselo! Jesús reprocha más bien a los cristianos el hecho de no tener el mismo ingenio ni la misma inteligencia para "sus asuntos espirituales". El Reino de Dios, en algunos aspectos, no está condenado a la ineficacia ni a la incomprensibilidad. ¿Pongo yo todas mis cualidades humanas, todo mi ingenio, al servicio del Reino? "Hijos de la luz" (Noel Quesson).

   "Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

   "—El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna" (J. Escrivá).

 

Llucià Pou Sabaté

Jueves de la 31ª semana (par). El amor de Jesús nos hace felices, en la esperanza del cielo, y por ese tesoro podemos renunciar a toda cosa humana

Jueves de la 31ª semana (par). El amor de Jesús nos hace felices, en la esperanza del cielo, y por ese tesoro podemos renunciar a toda cosa humana

 

A. Lecturas:

   1. Fílipenses (3,3-8a): Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.

   2. Salmo 104,2-3.4-5.6-7: Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.

   Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca.

   ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra.

   3. Lucas 15,1-10: "En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: -«Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: -«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».  

 

B. Comentario:

   1. Sigue San Pablo: "-Recibí la circuncisión... Soy de la raza de Israel... Hebreo, hijo de hebreo. Fariseo... Había llegado a ser irreprochable... ¡Tendría razones para poner mi confianza en esas cualidades humanas!" Quizá formamos parte de una clase social alta, o tenemos posición o talento, o estamos avanzados o comprometidos... y podemos pensar que somos más que los que no son «como nosotros»...

   -"Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida, a causa de Cristo": se dice en griego que «en ellas no veo ya más que "basura", "cosas de desecho", "inmundicias"». Y el término latino en la traducción de san Jerónimo, es «stercora», ¡que significa «estercolero»!

   -"Considero todo esto como una «pérdida» ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor..." El «encuentro personal» con Cristo es lo importante. Todo lo restante es irrisorio. Para Pablo, los valores de este mundo son inútiles en orden a la salvación esencial: e incluso llegan a ser obstáculos, de los que hay que desprenderse para «ganar a Cristo». En el mundo moderno, aceptamos mal, en general, esas condenas radicales de san Pablo. Sin embargo hay que escucharlas. De otra parte, en la pluma de san Pablo, lo primero no es el desprecio del mundo, es la «elección positiva» que justifica los rechazos: «¡escogí perderlo todo... para conocer a Jesucristo!» ¡Señor, abre mi ser a tu influencia! ¡Señor Jesucristo, haz que te conozca!

   «Conocer» a Jesús: llegar a ser suyo, no hacer sino uno, preferir revivir sus misterios, compartir su suerte. ¡Danos, Señor, esa pasión amorosa de Ti, que arde en el corazón de san Pablo (Noel Quesson).

   2. Una madre de familia o un sacerdote pueden renunciar cierta gloria mundana, y bastarles plenamente ese "tesoro" por el que vale la pena dejar todo lo demás, con la  alegría del salmista: "que se alegren los que buscan al Señor, buscad continuamente su rostro".

   3. El capítulo 15 de san Lucas ha sido llamado "el corazón del evangelio". Ha sido llamado "el evangelio de la misericordia" por Juan Pablo II: hoy leemos la de la oveja descarriada y la de la moneda perdida. La del hijo pródigo, la más famosa, la leemos en Cuaresma.

   Los fariseos y los letrados murmuraban de él porque acogía a los publicanos y pecadores y comía con ellos. La lección, por tanto, va para estas personas que no tienen misericordia, que solían acercarse en masa para escuchar a Jesús pero lo criticaban diciendo: "Este hombre acepta a los pecadores y come con ellos". Nos dejaron sin querer una de las definiciones de Jesús: "aquel que acepta bien a los pecadores". He ahí una revelación sorprendente de Dios. Jesús les dice:

   -"Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una ¿no deja las noventa y nueve en el campo para ir en busca"... La aritmética de Dios no es la nuestra. El número, la cantidad nos impresionan siempre. Para Dios "uno" iguala a "noventa y nueve". Cada hombre tiene un valor inestimable. Misterio del respeto que Dios tiene para cada uno de nosotros. ¡Tú nos amas, Señor, con un amor "personal", "individualizado"! Pienso por contraste mi poco interés en recordar los nombres de este niño, de la persona que me atendió en tal ocasión… y cada uno de ellos, es amado por Dios. El Buen Pastor es Cristo: "puso la oveja sobre sus hombros, porque, al asumir la naturaleza humana, Él mismo cargó con nuestros pecados" (San Gregorio Magno).

   La parábola es una explicación de la conducta de Jesús, y nos explica que frente a Él, quien le juzga acaba por ser juzgado en aquello mismo que juzga. La estructura de esta parábola, como la de la dracma perdida, son similares: expresan la alegría por haber encontrado lo perdido y Jesús añade que así es la alegría en el cielo por el arrepentimiento de un pecador de manera que el oyente entiende que la actitud del pastor o de la mujer, su alegría, representan a Dios que no se queda cruzado de brazos ante nuestras debilidades, sale a buscar lo perdido, y con un celo hace lo necesario para encontrarnos, pero sobre todo se alegra cuando le buscamos a él: "mas esta fuerza tiene el amor, si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos. Y verdaderamente es así que, aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo contentamos a Dios, se nos hacen dulces" (Santa Teresa de Jesús; cf Biblia de Navarra).

   -..."Para ir en busca de "la descarriada", hasta que la encuentra" Me la imagino. Es precisamente aquella que se ha escapado, o que se ha perdido, Es aquella la que embarga todo el pensamiento del pastor. Sólo ella cuenta, por el momento. ¡Es así nuestro Dios! Un Dios que sigue pensando en los que le han abandonado, un Dios que ama a los que no le aman, un Dios que anda en busca de sus "hijos dispersos" ¡La oveja que causa preocupación a Dios! ¿Soy quizá yo?

   -"Cuando la encuentra, se la carga en los hombros, muy contento..." Un hombre, un pastor feliz, sonriente, exultante, muy contento. ¡Así se nos presenta Dios!

   -"Y de regreso a su casa, reúne a sus amigos y a sus vecinos para decirles: "alegraos conmigo, porque he encontrado mi oveja, la que había perdido"". Alegraos conmigo, dice Dios. Dios es un ser que se alegra, y de su alegría, hace partícipes a los demás. La "alegría de Dios" es encontrar de nuevo a los hijos que estaban perdidos.

   -"Os digo: "Lo mismo pasa en el cielo, da más alegría un pecador que se enmienda, que noventa y nueve justos que no necesitan enmendarse, convertirse"". En el cielo hay alegría ¿Quién quiere alegrarse conmigo, dice Dios? ¡Un solo pecador que se convierte! ¿Lo he oído bien? ¡Un solo pecador que se convierte! ¡Uno solo! pasa a tener una importancia desmesurada a los ojos de Dios. Parece que sólo "él" es el que cuenta. Y tú, ¡no te contentas con esperar que ella vuelva! Tú saliste a buscarla. ¿Y yo? ¿Tengo ese mismo afán por la salvación de los hombres? ¿Tengo, como Dios, un corazón misionero? ¿enviado para salvar lo que se ha perdido?

   -"Y, si una mujer tiene diez monedas de plata y se le pierde una, ¿no enciende un candil, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?" Lucas es el único que nos cuenta esa parábola "femenina", que nos repite lo mismo; con otra imagen. "Alumbrar"... "barrer"... "buscar con cuidado..." Yo, pecador, como todos los pecadores, soy objeto de ese amor (Noel Quesson).

   La Virgen María, en su Magníficat, cantaba a Dios porque "acogió a Israel su siervo acordándose de su misericordia". Si al pueblo elegido de Israel le tuvo que perdonar, también a nosotros, que no somos mucho mejores. Pero la lección se orienta a nuestra actitud con los demás, cuando fallan. Sería una pena que estuviéramos retratados en los fariseos que murmuran por el perdón que Dios da a los pecadores, o en la figura del hermano mayor del hijo pródigo que no quería participar en la fiesta que el padre organizó por la vuelta del hermano pequeño. ¿Tenemos corazón mezquino o corazón de buen pastor?

   Si somos tolerantes y sabemos perdonar con elegancia, entonces sí nos podemos llamar discípulos de Jesús. La imagen de Jesús como Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja descarriada (la famosa estatua del siglo III que se conserva en el Museo de Letrán en Roma), debería ser una de nuestras preferidas: nos enseña a ser buenos pastores y a no comportarnos como los fariseos puritanos que se creen justos, sino como seguidores de Jesús, que no vino a condenar sino a perdonar y a salvar (J. Aldazábal).

   Quizá la nota dominante en las parábolas de la misericordia es la alegría que reina en el ambiente. Gracia en griego se dice "járis" y va unida con la alegría, que se dice "jára". No importa si nos sentimos pecadores, pues Jesús dice: "No he venido para los sanos, sino para los enfermos" (Mc 2,17). Malo sería que nos sintamos sanos que no lo necesitan. Sentado entre estos hombres que parecen muy alejados de Dios, Jesús se nos muestra entrañablemente humano. No se aparta de ellos, sino que busca su trato. La oración de hoy nos debe llevar a aumentar nuestra confianza en Jesús cuanto mayores sean nuestras necesidades; especialmente si en alguna ocasión sentimos con más fuerza la propia flaqueza. Y pediremos con más confianza por aquellos que están alejados del Señor. La vida de Jesús estuvo totalmente entregada a sus hermanos los hombres (Gal 2,20), con un amor tan grande que llegará dar la vida por todos (Jn 13,1). Cuanto más necesitados nos encontramos, más atenciones tiene con nosotros. Esta misericordia supera cualquier cálculo y medida humana. El Buen Pastor no da por definitivamente perdida a ninguna de sus ovejas. Con esta parábola, el Señor expresa su inmensa alegría ante la conversión de un pecador; un gozo divino que está por encima de toda lógica humana. Es la alegría de Dios cuando recomenzamos en nuestro camino, quizá después de pequeños o grandes fracasos. Existe también una alegría muy particular cuando hemos acercado a un amigo o a un pariente al sacramento del perdón, donde Jesucristo le esperaba con los brazos abiertos. Jesucristo sale muchas veces a buscarnos. Jesús se acerca al pecador con respeto, con delicadeza. Sus palabras son siempre expresión de su amor por cada alma. Los cuidados y atenciones de la misericordia divina sobre el pecador arrepentido son abrumadores. Nos perdona y olvida para siempre nuestros pecados. Lo que era muerte se convierte en fuente de vida. Nos muestra el Señor el valor que para Él tiene una sola alma y los esfuerzos que hace para que no se pierda. Este interés es el que debemos tener para que los demás no se extravíen y, si están lejos de Dios, para que vuelvan. Pidámoselo a Nuestra Madre (F. Fernández Carvajal).

   Llucià Pou Sabaté

 

Miércoles de la 31ª semana de Tiempo Ordinario. El amor a la pobreza y renuncia va unido a la esperanza de la vida plena en Jesús, la vida eterna

Miércoles de la 31ª semana de Tiempo Ordinario. El amor a la pobreza y renuncia va unido a la esperanza de la vida plena en Jesús, la vida eterna

 

A. Lectura:

   1. Filipenses (2,12-18): Ya que siempre habéis obedecido, no sólo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia, seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha, en medio de una gente torcida y depravada, entre la cual brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir. El día de Cristo, eso será una honra para mí, que no he corrido ni me he fatigado en vano. Y, aun en el caso de que mi sangre haya de derramarse, rociando el sacrificio litúrgico que es vuestra fe, yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría; por vuestra parte, estad alegres y asociaos a la mía.

   2. Salmo 26,1.4.13-14: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

   Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

   Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

   3. "En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: -«Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mio. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿0 qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío»" (Lucas 14,25-33).  

 

B. Comentario:

   1. Ayer Pablo nos trajo el himno de abajamiento de Jesús y de obediencia, y por eso fue ensalzado y salvación para todos. Hoy sigue:

   -"Amados míos, vosotros que habéis «obedecido» siempre, trabajad con temor de Dios y con temblor, por vuestra salvación". Ser servidor, esclavo de Dios: obedecer, trabajar –como nos dice el Evangelio- llevando la cruz.

   «Las pequeñas circunstancias son "unos superiores" fieles: no nos dejan un momento, y los "sí" que hemos de decirles se suceden sin interrupción.

   Cuando se las acepta, sin resistencia, se encuentra uno maravillosamente liberado de sí mismo...» (Madeleine Delbrêl)

   -"Pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, porque quiere vuestro bien". Dios está ahí y no le vemos.

   Suena el teléfono. Llaman a la puerta. Llora un niño. He recibido una carta. Se me ha pedido tal cosa… con ojos de Fe, veo la realidad invisible de tu Presencia, Señor, que no eres un ser lejano.

   Está aquí, donde estoy, donde actúo. Suscitas y produces en nosotros el "querer" y el "obrar".

   La acción de Dios se sitúa al nivel más profundo, el de nuestra libertad: actúa sobre la fuente misma de nuestros actos. Transforma nuestras pobres acciones en «quereres decisivos».

   Es verdad, Señor, soy débil. Tengo buenas intenciones, pero soy a menudo incapaz de «realizarlas»: ¡Ven y actúa en mi voluntad!

   -"Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones... Como hijos de Dios, irreprochables y sin tacha, en medio de una generación desviada y perversa... Brillad como "focos de luz" presentando a ese mundo la Palabra de vida..." Sólo Tú Señor, puedes concedernos que obremos como hijos tuyos, honrándote como un hijo honra a su padre.

   «No murmurar contra Dios...» «No recriminar...» Sí, esto sería lo ideal, sería una actitud verdaderamente filial y amorosa.

   «Brillar como un foco de luz....» ¿Es luz lo que emana, cada día, de mi vida? «Presentar al mundo la Palabra de vida...» «¿Habla de Dios, mi vida?, ¿habla de la Vida?»

   -"En el día de Cristo... Mi carrera y mi fatiga no habrán sido en vano". Pablo vive en la espera de «ese día». ¿Y yo?

   -"Y aun cuando mi sangre fuera derramada como libación sobre el sacrificio y la ofrenda de vuestra fe, me alegro y me congratulo... De igual manera, también vosotros debéis alegraros y congratularos conmigo". Pablo está en la cárcel. Ve próxima su muerte. Efectivamente, le cortarán la cabeza a las puertas de Roma. Pero está alegre. Su sacrificio es una comunión con Jesús, una imitación de Jesús: esto le llena de gozo.

   ¿Por qué punto mi vida esta algo unida «al sacrificio de Jesús»? ¿Puedo decir, como san Pablo que me regocijo de mis responsabilidades y de mis cargas más pesadas? (Noel Quesson).

   2. Hoy se nos muestra un programa de crecimiento en nuestra fe y de testimonio ante los demás, que se ve en nuestro modo de obrar sin necesidad de discursos. Un cristiano debe tener valentía para ser distinto; para ir contra corriente, si hace falta; para seguir los caminos de Dios y no dejarse contaminar por la mentalidad del mundo.

   Necesitará esa valentía de la que habla también el salmo: "espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor", porque solo con esperanza de una Vida más rica podemos superar la tendencia natural a proteger la vida natural por encima de todo.

   Una de las cosas que podemos aportar a este mundo es la esperanza, "mostrando una razón para vivir". Pablo transmite a su comunidad la convicción de que vale la pena vivir los valores del evangelio, que todo lo que ha hecho valía la pena: "mis trabajos no fueron inútiles ni mis fatigas tampoco". Más aún, si hay que dar la propia vida, "yo estoy alegre y me asocio a vuestra alegría", y les pide a ellos lo mismo: "por vuestra parte estad alegres y asociaos a la mía". Eso se llama contagiar esperanza, comunicar optimismo. Un optimismo que sólo puede venir de la fe, de la convicción de que "es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor".

   La Plegaria Eucarística Vb pide a Dios, para los que van a comulgar, que se dejen llenar de este espíritu: "que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando". Es la consigna de Pablo: "mostrando una razón para vivir".

   3. Un gran gentío acompañaba a Jesús por el camino; él se volvió y les dijo: "Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas y hasta a su propia vida, no puede ser discípulo mío". Jesús, no va a ser fácil seguirte. Parece que por eso algunos no aceptan tu invitación al banquete de su Reino, la exigencia no gusta, ya no se trata sólo de sentarse a tu mesa, sino "posponer al padre y a la madre, a la familia, e incluso a sí mismo"… Quiero entenderte, Señor, pues tú quieres que amemos a los nuestros. El amor filial, el amor conyugal, el amor fraterno son "sagrados". Ayúdame a entender que el amor de Dios, que sostiene y anima todos los demás amores, debe ser mayor todavía.

   Jesús, ¿cómo amaste Tú a tu familia en la tierra: a María y a José? El Evangelio nos lo resume con una breve frase: «Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto» (Lucas 13,34). Siendo Dios, obedeciste a tus padres de la tierra, ayudándoles en sus necesidades: a tu Madre en las labores de la casa, y a José en su taller de artesano. Sin embargo, cuando te «pierdes» en el Templo, haciendo sufrir a tus padres, les recuerdas: «¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre?» (Lucas 2,49). Jesús, el amor grande que tuviste a tus padres nunca supuso un obstáculo para hacer la voluntad de tu Padre. Por eso, en el momento de la cruz, aun sabiendo que rompías el corazón de tu Madre santísima, obedeciste fielmente a la misión que Dios te había confiado. Que aprenda de tu vida a amar a mi familia con hechos, y a amar más aún a Dios, cumpliendo siempre primero su voluntad (Pablo Cardona).

   -"Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío." Hoy queremos un cristianismo a "a la carta", pero tú, Jesús, renunciaste a tu poder para ser Salvador de todos. Nos dices que también nosotros debemos saber llevar la cruz de cada día, para hacer el bien como tú y contigo (J. Aldazábal). Sufriste el suplicio de los desertores y de los esclavos, Señor… quiero vivir contigo ese camino, de la Pasión y Gloria. Te pido quitar de mi vida apegamientos que me impidan ese camino. Sé que cuando la fe está enraizada en la cruz, el sacrificio en vez de alejarnos de Dios nos une a Ti: nos hace colaboradores de tu Redención: «Inmolemos cada día nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la Cruz. Si quieres imitar a Simón de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor» (San Gregorio Nacianceno).

   -"Quién es el que quiere edificar una torre... construir. Quién es el rey que parte a guerrear... combatir". Dos empresas que requieren reflexión y perseverancia.

   -"Que no empieza por sentarse... Para calcular el gastoPara ver si podrá afrontar al adversario." Reflexionar es algo importante, analizar las consecuencias de nuestros actos.

   -"De igual manera, todo aquel de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío". ¿Qué "he arriesgado" yo por Jesús? En la alegría del don total (Noel Quesson).

Llucià Pou Sabaté

Martes de la 31ª semana (par). Nos pide el Señor que invitemos por los caminos y senderos a todos, para que entren al convite divino, se llene la Iglesia

Martes de la 31ª semana (par). Nos pide el Señor que invitemos por los caminos y senderos a todos, para que entren al convite divino, se llene la Iglesia

A. Lecturas:

   1. Filipenses (2,5-11): Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre sobre todo nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

   2. Salmo 21,26b-27.28-30a.31-32 Cumpliré mis votos delante de sus fieles. Los desvalidos comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. 

   Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.  Porque del Señor es el reino,
el gobierna a los pueblos. Ante él se postrarán las cenizas de la tumba. 

Mi descendencia le servirá, hablarán del Señor a la generación futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: todo lo que hizo el Señor. 

   3. "En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: -«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!» Jesús le contestó: -«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor. "Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete» (Lucas 14,15-24).  

 

B. Comentario:

   1. Continuación san Pablo con lo de ayer, nos pone delante el mejor modelo: "tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús". Y nos transmite un himno cristológico, seguramente anterior a él, que tal vez la comunidad conocía y cantaba. Es un himno que en pocas líneas expresa el misterio pascual de Cristo, su muerte y su resurrección, su humillación y su glorificación por Dios. Se nos presenta como modelo, porque "es lo que Jesús ha hecho". He ahí la manera de vivir «en Cristo», el cual, siendo de condición divina, no quiso reivindicar su igualdad con Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres...

   "Vosotros, miembros de la comunidad que es la Iglesia, trataos unos a otros como miembros de Cristo... recordaos que sois miembros de Aquel que, siendo de condición divina, se humilló, se despojó, se anonadó... sin reivindicar la superioridad divina a la cual estrictamente tenía derecho".

   En esa frase, se encuentra, a la vez: -la Gloria divina de Jesús, la afirmación de su «preexistencia» divina... -la encarnación de Jesús, la afirmación que, por su humanidad, ha renunciado a todas las prerrogativas de gloria y de honor, que pertenecían de derecho a su condición de Hijo eterno de Dios.

   El término griego es además mucho más fuerte que el término «servidor»: se trata de la palabra «doulos», ¡que significa «esclavo»! Jesús ha querido ser un hombre «como nosotros» un hombre de condición humilde... y sobre todo quiso ser un "hombre sumiso", un "hombre obediente", un hombre totalmente "dependiente de la voluntad de otro" Todo esto está contenido en la palabra "imagen del servidor".

   -"Apareciendo, en su porte, un hombre como los demás, se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte, y muerte de cruz". Esta humillación, esta obediencia del Hijo de Dios han sido siempre meditadas con predilección por los santos de todos los tiempos. "Hay servicio" y "servicio", escribe el Padre de Grandmaison: el servicio vistoso, recompensado, glorioso, brillante... y el servicio humilde, penoso, duro, servil, perseverante: el de un apuesto soldado y el de un esclavo...

   Tal fue el servicio de Cristo. Hay que entrar en este espíritu cuando se quiere servir seriamente a Dios y revestirse de Jesucristo. De otro modo es hacer comedia. Ayúdame, Señor, a mirar de veras mi vida desde ese ángulo.

   ¿Cómo nos ha rescatado Cristo? Por la libre aceptación de las insondables disposiciones de Dios; por la aceptación del carácter rudo, inflexible, oneroso de la vida humana; por la obediencia a su "condición humana" que incluye la mortalidad. Aceptar la condición de hombre incluida la muerte que anida en su seno y hacia la cual se dirige día a día, viendo en ella una insondable disposición divina provinente del amor del Padre. «Salvarse» es seguir las huellas de Cristo y, contando con su gracia, adoptar su misma actitud.

   -"Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre; para que, al nombre de Jesús, toda rodilla se doble, y toda lengua proclame que «Jesucristo es Señor» para gloria de Dios Padre". Descendido de las alturas de la gloria divina donde preexistía... Hasta el fondo de la humillación y de la muerte... ¡Jesús está ahora en la cumbre de la exaltación! Tiene derecho a esas dos prerrogativas divinas: la genuflexión y la aclamación.

   En todos nuestros «credo» repetimos este himno de san Pablo. Pero, sobre todo debemos vivirlo en el hondón mismo de nuestra existencia. ¿Cómo he de hacerlo yo? (Noel Quesson).

   2. En el Señor encontramos la plenitud: "Los desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan: / viva su corazón por siempre". El amor misericordioso de Dios nos mueve a agradecimiento: "Mi descendencia le servirá, / hablarán del Señor a la generación futura, / contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: / todo lo que hizo el Señor".

   3. "Jesús estaba a la mesa. Uno de los comensales le dijo: "¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!"" Me gustaría estar comiendo contigo, Jesús, para hablar de estos temas tan bonitos. Sigues con el tema de la comida, como ayer. Aquí nos hablas, Señor, de tu Reino como una boda, donde muchos convidados no quieren ir, y tú abres el convite a "pobres, lisiados, ciegos y cojos". Dios quiere "que se le llene la casa". Ya que no han querido los titulares de la invitación, que la aprovechen otros. Israel, al menos oficialmente, había rechazado al Mesías, mientras que otros muchos, procedentes del paganismo, sí lo aceptaban. Esto también es para nosotros motivo de examen: ¿me excuso, para no darme por enterado? Quiero aprender de cuantos aceptaron agradecidos la invitación de Jesús. En cada Eucaristía somos invitados a participar de este banquete sacramental, que es anticipo del definitivo del cielo: "dichosos los invitados a la cena del Señor" (en latín, "a la cena de bodas del Cordero"). Celebrar la Eucaristía debe ser el signo diario de que celebramos también todos los demás bienes que Dios nos ofrece (J. Aldazábal). Nuestras comidas de la tierra son una imagen y un anuncio del "banquete mesiánico" en el Reino de Dios. La eucaristía ha asumido ese simbolismo de la comida.

   Nos dices, Señor: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora del banquete mandó al criado a decir a sus invitados: Venid que ya está preparado"". Dios invita. Yo soy el invitado.

   -"Pero todos, en seguida, empezaron a excusarse"… Somos responsables ante Dios: podemos decir que sí o que no a su invitación. Dios hizo al hombre desde el principio y lo dejó en manos de su libre albedrío (Ecclo XV, 14). Esto no sucedería si no tuviese libre elección (Santo Tomás de Aquino). Somos responsables ante Dios de todas las acciones que realizamos libremente. La libertad religiosa es importante, y Jesús nunca nos obliga, sino invita: "si alguno quiere venir…" Si somos arrastrados a Cristo, creemos sin querer; se usa entonces la violencia, no la libertad. Sin que uno quiera se puede entrar en la Iglesia; sin que uno quiera se puede acercar al altar; puede, sin quererlo, recibir el Sacramento. Pero sólo puede creer el que quiere (san Agustín). Y resulta evidente que, habiendo llegado a la edad de la razón, se requiere la libertad personal para entrar en la Iglesia, y para corresponder a las continuas llamadas que el Señor nos dirige.

   Cuando se respira ese ambiente de libertad, se entiende claramente que el obrar mal no es una liberación, sino una esclavitud. El que peca contra Dios conserva el libre albedrío en cuanto a la libertad de coacción, pero lo ha perdido en cuanto a la libertad de culpa (santo Tomás de A.). Manifestará quizá que se ha comportado conforme a sus preferencias, pero no logrará pronunciar la voz de la verdadera libertad: porque se ha hecho esclavo de aquello por lo que se ha decidido, y se ha decidido por lo peor, por la ausencia de Dios, y allí no hay libertad.

   ¿Cuáles son mis excusas habituales cuando rehúso la invitación de Dios? ¿Qué contrapongo a lo que Dios espera de mí? ¿Qué es lo que ocupa el lugar de Dios en mi vida?

   -"Entonces el dueño de la casa indignado dijo a su criado: sal corriendo a las calles y plazas de la ciudad y tráete a los "pobres", a los "lisiados", a los "ciegos" y a los "cojos"". Cuando se está satisfecho con lo que uno tiene, no se siente necesidad de nada más. Espiritualmente, somos pobres, pues siempre estamos insatisfechos, tendemos a querer todo, en el Señor.

   -"El criado dijo: "Señor, todavía queda sitio". El dueño le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa"". Si meditamos el Evangelio y ponderamos las enseñanzas de Jesús, no confundiremos esas órdenes con la coacción. Ved de qué modo Cristo insinúa siempre: si quieres ser perfecto…, si alguno quiere venir en pos de mí… Ese "insísteles hasta que entren" (compelle intrare) no entraña violencia física ni moral: refleja el ímpetu del ejemplo cristiano, que muestra en su proceder la fuerza de Dios: mirad cómo atrae el Padre: deleita enseñando, no imponiendo la necesidad. Así atrae hacia El (san Agustín).

   El Señor es generoso, tiene muchos sitios para el banquete nupcial, y quiere que invitemos a muchos. La Iglesia; abierta a todos los desgraciados de la tierra, a todos los que sufren, y salvadora de todas las miserias. El mundo moderno no cree que sea siempre posible reunir gente de razas distintas, de todos los niveles sociales, de todas las mentalidades. Ciertamente, Jesús, en nombre mismo del Padre de todos esos hombres, nos pide aquí, una fraternidad muy difícil. Pero, para ese mundo desgarrado, es urgente que los cristianos tomen conciencia de la originalidad del evangelio y de las responsabilidades que supone el estar bautizados (Noel Quesson).

Llucià Pou Sabaté

Lunes de la 31 semana (par): no podemos estar cerrados, pues la apertura a los demás en el amor y el compartir es estar con Jesús

Lunes de la 31 semana (par): no podemos estar cerrados, pues la apertura a los demás en el amor y el compartir es estar con Jesús

A. Lecturas:

   1. Filipenses (2,1-4): Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

   2. Salmo 130,1.2.3: Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad. 

   Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. 

   Espera Israel en el Señor ahora y por siempre.

   3. Lucas 14,12-14: «Decía también al que le había invitado: «Cuando des una comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que también ellos te devuelvan la invitación y te sirva de recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, llama a pobres, tullidos, a cojos, y a ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte; se te recompensará en la resurrección de los justos».

B. Comentario:

   1. La comunidad cristiana de Filipos debió de sentirse agitada por disensiones de grupos opuestos.

   -"Si es verdad que «en Cristo» nos reconfortamos los unos a los otros..." El pensamiento de Cristo permanece presente. Es la única y constante referencia de Pablo. Usa la fórmula "en Cristo" a propósito de todo. En Cristo se encuentra un inmenso consuelo. Reconforta, Señor Jesús, a los que sufren... Te nombro a algunos de ellos... Sé también, Señor mi consuelo... te manifiesto mis preocupaciones del momento presente... Y ayúdame, hoy, a ejercer ese ministerio de aliento y consuelo mutuos, con los que se cruzarán en mi camino.

   -"Si hay persuasión de amor, si se está en comunión «en el Espíritu»..." La fuente profunda de consuelo y de unidad, de la que hablará Pablo, se encuentra en la Trinidad: hay en el fondo de nosotros "tres Personas que no son más que uno"... si estamos en comunión con Ellas, ¿cómo podremos estar divididos entre nosotros? Por el contrario, hay que animarnos y alentarnos en el amor. Padre, Hijo y Espíritu, vosotros que vivís en el amor, hacednos vivir como vosotros.

   -"Si existe entre vosotros una ternura entrañable, entonces colmaréis mi alegría..." El talante de Pablo no es sombrío ni triste. Para él, la cautividad, el sufrimiento, el combate de cada día, se viven en la alegría. Y tiene la sencillez de pedir a sus fieles de Filipos, que completen... esta alegría que él posee ya. "Dar alegría" a los que encontraré hoy... "Pedir alegría" a los que encontraré hoy. ¡Cuán atrayente sería la vida cristiana si mantuviera constantemente esa actitud!

   -"Andad de acuerdo, teniendo un amor recíproco y un interés unánime por la unidad." Si hay que "buscarla", ¡es que no está hecha! Me detengo a detectar, en mis propias relaciones y responsabilidades, todas las rupturas de unidad y también, todas las veces, que ha faltado el diálogo... Y la unidad no es un sueño... es una exigencia muy concreta que se ventila a nivel de las conductas más corrientes; san Pablo evoca unas actitudes del orden del pensamiento: «estar de acuerdo», la misma manera de ver... de la afectividad... «un amor recíproco», de la acción... «las mismas actitudes». Donde sea que yo viva, ayúdame, Señor a ser un artífice de unidad.

   -"Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad considerando que los demás son superiores a vosotros". Con mucho realismo, Pablo sugiere que la «humildad» es la condición esencial de la unidad: no creerse superior a los demás, no dar demasiada importancia a las propias ideas, ser capaz de cambiar de opinión admitiendo los puntos de vista de los demás, reconocer que los otros tienen razón. He ahí una especie de secreto de la felicidad. Las tres cuartas partes de nuestras dificultades de «relación» provienen de que hacemos comparaciones: tendríamos que llegar a regocijarnos de los éxitos ajenos, de la superioridad de los demás.

   -"Busque cada cual no su propio interés, sino el de los demás." Para dar una base a esos consejos familiares, pero de una importancia excepcional, Pablo continuará mañana su gran vuelo dogmático (Noel Quesson).

   2. Te pido que sea verdad lo del salmo, Señor: "mi corazón no es ambicioso, / ni mis ojos altaneros; / no pretendo grandezas / que superan mi capacidad." Porque contigo, puedo decir: "acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre. // Espera Israel en el Señor / ahora y por siempre".

   3. –Jesús, eres amigo de la paradoja, y una vez más has querido despertar la curiosidad de sus oyentes... nos hablas de convidar a comer a los más desvalidos quizá nos dices que si no salimos de "nosotros mismos" en un primer círculo de personas que forman parte de nosotros... nos cerramos, y vamos mal. Podría ser en parte seguir amándonos a nosotros mismos. "Si amáis sólo a los que os aman ¿qué hacéis de extraordinario? Los pecadores también lo hacen" (Lc 6,32).

   -"Por el contrario, cuando des un banquete, invita a "pobres", "lisiados", "cojos", "ciegos"..." Jesús, nos muestras un modo nuevo de vivir: - sin distinción de clase social (Lucas 14,12-14; Santiago 1,9; 2,1-6); - sin distinción de razas (Romanos 10,12; Corintios 12,13; Gálatas 3,28) - sin excluir, siquiera, a los pecadores (Lucas 7,36-5O).

   -"Y "dichoso" serás tú entonces, porque no te pueden corresponder". Esta es la palabra clave del amor evangélico: "amar sin esperar correspondencia". El desinterés más absoluto. Es difícil… cuántas veces una madre se deprime al ver que sus hijos no corresponden a todo el amor que ella ha puesto durante tantos años… es natural, pero el Señor nos anima a ir siempre más allá…

   -"Esto te será devuelto cuando resuciten los justos". Es lo mismo que decir amar "sólo por Dios". Hay casos, en que esta es la única motivación capaz de hacernos superar unas repugnancias invencibles, unos bloqueos afectivos, aparentemente sin salida y unas dificultades psicológicas extremas. Hay personas, que aman por encima de toda visión humana: «Es éste un distintivo del hombre justo: que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los otros el remedio saludable» (San Gregorio Magno).

   Sí, Dios interviene en el hombre para ensancharle el corazón. Y la "resurrección de los justos" será el brillante despliegue a pleno día de ese amor sin condiciones, sin fronteras, sin exclusivas... que es el amor mismo de Dios (Noel Quesson). Porque Dios "ama a los justos y a los injustos" (Lc 6,35; Mt 5,45).

   Me llegó un texto ("Europa cerrada", de J.M.A.S.) sobre la hipocresía con que Europa procura evitar la llegada de inmigrantes africanos, cuando no son otra cosa que el residuo patético de sus correrías coloniales de varios siglos. ¿Acaso espera Europa que luego de centurias de saquear África despojándola de su cultura, de sus recursos materiales y humanos, de inyectarla con su fiebre perniciosa de consumo, vaya a poder encarar el nuevo milenio como una suerte de castillo artillado y compacto en cuyo interior todos son felices mientras fuera cunde el hambre y la desesperación?

   En el cuento de Edgar Allan Poe "La máscara de la muerte roja" se simboliza la futilidad del intento del príncipe de encerrarse en su palacio a dar fiestas hasta que pase la peste. El egoísmo no es solución. Hay un convidado con máscara de muerte, que era la peste, y se la transmite a los que pensaban estar aislados. Se les mete en casa. La muerte acabó entrando igual. Europa es rica gracias, en buena medida, a todo lo que se llevó de África.

   Es una vergüenza pensar que tienen que morir de hambre a pocos kilómetros, mientras aquí se tira la comida. ¿Dónde están los derechos humanos? Todos somos responsables de reparar el daño hecho, invitando a nuestra mesa a los pobres. Es además de justicia, por el daño hecho por ingleses, franceses, alemanes, belgas ("El corazón de las tinieblas", relato de Joseph Conrad, que fue guión de la película "Apocalipsys now" es impresionante sobre esta colonia), portugueses (aquí recuerdo una película de Spielberg, "Amistad", sobre las penosas condiciones de los traslados de esclavos).

   ¿Con qué vergüenza rechazamos las pateras? Son personas sin medios en su país, devastado por nuestra rapiña muchas veces, que solo piden las migajas de una limosna, vender baratijas en las plazas, repartir diarios o limpiar automóviles... Y aun así no los queremos. Europa desea permanecer cerrada mientras una África saqueada se desangra... igual que América Latina... igual que el Oriente de segunda... Seguramente Europa abrirá su corazón, sus puertas... Seguramente aprenderemos algún día a tratarnos todos los seres humanos como iguales, porque si no fuera así, estaríamos aceptando los distintos genocidios ocurridos a lo largo de la historia como hechos normales... Seguramente invitaremos a comer a los necesitados, y así todos saldremos adelante.

   Llucià Pou Sabaté