viernes, 11 de octubre de 2024

Sábado la 27ª semana de TiempoOrdinario. La Virgen María, modelo perfecto de bienaventurada porque pone enpráctica lo que el Señor le pide

Sábado la 27ª semana de Tiempo Ordinario. La Virgen María, modelo perfecto de bienaventurada porque pone en práctica lo que el Señor le pide

 

A. Lecturas:

   1. Gálatas 3, 22-29: Hermanos: La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree. Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estamos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

   2. Salmo 104,2-3.4-5.6-7: Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas; / gloriaos de su nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor.

   Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. / Recordad las maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca.

   ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; / hijos de Jacob, su elegido! / El Señor es nuestro Dios, / él gobierna toda la tierra.

   3. Lucas 11,27-28: "En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: -«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: -«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»".  

 

B. Comentario:

   1. La presencia de Cristo hace que caduque la Ley en ese sentido transitoria: -"Hermanos, antes de que llegara la fe, estábamos encerrados bajo la «vigilancia» y el «dominio» de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De manera que la ley ha sido nuestro «pedagogo» hasta Cristo, para ser justificados en virtud de la fe". El "pedagogo" era el esclavo encargado de la educación de los hijos de las familias pudientes, y San Pablo nos dice que esto hace la Antigua Ley con nosotros: nos da pistas para ver el pecado, pero no la salvación.

   -"Pero, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el «celador» o pedagogo, en griego. Porque, en Jesucristo sois todos hijos de Dios, por la fe". A partir del día de Jesucristo (la salvación) por la fe podemos ser "hijos de Dios". Gracias, Señor, porque nos abres un camino de libertad (Noel Quesson).

   -"En efecto, todos los bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo". A los Romanos Pablo les dirá que el bautismo nos hace participar de la muerte y resurrección de Cristo. Meternos en su vestido, en su visibilidad, es como hacían los antiguos para el teatro tomar la máscara y las pieles del animal que representaban. También tiene esta palabra una idea de "sumergirse" como en un líquido, así hemos de meternos en Cristo, hasta perdernos en él, para verdaderamente encontrarnos.

   -"Ya no hay ni «judío» ni «gentil» ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ¡porque todos no sois más que uno en Cristo Jesús!" Es la nueva situación de libertad y de filiación. Señor, ayúdame a sentirme hijo en la casa de Dios, y no prisionero de obligaciones. Que me dirija a Dios como Padre y no sólo como Creador o como Juez. Que cumpla en la familia, en la Iglesia, en el trabajo… por amor, no por interés o miedo al castigo. Que viva la fe y eduque a los hijos o a los jóvenes con la oración, la participación en la Eucaristía dominical motivados más por el amor, que por mera tradición, por miedo, por interés comercial con Dios.

   Si la fe la sentimos como una losa, si todavía somos "esclavos" o nos sentimos "prisioneros" o necesitamos del "pedagogo" de la disciplina exterior como los niños romanos, no hemos llegado a la madurez.

   2. Te canto, Señor, con el salmista: "Cantadle al son de instrumentos, / hablad de sus maravillas; / gloriaos de su nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor". A ti recurro, Señor, a su poder: "buscad continuamente su rostro. / Recordad las maravillas que hizo, / sus prodigios, las sentencias de su boca". Te doy gracias por elegirme en tu amor: "El Señor es nuestro Dios, / él gobierna toda la tierra".

   3. Jesús, hoy te echan un piropo a tu madre, y tú lo aceptas con gusto, llevándolo a un motivo más alto.

   -"Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la gente le dijo gritando"... Se realza a una mujer. Esta humilde mujer anónima, proclamará su admiración por Jesús:

   -"¡Dichosa la madre que te llevó en su seno y que de su leche te alimentó!" (literalmente: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que chupaste!"). Vas a decir a todos que la Virgen es grande sobre todo por ser humilde, es la que creyó en la Palabra que Dios le había dirigido a través del ángel, la que dice: "hágase en mí según tu Palabra".

   -"Entonces repuso Jesús: "Más dichosos son aún los que oyen la palabra de Dios y la cumplen"". Jesús, lo habías ya dicho (Lc 8,21) en otra circunstancia. Repetimos las ideas que llevamos más adentro en el corazón. En contraste -"Mas dichosos aún"...- con la maternidad carnal de su madre, que es grande y realmente gloriosa, Jesús exalta la grandeza de la fe. Notemos una vez más que Jesús no opone "contemplación" y "acción"; la verdadera bienaventuranza comporta los dos aspectos, inseparables el uno del otro: - contemplar, escuchar, orar... - actuar, poner en práctica la Palabra, comprometerse... En Zürich vi esta frase en una iglesia protestante, como indicando el camino para la perfección; pero ellos no ven que está dicha precisamente para María en primer lugar: "dichosa por haber creído" (Lc 1,45), le dirá Isabel, y por haber "guardando en su corazón" los acontecimientos concernientes a Jesús (Lc 2,19)

   -"Dichosos los que..." Cincuenta veces sale esta expresión en el conjunto del Nuevo Testamento... veinticinco veces de los labios mismos de Jesús en el evangelio. Se ve que te gusta, Jesús: que quieres indicarnos ahí el camino. Vemos ahí una nueva bienaventuranza: Dichosos los pobres, los mansos, los afligidos, los puros, los que construyen la paz, los perseguidos por la justicia... Dichoso, ese servidor que su amo, a su regreso, encontrará vigilante... Dichosos los que escuchan la palabra de Dios... Dichosa la que ha creído -María- el cumplimiento de las palabras que le fueron dichas... Dichoso aquel para el cual Jesús no es ocasión de escándalo. Dichosos los ojos que ven lo que vosotros véis... Dichoso tú, si aquel a quien has prestado dinero no puede devolvértelo... Dichoso aquel que cenará en el Reino de Dios... Dichosos vosotros cuyos nombres están inscritos en el cielo... Dichosos sois vosotros si sabéis ser servidores los unos de los otros, hasta lavaros los pies... Dichosos los que creerán sin haber visto… (Noel Quesson).

   Podemos aprender de María la gran lección que nos repite Jesús: Madre mía, Santa María, que sepamos escuchar la Palabra y la cumplamos.

   La salvación no proviene de pertenecer a determinados grupos ni a exclusivismos,  sino de una actitud de amor ante el prójimo y ante Dios. Ni la sangre ni la carne ya son la norma de Jesús. Él rompe con la tradición judía y amplía el horizonte del Reino a toda persona que quiera recibir a Dios como el único soberano de su vida, en la escucha de la Palabra de Dios y el ponerla en práctica.

   "Si María no hubiera escuchado y observado la Palabra de Dios, su maternidad corporal no la habría hecho bienaventurada" (S. Crisóstomo). En otro sitio (Mc 3,34) cuando le hablan de su madre y hermanos, dice ante los que le rodean: "He aquí mi madre y mis hermanos". Es la familia de la fe, la Iglesia. María es la bendita, más porque creía en Cristo que por haberlo dado a luz (S. Agustín).

 

Llucià Pou Sabaté

jueves, 10 de octubre de 2024

Viernes la 27ª semana de Tiempo Ordinario. Jesús nos abre los ojos a la luz: “si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros”.

Viernes la 27ª semana de Tiempo Ordinario. Jesús nos abre los ojos a la luz: "si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros".

 

A. Lecturas:

   1. Gálatas (3,7-14): Comprended de una vez que hijos de Abrahán son los hombres de fe. Además, la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, le adelantó a Abrahán la buena noticia: «Por ti serán benditas todas las naciones.» Así que son los hombres de fe los que reciben la bendición con Abrahán, el fiel. En cambio, los que se apoyan en la observancia de la ley tienen encima una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito el que no cumple todo lo escrito en el libro de la ley.» Que en base a la ley nadie se justifica ante Dios es evidente, porque lo que está dicho es que «el justo vivirá por su fe», y la ley no arranca de la fe, sino que «el que la cumple vivirá por ella.» Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros un maldito, porque dice la Escritura: «Maldito todo el que cuelga de un árbol.» Esto sucedió para que, por medio de Jesucristo, la bendición de Abrahán alcanzase a los gentiles, y por la fe recibiéramos el Espíritu prometido.

   2. Salmo 110,1-2.3-4.5-6: Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

   Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente.

   Él da alimento a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles.

   3. Lucas 11,15-26: "En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: -«Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: -«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "Volveré a la casa de donde salí." Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio»".  

 

B. Comentario:

   1. Sigue S. Pablo: "-Hermanos, sabed de una vez que los que viven de la fe, esos son los hijos de Abraham". Abraham era el gran antepasado ideal. Jesús, tú nos abres de par en par las puertas del «pueblo de Dios»: «de estas mismas piedras, Dios puede suscitar hijos de Abraham» (Mateo 8-11) «Si fueseis hijos de Abraham, haríais las obras de Abraham» (Juan, 8-39).

   Pablo nos dice que esa salvación de nuestro Padre Abraham no viene por la pertenencia a los judíos, sino que es para todos según desarrollará en la Epístola a los Romanos: que «todos» los hombres pueden llegar a ser «hijos de Abraham», no por la práctica de la Ley, sino por la Fe... Pues esto es precisamente lo que ha caracterizado a Abraham: «¡el hombre de la Fe!»

   Te pido, Señor, no estar cerrado en una visión raquítica, como de juzgar a los demás. Que entienda bien el termino «católico», «universal», «abierto a todos», «misionero». ¿Tengo ansia interna de anunciar la «buena nueva» a los paganos? ¿Qué hago yo para ser un testigo de ese amor universal? Este año de la fe (2012-1013) es muy bueno para fomentar ese afán misionero.

   -"Así pues, todos los que viven de la fe, son bendecidos en Abraham, «el hombre de la fe». En cuanto a los que viven de las obras de la ley incurren en maldición":... La ley no «justifica» a nadie ante Dios, ¡es cosa evidente!

   -"Cristo nos rescató de la maldición de la Ley... A fin de que la bendición de Abraham llegara a todas las naciones paganas en Jesucristo, gracias a la fe". Pues «Cristo nos ha rescatado de la maldición, haciéndose "maldición" por nosotros.» Que Cristo haya aceptado por nosotros ser un hombre «maldito» para salvarnos de la maldición que pesaba sobre nosotros... ¡qué misterio! (Noel Quesson).

   2. Con el salmista cantamos también: "Doy gracias al Señor de todo corazón, / en compañía de los rectos, en la asamblea. / Grandes son las obras del Señor, / dignas de estudio para los que las aman". Dar gracias no le añade nada a Dios, pero a nosotros nos hace mejores.

   "Esplendor y belleza son su obra, / su generosidad dura por siempre; / ha hecho maravillas memorables, / el Señor es piadoso y clemente.

   Él da alimento a sus fieles, / recordando siempre su alianza; / mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, / dándoles la heredad de los gentiles."

   3. Como continuando la última petición del Padrenuestro, Jesús nos muestra hoy la lucha contra el maligno. El mal no se explica totalmente en razón de la libertad humana. Tiene raíces extremadamente profundas que no podemos desarraigar. Tú, Jesús, has venido a destruir este imperio del mal. El Reino de Dios es el futuro del hombre, pero no sólo está en el cielo. Esta la plenitud en Dios a la que tiende el hombre ya tiene en esta vida un comienzo, podemos gustarla, aunque sabemos también que no puede realizarse plenamente en el mundo actual. Hay obstáculos como el demonio, pero se realiza cuando Jesús expulsa a los demonios, perdona los pecados, libera a los hombres de la fuerza del diablo y los conduce hacia un futuro de gracia, de libertad y de vida. -Reino de verdad y de vida. -Reino de santidad y de gracia. -Reino de justicia, de amor y de paz, como diremos dentro de pocas semanas, en la fiesta de Cristo Rey.

   La Biblia nos presenta que la vida es lucha entre dos espíritus: el del hombre natural, y el del Espíritu que viene de Dios que lo hace partícipe de la libertad divina (Misa dominical 1990).

   -"Algunos de los asistentes dijeron: "Echa los demonios con poder de Belzebú, el jefe de los demonios…"; otros, para comprometerle le exigían una señal que viniera del cielo..." Una de las cosas más duras que nos pueden hacer es ser incomprendido, despreciado; es ver deformados sus propósitos, sus propias intenciones. Jesús conoció esa clase de indigencia. ¡Se le acusó de estar del lado de Satán. La acusación era dura y despreciativa: Belzebú significa ¡"Baal del estercolero... Señor de las moscas"! Esto es lo que se decía de Jesús en su lengua, el arameo. Ayúdanos, Señor, a evitar todas las interpretaciones malévolas. Ayúdanos, Señor, a soportar, si somos víctimas de ellas, como Tú lo fuiste, esas críticas o esas calumnias.

   Es por ceguera y envidia que esos te acusan, Señor. Son ganas de eliminar de alguna manera a quien se nos presenta como enemigo, con la mentira, el engaño.

   -"Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado... Si pues Satán está dividido contra sí mismo ¿cómo va a mantenerse en pie su reino?" Jesús, subrayas la importancia de la unidad. El peor enemigo es el de dentro, dividir.

   -"Pero, si Yo echo los demonios "con el dedo de Dios", señal es que el reino de Dios ha llegado a vosotros." El "dedo de Dios" es imagen de la potencia divina; el texto griego dice: "el reino de Dios os ha llegado por sorpresa... ha venido de súbito... os ha sorprendido... os ha alcanzado". Se trata de una "irrupción absoluta y rápida" que corta el aliento, que impide parar el golpe. El golpe dado a Satán no tiene esquiva posible.

   -"Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero cuando otro "más fuerte" lo asalta y lo vence, le quita las armas"... Uno "más fuerte" es el nombre que Juan Bautista había dado al mesías (Lc 3,16). Jesús "más fuerte" que el mal, más fuerte que Satán, ven en mi ayuda, en ayuda de nuestra pobre humanidad.

   -"El que no está conmigo, está contra mí." En Lucas 9,50, Jesús había dicho: "el que no está contra vosotros, está a favor vuestro". Aquí nos muestras la radicalidad de la llamada y la respuesta al Reino.

   -"Cuando echan de un hombre el espíritu inmundo, éste va atravesando lugares resecos buscando un sitio para descansar; al no encontrarlo, decide volver a la casa de donde lo echaron... Entonces va a buscar otros siete espíritus peores que él, vuelven y se instalan allí. Y el estado final de aquel hombre resulta peor que el principio". Una vez conocemos el amor de Dios, no podemos volver a nuestros antiguos descaminos (Noel Quesson).

   La llamada a la vigilancia es evidente. Cada uno sabe qué demonios le pueden tentar desde dentro y desde fuera. Haremos bien en decir humildemente, con el Padrenuestro, "no nos dejes caer en la tentación", "líbranos del Maligno".

   Cuando comulgamos, se nos invita a participar de Cristo Jesús, que es "el que quita el pecado del mundo". La Eucaristía es la mejor fuerza que Dios nos da en la lucha contra el mal (J. Aldazábal).

 

Llucià Pou Sabaté

miércoles, 9 de octubre de 2024

Jueves la 27ª semana de Tiempo Ordinario. Jesús nos enseña el poder de la oración. San Pablo nos muestra la libertad en el Señor

Jueves la 27ª semana de Tiempo Ordinario. Jesús nos enseña el poder de la oración. San Pablo nos muestra la libertad en el Señor

 

A. Lecturas:

   1. Gálatas (3,1-5): ¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentamos la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿recibisteis el Espíritu por observar la ley o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la carne! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley o porque respondéis a la fe?

   2. Salmo Lc 1,69-70.71-72.73-75: Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

   Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

   Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

   3. Lucas 11,5-13: "En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: -«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿0 si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿0 si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»".

 

B. Comentario:

   1. Pablo nos muestra la libertad que supera particularismos: -"Gálatas insensatos, ¿quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado?" Parece que algunos gálatas rehusaron comer con los cristianos venidos del paganismo. La circuncisión era una costumbre, algo cultural, una señal perteneciente a un grupo, a una raza, a una tradición, pero no es esto lo que cuenta. Para salvarse ¡hay que mirar a Jesucristo "crucificado"! Señor, concédenos esta gracia... la de contemplar en profundidad tu Cruz... y de penetrar el misterio que en ella se revela... Señor, danos una libertad total respecto a todas las costumbres, incluso las más venerables para que sepamos valorar lo «esencial» de la Fe, aceptando de todo corazón que otros cristianos tengan otras costumbres y otros gustos distintos a los nuestros.

   -"Os hago una sola pregunta: «Vosotros habéis recibido el Espíritu Santo: ¿Ha sido porque habéis practicado las obras de la Ley, o bien porque habéis escuchado la llamada de la Fe?»" Pablo se plantea: «¿es la Ley o es la Fe?» Decimos que es un dilema radical: «o bien esto... o bien aquello...» y dirá más tarde: «Nosotros, los judíos, hemos sido objeto de una elección particular de Dios. Pero no es un privilegio. Para nosotros, como para los gentiles, el único medio de llegar a ser «justos» y de librarnos de nuevos pecados, es la fe en Cristo, y no la observancia de la Ley de Moisés.» Nuestro cristianismo, no lo diremos nunca bastante, no es una moral, ni una ideología... es una persona, es «alguien». El rigor de las fórmulas y de las definiciones doctrinales es necesario... el esforzarse para una vida moral y responsable según la propia conciencia es necesario... Pero lo esencial es la «llamada de la Fe»: una llamada... un caminar hacia Cristo... la respuesta a esta llamada personal... el encuentro de Aquel que nos llama...

   -"El que os otorga el «don» del Espíritu, no obra así porque habéis practicado las «obras de la Ley», sino porque habéis escuchado «la llamada de la Fe»". Dios no salva al hombre en razón del mérito -porque ¡no tenga nada que reprocharse!-... sino por puro amor, por «donación». Hay que aceptar ser amado: Gracias, Señor (Noel Quesson).

   2. Te doy gracias, Señor, con el responsorio, por librarnos de tantas ataduras, al darnos tu ley de libertad: "Nos ha suscitado una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo, / según lo había predicho desde antiguo / por boca de sus santos profetas.

   Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos / y de la mano de todos los que nos odian; / realizando la misericordia / que tuvo con nuestros padres, / recordando su santa alianza.

   Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. / Para concedernos que, libres de temor, / arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con santidad y justicia, / en su presencia, todos nuestros días."

   3. Jesús, sigues hoy con tu enseñanza sobre la oración: anteayer la escucha de la palabra, ayer el Padrenuestro, y hoy nos propones Jesús dos detalles de la vida familiar: el del amigo impertinente y el del padre que escucha las peticiones de su hijo.

   -"Si uno de vosotros tiene un amigo"... es bonito ver como aprecia Jesús la amistad, los valores humanos…

   -..."que llega a mitad de la noche para pedirle: "Préstame tres panes"". La inoportunidad del amigo que llega a casa cuando no se espera… y le dice:

   -..."un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle", y si, desde dentro, el otro le responde: "¡Déjame en paz! la puerta está cerrada; los niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme a darte el pan"". Escena viva. Imagino la casa de una sola pieza, todos duermen ahí. Levantarse supone molestias para todos ¡y es complicado!

   -"Yo os digo: que acabará por levantarse y darle lo que necesita, si no por ser amigos, al menos para librarse de su importunidad". Jesús, otro día nos dirás de un juez al que hacen lo mismo (Lc 18,4-5). Del ejemplo no tomamos que Dios se canse de nosotros, más bien Jesús nos invita a perseverar en nuestra oración, a dirigir confiadamente nuestras súplicas al Padre. Y nos asegura que nuestra oración será siempre eficaz, será siempre escuchada: "si vosotros sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial...?" La eficacia consiste en que Dios siempre escucha. Que no se hace el sordo ante nuestra oración. Porque todo lo bueno que podamos pedir ya lo está pensando antes él, que quiere nuestro bien más que nosotros mismos.

   ¿Y qué pasa cuando parece que Dios no nos escucha, en el silencio de Dios? como cuando Jesús pidió que "pasara de él este cáliz", o sea, ser liberado de la muerte. Dice la Carta a los Hebreos (Hb 5,7) que "fue escuchado", pero fue liberado de la muerte a través de ella, después de experimentarla, no antes. Y así se convirtió en causa de salvación para toda la humanidad. No sabemos cómo cumplirá Dios nuestras peticiones. Lo que sí sabemos -nos lo asegura Jesús- es que nos escucha como un Padre a sus hijos.

   Podríamos leer hoy unas páginas del Catecismo que nos pueden ayudar a entender en qué consiste la eficacia de nuestra oración. Son las que dedica al "combate de la oración", describiendo las objeciones a la oración en el mundo de hoy, por ejemplo las "quejas por la oración no.escuchada", a la vez que invita a orar con confianza y perseverancia (números 2725-2745; J. Aldazábal).

   "Si pues vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas... ¡cuanto más vuestro Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo piden!" ¡El Espíritu Santo! "Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto: "Por la comunión con él, el Espíritu Santo nos hace espirituales, nos restablece en el Paraíso, nos lleva al Reino de los cielos y a la adopción filial, nos da la confianza de llamar a Dios Padre y de participar en la gracia de Cristo, de ser llamado hijo de la luz y de tener parte en la gloria eterna" (San Basilio).

   En los dos, nos asegura que Dios atenderá nuestra oración. Si lo hace el amigo, al menos por la insistencia del que le pide ayuda, y si lo hace el padre con su hijo, ¡cuánto más no hará Dios con los que le piden algo! En otro sitio nos dices que nos darás cosas buenas, aquí nos aseguras tu Espíritu, nada más y nada menos.

   -"Pedid y se os dará. Buscad y encontraréis. Llamad y se os abrirá". Jesús afirma solemnemente que ¡Dios atiende la oración! Lo repite incansablemente y de diferentes modos.

   -"El que pide recibe. El que busca encuentra. Al que llama le abren". Hay que ir a Dios como pobre en la necesidad. La plegaria es ante todo una confesión de la propia indigencia: Señor, yo a eso no alcanzo... Señor, ando buscando... Señor, no comprendo... Señor, te necesito...

   -"¿Qué padre, si su hijo le pide pescado, le ofrecerá una culebra? y si le pide un huevo ¿le dará un alacrán? Pues si vosotros, malos como sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos"... Sería impensable que una madre no reaccionara así. Siguiendo la invitación de Jesús, voy a contemplar detenidamente el amor del corazón de las madres y de los padres de la tierra: tantas "cosas buenas" son "dadas" cada día, por millones de padres y madres, bajo el cielo de todo el orbe de la tierra. ¡Nos da, nada menos que su propio Espíritu! El que pide, recibe. Pedid y recibiréis (Noel Quesson).

 

Llucià Pou Sabaté 

Miércoles de la 27ª semana. Jesús nos invita a un trato filial con Dios Padre, con la oración del Padrenuestro.

Miércoles de la 27ª semana. Jesús nos invita a un trato filial con Dios Padre, con la oración del Padrenuestro.

 

A. Lecturas:

   1. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,1-2.7-14): Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevando también a Tito. Subí por una revelación. Les expuse el Evangelio que predico a los gentiles, aunque en privado, a los más representativos, por si acaso mis afanes de entonces o de antes eran vanos. Al contrario, vieron que Dios me ha encargado de anunciar el Evangelio a los gentiles, como a Pedro de anunciarlo a los judíos; el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos me capacita a mí para la mía entre los gentiles. Reconociendo, pues, el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos. Una sola cosa nos pidieron: que nos acordáramos de sus pobres, esto lo he tomado muy a pecho. Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. Antes de que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquéllos, se retrajo y se puso aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, tanto que el mismo Bernabé se vio arrastrado con ellos a la simulación. Ahora que cuando yo vi que su conducta no cuadraba con la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives a lo gentil y no a lo judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a las prácticas judías?»

   2. Salmo 116,1.2: alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.

   Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.

   3. Lucas 11,1-4: "Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: -«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Él les dijo: -«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación"».

 

B. Comentario:

   1. Nos dice hoy Pablo: "-Luego, al cabo de catorce años subí nuevamente a Jerusalén... Les expuse el evangelio que proclamo entre los gentiles... para saber si corría o si había corrido en vano... Las autoridades constataron que yo había recibido la misión de evangelizar a los incircuncisos, como Pedro la de los judíos circuncisos". Quiere ser verificado en la doctrina, por la Iglesia, la Tradición.

   -"Reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Pedro y Juan que eran considerados como «columnas de la Iglesia» nos tendieron la mano, en señal de comunión a mí y a Bernabé". Busca la comunión.

   "-Pero cuando vino Pedro a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque se encastilló en su error... Por temor a los cristianos de origen judío... Dije a Pedro en presencia de todos..." Critica con libertad a Pedro, que a pesar de la decisión del Concilio, tiene «miedo»... teme «lo que dirán». Pablo reacciona vivamente (Noel Quesson).

   2. Queremos rezar con el salmista por la nueva evangelización: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio… Alabad al Señor, todas las naciones, / aclamadlo, todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros, / su fidelidad dura por siempre".

   3. Jesús, ayer nos hablabas de la escucha de la palabra de Dios, hoy y mañana continuas con esta enseñanza, hablándonos de la importancia de la oración. El Padrenuestro del evangelio de Lucas es menos desarrollado que el de Mateo: contiene dos peticiones referentes a Dios: "santificado sea tu nombre, venga tu reino" (Mateo añade "hágase tu voluntad") y tres para nosotros: "danos el pan", "perdona nuestros pecados" y "no nos dejes caer en la tentación" (Mateo añade "mas líbranos del mal"). Los especialistas dicen que es más fácil pensar que Mateo haya añadido matices que no que Lucas los haya suprimido, y por tanto la versión de Lucas podría considerarse más cercana a lo que dijo Jesús. Todavía hay otra versión del primer siglo, la de la Didaché, que añade una doxología final: "tuyo es el reino ", que nosotros también decimos en la Misa como conclusión del Padrenuestro. El Espíritu Santo ha ayudado a concretar la forma en que la rezamos en la Iglesia. También desde 1988 se ha unificado para los veintitantos países de habla hispana.

   Ver a Jesús rezar les lleva a los apóstoles a preguntarle por la oración. Jesús, nos das esta plegaria que hace viva la consideración de nuestra filiación divina. Fomenta nuestro deseo de glorificar al Padre y que se apresure la venida de su Reino. El centro de nuestra vida se va haciendo más Dios. Pedimos también por nosotros: que nos dé el pan de nuestra subsistencia, nos perdone las culpas y nos dé fuerza para no caer en la tentación. Es nuestra oración de hijos. Lucas trae como invocación inicial una sola palabra: "Padre", que la comunidad primera conservó cariñosamente, recordando que Jesús llamaba a Dios "Abbá, Papá". Mateo añade lo de "nuestro, que estás en los cielos".

   Son muy ricos los comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica a las peticiones del Padrenuestro, en sus números 2759-2865, en los que presenta esta oración como "corazón de las sagradas Escrituras", "la oración del Señor y oración de la Iglesia" y "resumen de todo el evangelio" (J. Aldazábal).

   "La expresión tradicional "Oración dominical" [es decir, "oración del Señor"] significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es "del Señor".  Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn 17,7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración" (2765).

   La infancia espiritual lleva a las almas a sentir el consuelo de abandonarse totalmente en este Padre bueno que es Dios: «Yo soy esa hija, objeto del amor previsor de un Padre que no ha enviado a su Verbo a rescatar a los justos sino a los pecadores. Él quiere que yo le ame porque me ha perdonado, no mucho, sino todo. No ha esperado a que yo le ame mucho, como Santa María Magdalena, sino que ha querido que yo sepa hasta qué punto Él me ha amado a mí, con un amor de admirable prevención, para que ahora yo le ame a Él ¡con locura...!» (Sta. Teresa de Lisieux).

   «Si recorres todas las plegarias de la Santa Escritura, creo que no encontrarás nada que no se encuentre y contenga en esta oración dominical. Por eso, hay libertad de decir estas cosas en la oración con unas u otras palabras, pero no debe haber libertad para decir cosas distintas. (...) Aquí tienes la explicación, a mi juicio, no sólo de las cualidades que debe tener tu oración, sino también de lo que debes pedir en ella, todo lo cual no soy yo quien te lo ha enseñado, sino aquel que se dignó ser maestro de todos» (S. Agustín).

   -"Un día estaba Jesús orando"... continuando con la necesidad de rezar que veíamos ayer, "cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le pidió: "Señor, enséñanos una oración, como Juan Bautista enseñó a sus discípulos"".

   "-El les dijo: "Cuando recéis decid: Padre nuestro... Abba". Inaugura una forma de orar inaudita. La oración judía oficial se realizaba en el templo, el lugar por excelencia; Jesús convierte el sitio donde se encuentra en «lugar» adecuado para la oración («mientras él se encontraba orando en cierto lugar»). Por primera vez hay quien se dirige a Dios con confianza filial: «Abba» (en arameo, «Padre»). Jesús introduce un cambio profundo en la relación del hombre con Dios. Todas las religiones, incluyendo la religión judía (Antiguo Testamento), rezan a un Dios lejano, al que tratan de aplacar. Jesús sustituye la verticalidad por la horizontalidad: ¡Dios es Padre! Esta invocación nos introduce en el ámbito familiar de Dios y nos conduce al sentido más profundo de nuestra comunicación con El (Josep Rius-Camps).

   ¡Padre!, santificado sea tu nombre. ¡Padre!, haznos más hermanos, más caritativos. ¡Padre!, sé misericordioso con nosotros.

   Los cristianos ortodoxos de rito griego y ruso, en la liturgia eucarística llamada de San Juan Crisóstomo (que siguen aún) se preparan así: «Y haznos dignos, oh Señor, para que con confianza y sin presunción osemos invocarte como Padre, Dios del Cielo, y decir: Padre nuestro...». En la Misa romana tenemos, de modo análogo y más resumido: «nos atrevemos a decir (audemus dicere): Padre nuestro...» (J. Jeremias). Osadía santa es llamar a Dios «Padre», novedad que rompe la tradición, el sentimiento de temor reverencial que tuvo Moisés al oír: No te acerques aquí. Quita las sandalias de tus pies (Ex 3, 5).

   «La expresión Dios Padre no había sido revelada jamás a nadie. Cuando Moisés preguntó a Dios quién era Él, oyó otro nombre. A nosotros este nombre nos ha sido revelado en el Hijo, porque este nombre implica el nuevo nombre del Padre» (Tertuliano). Sólo Jesús, después de llevar a cabo la purificación de los pecados (Hebr 1, 3), puede ponernos en presencia del Padre: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me dio (Hebr 2, 13).

   «Tú, hombre, no te atrevías a levantar tu cara hacia el cielo, tú bajabas los ojos hacia la tierra, y de repente has recibido la gracia de Cristo: todos tus pecados te han sido perdonados. De siervo malo, te has convertido en buen hijo... Eleva, pues, los ojos hacia el Padre que te ha rescatado por medio de su Hijo y di: Padre nuestro... Pero no reclames ningún privilegio. No es Padre, de manera especial, más que de Cristo, mientras que a nosotros nos ha creado. Di entonces también por medio de la gracia: Padre nuestro, para merecer ser hijo suyo» (S. Ambrosio). Esta conciencia de la presencia del Padre -adquirida por el rezo del Padre nuestro, que no es otra cosa que la consideración de la filiación divina- es vital en el hijo de Dios:

   «La conciencia que tenemos de nuestra condición de esclavos nos haría meternos bajo tierra, nuestra condición terrena se desharía en polvo, si la autoridad de nuestro mismo Padre y el Espíritu de su Hijo, no nos empujasen a proferir este grito: Abbá, Padre (Rm 8, 15)... ¿Cuándo la debilidad de un mortal se atrevería a llamar a Dios Padre suyo, sino solamente cuando lo íntimo del hombre está animado por el Poder de lo alto?» (S. Pedro Crisólogo).

   Eficaz oración, que ha sido la base de toda catequesis cristiana: en la exposición de esta oración donde han desarrollado los Padres las implicaciones del cristiano como hijo de Dios. San Cipriano ve esta oración como el compendio de toda oración, y del entero Evangelio, como también es llamada por Tertuliano breviarium totius evangelii.

   Dios es Padre; es el mensaje central del Nuevo Testamento: Jesús insiste continuamente en esta verdad (nos lo recuerda más de 170 veces en los Evangelios, en palabras salidas de sus labios). Considera S. Pedro Crisólogo que el sentimiento propio de un hijo de Dios es hablar con su Padre; Él mismo pone en nuestros labios la plegaria: «Viene como padre, porque el hombre no es capaz de aguantar la presencia de Dios, ni el siervo la del Señor. Y como permanece fiel a las palabras que pronunciara: abre tu boca, y Yo te la llenaré (Ps 80, 11), por eso, fieles, no dejéis de abrir vuestra boca para que él mismo pueda llenarla de esta plegaria: Padre nuestro, que estás en los cielos. El es quien nos enseña a rezar así; él mismo nos anima y nos lo ordena. Hermanos míos, vayamos en seguimiento de la gracia que nos llama, de la caridad que nos atrae, de la bondad que nos invita, ¡pues tenemos por Padre a Dios! Confiésele nuestra alma, que nuestra boca le anuncie, todo en nosotros respire la gracia y no el temor, ya que, siendo nuestro juez, se ha hecho nuestro padre y quiere ser amado, no temido».

   Tratar a Dios con confianza de hijos lleva a fomentar en el alma los sentimientos de hijo, vivir como hijos. «Es necesario acordarnos, cuando llamemos a Dios 'Padre nuestro', de que debemos comportarnos como hijos de Dios» (S. Cipriano). «Es necesario contemplar continuamente la belleza del Padre e impregnar de ella nuestra alma» (S. Gregorio de Nisa). San Cipriano señala que lo propio del hijo de Dios es desear tener contento a su Padre: «Hemos de recordar y saber, queridos hermanos, que si llamamos a Dios Padre, hemos de vivir también como sus hijos para que, así como nosotros nos alegramos de tenerlo por Padre, así también Él se complazca de tenernos por hijos. Vivamos como templos de Dios (cf. 1 Cor 5, 16)...». De Orígenes es el comentario más antiguo del Padrenuestro que conocemos, y refiriéndose a la novedad de vida que la filiación divina conlleva, afirma: «Nuestra vida entera debería decir: "Padre nuestro, que estás en los cielos", porque nuestra conducta debería ser celestial y no mundana».

Llucià Pou Sabaté

 

lunes, 7 de octubre de 2024

Martes de la XXVII semana (par): Jesús explica a Marta y María el modo de hacer las cosas del mejor modo, escoger la mejor parte. San Pablo nos ayuda a vivir cara a Dios

Martes de la XXVII semana (par): Jesús explica a Marta y María el modo de hacer las cosas del mejor modo, escoger la mejor parte. San Pablo nos ayuda a vivir cara a Dios

A. Lecturas:

   1. Gálatas (1,13-24): Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.

   2. Salmo 138: Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

   Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras.

   Conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra.

   3. Lucas 10,38-42: "En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: -«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: -«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán»". 

B. Comentario:

   1. Dice S. Pablo: -"Hermanos, sin duda habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo. Con qué saña perseguía yo a la Iglesia de Dios tratando de destruirla. Sobrepasaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos... Y defendía más que nadie las tradiciones..." Ayúdame, Señor, a ser dócil a tus inspiraciones; a ser capaz de esas «reconsideraciones» radicales.

   -"Pero Dios, que me separó del seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar -apocalipsis- en mí a su Hijo". ¡Una elección radical, soberana, que precede a todo mérito de nuestra parte! Es la «gratuidad» abrupta de la «gracia», del don, de Dios lo que lo hiere. Ayúdame, Señor, a creer en tu gracia todopoderosa, en tu previsora iniciativa conmigo. Desde mi cuna también pensaste, Señor, en el papel que me asignabas en el mundo. ¿Lo cumplo, Señor? Ayúdame a estar donde Tú quieres que esté y tal como Tú quieres que yo sea.

   -"Al punto, sin pedir consejo a nadie, sin subir a Jerusalén donde estaban los apóstoles anteriores a mí, partí... Luego de allí a tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y permanecí quince días con él. No vi a ningún otro apóstol excepto a Santiago..." Siempre en comunión… (Noel Quesson).

   2. Cuando una doctrina no gusta, se intenta desacreditar al que la proclama -como la defensa de la vida o la justicia social-, y hay campañas de desprestigio o incluso de violencia. Pero hemos de sentirnos juzgados solo por Dios, que nos conoce en profundidad, y deseamos su aprobación: "Señor, tú me sondeas y me conoces... conoces hasta el fondo de mi alma".

   3.  En su camino hacia Jerusalén, Jesús se hospeda en una casa amiga: la de Marta y María. Jesús sabe tomarse un descanso y es capaz de amistad. Hermanas de Lázaro, a quien Jesús resucitó. La breve escena es muy familiar. Marta y María tienen carácter muy diferente: una, buena ama de casa, se esmera en atender a las cosas materiales; la otra se sienta a los pies de Jesús, en actitud de discípula, y le escucha atentamente. He aquí un relato propio de Lucas que sin duda lo había obtenido de un grupo de mujeres, de las que siguieron a Jesús y habían conservado unas tradiciones originales.

    "-Por el camino entró Jesús en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María..." Marta y María aparecen en tres relatos, y en los tres las descripciones de sus temperamentos coinciden: Marta, la activa... María, la sensible, la contemplativa: Lucas (10,38-42) cuenta una comida muy sencilla que Jesús compartió con ellas... Juan (11,1-44) cuenta la pena que estaban pasando por la muerte de su hermano Lázaro... Juan (12,1-8) relata la unción perfumada que hizo María, una semana antes de la pasión... De modo que Jesús tenía amigos y en su casa se encontraba bien. Allí regresaba cada tarde de la última semana anterior a la pasión. Viven las dos la hospitalidad según su genio, como dice S. Agustín: "aquella se agitaba, ésta se alimentaba; aquélla disponía muchas cosas, ésta sólo atendía a una. Ambas ocupaciones eran buenas".

   -"María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra" ¿De qué les hablas, Señor? Seguramente, de lo que llevas dentro, tu próxima muerte y su resurrección, y necesitas la compasión y la amistad de los amigos. Eso haría más verosímil el hecho que María comprendiera, mejor que otros, el misterio de la unción previa a la sepultura de Jesús y el de la resurrección (Lucas 14,8; 16,1). María está "sentada a los pies de Jesús". Esta es para Lucas, la posición del "discípulo" (Lucas 8,35; Hechos 22,3). Las posiciones corporales no son indiferentes, tienen una significación simbólica, y además facilitan o estorban tal o cual tipo de oración. La posición "sentado" facilita el escuchar: esta es la actitud litúrgica que la Iglesia recomienda en ciertos momentos de la misa en los cuales la meditación es lo primero... del mismo modo que la Iglesia recomienda "estar de pie" cuando se trata de expresar colectivamente la acción de gracias, durante la gran plegaria eucarística..."Sentada, María escuchaba."

   -"Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile pues que me ayude"". Marta es útil. Su servicio es indispensable. Todo amor, puesto al servicio de los demás, honra a Jesús, como tú has dicho: "me disteis de comer, me disteis de beber... venid los benditos de mi Padre" (Mateo 25,34-35). Te ofrezco, Señor, las múltiples tareas domésticas, tan humildes, hechas con tanto amor, de innumerables mujeres de todo el mundo. Ayúdame a reconocer su grandeza.

   -"Le respondió el Señor: "Marta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas y hay necesidad de una sola..." La "preocupación", la "inquietud", es lo que veo que quieres que evitemos; tú, Jesús, lo repites a menudo. "No os agobiéis", decías (Lucas 12,22-31; 8,14; 21,34).

   -"María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada". No quieres que nos desviemos de lo esencial, Señor. Quizá los nervios por lo que escucha llevan a Marta a pensar en otra cosa, con la acción (Noel Quesson).

   Ante la queja de Marta, Jesús, amablemente, le recuerda que "sólo una cosa es necesaria: María ha escogido la parte mejor", porque aprovecha la ocasión de que tienen al Maestro en casa y le escucha. A veces se ve a Marta como modelo de vida activa, a María de contemplativa, pero no es tanto en el exterior, sino dentro de cada persona, donde ha de encontrarse esta unidad de vida espiritual…

   No pueden ser opuestas las dos actitudes: la de la caridad detallista y la de la oración y la escucha. Son complementarias. Hemos de ser hospitalarios, pero también discípulos. Con tiempo para los demás, pero también para nosotros mismos y para Dios. Y al revés: con oración, pero también con acción y entrega concreta. Cada uno debe saber conjugar las dos dimensiones: la oración y el trabajo servicial. ¿Cuál es el aspecto que yo descuido?, ¿me refugio tal vez en la meditación y luego no doy golpe?, ¿o me dedico a un activismo ansioso y descuido los momentos de oración?, ¿soy sólo Marta, o sólo María?, ¿no debería unir las dos cosas?

   Nuestro trabajo no puede ser bueno si no tiene raíces, si no estamos en contacto con Dios, si no se basa en la escucha de su Palabra. Jesús no desautoriza el amor de Marta, pero sí le da una lección de que no tiene que vivir en excesivo ajetreo: debe encontrar tiempo para la escucha de la fe y la oración (J. Aldazábal).

   Marta se precipita a "hacer" y este "hacer" no parte de una escucha atenta de la Palabra de Dios que sí vive María, y por eso ella estará más cerca de la Cruz. Ha elegido inmediatamente, "la mejor parte".

 Llucià Pou Sabaté  

 

 

domingo, 6 de octubre de 2024

Lunes de la 27º semana. La clave de la vida eterna es amar, en esta vida, a los demás, como nos recuerda la parábola del buen samaritano

Lunes de la 27º semana. La clave de la vida eterna es amar, en esta vida, a los demás, como nos recuerda la parábola del buen samaritano

 

A. Lecturas:

   1. Gálatas (1,6-12): Me sorprende que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó a la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, lo que pasa es que algunos os turban para volver del revés el Evangelio de Cristo. Pues bien, si alguien os predica un evangelio distinto del que os hemos predicado –seamos nosotros mismos o un ángel del cielo–, ¡sea maldito! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea maldito! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo. Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.

   2. Sal 110,1-2.7-8.9.10c: Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman.

   Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud.

   Envió la redención a su pueblo, ratificó para siempre su alianza, su nombre es sagrado y temible. La alabanza del Señor dura por siempre.

   3. Lucas, 10,25-37: "Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo»".

 

B. Comentario:

   1. Volveremos a una Carta de san Pablo, la epístola a los Gálatas. La Ley no da la salvación, es la novedad de Cristo Hijo de Dios que nos hace hijos de Dios. Atacan a Pablo los judaizantes, diciendo que no es Apóstol, de los Doce.

   -"Hay entre vosotros algunos que os perturban y que quieren deformar el evangelio de Cristo". "Evangelio", buena nueva, siete veces leemos hoy esta palabra, y sesenta y una vez en san Pablo.

   -"Si alguien, nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" ¿Amo yo a Cristo con este afán, con esta vehemencia?

   -"Hermanos, es preciso que lo sepáis: el evangelio que proclamo no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo". Pablo ha recibido la «revelación» -apocalipsis, en griego- de Cristo. Su enseñanza está unida a los demás Apóstoles. ¿Procuro tener tiempo de recibir el Evangelio? ¿Acepto que el Evangelio me interrogue y reproche mis modos de pensar y de obrar? o bien ¿me he fabricado a mi gusto un pequeño evangelio para mi uso particular en lugar de aceptarlo entero y tal cual es?

   -"¿O es que intento agradar a los hombres? En este caso ya no sería «siervo de Cristo»". Se trata de una "intransigencia" que no admite ser «tolerantes» con la doctrina, sí con los demás (Noel Quesson).

   2. No podemos inventarnos el evangelio según nuestros gustos, algo "light" al gusto de todos… El salmo nos orienta en ese discernimiento según el Espíritu: "doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea... todos sus preceptos merecen confianza, son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud".

   3. La parábola del buen samaritano, que hoy leemos, sólo nos cuenta Lucas. Es una de las más bonitas.

   -"En esto, un Doctor de la Ley le preguntó a Jesús: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"" Pregunta similar a la del "joven rico". Jesús se dirige a las más profundas opciones humanas, aquellas que compartimos con Dios. ¿Me hago yo también esa misma pregunta? ¿Qué respuesta personal y espontánea daría yo a esa pregunta? Lo trágico de la "condición humana" es cerrar los ojos a esa pregunta. Siempre los hombres han esperado "otra vida". Jesús también habló a menudo de ella, y aun decía que esa vida eterna ya ha comenzado, está en camino, si bien inacabada, naturalmente. ¿La deseo? ¿Pienso en ella? ¿Comienzo a vivirla? También es bueno considerar qué respuesta doy, pues podemos reducir la vida cristiana a cumplir obligaciones piadosas, pero Jesús dice más…

   -"Jesús le pregunto: "¿Qué está escrito en la Ley?"" Jesús, le remites a unas palabras que los judíos repetían cada día: amar a Dios y amar al prójimo como a ti mismo. Haces que el letrado llegue por su cuenta a la conclusión del mandamiento fundamental del amor. Eso es fundamental en el diálogo, no "vencer" con la respuesta buena, sino ayudar a que la descubra el que pregunta, pensando…

   -"El jurista contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda la mente... Y a tu prójimo como a ti mismo"... Jesús le dijo: "Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida"". El Doctor de la Ley citó el Deuteronomio 6,5 y el Levítico 19,18. Amar, amar a Dios y al prójimo. No es pues algo nuevo. No es original. Todas las grandes religiones tienen en común esa base esencial. Esto forma ya parte del Antiguo Testamento. El mensaje de Jesús se basa primero en esa gran actitud, eminentemente humana.

   "-¿Quién es mi prójimo?" Sigue preguntando el letrado, y es ahí donde empieza toda la novedad ciertamente revolucionaria del evangelio. Y tú, Jesús, nos concretas:

   -"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó... Lo asaltaron unos bandidos y lo dejaron medio muerto, al borde del camino... Pasó un sacerdote y luego un levita que lo vieron y pasaron de largo... Pero un samaritano..." Hemos visto en Lucas 9,52-55 cuán detestados eran los samaritanos. "¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo...?" Jesús da completamente la vuelta a la noción de prójimo. El legista había preguntado "quién es mi prójimo" -en sentido pasivo-: en este sentido los demás son mi prójimo. Jesús le contesta: ¿"de quién te muestras tú ser el prójimo"? -en el sentido activo-: en este sentido somos nosotros los que estamos o no próximos a los demás. El prójimo soy "yo" cuando me acerco con amor a los demás. No debo preguntarme: ¿"quién es mi prójimo"?, sino "¿cómo seré yo el prójimo del otro, de cualquier otro hombre?" Cerca de mí, ¿quiénes son los despreciados, mal considerados, difíciles de amar?

   -"El samaritano al verlo le dio lástima, se acercó a él y le vendó las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada... ¡Anda, haz tu lo mismo!" Amar no es, ante todo, un sentimiento; es un acto eficaz y concreto (Noel Quesson).

   La clave es amar. Si buscamos la vida eterna, sabemos que «la fe y la esperanza pasarán, mientras que el amor no pasará nunca» (cf. 1Co 13,13). Cualquier proyecto de vida y cualquier espiritualidad cuyo centro no sea el amor nos aleja del sentido de la existencia. Un punto de referencia importante es el amor a uno mismo, a menudo olvidado. Solamente podemos amar a Dios y al prójimo desde nuestra propia identidad… La propuesta de Jesús es clara: «Vete y haz tú lo mismo». No es la conclusión teórica del debate, sino la invitación a vivir la realidad del amor, el cual es mucho más que un sentimiento etéreo, pues se trata de un comportamiento que vence las discriminaciones sociales y que brota del corazón de la persona. San Juan de la Cruz nos recuerda que «al atardecer de la vida te examinarán del amor» (Lluís Serra i Llansana).

   En su parábola, tan expresiva, quedan muy mal parados el sacerdote y el levita, ambos judíos, ambos considerados como "oficialmente buenos". Y por el contrario queda muy bien el samaritano, un extranjero. En la película "Las sandalias del pescador" en su discurso final, el protagonista que hace de Papa recién elegido habla de esta atención a los necesitados… repartir los bienes. Quizá unas formas nuevas de repartirlos sea el hacerlos fructificar con buenas inversiones, puestos de trabajo… pero la clave está en hacer de buen samaritano. ¿Dónde quedamos retratados nosotros?, ¿en los que pasan de largo o en el que se detiene y emplea su tiempo y su dinero para ayudar al necesitado? ¡Cuántas ocasiones tenemos de atender o no a los que encontramos en el camino: familiares enfermos, ancianos que se sienten solos, pobres, jóvenes parados o drogadictos que buscan redención! Muchos no necesitan ayuda económica, sino nuestro tiempo, una mano tendida, una palabra amiga. Al que encontramos en nuestro camino es, por ejemplo, un hijo en edad difícil, un amigo con problemas, un familiar menos afortunado, un enfermo a quien nadie visita.

   Claro que resulta más cómodo seguir nuestro camino y hacer como que no hemos visto, porque seguro que tenemos cosas muy importantes que hacer. Eso les pasaba al sacerdote y al levita, pero también al samaritano: y éste se paró y los primeros, no. Los primeros sabían muchas cosas. Pero no había amor en su corazón. El buen samaritano por excelencia fue Jesús: él no pasó nunca al lado de uno que le necesitaba sin dedicarle su atención y ayudarle eficazmente. Ahora va camino de la cruz, para entregarse por todos, y nos enseña que también nuestro camino debe ser como el suyo, el de la entrega generosa, sobre todo a los pobres y marginados. Al final de la historia el examen será sobre eso: "me disteis de comer... me visitasteis".

   La voz de Jesús suena hoy claramente para mí: "anda, haz tú lo mismo". También podríamos añadir: "acuérdate de Jesucristo, el buen samaritano, y actúa como él" (J. Aldazábal).

   No es válido hablar de más allá, de cielo, de vida eterna, si esta historia de ahora, si este más acá, si esta tierra, está tan desordenada y tan deshumanizada por las estructuras perversas que se han impuesto sobre la creación, obra de Dios. Jesús coloca un ejemplo concreto y aclara que lo más importante es hacer de esta historia una verdadera experiencia de "vida eterna".

 

Llucià Pou Sabaté