lunes, 13 de noviembre de 2023

Martes de la 32ª semana (impar): el servicio a Dios no nos lleva al engreimiento, sino a la humildad de sentirnos instrumentos para ayudar a Dios y a los demás,

Martes de la 32ª semana (impar): el servicio a Dios no nos lleva al engreimiento, sino a la humildad de sentirnos instrumentos para ayudar a Dios y a los demás, 

 

A. Lecturas:

1. Sabiduría 2,23-3,9. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella. En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz. La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de si; los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto; a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral; gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente. Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos.

 

2. Salmo 33,2-3.16-17.18-19: Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.

Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos.

 

3. Lucas 17,7-10: "En aquel tiempo, dijo el Señor: -«Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer".  

 

B. Comentario:

1. Si desde el Génesis se nos dice que la persona humana es imagen de Dios, aquí se une a la inmortalidad del alma: –"Dios creó al hombre para una existencia imperecedera, le hizo imagen de su misma naturaleza". Y se añade que el pecado del diablo fue el de envidia: "La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo". Dios creó al hombre para la vida eterna, para la "¡existencia!", ¡para «existir»! Pues Dios «en Sí-Mismo» es el gran viviente, el gran Existente. Y el hombre participa de esa realidad de Dios, es "imagen de Dios". ¡La muerte no es normal! es un incidente de tránsito. Y el autor se atreve a escribir que no es Dios quien ha previsto y querido la muerte. Para aceptar estas Palabras hay que admitir que "la vida humana no se destruye, sino que se transforma" por ese momento que llamamos "la muerte". Ayúdanos, Señor, a creer. Nuestros difuntos están en una "existencia imperecedera".

-"La vida de los justos está en la mano de Dios. Ningún tormento puede alcanzarles". No hay que tratar de imaginar esas cosas. Hay que recibirlas sencillamente tal como se nos dicen. A los ojos de los insensatos pareció que habían muerto, su partida de este mundo se tuvo como una desgracia, se los creía destruidos, pero ellos están en la paz. Aunque a los ojos de los hombres hayan sufrido castigo por su esperanza poseen ya la inmortalidad. No se trata de "muertos", sino de "vivos": han partido, nos han dejado... Humanamente hablando es una desgracia, es como un aniquilamiento. Y así es. Sin embargo, «están en la paz», "tienen ya la inmortalidad". El evangelio lo dirá de manera sublime.

-"Por una corta corrección recibirán largos beneficios, pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de Él". Como el oro en el crisol, las almas han aprendido a amar por esas penalidades, se han vuelto más perfectas. Se comprende que los mártires, los perseguidos, puedan hallar en esta certeza, un estímulo para su modo de morir.

-"Como un sacrificio ofrecido sin reserva, los «acogió»"... El cristiano puede pues ir a la muerte con confianza y remitirse a Dios. La muerte es un «pasaje hacia Dios». La muerte no es un caer en el vacío, en la nada, se nos «acoge»... Y podemos hacer de la muerte un acto libre y voluntario, una ofrenda, un sacrificio, un don de sí a Dios. Si nuestra fe en esas Palabras divinas fuese muy viva no tendríamos miedo alguno. No acaba todo con la muerte. Todo empieza. Todo continúa. En el fondo se trata de que, durante nuestra vida, vivamos ya en estado de ofrenda y de sacrificio a Dios. En este caso, la muerte es la consagración de la vida (Noel Quesson).

2. "Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloria en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren". Esa alabanza sale del corazón, gloriándose de la relación que le une a Dios, de su interés en él y de lo que espera de él: «En Yahweh se gloriará mi alma.»

Dios ha prometido librar a los justos de todas sus angustias y los salvará: "Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos".

3. Jesús no justifica la situación de desnivel social, la constata y a partir de ahí hace su enseñanza. El contexto de Jesús es partir de la realidad social y trasladarla al contexto de un Dios «padre» amante y servicial que se desvivirá por sus servidores: «¿Qué hará el dueño de la casa? Yo os lo digo, se pondrá en actitud de servicio, hará que se coloquen a la mesa, y, pasando junto a ellos, los servirá» (Lc 12,37).

Hemos de decir: «Somos servidores inútiles, hemos hecho lo que debíamos hacer.» Santa Teresa de Lisieux había comprendido muy bien esa lección capital cuando decía que se presentaría ante Dios con «las manos vacías». Señor, quiero hacer las cosas gratuitamente, por ti, por amor: sin esperar recompensa. Concédenos, Señor, estar a tu servicio desinteresadamente.

Nos llama la atención ver gente con un corazón sencillo, que hacen de lo complejo algo sencillo. Que habla de cosas importantes, y llegan al corazón, con atracción. Rostros sonrientes, aunque hayan sufrido, dispuestos a ayudarnos, adaptarse y comprender. ¡Dan ganas de estar con ellos, porque nos sienta bien, les tenemos confianza, nos ayudan porque ven en la gente lo bueno. No son pretenciosos como quien disimula que no sabe algo, no buscan la apariencia, es el olvido de sí que lleva a darse a los demás, y eso se refleja en su alegría. Una buena petición es: "Señor mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de Ti. Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a Ti. Señor mío y Dios mío, despójame de mí mismo para darme todo a Ti" (S. Nicolás de Flüe).

La voluntad divina es la guía de esos caminantes, y su unión con el Artista, como el barro en manos del alfarero, como el pincel en manos del pintor, para dejarse hacer… yo quiero ser así, y para esto necesito vida interior y obediencia (más que decir o pensar, hacer las cosas). No apenarme de lo que me falta, pues "las obras de Dios son perfectas" (Dt 32,4), y cuando Dios nos da unos dones, también nos da los medios para usarlos dignamente" (s. Tomás de Aquino). Es lo que se dice en el sacramento de la ordenación sacerdotal, en palabras de S. Pablo: el que ha comenzado la buena obra en ti la llevará a término.

Dame, Señor, la rectitud de intención y humildad en todas mis obras. "Soli Deo honor et gloria", "sólo para Dios el honor y la gloria" (1 Tim 1,17). Esa humildad de instrumentos arraigará en mi corazón, si procuro la unión con la Voluntad de Dios en lo cotidiano. El modelo es la Virgen: "Illum oportet crescere, me autem minui" (conviene que Él crezca, y yo disminuya: Jn 3,30).

   Llucià Pou Sabaté

domingo, 12 de noviembre de 2023

Lunes de la semana 32 de tiempo ordinario (impar): pedimos a Jesús el don de perdonar, que es la cosa más grande; y también las otras cualidades de su corazón



Lunes de la semana 32 de tiempo ordinario (impar): pedimos a Jesús el don de perdonar, que es la cosa más grande; y también las otras cualidades de su corazón

A. Lecturas:

   1. Sabiduría (1,1-7): Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios. La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.

   2. Salmo 138,1-3a.3b-6.7-8.9-10: Señor, tú me sondeas y me conoces; / me conoces cuando me siento o me levanto, / de lejos penetras mis pensamientos; / distingues mi camino y mi descanso.

   Todas mis sendas te son familiares. / No ha llegado la palabra a mi lengua, / y ya, Señor, te la sabes toda. / Me estrechas detrás y delante, / me cubres con tu palma. / Tanto saber me sobrepasa, / es sublime, y no lo abarco.

   ¿Adónde iré lejos de tu aliento, / adónde escaparé de tu mirada? / Si escalo el cielo, allí estás tú; / si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.

   Si vuelo hasta el margen de la aurora, / si emigro hasta el confín del mar, / allí me alcanzará tu izquierda, / me agarrará tu derecha.

   3. Lucas 17,1-6: «Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan los escándalos; pero, ay de aquel por quien vienen. Más le valdría ajustarle al cuello una piedra de molino y arrojarle al mar, que escandalizar a uno de esos pequeños: andaos con cuidado. Si tu hermano peca, repréndele; y, si se arrepiente, perdónale. Y si peca siete veces al día contra ti, y siete veces vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás». Los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Respondió el Señor: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este moral: "Arráncate y plántate en el mar, y os obedecería"».

B. Comentario:

1. -"Amad la justicia los que juzgáis la tierra; pensad rectamente del Señor y buscadle con sencillez de corazón..." Por "Justicia", hay que entender siempre en la Biblia, el pleno acuerdo del pensamiento y la acción con la voluntad divina. Así, el primer consejo de ese «sabio» es una invitación a "pensar justamente"... a pensar como Dios... a "buscar a Dios" en la sencillez del corazón. El esfuerzo de la meditación cotidiana va en ese sentido. A condición de que sea yo dócil a la Palabra de Dios y trate de ponerla en práctica.

-"Porque Dios se deja hallar de los que no le tientan y se manifiesta a los que no desconfían de él. Los pensamientos tortuosos apartan de Dios". «¡Buscar a Dios!» Cuando Dios encuentra esta disposición en el corazón del hombre "se hace el encontradizo", «se revela»... En el fondo, lo que Dios espera de nosotros es la lealtad, la verdad. Los pensamientos «tortuosos» apartan de Dios.

El libro de la Sabiduría nos presenta la sabiduría de Dios como una joven hermosa que solicita a su amante para un encuentro feliz. "Fácilmente la ven los que la aman y la encuentran los que la buscan". Se hace la encontradiza para los que la aman, para los que la desean y la buscan. El verdadero conocimiento de Dios no es el resultado de una laboriosa operación intelectual, es un don que se ofrece con generosidad a cuantos se disponen a recibirlo con un corazón abierto. El Señor viene como un novio a celebrar su boda e invita a todos los hombres.

"Se anticipa a darse a conocer a los que la desean. Quien temprano lo busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada". La sabiduría de Dios madruga más que quienes la desean. Cuando éstos despiertan y empiezan a buscarla, se la encuentran esperando a la puerta, no necesitan andar detrás de ella todo el día. Dios se presenta siempre al hombre que le busca y se anticipa a sus deseos. Desgraciadamente, hay muchos cristianos que ni siquiera son capaces de imaginar que alguien este "sentado a su puerta", esperando para amarlos.

Este último libro del Antiguo Testamento, compuesto por un judío habitante de Alejandría (por el año 50 a. C.), capital del «Helenismo», aporta su humanismo refinado y pensamiento griego a la fe. Ayuda, Señor, a los hombres de nuestro tiempo a hacer ese mismo esfuerzo. Ayúdanos, Señor, a construir la verdad. A poner en práctica desde ahora la porción de verdad ya descubierta. ¿Cuál es hoy para mí esta correspondencia a Dios, esta conversión que El espera?

-"El Espíritu Santo, nuestro educador, huye de la mentira, se aleja de los pensamientos necios y se ve rechazado al sobrevenir la injusticia". Estamos ya muy cerca de la doctrina del Nuevo Testamento. El Espíritu de Dios, educador del espíritu del hombre. La luz divina iluminando y animando la inteligencia humana: todo ello se realizará en plenitud en Jesús... ¡el hombre que comulgará totalmente con la voluntad de Dios!

Pero, en contrapartida, existe también ese riesgo terrible: la capacidad del hombre de hacer que se retire el Espíritu Santo... de «rechazar» el Espíritu de Dios. Esta actitud es considerada absurda y necia. Haznos inteligentes, Señor. Ayuda el esfuerzo de todos los «educadores, de todos los que se han consagrado a esa tarea maravillosa del avance de la verdad... ¡profesores, padres, educadores «con el Espíritu»! La Fe no ha de huir ante el mundo científico de HOY. El Espíritu Santo ilumina la inteligencia... ¡y se aleja de la necedad!

-"La Sabiduría es un espíritu que ama al hombre... pues el Espíritu del Señor llena el universo, y El, que lo envuelve todo, sabe todo lo que se dice". Es el Espíritu de Dios quien realiza la cohesión del universo. Medito detenidamente esta frase y la realidad que representa: ¡Dios presente! (Noel Quesson).

2. La sabiduría es un don de Dios, es "un espíritu amigo de los hombres": porque "el espíritu del Señor, que llena la tierra y da consistencia al universo", "penetra en su interior". Pero esta sabiduría sólo la pueden llegar a poseer los de corazón sencillo, "los que no desconfían", los que no tienen "razonamientos retorcidos". La encuentran "los que la buscan con corazón entero". Sobre todo, "la sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado". Los necios y los deslenguados tampoco sabrán acoger en sí mismos esta sabiduría que viene de Dios. Con el salmo podemos pedirlo hoy a Dios: "Señor, tú me sondeas y me conoces, todas mis sendas te son familiares... Guíame, Señor, por el camino recto".

3. –"Jesús decía: "Es inevitable que sucedan los escándalos; pero ¡ay del que los provoca!" Estamos todos interconexionados, unidos como los siameses, y esto es la comunión de los santos: si nos esforzamos, ayudamos a los demás, y si hacemos daño, dañamos a todos. "Nadie es una isla". Toda persona esta religada a otras. Juan Pablo II pidió perdón por los errores históricos de la Iglesia, y vemos que en el mundo hay muchos crímenes, pero en primer lugar hemos de reflejar el rostro de Jesús a través de nuestra vida, de la vida de la Iglesia, para dar testimonio al mundo. Por desgracia, hemos visto también en la Iglesia graves pecados contra niños, que claman al cielo. Pidamos al Señor que arranque de la Iglesia todo daño grave, y hoy especialmente este: «El escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otros a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho; puede ocasionar a su hermano la muerte espiritual. El escándalo constituye una falta grave, si por acción u omisión, arrastra deliberadamente a otro a una falta grave» (Catecismo, 2284).

-"Más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar... antes que escandalizar a uno de esos pequeños". Jesús es extremadamente riguroso cuando se trata de defender a "los pequeños". Al niño hay que tenerle mucho respeto, y ¡ay de aquél que de cualquier manera le inicie en el pecado! (cf. Lc 17,1).

Y pasas, Señor, a hablarnos del perdón: -"Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo. Si te ofende siete veces al día y vuelve siete veces a decirte: "Lo siento" lo perdonarás". El amor "sin límites" es la característica propia del cristianismo. Lo vemos en una madre, cuando sigue perdonando la malicia o debilidad de un hijo, que con sus mentiras o faltas de respeto se aleja de ella, y luego siempre encuentra el perdón maternal cuando va a buscarla. El amor de una madre es el modelo más cercano de lo que Jesús nos muestra, de lo que es el amor de Dios. Señor, te pido aprender a perdonar según la medida de tu corazón, pues sé que el termómetro de la caridad es la capacidad de perdonar.

La fe es un "estado de ánimo" (en el sentido profundo de la palabra: del alma), fruto de la experiencia de Dios, de poder obrar contando con su confianza. «La fe es el principio de la verdadera vida», dice san Ignacio de Antioquía. "Dijeron los Apóstoles al Señor... ¡Auméntanos la Fe!": "danos, Señor, por gracia, eso que Tú esperas de nosotros". Como también decía San Agustín: pide lo que quieras y dame la fuerza para cumplirlo. O Santa Teresa de Jesús: "manda lo que quisieras y dime lo que mandares, que lo que tu mandares no he dejar de hacer por ningún tesoro del mundo", claro, con tu fuerza, Señor. Así te pedimos en la plegaria de los fieles de cada misa: por las necesidades mías y de todo el mundo. -"El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este árbol: Arráncate y plántate en el mar. Y os obedecería"". ¡Qué fuerza tiene la fe! Ayúdame a arrancar los árboles del odio, Señor!

Llucià Pou Sabaté

sábado, 11 de noviembre de 2023

Domingo XXXII, año A. Jesús nos pide velar el momento de su venida adquiriendo sabiduría, que es amor, la esencia de la vida



Domingo XXXII, año A. Jesús nos pide velar el momento de su venida adquiriendo sabiduría, que es amor, la esencia de la vida

 

A. Lecturas:

1. Sabiduría 6,13-17. Radiante e inmarcesible es la sabiduría; / fácilmente la ven los que la aman / y la encuentran los que la buscan.

Se anticipa a darse a conocer a los que la desean. / Quien temprano la busca no se fatigará, / pues a su puerta la hallará sentada.

Pensar en ella es prudencia consumada, / y quien vela por ella, pronto se verá sin afanes.

Ella misma busca por todas partes / a los que son dignos de ella; / en los caminos se les muestra benévola / y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.

 

2. Salmo 62,2. 3-4. 5-6. 7-8: Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, / mi alma está sedienta de ti; / mi carne tiene ansia de ti, / como tierra reseca, agotada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida, / te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré / y alzaré las manos invocándote. / Me saciaré como de enjundia y de manteca / y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti / y velando medito en ti, / porque fuiste mi auxilio, / y a la sombra de tus alas canto con júbilo.

 

3. 1 Tesalonicenses 4,12-17 Hermanos: No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él. [Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para su venid, no aventajaremos a los difuntos. Pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al encuentro del Señor, en el aire. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.]

 

4. Mateo 25,1-13: "En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: -El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco, de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:

-«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!» Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas: -«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.»

Pero las sensatas contestaron: -«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis.»

Mientras iban a comprarlo llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:

-«Señor, señor, ábrenos.»

Pero él respondió: -«Os lo aseguro: no os conozco.»

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

B. Comentario:

1. La Sabiduría de Dios está personificada por una joven hermosa que solicita a su amante para un encuentro feliz. Se hace la encontradiza para los que la aman, para los que la desean y la buscan. El verdadero conocimiento de Dios no es el resultado de una laboriosa operación intelectual, es un don que se ofrece con generosidad a cuantos se disponen a recibirlo con un corazón abierto. Dios es quien nos busca primero.

El hombre ha de vigilar y estar atento a ese salir del Señor a su encuentro expresado de modo poético: "Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada. Pensar en ella es prudencia consumada, y quien vela por ella, pronto se verá sin afanes": sólo el que se abre a la sabiduría, a la divinidad..., obtiene la alegría, la paz, la tranquilidad..., y además todos los otros bienes, éste es el árbol de la ciencia del que depende todo, y el árbol de la Vida. "Ella misma busca por todas partes a los que son dignos de ella; en los caminos se les muestra benévola y les sale al encuentro en todos sus pensamientos".

2. El salmo habla en persona de Cristo nuestro Señor, es decir de la cabeza y de los miembros: "Él es nuestra cabeza, nosotros somos sus miembros. Toda su Iglesia, que se halla diseminada por el mundo entero es su cuerpo, del cual él es la cabeza. Todos los fieles, no sólo los actuales, sino también los que existieron antes que nosotros y los que después de nosotros han de existir [...] pertenecen a su cuerpo. [...] Cuando oímos su voz, debemos entenderla como procediendo de la cabeza y del cuerpo, porque todo cuanto padeció, también lo padecimos nosotros en él, y, asimismo, lo que padecemos nosotros, él lo padece en nosotros» (San Agustín).

La sed del cristiano está bellamente expresada, y estar en vela: «No velarías en ti si no apareciese la luz que te despertase del sueño. Cristo ilumina las almas y las hace estar en vigilia; si aparta su luz, se entregan al sueño… Si vigiláis, debéis cotidianamente decir a éstos [los que se hallan en el sueño del alma]: Tú que duermes, despierta y levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará (Ef 5, 14). Vuestra vida y vuestras costumbres deben estar despiertas en Cristo para que las perciban otros, los dormidos paganos, y así, al ruido de vuestra vigilia, se exciten y desperecen del sueño y comiencen a decir con vosotros: "¡Oh Dios! tú eres mi Dios, por ti madrugo!"… "Mi alma está sedienta de Ti". Sienten los hombres sed del mundo, y no comprenden que [...] debe el alma sentir sed de Dios. Digamos nosotros: "De ti tuvo sed mi alma" (San Agustín).

3. "Nos amonesta el Apóstol a no entristecernos por nuestros seres queridos que duermen, o sea, que han muerto, como hacen los que no tienen esperanza, es decir, esperanza en la resurrección e incorrupción eterna. También la costumbre de la Escritura los denomina en verdad durmientes, para que al escuchar este término no perdamos la esperanza de que hemos de volver al estado de vigilia. Por ello se canta también en el salmo: ¿Acaso no volverá a levantarse el que duerme? (Sal 40,9).

4. Las parábola de las vírgenes hoy, la de los talentos el próximo domingo, y la solemnidad de Cristo Rey, nos hablan de las verdades eternas. Luego, el Adviento, seguirá también en esa clave de mirada al futuro y de invitación a la vigilancia. La sabiduría verdadera está en saber estar atentos y vigilantes ante la presencia del Señor en nuestras vidas y su vuelta final.

La fe mira hacia delante. La fe es conversión al Señor que viene, que está viniendo. Porque la fe es éxodo de la antigua esclavitud y salida hacia la tierra prometida. El miedo ante lo desconocido nos lleva a refugiarnos en la costumbre y en la rutina, a recelar del cambio, a rechazar incluso lo nuevo por el simple hecho de serlo. Lo propio del evangelio es abrirse y dejarse sorprender confiadamente y no juzgarlo todo ni condenarlo. Jesús dice a sus discípulos que vigilen o que velen, porque no conocen el día y la hora de su visita. Pero hay muchas maneras de vigilar. La esperanza es un vigilar que nos hace soñar. Son los sueños que nos ponen en vilo y que nos enfrentan con la realidad, para comprometernos con ella y preparar los caminos del gran advenimiento. Sueños que nos cambian la vida y que ayudan a transformar el mundo. El que vigila así, porque tiene esperanza, tiene también paz y construye la paz a su alrededor. Por lo tanto, no se trata de estar a la espera o de llevar una vida tranquila y sin problemas ("Eucaristía 1981").

"Yo tuve un sueño. Soñé que un día en las rojas colinas de Grecia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de sus amos se sentaban juntos en mesa de hermandad. Soñé que un día mis cuatro hijos negros no eran juzgados por el color negro de su piel, sino por el contenido de su responsabilidad. Hoy he tenido un sueño. He soñado que un día los valles serán rellenados, las montañas serán aplanadas, los caminos tortuosos serán enderezados y la gloria del Señor se revelará y todos la contemplaremos juntos. Esta es nuestra esperanza" (Martin Luther-King).

J. Jeremías nos puede situar en el contexto de ese capítulo de Mateo que seguiremos leyendo los próximos dos domingos: "Después de que el día se ha pasado en bailes y otras diversiones, tiene lugar la cena de la boda después de la caída de la noche. A la luz de las antorchas es conducida luego la novia a la casa del esposo. Finalmente un mensajero anuncia la llegada del esposo, que hasta entonces ha tenido que permanecer fuera de la casa; las mujeres dejan a la novia y van con antorchas al encuentro del esposo... La demora está ocasionada por el regateo sobre los regalos a los parientes más cercanos a la novia... El punto cumbre de las fiestas de la boda es la entrada del novio en la casa" (Las parábolas de Jesús, pag. 210-211).

"Pensemos valientemente en nuestra vida. ¿Por qué no encontramos a veces esos minutos, para terminar amorosamente el trabajo que nos atañe y que es el medio de nuestra santificación? ¿Por qué descuidamos las obligaciones familiares? ¿Por qué se mete la precipitación en el momento de rezar de asistir al Santo Sacrificio de la Misa? ¿Por qué nos faltan la serenidad y la calma, para cumplir los deberes del propio estado, y nos entretenemos sin ninguna prisa en ir detrás de los caprichos personales? Me podéis responder: son pequeñeces. Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantiene viva la llama y encendida la luz» (J. Escrivá, Amigos de Dios 41).

Llucià Pou Sabaté

 

viernes, 10 de noviembre de 2023

Sábado de la 31ª semana (impar). Jesús nos enseña el desprendimiento, para vivir felices



Sábado de la 31ª semana (impar). Jesús nos enseña el desprendimiento, para vivir felices

A. Lecturas:

1. Romanos 16,3-9.16.22-27. Hermanos: Saludos a Prisca y Aquila, colaboradores míos en la obra de Cristo Jesús; por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo sólo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles. Saludad a la Iglesia que se reúne en su casa. Saludos a mi querido Epéneto, el primer convertido de Cristo en Asia. Saludos a Maria, que ha trabajado mucho por vosotros. Saludos a Andrónico y Junia, mis paisanos y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo. Saludos a Ampliato, mi amigo en el Señor. Saludos a Urbano, colaborador mío en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquis. Saludaos unos a otros con el beso ritual. Todas las Iglesias de Cristo os saludan. Yo, Tercio, que escribo la carta, os mando un saludo en el Señor. Os saluda Gayo, que me hospeda, y toda esta Iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y nuestro hermano Cuarto. Al que puede fortaleceros según el Evangelio que yo proclamo, predicando a Cristo Jesús, revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora en los escritos proféticos, dado a conocer por decreto del Dios eterno, para traer a todas las naciones a la obediencia de la fe, al Dios, único sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

2.
Salmo 144, 2-3.4-5.10-11.
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.

   Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas.

 
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.

 

3. Lucas 16,9-15: "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: -«Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.» Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él. Jesús les dijo: -«Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta»".  

 

B. Comentario:

            1. Al final de carta, Pablo recuerda agradecido a diversos colaboradores, la mayoría laicos, que le han ayudado en su misión. Pablo trabajaba en equipo, se apoya en personas como Andrónico, Junia, Ampliato, Urbano, Estaquis, Gayo, Cuarto... También ahora, ¡cuántas personas "anónimas" están aportando una contribución valiosísima en la catequesis, en la pastoral de los niños o de los enfermos, en las misiones, en el sostenimiento también económico de las obras de la Iglesia! Están en la lista de Dios.

-"Saludad a Prisca y Aquilas, mis cooperadores en Cristo Jesús... así también a la Iglesia que se reúne en su casa". Es un matrimonio cristiano... que reúnen en su casa a un grupo de otros cristianos para celebrar la eucaristía, con una simplicidad y fervor de vida "juntos" en la fe en el mismo Cristo Jesús.

-"Saludad a Epeneto, María, Andrónico, Junia, Ampliato, Urbano, Estaquio..." Y los cristianos que están con Pablo se unen a él para firmar la carta. Mujeres y hombres.

-"Yo Tercio, que ha escrito esta carta os saludo en el Señor... De igual modo Gayo, Erasto, Cuarto..." Pablo saluda… ¿Sabemos saludar y agradecer nosotros?; ¿sabemos los nombres de las personas que colaboran en los equipos en que participamos? Saludar es salir un poco de sí mismos. Saludar agradecidos es reconocer que no somos protagonistas exclusivos: que sin la ayuda de otros, no hubiéramos hecho casi nada. Saludar es ser humilde y poner buena cara a todos, a los adictos y a los alejados. Además de agradecer a Dios y de bendecir su nombre, también debemos agradecer a las personas y tener un detalle con ellas (cumpleaños, Navidades, motivos de alegría o de luto familiares). Que el gesto de paz antes de comulgar, con los que están más cercanos a nosotros, sea verdadero, no ficticio, aprendiendo cada día a descubrir los valores que tienen las personas que viven con nosotros.

De esos primeros cristianos se decía: «¡Ved cómo se aman!» En mi vida cotidiana, ¿qué hago yo en este mismo sentido para crear una fraternidad con otros, «en el Señor»?

-"Gloria a Dios"... Para san Pablo, la acción de gracias es el clima de su vida. Pasa el tiempo dando "Gloria a Dios". –"A Aquel que puede fortaleceros y consolaros conforme al Evangelio..." Hemos destacado a menudo el tema de la «fuerza» del evangelio. La vida cristiana no es blandura, pasividad, sino "fuerza", dinamismo.

-"Este es el «Misterio» que ha sido ahora revelado: mantenido en el silencio desde siempre... Pero hoy manifestado"... «El proyecto de Dios se revela poco a poco a través de la historia».

-"Por disposición del Dios eterno, ese "misterio" ha sido dado a conocer a todas las naciones para conducirlas a la "obediencia" de la fe". La fe permite al hombre comulgar con este proyecto de Dios, corresponder a él y participar de él (Noel Quesson).

 

2. "Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza". Queremos unirnos a esa alabanza de toda la creación, al Santo Nombre del Señor.

"Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas". Anunciar a Dios es predicar su amor, con nuestra sonrisa, y no mostrar tristeza hablando de pecados solamente: "Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas".

3. Continúa el Evangelio con la parábola de ayer, la del administrador injusto. Jesús, nos enseñas cómo actuar con el dinero: -"Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas". Son palabras enigmáticas. Por un lado, Señor, me parece que nos indicas que el dinero y todos los demás bienes de este mundo son buenos, si se usan bien. Necesitamos comer y vestirnos, apoyos materiales. Estas cosas pueden también estorbar. Hemos de compartirlas con los demás, pues como decía Teresa de Calcuta, "lo único que nos queda es lo que damos; lo que te guardas, se pudre". Hay gente tan pobre que solo posee dinero, y vive para eso. La ambición, la codicia y la avaricia no ayudan a la persona, lo degradan y le ponen triste. Como aquel que era rico de sí mismo, se fue triste y no pudo ver la entrega al Reino de Dios, que acogen los que no están llenos de sí.

-"El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?" Aquí nos haces ver que si el dinero sirve de algo es porque lo administramos bien, según el amor. La misma tierra y todo lo que posee está en nuestras manos para poder hacer el bien, poder desarrollar la creación como amor de Dios.

"Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.» ¡Qué pena, ser esclavo del dinero! En otros momentos nos dijiste que los pobres no pueden entender lo del cielo, como un camello no puede pasar por el agujero de la aguja. Por tanto, en sí el dinero no es un bien, sino un medio para poder hacer el bien, no cuenta el "tener" sino el "ser".

Los dos señores en pugna son el amor a Dios y al dinero. Y la decisión en favor de uno nos coloca automáticamente en el bando adverso al otro. El dinero puede brindar consideración y respetabilidad en las sociedades humanas del presente, pero esa consideración es engaño y abominación ante los ojos de Dios.

Con el amor de Dios, el dinero puede "servir" y llegar así a ser un símbolo del amor. Lo de ganar amigos con el dinero injusto era lo que hizo el de la parábola del "administrador astuto". El dinero es algo "no importante", "un bien ajeno", a veces para algunos un "bien mal adquirido", pero "con el cual se puede servir" (Noel Quesson).

"Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él". No le gustó eso a los fariseos, y también se burlarán de nosotros, si no aceptamos la pillería de quedarnos con el dinero de otros, si nos negamos a negocios sucios y trampas que otros hacen, Jesús les dijo: -«Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta»"  

Jesús, me recuerdas que no puedo servir a Dios y al dinero. Lo que tengo, mis talentos, me los has dado para escoger con ellos a Dios sobre todas las cosas, o acabaré amando a todas las cosas sobre Dios con una comezón de querer más que no acaba nunca. Si hago las cosas por Dios, usaré las cosas como medios, no como fines; y ese desprendimiento hace que saboree las cosas con libertad.

"La abundancia de riquezas no sólo no sacia la ambición del rico, sino que la aumenta, como sucede con el fuego que se fomenta más cuando encuentra mayores elementos que devorar. Por otra parte, los males que parecen propios de la pobreza son comunes a las riquezas, mientras que los de las riquezas son propios exclusivamente de ellas" (San Juan Crisóstomo).

Vivimos en una sociedad de querer tener cosas, a veces superfluas, inútiles. Le llamamos "sociedad de consumo". Esto tiene sus inconvenientes, como la avidez desmesurada, acumulación desmedida, compulsiva y egoísta. En cambio, la generosidad de socorrer a los necesitados nos hace felices, a imagen de Cristo que se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza. Se da totalmente en la Eucaristía, donde vemos que lo más frágil de la tierra, el don desinteresado, de quedarnos sin lo nuestro porque lo damos, entonces somos ricos, y esa cosa tan frágil que es el amor en realidad es la fuerza más grande del mundo. Señor, al pedirte el pan de cada día, te pido lo que necesitemos los demás y yo, y sobre todo te pido ese amor.

 

Llucià Pou Sabaté

 

jueves, 9 de noviembre de 2023

Viernes de la 31ª semana (impar). Con la misma dedicación que la astucia de los hijos de la luz, pero por amor, hemos de trabajar como buenos administradores de los dones que Dios nos concede

Viernes de la 31ª semana (impar). Con la misma dedicación que la astucia de los hijos de la luz, pero por amor, hemos de trabajar como buenos administradores de los dones que Dios nos concede

 

A. Lecturas:

1. Romanos 15,14-21. Respecto a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convenido de que rebosáis de buena voluntad y de que os sobra saber para aconsejaros unos a otros. A pesar de eso, para traeros a la memoria lo que ya sabéis, os he escrito, a veces propasándome un poco. Me da pie el don recibido de Dios, que me hace ministro de Cristo Jesús para con los gentiles: mí acción sacra consiste en anunciar el Evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por e Espíritu Santo, agrade a Dios. En Cristo Jesús estoy orgulloso de mi trabajo por Dios. Sería presunción hablar de algo que no fuera lo que Cristo hace por mi miedo para que los gentiles respondan a la fe, con mis palabras y acciones con la fuerza de señales y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios. Tanto, que en todas direcciones, a partir de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, lo he dejado todo lleno del Evangelio de Cristo. Eso sí, para mi es cuestión de amor propio no anunciar el Evangelio más que donde no se ha pronunciado aún el nombre de Cristo; en vez de construir sobre cimiento ajeno, hago lo que dice la Escritura: «Los que no tenían noticia lo verán, los que no habían oído hablar comprenderán.»

 

2. Salmo 97, 1.2-3ab.3cd-4:
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

 
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

 
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclamad al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad.

 

3. Lucas 16,1-8: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa." Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." El le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que habla procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

 

B. Comentario:

1. Pablo no puede vivir sin "anunciar la buena noticia de Dios a los gentiles". Lo ha dejado todo y ahora irá a Roma, la capital del mundo. Es atrevido, libre: "El don recibido de Dios me ha hecho un ministro de Jesucristo para con los paganos, ejerciendo el sagrado oficio del Evangelio de Dios"... desea que ellos también sean santificados por el Espíritu. Ahí termina su ciclo, su misión.

2. "El Señor revela a las naciones su victoria", cantamos hoy con el salmista: "cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo". La fidelidad da como recompensa la alegría de sentir esa fuerza divina.

3. "Un hombre rico tenía un administrador... que fue denunciado por malbaratar su hacienda." Y el amo le dice: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración". No somos "propietarios" de lo que tenemos (tiempo, dinero, cualidades intelectuales y morales, destrezas, etc.) sino "administradores". El administrador que quedará en paro piensa en su futuro, que hace una estrategia para cobrar (vencían las deudas al año sabático, cada 7 años, y había también un gran perdón cada 50, de ahí el "jubileo" que celebramos a veces en la Iglesia). Sin entrar en esos detalles, la idea de fondo que nos dices, Señor, es "atesorar riquezas en el cielo" (Mt 6,20): la santidad es un don de su Espíritu (1 Tes 4,8). De aquí sacó Teresa de Lisieux su técnica de preferir y recomendar las virtudes pequeñas más que las "grandes" en las cuales fácilmente se infiltra, o la falaz presunción, que falla como pasó con san Pedro (Jn 13,37 ss)…

-"Los "Hijos de este mundo" son más astutos para sus cosas que los "Hijos de la luz"". En los asuntos económicos y financieros podemos poner ingenio en servicio a los demás, pero sobre todo Jesús nos pide ese ingenio para los asuntos espirituales. "Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

"—El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine... De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna" (J. Escrivá).

 

Llucià Pou Sabaté

 

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Jueves de la 31ª semana (impar). El amor de Jesús nos hace felices, en la esperanza del cielo, y por ese tesoro podemos renunciar a toda cosa humana

Jueves de la 31ª semana (impar). El amor de Jesús nos hace felices, en la esperanza del cielo, y por ese tesoro podemos renunciar a toda cosa humana

 

A. Lecturas:

1. Romanos 14,7-12. Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para si mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos. Tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Todos compareceremos ante el tribunal de Dios, porque está escrito: «Por mi vida, dice el Señor, ante mi se doblará toda rodilla, a mí me alabará toda lengua.» Por eso, cada uno dará cuenta a Dios de sí mismo.

 

2.
Salmo 26, 1.4.13-14:
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

 
Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

 
Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. «Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta»

 

3. Lucas 15,1-10: "En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: -«Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: -«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido." Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».  

 

B. Comentario:

1. Hoy San Pablo nos habla de ser flexible ante las distintas sensibilidades: -"Hermanos, ninguno de nosotros vive para sí mismo, y tampoco muere nadie para sí mismo". Nuestra vida no puede proyectarse hacia un autoperfeccionamiento egoísta sino «hacia los demás», hacia Dios. -"Vivimos para el Señor, morimos para el Señor". Es el primer principio para conservar o desarrollar la unidad entre cristianos de "opciones" opuestas: que cada uno actúe con lealtad "como servidor del mismo Señor". -"Ya vivamos, ya muramos, pertenecemos al Señor", referencia absoluta. Hoy vemos conservadores, progresistas… cada uno que siga su conciencia sin uniformizar todo. La unidad no ha de hacerse a ese nivel concreto, sino más profundamente, en el esfuerzo de cada uno para ser «servidor del mismo Dios», para pertenecer al mismo Dios. Necesitamos  hoy también, como siempre, una cultura de pluralismo. Señor, ayúdanos a que te pertenezcamos... a que aceptemos las tensiones que nos dividen en todos los otros puntos.

-"Entonces tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Tú, ¿por qué desprecias a tu hermano?" Es el segundo «principio»: ayúdanos, Señor, a no juzgar, a no despreciar. Cuando tenemos comprensión de amor, ya no juzgamos ("no juzguéis, y no serési juzgados"; discernimos, cuando nos toca… Es bonito ver que no tendremos juicio, si no lo hacemos a los demás, también esto está recogido en el padrenuestro). Así no impondremos nuestra opinión, no habrá discordias…

2. "El Señor es mi luz…" que para un cristiano tiene una nueva referencia en las palabras de Jesús: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12; cf 1,9). San Juan de Nápoles dice que las almas iluminadas por esta luz no caen en el pecado, no tropiezan en el mal, caminan con el Señor.

3. El capítulo 15 de san Lucas ha sido llamado "el corazón del evangelio". Ha sido llamado "el evangelio de la misericordia" por Juan Pablo II: hoy leemos la de la oveja descarriada y la de la moneda perdida. La del hijo pródigo, la más famosa, la leemos en Cuaresma.

Los fariseos y los letrados murmuraban de él porque acogía a los publicanos y pecadores y comía con ellos. La lección, por tanto, va para estas personas que no tienen misericordia, que solían acercarse en masa para escuchar a Jesús pero lo criticaban diciendo: "Este hombre acepta a los pecadores y come con ellos". Nos dejaron sin querer una de las definiciones de Jesús: "aquel que acepta bien a los pecadores". He ahí una revelación sorprendente de Dios. Jesús les dice:

-"Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una ¿no deja las noventa y nueve en el campo para ir en busca"... La aritmética de Dios no es la nuestra. El número, la cantidad nos impresionan siempre. Para Dios "uno" iguala a "noventa y nueve". Cada hombre tiene un valor inestimable. Misterio del respeto que Dios tiene para cada uno de nosotros. ¡Tú nos amas, Señor, con un amor "personal", "individualizado"! Pienso por contraste mi poco interés en recordar los nombres de este niño, de la persona que me atendió en tal ocasión… y cada uno de ellos, es amado por Dios. El Buen Pastor es Cristo: "puso la oveja sobre sus hombros, porque, al asumir la naturaleza humana, Él mismo cargó con nuestros pecados" (San Gregorio Magno).

La parábola es una explicación de la conducta de Jesús, y nos explica que frente a Él, quien le juzga acaba por ser juzgado en aquello mismo que juzga. La estructura de esta parábola, como la de la dracma perdida, son similares: expresan la alegría por haber encontrado lo perdido y Jesús añade que así es la alegría en el cielo por el arrepentimiento de un pecador de manera que el oyente entiende que la actitud del pastor o de la mujer, su alegría, representan a Dios que no se queda cruzado de brazos ante nuestras debilidades, sale a buscar lo perdido, y con un celo hace lo necesario para encontrarnos, pero sobre todo se alegra cuando le buscamos a él: "mas esta fuerza tiene el amor, si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos. Y verdaderamente es así que, aunque sean grandísimos trabajos, entendiendo contentamos a Dios, se nos hacen dulces" (Santa Teresa de Jesús; cf Biblia de Navarra).

-..."Para ir en busca de "la descarriada", hasta que la encuentra" Me la imagino. Es precisamente aquella que se ha escapado, o que se ha perdido, Es aquella la que embarga todo el pensamiento del pastor. Sólo ella cuenta, por el momento. ¡Es así nuestro Dios! Un Dios que sigue pensando en los que le han abandonado, un Dios que ama a los que no le aman, un Dios que anda en busca de sus "hijos dispersos" ¡La oveja que causa preocupación a Dios! ¿Soy quizá yo?

-"Cuando la encuentra, se la carga en los hombros, muy contento..." Un hombre, un pastor feliz, sonriente, exultante, muy contento. ¡Así se nos presenta Dios!

-"Y de regreso a su casa, reúne a sus amigos y a sus vecinos para decirles: "alegraos conmigo, porque he encontrado mi oveja, la que había perdido"". Alegraos conmigo, dice Dios. Dios es un ser que se alegra, y de su alegría, hace partícipes a los demás. La "alegría de Dios" es encontrar de nuevo a los hijos que estaban perdidos.

-"Os digo: "Lo mismo pasa en el cielo, da más alegría un pecador que se enmienda, que noventa y nueve justos que no necesitan enmendarse, convertirse"". En el cielo hay alegría ¿Quién quiere alegrarse conmigo, dice Dios? ¡Un solo pecador que se convierte! ¿Lo he oído bien? ¡Un solo pecador que se convierte! ¡Uno solo! pasa a tener una importancia desmesurada a los ojos de Dios. Parece que sólo "él" es el que cuenta. Y tú, ¡no te contentas con esperar que ella vuelva! Tú saliste a buscarla. ¿Y yo? ¿Tengo ese mismo afán por la salvación de los hombres? ¿Tengo, como Dios, un corazón misionero? ¿enviado para salvar lo que se ha perdido?

-"Y, si una mujer tiene diez monedas de plata y se le pierde una, ¿no enciende un candil, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?" Lucas es el único que nos cuenta esa parábola "femenina", que nos repite lo mismo; con otra imagen. "Alumbrar"... "barrer"... "buscar con cuidado..." Yo, pecador, como todos los pecadores, soy objeto de ese amor (Noel Quesson).

La Virgen María, en su Magníficat, cantaba a Dios porque "acogió a Israel su siervo acordándose de su misericordia". Si al pueblo elegido de Israel le tuvo que perdonar, también a nosotros, que no somos mucho mejores. Pero la lección se orienta a nuestra actitud con los demás, cuando fallan. Sería una pena que estuviéramos retratados en los fariseos que murmuran por el perdón que Dios da a los pecadores, o en la figura del hermano mayor del hijo pródigo que no quería participar en la fiesta que el padre organizó por la vuelta del hermano pequeño. ¿Tenemos corazón mezquino o corazón de buen pastor?
San Agustín nos dice que Jesucristo, Dios Hombre, nos dio ejemplo de humildad para curarnos del "tumor" de la soberbia, «ya que gran miseria es el hombre soberbio, pero más grande misericordia es Dios humilde».

La imagen de Jesús como Buen Pastor perdura como el primer icono de Jesús que carga sobre sus hombros a la oveja descarriada (la famosa estatua del siglo III que se conserva en el Museo de Letrán en Roma), que no vino a condenar sino a perdonar y a salvar; me gustaría que no pusiéramos solo la cruz sino las dos imágenes, pues se explican una a la otra, además de que el salmo del buen pastor nos muestra de un modo gráfico "los pastos", "el banquete" y las demás formas de explicar la Iglesia y el cielo. Precisamente la nota dominante en las parábolas de la misericordia es la alegría que reina en el ambiente (Gracia en griego se dice "járis" y va unida con la alegría, que se dice "jára"). No importa si nos sentimos pecadores, pues la confianza en Jesús nos muestra que la salvación no depende de que seamos perfectos, sino de que nos dejemos amar por Dios, que ha dado la vida por mí y por todos (Jn 13,1). Y que nos inventemos "condenados" viendo a personas que hacen el mal, pues Él no da por definitivamente perdida a ninguna de sus ovejas. Veremos los próximos días en el Evangelio que la vida es como un volver a la casa del Padre (Lc 15,11-32).  Mientras tanto, con confianza, digamos el Padrenuestro: «perdona nuestras ofensas...», y agradecer que lo hace, seguramente cuando nos presentemos ante Dios cuando muramos, sin saber qué decirle, nos dará un abrazo como al hijo pródigo y nos dirá: "¡gracias por haberme pedido perdón tantas veces!".

 

Llucià Pou Sabaté