domingo, 5 de noviembre de 2023

Lunes de la 31 semana (impar): no podemos estar cerrados, pues la apertura a los demás en el amor y el compartir es estar con Jesús

Lunes de la 31 semana (impar): no podemos estar cerrados, pues la apertura a los demás en el amor y el compartir es estar con Jesús

A. Lecturas:

1. Romanos (11,29-36): Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.

2. Salmo 68,30-31.33-34.36-37: Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante.

   Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias.

   Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.

   El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella.

3. Lucas 14,12-14: «Decía también al que le había invitado: «Cuando des una comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que también ellos te devuelvan la invitación y te sirva de recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, llama a pobres, tullidos, a cojos, y a ciegos; y serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte; se te recompensará en la resurrección de los justos».

B. Comentario:

1. –"Los dones de Dios y su llamada son irrevocables". Es algo «asegurado», «sólido», de «promesa irrevocable», de «algo dado». Por nuestra parte se trata de vincularnos a ello. Estamos unidos misteriosamente a los judíos, hay una cierta comunión –imperfecta- de unos de los otros, que se ha perdido lamentablemente en la historia, pero que se intenta recomponer.

Dios derrama sobre todos su misericordia: La misericordia tiene la última palabra. Dios permite que cada hombre pase por el pecado -la desobediencia- para que experimente la vanidad, el vacío y la incapacidad de su voluntad... a fin de abrirlo entonces a la gratuidad del amor divino, única salida... Ayúdame Señor, a ver así mis pecados. No como una vejación personal ante el fracaso de mi voluntad. No con despecho.

No con desesperación de pensar que "yo no llegaré nunca"; sino con la certeza de que esos pecados me abren a tu misericordia y me hacen sentir más hondamente cuán necesario me eres. Señor, ayúdame a ver así a todo pecador entorno a mí, como un futuro objeto de tu misericordia, como un actual objeto de tu misericordia. ¡Tú amas a los pecadores! Amas a este pecador que está junto a mí y cuyo pecado me hace sufrir. ¿Seré, junto a él, el testigo de tu misericordia?

-"¡Oh abismo... de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios!" El término griego traducido por «abismo» es el término «bathos», raíz que se encuentra en el término «bathyscafo», el aparato que trata de explorar las «profundidades», los «abismos» del mar.

-«¡Cuán insondables son sus decisiones e impenetrables sus caminos!» Ninguna sonda puede llegar hasta el «hondón» de Dios. Ningún viajero, ningún explorador puede «penetrar» hasta ese país secreto, en el corazón de esta selva impenetrable. Y sin embargo vale la pena partir, aventurarse por ese «camino» que conduce hacia... Dios.

«Los caminos de Dios»... hermosa expresión, capaz de hacer soñar, capaz de hacer rezar. Oro, partiendo de lo que estas palabras me sugieren. ¡Oh, Señor, haz que camine hacia Ti! ¿Estoy en el camino que conduce a Ti? ¿Cuándo se efectuará el encuentro?

-"¿Quién conoció el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?" Confesión de ignorancia. Pablo está profundamente extrañado del rechazo de Israel a adherirse al plan en Dios. Su mentalidad farisea, su orgullo nacional han sido heridos en lo vivo. Sólo puede confesar su ignorancia. A menudo en nuestras vidas tampoco nosotros comprendemos el designio de Dios. Humildemente me remito a Ti.

-"Porque «de» Él, «por» Él y «para» Él son todas las cosas. ¡A Él la gloria por los siglos! Amén". Dios, origen de todo. El que lo conserva todo. El objetivo hacia el cual todo va (Noel Quesson).

2. "Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias". Señor, te pido ser más humilde y comprensivo con los demás. A ti la alabanza por siempre, Señor.

            3. –Jesús, eres amigo de la paradoja, y una vez más has querido despertar la curiosidad de sus oyentes... nos hablas de convidar a comer a los más desvalidos quizá nos dices que si no salimos de "nosotros mismos" en un primer círculo de personas que forman parte de nosotros... nos cerramos, y vamos mal. Podría ser en parte seguir amándonos a nosotros mismos. "Si amáis sólo a los que os aman ¿qué hacéis de extraordinario? Los pecadores también lo hacen" (Lc 6,32).

-"Por el contrario, cuando des un banquete, invita a "pobres", "lisiados", "cojos", "ciegos"..." Jesús, nos muestras un modo nuevo de vivir: - sin distinción de clase social; sin distinción de razas; sin excluir, siquiera, a los pecadores.

  -"Y "dichoso" serás tú entonces, porque no te pueden corresponder". Esta es la palabra clave del amor evangélico: "amar sin esperar correspondencia". El desinterés más absoluto. Es difícil… cuántas veces una madre se deprime al ver que sus hijos no corresponden a todo el amor que ella ha puesto durante tantos años… es natural, pero el Señor nos anima a ir siempre más allá…

-"Esto te será devuelto cuando resuciten los justos". Es lo mismo que decir amar "sólo por Dios". Hay casos, en que esta es la única motivación capaz de hacernos superar unas repugnancias invencibles, unos bloqueos afectivos, aparentemente sin salida y unas dificultades psicológicas extremas. Hay personas, que aman por encima de toda visión humana: «Es éste un distintivo del hombre justo: que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los otros el remedio saludable» (San Gregorio Magno).

Sí, Dios interviene en el hombre para ensancharle el corazón. Y la "resurrección de los justos" será el brillante despliegue a pleno día de ese amor sin condiciones, sin fronteras, sin exclusivas... que es el amor mismo de Dios (Noel Quesson). Porque Dios "ama a los justos y a los injustos" (Lc 6,35).

Llucià Pou Sabaté

 

sábado, 4 de noviembre de 2023

Domingo de la semana 31 de tiempo ordinario; ciclo A. Jesús nos anima a ser sencillos y no falsos, y no seguir a personas sino a Dios.

Domingo de la semana 31 de tiempo ordinario; ciclo A. Jesús nos anima a ser sencillos y no falsos, y no seguir a personas sino a Dios. 

A. Lecturas:

1. Malaquías 1,14–2,2b.8-10: «Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones –dice el Señor de los ejércitos–. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre –dice el Señor de los ejércitos–, os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado mi alianza con Leví –dice el Señor de los ejércitos–. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de nuestros padres?»

 

2. Salmo 130,1.2.3: Señor, mi corazón no es ambicioso, / ni mis ojos altaneros; / no pretendo grandezas / que superan mi capacidad.

   Sino que acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre.

   Espere Israel en el Señor ahora y por siempre.

 

3. 1 Tesalonicenses 29,7b-9.13: Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésa es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.

 

4. Mateo 23,1-12: «Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos diciéndoles: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no hagáis según sus obras, pues dicen pero no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables y las ponen sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. Apetecen los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en las plazas, y que la gente les llame Rabí. Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar Rabí, porque sólo tino es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. A nadie llaméis padre vuestro sobre la tierra, porque sólo uno es vuestro padre, el celestial. Tampoco os hagáis llamar doctores, porque vuestro Doctor es uno sólo: Cristo. El mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado.»

  «Entonces Jesús habló a las multitudes y a sus discípulos diciéndoles: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Haced y cumplid todo cuanto os digan; pero no hagáis según sus obras, pues dicen pero no hacen. Atan cargas pesadas e insoportables y las ponen sobre los hombros de los demás, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas. Apetecen los primeros puestos en los banquetes, los primeros asientos en las sinagogas y los saludos en las plazas, y que la gente les llame Rabí. Vosotros, al contrario, no os hagáis llamar Rabí, porque sólo tino es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. A nadie llaméis padre vuestro sobre la tierra, porque sólo uno es vuestro padre, el celestial. Tampoco os hagáis llamar doctores, porque vuestro Doctor es uno sólo: Cristo. El mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado.» (Mateo 23,1-12)

 

B. Comentario:

1. Los reproches de Dios de la primera lectura tiene como fundamento que «todos tenemos el mismo Padre», y por lo tanto todos somos hermanos. Y como esto no se tiene en cuenta, se reprocha cuando no queremos dar gloria a Dios, cuando en lugar de dar ejemplo hacemos tropezar a los demás en la ley, y cuando hay preferencias por algunos en lugar de querer a todos como hermanos.

La misma gloria de Dios es nuestra salvación: pues Él «encuentra su gloria en que el hombre viva» (san Ireneo).

2. Qué alegría, la confianza de sentirse como en los brazos de nuestra madre, así es la fe llena de ternura, pues estamos seguros en las manos de esa madre que es Dios.

3. "Uno solo es vuestro Maestro..." Jesús, Maestro mío, te pido aprender tus lecciones de Vida. Aprender que la vida es aprender a amar, caminar contigo que eres el Camino, saber que tú eres la verdad y por eso la vida. Señor, ayúdame a que la lectura de la Biblia, lectio divina, haciendo oración, me haga ver lo que nos dice san Pablo: "Uno solo es Vuestro Padre…" que nos quiere más que las madres a sus hijos. Que hemos de ampliar el contexto, lo que vemos, para ver más y mejor. Así veremos que todo en la vida es para nuestro bien. El P. Jakob Gapp decía poco antes de morir guillotinado: "No os entristezcáis por mí. Todo pasa; sólo el cielo queda… he llegado a considerar este día como el más bello de mi vida".

Ayúdame a vivir lo que sigue diciéndonos: "Todos vosotros sois hermanos" en la familia de los hijos de Dios. Hoy vinieron a la escuela unos presos, a contar su experiencia para ayudar a los jóvenes a no caer en la droga, decían, que sólo tiene dos finales: "la muerte o la cárcel". Decían otros, que habían traficado ilegalmente, también palabras vivas y sentidas: "ahí no está la felicidad", ni en nada material… Me di cuenta que ellos crecían al ayudar a los jóvenes, y los alumnos crecían al aprender de los presos. Era como darle sentido a lo que había pasado, aprovecharlo para ese crecimiento que es la vida, cuando ayudamos a los demás.

El verdadero sacerdote, como Pablo, trata a la comunidad que le ha sido confiada con tanto cariño y delicadeza como una madre cuida al hijo de sus entrañas, y hace participar a los hermanos en su vida, como hizo Cristo. Busca que la palabra de Dios «permanezca operante en vosotros los creyentes». Será criticado por eso (von Balthasar): «Nos difaman y respondemos con buenos modos; se diría que somos basura del mundo, desecho de la humanidad». Que la Virgen nos ayude a vivir la caridad hasta el martirio.

 4.  Jesús, denuncias la hipocresía de estos "maestros" que "dicen pero no hacen", que exigen mucho y ellos hacen poco. Que no son como el "yugo suave del Evangelio", sino muy exigentes sometiendo las conciencias de los demás.

 "Ensanchan sus filacterias y alargan sus franjas". Acostumbraban a llevar sobre la frente y en el brazo izquierdo unos pergaminos enrollados y guardados en unas bolsas de cuero sujeto por medio de unas cintas y en los que estaban escritas palabras del Éxodo (13,1-10/11-16) y del Deuteronomio (6.4-9; 11.13-12). Colgaban del borde de su manto unas orlas que debían recordarles todos los preceptos de la Ley (cf. Nm 13.39).

Les gusta que les llamen Rabí, "es decir, 'maestro mío'; un título que llegó a conferirse solemnemente. También se hacían llamar 'padre' y 'preceptores' –dice san Agustín-.

"En la cátedra de Moisés, de la que es sucesora la cátedra de Cristo, se sientan también malos; y, sin embargo, enseñando el bien, no perjudican a los oyentes. ¿Por qué abandonaste la cátedra por la presencia de los malos? Vuelve a la paz, regresa a la concordia, que no te molesta. Si enseño el bien y obro el bien, imítame; si por el contrario, no cumplo lo que enseño, tienes el consejo del Señor: haz lo que enseño, mas no lo que yo hago; en todo caso, nunca abandones la cátedra católica" (Comentario al salmo 36,3,20).

El mayor entre vosotros sea considerado como servidor de todos, y el menor como el primero. El modelo auténtico es Jesús: manso y humilde de corazón. Nuestra actitud tiene que ser la fraternidad, el servicio y la sencillez, postura bien distinta a la de los fariseos de todos los tiempos y lugares. Esta es la actitud cristiana que brota de la enseñanza y vida de Jesús.

El espíritu farisaico es la perversión de las relaciones que unen al hombre con Dios y con los demás seres humanos: legalismo, que es el conocimiento de todas las leyes, menos la del amor; reducir la ley a prácticas religiosas y normas externas, en lugar de interiorizarla; sólo tiene las apariencias de la fidelidad a la ley, al reducirla a medir, a pesar observancias exteriores. El comportamiento externo tiene para él la preferencia sobre la actitud interior. La más pequeña infracción legal es espiada, denunciada, condenada sin piedad, mientras se aceptan tranquilamente las más atroces deformaciones interiores.

El exhibicionismo es otro rasgo del espíritu farisaico. El fariseo es un actor que recita el papel de sus buenas obras (Lc 18,11- 12). Tiene necesidad de muchos preceptos para evadirse de lo fundamental: el amor desinteresado al prójimo. Ha inventado la casuística porque, con un poco de paciencia, ayuda siempre a encontrar la escapatoria para eludir el espíritu de la ley. Se considera superior a los demás, lo que le lleva a convertirse en "casta". Está seguro de poseer toda la verdad, y así no puede avanzar y se ve obligado a defender un orden inmutable: todo bien claro, bien definido, organizado... de una vez para siempre, y en todos los campos.

El espíritu farisaico - la hipocresía- es la disociación culpable entre el decir y el hacer. El gran desafío para el hombre es vivir en la verdad, en su verdad, reconocerla, no esconderla ni ante sí mismo ni ante los demás. Saberse mirar al espejo exige mucha valentía. Jesús nos habla de no manipular la religión, de no utilizarla para esconder nuestra verdad y para escalar posiciones de prestigio social.

"El mayor entre vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalce a sí mismo será humillado, y el que se humille a sí mismo será ensalzado.» (Mateo

 

Llucià Pou Sabaté

 

viernes, 3 de noviembre de 2023

San Pablo habla de la caída de Israel, y de que resurgirá y se convertirá: Sábado de la semana XXX (impar). La humildad va unida al servicio, y así estamos con el Señor, ya sin buscar gloria humana

Sábado de la semana XXX (impar). La humildad va unida al servicio, y así estamos con el Señor, ya sin buscar gloria humana

A. Lecturas:

1. Romanos (11,1-2a.11-12.25-29): ¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

2. Salmo 93,12-13a.14-15.17-18: Dichoso el hombre a quien tú educas, al que enseñas tu ley, dándole descanso tras los años duros.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo, ni abandona su heredad: el justo obtendrá su derecho, y un porvenir los rectos de corazón.

Si el Señor no me hubiera auxiliado, ya estaría yo habitando en el silencio. Cuando me parece que voy a tropezar, tu misericordia, Señor, me sostiene.

3.   Lucas14,1.7-11: «Y sucedió que al entrar él un sábado a comer en casa de uno de los principales fariseos, ellos le estaban observando. Proponía a los invitados una parábola al notar cómo iban eligiendo los primeros puestos diciéndoles: «Cuando seas invitado por alguien a una boda, no te sientes en el primer puesto, no sea que otro más distinguido que tú haya sido invitado por él, y al llegar el que os invitó a ti y al otro, te diga: "Cede el sitio a éste"; y entonces empieces a buscar lleno de vergüenza, el último lugar: Al contrario, cuando seas invitado, ve a sentarte en el último lugar, para que cuando llegue el que te invitó te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy honrado ante todos los comensales. Porque todo el que se ensalza será humillado; y el que se humilla será ensalzado».

B. Comentario:

1. Pablo nos enseña que Dios no deja de ser fiel a su esposa infiel. Dios ama a aquellos que no le aman. Dios no rechaza a nadie: –"Hermanos, os pregunto: ¿Habría Dios rechazado a su pueblo? No, de ningún modo. Yo mismo soy prueba de ello: también soy uno de Israel". Y tomando la tesis de los profetas según la cual sólo un «pequeño resto» subsistiría, hace notar que hay judíos, como él, por ejemplo, que son los testigos de ese amor. Esto nos anima a ser siempre solidarios.

-"¿Ha caído Israel para no levantarse?... si por haber caído ellos la salvación ha pasado a los paganos, su caída ha supuesto riqueza para el mundo". Pablo alude al «hecho histórico» muy conocido: el rechazo de los judíos ayudó a Pablo a no encerrarse en el mundo judío e ir a los paganos. Expulsado de la Sinagoga y de la comunidad judía, se halló casi obligado a dirigirse a los paganos.

-"No quiero dejaros en la ignorancia de este misterio: el endurecimiento de los judíos durará hasta la entrada del conjunto de los paganos". Así el rechazo de la Fe, de los judíos, lejos de contradecir el prodigioso amor salvador de Dios por todos los hombres no es sino una ilustración temporal y brillante de ese amor universal. A través de este misterio quisiera comprender mejor el misterio de la "incredulidad" HOY. ¡Muchos son los que "rechazan" HOY a Dios o viven «como si no existiera»! Quiero creer que Tú sigues amándolos, Señor, y que quieres también salvarlos a todos. Tu proyecto es ¡«la entrada del conjunto de los paganos»! en la salvación.

-"Es así que todo Israel será salvo. En cuanto al Evangelio, son enemigos para vuestro bien. Pero en cuanto a la elección de Dios, son amados en atención a sus padres... ¡Los dones y la vocación de Dios son irrevocables!" También los judíos un día serán creyentes. El Señor vendrá. Pero retrasa su venida para dar a todos un «plazo» de conversión. Así, todo contribuye al proyecto de Dios. La incredulidad de los judíos es la prueba dramática del fracaso del hombre que quiere salvarse por sí mismo. Como tal, esta «incredulidad» tiene un aspecto positivo, pone en evidencia que nos salvamos «por pura misericordia»: mas entonces los judíos pueden también beneficiarse, y se beneficiarán de ello. Los dones de Dios son "IRREVOCABLES" (Noel Quesson).

2. En Nostra aetate, el Concilio quiso hablar de ese respeto de todo corazón a los que viven otras religiones, y siguiendo el ejemplo de Pablo, llenarnos de esperanza de que un día acabarán aceptando a Jesús. Con el salmo decimos: "El Señor no rechaza a su pueblo ni abandona su heredad".

3. –"Durante la comida en casa de uno de los jefes de los fariseos, Jesús, notando que los invitados elegían los primeros puestos..." El mundo judío -por ejemplo, las "reglas de la Comunidad de Qumram- tenía gran preocupación por seguir el orden jerárquico. En un banquete, antes de sentarse, cada invitado elegía "su" puesto según su rango, según la idea que él tenía de su propia dignidad, en comparación a los demás invitados. Y esto estaba codificado por las escuelas de Doctores de la Ley. Se aconsejaba un poco de prudencia elemental, por ejemplo: "Sitúate dos o tres puestos más allá del que te convendría". Hoy tenemos muchos signos distintivos que permiten realzar la posición social de cada uno: marcas en el vestir... o de automóvil...

-"Jesús les propuso esta parábola: "Cuando alguien te convide a una boda no ocupes el puesto principal..." Jesús, no entras aquí en los problemas de las conveniencias mundanas, no es tu objeto...  te interesa decirnos lo que otras veces: ¡sed humildes!, ¡disponeos a ser el servidor de los demás!, ¡ocupad el último puesto!, ¡los pequeños son los más grandes! Si no os hacéis pequeños, ¡no entraréis en el Reino de Dios! No, nadie puede revindicar la entrada a las Bodas eternas como algo que le es debido, en virtud de su propia justicia.

-"Al revés, cuando te conviden, vete derecho al último puesto". Durante la última Cena, sabemos que hubo una discusión entre los Doce sobre sus jerarquías y sus prelaciones. "Llegaron a querellarse sobre quién parecía ser el mayor. Jesús les dijo: Los reyes de las naciones gobiernan como señores... Pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros, ocupe el puesto del más joven, y el que manda, el puesto del que sirve... Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve" (Lucas 22,24-27). En las primeras comunidades había estas discriminaciones en las asambleas litúrgicas, como cuenta Santiago: "Si en vuestra reunión entra un personaje con sortijas de oro, magníficamente vestido y entra también un pobretón con traje mugriento; si atendéis al primero en detrimento del pobre, ¿no hacéis una discriminación?" Hoy, hay muchas maneras de creerse superior, de excluir a un tal o a un cual, de hacer discriminaciones.

Señor, haznos acogedores los unos hacia los otros. Que todos los participantes a nuestras asambleas dominicales se sientan cómodos. Que las celebraciones eucarísticas no pasen a ser pequeños clubs cerrados en los que "las personas, allí reunidas, se sientan bien", porque se ha comenzado por excluir a "los que no piensan como nosotros".

-"El que se encumbre, lo abajarán, y al que se abaja lo encumbrarán". Es la condena de cualquier suficiencia. Dios cerrará su Reino, a los que están persuadidos de su propia justicia. Ser humilde. Hacerse pequeño. Juzgarse indigno... No juzgar indignos a los demás.

La parábola del fariseo y el publicano se terminará con la misma fórmula (Lucas 18,14): "Todo el que se encumbra lo abajarán, y al que se abaja, lo encumbrarán." Señor, ayúdame; quiero combatir todas mis formas de orgullo. Quiero conocer mis miserias, para que no me estime superior a los demás. Ayúdame a encontrarme feliz en el "último puesto". Como Tú, Señor: "Jesús, de tal manera tomó para sí el último puesto, que nadie se lo ha podido quitar" (Noel Quesson).

"Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11,29): Jesús, nos enseñas que la humildad va unida al servicio, y quiero aprender de ti, de Belén, de tu vida en Nazaret, de tu entrega en la Cruz y en la Eucaristía.

"Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da su gracia" (1 Pedro 5,5); dame, Señor, la humildad, para estar abierto a ti, pues nos dices: "Sin mí, nada podéis hacer " (Jn 15,5). Quiero pedirte ser humilde, Señor, por la intercesión de tu Madre María Santísima, meditar tu ejemplo, rectificar cuando la soberbia aprieta, ser sincero en la dirección espiritual, utilizar las experiencias negativas para sacar más fuerza y humildad de ellas, y que todo me sirva para hacer las cosas como tú las harías, para darme a los demás que es lo que me enriquece  y lo que tú dijiste de ti mismo, que "no he venido a dejarme servir sino a servir" (Mt 20,28). Le pedimos: que no nunca en mí, de ser el centor de todo. Te lo pido a ti, santísima Virgen, modelo de humildad y por eso llena de gracia.

Llucià Pou Sabaté

jueves, 2 de noviembre de 2023

Viernes de la 30ª semana (impar). Jesús nos enseña a “quemarnos” por caridad, pues Él lo ha dado todo por nosotros: no poner la reputación o las reglas por encima del amor

Viernes de la 30ª semana (impar). Jesús nos enseña a "quemarnos" por caridad, pues Él lo ha dado todo por nosotros: no poner la reputación o las reglas por encima del amor

 

A. Lecturas:

1. Romanos 9,1-5. Hermanos: Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

 

2. Salmo 147,12-13.14-15.19-20. Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti.

Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz.

Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos.

 

3. Lucas 14,1-6: "Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: -«¿Es lícito curar los sábados, o no?» Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: -«Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?» Y se quedaron sin respuesta".

 

B. Comentario:

 

1. –"Afirmo la verdad en Cristo. No miento. Mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo". Después de lo que hemos leído los últimos días, de la vida en el Espíritu, pasa ahora Pablo a decirnos que está apenado de que la mayoría del pueblo elegido se ha quedado fuera de la Iglesia cristiana:

-"Siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. ¡Desearía incluso ser anatema, separado de Cristo por los judíos, mis hermanos de raza!" Pablo sufre por sus hermanos, por su salvación. Daría todo por ellos. El verdadero amor es desinteresado. Palabras apasionadas, y no olvidemos que era perseguido por aquellos de quienes habla: la Sinagoga lo consideraba un renegado, un apóstata... Concédeme, Señor, que mi oración sea también por los que no me aman. Dame el ansia de la salvación de mis hermanos. Hazme misionero.

-"Son, en efecto, los hijos de Israel, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la Ley, el culto, las promesas de Dios y los patriarcas, de los cuales también procede Cristo, según la carne". Una letanía de siete privilegios excepcionales. Siete es la cifra de la perfección. Se resume aquí toda una historia. La historia de un amor. Dios y ese pueblo se amaron. ¿Amor decepcionado? ¿Amor fallido? No, dirá Pablo, más aún, esto no es posible. Todo continúa siendo válido. Dios continúa amándolos, aunque no quisieron reconocerlo como «Dios». Y sin embargo, verdaderamente, ¡Jesucristo es Dios! (Noel Quesson).

-"De ellos procede Cristo, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito eternamente".

Jesús dijo a la Samaritana: La salvación viene de los judíos. ¿Qué significa esto? Sin duda, que Jesús vino de esa parte de la humanidad. Además, fueron los primeros en ser llamados a la salvación en Cristo. Y aun cuando no todos aceptaron a Cristo, hubo un pequeño resto fiel que sí lo hizo.

2. "Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti". Salmo precioso que invita a alabar al Señor: Jerusalén, personificación del pueblo, es interpelada para que exalte y glorifique a su Dios, que nos libera de todo mal. "Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz". El mensaje del Señor es la paz, «shalom» evocada inmediatamente, pues es contenida simbólicamente en el mismo nombre de Jerusalén: "Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos". Meditando la historia de las intervenciones de Dios a favor de su Pueblo, podemos decir que en verdad Dios lo ha amado. Muchas veces ofendieron a Dios y se alejaron de Él; pero el Señor, rico en misericordia, siempre ha estado dispuesto a perdonar cuando ve que se retorna a Él con un corazón realmente arrepentido. Todo es imagen de lo que vendrá, que ya ha venido: en Cristo, Dios, a quienes no pertenecemos al Pueblo de los Israelitas, nos ha llamado para hacernos partícipes de su Vida. Así, las promesas de salvación no sólo se cumplieron para Israel, sino también para nosotros.

3. –"Un sábado, Jesús fue a comer a casa de uno de los jefes fariseos, y ellos lo estaban observando". Jesús, no rehúsas las invitaciones de tus adversarios habituales. Porque ha venido a salvar a todos los hombres. La casa de ese jefe de los fariseos es muy significada por un gran respeto y devoción a la Ley: en ella, las tradiciones morales y culturales son respetadas de modo muy estricto. Es un sábado, un día sagrado para el anfitrión de Jesús.

-"Un hidrópico se encontraba en frente de Jesús". Para los fariseos toda enfermedad era el castigo de un vicio no declarado. Según ellos, ese pobre hombre (que rondaba por ahí) debió haber llevado una vida inmoral y por esto Dios le habría castigado.

-"Jesús tomó la palabra y preguntó a los Doctores de la Ley y a los fariseos: "¿Es lícito curar en sábado, o no?" Ellos se callaron." Porque piensan: ¡Qué extraña pregunta! ¿A qué viene ese innovador? Las Escuelas enseñaban que: - Cuando la vida de una persona corre peligro, está permitido socorrerlo... - Cuando el peligro no es mortal agudo, hay que esperar que termine el día sábado para prestarle alguna ayuda. ¿No es esto lógico? ¿Por qué no contentarse con la "tradición de los antiguos"? ¿Por qué suscitar nuevas cuestiones? Los fariseos callan. No quieren discutir. Ellos poseen la verdad. No es cuestión de modificar en nada sus costumbres. Jesús no puede hablar ni actuar en nombre de Dios, puesto que no se conforma a "su" enseñanza... a la enseñanza tradicional.

El lunes pasado leíamos una que hizo Jesús con la mujer encorvada. Hoy es con un hombre aquejado del mal de la hidropesía, la acumulación de líquido en su cuerpo. Pero no importa tanto el hecho milagroso, que se cuenta con pocos detalles. Lo fundamental es el diálogo de Jesús con sus adversarios sobre el sentido del sábado: una vez más da a entender que la mejor manera de honrar este día santo es practicar la caridad con los necesitados. Y les echa en cara que por interés personal -por ejemplo para ayudar a un animal de su propiedad- sí suelen encontrar motivos para interpretar más benignamente la ley del descanso. Por tanto no pueden acusarle a él si ayuda a un enfermo.

-"Jesús tomó al enfermo de la mano, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "Si a uno de vosotros se le cae al pozo su hijo o su buey ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?"" Si un animal cae en una cisterna los legistas permitían que se le alimentara para que no muriera antes del día siguiente... y de otra parte, estaba permitido echarle unas mantas y almohadas para facilitarle salir por sus propios medios; pero ¡sin "trabajar" uno mismo en sábado! Esos ejemplos nos muestran la gran liberación aportada por Jesús. Una nueva manera de concebir el "descanso" del sábado, del domingo. Más allá de todos los juridicismos. El sábado es el día de la benevolencia divina, el día de la redención, de la liberación, de la misericordia de Dios para con los pobres, los desgraciados, los pecadores. El día por excelencia para hacer el bien, curar, salvar. El día en el que hay que dejarse curar por Jesús. Señor, ayúdanos a ser fieles, incluso en las cosas pequeñas, pero sin ningún formalismo, sin meticulosidad. Señor, ayúdanos a permanecer abiertos, a no estar demasiado seguros de nuestras opiniones, a no quedarnos inmovilizados en nuestras opciones precedentes. El mundo de hoy nos presenta muchas cuestiones nuevas: ¿sabremos abordarlas con la misma profundidad con que las juzga Jesús? (Noel Quesson).

Uno de los 39 trabajos que se prohibían en sábado era el de curar. Pero una reglamentación, por religiosa que pretenda ser, que impida ayudar al que está en necesidad, no puede venir de Dios. Será, como en el caso de aquí, una interpretación exagerada, obra de escuelas rigoristas. ¿Qué excusas ponemos nosotros para no salir de nuestro horario, en ayuda del hermano, y tranquilizar así nuestra conciencia?, ¿el rezo?, ¿el trabajo?, ¿el derecho al descanso? Sí, el domingo es día de culto a Dios, de agradecimiento por sus grandes dones de la creación y de la resurrección de Jesús. Todo lo que hagamos para mejorar la calidad de nuestra Eucaristía dominical y para dar a esa jornada un contenido de oración y de descanso pascual, será poco. Pero hay otros aspectos del domingo que también pertenecen a su celebración en honor del Resucitado: es un día de alegría, todo él -sus veinticuatro horas- vivido pascualmente, sabiendo encontrarnos a nosotros mismos y nuestra paz y armonía interior y exterior, un día de contacto con la naturaleza, por poco que podamos. Y también un día de apertura a los demás: vida de familia y de comunidad -que nos resulta menos posible los días entre semana- y un día de "saber descansar juntos", cultivando valores humanos importantes. Un día de caridad, en que se nos ocurran detalles pequeños de humanidad con los demás: ¿a qué enfermo de hidropesía ayudamos a sanar en domingo?, ¿no hay personas a nuestro lado con depresiones o agobiadas por miedos o complejos, a las que podemos echar una mano y alegrar el ánimo? Jesús iba a la sinagoga, los sábados. Y parece como que además prefiriera ese día precisamente para ayudar a las personas curándolas de sus males. Sus seguidores podríamos conjugar también las dos cosas (J. Aldazábal).

 

Llucià Pou Sabaté

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Noviembre 2, Conmemoración de todos los fieles difuntos: la comunión con los difuntos está basada en la esperanza en Jesús que nos lleva más allá de la muerte, hasta la vida de amor del Cielo

 

Noviembre 2, Conmemoración de todos los fieles difuntos: la comunión con los difuntos está basada en la esperanza en Jesús que nos lleva más allá de la muerte, hasta la vida de amor del Cielo

 

A. Lecturas:

1. Sabiduría 3, 1-9: Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz. La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo, pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad. Después de breves sufrimientos recibirán una abundante recompensa, pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto agradable. En el día del juicio brillarán los justos como chispas que se propagan en un cañaveral. Juzgará a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor reinará eternamente sobre ellos. Los que confían en el Señor comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.

 

2. Salmo 26,1.4.7-8b-9a.13-14): El señor es mi luz y salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida.

Lo único que pido, lo único que busco es vivir en la casa del Señor toda mi vida, para disfrutar las bondades del Señor y estar continuamente en su presencia.

Oye, Señor, mi voz y mis clamores y tenme compasión. El corazón me dice que te busque y buscándote estoy. No rechaces con cólera a tu siervo.

La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Armate de valor y fortaleza y en el Señor confía.

 

3. 1 Juan 3, 14-16: Hermanos: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben ustedes que ningún homicida tiene la vida eterna. Conocemos lo que es el amor, en que Cristo dio su vida por nosotros. Así también debemos nosotros dar la vida por nuestros hermanos. Palabra de Dios. A. Te alabamos, Señor.

 

4. Mateo 25, 31-46: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él, apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "vengan benditos de mi padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme". Los justos le contestarán entonces: "Señor ¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?". Y el rey les dirá: "Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron" Entonces dirá también a los de la izquierda: "Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles, porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron". Entonces ellos le responderán: "Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, enfermo o encarcelado y no te asistimos?" Y él les replicará: "Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo". Entonces, irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".

 

B. Comentario: Dicen que un análisis de sangre basado en pruebas del ADN indica la longevidad de las personas: no una fecha precisa de defunción, sino una probabilidad estadística de llegar a los 90 años. Y se quiere alargar la vida por todos los medios, incluso por una "copia" de la mente en bits, que pueda implantarse en otra persona o incluso mantenerse en un ordenador. Pero no estamos solamente en el cuerpo, ni siquiera en el cerebro y adn: tenemos alma. Y no tenemos en la tierra morada permanente, sino que estamos de paso, de camino hacia la vida eterna. "La fe embellece la muerte y la hace dulce, alegre, preciosa y deseable si se despoja de toda idea de destrucción, que tan espantosa la hace a la mayoría de los hombres, y representándola como un rescate de esta cárcel terrena, en la que se suele agonizar más que vivir" (Gioberti).

   Son días para rezar más por las almas del Purgatorio, siguiendo el ejemplo de los santos, que nos muestran que no tienen importancia el éxito o el fracaso, la salud o la enfermedad, la carencia o la abundancia de medios... Lo que verdaderamente cuenta es el amor. "Cuanto más recordemos a las personas queridas y nos aflijamos por ellas, tanto más aprenderemos a imitar su buena conducta y a estimarlas, aunque las hayamos perdido" (U. Foscolo).

   ¿Qué pasa con los que mueren? Se ha rezado siempre por ellos en la Iglesia, y se ha formulado la explicación del purgatorio, que no es una cárcel en el más allá, sino el Señor Jesús, en el momento de la muerte, cuando hay el juicio, sale al encuentro del hombre. Con ese abrazo de amor, se le quema al hombre toda la «paja y heno» de su vida y que sólo permanece lo que únicamente puede tener consistencia. Se transforma en aquello que está llamado a ser. Al decir "sí" se hace capaz de acoger la misericordia de Dios. Como el egoísmo le podría impedir decir un "sí" total, debe ser transformado con ese fuego que le transforma con su llama en aquella figura sin mancha que puede convertirse en el recipiente de la eterna alegría. Como todos estamos unidos, podemos rezar por los que han muerto, por ejemplo si uno que muere ha hecho daño a otro, cuando este le perdona ya queda libre de esa pena y puede volar al cielo, y así pasa con todo: estamos en comunicación, y podemos ayudarnos unos a otros, los vivos y los difuntos (Joseph Ratzinger).

    Creemos que "en Cristo Señor nuestro, brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección: y así aunque la certeza del morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo", reza la liturgia. También el Catecismo de la Iglesia Católica nos habla de la comunión con los difuntos: ""La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados' (2 M 12, 45)" (Lumen Gentium 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor" (n. 958).

   Las lecturas de hoy se escogen libremente, de entre las varias que ofrece el formulario de difuntos. Por ellos ofrecemos hoy la misa. La esperanza nos permite vivir sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte: La muerte, "salario" del pecado original, es algo tan olvidado y de otra parte algo tan normal: todos hemos de morir. La muerte, para los hijos de Dios, es vida: "no tenemos aquí ciudad permanente, vamos en busca de la que está por venir" (Hebreos 13,14): la que el Señor nos tiene preparada desde siempre: el cristiano que se une a Él en su propia muerte, ésta ya se convierte en entrada a la vida eterna.

   1. Dice la Sabiduría que para los santos las pruebas se vuelven justicia, pues de este modo "Dios los  probó como oro en crisol, y los recibió como sacrificio de holocausto". Lo que los hombres juzgaron la verdad, no lo fue. El  descalabro pasó a ser camino de gloria, de enaltecimiento de los justos sobre razas y pueblos, para juzgarlos y dominarlos, sin otro rey que el  Señor.

   Hay una comunicación entre los de aquí y los que han cruzado el río de la vida, y podemos ayudarles con nuestros esfuerzos y sacrificios (el sentido profundo de los sufragios por los difuntos) y ellos nos animan como espectadores que están viendo nuestro partido, pues estamos corriendo en el campo y ellos desde la grada: "¡venga, ánimo... mete este gol!" En estos días que se preparan dulces tan buenos siguiendo las tradiciones populares, pienso que con aquella sonrisa o detalle de servicio vamos amasando, con buenos ingredientes, esos dulces que se amasan con amor.

   2. El salmo enuncia esta búsqueda de Dios, al que vemos también en el dolor. «Una cosa pido al Señor, y eso buscaré: habitar en la casa del Señor por todos los días  de mi vida». Es necesario entender estas palabras en su verdadera profundidad, es decir, en su  sentido figurado: vivir en el «templo» de su intimidad, cultivar su amistad, acoger  profundamente su presencia; «gozar de la dulzura del Señor», esto es, experimentar  vivamente la ternura de mi Dios, su predilección, su amor, que se me da sin motivos ni  merecimientos, cultivar interminablemente, «por todos los días de mi vida», la relación  personal y liberadora con el Señor, mi Dios.

   «Oigo en mi corazón: buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu  rostro», vamos por esta vida detrás de tus pistas, Jesús: «tu rostro buscaré, Señor»; por eso te pido, Señor: «no me escondas tu  Rostro»; «no rechaces a tu siervo»; «no me abandones»; «no me dejes»; y todo esto con la esperanza de que «aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me acogerá». Es un canto a la esperanza: «Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida». País de la vida es esta  vida, oportunidad que Dios nos da para ser felices y hacer felices. Gozar de la dicha del  Señor es, simplemente, vivir, ni más ni menos. Mucha gente no vive, agoniza. Anegados entre temores y ansiedades no viven, su existencia es una  angustia; dicen que la meticulosidad va unida a la "reacción catastrófica", pues ante el miedo a catástrofes, como defensa se defienden con un control del presente, en las rutinas pequeñas del hoy. Pero la esperanza nos dice que podemos respirar en paz sin ansiedades, sentirnos libres, gozosos,  felices. Esto es vivir.

   Y tanta hermosura como contiene este salmo no podía acabar sino con un grito largo de  coraje y esperanza: «Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor».

   El hombre tiene que habérselas con la vida y sus peligros; necesita refugios donde  acogerse. Ha aprendido a no confiar en los poderosos de la tierra, «los señores de la  tierra»; y sabe por experiencia que sólo salvan el poder y el cariño de Dios. Este poder y  amor suscitan la confianza del hombre, y en esta confianza se basa su seguridad. Y esta  seguridad se transforma en el gozo de vivir, vivir plenamente, Shalom (Larrañaga).

   Este es el deseo de mi vida que recoge y resume todos mis deseos: ver tu rostro. Palabras atrevidas que yo no habría pretendido pronunciar si no me las hubieras dado tú mismo. En otros tiempos, nadie podía ver tu rostro y permanecer con vida. Ahora te quitas el velo y descubres tu presencia. Y una vez que sé eso, ¿qué otra cosa puedo hacer el resto de mis días, sino buscar ese rostro y desear esa presencia? Ese es ya mi único deseo, el blanco de todas mis acciones, el objeto de mis plegarias y esfuerzos y el mismo sentido de mi vida. «Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo. Tu rostro buscaré, Señor; no me escondas tu rostro».

   He estudiado tu palabra y conozco tu revelación. Sé lo que sabios teólogos dicen de ti, lo que los santos han enseñado y tus amigos han contado acerca de sus tratos contigo. He leído muchos libros y he tomado parte en muchas discusiones sobre ti y quién eres y qué haces y por qué y cuándo y cómo. Sé muchas cosas de ti, e incluso llegué a creer que bastaba con lo que sabía, y que eso era todo lo que yo podía dar de mí en la oscuridad de esta existencia transitoria. Pero ahora sé que puedo aspirar a mucho más, porque tú me lo dices y me llamas y me invitas. Y yo lo quiero con toda mi alma. Quiero ver tu rostro. Tengo ciencia, pero quiero experiencia; conozco tu palabra, pero ahora quiero ver tu rostro. Hasta ahora tenía sobre ti referencias de segunda mano; ahora aspiro al contacto directo. Es tu rostro lo que busco, Señor. Ninguna otra cosa podrá ya satisfacerme. Tú sabes la hora y el camino. Tienes el poder y tienes los medios. Tú eres el Dueño del corazón humano y puedes entrar en él cuando te plazca. Ahí tienes mi invitación y mi ruego. A mi me toca ahora esperar con paciencia, deseo y amor. Así lo hago de todo corazón. «Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo... y espera en el Señor».

   "Busca su rostro. Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco." (Sal 26,7-8): "Soy desvergonzado y temerario, oh tú, mi socorro y mi apoyo de siempre, tú que no me abandonas jamás. Mira, es el amor de tu amor el que me hace buscar tu rostro" (Sal 26,8) Tú me ves y yo no puedo verte. Pero tú me has dado el deseo de verte y ver todo lo que te complace en mí. Tú perdonas al instante a este ciego que corre hacia ti. Tú le das la mano en cuanto tropieza. En el fondo de mi alma resuena la voz de tu presencia y responde a mi deseo. El alma protesta y echa fuera todo lo que hay en mí y mis ojos interiores son deslumbrados por el fulgor de tu verdad. Me recuerda que el hombre no te puede ver y quedar con vida (Ex 33,20). Hundido en el pecado hasta el día de hoy, no he logrado morir a mí mismo para vivir únicamente para ti (2Cor 5, 15). No obstante, por tu palabra y por tu gracia, me quedo atento, aguardando sobre la roca de la fe, en el lugar que está junto a ti (Ex 33, 21). Apoyado en esta fe, espero paciente, según mis posibilidades y abrazo tu derecha que me sostiene y me guarda (Sab 5,16). Alguna vez, cuando contemplo y miro -por la espalda (Ex 33,23)- a aquel que me ve, a Cristo tu Hijo, en su humildad como hombre, me paro a contemplar... Lo poco que he podido sentir y percibir de él atiza la llama de mi deseo interior. Con paciencia espero que tú retires tu mano (cf Ex 33,22) y que derrames en mí tu gracia iluminadora para que según la respuesta de tu verdad, muerto a mí mismo y vivo para ti, comience a contemplar tu rostro descubierto" (Guillén de Saint-Tierry).

   3. La vida plena responde a las aspiraciones más profundas del  corazón humano (¡cuántas cosas hacemos para alargar la vida, para  luchar contra la enfermedad y la muerte!). Pero la experiencia  constante es que, más pronto o más tarde, todos morimos, porque  somos hijos de esta tierra, perecederos ("por Adán murieron todos").  Jesús, también. "Mirad que amor nos ha tenido el Padre para  llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!" El camino del Hijo es el  camino de los hijos; avanzamos hacia el triunfo de Jesús; cuando  celebramos su victoria anunciamos la nuestra. Nuestra vida no se  agota en lo que vemos y tocamos, en lo que podemos darnos unos a  otros: como Jesús, hemos nacido de Dios y a Dios retornamos, nuestro  aliento está en manos del Padre. Tal es la promesa hecha a "los  cristianos", a los que viven como él vivió. La muerte no es para el cristiano la nada y la destrucción: si rompe  unos lazos, quedan otros, y tanto si vivimos como si morimos estamos  siempre en las mismas manos: las del Padre. "Aquellos que nos han dejado no están ausentes, sino invisibles. Tienen sus ojos llenos de gloria, fijos en los nuestros, llenos de lágrimas" (San Agustín).

   Dedicar un día del año litúrgico a la oración de todos los difuntos apareció como costumbre de algunas ordenes monásticas bien pronto, aunque es en el siglo IX cuando aparece en algunas parroquias. Con el tiempo se fue extendiendo a la Iglesia universal.

   La muerte es "la pascua", se trata de un "paso" que comienza en "morir" a todo lo que nos separa del Padre, tanto el pecado como nuestra propia vida terrena, pues, al final, tienen que ser destruidos para llegar a un "resucitar" que nos haga posible el encuentro definitivo y plenificante con Dios Padre y participar de su gloria. Esta visión de la vida y de la muerte es la que engendra la actitud de serenidad y esperanza ante la muerte que presiden las lecturas y las oraciones de la liturgia de hoy (Antonio Luis Martínez).

   4. El Evangelio del juicio es poco de cumplir preceptos, y mucho de amar a los demás: "cuanto hacíais con ellos… conmigo lo hacíais". Teresita de Jesús hablaba de que el amor de Dios se volcará por completo en llenar nuestra capacidad de amor cuando muramos, dependiendo de nuestra capacidad tendremos más o menos, todos el máximo que podamos albergar en nuestro corazón. Por eso, "todo cuanto pudieres hacer de bueno, hazlo sin perder tiempo (...) porque ni obra, ni inteligencia, ni sabiduría, ni ciencia ha lugar en el sepulcro, hacia el cual vas corriendo" (Eclesiástico, 9,10).

Llucià Pou Sabaté