domingo, 7 de septiembre de 2014

Lunes semana 23 tiempo ordinario

Lunes de la semana 23 de tiempo ordinario; año par

Jesús cura en sábado, no se para en menudencias sino que va al fondo de la ley: el amor
“Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenla parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: -«Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: -«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?» Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: -«Extiende el brazo.» Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús” (Lucas 6,6-11).
1. Siguen incordiándote con el sábado, Jesús: hoy con una curación hecha en la sinagoga en ese día.
-“Otro sábado Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar”... no sé si ibas cada sábado a la reunión de plegaria, Jesús, pero sí muchas veces, quizá cuando veías que buenamente podías, ibas. Ayúdame, Señor, en mis "fidelidades" necesarias... en las regularidades que he decidido... somos un espíritu encarnado, y con los hábitos, nuestras experiencias humanas –como la oración- nos vamos configurando, repitiendo como un gota a gota incansablemente renovado, y así vamos construyendo nuestra vida.
-“Había allí un hombre que tenía el brazo derecho atrofiado...” Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo. Señor, tú conoces sus pensamientos... eres un "conocedor del corazón humano", es un don divino, que también das a otros, de leer en los corazones... y adivinar, por señales casi imperceptibles, ciertas realidades escondidas. Humanamente eso viene de una "atención al otro", de una capacidad de "ponerse en lugar de los otros".
Te das cuenta del dolor de aquel hombre. El enfermo con el brazo paralizado no te dice nada, pero se debía leer en su cara la súplica.
-“Dijo al hombre del brazo atrofiado: "Levántate y ponte ahí en medio de todos."” Señor, danos esa delicada atención de simpatía por los que sufren. Haznos "descubrir" las penas ocultas, las necesidades de los demás.
-“"Os pregunto: ¿Qué es lo que está permitido en sábado, hacer el bien o hacer el mal; salvar una vida o acabar con ella?” El "honor de Dios" estaba resguardado con el sábado. Sabemos que murieron muchos judíos cuando los atacaban en sábado, en alguna guerra, porque no querían luchar ese día, preferían morir. El descanso obligatorio del sábado tenía unos excesos, que llamamos fanatismo. Tú criticas, Señor, la mera observancia legalista, vas hasta el fondo de la razón que explica el sábado; entiendes que la Gloria de Dios es exaltada en primer lugar por el "bien" que se hace a los desgraciados, por la "vida salvada" a alguien. Liberar a un pobre enfermo de su mal, es, para ti, un modo más verdadero de santificar el "día del Señor", que dejar a un hombre en el sufrimiento, por el pretendido honor de Dios. Ayúdanos, Señor, a superar las sumisiones y las obediencias formales a normas: haz que comprendamos el fondo de las normas, y sobre todo entendamos desde el interior lo que Dios nos pide cuando nos pide algo... haz que captemos que Dios no es ante todo un amo que desea doblegar a las personas, sino un Padre que ha dado unas leyes para el bien de sus hijos, un Salvador que desea "hacer el bien... salvar vidas".
-“Entonces, echando una mirada a todos, le dijo al hombre: "Extiende tu mano". Lo hizo y su mano quedó normal.” Una vez más, haces el "bien" sin preocuparte de las críticas.
-“Ellos, furiosos, discutían qué podrían hacer con Jesús.” ¡Se sospecha de El que prefiere el hombre a la Gloria de Dios! ¡Se estancan en las reglas formales del sábado que prohibían cualquier trabajo (Noel Quesson).
Las actitudes farisaicas chocan contigo, Jesús. No es fácil soportar en la tierra a Aquel que declara el fin de la falsedad, de la opresión, de la religión fácil y cómoda. Todo el problema de las tinieblas es lograr hacer desaparecer la luz: "Ellos (los fariseos)... deliberaban entre sí, qué harían a Jesús". El "pecado" de Jesús fue hacer el bien y poner en carne viva el problema de una religión oprimida y seca, para la cual hacer el bien era lo más pecaminoso.
El día dedicado al culto de Dios es día de la alegría, del descanso laboral, de la oración, de la vida de familia, del agradecimiento por la obra de la creación. Parece como si ese día acumularas tus gestos curativos y salvadores, Señor.
Ellos viven con su preocupación casuística, tú vives, Señor, en libertad, nos enseñas actitudes más profundas, el espíritu más que la letra. Las normas están muy bien, y son necesarias, pero sin llegar a un legalismo formalista. No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre (cf Mc 2,27), nos dirás. Entiendo que la norma está al servicio del bien de la persona, del bien común… Hay cosas llenas de espíritu, como el domingo con la celebración de la Eucaristía, el rezo de la Liturgia de las Horas... Necesitan unas normas, pero a veces se han seguido las normas de una manera tan estricta y minuciosa que quizá se ahogaba la alegría de la celebración. Es compatible el rigor de la liturgia con esponjar el ánimo y alegrarse con Dios y dedicarle una alabanza sentida y celebrar su comida pascual en el día consagrado a él, es decir que haya interioridad y no se limite a crear un clima de mero cumplimiento exterior. Se nota claramente que tú, Jesús, das prioridad a la persona que a la norma.
Curar en “shabat” … vivir la caridad… Los cristianos debemos rezar y celebrar la Eucaristía en el día del Señor. Y a la vez, precisamente ese día, nos deberíamos mostrar fraternos y sanantes, con detalles de caridad y buen corazón con las personas cercanas que, aunque no nos lo pidan, ya sabemos que necesitan nuestro interés y nuestro cariño (J. Aldazábal).
¿"Hacer bien" o "hacer mal"? La omisión del bien es un mal. ¿Quién querrá decir que la ley del sábado prohíba que se haga el bien y exija que se haga el mal? El sábado es para los judíos, no sólo día de reposo, sino también día destinado a hacer bien y día de alegría. Jesús, vuelves a restablecer el verdadero sentido del sábado. Ha de ser un día en el que se disfrute y se proporcione alegría a los demás. Se realiza el sentido del sábado haciendo bien a personas que sufren, usando misericordia. "Misericordia quiero y no sacrificios" (Os 6.6).
El descanso de Dios no consiste en no hacer nada, sino en vivir la obra, en gozar de ella. "Dios se gozó en su obra" (Sal 104,31). El sábado es día en que se vive la vida, en que se goza de la obra, día de glorificación de Dios. ¿No se ha de restablecer mediante la curación este sentido más profundo del sábado? ¿En vez de la vida habría que elegir la ruina?
La mano volvió a quedar sana. La restauración del universo forma parte del cuadro de los tiempos mesiánicos. Lo que ahora comienza será llevado a la perfección. "El cielo debe retener (a Jesús) hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas desde antiguo" (Hch 3,21). Mediante la curación muestra Jesús que le está permitido restaurar el sentido del sábado según la mente de Dios, ya que él mismo aporta la restauración de todas las cosas. El sábado es figura del gran reposo sabático de Dios (Hb 4,8ss), que se iniciará cuando sean restauradas todas las cosas y todo haya alcanzado su acabada perfección (El NT y su mensaje, Herder).
El joven rabí Jesús va desmantelando las insistencias esclerotizadas de la religión: reglas de la pureza en las comidas (Lc 5,29-32), de ayuno (Lc 5,33-38) y de reposo sabatino (Lc 6,1-11). Lucas evoca el conocimiento que Jesús posee del corazón humano (v 8; cf Jn 1,48; 2,24-25; 4, 17-19; 6, 61-71, etc.). Así Cristo tiene no solamente un conocimiento más profundo que los otros rabinos de la ley que enseña, sino que conoce mejor a los hombres. Ahí reside el secreto de la autoridad con la que enseña y que le coloca por encima de todos los demás (cf. Lc 4, 32): habla desde Dios y desde el corazón del hombre.
Este día aniversario de la liberación de Egipto es el que tú, Jesús, dedicas a sacar a la gente de las esclavitudes, también de las normas represivas con la excusa del pretendido honor de Dios. Fuiste sospechoso de preferir el hombre a la gloria de Dios. En el antiguo Israel las prescripciones cultuales estaban por encima del hombre, que se eclipsa ante el honor de Dios. Así ocurría con la circuncisión y con el sábado. Enseñas, Señor, que la verdadera obediencia no pasa por una perfección formal a la ley, pues aquellos son infieles si no tienen idea de fraternidad y de solidaridad. Esto es lo que hace una obediencia más radical que la sumisión a la ley; donde Dios está presente, más allá del miedo de haber faltado al deber y del desprecio de los que juzgan al prójimo desde fuera, sin conocer su corazón (Maertens-Frisque).
2. –“Se oye hablar de una falta grave de conducta entre vosotros”, dirá S. Pablo reprochando que dejen un incestuoso en la comunidad.
-“Y ¡vosotros permanecéis tan engreídos! en lugar de doleros para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de tal acción”. La corrección es necesaria para el bien común, y para el interesado, al que se puede perdonar, pero no dejarle en la comunidad con un modo de proceder que niega el misterio de Jesús en su fidelidad y unión con su Iglesia.
-“Vosotros sois como el pan de Pascua que no ha fermentado. Mirad que Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado. Celebremos pues la fiesta, no con vieja levadura -la perversidad y el vicio- sino con pan ázimo -la rectitud y la verdad”. ¿Qué es la "vieja levadura", lo agrio que debo rechazar de mi vida, para hacerla digna de Cristo y de la Eucaristía?
La llamada excomunión contra ciertos pecados públicos por ejemplo, ayudan a la curación del pecador y a que la comunidad cristiana sea un «signo de salvación» y sea «misionera» revelando así al mundo lo que es vivir una vida de hombre ¡a la luz del resucitado!
-“Reunidos en asamblea, en nombre del Señor Jesús, y con su poder, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor”. El juicio interno sobre una persona, sus intenciones, pertenece solo a Dios. El castigo tiene carácter medicinal, para su salvación y el bien común (Noel Quesson).
3. Con el salmista, me acojo a tu misericordia, Señor: 
Tú no eres un Dios que ame la maldad, / ni el malvado es tu huésped, / ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Detestas a los malhechores, / destruyes a los mentirosos; / al hombre sanguinario y traicionero / lo aborrece el Señor.
Que se alegren los que se acogen a ti, / con júbilo eterno; / protégelos, para que se llenen de gozo / los que aman tu nombre”.
Llucià Pou Sabaté


La Natividad de la Santísima Virgen María

«Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán... (...). La generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre Maria con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto. Estando él considerando estas cosas, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros. Al despertarse José hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa.» (Mateo 1, 1-16.18-24)

1º. «La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos» (CEC.-522).
Hoy aparece en el Evangelio toda la genealogía tuya desde Abrahán.
Catorce generaciones de Abrahán a David, catorce más hasta la deportación a Babilonia y otras catorce hasta Ti.
¡Cuánta gente ha pasado!
¿Qué queda de ellos?
La vida es corta y después de mí vendrá otra generación, y después otra.
«Maria Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.
Aprende de Ella a vivir con «naturalidad» (Camino.-499).
Madre, nadie se entera de que eres la Elegida; nadie sabe los favores especiales que has recibido de Dios.
No vas con la cara alta, mostrando lo que sólo pertenece a Dios y a quien Él se lo quiera revelar.
Ni siquiera a José le dijiste nada hasta que Dios no le hizo partícipe de la misión que te había encomendado.
Sin embargo, se nota que eres especial. Porque eres dócil, humilde.
Porque eres atenta y servicial. Porque siempre sonríes y tienes una palabra de ánimo. Porque haces las cosas bien.
Esa es tu «naturalidad».
Una vida sin espectáculo pero llena de contenido.
Una vida que tiene un fundamento: Jesús.
Madre, esa es la «naturalidad» que te pido para mí.
No se trata de que vaya pregonando mi vocación personal de cristiano donde nohaga falta; pero sí debe notarse en mi modo de comportarme.
Porque yo también tengo a Jesús dentro de mí, en mi alma en gracia.
Por ello tengo la posibilidad de quedarme a solas con él y ofrecerle silenciosamente mi trabajo, las alegrías y las dificultades del día; y decirle que quiero hacerlo todo por Él y para Él.
3º. María está encinta y José no se lo explica.
¡Cómo debiste sufrir, José, durante estos días de desconcierto!
Y lo peor es que ibas a tener que abandonar a la persona que más amabas en esta tierra.
Esta fue la cruz de José, la prueba que Dios le puso antes de encomendarle la gran misión: ser el esposo de María, la Madre de Dios; ser el jefe de la Sagrada Familia.
Jesús, también yo sufro dificultades, reveses, tentaciones.
Son pequeñas pruebas, pequeñas cruces comparadas con la que tuvo que sufrir San José.
Pero son grandes oportunidades para mostrar el amor que te tengo, y para que Tú me puedas también confiar cosas más grandes.
José, no buscaste la solución más fácil, sino la más justa, aunque te costaba terriblemente ponerla en práctica.
Ayúdame a tener siempre esa fortaleza.
Que sepa sufrir, que aguante la dificultad, que tenga el aplomo necesario para que Dios se pueda apoyar en mí y me pueda confiar lo que quiera.
4º. Jesús, hoy quieres que aprenda de tu padre en la tierra, de José.
Quieres que aprenda de su vida corriente en apariencia, pero llena de sentido por la misión que tenía de cuidarte.
Quieres que yo también sea, en medio de mi vida de trabajo, piadoso, servidor irreprochable de Dios, cumplidor de la voluntad divina.
José, eres mi padre y señor, eres mi maestro.
Tú has sabido como nadie trabajar en presencia de Dios, con justicia, con profesionalidad; tú has aprendido a amar a Dios cumpliendo sus mandamientos y orientando toda tu vida en servicio de tus hermanos, los demás hombres.
Tú has obedecido siempre la voluntad de Dios: «José hizo como el ángel del Señor le había mandado.»
 Ayúdame a comportarme así en mis circunstancias concretas, cada día.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Domingo semana 23 tiempo ordinario, ciclo A

Domingo de la semana 23 de tiempo ordinario; ciclo A

Meditaciones de la semana
en Word y en PDB
«Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no escucha, toma entonces contigo a uno o dos, para que cualquier asunto quede firme por la palabra de dos o tres testigos. Pero si no quiere escucharlos, díselo a la Iglesia. Si tampoco quiere escuchar a la Iglesia, tenlo por pagano y publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el Cielo, ytodo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el Cielo.
Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra sobre cualquier cosa que quieran pedir; mi Padre que está en los Cielos se lo concederá. Pues donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.» (Mateo 18, 15-20)
1º. Jesús, hoy me enseñas una de las consecuencias del mandamiento nuevo: si he de amar a los demás como Tú los amas, tengo también la responsabilidad de intentar que rectifiquen cuando su comportamiento no es el que debería ser.
Esta responsabilidad se llama corrección fraterna: corregir al hermano.
«Si te escucha, habrás ganado a tu hermano;» le habrás hecho el mayor favor, le habrás mostrado que le quieres de verdad.
En mi apostolado de cristiano corriente, además de abrir horizontes espirituales a los que me rodean mostrándoles la belleza del camino de santidad, debo advertirles -sin ofender, con cariño- aquellas cosas que no hagan bien.
Es un deber cristiano, como lo es el deber de ayudar a los que están necesitados en el terreno material.
Pero no es suficiente con señalar los defectos.
Lo que me pides, Jesús, es que les ayude a mejorar: con mi oración, con mi ejemplo y con mi palabra.
Jesús, me has dado un gran medio para ayudar a mis amigos a ser mejores: la Confesión.
Este sacramento no sólo perdona los pecados, sino que además da fuerzas para luchar en aquello de lo que uno se confiesa.
Les has dado a los apóstoles  y a través de ellos a los sacerdotes  el poder de atar y desatar: el poder de perdonar los pecados y administrar tu gracia.
¡Qué gran complemento a la corrección fraterna es el llevar a mis amigos a la Confesión!
Toda la virtud de la penitencia reside en que nos restituye a la gracia de Dios y nos une con Él con profunda amistad. El fin y el efecto de este sacramento son, pues, la reconciliación con Dios. En los que reciben el sacramento de la Penitencia con un corazón contrito y con una disposición religiosa, tiene como resultado la paz y la tranquilidad de conciencia, a las que acompaña un profundo consuelo espiritual. En efecto, el sacramento de la reconciliación con Dios produce una verdadera «resurrección espiritual», una restitución de la dignidad y de los bienes de la vida de los hijos de Dios, el más precioso de los cuales es la amistad de Dios» (CEC.-1468).
2º. «¿No es raro que muchos cristianos, pausados y hasta solemnes para la vida de relación (no tienen prisa), para sus poco activas actuaciones profesionales, para la mesa y para el descanso (tampoco tienen prisa), se sientan urgidos y urjan al Sacerdote, en su afán de recortar; de apresurar el tiempo dedicado al Sacrificio Santísimo del Altar? (Camino.-530).
Jesús, hoy me haces una promesa que debo recordar a menudo: «donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Quieres que los cristianos nos reunamos en tu nombre para rezar, para pedir cosas al Padre.
De ahí la importancia de rezar en familia, hacer la oración acompañado de otros, y de muchas costumbres en las que los cristianos se reúnen para rezar: procesiones, romerías, etc.
Jesús, Tú estableciste que la reunión de cristianos por excelencia fuera la Santa Misa: «haced esto en memoria mía» (Lucas 22,19).
En la Santa Misa, Tú estás en medio de nosotros de manera muy especial: te haces presente en la Eucaristía con tu cuerpo y sangre, alma y divinidad.
Por eso, la Santa Misa es el mejor lugar para pedirte lo que necesito, y también para alabarte, darte gracias y pedirte perdón.
Si esto es así, ¿no es raro que muchos cristianos se sientan urgidos para recortar el tiempo dedicado al Sacrificio Santísimo del Altar?
Jesús, lo que pasa es que me falta fe para descubrir tu presencia en la Misa.
Auméntame mi fe.
Precisamente la Misa es el mejor momento para pedirte que aumentes mi fe, especialmente en la Consagración y en la Comunión, pues la Eucaristía es el Sacramento de nuestra Fe.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Tiempo ordinario. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.
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Sábado semana 22 de tiempo ordinario

Sábado de la semana 22 de tiempo ordinario; año par

Jesús no nos quiere aprisionados en intrincadas normativas farisaicas, sino que vayamos a los sustancial, la libertad del amor
“Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: -«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?» Jesús les replicó: -«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.» Y añadió: -«El Hijo del hombre es señor del sábado» (Lucas 6,1-5).
1. Hoy, Jesús, nos hablas sobre el sábado. Apreciabas el sábado y, como buen judío, lo habías incorporado a tu espiritualidad: por ejemplo, ibas cada semana a la sinagoga, a rezar y a escuchar la Palabra de Dios con los demás. Y cumplirías seguramente las otras normas relativas a este día.
-“Un sábado atravesaba Jesús por unos campos de trigo”. Jesús en plena naturaleza estival, al iniciarse la recolección.
-“Sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano”. Gesto tan natural, tan anodino, tan sencillo, tan maquinal. ¡Es agradable mascar un grano de trigo tan harinoso! Pero la alegría no es compartida por todos, sobre todo cuando hay envidiejas, o complicación interior… Decía S. Cirilo de Alejandría: “¡Oh fariseo!, ves al que hace cosas prodigiosas y cura a los enfermos en virtud de un poder superior y tú proyectas su muerte por envidia”.
-“Unos fariseos les dijeron: "¿Por qué hacéis lo que no está permitido en sábado?"” Aquí vemos la mente estrecha de algunos que interpretaba, a su manera minuciosa, las prescripciones rituales. La Ley de Moisés no habla de esas menudencias, pero las tradiciones, la Mischná, había añadido toda clase de detalles a la Ley, como las cosas prohibidas en sábado. Jesús, nos has liberado también de todo esto. El hombre tiene una fastidiosa tendencia a dar una importancia desmesurada a los "medios", olvidando a veces el fin. Debo atenerme a lo esencial. En mi Fe, en las costumbres religiosas, en los ritos, he de ver primero su finalidad, su objetivo profundo... y pensar que los modos de expresión pueden cambiar.
No te gusta, Jesús, la interpretación exagerada: ¿cómo puede ser contrario a la voluntad de Dios quitar así el hambre?
-“Jesús contestó” (pues la libertad que tienes, Jesús, es espontánea y actitud reflexiva a la vez): -“¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes dedicados -que sólo a los sacerdotes les está permitido comer-, comió él y les dio a sus hombres”. Es una respuesta propia del hijo de David, que invoca las auténticas tradiciones (1 Sam 21). Es decir les razona con al Palabra, que ellos interpretan mal. Dios no quiere fastidiarnos. Lo que Dios quiere es que el hombre "viva". Las mismas normas de ley natural tienen una gradación: la conservación de la persona, de la vida, de la familia… ¿Cómo ha podido el cristianismo parecer a veces deshumanizante, menospreciador del cuerpo y de las realidades humanas? Mi cuerpo, ¿es importante para mí? ¿Qué haría sin él? Incluso la oración, la actividad más espiritual, es imposible sin ese buen compañero. Y "el Verbo se hizo carne", se hizo cuerpo.
-“Y Jesús añadió: "EI Hijo del hombre es señor del Sábado." ¡Dios bien sabía que el sábado era una institución sagrada! Ahora bien, Jesús afirma tener derecho a rechazar los detalles rituales concernientes al sábado para volver a encontrar la intención primitiva del legislador (Noel Quesson).
Jesús, hablas realmente con autoridad y poder. Te atreves a reinterpretar una de las instituciones más sagradas de su pueblo. Sobre todo les debió saber muy mal a los fariseos la última afirmación: "el Hijo del Hombre es señor del sábado". Si ese día era la representación de Dios, entonces te hacías Dios, y era algo blasfemo para ellos.
Pero en otros momentos dijiste también “no es el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre”. Ahí entiendo que nos decías que las normas son para las personas, para su  bien, y no al revés. Que los mandamientos de amar a Dios y a los demás (y por tanto no caer en la idolatría o en el homicidio u otros crímenes) son básicos, pero que las demás obligaciones miran el bien de la persona, de la familia, de la comunidad. Por tanto, que su cumplimiento es válido cuando ayuda al fin de esas normas (el sábado es para el hombre), y no ha de ser el hombre para el sábado en el sentido de que pierda la salud o la familia por un cumplimiento de ellas.
Es una difícil sabiduría distinguir entre lo que es importante y lo que no. Guardar el sábado como día de culto a Dios, día de descanso en su honor, día de la naturaleza, día de paz y vida de familia, día de liberación interior, sí era importante. No valía la pena discutir y perder la paz por eso. Es un ejemplo de lo que ayer nos decía Jesús respecto al paño nuevo y a los odres nuevos. Cuántas ocasiones tenemos, en nuestra vida de comunidad, de aplicar este principio. Cuántas veces perdemos la serenidad y el humor por tonterías de estas, aferrándonos a nimiedades sin importancia. Lo que está pensado para bien de las personas y para que esponjen sus ánimos -como la celebración del domingo cristiano- lo podemos llegar a convertir, por nuestra casuística e intransigencia, en unas normas que quitan la alegría del espíritu. El domingo es un día que tiene que ser todo él, sus veinticuatro horas, un día de alegría por la victoria de Cristo y por nuestra propia liberación. Con la Eucaristía comunitaria en medio, pero con el espíritu liberado y gozoso: un espíritu pascual. El legalismo exagerado también puede matar el espíritu cristiano. Por encima de todo debe quedar la misericordia, el amor (J. Aldazábal).
Jesús, tú eres el Esposo y ha llegado el tiempo de la boda. Al atardecer del día sexto, Dios había descansado para consagrar la creación, y los hombres habían consagrado el sábado para alabar a Dios por sus maravillas. Un día para santificar el tiempo... Ahora, Jesús, ya estás tú aquí, y toda la vida del hombre es "santa": es tiempo del hombre y tiempo de Dios. En adelante, nada de cuanto es humano es ajeno a Dios. Ahora vivimos el “domingo”, día del Señor (o como se dice en otros idiomas, día del Sol que eres tú, Señor, con tu Resurrección).
Nadie puede estar al 100% en esa interpretación de la voluntad de Dios. Recordemos lo que Pablo nos decía ayer: "¡No juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor!" Cabe, indudablemente, (no tenemos la clarividencia de Jesús) el riesgo de equivocarnos. Pero os confieso que, personalmente, prefiero equivocarme desde el amor y la misericordia que desde la observancia o la rigidez. No se trata de relativizar, como si todo diera lo mismo. Se trata de cultivar la conciencia de la propia fragilidad, de la propia e incesante necesidad de perdón, de la certeza de sólo Dios puede ver hasta el fondo nuestras intenciones y... las de los demás. Clamemos a El: su Amor nos sostendrá (Olga Elisa Molina).
Como rezaba Charles Peguy: Tenemos que salvarnos todos juntos. Todos hemos de llegar juntos a la casa del Padre. ¿Qué nos diría el Padre si nos viera llegar a unos sin los otros?
2. –“Hermanos, pienso que, a nosotros los apóstoles, Dios nos ha asignado el último lugar entre los hombres, como condenados a muerte, expuestos a modo de espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres”.
Pablo encarecerá todavía al final del pasaje: «hemos venido a ser basura del mundo, desecho de los hombres.» En la ciudad de Corinto, Pablo estaba lejos de ser un notable, una autoridad. Se compara a esos vagabundos lastimosos que las ciudades de la época mantenían para servir de víctima expiatoria en las calamidades públicas... o también a esos condenados destinados a las fieras en las anfiteatros ¡bajo la mirada de los «espectadores»! Jesucristo crucificado, es a ti a quién quiero contemplar, una vez más.
-“Nosotros somos necios, por seguir a Cristo”... para lanzarse a una empresa tan insensata: anunciar a los hombres el escándalo de la cruz. Y vosotros sois sabios, en Cristo...
-“Nosotros "locos"... vosotros sabios. Nosotros "débiles"... vosotros fuertes. Nosotros "despreciados"... vosotros alabados”. Es el eco de las bienaventuranzas. Si uno quiere ser cristiano, no ha de olvidarlas. La satisfacción de sí mismo, la suficiencia farisaica, incluso la espiritual, son contrarias al evangelio.
-“Hasta el presente, pasamos hambre, sed, desnudez, somos azotados, vagabundos, fatigados trabajando con nuestras propias manos”. Dirá Benedicto XVI que es la impaciencia de los hombres lo que pierda al mundo, y la paciencia de Dios en la Cruz lo que lo gana…
-“Injuriados... bendecimos. Perseguidos... soportamos. Calumniados... consolamos”. La paradoja de las bienaventuranzas… Gente "pobre", que es "dichosa"... gente "que ha recibido daño de otros" y que pasan su tiempo "haciendo felices a los demás". Es no solo doctrina, sino lo que define tu rostro auténtico, Jesús. Y es una de las enseñanzas más importantes de la Epístola a los Corintios. No es discípulo de Cristo el que no reproduce alguno de sus rasgos.
-“No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino para instruiros como hijos muy queridos... En Cristo, no tenéis muchos padres... Por haberos anunciado el Evangelio soy yo quien os ha engendrado”…
La lista de bienaventuranzas que nos enseñó Jesús se parece a esta enumeración de actitudes de un apóstol, según Pablo: los que encuentran la verdadera felicidad interior son los humildes, los perseguidos, los que lloran, los que buscan la paz... Algo tendría que cambiar en nuestra actuación para parecernos más a Pablo y sobre todo a Jesús, que sufrió los mismos contratiempos que Pablo y dio incluso su vida por los demás.
3. De nuevo el salmo nos orienta hacia el juicio de Dios y nos invita a poner en él la confianza, no en nuestros méritos ni en el prestigio que podamos tener: "del Señor es la tierra y cuanto la llena... ¿quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón, ése recibirá la bendición del Señor".
Llucià Pou Sabaté
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jueves, 4 de septiembre de 2014

Viernes semana 22 de tiempo ordinario

Viernes de la semana 22 de tiempo ordinario; año par

Jesús es el esposo que llega de Dios, y hemos de hacer fiesta
“En aquel tiempo, dijeron a Jesús los fariseos y los escribas: -«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber.» Jesús les contestó: -«¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán.»Y añadió esta parábola: -«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo revienta los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: "Está bueno el añejo."»” (Lucas 5,33-39).
1. Empiezan las discusiones con los fariseos.
-“Los fariseos y sus escribas dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan tienen sus ayunos frecuentes y sus rezos, y los de los fariseos también, en cambio los tuyos comen y beben."” En el Antiguo Testamento, el ayuno y la abstinencia de vino eran signos de austeridad, ligados a la espera del mesías. Simbólicamente significaban: "los tiempos son malos, estamos insatisfechos, hemos perdido el gusto de vivir... que venga de una vez el tiempo de la consolación y de la alegría, cuando el mesías estará aquí."
Acusan a los discípulos de que "comen y beben", lo mismo que achacarán a Jesús (Lc 7,33s). Jesús, tú mismo habías ayunado cuarenta días en el desierto y la comunidad cristiana, desde muy pronto, dedicó dos días a la semana (miércoles y viernes) al ayuno. No eliminas el ayuno, muy arraigado en Israel. Pero indicas que ha llegado el Mesías, ha llegado el Novio, y tus amigos están de fiesta.
-“Jesús les contestó: ¿Queréis que ayunen los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?"” La respuesta es clara. Los tiempos de fiesta no son para ayunar, y expresar esa alegría -los cristianos no pueden ser personas tristes- pues "el Esposo está con ellos."
-“Llegará el día en que se lleven al novio, y entonces, aquel día, ayunarán”. Es lo que hacemos en tiempos de expectación del Señor, para prepararnos durante el año litúrgico.
-“Y les decía esta parábola: "Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para echársela a un manto viejo; porque el nuevo se queda roto, y al viejo no le irá el remiendo del nuevo."” Marcos y Mateo dicen que no sirve de nada porque el tejido nuevo tira del viejo. Lucas habla de que es estropear los dos paños. Lo nuevo es el amor de Dios, la Iglesia, y encuentro ante mí una maravillosa aventura. Jesús, tú haces nuevas todas las cosas. Te pido que renueves mi corazón para apreciar la novedad de tu amor encarnado.
-“Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos, porque si no, el vino nuevo revienta los odres; el vino se derrama y los odres se echan a perder”. La nueva Alianza, a pesar de la continuidad con la Antigua, es verdaderamente una novedad: ¡Dios hecho hombre!
Jesús, subrayas el carácter de radical novedad que supone el acogerte como enviado de Dios, con la doble comparación de la "pieza de un manto nuevo en un manto viejo" y del "vino nuevo en odres viejos".
Aceptarte en nuestras vidas comporta cambios importantes. No se trata sólo de "saber" unas cuantas verdades respecto a ti, sino de dejarme transformar, cambiar mi estilo de vida. Vivir con alegría interior.
Estamos de fiesta. ¿Se nos nota?, ¿o vivimos tristes, como si no hubiera venido todavía el Salvador? La fe en Cristo pide traje nuevo y odres nuevos. Jesús rompe moldes. Lo que Pablo llama "revestirse de Cristo Jesús" no consiste en unos parches y unos cambios superficiales. A los apóstoles les costó el cambio… Nosotros estamos rodeados de una ideología y una sensibilidad neopagana. También tenemos que ir madurando: el vino nuevo de Jesús nos obliga a cambiar los odres. El vino nuevo implica actitudes nuevas, maneras de pensar propias de Cristo, que no coinciden con las de este mundo. Son cambios de mentalidad, profundos. No de meros retoques externos. En muchos aspectos son incompatibles el traje de este mundo y el de Cristo. Por eso cada día venimos a escuchar, en la misa, la doctrina nueva de Jesús y a recibir su vino nuevo (J. Aldazábal).
“El mérito de nuestros ayunos no consiste solamente en la abstinencia de los alimentos; de nada sirve quitar al cuerpo su nutrición si el alma no se aparta de la iniquidad y si la lengua no deja de hablar mal” (S. León Magno).
El ayuno y la abstinencia de vino, actitudes específicas del nazireato (Lc 22,14-20), expresaban la insatisfacción de la época presente y la espera de la consolación de Israel. Juan Bautista hizo de esta actitud una ley fundamental de su comportamiento (Lc 1,15). Desde entonces, cuando los discípulos de Jesús se dispensan de los ayunos prescritos o espontáneos, dan la impresión de desinteresarse de la llegada del Mesías y de negarse a participar de la esperanza mesiánica. La respuesta de Jesús es clara: los discípulos no ayunan porque ya no tienen nada que esperar, puesto que ya han llegado los tiempos mesiánicos: ya no tienen que apresurar, mediante prácticas ascéticas, la llegada de un Mesías en cuya intimidad ya viven. Esta intimidad será interrumpida por la pasión y la muerte de su Maestro: en este momento, ayunarán (v 30, en relación con Lc 22,18) hasta el tiempo en que el Esposo les sea devuelto en la resurrección y en el Reino definitivo.
Las parábolas del vestido y de los odres proporcionan otra respuesta a la extrañeza de los discípulos de Juan y de los fariseos. Inaugurador de los tiempos mesiánicos, Jesús es consciente de aportar al mundo una realidad sin común medida con todo lo que los hombres han poseído hasta entonces (cf Lc 16,16 o el milagro de Caná: Jn 2,10). Las dos parábolas no ofrecen ningún juicio de valor al afirmar que el vino viejo es mejor que el nuevo o que el vestido nuevo es preferible al viejo. No establecen una comparación, sino que subrayan solamente una incompatibilidad: no hay que querer asociar lo nuevo a lo viejo, so pena de perjudicar a uno y otro, porque el vestido remendado combinará mal y el odre viejo se perderá irremediablemente... y el vino con él.
La Nueva Alianza hace ceder las prescripciones de la Antigua, que tienen que acomodarse a la Nueva. El bebedor de vino viejo no dice que el nuevo sea malo; afirma solamente que no puede beberse después de haber probado el viejo, puesto que sus aromas son incompatibles. El que no ha conocido al Esposo y desea participar de su amor no puede al mismo tiempo vivir como si no existiera. El Evangelio excluye ciertas componendas (Maertens-Frisque).
-“Nadie, después de beber el vino añejo, quiere el nuevo, porque dice: "¡El añejo es el bueno!"” Quedémonos con el "bueno". ¡Danos, Señor, tu vino! (Noel Quesson).
Nosotros estamos con el Señor, como amigos invitados al banquete de bodas. Él nos dice: vosotros seréis mis amigos si cumplís mis mandamientos. No basta, por tanto, estar en intimidad con Él a través de la oración, incluso prolongada. Mientras no estemos dispuestos a escuchar su Palabra y a ponerla en práctica, el Señor no podrá decir que somos sus amigos, y mucho menos de su familia como nos lo dice en otra ocasión: El que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre. Cuando en verdad permitamos al Espíritu Santo renovar nuestra vida, entonces seremos criaturas nuevas en Cristo; entonces la vida de fe en el Señor no será sólo un parche en nosotros, ni algo nuevo que llega a un corazón que continúa cargando con el hombre viejo, que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias. De nosotros se espera una vida que manifieste la alegría de sabernos amados y unidos a Cristo; sin embargo, al contemplar que hay muchos que viven separados de Él, o que ni siquiera han oído hablar de Él, nos ha de llevar a sacrificarnos a favor de ellos, poniendo todo nuestro empeño en hacer que el Señor llegue a habitar en todos para que nuestra humanidad se renueve en el amor, en la verdad, en la justicia, en la solidaridad, y en la comunión fraterna (www.homiliacatolica.com).
2. San Pablo nos dice hoy:
-“Hermanos, es necesario que los hombres nos tengan simplemente por "servidores de Cristo"...” Ayúdame, Señor, a ser «servidor»…
-“Y por «administradores de los misterios de Dios»...” Tendremos que rendir cuenta de ellos, como decía Jesús (Mateo 24,45-51).
-“Y lo que en definitiva se exige a los administradores es que sean fieles”.No cambiar lo que hemos recibido, acomodándolo a los tiempos o a nuestras ganas… Merecer confianza... y de modo desinteresado. Ser hombre de confianza, para Dios. Ser hombre de Dios. Quizá la fidelidad está muy difuminada hoy día, aunque las víctimas de una infidelidad sufren mucho. En realidad es uno de los valores esenciales del hombre. Que los apóstoles sean fieles al Evangelio, que no acomoden su mensaje a los gustos del día, a las ideologías que flotan en el aire...
Señor, concede a tus apóstoles, sacerdotes o laicos, esa fidelidad intransigente a lo que Tú quieres.
-“Por mi parte, lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por cualquier tribunal humano; ¡ni siquiera me juzgo a mí mismo!” Esto tiene un gran alcance. Pablo ha hablado de la gran dignidad de los fieles. «Todo es vuestro, Pablo, Apolo, Pedro, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro. Todo es vuestro...» Pero de ahí no se sigue que los cristianos tengan derecho a erigirse en jueces de sus apóstoles. ¡Es a Dios, a quien los ministros tendrán que rendir cuentas!
-“Mi conciencia no me reprocha nada, mas no por ello soy justo. El Señor es mi juez”. La responsabilidad final de la conciencia no es ni ante la comunidad, ni ante uno mismo, sino ante Dios. Señor, ayúdanos a considerar de ese modo todas nuestras responsabilidades.
-“Por lo tanto, no juzguéis «prematuramente»; esperad la venida del Señor, El iluminará lo secreto en las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón”. Jesús, habías repetido: «¡No juzguéis!» y aquí Pablo añade: no juzguéis, porque vuestro juicio es siempre "prematuro"... no lo sabéis todo para que vuestro juicio sea equitativo, os falta conocer las intenciones secretas de la gente que juzgáis.
-“Entonces, cada cual recibirá del Señor, la alabanza que le corresponda”. Al fin todo será clarificado. Día feliz en que estallará a plena luz la belleza escondida... que no sabemos captar suficientemente (Noel Quesson).
3. Señor, en tus manos pongo mi conciencia… El salmo nos dice: "el Señor quien salva a los justos... apártate del mal y haz el bien, porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles".
Llucià Pou Sabaté
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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Jueves semana 22 tiempo ordinario

Jueves de la semana 22 de tiempo ordinario; año par

Nos saca Dios del dominio de las tinieblas para llevarnos al reino de su Hijo querido. Vemos cómo llama a los Apóstoles que, dejándolo todo, lo siguieron
“En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: -«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.» Simón contestó: -«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.» Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a lo socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: -«Apártate de mi, Señor, que soy un pecador.» Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: -«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.» Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron” (Lucas 5,1-11).
1. Lucas nos narra la llamada vocacional de Pedro y de los otros primeros discípulos, de una forma ligeramente distinta a los otros Evangelios (Mt 4,18-25; Mc 1,16-20; Jn 1,35-51) que cuentan la llamada en los inicios de la vida pública, pero Mateo y Marcos lo hacen como el primer acto del ministerio de Jesús y subrayan la identificación de los discípulos con el maestro; Lucas lo hace preceder de un breve ministerio de Jesús en Cafarnaún y un cierto trato de Jesús con los apóstoles, especialmente con Pedro (Biblia de Navarra).
Señor, hasta ahora aparecías en tu labor solo. Ahora buscas colaboradores. Ya ayer el evangelio nos habla de cómo curas de la fiebre a la suegra de Pedro.
-“Jesús se encontraba a la orilla del lago de Genezaret. La gente se agolpaba a su alrededor para oír la palabra de Dios”. Escena viva, concreta. Trato de imaginarla. ¿Tengo yo esa misma avidez?
-“Vio dos barcas junto a la orilla: Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Jesús subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la retirara un poco de tierra”. Quizá cuando Jesús mete el pie dentro, la barca bambolea un poco; pero Simón sabe restablecer el equilibrio como marino experto.
Hoy nos cuentas cómo, para poder apartarte un poco de la gente que se agolpaba en torno, le pides a Pedro que te preste su barca. Qué satisfacción sentiría Pedro: le pides su barca.
-“Luego se sentó y desde la barca enseñaba a la gente.” ¡Cuánto me hubiera gustado encontrarme en esa playa entre los oyentes! Cuando se va a Tierra Santa, uno de los sitios más impresionantes es este lago, donde tú, Jesús,viviste estas escenas tan bonitas…
-“Cuando acabó de hablar dijo a Simón: "Sácala mar adentro"... En aguas profundas. Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada; pero ya que Tú lo dices, echaré las redes”. Y Simón sube la vela, o toma sus remos... y se boga, lago adentro con Jesús a bordo. A menudo, así, Jesús nos pide de hacer cosas sorprendentes. Salir de nuevo a pescar ¡cuando nada se ha logrado en toda una noche de esfuerzo! La fe es algo semejante. Es confiar en Jesús más que fiarse de los propios razonamientos.
-“Obtuvieron tal redada de peces que reventaba la red. Hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a echarles una mano... Llenaron las dos barcas que casi se hundían”. Contemplo esas barcas demasiado llenas que amenazan zozobrar. En los días de aridez espiritual es bueno acordarse de los buenos momentos... como Pedro debió recordarlos más tarde... en medio de los fracasos de su vida apostólica.
-“Al ver esto Simón Pedro se echó a los pies de Jesús, diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador."” En el lenguaje bíblico ese miedo o espanto es señal de que Dios se ha acercado a nosotros. No se trata de caer en un miedo enfermizo y malsano -Dios es infinitamente bueno- pero ¿no nos sería muy conveniente volver a descubrir la santidad y el poder de Dios? -Dios es infinitamente grande-. Y ¿cómo no nos descubriríamos entonces, como Pedro, indignos de permanecer en su presencia? Señor, soy un pecador, una pecadora, no soy digno de recibirte...
-“Jesús dijo a Simón: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres."” ¡No temas! Es uno de los refranes de Dios. Es natural que el hombre tiemble ante Dios; y he aquí que Dios mismo se empeña en tranquilizarnos. ¡Gracias, Señor! "Serás pescador de hombres"... Vocación divina. Dios cambia un destino.
No debieron entender mucho lo de ser "pescador de hombres". Pescar a las personas, en este sentido, no es un proselitismo a ultranza, ni hacer que mueran para nuestro provecho -en eso consiste la pesca de los peces- sino lo contrario: evangelizar, convencer, ofrecer de parte de Dios a cuantas más personas mejor la buena noticia del amor y la salvación. Sin ti, Señor, veo solo esterilidad. Contigo, fecundidad sorprendente. Pensando en los frutos: si no hemos conseguido más, en nuestro apostolado, "mar adentro", ¿no habrá sido porque hemos confiado más en nosotros que en él?, ¿porque hemos "echado las redes" en nombre propio y no en el de él? (J. Aldazábal; Noel Quesson).
Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: ‘Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre’” (Juan Pablo II).
-“Dejándolo todo lo siguieron”. "Todo". Dejándolo todo. ¿Cuál es mi disponibilidad? 
Como Pedro no exige ningún signo, recibe el signo que se amolda a su vida, a su inteligencia y a su vocación. Dios procede con él como con María. Así procede Dios con su pueblo. La salvación exige fe, pero Dios apoya la fe con sus signos. (...) Simón ve en Jesús una manifestación (epifanía) de Dios. Ha visto y vivido el milagro, el poder divino que actúa en Jesús. La manifestación de Dios suscita en él la conciencia de su condición de pecador, de su indignidad, el temor del Dios completamente Otro, del Dios santo. Vemos en Isaís ese miedo… La admiración por Jesús atrae a Simón hacia él, la conciencia de su pecado le aleja de él. En la palabra "Señor" expresa la grandeza de aquel al que ha reconocido en su milagro (Comentarios Herder).
El judío considera el agua, sobre todo el mar, como morada de Satanás y de las fuerzas contrarias a Dios. El agua solía ser una imagen de algo que daba miedo, incluso era un símbolo de la muerte. Hasta la venida del Salvador, nada podía hacerse -salvo un milagro del tipo del del mar Rojo- para salvar a quienes la mar enemiga engullía; pero desde que Él está aquí, se pueden pescar hombres en abundancia y sustraerlos a las garras del imperio del mal. Ese es, por otro lado, el sentido profundo de la bajada a los infiernos (inferi=aguas inferiores) en 1P 3,19, en donde Cristo desciende precisamente para salvar a quienes habían sucumbido bajo las aguas del diluvio. Ser pescadores de hombres es, pues, participar en esa empresa de salvamento de todos cuantos se han visto absorbidos por el mal; ya Jr 16. 15-16a preveía esa función (Maertens-Frisque).
Tú nos has seducido, Dios de ternura, / con la solicitud por nosotros. / Tu amor se ha hecho pasión / para revelarnos tu proyecto: / prendernos en las redes de tu benevolencia. / Haz que sepamos abandonarnos a semejante pasión: / danos a conocer el gozo de ser amados para siempre (Dios cada día, Sal Terrae).
Jesús, nos has prometido que nunca nos dejarás solos, estás siempre a nuestro lado. «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes» (Lc 5,5). Esta respuesta de Pedro la podemos entender en relación con las palabras de María en las bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Y es en el cumplimiento confiado de la voluntad del Señor cuando nuestro trabajo resulta provechoso.
Y todo, a pesar de nuestra limitación de pecadores: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lc 5,8). San Ireneo de Lyón descubre un aspecto pedagógico en el pecado: quien es consciente de su naturaleza pecadora es capaz de reconocer su condición de criatura, y este reconocimiento nos pone ante la evidencia de un Creador que nos supera.
Solamente quien, como Pedro, ha sabido aceptar su limitación, está en condiciones de aceptar que los frutos de su trabajo apostólico no son suyos, sino de Aquel de quien se ha servido como de un instrumento. El Señor llama a los Apóstoles a ser pescadores de hombres, pero el verdadero pescador es Él: el buen discípulo no es más que la red que recoge la pesca, y esta red solamente es efectiva si actúa como lo hicieron los Apóstoles: dejándolo todo y siguiendo al Señor (cf. Lc 5,11; Blas Ruiz López).
2. La Iglesia de Corinto estaba muy dividida.
-“Hermanos, ¡que nadie se engañe!” El orgullo nos hace hinchar y faltar a la realidad, y con ello faltar al amor a los demás. Es un arte la escucha atenta, y ver la parte de verdad que hay en los que no piensan como nosotros. Y sepamos también admitir la parte de error en nuestras propias opciones.
-“Si alguno de vosotros se cree sabio, según este mundo, hágase necio para llegar a ser sabio; pues la sabiduría de este mundo es locura ante Dios”. Hay que estar "loco" para absolutizar un sistema humano, sea el que fuere. Todo lo humano es ambiguo, frágil, provisional. Dios permite relativizarlo todo. Apoyarse solamente sobre análisis humanos, sobre criterios "de este mundo", es insuficiente para un cristiano. Las ideologías quieren cerrar la verdad en un esquema, sin tener en cuenta que nuestro conocimiento de la verdad progresa con la historia, que mañana sabrán más, que pretenden algo así como encerrar la verdad en una lata, que caduca pronto…
-“Porque la Escritura dice: «Dios prende a los sabios en su propia astucia... Y el Señor conoce ¡cuán vanos son los pensamientos de los sabios!»” Sólo Dios es verdaderamente sabio. Y su proyecto se cumplirá a pesar de todas las apariencias contrarias.
-“Todo os pertenece, Pablo, Apolo, Cefas, -Pedro-, el mundo, la vida, la muerte, el presente y el futuro: todo es vuestro, pero vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”. Los ministros son servidores de los cristianos, en los que estás tú, Señor (Noel Quesson).
3. Es la sabiduría del "grupo que busca al Señor", del que habla el salmo de hoy. El que sigue criterios humanos y se cree listo, "sus pensamientos son vanos" y "Dios lo caza en su astucia".
Llucià Pou Saba

martes, 2 de septiembre de 2014

Miércoles semana 22 tiempo ordinario

Miércoles de la semana 22 de tiempo ordinario; año par

Jesús con su misericordia nos sana, y abre nuestro corazón para las cosas espirituales, de Dios.
“En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: -«Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con Él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero Él les dijo: -«También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.» Y predicaba en las sinagogas de Judea”(Lucas 4,38-44).
1. Lo que Jesús anunció en Nazaret lo va cumpliendo. Allí dijo, aplicándose la profecía de Isaías, que había venido a anunciar la salvación a los pobres y curar a los ciegos y dar la libertad a los oprimidos. En efecto, hoy leemos el programa de una jornada de Jesús "al salir de la sinagoga": cura de su fiebre a la suegra de Pedro, impone las manos y sana a los enfermos que le traen, libera a los poseídos por el demonio y no se cansa de ir de pueblo en pueblo "anunciando el reino de Dios". En medio, busca momentos de paz para rezar personalmente en un lugar solitario. El Reino ya está aquí. Ha empezado a actuar la fuerza salvadora de Dios a través de su Enviado, Jesús.
Buen programa para un cristiano y sobre todo para un apóstol. "Al salir de la sinagoga", o sea, "al salir de nuestra misa o de nuestra oración", nos espera una jornada de trabajo, de predicación y evangelización, de servicio curativo para con los demás y a la vez de oración personal.¿Ayudamos a que a la gente se le pase la fiebre?, ¿a que se liberen de sus depresiones y males?, ¿atendemos a los que acuden a nosotros, acogiéndoles con nuestra palabra y dedicándoles nuestro tiempo?, ¿nos sentimos movidos a seguir anunciando la buena noticia del Reino, sea cual sea el éxito de nuestro esfuerzo?, ¿y lo hacemos todo en un clima de oración?
Jesús, no quieres "instalarte" en un lugar donde te han acogido bien: "también a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios" (J. Aldazábal).
 “En cuanto rogaban al Salvador, enseguida curaba a los enfermos; dando a entender que también atiende las súplicas de los fieles contra las pasiones de los pecados” (S. Jerónimo).
Jesús, muestras tu curación y tu misericordia con nosotros; nos liberas de la esclavitud del pecado; nos muestras el amor de Dios, la filiación divina, y también nos animas a construir un mundo más justo, con menos pobreza y con más oportunidades para que todos disfruten de una vida más digna. Es necesario que no sólo nos fijemos en la solución de la enfermedad y de la pobreza material; tenemos que luchar porque el Reino de Dios nos quite nuestro anquilosamiento espiritual, que nos hace vivir como postrados en cama, sólo pensando en nosotros mismos y en nuestro provecho personal. Hemos de permitir que el Espíritu de Dios nos levante y nos ponga a servir, en amor fraterno, a quienes necesitan de una mano, no que los explote y maltrate, sino que les sirva con el amor que procede de Dios y habita en nosotros.
“Ningún hijo de la Iglesia Santa puede vivir tranquilo, sin experimentar inquietud ante las masas despersonalizadas: rebaño, manada, piara, escribí en alguna ocasión. ¡Cuántas pasiones nobles hay, en su aparente indiferencia! ¡Cuántas posibilidades! / Es necesario servir a todos, imponer las manos a cada uno —"singulis manus imponens", como hacía Jesús—, para tornarlos a la vida, para iluminar sus inteligencias y robustecer sus voluntades, ¡para que sean útiles!” (S. Josemaría, Forja 901; www.homiliacatolica.com
 
).

2.  Nos dice San Pablo hoy: -“Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a hombres carnales. Como niños os di a beber leche y no alimento sólido: no lo habríais soportado”. Animado por el Espíritu, reivindicó para sí una "sabiduría" superior a todos los razonamientos de este mundo. Como buen educador, supo adecuar la enseñanza a su capacidad de asimilación. Jesús también dijo a sus apóstoles: «no comprendéis ahora, lo comprenderéis más tarde.»
Señor, ayúdame a ponerme en el lugar de los demás para amarles tal como son y no tal como yo quisiera que fuesen. Con los niños, en particular, que sea yo respetuoso con su caminar, con su ritmo.
Ruego por todos aquellos con quienes estoy en relación, para que cada uno progrese a partir del punto en que se encuentra... paso a paso, solamente.
-“Porque sois hombres carnales mientras haya entre vosotros envidia y discordia. Y así ¿no es vuestra conducta simplemente humana?”
Son impotentes para comprender la Fe porque están todavía muy sometidos a las pasiones egoístas: la envidia, la discordia, los grupitos en lo que se refiere a los predicadores -¡¡yo soy de Pablo, y yo soy de Apolo!!-, todo esto manifiesta una falta de madurez en la Fe, es "demasiado humano".
Cuando uno dice: «Yo soy de Pablo» y otro «yo, de Apolo» no es esa una reacción totalmente humana? En todo caso, para Pablo, no hay lugar para «partidos» en la Iglesia. Este mal amenaza siempre a nuestras comunidades cristianas. Señor, ayúdame a tener gran amplitud de miras.
Ayuda a los cristianos a aceptarse los unos a los otros con sus propias diferencias sin que las divergencias legítimas en el plano humano los dividan en el plano de la Fe profunda. Divergencias litúrgicas, políticas, culturales.
-“¿Qué es, pues, Apolo? ¿Qué es Pablo?... Servidores que os han transmitido la fe, y cada uno según el don que Dios les dio”. Apolo debió de ser un orador más brillante que Pablo.
-“Yo planté, Apolo regó, mas fue Dios quien ha hecho crecer”. Las cualidades de los predicadores no son inútiles. Pero nunca son más que un instrumento en las manos de Dios.
-“Somos los colaboradores de Dios; y vosotros, el campo que El cultiva”.Podemos adivinar aquí la idea tan importante de «colegialidad»: los compañeros de apostolado forman un solo equipo apostólico, en el cual los carismas de cada uno cooperan a la obra común, que es la de Dios. «Colaborador de Dios»... llevo a la oración, esta hermosa fórmula (Noel Quesson).
3. La mirada de los cristianos debería estar puesta más en Dios que en Pablo y Apolo. Como repite el salmo, "dichosa la nación cuyo Dios es el Señor... el Señor, desde su morada, observa a todos los habitantes de la tierra, él modeló cada corazón y comprende todas sus acciones".
Llucià Pou Sabaté


San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia

San Gregorio Magno es el cuarto y último de los originales Doctores de la Iglesia Latina. Defendió la supremacía del Papa y trabajó por la reforma del clero y la vida monástica.
Combatió la herejía nestoriana. Hizo contribuciones claves a la cristología.
Nació en Roma alrededor del año 540, hijo de Gordianus, un senador influente que llegó a renunciar al mundo y ser uno de los siete diáconos de Roma.
Después de que Gregorio adquiriese una buena educación, el Emperador Justino lo nombró, en 574, magistrado principal de Roma. Tenía solo 34 años.
Después de la muerte de su padre edificó siete monasterios, el último de los cuales fue en su propia casa en Roma, que se llamó Monasterio Benedictino de San Andrés. El mismo tomó al hábito monástico en el 575, a la edad de 35 años. Fue ordenado diácono y nombrado legado pontificio en Constantinopla.
Después de la muerte de Pelagio, San Gregorio fue escogido unánimemente Papa por los sacerdotes y el pueblo, el día 3 de septiembre del año 590. Ejerció su cargo como verdadero pastor, en su modo de gobernar, en su ayuda a los pobres, en la propagación y consolidación de la fe. Mantenía contacto con todas las iglesias y a pesar de sus sufrimientos y labores, compuso grandes obras. Entre ellas hay magnificas contribuciones a la Liturgia de la Misa y el Oficio.
Tiene escritas muchas obras sobre teología moral y dogmática. 
Su extraordinario trabajo le valió el nombre de "El Grande".  Su celo era extender la fe por todo el mundo.
Murió el 12 de Marzo del 604.
Es patrón de maestros.
Nacido en Roma hacia el 540, de familia noble y cristiana, vive la desolación de la Urbe, caído el Imperio occidental, y el inicio de una época ascendente. En 590 es elegido Papa, mereciendo por su ingente labor que se le considere gran figura entre las de todos los tiempos, y que se le haya otorgado el título de Doctor y Padre de la Iglesia latina. Su muerte acaeció el 12 de marzo del 604.
«Importa que el pastor sea puro en sus pensamientos, intachable en sus obras, discreto en el silencio, provechoso en las palabras, compasivo con todos, más que todos levantado en la contemplación, compañero de los buenos por la humildad y firme en velar por la justicia contra los vicios de los delincuentes. Que la ocupación de las cosas exteriores no le disminuya el cuidado de las interiores y el cuidado de las interiores no le impida el proveer a las exteriores», escribe San Gregorio Magno en su «Regla Pastoral», y éste fue el programa de su actuación. Genio práctico en la acción, fue ante todo el buen pastor cuya solicitud se extiende a toda su grey. No es tan sólo Roma la que merece sus cuidados, sino todas las Iglesias España, Galia, Inglaterra, Armenia, el Oriente, toda Italia, especialmente las diez provincias dependientes de la metrópoli romana. Fue incansable restaurador de la disciplina católica. En su tiempo se convirtió Inglaterra y los visigodos abjuraron el arrianismo.
Él renovó el culto y la liturgia y reorganizó la caridad en la Iglesia. Sus obras teológicas y la autoridad de las mismas fueron indiscutidas hasta la llegada del protestantismo. Dio al pontificado un gran prestigio. Su voz era buscada y escuchada en toda la cristiandad. Su obra fue curar, socorrer, ayudar, enseñar, cicatrizar las llagas sangrantes de una sociedad en ruinas. No tuvo que luchar con desviaciones dogmáticas, sino con la desesperación de los pueblos vencidos y la soberbia de los vencedores.
La obra realizada por San Gregorio Magno fue inmensa; y no obstante, en su gran humildad, había procurado por todos los medios no aceptar el mando supremo de la Iglesia. Pero una vez elegido Papa por el clero, el senado y el pueblo fiel reunidos, y bien vista su elección por el emperador, su alma entregóse a aquella tarea para la que toda su vida anterior había sido una providencial preparación. En efecto, Gregorio nace en el seno de una familia profundamente cristiana. No es él el único de los Anicios que ha merecido el honor de los altares; también sus padres y sus dos tías, Társila y Emiliana, figuran en el catálogo de los santos. Y en este ambiente de religiosidad va su espíritu desarrollándose, mientras Roma llega a lo más bajo de la curva de su caída.
Cuando el poder imperial, en manos de Constantinopla, es definitivamente restablecido en Roma, Gregorio comienza su formación cultural. No sobresale en la literatura, pero sí en los estudios jurídicos, donde encuentra una magnífica preparación para sus futuras e insoñadas actividades. Terminada ya su carrera de Derecho, acepta del emperador Justino II el cargo de prefecto de Roma, que trae consigo todas las funciones administrativas y judiciales.
Pero su corazón aspiraba a cosas más altas, y tras una desgarradora lucha interior —que él mismo describe en una carta a su amigo íntimo San Leandro de Sevilla—, Roma contempla un día cómo su prefecto cambia sus ricas vestiduras por los austeros hábitos de los campesinos que San Benito había adoptado para sus monjes. Su mismo palacio del monte Celio fue transformado en monasterio. Gregorio es feliz en la paz del claustro, aunque pronto será arrancado de ella por el mismo Sumo Pontífice, que le envía como Nuncio a Constantinopla. De aquí en adelante añorará siempre aquellos cuatro años de vida monacal.
Unos ocho años más tarde, hacia el 586, regresa a Roma cuando las aguas del Tíber se desbordan y siembran la desolación. Personas ahogadas, palacios destruidos, hambre y, finalmente, la peste, son el balance de aquella tragedia. Una de las víctimas de la peste es el Papa Pelagio II. Y es entonces cuando Gregorio es elegido para sucederle, quedando así apartado definitivamente de la soledad que en el monasterio buscara.
Ya no vivirá más la paz de la vida monacal, pero sí que la espiritualidad de aquellos hombres entregados a la oración le quedará presente en lo que le queda de vida. Uno de los puntos que más llaman la atención en su fecundo Pontificado, es su celo por el perfeccionamiento de la liturgia, alcanzando gran importancia su impulso en la organización definitiva del canto litúrgico, que se conoce bajo el nombre de «canto gregoriano», aun cuando no sea él su autor. Es el pastor auténtico, que quiere lo mejor para sus ovejas que viven en la unidad del mismo Amor. No ahorrará para ello trabajos ni sacrificios. Su voz se levanta potente y su pluma escribe sin descanso; el que no había sobresalido en sus estudios literarios nos legará un tesoro inagotable en sus escritos, de estilo sencillo y cordial. Y no se contenta con las ovejas que ya están en el verdadero redil; su corazón ardiente se lanza a la conquista de Inglaterra, ganándola para el catolicismo. Para todos es el padre amante, cuyas preocupaciones son las de sus hijos. Su honor es el de la Iglesia universal y su grandeza el ser y llamarse «Siervo de los siervos de Dios», título que pasará a ser desde entonces patrimonio de todos los Papas.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Martes semana 22 tiempo ordinario

Martes de la semana 22 de tiempo ordinario; año par

Jesús nos libera de nuestras enfermedades, y con su Espíritu nos hace conocer las profundidades de la Verdad y de Dios
“En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenla un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: -«¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús le intimó: -«¡Cierra la boca y sal!» El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: -«¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen.» Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca” (Lucas 4,31-37).
1. Rechazado en su pueblo, Nazaret, Jesús va a Cafarnaún.
-“Jesús enseñaba... Estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad”. No dice cosas vacías ni sin vida, sino que del fondo de sí mismo surge un pensamiento magistral revestido de autoridad... y que, más que apoyarse en tradiciones de escuela, apela directamente a la conciencia de sus interlocutores. Jesús, yo quisiera también dejarme fascinar por tu palabra soberana, llegar a ser un mejor oidor tuyo y tu discípulo.
-“En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: ¿Qué tienes Tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?"” Un hombre "no libre"... "alienado"... (de “alien”, que vive la vida de otro dentro, es decir que no tiene vida propia). ¡El demonio es siempre hoy el que gravita sobre la libertad del hombre, para encadenarlo, para "poseerlo"! ¿Cuáles son mis alienaciones? ¿Qué es lo que me encadena? ¿Cuál es el mal que pesa sobre mi libertad? Costumbres o hábitos, pecados, aficiones... Por ejemplo, el domino de sí, “que es una pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado” (Catecismo 2339), que sigue diciendo con palabras del Vaticano II: «La dignidad del hombre requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es decir; movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa» (2339).
-"Sé muy bien quién eres: el "Santo", el "Santo de Dios." Jesús es conocido por ese demonio. ¡Tú, que eres “el santo”: intercede siempre, sálvanos, libéranos!
-“Jesús le intimó: "¡Cállate la boca y sal de ese hombre!" El demonio tiró al hombre por tierra en medio de los asistentes y salió de él sin hacerle ningún daño”. Tal es el primer milagro relatado por los sinópticos. Una liberación. Un hombre "encadenado" que es libertado de la malévola influencia que pesaba sobre él. Un hombre que vuelve a ser normal, que vuelve a ser un hombre. "Sin hacerle ningún daño"... La fuerza malévola es verdaderamente dominada. El demonio ha encontrado a otro más fuerte que él. Tal es Jesús. Desde el primer día. Un Salvador.
-“Todos quedaron estupefactos y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá esa palabra, que manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos?"”Otra vez vemos que esa autoridad llega hondo en sus oyentes, que es alguien que habla más allá de -Y su fama se extendía por toda la región. Hoy también Jesús "está de moda". La opinión pública le es favorable. Pero, ¿sabremos ir más allá de las publicidades superficiales para descubrirle, a Él, en el secreto de su Persona viviente? (Noel Quesson).
Para el sediento sólo hay una obsesión: beber. Y cuando la "sed de Dios" atenaza con fuerza el corazón humano, toda la existencia se torna en búsqueda ardiente y apasionada. No vale lo que ya se sabía ni lo que se sabe aún. La persona entera se convierte en ansia enardecida, en sed abrasadora de encuentro…Yo sólo sé que, cuando miro el horizonte, cuando contemplo lo que me rodea, cuando adivino un amor más grande en la entrega de una madre, en la inmolación personal de un misionero, en la abnegación de quien, sin aspavientos y en silencio da la vida por otro... cuando una luz diferente asoma a los ojos transparentes de un niño o se deja adivinar en la serenidad reposada y madura de un anciano, todo mi ser se lanza hacia ese "algo más" que desvelan o que velan estas realidades y una sed abrasadora me tortura y, al mismo tiempo, me calienta el corazón. En esos momentos, creo tener la certeza de haber nacido sólo para un encuentro que no sabrá de fin, para un encuentro donde todo será pleno, para un encuentro en el que no cabrán de angustias ni temores... Y el silencio del corazón grita llamando a un Dios que se revela y que se vela, al que conocemos en penumbra hasta que llegue el día de verlo cara a cara.
San Agustín decía: "Mi alma es como tierra reseca frente a ti, porque así como no puede iluminarse con su propia luz, tampoco puede saciarse de sus propios recursos".
Luis Rosales también decía: "De noche iremos, de noche,  /que, para encontrar la fuente, / sólo la sed nos alumbra" (Olga Elisa Molina).
2. Pablo opone el hombre "psíquico", que se apoya únicamente sobre sus fuerzas -aún intelectuales-, al hombre "espiritual", que tiene en sí la morada de Dios. No es que desprecie el saber humano, pero hay otro saber superior: «ciertamente hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero de una sabiduría que no es de este mundo» (1 Corintios 2,6). Cuando el hombre ha aprendido a "ceder" delante de Dios, cuando ha reconocido su insuficiencia y pobreza, entonces un campo infinito se abre a su investigación intelectual.
-“Hermanos, el Espíritu Santo puede sondear incluso las profundidades de Dios”. Podemos conocer algo de la verdad, pero hay un dominio infinito, que profundiza en la Verdad comopleta. Nuestras solas fuerzas no nos permiten avanzar como el Espíritu que puede "sondearlo" todo.
-“¿Quién, pues, entre los hombres conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el mismo Dios”. Lo que soy, lo que piensa otra persona… me es muchas veces desconocido. A un marido le es misterioso saber lo que piensa su mujer... hasta que ella se lo dice. Así Dios nos comunica el misterio de sus profundidades.
-“El espíritu que nosotros hemos recibido, no es el del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios y por El conocemos las gracias que Dios nos ha otorgado”. Gracias, Señor, porque no llego a ver casi nada de la inmensidad de la Verdad, sin tu ayuda,
-“El hombre, por sus solas fuerzas humanas no puede recibir los dones del Espíritu de DiosEn cambio el hombre, animado por el Espíritu, lo juzga todo y a él nadie puede juzgarle”.
Es bonito este misterio de participar de tu Vida, Señor. ¡Gracias! (Noel Quesson).
3. Esta mirada desde el Espíritu es la que nos hace ver las cosas como las ve Dios, y dice el salmo: "el Señor es justo en todos sus caminos". Aunque no lo entendamos nos sentiremos llamados a proclamar esa bondad de Dios, que es la clave para todo: "que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas".
En nuestro tiempo cuentan mucho las hazañas técnicas del progreso, de las ciencias humanas, pero con el Espíritu podemos contemplar unas dimensiones mucho más altas, infinitamente más maravillosas.
Llucià Pou Sabaté
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