Viernes de la semana 34 de tiempo ordinario; año par
Jesús, Rey, anuncia su venida al final de los tiempos: “Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios”.
“En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: -«Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán»” (Lucas 21,29-33).
1. –“Cuando empiece a suceder esto poneos derechos y alzad la cabeza”... La Iglesia anda «encorvada» bajo el peso de las pruebas y de las persecuciones, Jesús le pide de enderezarse, de alzar la cabeza. Lo que, para mucha gente, aparece como una destrucción y un juicio terribles, para los creyentes, por el contrario, debe aparecer como el comienzo de la salvación...
-“Porque vuestra redención está cerca.” “Redención”, término muy usado en san Pablo, pero sólo aquí en los Evangelios: «liberación». "¡Vuestra liberación está cerca!" Señor, ayúdame a considerar todo acontecimiento de la historia, como una etapa que me acerca a la «liberación».
-“Y les puso una comparación: Fijaos en la higuera o en cualquier otro árbol: Cuando echan brotes, os basta verlos, para saber que el verano ya está cerca”. Un árbol en primavera. Brotes tiernos... Para ti, Jesús, la cercanía del «fin» es un acercarse a la primavera… el reino de Dios está cerca. Un aforismo medieval dice: "Rey que no tiene amigo es como un mendigo". La vida no está hecha para solitarios. El cielo nuevo es para ser compartido. La tierra nueva es para ser labrada juntando las manos en la tarea de desbrozar la mala hierba. A esto también se puede referir lo de la higuera…
-«Los hombres se morirán de miedo en el temor de las desgracias que sobrevendrán en el mundo». «Vosotros, ¡enderezaos! ¡El Reino de Dios está cerca!» En Palestina es rápido el paso del invierno al verano: ¡toda la naturaleza florece de una vez! Así la muerte... y el paso a la Vida. Se une el final de salvación con el final del viejo templo: "De lo que estáis contemplando, días vendrán en los que no quedará piedra sobre piedra".
-“Maestro, ¿cuándo sucederá?- Cuando esto suceda, enderezaos”: La primera actitud ante los anuncios escatológicos, es... ¡la esperanza!
-“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”... La segunda actitud, es... ¡la confianza! La certeza de que Dios no puede fracasar, que las palabras divinas son sólidas, no son frágiles, ni caducas. ¿Damos los cristianos testimonio de esa seguridad tranquila de la que Jesús daba prueba, pocos días antes de su muerte? ¡Señor, danos una fe más sólida! (Noel Quesson).
Cayó Jerusalén. Luego Roma. Otros muchos imperios e ideologías. Y cada momento es tiempo de gracia, "kairós", tiempo de encuentro con el Dios que nos salva. Los brotes y luego hojas y flores y frutos, van sucediéndose en la historia que Cristo inició. El Concilio Vaticano II retomó con fuerza el tema de los "signos de los tiempos": "es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos. Es necesario comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones" (GS 4). Más que escudriñar fechas de cumplimientos de profecías de fin de los tiempos, es la cercanía o lejanía del Reino lo que nosotros podemos y debemos discernir de entre los signos de los tiempos (Josep Rius-Camps).
El Reino de Dios no es algo repentino e inesperado, sino un proceso histórico que se da a lo largo de todo el tiempo presente. Es necesario, sin embargo, descubrir los signos de su llegada: "os aseguro que antes que pase esta generación todo se cumplirá". ¿El tiempo que hay entre la Resurrección de Jesús y la Parusía es “una generación”? ¿Es la “generación” de los que viven la cercanía del Reino de Dios? ¿O es que ese cumplimiento ya se da, adelantado y celebrado cada vez que vivimos ese Reino hoy en nuestra historia? Otra explicación es la de S. Jerónimo: aludiría a todo el género humano; según otros, al pueblo judío, o sólo a los contemporáneos de Jesús que verían cumplirse esta profecía en la destrucción de la ciudad santa. Fillion, considerando que en este discurso el divino Profeta se refiere paralelamente a la destrucción de Jerusalén y a los tiempos de su segunda Venida, aplica estas palabras en primer lugar a los hombres que debían ser testigos de la ruina de Jerusalén y del Templo, y en segundo lugar a la generación "que ha de asistir a los últimos acontecimientos históricos del mundo", es decir, a la que presencie las señales aquí anunciadas. En fin, según otra bien fundada interpretación, que no impide la precedente, "la generación ésta" es la de fariseos, escribas y doctores, a quienes el Señor acaba de dirigirse con esas mismas palabras en su gran discurso del capítulo anterior.
Otra expresión interesante es la de que “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Jesucristo es la plenitud de la revelación de Dios a los hombres. Cuántas veces hemos pedido a Jesús luz para nuestra vida con las palabras -Ut videam!, Que vea, Señor- de Bartimeo: o hemos acudido a su misericordia con las del publicano: ¡Oh Dios, apiádate de mí que soy un pecador! ¡Cómo salimos confortados después de ese encuentro diario con Jesús en el Evangelio!
Cuando la vida cristiana comienza a languidecer, es necesario un diapasón que nos ayude a vibrar de nuevo. Las páginas del Evangelio, dice San Cipriano, son cimiento para edificar la esperanza, medio para consolidar la fe, alimento de la caridad, guía que indica el camino... Acudamos amorosamente a sus páginas, y podremos decir con el Salmista: Tu palabra es para mis pies una lámpara, la luz de mi sendero (Salmo 118,105: F. Fernández Carvajal).
2. –“El juicio de Dios... El dragón, la serpiente antigua, el diablo arrojado al abismo”. El juicio empieza así: por el aniquilamiento del Mal.
-“Después vi un gran trono blanco”. Juan describe la Audiencia: la sede, el juez, los documentos, los acusados. Ese cuadro es solemne. La vida humana no es un juego, no es un simulacro, Dios nos ha hecho "responsables". ¡Nos considera como tales! Es cosa seria. El mismo tendrá cuenta de ello, respetará nuestras decisiones.
-“Los muertos fueron juzgados conforme a sus obras y según lo escrito en los libros”. Todo lo que se «hace» diariamente se escribe en «libros». El símbolo es claro. La salvación o la condenación no son una fantasía injusta de Dios: en este momento, HOY, estamos construyendo el Juicio... porque nuestra vida, nuestros gestos, nuestras palabras de HOY, nuestros compromisos y nuestros rechazos de HOY se están inscribiendo en los libros de Dios. Por qué querer ocultarte, Señor que ¡todo esto me espanta! Conozco bien la pobreza y los pecados de mi vida. Ante tu santa mirada es más patente mi pecado. Pero creo también que, en tu gran Libro, se inscribe también mi arrepentimiento, y la demanda humilde de perdón que HOY te hago. Ten piedad, Señor.
-“Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva”. Evoco, para mí, la idea de "novedad", de nuevo: un vestido nuevo, una casa nueva, un nuevo niño, una flor nueva, un nuevo amor, un disco nuevo, un cuaderno nuevo... un objeto nuevo que he estado esperando mucho tiempo y que ¡está ahí! Dios prepara un cielo nuevo, una tierra nueva, una creación nueva. Para Dios la creación no está en el pasado, está al final del esfuerzo, al final de la historia, al final del mundo: la humanidad camina hacia su novedad, hacia su juventud. Gracias.
-“Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén...” Todo es nuevo, también el mundo y la ciudad santa.
-“Que bajaba del cielo, de junto a Dios”. La ciudad nueva, el nuevo estilo de relación entre los hombres, es un don que «viene de lo alto».
-“Engalanada, como una novia...” Una bella imagen de la nueva humanidad, una novia para Dios. ¡Una novia! Símbolo de belleza, de juventud, de amor, de frescor, de felicidad... “Ataviada”... se engalana... se cuida.
-“Para su esposo...” Porque ama... porque es amada... Así ve Dios a la humanidad en su estado final. La humanidad desposada con Dios, unida a Dios, introducida por Dios en su propia familia, en su intimidad, ¡introducida por Dios en su propia felicidad! (Noel Quesson).
Satanás es vencido. Tiene 1000 años con cierto poder sobre la tierra, pero luego ya está excluido de todo poder, totalmente vencido.
El juicio divino está siempre ordenado a la salvación, pero que los hombres en cierta manera ya lo llevan a cabo a través de su actitud respecto a Cristo (confesar a Cristo es la piedra de toque de toda opción humana). Es decir, en el destino juegan dos fuerzas: la elección de Dios -«todo el que no estaba escrito en el registro de los vivos...»- y la libertad humana "según sus obras". Finalmente, la muerte es arrojada, impotente, al infierno. Su desaparición es el signo más fehaciente de que este mundo ha pasado. Su destino es idéntico al de Satanás y al de los condenados: los cielos nuevos y la tierra nueva rezuman por todas partes la presencia del Dios de la vida (A. Puig).
3. Cristo vence en nuestra lucha contra el mal. Te pedimos, Señor, que se cumpla en nosotros la visión optimista del salmo: "ésta es la morada de Dios con los hombres... mi alma se consume y anhela los atrios del Señor... dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre".
Llucià Pou Sabaté
Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir
Santa Catalina, a quien los griegos llaman Aecatherina, glorificó a Dios con una ilustre confesión de la fe de Cristo en Alejandría en tiempo de Maximino II. Sus Actas están tan adulteradas que apenas puede hacerse uso de ellas. El Emperador Basilio, en su Menología Griega refiere con ellas, que esta santa, que era de sangre real, y excelente estudiante, confundió a una junta de hombres muy hábiles que el Emperador Maximino había mandado disputar con ella, y que convertidos por ella a la fe, fueron todos quemados en un mismo fuego por la confesión de su nueva creencia; y añade que Catalina fue por ultimo decapitada. Se dice también que antes había sido puesta en una máquina compuesta de cuatro ruedas, claveteadas con puntas de hierro, para que al dar movimiento a ellas fuesen despedazando el cuerpo de la mártir. Las Actas añaden que al ir a mover las ruedas la vez primera se rompieron de pronto las cuerdas con que la santa estaba atada por ministerio de un ángel, y que haciéndose pedazos la máquina con la separación de las ruedas, fue liberada da aquella cruel muerte; de donde provino aquella común noción de la rueda de Santa Catalina.
El erudito Joseph Assemani piensa que cuantas noticias tenemos de los particulares relativos a esta santa, y en las que podernos confiar, son principalmente las que nos da Eusebio, aunque este historiador no la nombra. Su relación es del modo siguiente: – en Alejandría había cierta mujer cristiana, la más rica y noble de todas las de aquella ciudad, que cuando algunas permitían ser mancilladas por el Tirano (Maximino) ella venció y resistió su ilimitada lujuria más que bestial. Esta dama era ilustre por su alto nacimiento, y de una gran fortuna; y lo era también por su singular sabiduría; pero prefirió su virtud y su castidad a todas las ventajas del mundo. El Tirano después de haber en vano hecho varios asaltos a su virtud no quiso decapitarla viéndola tan dispuesta a morir; sino la despojó de todos sus estados y bienes y la envió al destierro. Maximino a poco de esto declaró la guerra a Licinio, y después de varios combates fue por último derrotado por este en el año de 313. Habiendo perdido el Imperio después de un reinado de cinco años, huyó a Tarso, y allí murió en suma miseria.
El cuerpo de Santa Catalina fue descubierto por los cristianos en Egipto hacia el siglo VIII, cuando gemían estos bajo el yugo sarraceno. Poco después fue trasladado a un monasterio que había en las cumbres del Sinaí, erigido por Santa Helena, y suntuosamente engrandecido y dotado por Justiniano, como testifican muchas inscripciones y molduras mosaicas que se hallan todavía en aquella parte. Falconio, Arzobispo de San Severino, habla de esta traslación del modo siguiente:
En cuanto a lo que se dice, que el cuerpo de esta santa fue llevado al monte Sinaí por ángeles, es la inteligencia, que fue conducido allí por los monjes de aquel lugar, para dotar ricamente su estancia con aquel tesoro, y enriquecerla devotamente. Es bien sabido que la palabra hábito angelical se usaba mucho en lugar de la de hábito monástico, y que los monjes por razón de la pureza de sus costumbres fueron antiguamente llamados ángeles de la tierra. Desde entonces es desde cuando hallamos frecuente mención de la festividad de Santa Catalina.
San Pablo de Larra guardaba su fiesta con una solemnidad y.devoción extraordinarias. Yendo a Rúan, en el siglo XI, Simeón, monje de Sinai, a recoger la limosna anual que Ricardo, Duque de Normandia daba a aquel santuario, llevó algunas reliquias de la santa, y las dejó allí. La parte principal del cuerpo de Catalina se conserva todavía en una urna de mármol en la iglesia de este monasterio en el monte Sinaí.
Por la erudición nada común de esta mártir, y extraordinario espíritu de piedad con que santificó su ciencia, y el uso que de ella hizo, fue elegida en las escuelas por patrona, y modelo de los filósofos cristianos.
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