viernes, 29 de julio de 2016

Sábado semana 17 de tiempo ordinario; año par

Sábado de la semana 17 de tiempo ordinario; año par

Quien sigue a Jesús, puede ser castigado por los poderes del mundo, y por ese sacrificio se dará la salvación
“En aquel tiempo, oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus ayudantes: -«Ése es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los poderes actúan en él.» Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo habla metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: -«Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.» El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús” (Mateo 14,1-12).
1. Juan Bautista y Jesús... Se comparaba el uno al otro. En todo el evangelio subyace esta comparación. Esto prueba el impacto que la predicación de Juan Bautista había tenido en la opinión pública.
-“Oyó Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado..."” Herodes no tenía buena conciencia. Había mandado decapitar al profeta; pero temía un castigo divino. Y, de lejos, ¡Jesús le aparecía como una reviviscencia de aquél que había creído decapitar! No basta creer en lo "maravilloso", para creer verdaderamente en Dios.
-“En efecto, Herodes, había mandado prender a Juan a causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues Juan le decía: "¡No te es lícito tenerla por mujer!"” "El evangelio no es neutro". Toma posición... y quien es fiel, puede ser mártir... Hoy, como ayer, la defensa de la vida, de la libertad religiosa, de la dignidad humana, puede hacer perder el prestigio, el empleo, o la misma vida a tantos.¿Somos capaces de comprometernos por la verdad, la justicia, la moral? Señor, ten piedad de nosotros. Danos el valor de decir la verdad, cueste lo que cueste.
Este Herodes Antipas es el mismo de la pasión, hijo de Herodes el Grande (Lc 2,1-18 que vemos en el nacimiento de Jesús) y gobernaba las regiones de Galilea y Perea, estaba casado con una hija de un rey de Arabia pero vivía en concubinato con Herodías. El historiador Flavio Josefo nos dice que la hija de Herodías se llamaba Salomé, la que baila: “danza una joven, su madre siente rebosar crueldad, entre los placeres y lascivias de los comensales se jura temerariamente, e impíamente se cumple lo jurado” (S. Agustín), cometen un crimen. Es el anti-ejemplo del gobernante, y de lo que no se debe jurar, y cuándo no se debe cumplir un juramento… “es malo prometer el reino como recompensa por un baile, es cruel conceder la muerte de un profeta por mantener un juramento” (S. Ambrosio).
Jesús, a ti te espera el mismo destino que a tu precursor. Un profeta auténtico no sólo es rechazado en su tierra -como decía Jesús ayer-, sino que ese rechazo termina, muchas veces, con la muerte. “El ávido dragón degustaba la cabeza del siervo, teniendo ansias de la Pasión del Señor” (S. Pedro Crisólogo).
-“El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en público, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera. "¡Dame, ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista!"” Juan Bautista, el más "grande de todos los profetas" según las palabras de Jesús... el que "bautizó" a Jesús en el Jordán... termina su vida por el capricho de una persona. ¿Cómo es posible, Señor, que tus amigos estén tan a menudo a la merced de los grandes de este mundo? ¿Por qué tus amigos parecen todos fracasar humanamente? Mientras triunfan los impíos, aquellos que se mofan de las leyes elementales de la justicia y de la moral... El misterio de tu cruz está ya presente en esa cárcel en la que se corta la cabeza a un profeta, en esa corte escandalosa donde baila una mozuela, en ese festín abominable en el cual, y mientras se sirven los mejores vinos, se presenta la cabeza de un hombre en una hermosa bandeja cincelada. Dichosos los pobres, para ellos es el reino de los cielos. En cualquier lugar donde sufre un hombre, eres tú, Jesús, el que sufre y al que se tortura.
-“El rey se entristeció, pero debido a los juramentos que había hecho, ordenó decapitar a Juan en su prisión”. La figura del Bautista es recia y admirable, en su coherencia, en la lucidez de su predicación y de sus denuncias. También en eso es Precursor de Jesús. “¿Qué mal le ha causado su final a este hombre justo? ¿Qué ha podido hacer su muerte violenta? (…) No fue una muerte, sino una victoria lo que él recibió, no fue el fin de una vida, sino el comienzo de una mayor. Aprende a comportarse como un cristiano, y no sólo no te causará daño nada, sino que ganarás mejores recompensas” (S. Juan Crisóstomo).
Figura de tantos cristianos que han muerto víctimas de la intolerancia por el testimonio que daban contra situaciones inaguantables, es ahora Juan profeta mudo que nos muestra cómo ser luz y sal y fermento de este mundo. O sea, profetas. Profetas son los que interpretan y viven las realidades de este mundo desde la perspectiva de Dios. Por eso, muchas veces, tienen que denunciar el desacuerdo entre lo que debería ser y lo que es, entre lo que Dios quiere y lo que los intereses de determinadas personas o grupos pretenden. Un cristiano deberá estar dispuesto a todo. Ya anunció Jesús a los suyos que los llevarían a los tribunales, que los perseguirían, que los matarían. Como a él. Y, sin embargo, vale la pena ser coherentes y dar testimonio del mensaje de Jesús en nuestro mundo, empezando por nuestra familia, grupo o comunidad (J. Aldazábal).
Queda Herodes como símbolo de lo mundano, de una pobre humanidad, mezcla de debilidad y de buenas intenciones. Ten piedad de nosotros, Señor. Ten piedad de las víctimas y de los verdugos. Ten piedad de los que se divierten desenfrenadamente. Ten piedad de los que hacen mofa de la persona humana, de la vida humana.
-“Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús”. Es pues en un contexto de ese género en el que Tú has vivido, Señor. Juan, era tu primo, tu precursor... Sí, él te precedía. Tu propia muerte está cerca (Noel Quesson).
2. El libro de Jeremías (26,11-16.24) nos cuenta:
-“Los sacerdotes y los profetas dijeron a los magistrados y a todo el pueblo: «Este hombre, Jeremías, merece la muerte porque ha profetizado contra esta ciudad: lo habéis oído con vuestros propios oídos»”. Sorprende la correspondencia de esa escena y el proceso de Jesús, donde Dios va hasta dejarse juzgar y quebrantar, aparentemente... y en ese exceso de amor está su triunfo final.
Si Jeremías es figura de Cristo, hay que decir también que todo hombre que sufre por la justicia participa en cierta manera de ese mismo misterio: la Pasión de Jesús se continúa por doquier que haya hombres que sufran. San Pablo decía: «Me alegro de los padecimientos que soporto por vosotros -es también acusado y encarcelado- porque completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su Cuerpo, que es la Iglesia” (Colosenses 1,24)
-“Jeremías, dirigiéndose a los magistrados y a todo el pueblo, dijo: El Señor me ha enviado a anunciar sobre este Templo y esta ciudad, todo lo que habéis oído”. Jesús dirá también: "Yo para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad" (Jn 18,37). "Aquel a quien Dios ha enviado habla el lenguaje de Dios" (Juan 3,34).
-“Ahora pues, mejorad vuestros caminos y vuestras obras, escuchad la llamada del Señor. Entonces se arrepentirá el Señor del mal que ha pronunciado contra vosotros”. Todo puede arreglarse si escucháis, si cambiáis de vida.
Jesús hablará también de conversión: «Si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados» (Juan 8,24). «Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo» (Lucas 13, 2).
-“En cuanto a mí, heme aquí en vuestras manos. Haced conmigo lo que os parezca bueno y justo. Empero sabed que, si me matáis, sangre inocente cargaréis sobre vosotros y sobre esta ciudad y sus moradores”. Es inocente, pero no le escuchan. Nos parece escuchar a las gentes que gritarán la muerte de Jesús: «Que caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos» (Mateo 27,25).
-“Entonces los magistrados y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no merece la muerte, porque ha hablado en nombre del Señor»” El pueblo sencillo de los pobres está de parte de Jesús, mientras que las autoridades oficiales buscan perderle (Noel Quesson).
3. La oración del salmo nos ayuda a fomentar la fe en que Dios saca de todo algo bueno, y al final pone justicia: «arráncame del cieno, que no me hunda, líbrame de los que me aborrecen y de las aguas sin fondo». También le decimos: «que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino».
Llucià Pou Sabaté
San Pedro Crisólogo, obispo y doctor de la Iglesia

SAN PEDRO nació en Imola, en la Emilia oriental. Estudió las ciencias sagradas, y recibió el diaconado de manos de Cornelio, obispo de Imola, de quien habla con la mayor veneración y gratitud.  Cornelio formó a Pedro en la virtud desde sus primeros años y le hizo comprender que en el dominio de las pasiones y de sí mismo residía la verdadera grandeza y que era éste el único medio de alcanzar el espíritu de Cristo.
Elegido Obispo de Ravena - 433 AD.
Según la leyenda, San Pedro Crisólog fue elevado a la dignidad episcopal de la manera siguiente: Juan, el arzobispo de Ravena, murió hacia el año 433. El clero y el pueblo de la ciudad eligieron a su sucesor y pidieron a Cornelio de Imola que encabezase la embajada que iba a Roma a pedir al Papa San Sixto III que confirmase la elección. Cornelio llevó consigo a su diácono Pedro. Según se cuenta, el Papa había tenido la noche anterior una visión de San Pedro y San Apolinar (primer obispo de Ravena, que había muerto por la fe), quienes le ordenaron que no confirmase la elección. Así pues, Sixto III propuso para el cargo a San Pedro Crisólogo, siguiendo las instrucciones del cielo. Los embajadores acabaron por doblegarse. El nuevo obispo recibió la consagración y se trasladó a Ravena, donde el pueblo le recibió con cierta frialdad.  Es muy poco probable que San Pedro haya sido elegido en esta forma ya que el emperador Valentiniano III y su madre, Gala Placidia, residían entonces en Ravena y San Pedro gozaba de su estima y confianza, así como de las del sucesor de Sixto III, San León Magno.
Cuando San Pedro llegó a Ravena, aún había muchos paganos en su diócesis y abundaban los abusos entre los fieles. El celo infatigable del santo consiguió extirpar el paganismo y corregir los abusos. Se distinguió por la inmensa caridad e incansable vigilancia con que atendió a su grey, exponiéndoles con suma claridad doctrinal la palabra de Dios. Escuchaba con igual condescendencia y caridad tanto a los humildes como a los poderosos.
En la ciudad de Clasis, que era entonces el puerto de Ravena, San Pedro construyó un bautisterio y una iglesia dedicada a San Andrés. 
Sermones
En el siglo IX, se escribió una biografía de San Pedro que da muy pocos datos sobre él. Alban Butler llenó esa laguna con citas de los sermones del santo. Se conservan 176 homilías de estilo popular y muy expresivas. Son todas muy cortas, pues temía fatigar a sus oyentes. Explican el Evangelio, el Credo, el Padre Nuestro y citas de santos para imitación y exaltación de las virtudes del verdadero cristiano.  En una homilía define al avaro como "esclavo del dinero",  mientras que para el misericordioso el dinero es "siervo".
Sus sermones, al lector moderno, no le parecerán modelos de elocuencia. Pero la vehemencia y la emoción con que predicaba a veces le impedía seguir hablando. Aunque el estilo oratorio de San Pedro no sea perfecto si es, según Butler "exacto, sencillo y natural". Una vez mas se demuestra que la capacidad persuasiva de los santos no depende de elocuencia natural sino en la fuerza del Espíritu Santo que toca, por medio de ellos, a los corazones. 
San Pablo: "Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso. Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios." (I Corintios 2:3-5)
San Pedro predicó en favor de la comunión frecuente y exhortó a los cristianos a convertir la Eucaristía en su alimento cotidiano. Sus sermones le valieron el apelativo "crisólogo" (hombres de palabras de oro") y  movieron a Benedicto XIII a declarar al santo doctor de la Iglesia, en 1729.  
Sumisión a la fe 
Eutiques, archimandrita de un monasterio de Constantinopla escribió una circular a los prelados más influyentes, entre ellos a San Pedro Crisólogo.  Les hacía una apología sobre la doctrina monofisita (una sola naturaleza en Cristo) en la víspera del Concilio de Calcedonia.  Pedro le contestó que había leído su carta con la pena más profunda, porque así como la pacífica unión de la Iglesia alegra a los cielos, así las divisiones los entristecen. Y añade que, por inexplicable que sea el misterio de la Encarnación, nos ha sido revelado por Dios y debemos creerlo con sencillez.  Exhorta a Eutiques a dirigirse al Papa León, puesto que "en el interés de la paz y de la fe no podemos discutir sobre cuestiones relativas a la fe sin el consentimiento del obispo de Roma". Eutiques fue condenado por San Flavio el año 448.
Final de su vida
Ese mismo año, San Pedro Crisólogo recibió con grandes honores en Ravena a San Germán de Auxerre; el 31 de julio, ofició en los funerales del santo francés, y conservó como reliquias su capucha y su camisa de pelo. San Pedro Crisólogo no sobrevivió largo tiempo a San Germán. Habiendo tenido una revelación sobre su muerte próxima, volvió a su ciudad natal de Imola, donde regaló a la Iglesia de San Casiano varios cálices preciosos.  Después de aconsejar que se procediese con diligencia a elegir a su sucesor, murió en Imola, el 31 de julio del 451 (otras fuentes: el 3 de diciembre del 450), y fue sepultado en la iglesia de San Casiano.
San Pedro Crisólogo, ruega por nosotros para que, como tú, amemos la verdad y la demos a conocer.
Bibliografía
Butler; Vida de los Santos
Sálesman, Sálesman; Vidas de los Santos # 3 -
Sgarbossa, Mario - Luigi Giovannini; Un santo para cada día

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