lunes, 13 de octubre de 2025

Lunes de la semana 28 de tiempo ordinario (impar). Jesús es signo de salvación, y la misma salvación, que nos hace libres, hijos de Dios

Lunes de la semana 28 de tiempo ordinario (impar). Jesús es signo de salvación, y la misma salvación, que nos hace libres, hijos de Dios

 

A. Lecturas:

1. Romanos (1,1-7):

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

2. Salmo 97

R/. El Señor da a conocer su victoria

Cantad al Señor un cantico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. 
R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. 
R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. 
R/.

 

3. Lucas 11, 29-32: «Habiéndose reunido una gran muchedumbre, comenzó a decir: «Esta generación es una generación perversa; busca una señal y no se le dará otra sino la señal de Jonás.

Porque, así como Jonás fue señal para los habitantes de Nínive, del mismo modo lo será también el Hijo del Hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará; porque ella vino de los extremos de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, pero mirad que aquí hay algo más que Salomón. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán, porque ellos hicieron penitencia ante la predicación de Jonás; pero mirad que aquí hay algo más que Jonás».

 

B. Comentarios:

 

1. La carta a los Romanos comienza hoy (la leeremos durante 4 semanas) con un largo saludo a los destinatarios, y en la presentación se llama "siervo de Jesucristo" –como Moisés y los antiguos profetas lo eran de Dios-; "apóstol por vocación" divina como a nivel de los Doce, "designado –elegido- para el Evangelio de Dios", y llama a sus destinatarios, a los que no conoce personalmente, "amados de Dios" y "santos". Pablo vive la "obediencia de la fe" a la que todos estamos invitados (Biblia de Navarra).

-"Yo, Pablo, servidor de Jesucristo... apóstol por vocación... Escogido para anunciar la Buena Nueva..." Estamos en el año 57 o 58. Pablo se presenta a unos cristianos que no le conocen. Pone por delante tres títulos: "Servidor": en el texto griego hay el término "doulos=esclavo"... "Apóstol": es el término elegido por Jesús para designar a los que ha escogido... "Puesto aparte=escogido" es la evocación del acontecimiento del camino de Damasco, el día que Cristo, hace veinte años, "capturó" a Pablo. Todas estas palabras indican un objetivo de Dios: Pablo tiene conciencia de haber sido llamado y consagrado a una obra que sobrepasa totalmente sus fuerzas humanas. Danos, Señor, la dignidad de nuestra vocación cristiana. Ayúdanos a creer que Tú esperas también algo de nosotros.

-"Me dirijo a todos los amados de Dios... Que estáis en Roma". Me detengo a repetir esas palabras. Pablo va inmediatamente al misterio más profundo: cuando piensa en sus hermanos cristianos, los considera como a "muy amados de Dios". Aplico esta consideración a mi vida, a los que conozco. A mis familiares. A los de mi ambiente de trabajo. A cuantos encontraré HOY. ¡Los "muy amados de Dios"!

-"Hemos recibido gracia y misión de apóstol, para predicar la obediencia de la fe a todas las naciones paganas". Este es el anuncio del tema principal de su carta. La fe salvadora. Aquí la Fe es presentada como una "obediencia": la cual implica, en efecto, que el hombre se "someta" al Dios que se revela y que le pide obediencia a su Voluntad. No hay Fe sin una sumisión radical al Solo, al Único. "Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad." De entrada, Pablo nos ha situado ya frente a lo esencial: la relación del hombre con Dios. ¡Trataré de vivir HOY como Tú quieres! (Noel Quesson).

2. Podemos considerar si como Pablo estamos orientados en nuestra vida dirigiendo todo hacia Jesús y de la misión evangelizadora que hemos recibido como cristianos. El salmo de hoy, un salmo misionero, nos invita a alegrarnos de que la salvación de Dios alcance a todos: "cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios". Eso es lo que tenemos que hacer posible a nuestro alrededor, aportando nuestro grano de arena a la evangelización de la sociedad.

3. –"Como sea que el gentío se apiñaba a su alrededor, Jesús se puso a decirles:..." La gente te busca, Señor, tenemos necesidad de ti, de tu Palabra y Vida.

-"Se puso a decirles: "Esta generación es mala. Pide una señal..." Es una pena que a veces te busquemos con ese afán de lo extraordinario…

-"Y no se le dará otra señal, excepto la señal de Jonás". Jesús, habías hecho tantos milagros ante sus propios ojos. Pero nunca es bastante. Danos humildad de corazón para aceptar la acción de Dios en el mundo que de ordinario es gris, sin relieve. Que nuestros ojos tengan más luz, para que sepamos ir discerniendo más y más "lo que Tú, Señor, estás obrando" en los acontecimientos, en las personas que me rodean, en los grupos donde convivo, en los que trabajo...

-"En efecto, igual que Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive así va a serlo el Hijo del hombre para la gente de esa generación". Jonás recorre las calles de Nínive gritando que hay que convertirse… El "signo" de Dios, la llamada a la conversión que percibimos a veces: - esa vocecita tímida que alguna vez nos habla en el fondo de nuestras conciencias y que nos repite: "cambia de vida". Ese vozarrón del evangelio que nos sacude a menudo y que nos increpa: "cambia de vida" (Noel Quesson).

La historia de Jonás habla de ti, Señor. En la versión de Mateo, se refiere a que vas a morir por nosotros, pero resucitarás al tercer día. Tu resurrección de entre los muertos será tu señal ante los hombres. Eres el Hijo de Dios hecho hombre, Dios y hombre verdadero. Aquí vemos la persona de Jonás como un signo de salvación.

El signo mejor que nos ha concedido Dios es Cristo mismo, su persona, su palabra. El sábado afirmaba Jesús que los verdaderos discípulos son los que "escuchan la Palabra y la cumplen". Nosotros la escuchamos con frecuencia: pero ¿se puede decir que la ponemos en práctica a lo largo de la jornada? Si a Jonás le hicieron caso y a Salomón le vinieron a escuchar desde tan lejos, ¿no tendrán razones los ninivitas y la reina de Sabá para echarnos en cara nuestra falta de fe en el Maestro auténtico, Jesús?

Pienso que en mis tiempos también se ha de cumplir tu señal. En esta nueva Evangelización a la que nos anima el Papa tanto en los viejos países de tradición cristiana, como en los que está menos desarrollado el anuncio de la fe, adquiere actualidad lo que el último Concilio decía: «Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con «el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y la palabra». En los laicos, esta evangelización «adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo». Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con la palabra, tanto a los no creyentes, como a los fieles» (CIC 905).

-"Los ninivitas se levantarán en el Juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay algo mayor que Jonás". Señor, nos dices que eres más que Jonás. Eres en presente, por eso me pides: «Enciende tu fe. -No es Cristo una figura que pasó. No es un recuerdo que se pierde en la historia. / ¡Vive!: «Jesus Christus heri et hodie: ipse et in saecula!» -dice San Pablo- ¡Jesucristo ayer y hoy y siempre!» (J. Escrivá, Camino 584).

"Tú eres más que un profeta o un filósofo sabio que dejó doctrinas admirables. Eres Dios vivo: ayer, hoy y siempre.

"Por eso vivir cristianamente no consiste sólo en conocer tu doctrina, sino que, sobre todo, consiste en vivir contigo, unido a Ti por la gracia y por el trato personal contigo en la oración. Sólo si te tengo presente durante el día, convirtiendo cada actividad en verdadera oración contigo, podré ser testigo de tu resurrección anunciando con mi vida cristiana que Tú vives, que no eres una figura que pasó.

Para esta presencia de Dios, son buenos "pequeños trucos: tener una estampa de la Virgen en la cartera y decirle una jaculatoria cuando la vea; pedir por alguna intención cada vez que miro el reloj, o veo la cruz de una farmacia, o pongo en marcha el ordenador".

Señor, "ayúdame a mantener mi fe ardiente, a base de rezar pequeñas jaculatorias y hacer actos de fe durante el día" para crecer en tu presencia (Pablo Cardona).

-"La reina de Saba se pondrá en pie en el Juicio para carearse con esa generación y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y hay más que Salomón aquí".  Los paganos sí supieron reconocer la voz de Dios en los signos de los tiempos. Y los del pueblo elegido, no. Una vez más resuena la queja con que empieza el evangelio de Juan: "vino a su casa y los suyos no le recibieron"(Jn 1,11).

 

Llucià Pou Sabaté

12 de octubre. Nuestra Señora del Pilar. María, por la que nos llegan las gracias del cielo, es pilar seguro que nos protege de todo mal, guía materna que nos lleva hacia el cielo

12 de octubre. Nuestra Señora del Pilar. María, por la que nos llegan las gracias del cielo, es pilar seguro que nos protege de todo mal, guía materna que nos lleva hacia el cielo

 

A. Lecturas:

   1. I Crónicas 15, 3-4.15-16;16,1-2. En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le habla preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como habla mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le habla preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

   2. Salmo 26,1.3.4.5. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

   Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo.

   Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.

   El me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca.

   (Hechos 1,12-14): "Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos... Llegados a casa, subieron a la sala donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés... Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, con sus hermanos"

   3. Lucas 11,27-28: "En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: -«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: -«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»".  

 

B. Comentario:

   1. La Virgen está simbolizada por el arca de la alianza, presencia de Dios en medio de su pueblo, a través de María, lo cual es gozo para la Iglesia. La Antífona de entrada piensa en la Virgen como "la columna que guiaba y sostenía día y noche al pueblo en el desierto", y diremos en el aleluya: "afianzó mis pies sobre la roca y me puso en la boca un cántico nuevo". Domina pues en la liturgia la idea de la presencia de María en la Iglesia y de la firmeza que su intercesión y su devoción procura al pueblo de Dios.

   Algunos documentos dicen que Santiago, "pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, Celtiberia, la la Cesaraugusta romana, hoy Zaragoza, en la ribera del Ebro. Allí predicó Santiago y, entre los muchos convertidos eligió a ocho hombres".

   En la noche del 2 de enero del año 40, estando Santiago con sus discípulos junto al río Ebro, "oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, pidió al Apóstol que le construyese allí una iglesia, en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio".

   Desapareció la Virgen y quedó allí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron a edificar una ermita en aquel sitio. Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresar a Judea. Fue la primera iglesia dedicada a la Virgen Santísima. Que esta tradición es antigua lo muestra el sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, representa, en un bajorrelieve, el descenso de la Virgen aparececiéndose al Apóstol Santiago.

   Asimismo, hacia el año 835, Almoino, monje de San Germáin de París, redactó unos escritos en los que habla de la Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, "donde había servido en el siglo III el gran mártir San Vicente", cuyos restos fueron depositados por el obispo de Zaragoza, en la iglesia de la Virgen María. También está atestiguado que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza, en 714, había allí un templo dedicado a la Virgen.

   La fiesta del descubrimiento de América por parte de España y Occidente fue también el día doce de octubre. De ahí la unión cultural que esta fecha quiere significar para muchos. El Papa Juan Pablo II en 1984, al hacer escala en su viaje a Santo Domingo para iniciar la conmemoración del descubrimiento de América, la invocó como "patrona de la hispanidad". También hay quien llama ese día el día de la Raza. Aumentó la devoción a la Virgen del Pilar el prodigio ocurrido en la guerra civil de 1936-1939, cuando las tres bombas que cayeron sobre el templo no estallaron. Allí están como testimonio. Es un buen día para invocar su intercesión para las instituciones civiles, y la paz social.

   Juan Pablo II diría en 1992: "Los marinos intrépidos de Palos, de Huelva, de Moguer, de Lepe, que en el nombre de Dios y de Santa María partieron del puerto de Palos, fueron protagonistas de aquella gran epopeya que llegaría a cambiar la configuración del mundo conocido y que, a la vez, abrió espacios insospechados a la expansión del mensaje cristiano".

   Escribió Garcilaso de la Vega, historiador natural de Cuzco, Perú, que "ofrecía su historia para que se den gracias a Nuestro Señor Jesucristo y a la Virgen María, su Madre, por cuyos méritos e intercesión se dignó Dios sacar del abismo de la idolatría a tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su Iglesia Católica Romana, la mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que los crió".

   2. La segunda lectura (He 1,12) nos habla también de la presencia de la Virgen en la Iglesia y de las alabanzas que el pueblo le tributa. El prefacio celebra las maravillas que Dios ha realizado en María, "esperanza de los fieles y gozo de todo nuestro pueblo". En la oración colecta se pide por intercesión de la Virgen "fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor", y en la oración de las ofrendas, se muestra el deseo de "permanecer firmes en la fe". En el salmo cantamos que "el Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado".

   Reunámonos hoy en oración comunitaria y eucarística, como los Apóstoles con María en el Cenáculo, para dar gracias porque nos ha dado a su Madre, "que nos protege en su tienda el día del peligro, y nos alza sobre la roca" (Salmo 26). y aclamemos a María, intacta en su virginidad, gloriosa en su descendencia y triunfante en su asunción. Que ella sea nuestro gozo y la causa de nuestra alegría.

   3. La advocación de la "Virgen del Pilar" es de profunda raigambre hispánica, sobre la antigua leyenda que hemos contado: el apóstol Santiago el Mayor, gran evangelizador de España, en una de sus andanzas se apoyó, extenuado, sobre una columna, y sintió que la Madre de Jesús lo animaba a completar la misión recibida de su Hijo. En el lugar se construyó más tarde una capilla, y después la gran Basílica del Pilar de Zaragoza. A esta advocación se encomendaban los soldados españoles que combatían por expulsar a los musulmanes invasores, y se dice que Cristóbal Colón encomendó a la Virgen del Pilar su trascendental aventura marítima. El papa Clemente XII fijó para el emblemático 12 de octubre la festividad de la Virgen del Pilar. Esta celebración nos exhorta a continuar la labor misionera de Santiago, que propuso el Evangelio desde el diálogo y la organización de las comunidades cristianas, y no mediante la espada y el aniquilamiento de las culturas autóctonas. La liturgia dedica a María de Nazaret un bello himno con motivo de esta invocación: "Esa columna, sobre la que posa, leve, sus plantas tu pequeña imagen, sube hasta el cielo: puente, escala, guía de peregrinos. Cantan tus glorias las generaciones, todos te llaman bienaventurada; la roca firme, junto al Ebro enhiesta, gastan a besos. Abre tus brazos virginales, madre, vuelve tus ojos misericordiosos, tiende tu manto, que nos acogemos bajo tu amparo". Hace unos días celebramos Nuestra Señora del Rosario y hoy la Virgen del Pilar nos recuerda que el pilar de nuestra fe, la roca angular, es Cristo Jesús.

   Una mujer lanza un "piropo" a Jesús: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». A ti, Jesús, te gusta que digan eso de tu madre, pero prefieres añadir algo más allá de la maternidad biológica: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan». Es la bienaventuranza de la Palabra, el piropo que recibe la Virgen por parte de su Hijo. Porque Ella fue la primera que escuchó y aceptó la Palabra de Dios en el anuncio del Ángel con su "fiat" incondicional. Su «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38) fue un asentimiento de fe que abrió todo un mundo de salvación. Como dice san Ireneo, «obedeciendo, se convirtió en causa de salvación para sí misma y para todo el género humano». Esta bienaventuranza de la Palabra nos recuerda también aquel otro pasaje evangélico, en el que Jesús llama familiar suyo a todo el que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8,21). María es Madre de la Iglesia. María es Madre de todos los que sinceramente aceptan la Palabra de Dios e intentan cumplirla alegremente como hijos suyos. La altura que la Virgen alcanza en la fe, mediante la escucha y la práctica de la Palabra de Dios, la convierte en un claro ejemplo de fe para el discípulo de Cristo. La figura de María nos enseña que creer en la Palabra de Dios (escucharla y practicarla) supone un cambio radical en nuestra vida diaria (Pablo Casas Alhama).

   La razón profunda de la excelencia de la Madre de Dios es esa fe encarnada por la escucha y la generosidad en vivir la Palabra. Siendo María toda la hermosura y plenitud física que puede ser pensada en una mujer, sin embargo, si es en verdad la bendita entre todas mujeres, según proclama de ella Isabel, su prima, se debe a que es la llena de Gracia, en palabras de Gabriel.

   Su exquisita sensibilidad sobrenatural, siendo la llena de Gracia, le hace captar ante todo lo que Dios espera en cada instante: en aquello que le afecta personalmente de modo directo, y en las otras situaciones del mundo de las que tiene noticia. María es la que escucha a Dios por antonomasia. La que descubre el querer divino –siempre amoroso por lo demás– para cada instante: nada la distrae de Dios y así puede agradarle en todo, mientras nos esforzamos, con renovado tesón, en el trabajo fue implantado el Reinado de Dios en el mundo.

   Es para nosotros modelo de vida cristiana. Amar a nuestro Padre Dios consiste, desde luego, en escoger aquello que nos "pide", aunque tal vez nos pueda costar, no sea lo más fácil o lo que más apetece. Si en María nada distrae de Dios su entendimiento; si, persuadida de su pequeñez y de la grandeza de su Creador, únicamente piensa en Él, y en el mundo que debe manifestar su gloria, de modo particular en la vida de los hombres; de modo semejante sucede con su voluntad. La Madre de Dios es, asimismo, la que guarda por antonomasia la divina palabra, la Voluntad de Dios. He aquí la esclava del Señor, declaró ante el arcángel, manifestando así lo que sería el programa de su completa existencia. La vida de María se consuma, pues, plenamente en la condición que su divino Hijo exige a los Bienaventurados, que escuchan la palabra de Dios y la guardan.

   Esa columna sobre la que posa leve / sus plantas tu pequeña imagen, / sube hasta el cielo: es puente, / escala, guía de peregrinos.

   Abre tus brazos virginales, Madre, / vuelve tus ojos misericordiosos, / tiende tu mano, que nos acogemos bajo tu amparo (de un himno de Laudes). Así hacía oración Juan Pablo II: «Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido. Y quiero encomendarte, Virgen santísima del Pilar, España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos, la Iglesia en España, así como también los hijos de todas las naciones hispánicas. ¡Dios te salve, María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra! A tus cuidados confío [...] las necesidades de todas las familias de España, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos. Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y el empeño de cuantos trabajan por el reino de Cristo en estas tierras. En tus manos pongo la fatiga y el sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su conciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad. En tu corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia. Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad. Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres. Y asiste maternalmente, oh María, a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad. Así sea.»

Llucià Pou Sabaté

Domingo de la semana 28 de tiempo ordinario; ciclo C La gratitud nos hace mejores y nos prepara para más gracias divinas

Domingo de la semana 28 de tiempo ordinario; ciclo C



La gratitud nos hace mejores y nos prepara para más gracias divinas

A. Lecturas

1. II Reyes (5,14-17):

EN aquellos días, el sirio Naamán bajó y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra de Eliseo, el hombre de Dios, Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio de su lepra.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel. Recibe, pues, un presente de tu siervo».
Pero Eliseo respondió:
«Vive el Señor ante quien sirvo, que no he de aceptar nada».
Y le insistió en que aceptase, pero él rehusó.
Naamán dijo entonces:
«Que al menos le den a tu siervo tierra del país, la carga de un par de mulos, porque tu servidor no ofrecerá ya holocausto ni sacrificio a otros dioses más que al Señor».

2. Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/. El Señor revela a las naciones su salvación.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

V/. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

V/. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

3. II Timoteo (2,8-13):

Querido hermano:
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre ¡os muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.
Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
Es palabra digna de crédito:
Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

4.   Lucas 17,11-19: «Y sucedió que, yendo de camino a Jerusalén, atravesaba los confines de Samaria y Galilea; y, cuando iba a entrar en un pueblo, le salieron al paso diez leprosos, que se detuvieron a distancia y le dijeron gritando: «Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes». Y sucedió que mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, al verse curado, se volvió glorificando a Dios a gritos, y fue a postrarse a sus pies dándole gracias. Y éste era samaritano. Ante lo cual dijo Jesús: «¿No son diez los que han quedado limpios? Los otros nueve ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino sólo este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete: tu fe te ha salvado»

B. Comentario:

1El general sirio ha venido por la palabra de una esclava judía, para curarse. El profeta le ha dicho que se lave en el río, y él dudó porque los ríos de su país son mucho mejores, pero al final obedece el consejo sencillo que le proponen: "Naamán el sirio bajó y se bañó siete veces en el Jordán, como se lo había mandado Eliseo, el hombre de Dios, y su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño". Pensaban entonces que los dioses tenían un territorio, por eso quiere llevarse un puñado de tierra… pero aquí vemos que la salvación es para todos, no está Dios atado a un territorio... También es una lección de gratuidad. Eliseo no acepta ningún presente y no pide nada. Con Dios tampoco hemos de pagarle ni demostrarle nada, Él nos quiere y basta…

Lo de lavarse está claro que es una profecía de lo que es el bautismo. Este hombre, después de haber llegado a la cúspide de  su carrera, de repente está frente al abismo: tiene lepra. Condenado a muerte tanto en ver su propia corrupción, como que era arrojado de la sociedad y era excomulgado de la comunidad: aislado. Nosotros también tenemos nuestra lepra, lo que nos cuesta: hemos de tener la disposición a  aceptar lo pequeño, lo ordinario; en la disposición al baño de la obediencia y dejarnos ayudar…  (Joseph Ratzinger / Eucaristía 1989).

2. "Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo; el Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad  en favor de la casa de Israel".Proclama la victoria de Jesús que nos salva: "No rechaza el pesebre, ni dormir sobre unas pajas; tan solo se conforma con un poco de leche, el mismo que, en su providencia, impide que los pájaros sientan hambre" (himno de Sedulio).

"Los confines de la tierra han contemplado / la victoria de nuestro Dios. / Aclama al Señor, tierra entera, / gritad, vitoread, tocad". Este "rey" al que se canta no era un hombre (ya que la dinastía Davídica había desaparecido hacía largo tiempo), sino Dios en persona. Este salmo es una invitación a la fiesta que culminaba en una enorme "ovación" real: "¡Dios reina!", "¡aclamad a vuestro rey, el Señor!" Su Amor-fidelidad llega a lo más profundo del ser.

3. Es "Jesucristo el Señor, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Este ha sido mi Evangelio, por el que sufro hasta llevar cadenas, como un malhechor. Pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen su salvación, lograda por Cristo Jesús, con la gloria eterna": Pablo está preso, pero libre por dentro: a la Palabra de Dios no se la puede encadenar y Pablo ha recibido la misión de anunciarla. Por eso, lo aguanta todo en favor de los que Dios ha elegido, para que ellos alcancen también la salvación, lograda por Jesucristo, con la gloria eterna.

"Es doctrina segura: Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo".

4. San Lucas nos cuenta de cómo Jesús, en su último viaje a Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Y al entrar en una aldea le salieron al encuentro diez leprosos que se detuvieron a lo lejos, a cierta distancia pues la ley prohibía a estos enfermos acercarse a las gentes. En el grupo va un samaritano, a pesar de que no había trato entre judíos y samaritanos. La desgracia les ha unido, como ocurre en tantas ocasiones en la vida. Y levantando la voz, pues están lejos, dirigen a Jesús una petición, llena de respeto, que llega directamente a su Corazón: "Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros". Han acudido a su misericordia, y Cristo se compadece y les manda ir a mostrarse a los sacerdotes, como estaba preceptuado en la Ley, para que certificaran su curación. Se encaminaron donde les había indicado el Señor, como si ya estuvieran sanos; a pesar de que todavía no lo estaban, obedecieron. Y por su fe y docilidad, se vieron libres de la enfermedad. La petición de estos leprosos es una buena jaculatoria que puedo repetir a menudo: «Jesús, Maestro, ten piedad de mí».

El samaritano, como Naamán de la primera lectura, no pertenecía al pueblo de Israel y encuentra la fe después de su curación, como premio a su agradecimiento: sólo el samaritano vuelve para alabar a Dios y reconocer en Jesús al Rey-Mesías. La postración delante de Jesús no es una adoración, sino el reconocimiento de esta realeza mesiánica. Los otros nueve no vuelven. Parece como si vieran natural que en ellos, hijos de Abrahán, se cumplieran las promesas mesiánicas. Pero, al decir Jesús al samaritano, al extranjero, "tu fe te ha salvado", nos enseña que el verdadero Israel se asienta en la fe agradecida (Eucaristía 1989).

Estos leprosos nos enseñan a pedir: acuden a la misericordia divina, que es la fuente de todas las gracias. Y nos muestran el camino de la curación, cualquiera que sea la lepra que llevemos en el alma: tener fe y ser dóciles a quienes, en nombre del Maestro, nos indican lo que debemos hacer. "¿No son diez los que han quedado limpios? Y los otros nueve, ¿dónde están?", preguntó Jesús. Y manifestó su sorpresa: "¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino sólo este extranjero?" ¡Cuántas veces, quizá, Jesús ha preguntado por nosotros, después de tantas gracias!

La Iglesia nos enseña a dar gracias a Dios también cuando llegan las contrariedades, la enfermedad, y no vemos entonces la mano de Dios que quiere otorgarnos un beneficio mayor como le sucedió a este leproso que, junto al beneficio de la curación, añadió el de la fe en Jesucristo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

La gratitud es virtud muy importante, pues "del mismo modo que lo principal, al hacer un regalo, es el afecto con que se realiza, también la gratitud consiste principalmente en el cariño (…) Por eso, para manifestar nuestra gratitud a un bienhechor al que nada falta, es tan conveniente mostrarle respeto y reverencia" (Santo Tomás, S. Th. II-II, q. 106, a. 3). «Toda alegría y toda pena, todo acontecimiento y toda necesidad pueden ser motivo de oración de acción de gracias, la cual, participando de la de Cristo, debe llenar la vida entera: 'En todo dad gracias' (I Tes 5,18)» (Catecismo 2648).

Jesús, Tú también has hecho mucho por mí. Mi vida, mis virtudes, mi familia: todo te lo debo a Ti. ¿Cómo me voy a olvidar de darte las gracias? Gracias, Jesús, por todo lo que tengo y lo que soy; por todo, incluso por aquellas cosas de las que no me doy cuenta ni sé apreciar; más aún, gracias incluso por lo que me falta o me hace sufrir (P. Cardona). Porque, dice San Pablo, «para aquellos que aman a Dios todas las cosas son para bien» (Romanos 8,28).

"Nuestro, no es nada, a no ser el pecado que poseemos. Pues ¿qué tienes que no hayas recibido? (1 Cor 4,7)". «¿Qué cosa mejor podemos traer en el corazón, pronunciar con la boca, escribir con la pluma, que estas palabras, «Gracias a Dios»? No hay cosa que se pueda decir con mayor brevedad, ni oír con mayor alegría, ni sentirse con mayor elevación, ni hacer con mayor utilidad» (San Agustín). «Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. -Porque te da esto y lo otro. -Porque te han despreciado. -Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. -Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. -Porque creó el Sol y la Luna y aquel animal y aquella otra planta. -Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso... Dale gracias por todo, porque todo es bueno» (J. Escrivá, Camino 268).

Jesús, ¿cómo puedo serte más agradecido? Primero, con mis obras: cuando alguien está realmente agradecido a otro se vuelca en detalles con aquella persona y se ofrece para todo en lo que pueda servirle. De la misma manera, si realmente estoy agradecido por todo lo que has hecho por mí, es lógico que intente servirte y darte gracias durante el día. Y todo lo que haga por Ti me parecerá pequeño e insuficiente para pagarte lo mucho que me has dado: tu misma vida.

Jesús, me has dado un medio especialísimo para darte gracias: la Santa Misa o «Eucaristía», que significa precisamente, acción de gracias. Asistiendo a la Misa me uno a tu entrega y muerte en la cruz; y es ahí, pasmado ante semejante muestra de amor, donde puedo y debo darte gracias con más intensidad. «La Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias al Padre, una bendición por la cual la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios, por todo lo que ha realizado mediante la creación, la redención y la santificación. 'Eucaristía' significa, ante todo, acción de gracias» (Catecismo, 1360).

"Es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor" (Prefacio), pero especialmente en la Comunión Eucarística. Te adoro con devoción, Dios escondido, le decimos a Jesús en la intimidad de nuestro corazón. En esos momentos, hemos de frenar las impaciencias y permanecer recogidos con Dios que nos visita. Nada hay en el mundo más importante que prestar a ese Huésped el honor y la atención que se merece  (F. Fernández Carvajal, J. Rodríguez Sánchez). Jesús vive y nos espera en el Sagrario, y queremos visitarle, tratarle, que sea nuestro mejor Amigo, para confiarle nuestras preocupaciones y fallos, enfermedades y lepras, y su manto, vestidura mágica, nos hace invencibles... (Ricardo Martínez Carazo).

 

martes, 7 de octubre de 2025

Lunes de la 27º semana (impar). La clave de la vida eterna es amar, en esta vida, a los demás, como nos recuerda la parábola del buen samaritano

Lunes de la 27º semana (impar). La clave de la vida eterna es amar, en esta vida, a los demás, como nos recuerda la parábola del buen samaritano

 

A. Lecturas

1. Jonás (1,1–2,1.11):

Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: «Su maldad ha llegado hasta mí.»» Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar. Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios. Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente.
El capitán se le acercó y le dijo: «¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.»
Y decían unos a otros: «Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad.»
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Le interrogaron: «Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?»
Él les contestó: «Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.»
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: «¿Qué has hecho?» Pues comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado.
Entonces le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?» Porque el mar seguía embraveciéndose.
Él contestó: «Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se aplacará; pues sé que por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.»
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres.»
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera. Y temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos. El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas. El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.

2. Jon 2,3.4.5.8

R/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor

En mi aflicción clamé al Señor
y me atendió;
desde el vientre del abismo pedí auxilio,
y escuchó mi clamor. 
R/.

Me arrojaste a lo profundo en alta mar,
me rodeaban las olas,
tus corrientes y tu oleaje
pasaban sobre mí. 
R/.

Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia;
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo.» 
R/.

Cuando se me acababan las fuerzas
me acordé del Señor;
llegó hasta ti mi oración,
hasta tu santo templo. 
R/.

 

3. Lucas, 10,25-37: "Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva." ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo»".

 

B. Comentario:

 

1. El relato de Jonás nos acompañará tres días: existió en tiempos del rey Jeroboam II (cf 2 R 14,25), pero en el siglo V es aquí protagonista de una parábola didáctica, con una intención clara: mostrar que Dios tiene planes de salvación no sólo para Israel, sino también para los pueblos paganos. Se trata de un «midrash», es decir, un relato imaginario con fines educativos. Esta hermosa parábolas nos recuerda que todos los hombres, incluso los más feroces enemigos de Israel, son llamados a la salvación: Dios ama a los paganos y se regocija de su conversión.

-"La palabra del Señor fue dirigida a Jonás: «Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad pagana y proclama que su maldad ha subido hasta mí".» Así, desde la primera línea de este apólogo, el autor nos revela la clave: Dios no es solamente el Dios de Israel, sino el de todas las naciones. El amor de Dios es universal. Sea cual sea el color de nuestra piel, cualquiera que sea nuestra religión, todos estamos invitados a la salvación.

-"Jonás se levantó, pero huyó a Tarsis, lejos del rostro del Señor". A Jonás no se le ocurre otra cosa mejor que huir: toma el primer barco que zarpa por el Mediterráneo, hacia el sur de la actual España. Ante la tempestad que se forma, los marineros aparecen como personas buenas, que temen a sus dioses y les rezan y les ofrecen sacrificios, y además respetan a Jonás, a pesar de que se ha declarado culpable. Hacen lo posible para salvarle. Por fin lo tienen que arrojar al agua, y allí es donde entra en acción el gran cachalote o ballena que le retiene durante tres días hasta arrojarlo a tierra firme. Estos tres días serán un símbolo de los tres días que estuvo Jesús en el sepulcro antes de resucitar. Pero la intención de la lectura de hoy es la conversión de los ninivitas, que Jesús comentará pronto, en una lectura que haremos la semana que viene (Lc 11,29ss). ¿Nos hacemos los sordos cuando intuimos que Dios nos llama a colaborar en la mejora de este mundo?; ¿nos acobardamos fácilmente por las dificultades que intuimos que vamos a tener?; ¿en qué barco nos refugiamos para huir de la voz de Dios?; ¿o somos capaces de trabajar con generosidad en la misión evangelizadora, a pesar de que ya tengamos experiencia de que la sociedad nos hará poco caso?

-"Pero el Señor desencadenó un gran viento sobre el mar". Los acontecimientos obligarán a Jonás a «dirigirse a los paganos». Con frecuencia, los acontecimientos, las crisis... «empujan» a la Iglesia a no encerrarse en sí misma. Cuando la fe está en peligro, es tentador replegarse en sí mismo. Cuando los cristianos son minoritarios en el seno de un mundo no creyente, será tranquilizador quedarse «entre cristianos». Ahora, en el momento en que la Iglesia ya no está tranquila «en sus murallas» es cuando se halla en la tempestad del mundo, en contacto con los paganos, en situación eminentemente misionera en el corazón del mundo. ¿Sabremos ser la levadura en la masa, la sal de la tierra?

-"Ahora bien, Jonás había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente". ¡Despiértate, Jonás! Tus hermanos corren peligro de naufragar. ¡No durmáis, cristianos, en tanto no hayáis transmitido a todo el mundo la buena nueva! (Noel Quesson).

2. Leemos como salmo un poema tomado del mismo libro de Jonás: "sacaste mi vida de la fosa, desde el vientre del infierno pedí auxilio y escuchó mi clamor". La oración de Jonás en el vientre del pez que leemos como salmo es un mosaico de trozos de salmos en acción de gracias, por salir de angustias pasadas, por la salvación, promesa de sacrificios y votos ofrecidos a Dios… (Biblia de Navarra). Dejemos de vivir nuestra fe con hipocresía; seamos leales al Señor como Él lo ha sido con nosotros. No encerremos la fe en nuestro corazón sino que proclamemos el amor y la misericordia del Señor a todos los pueblos; hagámoslo con las obras que manifiesten cómo el Señor, por medio de nosotros, se hace cercanía amorosa y misericordiosa para todos.

3. Es una parábola de Lucas en exclusiva, y una de las más bonitas: -"En esto, un Doctor de la Ley le preguntó a Jesús: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"" Pregunta similar a la del "joven rico". Jesús se dirige a las más profundas opciones humanas, aquellas que compartimos con Dios. ¿Me hago yo también esa misma pregunta? ¿Qué respuesta personal y espontánea daría yo a esa pregunta? Lo trágico de la "condición humana" es cerrar los ojos a esa pregunta. Siempre los hombres han esperado "otra vida". Jesús también habló a menudo de ella, y aun decía que esa vida eterna ya ha comenzado, está en camino, si bien inacabada, naturalmente. ¿La deseo? ¿Pienso en ella? ¿Comienzo a vivirla? También es bueno considerar qué respuesta doy, pues podemos reducir la vida cristiana a cumplir obligaciones piadosas, pero Jesús dice más…

-"Jesús le pregunto: "¿Qué está escrito en la Ley?"" Jesús, le remites a unas palabras que los judíos repetían cada día: amar a Dios y amar al prójimo como a ti mismo. Haces que el letrado llegue por su cuenta a la conclusión del mandamiento fundamental del amor. Eso es fundamental en el diálogo, no "vencer" con la respuesta buena, sino ayudar a que la descubra el que pregunta, pensando…

-"El jurista contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda la mente... Y a tu prójimo como a ti mismo"... Jesús le dijo: "Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida"". El Doctor de la Ley citó el Deuteronomio 6,5 y el Levítico 19,18. Amar, amar a Dios y al prójimo. No es pues algo nuevo. No es original. Todas las grandes religiones tienen en común esa base esencial. Esto forma ya parte del Antiguo Testamento. El mensaje de Jesús se basa primero en esa gran actitud, eminentemente humana.

"-¿Quién es mi prójimo?" Sigue preguntando el letrado, y es ahí donde empieza toda la novedad ciertamente revolucionaria del evangelio. Y tú, Jesús, nos concretas: -"Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó... Lo asaltaron unos bandidos y lo dejaron medio muerto, al borde del camino... Pasó un sacerdote y luego un levita que lo vieron y pasaron de largo... Pero un samaritano..." Hemos visto en Lucas 9,52-55 cuán detestados eran los samaritanos. "¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo...?" Jesús da completamente la vuelta a la noción de prójimo. El legista había preguntado "quién es mi prójimo" -en sentido pasivo-: en este sentido los demás son mi prójimo. Jesús le contesta: ¿"de quién te muestras tú ser el prójimo"? -en el sentido activo-: en este sentido somos nosotros los que estamos o no próximos a los demás. El prójimo soy "yo" cuando me acerco con amor a los demás. No debo preguntarme: ¿"quién es mi prójimo"?, sino "¿cómo seré yo el prójimo del otro, de cualquier otro hombre?" Cerca de mí, ¿quiénes son los despreciados, mal considerados, difíciles de amar?

-"El samaritano al verlo le dio lástima, se acercó a él y le vendó las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada... ¡Anda, haz tu lo mismo!" Amar no es, ante todo, un sentimiento; es un acto eficaz y concreto (Noel Quesson).

La clave es amar. Si buscamos la vida eterna, sabemos que «la fe y la esperanza pasarán, mientras que el amor no pasará nunca» (cf. 1Co 13,13). Cualquier proyecto de vida y cualquier espiritualidad cuyo centro no sea el amor nos aleja del sentido de la existencia. Un punto de referencia importante es el amor a uno mismo, a menudo olvidado. Solamente podemos amar a Dios y al prójimo desde nuestra propia identidad… La propuesta de Jesús es clara: «Vete y haz tú lo mismo». No es la conclusión teórica del debate, sino la invitación a vivir la realidad del amor, el cual es mucho más que un sentimiento etéreo, pues se trata de un comportamiento que vence las discriminaciones sociales y que brota del corazón de la persona. San Juan de la Cruz nos recuerda que «al atardecer de la vida te examinarán del amor» (Lluís Serra i Llansana).

En su parábola, tan expresiva, quedan muy mal parados el sacerdote y el levita, ambos judíos, ambos considerados como "oficialmente buenos". Y por el contrario queda muy bien el samaritano, un extranjero. En la película "Las sandalias del pescador" en su discurso final, el protagonista que hace de Papa recién elegido habla de esta atención a los necesitados… repartir los bienes. Quizá unas formas nuevas de repartirlos sea el hacerlos fructificar con buenas inversiones, puestos de trabajo… pero la clave está en hacer de buen samaritano. ¿Dónde quedamos retratados nosotros?, ¿en los que pasan de largo o en el que se detiene y emplea su tiempo y su dinero para ayudar al necesitado? ¡Cuántas ocasiones tenemos de atender o no a los que encontramos en el camino: un hijo en edad difícil, un amigo con problemas, un familiar menos afortunado, un enfermo a quien nadie visita. Claro que resulta más cómodo seguir nuestro camino y hacer como que no hemos visto, porque seguro que tenemos cosas muy importantes que hacer. Los primeros que pasaron sabían muchas cosas. Pero no había amor en su corazón. El buen samaritano por excelencia fue Jesús: él no pasó nunca al lado de uno que le necesitaba sin dedicarle su atención y ayudarle eficazmente. Ahora va camino de la cruz, para entregarse por todos, y nos enseña que también nuestro camino debe ser como el suyo, el de la entrega generosa, sobre todo a los pobres y marginados. Al final de la historia el examen será sobre eso: "me disteis de comer... me visitasteis". La voz de Jesús suena hoy claramente para mí: "anda, haz tú lo mismo" (J. Aldazábal).

 

 

Llucià Pou Sabaté

Martes de la XXVII semana (impar): Jesús explica a Marta y María el modo de hacer las cosas del mejor modo, escoger la mejor parte. San Pablo nos ayuda a vivir cara a Dios

Martes de la XXVII semana (impar): Jesús explica a Marta y María el modo de hacer las cosas del mejor modo, escoger la mejor parte. San Pablo nos ayuda a vivir cara a Dios

 

A. Lecturas

1. Jonás (3,1-10):

En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: «Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar allí el mensaje que te voy a indicar».
Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: «Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban. Que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios, y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos».
Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

2. Salmo 129

R/. Si llevas cuentas de los dleitos, Señor,
¿quién podrá resistir?

Desde el lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. 
R/.

Si llevas cuentas de los doleitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. 
R/.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. 
R/.

 

3. Lucas 10,38-42: "En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: -«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: -«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán»". 

 

B. Comentario:

1. "De nuevo vino la palabra del Señor sobre Jonás: levántate y vete a Nínive". Yahvé se sale con la suya: Jonás se da cuenta de que no puede desobedecer, se levanta, va a Nínive y empieza a proclamar el mensaje que se le ha encargado. -"Jonás se levantó y partió hacia Nínive, según la palabra del Señor. Ahora bien, Nínive era una ciudad extraordinariamente grande: se necesitaban tres días para atravesarla". El mundo a evangelizar nos parece HOY también enorme. -Jonás, si antes desobedeció, ahora obedece, y el éxito no depende de él sino del Señor… hizo un día de camino recorriendo la ciudad proclamando: "¡Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida!"

-"Enseguida los ninivitas creyeron en Dios". Jesús hace referencia al buen corazón de los ninivitas, que se convierten al toque de la llamada divina (Mt 12,4), y quedan en la tradición cristiana como modelo de penitencia (cf Biblia de Navarra), como recuerda S. Clemente Romano: "recorramos todos los tiempos, y aprenderemos cómo el Señor, de generación en generación, concedió un tiempo de penitencia a los que deseaban convertirse a él. Noé predicó la penitencia, y los que lo escucharon se salvaron. Jonás anunció a los ninivitas la destrucción de su ciudad, y ellos, arrepentidos de sus pecados, pidieron perdón a Dios y, a fuerza de súplicas, alcanzaron la indulgencia, a pesar de no ser del pueblo elegido". Y entonces Dios "se compadeció" y desistió de aplicar el castigo amenazado. Dios es el que perdona. Es lo suyo.

¡Qué poca confianza tenemos a veces en las personas! Sí, hay motivos para pensar que la sociedad está distraída, preocupada por otras mil cosas y no precisamente por el evangelio. Pero ¿tenemos derecho a perder la esperanza, a no dar a nuestros contemporáneos un margen de confianza, como el que les da Dios?

2. "Desde lo hondo a ti grito, Señor". El pecado provoca en nosotros arrepentimiento y así el perdón. San Ambrosio señala: "Tenemos un Señor bueno, que quiere perdonar a todos (…) si quieres ser justificado, confiesa tu maldad: una humilde confesión de los pecados deshace el enredo de las culpas... Mira con qué esperanza de perdón te impulsa a confesar". Añade: "Y no sólo te devuelve lo que te había quitado, sino que además te concede dones inesperados". Como con Zacarías, padre de Juan Bautista. "Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón... porque del Señor viene la misericordia".

3.  En su camino hacia Jerusalén, Jesús se hospeda en una casa amiga: la de Marta y María. Jesús sabe tomarse un descanso y es capaz de amistad. Hermanas de Lázaro, a quien Jesús resucitó. La breve escena es muy familiar. Marta y María tienen carácter muy diferente: una, buena ama de casa, se esmera en atender a las cosas materiales; la otra se sienta a los pies de Jesús, en actitud de discípula, y le escucha atentamente. He aquí un relato propio de Lucas que sin duda lo había obtenido de un grupo de mujeres, de las que siguieron a Jesús y habían conservado unas tradiciones originales.

 "-Por el camino entró Jesús en una aldea, y una mujer de nombre Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María..." Marta y María aparecen en tres relatos, y en los tres las descripciones de sus temperamentos coinciden: Marta, la activa... María, la sensible, la contemplativa: Lucas (10,38-42) cuenta una comida muy sencilla que Jesús compartió con ellas... Juan (11,1-44) cuenta la pena que estaban pasando por la muerte de su hermano Lázaro... Juan (12,1-8) relata la unción perfumada que hizo María, una semana antes de la pasión... De modo que Jesús tenía amigos y en su casa se encontraba bien. Allí regresaba cada tarde de la última semana anterior a la pasión. Viven las dos la hospitalidad según su genio, como dice S. Agustín: "aquella se agitaba, ésta se alimentaba; aquélla disponía muchas cosas, ésta sólo atendía a una. Ambas ocupaciones eran buenas".

-"María, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra" ¿De qué les hablas, Señor? Seguramente, de lo que llevas dentro, tu próxima muerte y su resurrección, y necesitas la compasión y la amistad de los amigos. Eso haría más verosímil el hecho que María comprendiera, mejor que otros, el misterio de la unción previa a la sepultura de Jesús y el de la resurrección (Lc 14,8; 16,1). María está "sentada a los pies de Jesús". Esta es para Lucas, la posición del "discípulo" (Lc 8,35; Hch 22,3). Las posiciones corporales no son indiferentes, tienen una significación simbólica, y además facilitan o estorban tal o cual tipo de oración. La posición "sentado" facilita el escuchar: esta es la actitud litúrgica que la Iglesia recomienda en ciertos momentos de la misa en los cuales la meditación es lo primero... del mismo modo que la Iglesia recomienda "estar de pie" cuando se trata de expresar colectivamente la acción de gracias, durante la gran plegaria eucarística..."Sentada, María escuchaba."

-"Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile pues que me ayude"". Marta es útil. Su servicio es indispensable. Todo amor, puesto al servicio de los demás, honra a Jesús, como tú has dicho: "me disteis de comer, me disteis de beber... venid los benditos de mi Padre" (Mt 25,34-35). Te ofrezco, Señor, las múltiples tareas domésticas, tan humildes, hechas con tanto amor, de innumerables mujeres de todo el mundo. Ayúdame a reconocer su grandeza.

-"Le respondió el Señor: "Marta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas y hay necesidad de una sola..." La "preocupación", la "inquietud", es lo que veo que quieres que evitemos; tú, Jesús, lo repites a menudo. "No os agobiéis", decías (Lc 12,22-31; 8,14; 21,34).

-"María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada". No quieres que nos desviemos de lo esencial, Señor. Quizá los nervios por lo que escucha llevan a Marta a pensar en otra cosa, con la acción (Noel Quesson).

Ante la queja de Marta, Jesús, amablemente, le recuerda que "sólo una cosa es necesaria: María ha escogido la parte mejor", porque aprovecha la ocasión de que tienen al Maestro en casa y le escucha. A veces se ve a Marta como modelo de vida activa, a María de contemplativa, pero no es tanto en el exterior, sino dentro de cada persona, donde ha de encontrarse esta unidad de vida espiritual… como decía san Josemaría: "En esta tierra, la contemplación de las realidades sobrenaturales, la acción de la gracia en nuestras almas, el amor al prójimo como fruto sabroso del amor a Dios, suponen ya un anticipo del Cielo, una incoación destinada a crecer día a día. No soportamos los cristianos una doble vida: mantenemos una unidad de vida, sencilla y fuerte en la que se fundan y compenetran todas nuestras acciones (…)

"Seamos almas contemplativas, con diálogo constante, tratando al Señor a todas horas; desde el primer pensamiento del día al último de la noche, poniendo de continuo nuestro corazón en Jesucristo Señor Nuestro, llegando a El por Nuestra Madre Santa María y, por El, al Padre y al Espíritu Santo (…) Dios os llama a servirle en y desde las tareas civiles materiales, seculares de la vida humana (…). Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno descubrir".

A veces, Jesús recomienda claramente la caridad, el servicio a los demás, como ayer, con la parábola del samaritano. Otras, como hoy, destaca la actitud de fe y de escucha. A los doce apóstoles, y luego a los setenta y dos, les había recomendado que no tuvieran demasiadas preocupaciones materiales, sino que se centraran en lo esencial, la predicación del Reino. Otras veces nos dice que busquemos el Reino de Dios, que todo lo demás se nos dará por añadidura. Cuando quiso enseñarnos quiénes eran ahora su madre y sus hermanos, recordamos lo que dijo: "los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica". Lo cual quiere decir que no pueden ser opuestas las dos actitudes: la de la caridad detallista y la de la oración y la escucha. Sino complementarias. Hemos de ser hospitalarios, pero también discípulos. Con tiempo para los demás, pero también para nosotros mismos y para Dios. Y al revés: con oración, pero también con acción y entrega concreta. Cada cristiano -no sólo los monjes o sacerdotes- debe saber conjugar las dos dimensiones: la oración y el trabajo servicial. ¿Cuál es el aspecto que yo descuido?, ¿me refugio tal vez en la meditación y luego no doy golpe?, ¿o me dedico a un activismo ansioso y descuido los momentos de oración?, ¿soy sólo Marta, o sólo María?, ¿no debería unir las dos cosas? Nuestro trabajo no puede ser bueno si no tiene raíces, si no estamos en contacto con Dios, si no se basa en la escucha de su Palabra. Jesús no desautoriza el amor de Marta, pero sí le da una lección de que no tiene que vivir en excesivo ajetreo: debe encontrar tiempo para la escucha de la fe y la oración (J. Aldazábal). Marta se precipita a "hacer" y este "hacer" no parte de una escucha atenta de la Palabra de Dios que sí vive María, y por eso ella estará más cerca de la Cruz. Ha elegido inmediatamente, "la mejor parte".

 Llucià Pou Sabaté