martes, 15 de septiembre de 2015

Miércoles de la semana 24 de tiempo ordinario; año impar

Miércoles de la semana 24 de tiempo ordinario; año impar

Sentir el amor de Dios nos ayuda a corresponder con amor, que es lo que da sentido a la vida
“En aquel tiempo, dijo el Señor: -«¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocarnos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis." Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenla un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores." Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón»” (Lucas 7,31-35).
1. –Después de haber hecho el elogio de Juan Bautista, Jesús, le decías a la gente: “¿Con quién compararé a los hombres de esta generación? y ¿a quién se parecen?” Empleas esa expresión -"esa generación"- para recriminar la falta de fe.
-“Se parecen a los chiquillos que, sentados en la plaza, se gritan unos a otros diciendo: "os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado...", "os hemos entonado endechas y no habéis llorado..."” Los chiquillos "obstinados", cabezotas... no quieren jugar con los demás. Esto pasa con los que no quieren la predicación de Juan Bautista, más bien austera... y la predicación de Jesús, más bien alegre... también encuentra obstáculos.
-“En efecto, ha venido Juan Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: Tiene un demonio dentro...” Jesús, esto lo dices después de alabar a Juan Bautista y de lamentarte de que algunos, los fariseos y escribas, no te acepten. Hay siempre excusas para no dar crédito a su mensaje. Al uno le tildan de fanático. Al otro, de comilón y "amigo de pecadores". Aunque haya curado al criado del centurión y resucitado al hijo de la viuda de Naín, no le aceptan. Cuando no se quiere a una persona, se encuentran con facilidad excusas para no hacer caso de lo que nos propone.
-“Ha venido el Hijo del hombre que come y bebe y decís: Ahí tenéis a un glotón y a un borracho, amigo de pecadores...” ¡Cuántas veces hay rechazo de unos a otros, desacreditándolos por cualquier motivo! Hay personas siempre críticas, como tú decías, Señor, que ni entran ni dejan entrar. En el fondo, lo que pasa es que resulta incómodo el testimonio de alguien y por eso se le persigue o se le ridiculiza. Cuando no nos interesa aceptar un mensaje, sacamos excusas -a veces ridículas o contradictorias- para justificar de alguna manera nuestra negativa a aceptarlo. Te pido, Señor, ser de los de corazón sencillo y humilde, los que no están llenos de sí mismos (J. Aldazábal).
Me gusta, Jesús, tu estilo de predicar y de vivir: las comidas tenían gran importancia en tu vida, para estar con la gente: Anunciabas el Reino de Dios como un banquete mesiánico; y, si bien la penitencia y la exigencia divina no estaban ausentes de tu palabra, y me gusta ese título maravilloso que se te daba, Jesús: "amigo de los pecadores". Señor, Tú que quitas el pecado del mundo, te pido que quites el pecado de mi corazón. Pero sé que me amas tal como soy, pobre y pecador, para salvarme de mi mal. ¡Gracias! Haz que haga yo otro tanto, en ese "tratar bien a los pecadores":... la llamada del publicano Mateo, y la comida con sus colegas recaudadores... la defensa de la mujer adúltera... las parábolas de la misericordia... la oveja perdida y hallada... el hijo pródigo... el paralítico perdonado, aun antes de quedar curado... el ladrón introducido en el paraíso... la primera aparición a María...
-“Pero la "Sabiduría" de Dios ha quedado justificada y acreditada por todos sus hijos”. Jesús vuelve aquí a una de sus más caras ideas: "los pequeños", los "niños" ellos poseen la "sapiencia" por oposición a los escribas y a los sabios. "Yo te doy gracias, Padre por haber escondido esas cosas a los sabios y a los inteligentes, y haberlo revelado a los pequeñuelos" (Lucas 10,21). ¡Haznos disponibles, Señor! (Noel Quesson).
"El tiempo es demasiado lento para los que esperan; demasiado veloz para los que tienen miedo; demasiado largo para los que sufren; demasiado corto para los que disfrutan, pero para los que aman, el tiempo es la eternidad". ¿Cómo se le puede transmitir esto a nuestra generación?... O sea, que "tocamos la flauta y no bailáis; cantamos lamentaciones y no lloráis". Pero el que ama no se equivoca nunca. Al final, seremos examinados de amor. O mejor: al final, el Amor recibirá al amor (gonzalo@claret.org).
2. Nos habla hoy san Pablo de la comunidad y del misterio de Cristo. La comunidad es "templo de Dios", "asamblea de Dios vivo" y "columna y base de la verdad". Cristo es el que da sentido a la evangelización y a la vida de la comunidad: "grande es el misterio que veneramos, se manifestó como hombre, se apareció... se proclamó a las naciones... fue exaltado a la gloria". Es como un credo breve que abarca el camino salvador de Jesús, desde su encarnación hasta su glorificación.
-“Quiero que sepas como hay que portarse en la casa de Dios que es la Iglesia de Dios vivo”. En la Iglesia está Cristo. Dice “casa de Dios” porque los cristianos formamos un edificio sagrado donde habita Dios, del que es imagen el templo de Jerusalén, y esta “columna y fundamento de la verdad”, dice el último Concilio, “se extiende a todo cuanto abarca el depósito de la Revelación, que debe ser custodiado santamente y expresado con fidelidad”. Los obispos y curas no son dueños de los demás o de nada, sino servidores. Son representantes de Cristo, que es el verdadero Maestro y Salvador y Guía (a imagen de Cristo como cabeza de la Iglesia). ¿Estoy convencido de que todos unidos somos la «familia de Dios»?
-“La comunidad, la Iglesia de Dios vivo, que es columna y sostén de la verdad”. El evangelio sólo puede vivirse en comunión con la «asamblea de Iglesia», si no la Fe se debilita muy pronto, como un charco de agua que sin estar unida al torrente del río, se va pudriendo. Así aparecen sectas, fundamentalismos… y también en el día a día, la Eucaristía es unión, y si se prescinde de la Palabra de Dios y del Pan de Dios... se acaba por vivir sin Dios.
-“Sin duda alguna, grande es el Misterio de nuestra religión”. Pablo gusta de la palabra «misterio» para resumir el «designio de Dios». Misterio escondido antaño y ahora desvelado (1 Co 2,7; Ef 5,32). El misterio... es Cristo...
-“Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu”. Verdadero hombre y verdadero Dios. En la carne y en el Espíritu. Esta es la originalidad de Jesús explicitada en ese himno paleocristiano.
-“Acogido en el mundo, por la Fe, elevado al cielo en la gloria”... es una forma de credo: a la vez en el mundo y en el cielo. Como en las otras epístolas de san Pablo, encontramos aquí esa función central de Cristo que lo llena todo.
-“Visto de los ángeles, proclamado a los gentiles o paganos”... Presente tanto a los seres más espirituales y más cercanos a Dios, como a los seres que parecen ser los más alejados. Y la comunidad cristiana es precisamente depositaria y columna de este misterio. Ella es la encargada de transmitir al mundo esta verdad. Y esta Fe es la única salvación de la humanidad. Sin ella el hombre se desvanece en la insignificancia y la fragilidad de su condición mortal. En Cristo, hombre-Dios, tiene su porvenir la humanidad. Lo restante no tiene salida alguna. Se comprende que los cristianos, a pesar de ser minoritarios, hayan podido tener una tal conciencia de su función en el corazón del mundo. Sin Dios, la humanidad no es más que una pequeña y efímera pompa de jabón (Noel Quesson). Esto nos compromete a ser imágenes de Cristo en nuestro actuar, comportarnos según su corazón, para participar de su amor y de su tarea salvadora.
3. "Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea", dirá el salmo alabando la alianza divina, lo que Pablo veía hecho realidad en las primeras comunidades… “Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente”. Se habla de la misericordia y la clemencia divinas, y resuena la luz de la gran proclamación del Sinaí: "El Señor, el Señor, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad" (Ex 34,6). La "clemencia" es la gracia divina que envuelve y transfigura al fiel, mientras que la "misericordia" en el original hebreo se expresa con un término característico que remite a las "vísceras" maternas del Señor, más misericordiosas aún que las de una madre (cf. Is 49,15). Este vínculo de amor incluye el don fundamental del alimento y, por tanto, de la vida (cf. Sal 110,5), que, en la relectura cristiana, se identificará con la Eucaristía (Juan Pablo II).
“Él da alimento, a sus fieles, recordando siempre su alianza; mostró a su pueblo la fuerza de su obrar, dándoles la heredad de los gentiles. Ruperto de Deutz ve ahí (en el dar alimento) una referencia al sacramento del cuerpo y de la sangre de CristoAnte la contemplación de tantos favores divinos, podemos terminar con un propósito, el de unirnos a María Virgen en su entrega: Hágase en mí, Señor, según tu Palabra; entonces, realmente, nuestro alimento será hacer la voluntad de Dios; entonces Dios hará su obra en nosotros y nos colocará, junto con Cristo, a su diestra en la Gloria eterna.
Llucià Pou Sabaté
San Cornelio, papa, y san Cipriano, obispo, mártires

San Cipriano era africano, cartaginés. Tuvo como maestro a Tertuliano. Pero a diferencia del maestro, duro polemista, Cipriano buscaba siempre la armonía y la paz. Es una gran figura de la Iglesia occidental. Como escritor es inferior a Tertuliano. Su objetivo es convencer, exhortar.
Había nacido de una familia pagana. Estudiaba para triunfar. Pero era un alma noble y vio que el paganismo no le satisfacía. Entonces se dedicó a estudiar la doctrina cristiana. El Evangelio fue para él una revelación. El sacerdote Cecilio le instruyó y se bautizó como Cecilio Cipriano.
Su conversión fue radical. Repartió sus bienes a los pobres e hizo voto de castidad. Tenía un talento excepcional y una gran integridad de vida. El pueblo se fijó en él y fue nombrado obispo de Cartago.
Un edicto de Decio desencadenó la persecución. La cristiandad del norte de Africa era floreciente - unos cien obispos - pero le faltaba madurez. Apenas publicado el edicto, muchos acudieron al Capitolio para ofrecer sacrificios a Júpiter. Incluso obispos y sacerdotes claudicaron.
Hubo también muchos cristianos generosos que se mantuvieron fieles en los tormentos. Otros muchos huyeron. Cuando la multitud se juntaba en el anfiteatro, muchos gritaban: "Cipriano a los leones". Cipriano también huyó. Parecía que así podría defender mejor a su grey, que lo necesitaba.
Cuando volvió a su sede, se encontró con un grave problema: Que hacer con los lapsi o apóstatas y con los libeláticos que querían volver? Los libeláticos eran los que se procuraban un libelo de apostasía, como si hubieran sacrificado, para liberarse de la persecución.
Había un partido de intransigentes, encabezados por Novaciano, que luego se hizo elegir antipapa contra Cornelio. Otros en cambio eran demasiado indulgentes, capitaneados por Donato y Felicísimo. En un concilio reunido en Cartago se dieron normas con soluciones firmes e indulgentes.
Tuvo algún conflicto con el Papa Esteban, pues Cipriano se negaba a que los obispos libeláticos Basílides de Astorga y Marcial de Mérida, que habían sido depuestos, volvieran a sus sedes. También defendía Cipriano que había que rebautizar, a los herejes que se convertían. Poco después se reconciliaba con Sixto II y moría mártir. Por lo demás, siempre defendió la unión con Roma, con la cátedra de Pedro: "No puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia por Madre". Así se cerraba el "caso cipriánico" y se le puede llamar "el defensor de la romanidad".
Una nueva persecución fue promovida por Valeriano. En su nombre le interrogó Paterno. Cipriano fue desterrado a Curubis. Luego Galerio Máximo le hizo volver a Cartago para tenerlo más cerca y vigilarlo mejor Cipriano sigue solícito la vida de sus fieles y a la vez está atento a los sucesos de la Iglesia universal. Se cartea con el clero de Roma, defiende a Cornelio, influye en las Galias, interviene en las Iglesias ibéricas.
Es un modelo de gobernante y pastor. Les pide prudencia en la persecución. Cuando iba a ser ejecutado muchos cristianos le siguieron. Cipriano se arrodilló y se puso a rezar. Dispuso que diesen 25 monedas de oro al verdugo, y recibió el golpe mortal. Era el 14 de septiembre del 258.
San Cornelio, de origen romano, fue elegido Papa el año 251, en plena persecución de Decio, para suceder al Papa mártir San Fabián. Dos años después muere San Cornelio en Civitavecchia, desterrado por Cristo, el mismo día, aunque no el mismo año, que San Cipriano, como dice San Jerónimo.

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