viernes, 13 de octubre de 2017

Sábado semana 27 de tiempo ordinario; año impar

Sábado de la semana 27 de tiempo ordinario; año impar

Por María, hacia Jesus
“En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: -«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: -«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen»” (Lucas 11,27-28).
I. El día que una mujer del pueblo le gritó a Jesús: Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron (Lucas 11, 27-28), comenzó a cumplirse el Magnificat: ...me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Una forma de alabar y honrar al Hijo de Dios es venerar y enaltecer a su Madre. A Jesús le llegan muy gratamente los elogios a María. Por eso nos dirigimos muchas veces a Ella con tantas jaculatorias y devociones, con el rezo del Santo Rosario. La Virgen es la senda más corta para llegar a Cristo, y por Él, a la Trinidad Beatísima. Honrando a María, siendo de verdad hijos suyos, imitaremos a Cristo y seremos semejantes a Él. Con Ella vamos seguros.
II. Nosotros hemos aprendido a ir a Jesús a través de María, y en este mes, siguiendo la costumbre de la Iglesia, lo hacemos cuidando con más empeño el rezo del Santo Rosario, “que es fuente de vida cristiana” (JUAN PABLO II, Alocución) El Rosario es la oración preferida de Nuestra Señora (PABLO VI, Mense maio), plegaria que siempre llega a su Corazón de Madre. Se ha comparado a una escalera, que subimos escalón a escalón, acercándonos “al encuentro con la Señora, que quiere decir al encuentro con Cristo, porque se habla a María para llegar a Cristo” (IDEM, Alocución) Ella nos mira y sentimos su protección maternal. “La piedad –lo mismo que el amor- no se cansa de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque el fuego de la caridad que las inflama hace que siempre contengan algo nuevo” (PÍO XI, Ingravescentibus malis)
III. El amor a la Virgen nos impulsa a imitarla y, por tanto, al cumplimiento fiel de nuestros deberes, a llevar la alegría allí donde vamos. Ella nos mueve a rechazar todo pecado, hasta el más leve, y nos anima a luchar con empeño contra nuestros defectos. Contemplar su docilidad a la acción del Espíritu Santo es su alma es un estímulo para cumplir la voluntad de Dios en todo tiempo, especialmente cuando más nos cuesta. El amor que nace en nuestro corazón al tratarla es el mejor remedio contra la tibieza y contra las tentaciones de orgullo y sensualidad. Cuando hacemos una romería a algún santuario dedicado a Nuestra Madre, hacemos una buena provisión de esperanza. Hagamos el propósito en este sábado mariano de ofrecerle con más amor esa corona de rosas, el Santo Rosario. Los gozos, los dolores y las glorias de la vida de la Virgen tejen una corona de alabanzas que repiten ininterrumpidamente los Ángeles y los Santos del Cielo..., y quienes aman a nuestra Madre aquí en la tierra.
Textos basados en ideas de Hablar con Dios de F. Fernández Carvajal.
San Calixto I, papa y mártir

No están de acuerdo los historiadores sobre algunos detalles de la biografía de nuestro santo de hoy. Parece que nació en Roma en uno de los barrios pobres y que su padre se llamó Domicio. Que era esclavo y como tal pasó una dura juventud y mocedad. Recorrió varios lugares donde llevó una vida muy dura.
Como gozaba de muchas cualidades humanas y poseía bastante cultura parece que estuvo al cargo de un tal Carpóforo, que era cristiano y le encomendó misiones delicadas, entre otras la dirección de una especie de banca en la que a pesar de su gran pericia en estas lides parece que le fue mal o que unos judíos le engañaron. Acusado por su señor fue enviado a la cárcel, primero de Roma y después de Cerdeña donde pasó varios años en trabajos de esclavos.
La favorita del Emperador, una tal Marcia, consiguió poner en libertad a varios cristianos de este destierro de Cerdeña y entre ellos le tocó a Calixto ¿Cuándo se hizo cristiano Calixto? ¿Lo era ya su padre o se hizo él cuando trabajaba a las órdenes de Carpóforo que era cristiano? No lo sabemos, lo cierto es que una vez puesto en libertad se retiró cerca de Roma a una especie de desierto y allí pasó unos diez años entregado al estudio y a la meditación. Maduró Calixto durante aquellos años y su nombre empezó a sonar entre los ambientes cristianos. Llegó hasta los oídos del Papa San Ceferino y le llamó. Quedó prendado de aquellas cualidades que aparecían visiblemente en aquel hombre maduro y conocedor profundo de la fe cristiana. Y lo que más valía, su disposición para arrostrar cuantas calamidades fueran necesarias para dar a conocer a Jesucristo y defender su Iglesia.
El Papa Ceferino reconociendo estas cualidades y su gran ingenio le encomendó la ampliación y construcción en la Vía Appia del Cementerio o Catacumbas que después y para siempre llevarían su nombre. Hoy son las más extensas y visitadas de Roma. Muchos santos han visitado aquellos sagrados lugares donde se encuentran entre otras preciadas reliquias el Altar de los Papas donde varios murieron mártires mientras celebraban los Misterios y el altar de Santa Cecilia, el cuerpo de San Tarsicio, etc... Allí muchos noveles sacerdotes -como por ejemplo los dos hermanos redactores de este Santoral celebraron su Primera Misa.
Los cristianos de su tiempo reconocieron las egregias cualidades que adornaban al diácono Calixto y no sólo en cuestiones financieras o de construcción de catacumbas sino en el terreno de ciencia, de prudencia, de piedad y de dotes de gobierno. Por ello al morir el Papa Ceferino pusieron los ojos en Calixto y lo eligieron para sucederle como Obispo de Roma y Sumo Pontífice.
Algunas herejías empezaban a pulular por aquel entonces y contra ellas luchó con valentía el nuevo Papa. Las dos principales eran estas: El Sabelianismo que casi no ponía distinción entre las Personas de la Santísima Trinidad con confusiones que rayaban en la herejía y los Montanistas que eran los que defendían un rigorismo exagerado de costumbres y, sobre todo, con los que habían sido algo débiles durante las persecuciones y ahora querían volver, arrepentidos, a la Iglesia católica. San Calixto siempre quiso ser más padre que juez. Más defensor que condenador. Esto le atrajo muchos insultos y contradicciones pero siempre los soportó con gran entereza y mayor caridad.
San Calixto estaba convencido de una verdad sobre todo: La bondad de Dios y su gran misericordia para con los pecadores arrepentidos. Tertuliano y sus secuaces se levantaron contra el Papa y le hicieron sufrir muchísimo hasta que fue coronada su preciosa vida con la palma del martirio que recibió probablemente el año 222 bajo el emperador Alejandro Severo.

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