jueves, 1 de agosto de 2013

Viernes de la 17ª semana de Tiempo Ordinario (impar). Dios no está en el éxito mundano, en lo que aplauden las autoridades, sino en el corazón que le está unido

“En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: -«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?» Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo: -«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.» Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe” (Mateo 13,54-58).

1. Dejamos ahora la "sección discursos" -las parábolas agrupadas- para abordar la "sección hechos". Lo característico de los cuatro capítulos que seguirán ahora (Mateo 13,53 a 17,23) es que volvemos a los hechos de la persona de Jesús que mientras se va revelando crece la incredulidad de las masas. Jesús, no te siguen más que algunos de tus apóstoles...
-“Jesús llegó a su pueblo y se puso a enseñar en aquella sinagoga. La gente decía asombrada: "¿De dónde saca éste ese saber y esos milagros?". Los Nazarenos creen conocer a Jesús. Sin embargo, entrevén que su persona es misteriosa: "¿de dónde le viene ese saber y esos milagros?" También hoy como ayer se minusvalora quien no ha estudiado en una escuela famosa, quien es un obrero “poco cualificado”.
Pasar de la incredulidad a la fe es un salto difícil. Se trata de un don de Dios y, a la vez, de mantener una actitud honrada por parte de la persona. En el mundo actual, como entre tus contemporáneos, Jesús, existen muchos elementos que condicionan la opción de fe de una persona. Jesús, ven en ti un origen “demasiado sencillo”, te esperaban más solemne y glorioso. Ya lo diría san Juan: «vino a su casa y los suyos no le recibieron». Los que creyeron fueron los sencillos de corazón, a quienes Dios sí les reveló los misterios del Reino. Seguro que conocemos personas que han quedado bloqueadas y no llegan a aceptar el don de la fe. ¿Les ayudamos?; ¿son convincentes o, al menos, estimulantes nuestra palabra y nuestro testimonio de vida, a fin de poderles ayudar en su decisión de fe? (J. Aldazábal).
¡Nada es tan peligroso como el pretender saberlo todo! Uno se cierra. No tiene nada que aprender. Y son los familiares de Jesús, en Nazaret, los que están más cerrados contra El. ¡Señor, conserva nuestras mentes y nuestros corazones abiertos! disponibles, prestos a renunciar a todo lo que creemos saber para ir más allá... Es el secreto para tantas crisis que alcanzan a tantas vidas. "Dudo. Me pregunto..." Invitación providencial a abandonar nuestras seguridades, nuestras certezas, para progresar y purificar nuestra Fe.
-“¿No es el hijo del carpintero? ¡Si su madre es María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas! ¡Si sus hermanas viven todas aquí! ¿De dónde saca entonces todo eso?” Es todo el clan familiar, todos los primos y primas que quieren recuperar a Jesús. Se le reprocha su origen modesto: un carpintero. Y situándose al lado de los pobres, es paradójico, Jesús, que no fueras comprendido por el pueblo sencillo como tampoco lo fuiste por los fariseos: ¡Se esperaba a un Mesías glorioso, poderoso, misterioso, celestial, transcendente! Pero Dios no encaja en nuestras ideas estereotipadas. Muchas veces no sabemos reconocer a Dios en la modestia y humildad de las situaciones ordinarias. Dios está aquí, y le buscamos fuera.
-“Y aquello les resultaba escandaloso”. ¡Sin haber hecho nada malo, Jesús escandaliza! El perfecto, el inocente, el santo, provoca escándalo... Señor, ayúdame a soportar las perplejidades que también yo tengo, como Tú las has soportado.
-“No hizo allí muchos milagros, por su falta de fe”. Sorprendente respeto a la libertad. Dios no fuerza las consciencias (Noel Quesson).
El problema siempre es el mismo: educación. De una parte, parece que todo está por hacer, que se pierden valores… de otra, hay algo que llevamos dentro en los genes, que va mejorando con lo que hemos recibido, y se transmite por los hijos, por la biología, además de la educación que se da día a día, con el ejemplo y la palabra… Jesús, tú no lograste convencer a tus propios compatriotas, pero tu vida ha influido en cada momento de la historia, en mi vida, en la de los demás. El misterio del rechazo de la fe se une al de este desarrollo misterioso de la fe.
Jesús, al verte despreciado en tu tierra, que buscas a marginados, pecadores, enfermos y gentiles, algunos no te valoran. Deseamos ser instruidos por importantes catedráticos, por personas con prestigio que se expresen con grandes discursos. La sencillez del Evangelio choca con el mundo (Servicio Bíblico).
Una mujer me dijo un día: “ya puedo hacer de señora… después de acabar las tareas domésticas”. Me hizo pensar en la deformación del teatro del mundo, donde no es “señora” la que sirve, pues la “señora” tiene empleadas que hacen diversos trabajos… pensé en mi madre, en la Virgen… esclava del Señor. En Jesús, que no vino a ser servido sino a servir. En lo que nos recuerda el Concilio: “servir es reinar”. Y que esto no es lo que hay en el mundo, sino que sigue escandalizando, pues el señorío del servicio se deja para los pobres. Pues esa “pobreza” es la que predica Jesús… y si no la tenemos no entendemos su persona y su mensaje.

2. Estrenamos la lectura del Levítico, siguiendo la historia del pueblo de Israel. Después, seguiremos con el Libro de los Números, el Deuteronomio, Josué, los Jueces y Rut. El Levítico contiene muchas prescripciones relativas al culto y a la santidad de vida del pueblo de Israel: hoy y mañana leemos las fiestas del año y el año jubilar:
- Pascua, en el mes primero del año, el de Nisán, en la que se juntan las antiguas fiestas agrícolas de los ácimos y los corderos con el recuerdo de la liberación de Egipto;
- Pentecostés, a los cincuenta días, cuando, junto a la fiesta de las gavillas y los primeros frutos de la cosecha, se celebra la Alianza sellada en el Sinaí;
- la fiesta de la Expiación (Yom-Kippur), en el mes séptimo, ya en el otoño, con ritos de penitencia y ofrenda de sacrificios;
- la de las Tiendas o Tabernáculos, también en el mes séptimo, con ocasión de la vendimia, cuando se recuerda la marcha por el desierto, construyendo, para unos días, unas cabañas en el campo.
-“Estas son las solemnidades del Señor, las reuniones sagradas que convocaréis en las fechas señaladas”. «Solemnidades»... Es la primera palabra que podemos subrayar. ¿Tenemos HOY el sentido de «la fiesta», es decir del día excepcional que permite al hombre estar más contento, dejar el quehacer y el ritmo cotidianos, romper la monotonía y lo grisáceo de la vida? Cada domingo debería tener para nosotros ese carácter festivo. ¿Es para mí el «día de la alegría»? ¿Qué hago para procurar que sea también alegre y excepcional para los demás, para los míos? «Reuniones sagradas»... Es la segunda palabra de toda fiesta. No se puede hablar de fiesta en la soledad y el individualismo. Quien dice «fiesta», dice reunión, multitud. El término «ecclesia=iglesia» quiere decir precisamente «convocación». Es la «reunión» de cada domingo la que crea la Iglesia Todo culto verdadero tiene un carácter social, público, comunitario. ¿Me preocupo de seguir honradamente el ritmo de la comunidad, de aportar mi colaboración, mi participación colectiva? ¿Qué concepción tengo de la misa? ¿Una oración personal? ¿Una oración junto con otros? ¿Me agrada elegir una hora de misa muy comunitariamente vivida?
-“El mes primero, el día catorce del mes será la Pascua, fiesta de los Ácimos -de los panes sin levadura-. Fiesta de la primera gavilla de vuestra cosecha”... Dios espera ante todo al «hombre vivo»; ¡le pide aquí la ofrenda de su trabajo! ¿Está nuestra vida profesional separada de nuestro culto? ¿O bien, nos esforzamos en ofrecerla a Dios? Pascua ha pasado a ser una fiesta cristiana: san Pablo subrayará que Cristo es nuestro «pan ácimo», y nosotros lo somos con El (I Corintios 5, 7)
-“Cincuenta días después es Pentecostés”: Esta fiesta conmemoraba el don de la Ley en el Sinaí, en la tempestad y el fuego. El Espíritu Santo preparaba así la efusión que quería dar a los hombres a través de la Iglesia.
-“El día décimo del séptimo mes, es la fiesta del Kipur... Ayunaréis y ofreceréis manjares en sacrificio”. Es muy hermosa esta celebración del «perdón», del «gran perdón» de Dios a los pecadores. Nuestras celebraciones penitenciales, nuestras confesiones, ¿son una fiesta?
-“El día quince de ese séptimo mes celebraréis durante siete días la fiesta de las Tiendas en honor del Señor”. No olvidemos que Jesús celebró todas esas fiestas judías. Fue durante esos días festivos según san Juan 7,2-14 cuando Jesús levantó la voz en medio de los peregrinos para decirles: «Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba. El que crea en Mí, de su seno manarán ríos de agua viva.» (Juan 7, 37).
Se constata un poco por todas partes que los jóvenes se aburren en la misa. Sin embargo la «liturgia» debería ser un lugar de expresión corporal: el alma humana tiene unas profundidades que sólo el rito puede alcanzar... es preciso pues que nuestra Fe «cante», se exprese por medio de gestos y de símbolos (Noel Quesson).
3. El salmo resalta la parte litúrgica: «acompañad, tocad los panderos... tocad la trompeta... aclamad a Dios, nuestra fuerza: yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto». En todas las culturas y religiones, la fiesta es un elemento valioso en la dinámica de la vida de fe comunitaria. Celebramos fiestas, como recuerda el salmo: "Tocad la trompeta por la luna nueva, que es nuestra fiesta". Celebramos la historia de la salvación, la libertad: "Clamaste en la aflicción, y te libré". Hay un compromiso divino, una alianza: "Escucha, pueblo mío. (...) Ojalá me escuchases, Israel (...). Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer. (...) Ojalá me escuchase mi pueblo"…

Llucià Pou Sabaté

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