sábado, 25 de julio de 2009

¿Por qué el sacerdote no puede optar por el matrimonio en su vocación?

    Me propongo decir 3 cosas debido a la polémica que surgió en
estos días en algunos ambientes: 1) que el sacerdote ya está casado,
2) conveniencia de este "matrimonio", y 3) actitud ante otros
enamoramientos.
    1) Cuando se conoce que un obispo o sacerdote tiene relaciones
conyugales, dimite de sus encargos. Esto viene de antiguo, pero cuando
hay crisis de fe cuesta perseverar: donde muere la fe, muere también
la continencia. Opiniones de moda mantienen que una persona no puede
ser madura ni realizarse si no es sexualmente activa: eso resulta poco
tolerante, y basta ver la proliferación de desamor que hay entre
parejas e hijos. La realización personal es un tema complejo, unido a
la felicidad, que no depende de la búsqueda del placer sino de tener
un corazón enamorado, saber lo que se quiere (tener un ideal) y
fortaleza para perseverar a pesar de las dificultades.

    2) Toda persona  puede decidir ser célibe; de entre éstos, la
Iglesia latina escoge sus sacerdotes. Como Jesús esposo de la Iglesia,
el sacerdote se debe a todos, no a la atención diaria de una única
mujer, de unos hijos en exclusividad. Cristo instituye en su persona
un sacerdocio nuevo y algunos le siguen para estar con Él y asimilar
su vida, pero esto no todos lo pueden entender, y así como la unión
conyugal obliga a cada uno de los cónyuges a amar al otro en forma
exclusiva y excluyente, como Cristo a la Iglesia, así se compromete
también el sacerdote. El sacerdocio no es una profesión sino un estado
de vida. Un sacerdote ya está casado y no puede entregarse a una
mujer, pues tiene un solo corazón y un solo cuerpo, necesita el
corazón libre para amar a todos como Jesús ama a la Iglesia, con
disponibilidad, generosidad en el amor, amplitud y trascendencia; me
decía uno que Jesús no hubiera podido sacrificarse en la cruz por amor
a nosotros si dejaba esposa y un par de hijos. ¿Nos imaginamos a Jesús
casado? El sacerdote ha de estar para todos al igual que Él, también
podrá decir: mi familia son ellos.

    3) Esto tiene muchos gozos pero efectivamente conlleva una cierta
soledad, ser pájaro solitario puede resultar difícil, ahí está la
libertad, alguno puede volver y hacer su nido y rehacer su vida, no
hemos de juzgar a nadie, es volar de otro modo. En resumen, todos en
la Iglesia, sacerdotes y laicos, han de buscar la santidad en su
estado, pero sin ser sentimentales, hay que reposar los afectos para
encontrar el fondo del corazón: el hombre cauto medita sus pasos en la
oración. Casado o sacerdote, tendrá que cuidar su corazón.

    Llucià  Pou Sabaté